Partida Rol por web

Pestañeó lentamente mientras miraba el gesto que le prodigaba Lyssa. Su mano había reculado y la preocupación había pasado a una densa tristeza. 

Se retiró de nuevo a su asiento sin decir ni pío. 

Ummm no, creo que cerca ninguna, aunque a poco rato en coche si pasa un riachuelo de agua fresca. Igual alguno quiere ir a bañarse- Bromeó mirando por el retrovisor al nutrido grupo. Menuda aventura. 

Prefirió seguir hablando- La música siempre viene bien, solo que no esté muy alta por favor, por si ocurre algo y se necesita ayuda- De los girasoles se había pasado a un bosque denso, donde los árboles se enredaban entre ellos, formando una terrorífica y excitante sensación de estar en otro sitio.- Cuando lleguemos, primero os dejaré una hora para que coloquéis vuestras cosas y elijáis sitios, luego mientras unos limpian las zonas, otros iremos a comprar comida a la zona del templo. Luego haremos de comer, revisaremos los materiales y haremos un planing de que hacer. Tendréis un par de horas antes de la cena para dar una vuelta.  Será un día tranquilo, empezaremos mañana ¿Os parece bien? 

Suspiró cuando Haruka al fin se fue. La siguió con la mirada hasta que se sentó en su asiento, dedicándole una última mirada  de pocos amigos. En ese momento quería pegarle a algo, o a alguien. Quizá a la propia Haruka, o quizá darse cabezazos contra un muro.

Tras unos momentos se volvió hacia Niu y empezó a hablar con ella, en voz baja y con gesto serio. En apariencia mucho más calmada de lo que lo había estado momentos antes. Seguía haciendo caso omiso a la conversación que el profesor tenía con el resto de sus compañeros. No levantó la voz en ningún momento, y en más de una ocasión agachó la cabeza, como si estuviese avergonzada por algo. 

En cierto momento apretó el abrigo que instantes antes Niu le había dado y que ella se había quitado mientras le recriminaba algo en voz alta, empezando toda aquella discusión, contra su cuerpo, como si hubiese pasado a ser el tema de su conversación.

- Perfecto. Freedom sonrió animadamente a Sam. Parecía que iba a decir algo más cuando la voz del profesor la distrajo de nuevo, esta vez anunciando cuál era el plan a corto plazo. De inmediato alzó la mano. -Me apunto al grupo de las compras.- Dijo de inmediato. Tenía muchas ganas de conocer el templo y empaparse un poco más de aquella cultura, aunque si el clima seguía lluvioso también se empaparía literalmente. Volvió su atención a Sam , mirando de reojo a donde se había sentado la japonesa. -Me sentaré un momento con Sasaki para hacerle la proposición. Si quieres venir también y así nos conocemos un poco, si vamos a estar durmiendo en la misma habitación, mejor conocer nuestras manías y excentricidades.- Le hizo un guiño amistoso y se volvió a levantar, esa vez sentándose junto a Haruka. -Ohayo! Soy Freedom.- Se presentó.

Miré unos instantes hacia Sasaki dudosa de levantarme e ir a presentarme como hacía Freedom. Tenía la impresión de que iba a chocar más con ella que con la africana ya que su actitud servil y exageradamente educada era algo que me exacerbaba bastante. Suspiré resignada, tendría que tomármelo como una prueba para superar ciertos prejuicios con la gente del país y quizás la chica resultara ser maja, así que lo mejor que podía hacer era darle una oportunidad.

Me levanté y seguí a Freedom hasta quedar detrás del asiento de Sasaki sin llegar a sentarme, de esa forma tral vez pudiera hablar mejor con las dos chicas con las que, si no había ningún cambio, compartiría habitación.

—Hola, y yo soy Samantha, pero puedes llamarme Sam —dije, repitiendo la frase que decía como un mantra cada vez que me presentaba ante alguien—. Freedom y yo hablábamos de compartir habitación y queríamos saber si te apetecía juntarte con nosotras.

