Partida Rol por web

Los pasos resonaban en tal vacío, como si estuviesen concentrados, o la propia casa era la que los aumentaba para rellenar los huecos de ese tiempo donde nadie la había ocupado. 

El profesor le restó importancia al trozo de madera- Algunos niños a veces se acercan y juegan, como está abandonada desde hace unos años, es algo misterioso que visitar- Ante la petición de Ryota no dudó en sacar de nuevo el mapa y dejar que quienes quisieras le echaran una foto*

Ah...- Si se quedó sin saber muy bien que responder a la pregunta hecha por Alexei sobre pintura- Bueno, ha estado cerrada mucho tiempo, igual pintaron alguna zona de la casa y como no hay ventilación aun se queda el olor. Con la humedad, supongo que ha salido a flote- Era la única opción que tenía, pues si que allí dentro no debería de haberse metido nadie a dejar materiales. No por la puerta principal. 

Se acercó a Baddi- Quizás durante la primera noche me pueda quedar con vosotros, hasta que habilitemos otros dormitorios. Solo si os parece bien, por supuesto- Viendo que Xu no le daba demasiada conversación tendría que ser él mismo el que hiciera de compañero guía. 

Una vez en el pasillo, dejando atrás tantas cosas por mirar, o descubrir, al menos de momento, tuvisteis que pasar casi que de uno en uno. Eran estrechos. 

Los pilares de madera, cada par de metros como máximo, aunque fuesen mas por adorno al verse exteriores, estaban desgastados en sus bajos, aproximadamente de un metro para abajo, el color se volvía de un marrón oscuro a uno casi ceniza. Altos, de casi tres metros, daban a un techo plano con algunas humedades. Las paredes eran un poco irregulares, así que estábais seguramente ante una casa que no había sido creada con moderna maquinaria. 

Sasaki hizo de pequeña guía, al menos el tiempo que se compartió en el aquel lugar- Esta casa está datada de hace casi trescientos años, al menos la original- Sugirió pese a que era ella la que daba la información- se restauró hace ciento cincuenta años tras un incendio. Por aquel entonces las casas solían ser de madera, así que si se iniciaba un incendio, acababa en cenizas casi todo- Murmuró con pena. Una leve iluminación se colaba por tragaluces pequeños dispuestos en las partes superiores de las paredes. Aun así con ese día nublado, casi era como estar en penumbras. 

Hace unos cincuenta años esta zona recibió unas lluvias muy tormentosas y fuertes, que desbordó la tierra y se alzó- Intentaba siempre hablar en inglés, por si acaso- por eso las marcas en la madera. Pero como ya era cemento lo demás no se vió afectado, bueno, si, pero no mucho. 

Todas las puertas que os encontrábais estaban cerradas, y eran casi del mismo tamaño y forma. Sí, aquello iba a ser un lío. Lo único que se salvaba era la diferenciación de un ala a otra, cuando pasasteis de la central a la izquierda el cambio en paredes y el umbral donde estaba una puerta mas grande era claro. Y no solo eso, el suelo tenía un escalón pequeño que advirtió el profesor. 

Este ala- siguió ella- fue construida realmente para los niños como zona de juego, enseñanza, o vivienda de criadas- señaló los tragaluces mas grandes, el pasillo un poco mas ancho, y las paredes que aun con los pilares de madera estaban pintadas de un color azul ya muy sucio- aquí vivía una familia muy grande, o al menos se construyó para una muy grande.

Lo curioso, más si cabe, es la necesidad de colocar tantas puertas para cualquier cosa. Las que pasaban a otros pasillos, como bien había dibujado el profesor, también estaban cerradas. 

Una vez superado el pequeño contratiempo de la puerta principal, el grupo empieza su lenta exploración de la casa. Dejando atrás el gran recibidor, los pasillos que conducen al resto de habitaciones de la casa son realmente estrechos y muy altos. Sasaki se erige como guía de la excursión, y nos dice que la casa tiene trescientos años; a juzgar por la técnica de construcción y el estado de los materiales, me lo creo. Nos explica que hubo un incendio que exigió restauración, y un tiempo después, unas inundaciones durante las que el agua alcanzó una considerable altura. Ese es el motivo de la curiosa coloración que presentan los pilares que soportan el techo. A medida que mi compañera da sus explicaciones, me siento tentado de sacar el móvil y empezar a sacar fotos de todo, o quizás incluso algún vídeo, pero al final decido que mejor dejar eso para más tarde.

