Partida Rol por web

El miliciano se acababa de poner verde, entrar en shock y vomitar todo en el mismo acto. Por suerte para ellos los refuerzos habían aparecido caídos del cielo. "nunca mejor dicho" pensó Alexander. Las hordas iban recortando el terreno que los separaba con su incansable movimiento. La única opción para ellos dos era utilizar la cobertura del fuego del caballero imperial para tratar de avanzar hacia el norte.

-Vamos Allen, ahora es cuando podemos hacer algo, deja de cagarte sinó quieres que coloque la palabra Miliano en mayusculas en tu tumba. - mientras hablaba iba colocándose el lanzallamas, en la posición perfecta para quemar a los malditos zombies. Con cuidado asomó la cabeza para tratar de ver algo entre el humo levantado por los disparos de ambos bandos y ver si alguno de sus enemigos asomaba por cualquiera de los edificios colindantes.

-Mantendremos la posición hasta que puedas apuntar un arma sin riesgo de que me pegues un tiro. -añadió a su pobre compañero.

Allen no pudo soportar la visión de aquellos engendros moviéndose por si solos, parecían sacados de sus peores pesadillas. Se dobló sobre si mismo y empezó a vomitar antes de caer hecho un ovillo. Un gran ovillo, pues casi llegaba a los dos metros. Su lanzamisiles había quedado olvidado a un lado, mientras, fuera había ruído de esas armas de energía que tan poco le gustaban, todo había sido demasiado para él.

Su compañero le estaba hablando, lo escuchaba lejano pues notaba los latidos en sus oídos como las trompetas del fin del mundo. Giró la cabeza hacia él como pudo mientras una baba espesa todavía le caía por una de las comisuras del labio. ¿Ha hecho una broma? intenta focalizar la vista pero no se atreve a moverse, podrían descubrirlos, podrían acabar como ellos...

Mantener la posición, sí, eso harían... Se queda agarrotado, cogiéndose las rodillas y vuelve a pegar la cabeza al suelo. Apenas si puede asentir a su camarada, está de acuerdo con todo lo que sea quedarse allí. Hasta que esa maquina del emperador los destroze a todos.

El caballero imperial soltó lo que parecía una especie de improperio o maldición en esa extraña lengua mecánica cuando comprobó (¿o quizás el piloto podía sentir?) los daños en el brazo. En ese momento, hizo lo más inteligente: retrocedió, protegiendo su espalda contra los edificios. Aunque en esta ocasión los zombies no dispararon, mientras comprobaba el estado del brazo decidió adoptar un perfil más bajo, y solo las ametralladoras pesadas dispararon, para un total de catorce impactos y varias bajas confirmadas.

Mientras tanto, los dos soldados aislados seguían aterrados, observando las acciones del coloso mecánico y rezando porque los zombies no dieran con ellos. No aún, al menos. 

Por un momento ver al Titán herido hizo que el miedo se apoderase de Alexander. La situación de su compañero tampoco ayudaba por lo que el especialista en armas sintió como el miedo daba paso al terror, el cual le paralizó por completo. Cayó de rodillas mientras trataba de no llamar la atención.

Por suerte el Caballero imperial disparó de nuevo  consiguiendo mantener los enemigos a raya, y con ello logró que Alexander recuperase el control de si mismo, aunque notaba un vacío en el estomago que le impedía actuar con su valor habitual.

-¿Oye Allen te encuentras mejor? Seguro que con todo lo que llevas vomitado ya estás casi recuperado. Creo que es mejor que sigamos manteniendo la posición hasta que podamos ayudar al Titán.

El Fezzorniano mantuvo la posición lanzallamas en mano.

Al otro lado de la larga calle, parecía que los de los talleres se defendían con uñas y dientes. Misiles y láser salían de la entrada, mientras un sonido de arrastre y varios gritos dieron con una de las hojas de la puerta de aquella nave de almacenaje cerrada. Si cerraban la otra, puede que ellos estuvieran a salvo... Algo que suponía un magro consuelo para vosotros, claro. 

Desde el quicio de la puerta, Alexander echó un vistazo a la calle. Ahora que ambos estaban recuperados era un buen momento para correr a refugiarse en la siguiente casa, tratando de seguir los pasos del Titán y así verse ayudados por el mismo mientras se hacía cargo de las hordas.