Suspiró cuando Haruka al fin se fue. La siguió con la mirada hasta que se sentó en su asiento, dedicándole una última mirada  de pocos amigos. En ese momento quería pegarle a algo, o a alguien. Quizá a la propia Haruka, o quizá darse cabezazos contra un muro. Estaba enfadada y avergonzada. Avergonzada no por haber dado un espectáculo en el autobús, eso le daba igual, sino por haber metido a Niu en medio. Su compañera de asiento no llevaba igual de ella ser el centro de atención. Todo el numero del abrigo había sido para demostrar lo ofendida que estaba, pero nunca había querido que llegase tan lejos. 

-Niu, lo siento... siento haberte metido en este jaleo... - la miró a los ojos, con expresión apesadumbrada - Tienes razón, he sido una egoísta, una imbécil y una insensible. No tenía derecho a hablarte así… lo siento – no había un ápice de ironía, ni de su habitual socarronería – Estoy muy acostumbrada a … - parecía que iba a empezar a decir algo, pero se detuvo – No, no voy a poner excusas. Te has portado conmigo mejor de lo que nadie lo había hecho en mucho tiempo… mejor de lo que merezco. Siento haber dicho todas esas cosas, y siento haber reaccionado así.

Agachó la mirada, avergonzada. No era algo que soliese verse en ella. Pero esto… esto era diferente. Aun tenía el abrigo entre sus manos, no sabía muy bien que hacer con él. No sabía si Niü querría que se lo volviese a poner, o lo querría de vuelta. Ella en el lugar de Niu se habría mandado a si misma a paseo.

-Me gustas, Niü, me gusta mucho. Lo que dije en los baños del karaoke lo dije en serio... y tienes razón. No había pensado en que pudieses tener dudas... - Yo no las tengo, quizá por eso no se me ocurrió... la miró a los ojos mientras se mordía el labio - Soy una imbecil... No me enfadaré si no quieres saber nada más de mí... bueno, si me enfadaré, pero lo entenderé. Yo me mandaría a tomar por culo, creo, o quizá lo haría y luego cambiaría de opinión. No lo se... 

Esperó a la reacción de Niu con la mirada gacha. Levantándola intermitentemente para tratar de adivinar que pensaba. Como si quisiera leerle la mente. En ese momento le temblaban un poco las manos. Estaba nerviosa, era evidente. 

-En realidad tengo un frio de la ostia por toda la ropa mojada... ¿te importa que me vuelva a poner el abrigo? 

Cuando vio la expresión de Haruka, Niū se dio cuenta de que había sido muy maleducada e injusta con ella, pero ya era demasiado tarde. La vio marcharse y se hundió en su asiento con expresión desconsolada.

-Muy bien Niū, ahora sí que la has hecho buena... -murmuró en chino para sí misma.

Se cubrió la cara con las manos y se puso a sollozar suavemente mientras Lyssa trataba de explicarse y disculparse.

-No quiero seguir hablando aquí. -fue lo único que respondió Niū al respecto mientras recuperaba algo de compostura y se estiraba para recoger los pañuelos del bolsillo de su abrigo.

Se secó las lágrimas y se sonó la nariz.

-Y tú sabrás lo que haces con el abrigo, yo no te lo he hecho quitar. -le respondió en un tono aséptico, habiendo recuperado ya la compostura.

Se quedó mirando hacia el respaldo del asiento delantero, sumida en sus pensamientos y con una expresión triste.

En cuanto se alejó Haruka, Niū rompió a llorar suavemente.

Al poco se sonó y secó las lágrimas de un pañuelo que sacó ella misma de su abrigo, que aún sujetaba Lyssa.

Tras ello pareció calmarse, quedándose mirando hacia el infinito en silencio.

