Partida Rol por web

 -¿Qué tal todo por aquí? Recordad que al fin ha llegado el gran día y que debe estar todo perfecto, o a Inniya le van a volver loca los nervios. ¿Dónde hace falta que eche una mano? -dije a los sirvientes que había en las cocinas, ultimando los detalles. 

Había más ajetreo del que esperaba en las cocinas.

Los cerdos están hechos y solo falta colocarlos tal como el chambelán ordenó. Recuerdas que Greta comentó que, se servía la comida demasiado temprano, incluso antes de la llegada de los invitados. La boda tenía que acabarse a las dos de la tarde y al final se acabó cerca de las cuatro, la comida tenía que haber llevado justo después de la llegada de los invitados. La comida del salón debe de estar fría y tal como estaban las cosas cuando marchaste, es posible que los invitados lo tomen como una grave ofensa.

Empecé a colocar sobre los hornos los diferentes platos que aún faltaban por servir, de manera que no se cocieran pero sí que cogiesen calor para no ser servidos fríos. Lo último que quería era que el banquete de la boda fuese un chasco, y menos por mi culpa.

Esperé un rato hasta que los primeros cerdos empezaron a estar en su punto, mientras esperaba que apareciese alguien en las cocinas. Me parecía raro que nadie se hubiese parecido. Si no aparecía nadie, no podría llevar yo todo el resto de platos al festín.

- Niziya ve entrar en la cocina a Mariana, ayudada por Maserrak. Mariana tiene la boca ensangrentada y es obvio que le han roto la mandíbula, debería de estar desmayada, y no caminando por su propio pie, pero al parecer la mantiene su orgullo.

- El pequeño Tiberiu Radomir Szantovich entra en las Cocinas, en post de Mariana y Maserrak.

-¡Dios mío! -grité, dejando a un lado uno de los cerdos que estaba calentando- ¡Mariana! ¿Qué ha pasado? ¿Estás bien?

Me acerqué a ella para intentar ayudarla un poco a caminar y a sentarse.

Entré a trompicones en la cocina, buscando un taburete donde poder dejar al ama de llaves. En cuanto puede hacer que se sentara advertí la presencia de Niziya que, lógicamente, se mostró alarmada por la situación.

- Niziya, necesito agua caliente y paños ¡Rápido! - le dije, por el momento no creía poder hacer mucho más.- Tiberiu ¿Quieres ayudar? Seguro que si ¿verdad? Pues debes hacer algo por mi, ve al patio y dile a Lindor que debe venir aquí de inmediato, y tú vuelve con él ¿podrás hacerlo?

Estaba seguro de que podría y además querría hacerlo, Tiberiu era un niño muy inquieto al que le encantaba tener el protagonismo. Traería a Lindor y además evitaría que tuviera que ver de cerca la herida del ama de llaves, aún no sabía si mi intervención tendría que ser más drástica, pero era mejor tratar de evitar que los niños tuvieran que presenciar aquello.

El pañuelo que me han dado ya tiene que estar empapado con mi propia sangre. Sangre que me he tragado también para no escupir.

Ese niño es demasiado valiente, si pudiera le sonreiría, pero sólo puedo decirselo con los ojos.

Sentada en el taburete espero, casi no puedo ni sujetarme ya. Creo que terminaré desmayandome, duele pero no tanto como el hecho de haberle tratado con la deferencia que tenía que hacer y que me haya golpeado.

Decidiamente ese engendro, ese monstruo no era un señor como le había llamado y tratado.

Tan pronto como pude, llené una cazuela con agua y la puse a calentar sobre el horno, que ya estaba caliente, y saqué unos cuantos paños de cocina de uno de los estantes. Se los acerqué rápidamente a Mariana, y le puse uno en la cara sustituyendo al pañuelo que ya traía.

-A ver, Mariana, déjame que te ponga esto...

Puse el resto de paños en uno de mis bolsillos mientras atendía a Mariana.

-¿Qué ha pasado? ¿Puedes hablar? No, mejor no lo intentes... -dirigí mi mirada a Maserrak -¿Ha pasado algo? ¿Hay algún herido más? ¡Dios mío, mis niños están allí!

En cuanto los otros siervos que andaban ayudando a Niziya, vieron lo ocurrido, se apuraron aún más en tener todos los platos preparados y listos para servir.