-Allen, el camino hacia el oeste está bastante complicado, creo que lo mejor es que sigamos al caballero imperial y tratemos de buscar supervivientes en la zona norte.

Su compañero ya era capaz de contener los líquidos en su estómago, por lo que parecía listo para empezar a moverse. No era bueno seguir quietos en el mismo lugar mucho rato. Lo que habían aprendido en combates previos era clave, hombre quieto es hombre muerto al cabo de un tiempo.

-Bien confío en que estés listo, a la de tres salimos hasta la siguiente cobertura.

Un último vistazo, todo parecía seguir igual.

-1,2...3, vamos!!

El caballero imperial se lanzó en una carga enfurecida hacia una de las hordas, empezando a despedazar con su temible y colosal arma sierra las masas de cuerpos. Pedazos de zombies volaban por doquier a su alrededor, mientras seguía bramando cosas en aquel desconocido idioma. 

Y eso habría sido lo más reseñable, de no haber sido por el zumbido súbito, algo que sólo podía significar un gran motor a reacción. No llegaron a ver a su origen, aunque sí sintieron sus efectos, cuando una terrible explosión sacudió el suelo a apenas unos metros de la puerta del taller. Volaron los cuerpos por docenas. Sea lo que sea, debía ser aliado.

Recuento de daños:

Aliados:

Caballero imperial: 87/90 estructura, crítico 3 en brazo sierra.

Enemigos:

Lantanita 4 taller: 11/40 magnitud.

Lantanita 5 taller: 6/40 magnitud.

Milicia 5 taller: 0/40 magnitud.

Milicia 11 taller: 0/40 magnitud.

Acechadunas 5 taller: 0/40 magnitud.

Acechadunas 6 taller: 6/40 magnitud.

Las cosas seguían estando muy complicadas para poder avanzar, las pocas opciones que tenían para sobrevivir tanto él, como Allen y los ayudantes pasaban por aprovechar el camino que iba liberando el Caballero Imperial. Por ahora la estrategia de no gastar munición para evitar llamar la atención de las hordas estaba funcionando. habían tenido unos momentos de pánico iniciales pero ahora parecían repuestos y preparados para continuar.

-Allen sigamos avanzando con discrección. Debemos de localizar el punto donde reagruparnos y tratar de llegar a él.

Allen siguió a su compañero improvisado, esperando poder retomar las comunicaciones lo antes posibles para recibir órdenes de donde se había reagrupado su pelotón o compañía. El soldado agarraba el lanzamisiles cargado con una mano mientras avanzaban.

Evitar entrar en combate por ahora parecía lo más sensato, por lo menos todo lo que se pueda evitar.

-¿Podemos ganar Alex, incluso el gigante imperial está siendo derrotado?- el miedo todavía atenazaba su voluntad y su resolución estaba mermada- tenemos que reagruparnos- estaba seguro que lo había dicho antes y se lo repetía más a sí mismo que a su camarada.

Mientras el caballero terminaba de despedazar a la horda que estaba con él, y desde el taller eliminaban los tristes restos de otra de ellas, la aeronave realizó otra pasada, aunque esta vez su objetivo se encontraba a varias decenas de metros de las puertas. Más allá, en las calles, varias hordas zombies recibieron otro bombazo, que causó grandes destrozos entre las mismas, aunque muchos lograron ponerse en pie tras la explosión... Pero no tantos como quedaron despedazados en el suelo. 

Parece que de nuevo el camino estaba más o menos despejado. No habían necesitado efectuar hasta el momento un solo disparo y por el bien de ambos la discreción era la mejor baza que tenían.

-Bien ahora tenemos vía libre para poder avanzar aprovechemos que el gigante de metal nos ha dado vía libre para avanzar. Nuestras posibilidades de supervivencia pasan por localizar el punto de reunión lo antes posible. Propongo que avancemos hacia el norte, salvo que tengas una idea mejor.

Todavía podía sentir el olor de los cadáveres enemigos en descomposición que le recordaban lo efímera que podía ser cualquier victoria en el campo de batalla.