Haruka miró a Freedom como si esta la fuese a gritar, o algo. Suspiró dejando salir la presión tras que la muchacha de color oscuro se presentase- Sasaki- una ligera inclinación de cabeza, y un intento torpe de ofrecerle la mano. Le habían dicho que tenía que culturizarse, conocer otras formas, personas, y todo eso que a ella se le antojaba bastante complicado. 

Al final Sam se movió y se acercó a ellas, iniciando un poco mas de conversación, y el porque estaban allí. La respuesta fue una de esas sonrisas que solo se ven al lado del árbol de navidad cuando apenas tienes cinco o seis años; no cabía en ella del gozo- Oh si, claro!- Había alzado un poco de mas el tono de voz. Bajó la cabeza, arrepentida- No soy tan molesta, lo siento, me halaga mucho que hayan pensado en mi para acompañarlas en las noches. Podemos contar historias, practicar idiomas, si tienen problemas a la hora de escribir soy profesora en mis horas libres de preparatoria para japones- asintió, exponiendo virtudes, ofreciendo algo a cambio.

¿Tenéis alergia a algo?- Se preocupó de golpe- Deberíamos de escribirlo por si acaso, por si ocurre algo- lo cual le dió una idea. Alzó la mano para hablar a continuación, solo cuando el profesor le dio permiso- Deberíamos de poner bajo escrito si alguno sufre de alergias o enfermedades, porque si mal no le he entendido, la ayuda médica estaría al menos a veinte minutos. 

Apuntó mentalmente los pocos que le habían respondido. Tampoco le había pasado desapercibido la charla que acabó con aun más seriedad en el ambiente. 

Sonrió levemente ante la iniciativa de Sasaki- Si claro, podemos hacerlo cuando lleguemos. No os preocupéis ahora mucho por eso, y por favor, entramos en una zona un poco mas complicada, procurad no moveros mucho. 

Puso la radio, buscó una de las emisoras de música moderna para gente joven y la dejó a un volumen moderado.  

Suspiró cuando Niu dijo que no quería seguir hablando. Estaba frustrada, muy frustrada. Ella necesitaba arreglarlo, necesitaba arreglarlo ya. También lo estaba por la respuesta del abrigo. Estar mojada le importaba un pimiento, aquella había sido su oferta de paz. 

-Vale, tienes razón, ya hablaremos... ya hablaremos en otro puto momento... - su tono no era nada tranquilo, era evidente que no quería dejarlo ahí. 

Se giró para volver a mirar hacia delante, en lugar de hacia Niu como llevaba todo este tiempo. Por un momento no supo que hacer con el abrigo, pero al final se lo puso. No se levantó del asiento para ello, seguía sentada sobre una de sus piernas, con el zapato sobre el asiento. Ya con el abrigo puesto sacó su libreta y un lápiz, y se puso a dibujar. 

Lyssa le dijo algo a Niu después de que esta le contestase por última vez. Parecía molesta o frustrada. Se movió en el asiento y se puso el abrigo que poco antes se había quitado. Después de eso sacó su libreta y comenzó a dibujar. 

-Joder, a lo que le tengo alergia a esta mierda de música... - no era un anuncio para todo el autobus, pero levantó la voz lo suficiente para que fuese fácil oirla. 

La salida de tono de Lyssa con respecto a las alergias, me hizo mirarla desde mi posicion por un momento. Bueno mas que a ella, a lo poco que sobresaliese de la misma por encima de su asiento. No dije nada, pero sin duda la tension se estaba formando de nuevo, y solo faltaba ver si se diluia por si misma, o acababa estallando. La musica podria haber ayudado, pero ni con esas, fuera lo que fuera, la canadiense estaba que echaba fuego.

Ninguna alergia por aqui. - Un tono tranquilo, calmo hasta que recorde lo que habian hecho Freedom y Samantha con Sasaki. Aun asi el profesor tuvo a bien recomendar no movernos, por lo que decidi quedarme en el asiento. Siempre podia preguntar mas tarde, cuando llegaramos al lugar.

