Aina escuchó atentamente las palabras de Eirien. Cuando ésta dijo que Celebia no era la princesa, las cejas de la fata de palacio se arquearon suavemente, pero no la interrumpió, dejando que terminara de exponer sus sospechas. 

- Ahora entiendo por qué te temían en palacio - . Le dijo, sorprendida por todas las conclusiones a las que había llegado. Se mordió el labio y se quedó un momento pensativa, valorando si podía confiar en ella o no. De todas formas estoy muerta, ya no tengo nada que perder. Suspiró y asintió suavemente con la cabeza.

- Míriel nos explicó que fue Lassa quién le trajo a la vida y le obligó a hacer lo que ella deseaba. Pero la segunda vez que regresó ya no estaba atado a su voluntad. Eso me hace pensar que ella puede robarle los poderes a los muertos. Quizás sea la que le robó el poder a Gelion - . Se encogió levemente de hombros. - No sé cómo lo hizo, pero a mi me confundió. De repente la encontré desvalida y un fuerte sentimiento creció dentro de mi. La arropé y confié en ella, pero tarde me di cuenta de que ese sentimiento no era recíproco y cuando regresé a la vida, ella ya no estaba. Desconfío de ella y me extraña que no esté en tu esquema. También desconfío de Allegra. Kammy nos explicó que donde estaban todos encerrados, había un árbol que la culpó, Serindë fue la que más fuerza hizo contra ella y que se erigía como una líder. Además... Suponemos que es la que posee los cuerpos de la gente - . Sacudió suavemente la cabeza y deslizó su mirada celeste entre aquellos fuegos fatuos. - La segunda vez que Jane murió fue a manos de Elendire. Ella la mató para poder robarle el poder y así devolver a la vida a Loth - . Le dijo y una sonrisa cínica se dibujó en sus labios.

- Pero antes de seguir hablando, dime, ¿por qué no están en tus esquemas ni Anastasia, ni Chris, ni Seth? - Le preguntó, clavando su mirada celeste en sus ojos.

- A Crhis y Seth, los protegeré, por ingenua que parezca... no quiere decir que los sepa inocentes, pero así lo haré hasta que algo me indique lo contrario. – tono muy tajante, no había más razón - Lo de Lassa es negociable, por insistencia ajena, pero no a a cualquier precio – manifiesta - Al igual que Atanamir, creo saber que está haciendo y cuál es su propósito, al menos uno de aquellos que pueda tener… – tuerce una mueca pensativa - Tan solo quiero asegurarme de que es parte pútrida de Fäe... y no alguien que busca equilibrio por su más absoluta cuenta mientras se regocija en su propia rabia – dice, tal y como había creído hasta ahora, a pesar de sus sucias artimañas.

La ultima reacción de Kammy en el salón de los difuntos, la deja perpleja... Si no estuvieran iluminados, podría haberse notado como ponía sus ojos en blanco... intenta ignorar las discusiones exteriores para colocar aquel dato que le había ofrecido Aina - Si Elendire fue quien mato a Tarma la noche 4, esa muerte se disocia de ahí donde la expongo, pues estaba muerta durante la noche 3... – niega torciendo una mueca… tendría que hacer alguna incomoda pregunta en publico.

Eirien… intenta ganarse el favor de la médium, y cuanto antes - Te elijo a ti para compartir esto en base a un balance de prioridad. Yo… no creo que vuelva… - se mira las palmas, crudo final… frunce el ceño y aprieta sus puños – Como te dije, creo que sabes cosas y eres inocente. Esta información (mas la que tu sepas) te será más valiosa a ti si vuelves a la vida… - le dice – Apoyaré los regresos útiles - Se mira las uñas - Pero de no darse el caso, YO, puedo llevar información hasta uno de los vivos, mientras siga con vida. Valoralo. – Tantas cosas ya dichas, y todas las que aun podría decir… si Aina correspondia y Eirien no se habia equivocado - Tenemos hasta que la luz se esconda en la derruida Ciudad Oscura para hablar. Dime todo aquello que sientas que puedes confiarme. El tiempo muere… Aina - y para todos.

- Tienes razón, han descubierto que Paul es un traidor - . Aina clavó su mirada en la de Eirien. - Pero dime, ¿por qué decís que Essä es la verdadera princesa? No entiendo a qué viene eso. Celebia siempre lo ha sido. Yo soy su amiga y puedo atestiguar sobre eso - .

Con la llegada del atardecer la figura de Aina comenzó a disiparse, dejando a Eirien a solas de nuevo...

Susurros discretos

Fue al atardecer. A pesar de tu propia muerte tu consciencia se vio despegada, llevada suavemente a otro lugar. Podías sentirte flotar despacio, consciente de alguna manera de que si te dejases llevar no te harías daño.

Cuando lentamente tus ojos se abrieron y miraste alrededor pudiste observar una estancia en penumbra, iluminada sólo por pequeños fuegos fatuos de color azulado repartidos aquí y allá. Las paredes gastadas revelaban que el lugar había visto días mejores. Sobre tu cabeza, a una distancia que casi podrías tocar de estirar el brazo, el techo era la enorme esfera de un reloj como el que había allí fuera.

Además, apartada del centro de la sala, había una grieta como las que ahora llenaban el mundo de los vivos. No era lo suficientemente grande como para mirar a través de ella, pero sí como para intuir que lo que había al otro lado era la ciudad.

