Partida Rol por web

[HLdCN] La puerta de Fäe

El lugar que nunca fue

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05/02/2015, 17:05
Elendire

Yo tampoco pude despedirme...-confesó, percatándose de aquel detalle en ese preciso momento- Si no encontramos el camino, te buscaremos- aseguró, mirando a Voronwë, ligeramente compungida- Intentaré acordarme de ti- suspiró, tomándolo brevemente de la mano. Lo suficiente para llevarla a sus labios y besar su palma, con delicadeza, cerrando los ojos, que comenzaban a humedecérsele ante la idea de abandonarlo, inhalando el aire sobre su piel para tratar de llenarse de su olor. 

Tras eso, dejó que la mano se escurriese de entre sus dedos, y le miró fijamente durante un instante, antes de despedirse- Adiós...-susurró, justo antes de darse la vuelta y encaminarse hacia Serindë, a la que brindó una sonrisa entusiasta- ¿Nos vamos?

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05/02/2015, 20:04
Serindë

Serindë devolvió la sonrisa a Elendire y se puso en pie con un movimiento grácil, dispuesta a salir a explorar y buscar el camino de vuelta. - Vamos. No creo que sea tan fácil como suena y quizás nos toca volver enseguida, pero veamos si conseguimos llegar hasta ese reloj. 

Sus pupilas se dirigieron a Voronwë y sus labios se estiraron en una sonrisa de ánimo para él también. - Ha sido un placer conocerte. Espero que algún día consigas salir de aquí o encuentres algún lugar que valga la pena.

Suspiró y miró a Elendire esperanzada mientras empezaba a caminar hacia la puerta por la que habían entrado. El sitio era bonito, pero también nostálgico. Tenía ganas de salir de allí.

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06/02/2015, 00:42
Voronwë

El Fata sonríe cuando Elendire toma su mano para besarla. La joven puede percibir un aroma a miel y mostaza entonces, impregnado en la piel tersa de la palma. 

[color=#B45F04]- Partid sin tristeza y que los sueños guíen vuestros pasos.[/color]

Con estas palabras comienza a darse la vuelta, para volver a quedar mirando hacia el exterior, tal y como estaba cuando las dos Fatas llegaron.

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06/02/2015, 00:43
Narrador

Tras el último escalón de la escalinata que llevaba a ese palacio decadente de nuevo el camino bordeado de agua se ve iluminado por los pequeños fuegos fatuos, que marcan una estela que seguir y de la que es imposible ver el final. Tan sólo la esfera del reloj, brillando a lo lejos, parece estar en la misma dirección. 

El aire parece más húmedo ahora, cargado de sueños y añoranzas, empapado por esa ligera melancolía que empaña los deseos perdidos. Sin embargo, al mismo tiempo, es capaz de exaltar el ánimo del más incrédulo de los mortales, haciéndolo capaz de las mayores proezas. Tan sólo... Tan sólo hay que seguir ese camino, tan sólo hay que permitirse soñar. 

 

 

 

Es sencillo perder la noción del tiempo cuando su única medida pueden ser los pasos de uno mismo, silenciados por lo mullido del césped. ¿Cuántas veces las manecillas del lejano reloj dan una vuelta completa? Es difícil decirlo, pero esa pequeña llama sigue brillando, visible a pesar de la distancia. 

En algún momento el paisaje comienza a cambiar, los regueros de agua se van reuniendo para formar riachuelos y los arbustos van creciendo hasta convertirse en árboles. Al principio bordean el camino, pero poco a poco se va volviendo más frondoso, hasta que antes de que uno pueda darse cuenta, os encontráis en un bosque. 

Las ramas y raíces se enredan en un intrincado puzzle y el musgo cubre las cortezas. No parece que haya pasado nadie por allí en mucho, mucho tiempo. Los riachuelos han terminado por formar un río que se mueve desordenado, cayendo en pequeñas cascadas en algunos lugares y deslizándose entre los árboles sin ningún pudor. La luz de un amanecer lejano se cuela entre las ramas, dejando un color verdoso a su paso. 

A lo lejos la presencia del reloj se mantiene constante, pero parece estar a la misma distancia que antes, como si el camino recorrido no bastase para acortarla. 

 

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06/02/2015, 00:44
Yassela

Un carraspeo llama la atención a la izquierda de las recién llegadas. Allí, una anciana Fata se encuentra apoyada en un árbol, tan mimetizada con él que sería posible confundirla con su corteza o algunas de sus ramas. Sus ropas apenas son más que unos andrajos de tela mal cortada, sin embargo, sobre los hombros carga el peso de dos cabezas de águila talladas en madera y cuyos ojos parecen seguir en todo momento la mirada de la anciana. En su cabeza lo que a simple vista parece un tocado de plumas y madera, en una segunda mirada se detecta como sus propios cuernos, que brotan de su frente y se enroscan hasta terminar rozando sus mejillas. 