Parecía que ahí seguía habiendo mucha brasa y no creo que Lyssa estuviese  haciendo amigos en este viaje. Esta claro que ya había confianza y dramas entre alguno de mis voluntariosos compañeros. Intuía por mi charla con Kueng (Al que encontré serrando troncos a pierna tendida al echar una visual general por encima de mi asiento) que la compañera de la chica cuervo debía de ser su hermana, ña otra científica loca... Puede que lo mejor fuese tratar de hablar con él para compartir habitación, tal y como estaban las cosas posiblemente habría que separar a esas dos y darles algo de espacio, al menos por una noche. A ver si con el cambio de escenario y la nueva tónica de trabajo las cosas se relajaban.

O tal vez lo mejor era dejar a Kueng con su hermana y tratar de abducir a Lyssa, pero viendo cómo se las gastaba, habría que ver si daba el brazo a torcer, a fin de cuentas, puede que por mucho que elucubrase al final estas dos hiciesen por quedarse solas.

- Tampoco hay alergias conocidas por aquí.- Comenté tras el tipo rubio, antes de volver a ponerme los cascos ante la invasión de música enlatada para adolescentes propuesta por la radio. El random de mi reproductor tampoco se lució...

Cuando Lyssa despotricó sobre el que ella quisiera aplazar la conversación, Niū la miró de reojo. La observó en silencio mientras volvía a ponerse el abrigo y se ponía a dibujar. Se notaba mucha rabia en ella, era como una bomba a punto de explotar.

Se sentía como una mierda tras el tono con el que había respondido a Haruka, y ahora ya no podía seguir furiosa con Lyssa, ya que con ella no lo había hecho mucho mejor. Podría culparla de muchas cosas, pero ella era la primera que la había ofendido tratando de negar lo ocurrido como si nada.

Estaba pensando en ello cuando escuchó a Haruka preguntar al aire sobre si alguien tenía alguna alergia.

-Ninguna alergia. -respondió en voz alta.

Tras ella, Lyssa expresó de malas maneras su desagrado por la canción que Seung había puesto. Niū suspiró, mientras comenzaba a pensar que debería dejar de excusar la actitud de Lyssa, y que sería mejor que considerase tomar distancia de alguien que claramente tenía una actitud tan destructiva. Y entonces recordó la expresión de entre sorpresa e ilusión de Lyssa cuando la invitó al karaoke, y descartó aquellas ideas por el momento. Ella estaba mucho más necesitada de paciencia que nadie allí.

Decidió hacer un último intento de explicarse.

-Por favor Lyssa, no hagas eso. -le susurró con una mirada triste- Lamento que en mi inseguridad te haya herido al intentar fingir que no pasó nada, pero no lo pagues con los demás. Dame tiempo por favor. Necesito algo de espacio. Ni siquiera sé qué sentí. -le dijo- Y creo que tú también deberías tomarte tu tiempo para pensar. Aún no me conoces, trata de pensar bien el cómo deseas hacer las cosas. -explicó- Yo vivo en España, y tú en Canadá. Cuando terminemos con los estudios, es probable que no volvamos a vernos en persona jamás. ¿Has pensado en ello? ¿En lo que implica y el cómo resolverlo? ¿O es que para ti yo no soy más que un rollo pasajero? -frunció levemente el ceño, con preocupación.

Se apartó de ella de nuevo y se reclinó en el asiento con los ojos cerrados, tratando de calmarse.

-Ya hablaremos más tarde, ¿vale?

Niū, pareció reaccionar ante la pregunta de Haruka.

-Ninguna alergia. -contestó escuetamente, tratando de sonar tranquila.

Tras ello fue cuando Lyssa soltó su comentario sobre la música.

Niū suspiró y se inclinó hacia ella para hablar de nuevo. No pareció discutir, sino simplemente hablar.

Luego volvió a tumbarse en su asiento y cerró los ojos, intentando calmarse.

El señor Seung, siempre tan amable, nos avisa de que estamos a punto de entrar en un tramo de carretera algo más dificultosa. Nuevamente, me aseguro de tener el cinturón correctamente abrochado y me pongo cómodo en mi asiento.

