Partida Rol por web

Con su pregunta miré a Evan como si estuviese en la parra. Puse el dedo sobre el dibujo y di algunos golpecitos en él.

—Un experimento de él —aclaré lo que para mí era obvio. 

Luego resoplé entre dientes. Di otra calada al porro y al dejar ir el humo lentamente mis ojos se fueron tras él hacia la ventana. 

—En cuanto me acabe el peta avisaré a Maddie para que nos eche una mano. Y le preguntaré si Andy puede ayudarnos también. ¿Cuándo queréis hacerlo? —con la pregunta volví a mirarlos a ellos, primero a Oliver y luego a Evan.

Ver que mi análisis no era más que una broma para Oliver me molestó un poco. Era consciente de que la situación me tenía un poco más irascible de lo normal, pero me daba la impresión de que el tipo no estaba entendiendo nada.

—Intentemos mirar —concedí al final. Era cierto que no nos haría daño si podíamos observar primero. Entonces me puse en pie y me dispuse a empezar a preparar las cosas. Necesitaba estar activo. Las siguientes palabras de Oliver, sin embargo, me hicieron mirarle un instante, aunque prefería callarme lo que pensaba. A quien sí contesté fue al porrero.

—Hay los mismos motivos para pensar que somos un experimento de él, que para pensar que lo somos de otra persona y él sólo nos manda el aviso —le dije, y puestos a decir cosas absurdas, decidí añadir una más. Con un poco de suerte el drogadicto se quedaba pillado dándole vueltas y no daba la coña en un rato—. A lo mejor él sólo es el ayudante de laboratorio piadoso, que sabe que su jefe va a cargarse a las ratas al acabar e intenta salvarlas —enuncié antes de suspirar—. Hagámoslo cuanto antes.

Yo lo haría cuanto antes, Aiden, querido.

Oh, si. Oliver sentía la tensión entre los tres. Pero se iba acomodando en niveles estables, sin estallidos violentos. Era algo constructivo, incómodo en el buen sentido.

Imaginaba que sus compañeros hacían algo parecido (piensa el ladrón que todos son de su condición, dicen), pero él se puso a alimentar y redirigir esas fuerzas de forma elemental, mundana y casi sin darse cuenta, dado que ya iba conociendo bastante bien su comportamiento.

Pero primero miraremos intentando ser sigilosos. Se sonrió. Ya estaba siendo "constructivo" anotando todo aquello que sirviera como elucubración o punto de interés sobre lo que estaba pasando, a modo de tormenta de ideas, para que todo el mundo pudiera recordarlo. Quizá pudiera ser interpretado como un sutil insulto, pues hacer listas a un iniciado de la esfera de la mente era...

Pero ni se daba cuenta: estaba acostumbrado y cuando quería mostrarse cooperativo hacía esas cosas.

También mostró a los demás su signo, y se puso a trabajar en su parte del efecto que iban a hacer. Y, lo primero:

¿Qué deseamos conseguir? Mirar, primero, supongo, y conocer todo lo posible de este hombre, sin que él mismo se de cuenta.

Entonces hizo algo en su terminal y sobre la pantalla apareció el siguiente gráfico.

Esta, explicó, sería la representación más sencilla posible del diagrama básico de percepción que utilizaría Frankie para escanear a nuestro objetivo. Se adapta a varios símbolos que podéis usar, y es un desarrollo del triskel que usamos la última vez. Los "colores", las "curvas" del modelo real, es obvio, representan la vibración perceptible por nuestros seis sentidos y mucho más aún. Si lo quisiera dibujar de verdad tendría que hacer un dibujo tridimensional, para comenzar. En fin, que lo que aquí hay es una representación simple del mismo. Vale para entendernos, ¿no? Es un círculo cromático un poco sofisticado.

¿Os valdría como conexión para vuestros métodos, Evan, Aiden?