Sus ojos, tan ciegos como los de las águilas de sus hombros, se fijan en las dos Fatas. Y al igual que sucedía con el joven del palacio, no parece necesitar la visión para saber dónde debe mirar. Cuando habla, su voz resulta fresca como la savia y cascada, como una corteza reseca. 

[color=#0B3B17]- Bienvenidas al bosque.[/color] - Dice con un susurro que acaricia los oídos.[color=#0B3B17]- Yassela se alegra mucho de veros. Hacía mucho que nadie visitaba a Yassela. ¿Os habéis perdido?[/color]

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06/02/2015, 12:55
Serindë

Al principio del camino Serindë metió los pies descalzos en el agua con una risita e intentó tocar uno de los fuegos fatuos con los dedos. Pero cuando el caudal fue creciendo salió de allí para caminar por la tierra. Cada vez había más árboles y pronto estuvieron dentro de un bosque. - ¿Será el bosque? -preguntó en voz alta para sí misma.

En algún momento los ojos granates de la fata se abrieron y miró a Elendire. - He vuelto a mi cuerpo. -dijo con voz sorprendida. - Estoy en el puente otra vez, con los demás, pero no sé bien qué ha pasado. Había una pelea. - Parecía confusa y su ceño se frunció suavemente. - ¿Tú has vuelto también?

El carraspeo la sobresaltó y se giró a tiempo de ver aparecer a la anciana. - Hola Yassela. Yo soy Serindë. ¿Dónde estamos?

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06/02/2015, 15:58
Elendire

Elendire caminaba junto a Serindë, observándola, con curiosidad. Tomó agua de un riachuelo entre sus manos, para mojarse el rostro, esbozando una expresión complacida, prosiguiendo acto seguido por el camino marcado por los fuegos fatuos- Creo que es otro sueño perdido. No creo que nos dejen volver a Fäe así como así... Y nuestro Bosque era más hermoso y cambiante. Pero aún así, es un alivio observar algo como esto después de tantos años entre bloques de hormigón- confesó, inspirando hondo para captar la esencia del ambiente. 

Ambas prosiguieron sus andares, y en un determinado instante, Serindë la miró con los ojos abiertos de par en par. Elendire comprendió, incluso antes de que la fata que la acompañaba lo expresase con palabras. De alguna manera, o al menos en parte, habían vuelto- Yo también. -dijo, asustada- ¿Qué habrá ocurrido mientras estábamos fuera? -se preguntó, abrazándose a si misma, igual de confusa que su compañera.

El carraspeo proveniente de los árboles hizo que su cabeza mirase alrededor, rápida, como la de una liebre. Su rostro, algo crispado por la preocupación, se relajó en el momento en el que comprobó quién había atraido la atención de las dos fatas. 

Elendire detuvo sus pasos, y esbozó una mueca de admiración al observar las formas y la cornamenta de la anciana fata que había aparecido entre la maleza- Yo soy Elendire- dijo, al escuchar que Serindë se presentaba- Este es otro sueño perdido, ¿verdad? Si lo has hecho tú, debo decir que es sin lugar a dudas hermoso. -concedió, suspirando, fijando su atención en ella.

-Buscábamos el camino de vuelta al puente. Pero al parecer en parte lo hemos encontrado. Sin embargo, nos han dicho que también podemos buscar nuestros recuerdos. Y cabe añadir que a lo mejor tenemos que ir a algún lugar en concreto y aún no lo hemos descubierto. Así que... Sí. Creo que estamos un poco perdidas. 

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06/02/2015, 20:26
Serindë

-Y algunas respuestas no estarían mal. -añadió Serindë mirando a la anciana cuando Elendire terminó. -Si las tienes claro. ¿Pero por qué estamos nosotras aquí? ¿Y cómo podemos estar aquí y al mismo tiempo en el puente? Yo pensaba que igual habían matado a nuestros cuerpos humanos y por eso habíamos acabado aquí, pero ahora estoy en los dos sitios al mismo tiempo.

Tras la sarta de preguntas, miró a Elendire y frunció un poco el ceño con expresión entre confusa y asustada. -Los demás no parecen ver nada de raro en que hayamos vuelto, pero ahora hay un tipo muerto. Me da miedo preguntarles qué ha pasado mientras no estábamos. 