—Yo no soy alérgico a nada, que yo sepa —digo en voz alta, para que conste, y luego pienso: «Solamente a la mala educación».

Murmurando entre dientes, reclino mi asiento y me recuesto, cruzado de brazos y escuchando el soniquete de la lluvia. No me iría nada mal dormir un poco después del susto de esta noche…

Sonrió al ver lo emocionada de Haruka por la petición de Samatha. No parecía que fuera a ser molesta, era alguien que parecía muy fácil de hacer feliz. Le recordó la protagonista de algún anime que su ex le había mostrado cuando se enteró que se iría a Japón, aunque realmente no recordaba mucho de que iba, sólo que algunas de las personajes femeninas se ponían muy nerviosas y cambiaban de humor muy rápido. Parecía que no era tanta ficción después de todo.

-No tengo alergias conocidas; creo que una vez sufrí intoxicación de comida, pero hasta allí.- Dijo de forma pensativa. -¿Eres profesora? Podrías ayudarme con mi japonés y yo podría enseñarles un poco de Suajili. ¿Sabes que hay palabras que tenemos que son similares pero significan dos cosas distintas? Sucedió algo muy gracioso cuando conocía Ryota: compré un pez koi que llamé Nyota, que significa "Estrella" es Suajili, y Ryota se estuvo riendo por media hora, diciendo que Nyota significaba "gran orinada" o algo así en japonés.- Soltó una carcajada al recordarlo, aunque eso le hizo también pensar en el triste final del pecesito...

-Ese grupo está muy de moda, ¿no? Lo he escuchado varias veces por la ciudad cuando salía de la universidad.-

—En principio ninguna alergia —contesté a Sasaki justo antes de, haciendo caso al profesor, me senté detrás de la joven japonesa y Freedom, aunque asomando ligeramente la cabeza para poder escuchar la conversación y, en especial, las palabras de asentimiento de Sasaki.

Debido al traqueteo del autobús y que la joven japonesa había vuelto a bajar el volumen de su voz, unido a que el señor Seung había puesto música, no me quedó más remedio que echarme hacia atrás apoyando mi espalda en el respaldo. Por el momento estaba claro que no iba a poder seguir hablando ya que apenas me llegaba un ligero murmullo de la conversación entre las que serían mis futuras compañeras de habitación, pero por lo menos había escuchado lo suficiente para darme cuenta de cómo debía ser el carácter de Sasaki. Suspiré resignada esperando que un carácter tan dócil como el que la joven mostraba no fuera a chocar con el mío un poco más fuerte, pero por lo menos prefería su compañía a la de Lyssa y su continuo malhumor, por no decir mala educación, que ya había vuelto a lucir al quejarse de la música.

Me quedé con la cabeza girando hacia el cristal, viendo cómo seguía lloviendo y escuchando una música a la que no prestaba demasiada atención. De mi cabeza no se apartaba la sensación de que no debería haber aceptado aquella propuesta aunque quizás todo se debiera a que yo me encontraba, tras todo lo sucedido, tan lúgubre y triste como lo estaba el tiempo que nos acompañaba.

No me deja poner el video: https://www.youtube.com/watch?v=jT26T0Cc1Hc

Pese a que la mitad del trayecto resultó un poco tenso en general, al final, junto con el silencio, llegó la calma donde cada uno tenía la vista y pensamiento en a saber donde. Al fin y al cabo, no eráis mas que un grupo de voluntarios en plenas edades donde de un copo, se formaba una avalancha. La edad voluble, el humor cambiante, el run run en la mente incesante lleno de anhelos secretos. Todos teníais esa alma inquieta, aunque escondida quizás, que mandaba los designios del sino lejos de vuestra zona de confort. 