Esas celdillas del modelo con los colores representando todo el espectro vibratorio del que era capaz el terminal, y abarcando tres dimensiones (límite teórico, el espacio tridimensional al completo, límite práctico, el planeta tierra, y eso con varios días de trabajo y muchos riesgos), funcionaban como vectores matemáticos que hacían un efecto "ojo de mosca" y daban pequeñas pautas por separado que, una vez reconstruídas, constituían una "imagen" (entrecomillamos, porque sería una representación que abarcaría los seis sentidos) coherente.

Me temo que nos va a subir la factura de la luz, añadió, hablando para si.

Tras escuchar a los dos que querían ponerse manos a la obra cuanto antes, le di una calada más larga al porro, decidido a terminármelo antes de hacer nada más. Evan se enredaba cogiendo una idea simple y retorciéndola para darle la vuelta. Nada del otro mundo, eso es lo que hacían siempre los abogados. Me encogí de hombros en su dirección y solté el humo hacia la ventana. 

Luego miré el dibujo que mostraba Oliver en su terminal. Más apropiado para acuarela que para carboncillo, estaba fuera de mi estilo... pero en la carrera había dibujado círculos cromáticos hasta el aburrimiento. Podía pintar algo parecido y usarlo para conectar.

Di otra calada y apuré el peta. Lo apagué en el cenicero y dejé ir el humo.

—Vale, pues voy a decirle a Maddie que vamos para allá y a despertar a Andy para que nos ayude. —Me puse en pie—. Pero ya os aviso que no creo que podamos utilizar el nexo para sondearlo sin que se entere. He estado estudiando ese vínculo y aunque aún hay algo debajo que se me escapa... esto va en ambos sentidos —expliqué, haciendo un gesto circular con el dedo que nos envolvía a los tres y luego hacia el aire vacío. Hice una pausa breve y asentí con la cabeza hacia Oliver—. Pillaré una brocha para pintar los colorines, ¿vais pidiendo un uber?

No dije nada cuando Oliver volvió una vez más con lo de ser discretos, como no lo había hecho la vez anterior. Había aprendido a no llevarle la contraria cada vez que volviera a un tema. Si tenía que hacerlo, nos tiraríamos horas hablando en círculos. Ya se daría cuenta de la realidad.

Luego, cuando nos enseñó el dibujo de colores y empezó a explicarse, contuve la expresión de incredulidad.

—¿Esa es la representación más sencilla? —pregunté manteniendo la seriedad. Luego dejé que acabase antes de negar con la cabeza.

—A mí no me vale de nada —comenté—. Pero Aiden puede dibujarlo sobre un símbolo de verdad —propuse—. Eso sí serviría —afirmé, prefiriendo no entrar en la explicación de cómo todo aquello demostraba que no entendían nada de cómo funcionaba la magia.

Después de eso hice un gesto con la cabeza una vez el porrero terminó de hablar. No quise restregarle por la cara a Oliver lo que el fumeta había dicho del vínculo: con que lo hiciera él era suficiente, y yo era más elegante que eso.

—Vamos en mi coche —propuse como alternativa—. Os recojo en la puerta.

El camino hasta el apartamento de Maddie fue silencioso y solemne. Con el paso del tiempo, sólo Aiden frecuentaba el lugar en el que os habíais conocido por primera vez, y aquel momento parecía lejano y alejado de todas las preocupaciones del mundo. El edificio no había cambiado mucho por dentro o por fuera. Cerca a la puerta del apartamento de Maddie, podéis sentir el aroma cálido de su interior que sólo se fortalece cuando ella os invita a pasar. Al entrar, ella os ofrece una taza de té.

Se muestra preocupada y seria, pero se guarda sus pensamientos, aunque todos podéis sentir la turbación de su mente. Finalmente os pregunta. -¿Qué... qué ha sucedido? ¿Habéis... habéis soñado con Antony?- pregunta finalmente. La mención de su nombre es como una aguja invisible que os recuerda esa enorme e invisible espada de Damocles que pareciera pender sobre vuestras cabezas y sobre la que tenéis más preguntas que respuestas en este instante.