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06/02/2015, 21:41
Elendire

Yo también tengo miedo.-confesó, menos estoica de lo que parecía Serindë- Pero es posible que hayamos hecho algo horrible sin ser siquiera conscientes, y que con ello otros encuentren motivos para hacernos lo mismo que a Mathias- añadió- Creo que lo mejor para nosotras, ahora mismo, es que seamos francas la una con la otra. Sólo tú y yo, y quizá quien nos expulsó de nuestros cuerpos, sabe nuestros verdaderos nombres. Y sin embargo, que nos miremos sin saber quiénes somos en ese puente puede ser una desventaja en esta circunstancia.- se mordió el labio, nerviosa, antes de continuar- ¿Quién eres en ese puente? Si no confías en mí, no me lo digas. Pero en caso de tener que explicar que no estábamos... No sé. Creo que es mejor que nuestras palabras no caigan en saco roto, y que o bien confirmemos lo mismo o bien prestemos credibilidad al asunto.

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07/02/2015, 01:27
Yassela

[color=#0B3B17]- Yassela hizo el bosque. O el bosque hizo a Yassela. ¿Quién podría decirlo? Yassela no podría.[/color]- Respondió la anciana antes de soltar una risa aguda y cascada.

Miró a Elendire y asintió. [color=#0B3B17]- Un sueño perdido, sí. Yassela viaja por ellos. Pero a ella le gusta este. Se respira mejor. Todos los que llegan suelen estar perdidos como vosotras. O a veces han perdido algo.[/color] - Vuelve a asentir con firmeza. [color=#0B3B17]- Antes venían muchos, pero luego dejaron de venir.[/color]

Entonces sus ojos ciegos se fijaron en Serindë con una pizca de severidad. [color=#0B3B17]- Muchas preguntas que no deberías hacerle a Yassela, sino a ti misma. ¿Por qué estáis aquí? Yassela no lo sabe, vosotras habéis venido. ¿Nunca has soñado despierta, niña? Uno se puede perder en sus sueños sin morirse. O perderse la muerte por soñar. ¿Quién podría decirlo? Yassela no podría.[/color] - De nuevo soltó una risa entre dientes que soñaba tan añeja como las arrugas de su rostro. [color=#0B3B17]- ¿Habéis perdido algo? Yassela quizá pueda ayudaros a buscar en el bosque.[/color]

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07/02/2015, 13:54
Serindë

Serindë pareció dudar ante la petición de Elendire. Sus ojos se tiñeron de un color más purpúreo y habló indecisa. -¿Crees que ha sido alguno de los otros del puente quien nos ha mandado aquí? ¿Y nuestros cuerpos han estado haciendo cosas sin nosotras? -la idea no parecía gustarle lo más mínimo.- No sé si sea buena idea decirnos eso. -dijo mientras miraba a la otra fata a los ojos. -No es que no me fíe de ti... Bueno, es más bien que no sé si puedo fiarme de nadie. No lo recuerdo todo... Seguro que había gente que quería hacerme daño en Fae y a lo mejor ni sé por qué. -Suspiró y levantó las manos como frustrada. -Pero tienes razón en que eso podría darnos ventaja... Vale, déjame que me lo piense un rato mientras vemos cómo van las cosas en el puente. 

Después miró a la vieja y arrugó el ceño un poco al ver el tono con que la trataba. -Pues nosotras no sabemos por qué estamos aquí. Y ya te lo ha dicho ella, buscamos nuestros recuerdos perdidos. ¿Yassela sabe dónde están? -terminó, hablando a la mujer en tercera persona como hacía ella. No parecía una burla, más bien un intento de conectar con ella para que contase algo más.

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07/02/2015, 20:09
Narrador

Habíais caminado durante un buen rato y, sin embargo, la distancia que os separaba de la torre parecía no haberse reducido en absoluto. Una vez más, al igual que ya había sucedido antes, el reloj aquí presente mostró el nacimiento de una nueva llama. Una negra sobre el núnero III, que acompañaba a la que había aparecido con anterioridad.

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08/02/2015, 14:02
Elendire

Sí que lo creo.- contestó- No sé si ha sido alguien más, pero no nos hemos quedado quietas en ese sitio. Te lo garantizo- aseguró, alzando el dedo índice, guardando silencio de pronto al observar el reloj- Vaya. Otro cambio, ¿qué puede significar?- miró entonces a la anciana que se encontraba junto a ellas- ¿Yassela lo sabe?- preguntó, con una sonrisa, antes de suspirar y desentenderse momentáneamente del tema.