A medida que vamos avanzando por el pasillo, puedo ver que todas las puertas están cerradas, lo que me produce la extraña sensación de que todo es igual. Por primera vez desde que he entrado en la casa, siento una ligera claustrofobia.

—Ahora que vamos a ocupar la casa, a lo mejor sería buena idea dejar todas las puertas abiertas, ¿no? —sugiero, intentando convencerme a mí mismo de que no estoy nervioso—. A menos que alguien esté cocinando, o que haya alguien en el baño, o cosas así. Pero vamos, que no veo por qué las puertas que separan las diferentes secciones de pasillo deberían estar cerradas.

Menos mal que me era más o menos fácil quedarme con los apellidos japoneses. 

- Por supuesto, Inoue.- Por el silencio de Kueng quería entender que estaba de acuerdo.- Tampoco hace falta que prepares un cuarto mañana y te vayas corriendo, visto lo visto vamos a tener que tomarnos esto como un campamento de verano avanzado.- Continué, haciéndole una levísima reverencia a modo de afirmación mientras aferraba las correas de mi equipaje como respuesta subconsciente a mis ganas de plantar la carga cuanto antes. 

Posé todo mi equipaje por un momento pensando que tal vez me había precipitado entrando a lo loco, por mucho que la casa estuviese en obras y los dueños (si es que estos existían más allá de los organismos de cuidado y hacienda permanente) no estuviesen presentes, volví sobre mis pasos, me senté en el escalón de la entrada y me quité los zapatos, dejándolos a un lado de la puerta, antes de volver a internarme en la casa, tratando de retomar el camino que seguían quienes se dirigían a nuestra zona de dormitorios.

-Nuestro propio edificio para nosotras, me gusta - Aprobó animada la sugerencia de la habitación de Niu.

No sabía si de verdad era la única que quedaba, pero recordaba la descripción que había dado Seung, y ya desde el principio habría estado tentada a elegir esa en concreto. Le sorprendía más que Niu estuviese tan cómoda yendo a lo que sería básicamente una antigua enfermería.

Entró junto a los demás, sin dejar de admirar el interior de la casa, aunque en realidad para llegar a su habitación tendrían que hacerlo desde el exterior. Quizá hubiera una puerta trasera.

-¿Restaurada tras un incendio? - comentó tras la explicación de Haruka y se rió - Es como si el puto universo quisiera decirnos algo... - después se giró hacia Niu, cambiando completamente de tema - Voy a ver nuestra habitación. Tengo curiosidad por ver que nos encontramos allí.

Al momento se adelantó al grupo, dirigiéndose hacia la parte trasera.*

La respuesta del profesor no me dejo nada satisfecho. Estaba clara la duda en sus palabras, por lo que realmente no parecia tener ni idea del motivo... y el olor de la pintura era fresco, estando el sitio cerrado y humedo. No me cuadraba mucho, aun asi no indague mas.

Haruka parecia haber leido sobre el lugar, o haberlo estudiado previamente. La chica no duda en darnos una clase de historia que sin duda, no es nada halagüena, a excepcion obviamente por la distancia entre sucesos. - Un incendio y despues una inundacion. Sin duda a este lugar no le es ajeno el desastre. - Negue con la cabeza, con una sonrisa ligeramente ironica, que se acentuo ante las palabras de Lyssa. - Si, que vayamos con cuidado con el fuego. - Era algo de humor negro, pero es que joder, huir de un incendio para ir a una casa que fue restaurada por eso mismo... tenia su gracia.

Cai en la cuenta de que sin duda de haber habido un incendio... el sotano deberia ser de lo mas extraño, sobretodo si se le sumaba lo de la inundacion. Estaba seguro de que Ryota ahora querria verlo con aun mas ganas.