-¿Cómo puedo ayudaros?- ofrece, mirando a su pupilo Aiden principalmente. Sabéis que Maddie hará lo posible para respaldaros y ayudaros. Era parte de su naturaleza en últimas, siempre dispuesta a tenderos una mano. Ella misma se parece a aquel edificio en donde vive: apenas si ha cambiado desde esa primera vez, y siempre parece tener una taza de té a la mano para ofrecer a sus estudiantes. 

Durante el viaje

Todos los vínculos funcionan en ambas direcciones, pensaba Oliver, que imaginaba que Aiden también se estaba tranquilizando a base de charlar.

Oliver notó también cómo Evan evitaba entrar en un bucle, con lo que le hubiera gustado seguir con aquel debate esteril (el viaje en coche siempre le ponía nervioso, y las discusiones le ayudaban a sobrellevarlo).

Es la representación más sencilla para mi, evidentemente. En el tono plasmaba (y, oh, cuántos matices se podían poner en el tono y en en las formas a un mentalista como Evan sin hacer ni una pizca de magia) cómo pensaba en la absurda sencillez de los métodos que usaban los maestros de Evan, simples esquemas que se mantenían en su fase primitiva, sin crecimiento ni desarrollo, de manera artificiosa, como quien constriñe a un magnífico roble para convertirlo en un bonsai. Yo la complicaré desde ese punto. Supongo que tú y Aiden la podéis simplificar. En esa forma se puede inscribir una espiral, o una ese, o un triskel... Símbolos relacionados con la luz, con la búsqueda, con la iluminación. Le miró con aire paternalista, para ver si le provocaba un poquito más.

En casa de Maddie

Oliver dejó avanzar a sus dos compañeros delante, y permaneció en un segundo plano excepto para agradecer -muy sinceramente- a la mentora del chaval que les diera apoyo, aunque fuera apoyo moral. Y ayudaba saber que sus tazas estaban tan limpias...

Tras salir de la cocina me fui directo a mi cuarto a por el móvil. Llamé a Maddie para avisarle de que íbamos hacia su casa, si le parecía bien. No le di muchos detalles, sólo que habíamos tenido un sueño raro y queríamos que nos ayudase a hacer un ritual. Aunque sí que le pedí que preparase algo que pudiese ayudarnos a abrir la mente. 

Luego llamé a la puerta de Andy y lo desperté. Le conté en pocas palabras lo que había pasado y que íbamos a ir a casa de Maddie. Le pedí que viniese con nosotros, no quería dejarlo allí solo. Además, podía sernos de ayuda si quería. No en vano llevaba compartiendo con él todo mi mundo desde que había despertado.

En el coche no hablé mucho. Iba mirando por la ventanilla ensimismado con el paisaje de la ciudad. No podía quitarme la sensación funesta de que daba igual lo que hiciésemos, todo lo que nos esforzásemos. Al final íbamos a terminar cayendo en el pozo, uno a uno. 

En algún momento miré a Evan en el asiento del piloto. 

—Si me dices qué símbolo te serviría puedo intentar integrarlo entre los colorines de Oliver —le ofrecí.

Junto a mis pies llevaba una mochila llena de pinturas de colores, una brocha y un par de pinceles gruesos. En los bolsillos los carboncillos y el papel con el dibujo del tipo del sueño. Evan le había enviado ya el mensaje con la foto a Maddie, pero lo había cogido por si acaso. 

Al verla hice mi mejor esfuerzo por parecer menos sombrío y sacar una sonrisa para ella. Me acerqué y le di un beso en la mejilla al entrar. 

—Con Antony no. Con el tipo del dibujo que te envió Evan hace un rato, ¿lo viste? Nos advertía en sueños. Decía que estamos en peligro y que teníamos que encontrar la verdad antes de que nos encuentre ella a nosotros. —Luego me encogí de hombros y señalé con la cabeza la mochila que llevaba colgada—. Queremos hacer un ritual para intentar contactar otra vez con el quinto. 

Al llegar con mi coche a buscar a los otros me quedé en el asiento del conductor, esperan a que se apañasen para meter la silla de Oliver en el maletero y todo eso. Yo ya había puesto el vehículo, después de todo.