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08/02/2015, 14:40
Yassela

La anciana Fata asintió a Elendire mientras sus ojos ciegos miraban hacia el reloj. [color=#0B3B17]- Yassela sabe que las luces señalan decisiones.[/color] - Preguntó, ladeando la cabeza. [color=#0B3B17]- Alguien en algún lugar debe estar decidiendo su destino. O tal vez el destino lo ha decidido a él. O a ella quizá. ¿Quién podría decirlo? Yassela no podría.[/color]

Una nueva risa cascada sacudió el pequeño cuerpo mientras los tres pares de ojos miraban a Serindë. [color=#0B3B17]- Recuerdos perdidos... Hay muchos de esos por aquí. Yassela puede ayudaros a buscar, pero no sabe si encontraréis los vuestros. Quizá deberíais preguntarle a los árboles. Ellos saben. [/color]- Asegura mientras asiente con la cabeza y su pequeña mano nudosa da un par de golpecitos en la corteza del árbol más cercano. Las dos Fatas pueden ver entonces cómo lo que parecía ser una superficie, tiene un pequeño agujero disimulado en ella, del tamaño de una mano no demasiado grande.

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08/02/2015, 23:14
Narrador

El lugar que nunca fue

 

En la oscuridad del sueño tu consciencia siente una sacudida y tus ojos se abren. No a la realidad en que posees ese cuerpo humano, sino en una diferente, más onírica y brumosa. En ocasiones los sueños de los soñadores se extravían, sin llegar a tomar forma en ningún lugar, quedándose tan sólo como una reminiscencia en algún lugar de las consciencias. Tienes la sensación de encontrarte en uno de estos sueños perdidos, sintiendo una Llamada diferente a la anterior. Una que te invita a soñar. 

Al principio no ves nada, pero poco a poco el tenue brillo de la esfera de ese reloj va reflejándose en las suaves ondas del agua que tienes a tus pies. Un fuego fatuo comienza a titilar, al principio con timidez, pero después con más intensidad. Y tras él, aparece otro y luego otro más, hasta que parecen marcar un camino más allá, un camino que despierta en ti una curiosidad cargada de melancolía. Uno que no puedes evitar seguir.

 

 

 

Es sencillo perder la noción del tiempo cuando su única medida pueden ser los pasos de uno mismo, silenciados por lo mullido del césped. ¿Cuántas veces las manecillas del lejano reloj dan una vuelta completa? Es difícil decirlo, pero esa pequeña llama sigue brillando, visible a pesar de la distancia. 

En algún momento el paisaje comienza a cambiar, los regueros de agua se van reuniendo para formar riachuelos y los arbustos van creciendo hasta convertirse en árboles. Al principio bordean el camino, pero poco a poco se va volviendo más frondoso, hasta que antes de que uno pueda darse cuenta, os encontráis en un bosque. 

Las ramas y raíces se enredan en un intrincado puzzle y el musgo cubre las cortezas. No parece que haya pasado nadie por allí en mucho, mucho tiempo. Los riachuelos han terminado por formar un río que se mueve desordenado, cayendo en pequeñas cascadas en algunos lugares y deslizándose entre los árboles sin ningún pudor. La luz de un amanecer lejano se cuela entre las ramas, dejando un color verdoso a su paso. 

A lo lejos la presencia del reloj se mantiene constante, pero parece estar a la misma distancia que antes, como si el camino recorrido no bastase para acortarla. 

 

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09/02/2015, 00:04
Narrador

Lentamente, al lado de donde se encontraban Serindë y Elendire, dos figuras comenzaron a tomar forma... Elendë, habitante de Palacio, conocido más que de sobra en el Bosque por el tiempo allí pasado, y Loth, aquel que llegó de lo Desconocido. Aquel que recorrió todo Fäe una y otra vez en busca de respuestas. Sin embargo esa última empezó a disiparse, al mismo tiempo que lo haría la de Elendire...

Sólo hubo tiempo para que ella y Elendë cruzasen una mirada. Una mirada cargada de recuerdos, de pasado y, sobre todo, de incógnitas.

Notas de juego

Destinatarios actuales:

  Elendë   Serindë

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09/02/2015, 04:28
Yassela

Allí, junto a Elendire y Serindë, una anciana Fata se encontraba con la mano apoyada en un árbol. Sus ropas apenas eran más que unos andrajos de tela mal cortada, sin embargo, sobre los hombros cargaba el peso de dos cabezas de águila talladas en madera y cuyos ojos parecían seguir en todo momento la mirada de la anciana. En su cabeza lo que a simple vista parecía un tocado de plumas y madera, en una segunda mirada se detectaba como sus propios cuernos, que brotaban de su frente y se enroscaban hasta terminar rozando sus mejillas. 