Frente a ti había una figura conocida que parecía observarte con expectación. Eirien te acompañaba. Eirien, quien en otro tiempo fue expulsada de Palacio por saber demasiado. Eirien, quien había encontrado su lugar en la Linde, cambiando, convirtiéndose en una lectora de la Bruma a la que sólo Atanamir podía superar.

Los acontecimientos se sucedían con celeridad sin que el guardaespaldas de la princesa pudiera hacer apenas nada. A medida que pasaba el tiempo, a medida que más fatas iban cayendo, la impotencia y desesperación de Míriel crecían... a veces parecía haber rayos de esperanza, pero tan pronto como aparecían eran difuminados por nuevos nubarrones... ¿habría realmente esperanza, estaría todo perdido... podría hacer algo cuando ya ni siquiera estaba seguro de a quien debía proteger? En aquellas cabilaciones se encontraba cuando una especie de susurro invitó a su consciencia a seguirlo... y Míriel se dejó llevar, no tenía nada que perder... o al menos eso parecía.

Para su sorpresa cuando abió los ojos se encontró en un nuevo plano, dominado por Eirien... el guardaespaldas le devolvió la mirada, ¿Qué podía querer de él?

- El mataniños te saluda Eirien...- ironizó con un esbozo de sonrisa, para después ponerse serio- el tiempo apremia y no me gustan los formalismos... Me has traido por una razón ¿Puedo saber cual es? ¿Qué deseas de mí?

La dama de los secretos recibía a Miriel, el cruel asesino de niños. Tenia un secreto para el. No sin antes sonreir ante su saludo - Miriel, repugnante Fata de Palacio... llevo apoyando tu nombre desde el primer instante... - ladea una sonrisa, tomese como un halago. - Hasta donde sé, si los planes de este no se torcieron... Morchain pretendia resucitarte, no hace mucho... aunque no sé a traves de quien... - achica sus hombros informando... - aunque... imposible asegurarlo - pero algo era algo...

Míriel enarcó una ceja cuando Eirien le dedicó las primeras palabras, estaba claro que su persona desataba pasiones en la mayoría de los fatas de Fae, pero no por toda la vida que dedicó a la protección del Palacio sino por un sólo acto en concreto... aquellas muestras de amor iban a terminar por emocionarlo. No obstante en aquella ocasión Eirien le estaba dedicando lo más parecido a un cumplido, por lo que no pudo evitar esbozar una sonrisa.

- Eirien, susurradora de secretos... yo también te quiero. Un detalle por tu parte apoyar mi nombre, me siento gratamente honrado- le dedicó una leve inclinación de cabeza.

Entonces cuando la Fata le comunicó el secreto que tenía para él Míriel abrió aún más los ojos sorprendido por aquella rebelación.

- ¿Resucitarme a mí?- se posó un dedo en el pecho incrédulo- Reconozco que volver a la vida me gustaría porque me daría la oportunidad de hacer algo más que volver a morir... pero temo que nada más volver a respirar, mi vida sea nuevamente sesgada. Aún así me conformaría con poder hacer, aunque sólo fuera una cosa... pero... ¿Por qué me rebelas esto?- la miró con curiosidad, no terminaba de entender a Eirien- ¿Qué sacas tu de esto? ¿Deseas que en caso de ser cierta la intención de Morchain, haga algo por tí?

Una vez más, cuando en lo que quedaba de ciudad el reloj se completó, aquí hizo lo mismo. Y por primera vez el cambio de luz le acompañó, dejándoos durante unos minutos en la más absoluta oscuridad.

A la vuelta una llama blanca había aparecido sobre el número II, terminando así un proceso constante que había durado toda una semana. Además, la grieta que había en este lugar empezó a fluctuar, vibrando, haciéndose más grande, aunque no lo suficiente como para que pudierais atravesarla.

Todo parecia desmoronarse, su exportacion a la derruida Ciudad Oscura no parecia un buen mensaje, parecia una despedida... o una broma absurda - Miriel... - sonrie una ultima vez - Te lo revelaba en pos de confianza, sucesos, secretos... - responde - No miento. Mis fuegos no mienten. En algun momento lo escuché por sus propias palabras, me lo dijeron ellos... - señala a sus fuegos, adorados y extraños fuegos, muchas cosas podría decir, pero... ¿se les acaba el tiempo? ¿había reaccionado demasiado tarde? ¿había jugado Eirien sus cartas y secretos con las Fatas equivocadas? continua - Si no lo hiciste por ti mismo, Andy-Randir pudo ser quien te devolvió la vida en su anterior vez - cree ella... resopla...

- Te decía que no te rindieras, mataniños - extiende sus brazos dándole la espalda - Pero... la Bruma me hace dudar, no debemos rendirnos, pero debemos estar preparados para el sacrificio, por y para Fäe - duda, duda Eirien...

Se gira, buscando la mirada de aquel Fata... - Mataniños, si tu causa en esta contienda fue el bien común, eres un Fata valiente... ¿crees que es el final? - pregunta finalmente... dudando de la propia información que le había proporcionado.

Y con la llegada de la noche poco a poco la figura de Míriel empezó a desvanecerse, desapareciendo de este lugar...