Durante el viaje decidí centrarme en la conducción y no entrar al trapo al oír cómo el hombre volvía una vez más al tema de los símbolos. Sí contesté, sin embargo, a Aiden.

—Hago yo lo mío, y con que luego no me lo emborrones me vale. Haz lo que quieras alrededor, pero mantenlo como centro —enuncié, esperando que pudiera al menos adaptarse en eso.

Luego, ya en la casa, tras ver a la mentora del porrero y escuchar su recibimiento negué con la cabeza ante su pregunta. Aparté la mirada, dejando que fuera Aiden quien respondiera.

—Quizá ese quinto ha soñado también —enuncié entonces—. Pero si está solo, ni sabrá qué buscar. —Miré entonces a la mujer—. Cuando quieras empezamos. Esta vez voy a participar.

Naturalmente -añadió Oliver puntilloso, que venía un poco picado porque no le habían hecho caso durante el viaje en coche- podría ser una presunción confundir al hombre que hemos visto en sueños con el Quinto. Así que habría que centrarse, pues si queremos contactar con el Quinto para mi no es lo mismo que si queremos contactar con ese hombre. Yo, por lo menos, necesito precisión. A veces es más importante qué se le pregunta al oráculo que cualquier respuesta que te pueda dar, ¿no es así?

Madeleine se quedó silenciosa. Le responde a Aiden -Te prepararé Yahé pero...- y bajo la voz un poco. -... Esto no parece una buena idea. Estáis tratando de dar con alguien sin saber quién. Podría ser una trampa- dice mirándoos con preocupación. Pero en vuestro tiempo juntos habéis aprendido a conocerla lo suficiente como para saber que os ayudaría en lo posible, aún si ella no está completamente de acuerdo.

-Antes... antes de que comencéis. Hay algo que quiero que véais- dice mientras saca su móvil, hace algunos movimientos y al cabo de unos momentos y os pide que os acerquéis, bajándolo un poco para que incluso Oliver pueda verlo. Hay un video de youtube que parece captura de un telediario.

-Hace unos días encontraron un cadáver cerca a Birmingham. En estado avanzado de descomposición, de un hombre. Pero no quería deciros nada porque... bueno... hasta... hasta esto. Salio al aire anoche en Birmingham- dice y empieza a reproducir el video, que es el clip de una noticia.

"Las autoridades han identificado el cuerpo del hombre encontrado a las afueras como Jonathan Higgins, cyber-activista buscado desde hace algunos meses por varias actividades ilegales, entre las que incluían la apropiación de información de varias bases de datos de entidades bancarias." Al tiempo que estaba el reporte, se mostraban varias imágenes de sectores campestres en dónde asumís se había encontrado el cuerpo. Luego, se muestra la fotografía de un joven de no más de 30 años, que reconocéis inmediatamente con Anthony "La hipótesis preliminar de las autoridades es que se trató de un ajuste de cuentas entre algún cliente insatisfecho. Si bien las causas de la muerte no han sido completamente esclarecidas, la Scotland Yard sigue investigando el caso y ha ofrecido una recompensa para quien provea información sobre el crimen que permita aclarar las últimas actividades de Higgins".

Maddie guardó silencio y os observó, esperando que comentárais lo que acababa de mostraros.

-Jo, pues si ha sido un cliente de él, a lo mejor no tiene nada que ver con vosotros. Ya sabéis, el secuestro, la camioneta, todo... suena a cosa de mafiosos rusos. A lo mejor sabía demasiado- dice Andy, rompiendo el tenso silencio, habiendo permanecido en silencio hasta entonces. -¿Aiden? ¿No estás de acuerdo? Vamos tío... que quizás no es tan grave- dice, sin sonar ni convincente ni convencido al respecto, pero con un tono de última esperanza en las inflexiones de sus palabras.

El silencio mortuorio se podía palpar y cortar con un cuchillo. Todos volvieron a sentir la negra depresión de aquellos días, el dolor en el pecho. La mano de Oliver estaba aferrando su chaqueta a la altura apropiada. Pero la voz de Andy le sacó de su ensimismamiento. Al menos le sirvió de asidero para auparse y salir de ese pozo.

