Partida Rol por web

Si si, si ya, mira la tirada de atletismo y llora conmigo

Ver un dragón plateado hizo que por un momento pensase que estaba soñando y que el libro que leía hubiese cobrado vida. Pero al momento me di cuenta que no era el caso, que el Ironbelly Ucraniano estaba allí mismo, y que aquello era muy grave.

Rápidamente guardé mi libro y me incorporé, tomando una posición defensiva, levantando la varita siguiendo la trayectoria que seguiría el dragón y tratando de darles instrucciones a los pequeños que huían despavoridos. Aquella situación parecía surrealista y estaba en mis manos hacer algo para evitar una masacre,npor lo que decidí usar el hechizo Desmaius para aturdir al dragón que ya se disponia a atacar al joven Van Houten, que incomprensiblemente había cerrado las puertas del castillo.

- ¡Corred hasta la choza de Hagrid, el guardabosques! 

Esas habían sido mis palabras, gritando a pleno pulmón, y esperando que me obedeciesen. Con la puerta de Merlín cerrada, aquella era la mejor opción sin lugar a dudas, aunque no tenía ni idea de si Hagrid estaría allí. 

Entonces vi caer al suelo al pequeño Rubén, que había quedado malherido intentando huir al ver que el dragón se le abalanzaba, y fue el momento en el que decidí intervenir.

- ¡Desmaius! Conjuré el hechizo con un aleteo de mi varita y vi como le impactaba en la cabeza, cegándolo momentáneamente y forzándolo a levantar el vuelo en el último momento, justo cuando iba a devorar al joven Van Houten. 

Esto no había acabado, pero al menos, había logrado salvarle la vida en un primer momento.

- ¡Levántate y sigue corriendo! ¡Corre por tu vida!

Parece que la voz del profesor me saca del ensimismamiento y salgo corriendo pero a duras penas ya que tengo herida la rodilla, me duele muchísimo y me va a costar seguir el ritmo de los compañeros, puede que este sea mi final así que saco la recordadora del bolsillo, empiezo pidiendo disculpas a mis padres por mi comportamiento y luego dejo una nota para el único profesor que había conocido en su vida y no le había parecido un funcionario cansado de su trabajo y de sus alumnos.

Profesor Rowle, si puedes oír esto, me gustaría que me escribieras en una nota todo lo que me hubiese gustado aprender de la mandrágora, se que puede parecer que estoy obsesionado con ella, pero me dijeron que podía hacer despertar al chico que herí con aquel hechizo, ¿Podrías ayudarlo ahora que yo no puedo? Sigo corriendo todo lo que puedo

Era increíble ver como el profesor Flamel se encargaba de ahuyentar al dragón con un solo hechizo, pero al parecer uno de mis compañeros no había salido bien parado del asunto, al parecer corría con dificultad por lo que no iba a serle fácil escapar.

Haciendo un poco de control de los nervios me detuve y empecé a gritarle al chico herido que se acercará para ayudarle, después de todo no sería buen compañero si solo le miraba.

-¡¡¡Hey amigo, por aquí, te ayudo!!!- grite dando pequeños brincos, para luego correr en su dirección y apoyarlo – Descuida todo va a salir bien- dije mientras le ayudaba, - El profesor Flamel se encargará pero deja que te ayude.

¿¿Esto se supone que es antes o después de la pelea en el despacho de Robins?? Después

Andrew aprovechó el momento de desconcierto al ver caer a Rubén al suelo, y al profesor Flamel salvarle la vida al lanzar un hechizo justo cuando iba a ser devorado, para acercarse hasta la posición de Abbadon y ofrecerle subir a la escoba. Ya estaba oscureciendo mucho y no iba a ser facil refugiarse si la entrada estaba cerrada, y en la oscuridad, el dragón tenía toda la ventaja.

- ¡Súbete, anda! Llegaremos antes si me iluminas y yo vuelo en dirección a la cabaña de Hagrid... Necesitamos ayuda cuanto antes... Exclamó un tanto asustado el joven Beaufort. Si vienen los profesores seguro que podrían hacerle frente, pero solo el profesor Flamel puede que lo pase francamente mal... Y nosotros solo somos un estorbo ahora mismo.

Entonces se detuvo y esperó a ver qué decidía Abbadon, aunque no pensaba esperar demasiado. Mientras tanto, Dani había retrocedido un poco para ayudar a Rubén. Puede que entre los dos lo lográsen.