Sus ojos, tan ciegos como los de las águilas de sus hombros, se movieron hacia quien acaba de llegar en cuanto se percibieron sus pasos. No parecía necesitar la visión para saber hacia dónde mirar en cada momento. Junto a su mano, lo que a simple vista parecía ser una superficie en la corteza del árbol, tenía un pequeño agujero disimulado en ella, del tamaño de una mano no demasiado grande. Cuando habló, su voz resultó fresca como la savia y cascada como una corteza reseca. 

[color=#0B3B17]- ¡Vaya! ¡Más visitas!-[/color] Su voz era como un susurro en el viento que acariciaba los oídos. [color=#0B3B17]- Yassela no esperaba tanta gente. Lástima que se hayan marchado tan pronto[/color] - Sus ojos ciegos miraron al lugar que habían ocupado los que desaparecieron y finalmente se detuvieron sobre Elendë. [color=#0B3B17]- ¿Te has perdido, muchacho? ¿Buscando también recuerdos perdidos? ¿O perdido en búsqueda de recuerdos? ¿Quién podría decirlo? Yassela no podría. [/color]Terminó la anciana antes de soltar una risa aguda y cascada.

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09/02/2015, 13:20
Serindë

Serindë estaba a punto de meter la mano dentro del agujero del árbol cuando empezaron a pasar cosas. Dos llegaron y dos se fueron. Sus pupilas completamente granates miraron con curiosidad a los nuevos, pero después se tiñeron lentamente de púrpura mientras se oscurecían al contemplar con pena a Elendire desaparecer. 

Yassela daba la bienvenida al fata que había quedado allí con ella y Serindë levantó un poco una mano como saludo.

-Hola, soy Serindë. -se apartó del árbol y miró a la vieja -Ha muerto mucha gente, Yassela. Ha sido muy triste. -miró también a Elendë -¿Estás en el puente tú también?

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09/02/2015, 17:39
Elendë

Elende llegó a aquel sitio con el ceño fruncido, indeciso. No estaba seguro de como sentirse por la existencia de aquel lugar. Era perturbador y triste a partes iguales, pero a la vez parecía tan necesario... Sin embargo, todo pareció desaparecer cuando fijó su vista en una figura, una figura que parecía estar desvaneciéndose. La cara de sorpresa del chico mostraba toda la emoción que sentía en aquel momento. tantos años de búsqueda, tanto tiempo detrás de pistas vagas, pero estaba frente a él.

El joven corrió hacia su hermana lo más rápido que pudo, ni siquiera se daba cuenta de que, poco a poco, la imagen de Elendire desaparecía. Cuando llegó hasta ella extendió el brazo, pero no llegó a tiempo, su mano solo tocó el aire donde momentos antes había estado lo que durante años había buscado.

Elendire! El grito de Elende llegó tarde. Sonaba desesperado, lleno de terror y miedo. ¿Qué le ha pasado? Preguntó, casi gritando, hacia las otras dos figuras que permanecían aún en el lugar. ¿Era una de ellos? ¿Elendire ha muerto esta noche? El tono apremiante de Elende distaba mucho de su habitual tono calmado y sensato. Había estado tan cerca...

Tenéis que ayudarme. Elendire era mi hermana. Llevo muchos años buscándola. Miró a la chica que le preguntaba si estaba en el puente. Sí, estoy ahí, con los demás. ¿Quién eres? Preguntó apresuradamente. ¿Sabes quien de los caídos era Elendire?

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09/02/2015, 20:35
Serindë

Serindë contempló al chico intentar alcanzar a Elendrie mientras ella desaparecía y lo miró con expresión triste. Si realmente llevaba tanto tiempo buscarla debía haber sido un palo encontrarla justo mientras ella desaparecía.

-No llegó a decirme quien era en el puente. -explicó haciendo una pequeña mueca con la boca. -Pero creo que lo sé. -dudó un momento antes de decirlo. -Si de verdad eres su hermano, supongo que puedo decírtelo. Creo que era Ivanna, la pelirroja. 

Negó también con la cabeza. -Lo siento, pero no te voy a decir quien soy. No te lo tomes a mal, pero la gente está muriendo por revelar eso y no sé quién eres. Igual me odias y no me acuerdo o algo así. -volvió a posar sus pupilas en el chico. -Siento tu pérdida. Era una chica muy agradable, llevamos juntas desde ayer y me caía bien. Pero no pierdas la esperanza, quizá vuelva como Zaira.