Quizá... Andy había dado en el clavo o, quizá en un clavo. Queridísimo Andy, comenzó Oliver, creo que acabas de abrir una línea de investigación. De momento, que sepas que si que tenía que ver con nosotros, ¿de acuerdo? Sin embargo, alguien interesado en Anthony podría haberse hecho cliente suyo o, al menos, haber establecido algún tipo de relación.

¿Habían explorado ya esa vía? Oliver no se acordaba. Había peinado sus archivos, y todavía los tenía por ahí. ¿Estarían todavía activos sus correos? De pronto se animó.

Gracias Madeleine. Parece que yo era el único que pensaba en algo parecido, miró a los otros dos, en que todo esto era demasiado aventurado como para no ser sigilosos. Claro que no sabía muy bien como ser sigiloso. Pienso que puede ser cualquier cosa, buena o mala. Intentaremos mirar, solamente. Esperemos que quien quiera que sea no esté mirando cuando lo hagamos nosotros.

La preocupación de Maddie por nosotros ponía un toque de calidez en la desesperanza que reinaba en mi interior. Sin embargo, el vídeo que nos mostró después la apagó como un cubo de agua. Mis labios se apretaron y mis ojos fueron perdiendo el brillo a medida que la voz informaba sobre el asesinato de Antony. 

Y entonces pensé que era cuestión de tiempo. Que seguro que habíamos dejado atrás pistas que llevarían a la policía a nosotros. La mujer que habíamos visto en el portal nos denunciaría. Encontrarían nuestras huellas en su apartamento. Nos detendrían y los que habían matado a mi colega lo tendrían aún más fácil para venir a por nosotros. 

Resoplé por lo bajo hasta vaciar mis pulmones y sólo la voz de Andy me hizo aterrizar de nuevo en el piso de Maddie. 

—Sí que es grave, tío —declaré, desanimado—. Si nos ha avisado un viejo en sueños y todo. 

Luego miré a mi mentora y me encogí de hombros con cierto aire resignado. 

—Tu premonición y el tipo del sueño son las únicas pistas que tenemos. Yo no creo que sea el quinto, pero sí creo que deberíamos encontrarlo. 

Con un nuevo suspiro llevé mis ojos hacia Oliver. La verdad es que por mí me volvería a casa y me metería debajo del edredón a esperar a que viniesen. Pero estaba seguro de que si lo hiciese Oliver no tardaría en meterme un par de gritos para espabilarme. 

—Da igual si está mirando o no. Si hacemos que vibre la cuerda que nos une, él notará el tirón. Y necesitamos esa cuerda para llegar a él.

──Entonces intentaremos que no vibre ¿no te parece? ── Plácido. Una vez pasado el trago, volvía a estar en su centro, Oliver. ──¿Se puede conseguir algo así, Madeleine?

Llegados a ese punto, tenía que hacer el acto consciente de evitar suspirar al escuchar algunos de los comentarios de mis compañeros cada vez que señalaban cosas que me parecían evidentes. Estábamos perdiendo el tiempo, un tiempo que quizá fuese valioso.

Mientras tanto, con los comentarios y miedos de Madeleine, mi ceño se frunció un poco. Esa mujer era una referencia, aunque sólo fuera por su dominio a la magia. La miré con cierto reproche, sin entender en qué ayudaba que nos ocultase información cuando aún andábamos tras la pista de Antony. Aunque cabía decir que no habíamos hecho muy bien nuestro trabajo si el cuerpo había sido encontrado y no nos habíamos enterado. Que usase otro nombre parecía algo que nos excusaba un poco... Pero tendría que tener una charla con el detective contratado, al menos para explicarle que sus servicios ya no eran requeridos.

Mire el vídeo junto a los otros, y durante unos momentos permanecí en silencio. Escuché a Andy cuando habló, pero no le respondí de inmediato, sino que miré a Aiden, como si las tonterías que el chico dijera fueran su responsabilidad, y me guardé mi comentario. «Claro», pensé, «Los clásicos mafiosos rusos que ni un grupo de magos con sus mentores son capaces de seguir. Y que no necesitan magia para colarse en el apartamento de un paranoico de la seguridad. ¿Cómo no se nos había ocurrido antes?»