Avanzamos por el pasillo. El lugar tenia todos los visos de ser un maldito laberinto. Todas las puertas cerradas, un monton de ellas que ademas tenian poco sentido porque ademas, cerraban como secciones de pasillo o similares. Iba a ser un quebradero de cabeza de primer nivel... o mas bien una odisea en mi caso. Si, ya empezaba a reirme dentro de mi, por la que se iba a liar. Acabe por bufar levemente mientras negaba. A todo eso se le sumaba la estrechez del mismo y la casi total falta de luz, al estar el dia nublado.

Creo que lo de las puertas es buena idea, aun asi podriamos poner tambien alguna señal fuera de cada cuarto. Como una banda de un color a elegir, para asi no acabar liandonos de sitio y metiendonos donde no debemos. - El tono era formal y claro, no parecia esconder broma ninguna, me lo estaba tomando completamente en serio. La intimidad, era importante.

Haruka siguio dando explicaciones. - Oye, perdona Sasaki, pero ¿como es que sabes tanto de este lugar? - Igual lo habia estado leyendo en algun sitio de internet, en lugar de en algun libro. De ser asi, seria interesante tener acceso a la informacion. - ¿Lo has leido en algun sitio de internet? Es por poder echarle un vistazo, aunque no tengo queja de que hagas de guia. - Una sonrisa amable y de confianza, aunque seguramente no la veria por estar en penumbra. Aun asi me gire buscandola con la mirada, para que no se perdiera al menos el punto de educacion.

Lyssa decidio adelantarse para ir a ver su cuarto, no pude mas que sonreir, porque sin duda la canadiense era la cabra loca del grupo. Veriamos como encajabamos todos en tan peculiar sitio.

Ya una vez en el interior de la casa Niū dejó su maletón en el suelo y comenzó a llevarlo usando los ruedines que portaba a tal efecto.

Escuchó en silencio a Haruka mientras miraba el lugar ensimismada. Una leve sonrisa se formaba en la comisura de sus labios. Le encantaba aquel lugar.

Dirigiéndose al ala de las habitaciones, Niū contó las puertas. Dos a la izquierda y una a la derecha. Debían ser las correspondientes a las cocinas y al baño. Sintió curiosidad y las abrió un poquito para poder sacar la cabeza y observar su interior.

-Muchas gracias por tu... eh... explicación, Sasaki-san. -respondió en su torpe japonés cuando ésta terminó, sonriéndole con timidez e inclinándose levemente- ¿Mu... hace mucho tiempo que nadie vive en casa? Se la ve triste. -agregó mientras miraba alrededor.

Lyssa estaba impaciente por ir a ver la habitación, por lo que hizo el gesto de volver atrás para dar toda la vuelta. Niū se lo impidió tomándola del brazo.

-Si no he interpretado mal el mapa, en la parte trasera de ésta ala debería haber una puerta al exterior. -le dijo en voz baja, acercándose a ella para hablar sin interrumpir a los demás- Así vamos conociendo también la casa. -agregó mientras abría la puerta al pasillo que dirigía a la parte trasera.

-Dejamos las cosas y volvemos ahora. -dijo al grupo con una sonrisa antes de comenzar a avanzar por el pasillo.

Freedom tuvo que contenerse mucho a la tentación de no ponerse a reír en el momento que comenzaron a avanzar por los pasillos de la casa, todos mirando hacia todas partes mientras Sasako los iba guiando; aquello parecía más bien una visita guiada a través de un museo que un reconocimiento del que sería su hogar por las próximas semanas. No tuvo ninguna duda en que iba a terminar confundiéndose más de una vez de camino, o que iba a estar abriendo tres o cuatro habitaciones diariamente hasta encontrar la correcta. Si además tenían que preocuparse por el desnivel, iban a terminar con los pies magullados antes que acabara la semana.

-No sé si bandas de colores, Alex, pero podríamos hacer letreritos con hojas de papel donde ponga los nombres de los que estén en esa habitación, también uno que pongamos donde diga "baño" y "cocina".- Aunque la idea del rubio era buena, memorizar colores le parecía más enredado que simplemente llamar cada cosa por su nombre.