Trataba de lucir lo mas valiente posible, aunque la verdad tenia mucho miedo, una vez más coloque la varita sobre la palma tal y como en clase de encantamiento había practicado, respire lo mas profundo posible y recite el hechizo – Orientame- mencione concentrándome en la dirección de la cabaña.

-Creo que es por aquí- le dije al chico ayudándole a caminar -Tranquilo lo vamos a lograr- traté de parecer lo mas seguro posible, pero era difícil, un dragón acechando y complicaciones para ver el camino, no estaba seguro si realmente saldríamos bien, bueno al menos eso intentaba pensar.

- Lo sé dani, lo sé, ¿Quién nos iba a decir hace unas horas que íbamos a ir juntos y ayudándonos en busca de una cabaña, parecemos una pareja de gays buscando un sitio apartado para darnos el lote, jejejeje. Digo aquello con toda la confianza de la que dispongo después de haber estado a punto de ser devorado por un dragón así que me tiembla la voz y las lágrimas siguen acumuladas en mis ojos, de hecho, todavía no he guardado la recordadora en la que estaba grabando un mensaje.

- Vamos Daniel, si me sacas de esta te daré una rana de chocolate, digo sonriendo. 

Supongo que mejor no comentar a ese comentario después de todo estamos nerviosos y un dragón nos persigue lo mejor será avanzar.

-Tranquilo que no pienso dejarte, somos compañeros- le dije con dificultad avanzaba por la oscuridad, tratando de ver si la dirección era correcta, sin embargo, la oscuridad dificultaba el camino – Olvídate de eso, si salimos bien de esta estaremos a mano por lo de las piedras, vale.

- Claro tio, pero hay una cosa que te quiero pedir, si me pasa algo dale esta recordadora a Rowle, ¿Lo harás?, además, antes de volver a ser el impertinente de siempre quiero decirte algo, me caes bien tio, si alguien quiere meterse contigo lo tiene claro... Sobre todo si hay piedras cerca, jejeje. Le meto la recordadora en el bolsillo de la túnica sin que se de cuenta.

- Oye, ¿Podemos parar un momento? Me duele cada vez más y no creo que vaya a mejor si no paro. Me siento contra un árbol, - Oye, ya se que no te conozco desde hace mucho pero... ¿Me haces un último favor? eso si, tienes que prometerme que lo harás si puedes... ¿Vale?

-Puedes entregarla tu mismo, que no pienso dejarte abandonado- le dije al chico – si tu consideras que debemos parar adelante – contesté mientras lo dejaba descansar un poco, en uno de los árboles.

-Hombre que vas a lograrlo ya falta poco, pero claro si te hace sentir mejor, te haré ese favor, aunque de qué clase de favor se trata-  me hacia sentir mal que se rindiera tan fácilmente, pero si eso le hacía sentir mejor.

Necesito que vayas a pedir ayuda y si vas corriendo llegarás antes que conmigo, piensa que no me estás dejando aquí, te lo pido yo como un favor, necesito que vayas y vuelvas con ayuda lo más rápido posible.

Cada cierto tiempo intentaré el hechizo ese de la luz roja, a ver si consigo deciros dónde estoy. Creo que se llamaba "chispas rojas".

Espero tu vuelta, amigo. Digo sonriendo.

Decido inspeccionar la herida de Ruben pero al parecer esta no es la grave que el chico parece mencionar, así que solo debe tratarse de un ataque de nervios, así que la única manera que se me ocurre para ayudarle es darle una bofetada.

-Viejo, tranquilo tu herida no es mortal y  podemos lograrlo confía en mí- le dije -ahora vamos a seguir avanzando que ya casi lo contamos y deja de ponerte histérico- le ofrecí mi mejor sonrisa, no pensaba dejarlo ahí solo.

Después de avanzar raudos en dirección a la cabaña del guardabosques, apreciasteis en el momento que tomasteis un descanso, que el dragón parecía haberse olvidado de vosotros y que sobrevolaba en otro sentido distinto al rumbo que habíais tomado. Aquello eran buenas noticias para vosotros y quizá no tanto para otros, aunque al menos pudísteis respirar aliviados.

Daniel Anderson observó con tranquilidad las heridas de las piernas de Rubén, y pese a no ser un experto medimago, comprobó que no eran serias y que en cuanto pudiesen ir a la enfermería, no tardarían en curarle. Sin lugar a dudas, el valor demostrado frente a aquella enorme y peligrosa criatura mágica era digna de mención.