- Niziya, todo está listo, tanto los cerdos como los faisanes. Eso sí, no quedó ninguno poco hecho, ya que, para mantenerlos calientes, estuvieron más tiempo en el horno. 

En ese momento la vida de todos estaba en peligro.

El servicio seguía ajeno a los peligros que entrañaban los invitados, alguien debió haberles avisado de lo que podía ocurrir, pero supuse que ese alguien no lo consideró importante.

- Niziya, haz el favor de darme los paños, voy a limpiar esa herida - dije extendiendo la mano para recoger los paños.- Necesito que hagas algo importante, Niziya, debes ir al salón y traer a todos los sirvientes aquí, debo avisaros de algo antes de que sirváis la comida. Es muy importante que pase lo que pase sirváis a los invitados sin decir una palabra, no digáis nada a menos que se os ordene ¿has entendido? Es muy importante... Ahora ve, y date prisa.

Me giré para volver a lo que me había llevado hasta allí. Retiré con cuidado el paño que recogía la sangre para observar el estado de la herida, después humedecí otro paño con el agua caliente y limpié la sangre para verlo mejor.

- Puede que os duela un poco pero debéis aguantar - le avisé antes de ponerme manos a la obra.

De puntillas, intentando bien por morbo o inocente curiosidad ver la herida, asintió decidido a la petición de ayuda de su maestro. Tras un último intento de ver tras la mano y el pañuelo rojo que terminó en fracaso Tiberiu salió corriendo por la puerta de la cocina hacia el patio en busca de Lindor, tal y como le habían pedido.

Le miro y al notar el roce simplemente  echo el rostro hacia atras. No puedo notar mas dolor.

Veneno es lo que deberian llevar en la comida, para que murieran entre terribles sufrimientos y con las tripas reventadas de sangre.

Le miro a los ojos y asiento, no creo que me duela mas y ademas hay un niño, no puedo ni gritar, no deberia asustarse

Algo malo estaba ocurriendo. No sabía con certeza qué, pero asentí con la cabeza y me marché caminando lo más deprisa que pude sin llegar a correr para no llamar la atención, de camino al salón para avisar a los demás. Mira que lo habíamos hablado hacía sólo un rato, mientras preparábamos los últimos platos... que algo malo iba a pasar... Salí de las cocinas esperando que Mariana se pusiese bien y que todo hubiese sido un malentendido. De verdad que esperaba que esto pasase pronto. 

Rápidamente, el hijo de Dubieta, Tiberiu, sale al patio siguiendo el encargo del maestro Maserrak.

Cuando Niziya se disponía a salir, entran en tropel los criados Basarab, junto con Innya, Pavetta, la sirvienta Elena, el sirviente Cyrus y Visany.

En las cocinas se encuentra el ama de llaves Mariana en un taburete, siendo atendida por el maestro Maserrak. Así mismo, también está Niziya, que se disponía a salir. 

Entra Visany liderando a los otros sirvientes, portándo una de las bandejas con albóndigas y el muñeco de faísan. Se notaba la grasa de cerdo, en las que se habían freído, por haber estado servidas desde hace mucho. La boda tenía que acabar a las dos y son las cuatro y media.

- Venga, daros prisa en llevar la comida caliente. - les digo espoleándolos. No podemos hacer esperar más a los invitados.

Dicho esto miro a Maserrak.

- Maese Maserrak, ¿cree que podrá hacer algo con ella? - le pregunto. Si necesita cualquier cosa digamelo.

Realmente me importaba más bien poco lo que le pasara a Mariana pero algo en mi interior me espoleó para decir la anterior frase.

Tras esto empiezo a repartir bandejas con los platos calientes a mis tías y a Greta y Elena sin perder detalle de lo que hacen los sirvientes del Boyardo pues no me fío de ellos al igual que no me fío de su señor.

La vida de mi hermano está en sus manos en este momento gracias a la estúpida idea que se le ocurrió de coger el cuchillo para intentar clavarselo a vete tu a saber quien.