-¿Que les parece si nos vamos instalando primero cada uno en su habitación, y nos volvemos a encontrar en este punto en unos... ¿10, 15 minutos?- Propuso. -Así podemos hacer un reconocimiento más amplio sin llevar las maletas encima. Y si alguno de ustedes tiene cinta adhesiva, podemos comenzar a ir marcando algunas de las habitaciones mientras vamos avanzando y viendo que hay en cada una.-

No fue hasta que Sasaki comenzó a contarnos la historia de la casa, y sobre todo cuando dijo la edad que tenía, que comencé a tener verdadero interés en el que sería nuestro hogar las próximas semanas. Era interesante para mí saber que iba a dormir en un lugar con tres siglos de antigüedad, a pesar de las más que notorias reformas que le habían hecho y que habían modernizado, por decir algo, la vivienda.

Miraba todo a mi alrededor con más curiosidad de la que había tenido cuando entré, sin darme cuenta que aún seguía con las llaves en la mano. Total, hasta que no se adecuara un lugar concreto para dejarlas yo sería la encargada de tenerlas, aunque la idea no me hiciera demasiada gracia y, cuando el profesor sacó de nuevo el mapa para que Ryota hiciera una foto, me aproximé para hacer yo otra también por si acaso, nunca estaba de más tener el mapa a mano.

Me fijé como el chico al que no conocía se disponía a descalzarse, algo que yo no había hecho dada la cantidad de polvo y suciedad que cubría el suelo y, en ese mismo momento, me di cuenta que él me había dirigido la palabra presentándose y yo, centrada como estaba en intentar abrir la puerta y, sobre todo, centrada en mi pesimismo, ni siquiera me había dignado contestarle. Joder, y así me gano mi fama de borde.

Me acerqué a él con una sonrisa un tanto avergonzada mientras esperaba que el resto de mis compañeros se movieran ya que, dada la estrechez de los pasillos, habían montado un pequeño atasco y yo lo que quería en esos momentos era dejar mis cosas en la habitación.

—Oye, Baddi habías dicho ¿no? —comencé a decir, no muy convencida de haber escuchado bien su nombre—. Quería pedirte disculpas por no hacerte caso antes, pero estaba tan ofuscada con la puerta que no era consciente de otra cosa. Yo soy Samantha, pero casi todo el mundo me acaba llamando Sam —acabé presentándome a la vez que le tendía mi mano.

Por el rabillo del ojo veía al resto moverse e incluso alcancé a oír la propuesta de Freedom con la que estaba completamente de acuerdo.

—Voy a buscar mi habitación y a dejar las cosas allí, luego nos vemos y charlamos si quieres, así me resarzo de mi anterior mala educación —le dije al chico mientras volvía a sujetar la maleta para irme a buscar, tal y como le había dicho, la habitación que compartiría con mis dos compañeras.

Cuando vi a Sam mirándome a los pies descalzos sobre el polvoriento suelo, fui consciente de que puede que se hubiese precipitado, a veces actuaba sin pensar, obedeciendo a los hábitos, y desde que había llegado a japón había tratado de somatizar algunos comportamientos, que a veces me jugaban este tipo de malas pasadas. En fin, soy el rey de las primeras impresiones. Cambié le peso de un pie al otro mientras se presentaba. 

- Si, Baddi. Encantado, Sam. Estaré encantado de hablar contigo más tarde, yo también estoy deseando ver nuestro nuevo dormitorio y eh... um... cambiarme los calcetines después de pasar una escoba.- Sonreí haciéndome un poco el tonto, con un poco de suerte esta tarde me quedaría con el nombre de todos y cruzaría las frases suficientes para comenzar a conocer a estos compañeros, más próximos, por las circunstancias, que el resto de becarios que se quedaron en Shiogama.

Echó una foto el también, por si acaso. 

Ni dijo ni hizo nada al respecto sobre descalzarse en un lugar tan sucio. Pero acompañó a Baddi tranquilamente, junto con Freedom, Sam, temporalmente Niu y Sasaki que entraban en el primer pasillo que tenían a mano.- Me parece una idea excelente- comentó a la chica de color- Cuanto antes adecentemos la casa, antes la recorreremos. Quince minutos y nos vemos en la entrada mejor. 