—Probablemente se pueda —dije cuando Oliver hizo aquella última aportación—. Pero nosotros, con nuestro entrenamiento y capacidad, no. Y menos cuando no terminamos ni de ponernos de acuerdo en cómo lo vamos a hacer. —Emití un suspiro, un poco hastiado de esa conversación recurrente—. Si crees que puedes hacerlo, Oliver, encárgate tú. Te ayudaremos en lo que podamos. Si no, vamos allá.

—Madeleine —enuncié entonces, mirando a la mujer—. Puede que esto sea peligroso. Pero más peligroso sería no hacerlo, y ese vídeo solamente lo demuestra. —Miré a los otros. A veces me causaban tanto tedio que no tenía ganas ni de tratar de inspirarles o guiarles, pero a veces la situación requería que alguien tirase del carro. Y entre la actitud de Aiden y las dudas de Oliver, estaba claro que no íbamos a ningún lado—. Ese quinto nos necesita, y él nos conviene a nosotros. Si es responsable de algún modo de lo de Antony, o tiene algo que ver, ya le localizó a él: es cuestión de tiempo que haga lo mismo con nosotros. Si no lo es, más nos vale hacerlo cuanto antes.

-Con vuestra capacidad, podéis levantar algunas protecciones mentales, Evan- dice Madeleine, aún con su aire preocupada. -Y si quien intentáis encontrar tiene algún entrenamiento en Mente... en teoría, esta persona también podría. O incluso podría detectaros con mayor precisión, si es lo que está realmente buscando.- recuerda cautelosamente.

-Entiendo. Os ayudaré en lo que pueda ayudaros. Sólo... tomad todas las precauciones del caso. Ninguna de las cosas que está sucediendo ha sido casualidad. No entiendo cómo o de qué manera, pero hay algo mucho más grande sucediendo detrás de cada acontecimiento- dice críptica y suspira. Mira a Oliver. -Quizás, pero requiere más tiempo y esfuerzo. Un paso en falso y podríais empeorarlo todo. Lo mejor será que... toméis la decisión en cuanto estéis allí. Por ahora, te prepararé el Yagé- dice y camina hacia la cocina.

-Pues vaya, esto parece una historia de espías. Espías con magia, ¿no? Como los tíos que me has contado. Los pantalones negros o esos- dice mirando. Ante vuestros ojos, sus palabras parecen cargar la inocencia de los durmientes que empiezan lentamente a intentar comprender la complejidad y las sutilezas de un universo que son incapaces de ver como vosotros.

Andy guarda silencio y al final dice. -Yo... yo te ayudo- comenta, caminando detrás de Madeleine hacia la cocina, algo incómodo por la situación y seguramente por no poder aportar mucho en las discusiones que teníais.

Óliver asintió, cuando Evan le sugirió que dirigiera. ──Entonces, ──dijo, ──si deseáis que dirija yo el procedimiento, es esencial que nos pongamos de acuerdo en una cosa: ¿el quinto, o el sujeto del sueño? Recordad que la posibilidad de que sean la misma persona ambos es solamente una presunción, así que nos hemos de focalizar en una de las dos opciones. Yo optaría por el sujeto del sueño, pero me adapto a lo que me digáis.

Asentí a Madeleine con respecto a lo de las protecciones mentales. Era algo que normalmente tenía en cuenta, pero era cierto que en esa ocasión no estaría de más esforzarme un poco en ello.

—La diferencia —dije entonces— es que si esa persona no sabe que vamos a buscarla es más probable que no esté protegido precisamente en ese momento —expuse, pasando por un instante de sus miedos.

Después de eso me dirigí a Oliver.

—El quinto —señalé, dedicando un instante una mirada a Aiden para comprobar que estaba de acuerdo—. Además, si de verdad tenemos que defendernos de algo que no sea él, nos vendrá bien tenerlo a nuestro lado. No sólo por su capacidad, sino porque seguramente sea más fácil hacer magia con él cerca.