El tiempo os dio un respiro, aunque el día era oscuro como pocos. Pasasteis de los girasoles al bosque, y del bosque a una especies de montañas bajas llenas de tonalidades verdes, magentas y ocres, densamente pobladas. Unos kilómetros más, y rodeasteis, según las palabras de Tuan, la zona habitada del templo. Luego algunos iríais con él, mientras otros rebuscaban entre las ruinas de lo que una vez, fue un hogar.

La carretera, apenas de tierra, dejaba a un lado los pobres muros, mas desechos que rectos el complejo. Con la ayuda de algunos, se abrió la portezuela de madera henchida por el agua que amenazaba con caerse abajo. El primero en salir fue Kueng, bastante dormido aun. Vuestros pies no tardaron mucho en estar sobre el ligero barrizal que se formaba a unos metros de la entrada principal, la nariz se acostumbró al olor a mojado y humedad. Hacía algo de frío. 

_{Esto es lo que se ve desde la portezuela con el muro. A la derecha está el muro cuando gira la esquina. No hay luces claro.} 

Imponente, a su manera. El sitio era enorme como bien os habían informado. Aquello era la parte principal, pero luego había dos alas más que partían de la central, y una pequeña que las unía, para dejar un patio en el centro, casi cerrandolo por completo. 

Tuan sacó un mapa hecho a mano, un boceto en una libreta apenas- Aquí hay algo aproximado, mañana deberían de traernos los papeles sobre la antigua construcción, vendrá un abogado a primera hora- Os reunió a todos. 

Los números son habitaciones que supuestamente están habitables, vayamos por números- Lo fue señalando uno a uno mientras hablaba- El primero es la entrada principal, ya pensaremos que podemos hacer ahí. Las escaleras para subir al piso de arriba están al lado del número diez, pero claro, hay poca cosa y no nos fiamos aun de subir, está cerrada por ahora, es una zona de bajo techo, apenas ronda el metro y medio, aparte de para hacer algún estudio, zona de descanso o desván no se para que se puede usar. Planta de arriba solo hay en las alas, no en el edificio central, este, aunque de igual altura, al estar elevado casi un metro por encima de la linea tiene el techo alto, pero apenas llega a los tres metros y medio. - Carraspeó, porque se le iba el hilo- También hay un subterraneo, pero no se accede desde la casa, si no- señaló la esquina superior derecha- en una de estas habitaciones- rumió algo- eso si que lleva mucho cerrado. 

Bueno- Os miró un instante- Como iba diciendo, el número dos, es una cocina, de gas para ser mas exactos, así que no funciona por ahora. Tenemos un microondas, de nuevo, mañana revisarán si se puede habilitar. El tres, es otra cocina, solo que de leña. Hay que desatascarla un poco, pero podría funcionar. El cinco son unos baños, bastante grandes por cierto, están habilitados aunque el agua sale un poco oscura, pero no es mala ni tóxica, solo que tiene que drenarse. Lo dejaremos esta tarde un par de horas, hasta que salga clara de nuevo. El siete es el jardín, abandonado, lleno de matojos salvajes- se rió un poco- tened cuidado por si hay serpientes. No deberían de ser venenosas por la zona, pero por si acaso evitadlas. El seis era el comedor, podemos dejarlo así si queréis. El ocho es un dormitorio que, bueno- Se rascó una ceja con el dedo índice- allí es donde dormían los enfermos para no contagiar al resto, o donde las mujeres parían. Los demás números pueden ser habilitados como dormitorios, hemos traído futones, mantas, menaje de limpieza y comida, una nevera mediana, un microondas por si acaso, y un generador pequeño. Agradecería inmensamente que durmierais al menos de dos en dos. 

Con una gran sonrisa se puso recto- Todo tendrá polvo, quizás alguna araña, lo normal, hace un par de años que no vive nadie aquí, así que podéis ir a dar una vuelta mientras saco las cosas. Eso si, tened cuidado.- Y se fue predispuesto, con ayuda de Sasaki e Inoue para dejar las cosas allí, y que las fueseis metiendo cuando quisierais.