Las chicas fueron las primeras en llegar a su puerta. De madera con dos tonalidades, cosa que no tenían las demás, o al menos, no las de ese pasillo. Es como si fuese la única que no habían cambiado tras la inundación. 

Abrieron su puerta sin muchos problemas, y tras, ver al menos Inoue que la puerta no estaba trabada prosiguió hasta la siguiente, que era la de ellos. Giró levemente el pomo de madera y sonó el chasquido de la madera típico al forzar un poco esta, dejando la habitación a la vista para ellos dos. 

Sonrió timidamente a Alexei- Me gusta conocer donde estoy. Creí que sería buena idea averiguar algunas cosas, aparte, el profesor me recomendó un libro que he encontrado en pdf sobre la zona. Viene su historia, y esta casa es una de las pocas que quedan en pie de esa época. Hay tres, un poco alejadas cada una, alrededor del templo- Se sentía útil, era lo mejor del día. 

Bueno no, algo lo mejoró. Cuando Inoue se acercó al grupo y habló con Freedom. Igual hasta podía hablar con ella misma. Alguien como él, siendo así, tan cercano. ¿Sería porque ella era de fuera? ¿Le gustaría? Sonrió hacia Freedom, levantando las cejas muy teatralmente como diciendo "uuuuui" 

La razón por la cual no se abre, es fácil, tienes que girar el pomo hacia el otro lado- le indicó a Xu- Algunos están al revés. Manías de los propietarios anteriores- Lyssa se iba alejando, para llegar a la habitación por fuera del edificio- tenga cuidado!- le espetó.- La llave está en una de las rocas cercanas, bajo esta.- Si es que al final le habían puesto cerradura claro. 

Suspiró cuando la vio desaparecer- Ogawa, hasta que no se vayan limpiando es necesario que permanezcan cerradas. Si no, la suciedad se irá moviendo de un lado a otro y será más dificil. Tenía algo en mente- Si me disculpais, iré con la señorita Lyssa para que no se pierda- Y se marchó tras ella. 

No era demasiado grande, y no estaba vacía. 

Sasaki abrió la puerta que daba al jardín interior, para que entrase la luz y se aireara aquello que olía bastante a cerrado. 

Como muebles, estaba la cómoda abierta, con ropa aun dentro, revuelta. Al lado, una puerta corredera que debería de llevar al cuarto de vuestros compañeros, pero por la posición de la cómoda, no había uso usada porque dificultaba mucho el poder abrirla.

Una mesita con una réplica de algún tipo de templo, un pequeño espejo ovalado encima de este, a un lateral muy pegado a la puerta extra y dos o tres cajas con cosas dentro. Aparte de algunos enseres tirados por el suelo. 

Por suerte, ,el suelo estaba recubierto con esterillas, así que quizás bajo estas, la cosa no estuviera tan sucia.  

Nada mas entrar, Inoue abrió las puertas correderas que daban al jardín interior. Necesitabais luz, más, y que aquello se aireara bastante. Olía mal, a humedad, cigarrillos mojados y hierba podrida. 

La sala resultó estar en meridianas condiciones pese al olor y bastante vacía. El suelo, era de esterilla así que igual debajo estaba todo mejor...o peor. 

Había una puerta corredera, doble, que al parecer daba a la habitación de vuestras compañeras. 

Os tocaba moveros. Al intentar abrir la puerta del modo normal, no lo conseguisteis. Efectivamente, había que girar al otro lado. 

Olía mal, a humedad, cigarrillos mojados y hierba podrida. 

La sala resultó estar en meridianas condiciones pese al olor y bastante vacía salvo por el jarrón. El suelo, era de esterilla así que igual debajo estaba todo mejor...o peor. 

Las dos puertas al fondo, podían ir hacia la habitación alargada que estaba debajo en el mapa, pero que no tenía aun número ni era factible para entrar. Según el profesor. 

Fuiste acompañada levemente por otros de tus compañeros. Lyssa había optado otro camino. Los demás ya estaban en sus cuartos o entrando en estos cuando tu apenas girabas la esquina. El cual daba a un pequeño pasillo que seguía teniendo el mismo aspecto que el otro. No había demasiada variación. 