Según las instrucciones de Cyrus, el resto de sirvientes Basarab se distribuyeron y cogieron bandejas de comida para ayudar al servicio habitual del castillo. Cyrus se acercó a Visany y le comentó:

- Ayudaremos a llevar bandejas, y lo que haga falta. - dicho eso, Cyrus recogió otro par de bandejas y se preparó para cargar con ellas como el resto del servicio. Por un instante la mirada de Cyrus se desvió hacia el Ama de llaves... los ojos de Cyrus delataron cierta lástima por ella pero el resto de su rostro ni se inmutó. - Lamento lo ocurrido. - musitó en un suave susurro. Él más que ningún otro de los presentes sabía lo que era ser maltratado físicamente por un Basarab. Con el paso de los años su cuerpo se había vuelto más resistente, pero el Ama de llaves era una mujer mayor... El golpe del Boyardo no había sido un buen acto, pero Cyrus no era quién para discutir eso, o para planteárselo ni siquiera.

En cuanto Visany estuviera listo y cualquiera de los sirvientes del castillo se lo indicara, la comitiva Basarab partiría de nuevo en dirección al salón principal.

-¿Cómo está Mariana?-dijo Innya según entró la comitiva en las cocinas- por nuestro señor Jesucristo...te prepararé algo para paliar el dolor en cuanto pueda, querida-hizo una mueca de sincero dolor por el castigo inmerecido de la mujer. Bárbaros de costumbres bárbaras...

Pero no tenía tiempo que perder.

- En las cubetas sobre las brasas más frías se encuentra el vino especiado, rellenad más jarras y llevádselas a los invitados- dijo  a algunos sirvientes- los cerdos con la guarnición de chirivías y las zanahorias hervidas en vino de comino junto con la calabaza tienen salchichas en sus gargantas,procurad que los invitados se den cuenta de que tienen las gargantas cosidas, no queremos que se pongan a masticar el cordel con el que están cosidas... y cuidado de no verterlas tropezando asíque llevad los cerdos entre dos sirvientes como poco.Llevaos cinco cerdos y distribuidlos, si es necesario se llevarán más según se necesite.-aunque el relleno de los otros cerdos no era más que salchichas de las tripas de los primeros cerdos servidos tal y como disponían cinco cerdos más de hojas de laurel como lecho y otros cinco cerdos con romero en vez de laurel.

La mujer se retiró a un lado para dejar que algunos cuatro cerdos murmurando con consternación que el retraso había sido mayor de lo que ella había calculado, el protocolo, el banquete, todo se había ido al infierno y el mayor de sus sobrinos era ahora una presa para recordarles cual era su lugar. Rezó interiormente para que su familia no sufriera daño, era su responsabilidad y cargaría con el castigo pero solo ella, añadió a sus pensamientos con un nuevo vistazo a Mariana, cubierta por el cuerpo de Maserrak mientras atendía las secuelas del soberbio bofetón

-Visany, el faisán deshuesado y troceado más hecho es el más adecuado para las damas y los niños, reparte uno cerca de la señora Svitlana y su hija, si el niño come con su abuelo, éste no permitirá que se le trate como a un niño pero aun así deja un faisán cerca.-tomó uno de los platos que le pasaba Visany- el faisán menos hecho lo dejaré cerca del señor Deli y eeste otro-dijo alargando el determinante al extenderse para tomar otro de los faisanes- lo dejaré donde se supone que deberán sentarse los novios.

Insipiró hondo y alzó la cabeza procurando mantener la mente fría. 

-Los Basarab-dijo mirando hacia Cirus- cuando necesiten más vino, más carne... no esperéis a que el resto demos el permiso, venid y tomad lo que necesitéis-dijo procurando que se enteraran todos- los barriles de vino volcadlos en las cubetas metálicas para que se caliente según se vaya acabando y que esté preparado para la siguiente ronda los de rosas tienen una muesca para distinguirlos del especiado... y no toquéis los dulces hasta que sea oportuno servir los postres.

Empujó con las caderas la puerta de la cocina cargando con los dos platos.

- Gracias. - asintió Cyrus ante las palabras de Innya. Era reconfortante que alguien te entendiera de vez en cuando. Por un instante Cyrus valoró cómo serían las vidas de los sirvientes del castillo del Duque... no parecían ni más contentos ni más miserables que los criados Basarab... aunque tampoco parecían haber recibido maltrato físico, al menos hasta la aparición del Boyardo.

Cyrus hizo un par de gestos al resto de Basarab que ya habían cargado con bandejas y jarras de vino, y todos se encaminaron en pos de Innya de nuevo hacia el salón principal. Esta vez Cyrus confiaba en que la comida caliente y el vino aplacaran los humos de su señor... No quería ser él quien estuviera cerca si despertaba su ira.