No obstante, la tranquilidad reinante no tardó en verse rota cuando escuchásteis unos ruidos extraños acercándose a vuestra posición, y se os pusieron los pelos de punta. ¿Podría ser alguna criatura salvaje peligrosa, ahora que os habíais acercado bastante al linde del bosque prohibido?  ¿Volvías a estar en peligro?

-Escuchaste eso- trague algo de saliva con los ruidos que empezaban a ser audibles -¿Por favor dime que me los estoy imaginando?,- una sensación incomoda paso por mi cabeza, el primer día que llegamos alguien había dicho que el bosque estaba lleno de criaturas y monstruos, aunque en el principio estuve interesado en acampar ahora  no estaba realmente seguro si eso era una opción viable en ese lugar.

-Ruben, tenemos que movernos y ya- le tendí mi mano, no saber que provocaba ese ruido me estaba volviendo algo paranoico y eso no era bueno, esta vez coloque la varita mas rápido y recite el hechizo de nuevo -Orientame- tenía que verificar que estábamos caminando en dirección correcta y no al interior del bosque.

-Go, Go, vamos Ruben tenemos que llegar con el guardabosque- no sabía que mas decirle pero me estaba desesperando – ¡¡¡Mueve ese culo rubio y deja de creer que morirás, si te quedas ahí es probable no sabemos que bicho pueda salir!!!- le ordene para poder proseguir.

Con dos pifias seguidas estoy interpretando que tengo la pierna rota, tu me dirás master.

Me pongo tenso y alerta, creo haber oído algo que se acerca, un tipo de criatura. No quiero que Daniel me tenga que llevar a rastras así que le digo que vaya a buscar ayuda ya o lo que viene nos atacará a los dos y eso no tiene ningún sentido. Al sentir el tortazo, me enfado, - ¡Ey! ¡Que no estoy en shock! Suspiro cogiendo aire.

- No voy a morir aquí, simplemente tengo la pierna muy dolorida y no puedo seguir caminando. Lanzo hacia el cielo el hechizo chispas rojas para llamar a los profesores, las chispas color bermellón salen de mi varita disparadas hacia el cielo como si fueran una bengala. Ojalá lleguen rápido.

-Perdón, pero  me riñes luego por el tortazo- me disculpe con el otro chico - ¿Por qué eres necio?, ya te dije que no pienso dejarte solo, además mira- señale a la enorme luna llena - ¿Qué te dice que no sea un hombre lobo, un gato Wumpus o un siempredetras, cualquier cosa podría salir estamos muy cerca del bosque, así que cierra la boca apóyate en mi y sigamos avanzando- no iba a dejarlo solo y ahora estaba preocupado, las chispas podría alertar a un profesor pero también llamar la atención de la criatura o las criaturas.

-Vamos muévete- dije siendo testarudo si el no pensaba moverse lo tendría que llevar a rastras.

Estaba corriendo hacia la cabaña del guardabosques justo cuando Andrew se me acerco montado en su escoba y se ofreció a llevarme a cambio de que le iluminase el camino...algo difícil pues no nos habían enseñado ningún hechizo que lograse ese resultado. Por suerte mi padre estuvo durante meses enseñándome los hechizos más básicos para que al llegar a Hogwarts me fuese mucho más fácil sacar buenas notas y aunque no había logrado hacer ningún hechizo en aquel momento me he dado cuenta que gracias a eso, ahora me estaba resultando mucho más sencillo aprender los hechizos básicos, con suerte conseguiria lanzar "Lumus".

-De acuerdo Andrew, ten cuidado con los arboles-.Le dije mientras me subía en la parte trasera de su escoba.-Si no recuerdo mal, consistía en enfocar tu voluntad en la punta de la varita y visualizar una luz en ella.....¡Lumos!-.Mientras repetía las lecciones que mi padre me enseño, las iba siguiendo paso a paso y cuando conseguí visualizar esa luz, grite el nombre del hechizo mientras esa misma luz surgía de la punta de mi varita.-Vamos, démonos prisa. ¡Aguantad, volveremos con ayuda!-. Mientras le indicaba a Andrew que ya podíamos partir, me volví y les grite tanto al profesor como a mis dos compañeros que volveríamos con ayuda, después de todo aunque no me había hecho gracia aquella broma de la puerta tampoco era como para que desease que el dragón se comiese al pobre chaval, después de todo solo era un niño de mi edad...