El pasillo, daba la vuelta y entre estos dos, había una habitación pequeña, muy resguardada con las paredes de madera densa y una puerta doble de papel antigua, aunque le habían colocado un cristal a un lado para resguardar mas del frio o el calor. Un banco de madera negra, sin ornamentos, pero si con reposaespalda se situaba escondido hasta que entrases en la sala, a mano derecha. 

Cuando salías por la puerta principal, escuchaste los pasos rápidos de alguien detrás tuya. Al poco su voz- Lyssa- Era el profesor- espera. 

Llegó a tu altura- Creo que es mejor que te acompañe esta vez- Se le notaba un poco preocupado- por las serpientes o por si ocurre algo- Asintió. 

Vamos- con un gesto de cabeza te guió por el lateral de la casa. 

¿No preferís estar en una de las habitaciones cercanas?- Intentó disuadirte- No se si han puesto puerta aun a esa zona. Deberían, pero claro...- Se pasó la mano por el pelo. Había un empedrado a modo de camino, bastante cuco, y relativamente bien cuidado aunque cuando lloviera aquello sería horrible. Viste la salida del ala por detrás.

El profesor te señaló una cabaña, de aspecto bastante fuerte. Era bastante alta, pero dudabas que tuviese dos pisos, aunque podría. Estaba sobre unos pequeños pilares que la casa central no tenía. 

Se accede por detrás del edificio- te llevó hasta la puerta doble, de madera recia. Sin cerradura-....no han puesto nada- te miró- no creo que sea muy seguro. 

Cuando por fin llegamos a la que va a ser nuestra habitación, con nuestras maletas rodando detrás de nosotros, mis ojos se abren con sorpresa, y luego arrugo el entrecejo. Con expresión disgustada, hago un gesto con la mano, abanicándome. Echo un vistazo alrededor, familiarizándome con el entorno. Bueno, al menos hay buena parte de la esterilla que está en buen estado, por lo que no tendremos problemas para colocar nuestros futones para dormir. Pero… El olor.

—Bueno, esto es grande, ¿eh? —le sonrío a Alexei, como siempre viéndole la cara positiva al asunto—. Supongo que no tendrás inconvenientes en que ventile un poco el cuarto.

Sin esperar respuesta, me dirijo a las puertas correderas que dan al jardín y las abro con cuidado, controlando que no se produzcan corrientes de aire problemáticas, y respiro el aire cargado de agua del exterior. La luz del sol llega a nosotros tamizada por el dosel de nubes del cielo, dándole a todo una tonalidad grisácea y apagada. Casi tengo la sensación de que nos encontramos en una película antigua en blanco y negro. Inconscientemente, me sacudo las manos para limpiarlas de polvo, y doy unos pasos tentativos por la habitación, mirando todos los rincones con expresión entre curiosa y abrumada.

—Estoy viendo que vamos a tener mucho trabajo. —Río, encogiendo los ojos. Mi mirada se ve atraída por el alto jarrón que parece presidir la estancia—. ¿Y eso? —Lo señalo con el mentón—. ¿Cómo habrá aguantado tanto tiempo y tantos percances? Es curioso que sea lo único que hay en la habitación, ¿no te parece?

Me acerco al jarrón, examinándolo con más detalle. Incluso me asomo a su boca para ver si hay alguna cosa dentro. Luego vuelvo a mirar a Alexei con cara de circunstancia. Tuerzo la boca.

—No me esperaba esto. Espero que por aquí haya futones y ropa de cama, porque… —Me paso la mano por el cogote, contrariado—. Yo no he traído… —Luego, mi cara se recompone un poco—. Aunque bueno, Seung ha dicho que hay tiendas por algún lado. Si eso ya me compraré lo que necesite.

Estoy a punto de abrir las maletas para empezar a organizar las cosas, pero claro… no hay muebles, ni percheros para colgar la ropa, ni nada de nada. Suspiro. Después me río, sacudiendo la cabeza.

—Oh, esto va a ser la mar de divertido.