Partida Rol por web

El hechizo impactó de lleno en la slytherin que comenzó a reír estridentemente hasta que el profesor paró los efectos, Victoria dio un paso adelante para ver como se encontraba casi olvidando que estaban en pleno duelo, pero entonces Kayla se levanta y baja de la tarima diciendo que abandona el club lo que hizo que todos las miraran a la una y la otra incrédulos. La ravenclaw se quedó atónita, no pretendía hacerle daño y por eso usó un hechizo para la risa, pero parecía que aquello había dañado el orgullo de la pelirroja lo que al parecer era mucho más valioso para ella.

- Lo siento… - le dijo, pero ella no se volvió y Victoria sintió rabia, le había dejado en evidencia. Suponía que ningún profesor la obligaría a volver y seguir con el combate así que se dispuso a bajar cabizbaja.

Victoria era toda una especialista. Definitivamente, tenía que practicar más si quería seguir mejorando, pero por el momento, ella se había merecido ganar. 

Lo que me sorprendió fue que Kayla se comportase de aquella manera. A veces se gana y a veces se pierde, y estaba claro que allí, tarde o temprano, casi todos perderíamos, así que... a qué venía aquel enfado.

Cuando Kayla se marchó, bajo la atenta mirada de todos, me acerqué a Victoria.

-Enhorabuena, V. Lo has hecho muy bien y te has merecido ganar. Lo que no entiendo es por qué Kayla se ha molestado tanto. Alguien tenía que perder, después de todo -le dije, encogiéndome de hombros.

La actitud de la joven Silver dejó asombrados tanto a profesores como al resto de los alumnos. ¿A caso se creía que podía hacer lo que le viniese en gana, que era el ombligo del mundo? Aunque Filius Flitwick tuvo la intención de hablar con ella y animarla a seguir con el duelo, fue Snape quién tomó la voz cantante en el asunto, levantando la mano para tomar la palabra antes que el resto de profesores.

- Señorita Silver, ¿se cree que es el ombligo del mundo y que puede hacer lo que le venga en gana? Por supuesto que ha terminado el enfrentamiento y la joven SinClair es la vencedora del encuentro, y tambien ha acabado para siempre con el club de duelos como afirma,.. no es que lo deje, si no que ya no tiene el derecho de participar... Ni de tampoco participar en cualquier otra actividad extracurricular de cualquier índole, ya sea un Club avalado por profesor o no, o del equipo de Quidditch... ¿Quiere además hacerle perder 50 puntos a Slytherin y tener que unirse a su amigo Flamel a limpiar letrinas? Por mi encantado, solo tiene que cruzar esa puerta...pero por descontado que en horarios distintos y sin verse las caras, faltaría más. Si aún le queda dignidad y orgullo, salude apropiadamente a su rival, como una buena Slytherin haría, y después vaya de inmediato a hablar con el director. Si no ya tarda en largarse... Aunque pronto recibirá noticias mías...

Viendo las intenciones de Flamel, no tardó en añadir.

- Ella sabe ir sola. Que nadie la siga o se ganará el mismo derecho de no participar en ninguna otra actividad extracurricular. ¿Queda claro? Profesor Flitwick, podemos proseguir salvo que la joven Silver tenga algo que decir...

Kayla se paró de golpe al escuchar la voz de Severus Snape y sabía que había firmado su sentencia de muerte o quizás su expulsión definitiva de Hogwarts, pero desde luego no iba a callarse.

- Me he rendido y he saludado a mi rival..., algo que cualquier no miope podría observar... - se gira y encara con Snape -... usted no es el director de la escuela, aunque le gustaría serlo, no tiene potestad para anular a cualquier otro profesor si decidiera avalarme, pero no se preocupe, no me gusta el quidditch, no me gustan los duelos y puedo dejar el club de coleccionista, no me pesa... ¿Limpiar letrinas?..., oblígueme... o quizás coménteselo a mi familia a ver lo que le responden.... 

La pelirroja sabía que todas las fronteras ya habían sido traspasadas, su exceso de orgullo y obstinación marcarían un antes y un después en su vida de Hogwarts.

- Váyase al cuerno... - fue lo último que dijo tras decidir traspasar la puerta y marcharse del club. Escribiría a su abuela Andrómeda, era la única que siempre estaba de su parte y seguro, no dejaría las cosas como estaban

Kayla... quizás no había tenido un comportamiento ejemplar, pero tampoco se merecía que la regañasen así. Yo... intenté contenerme, pero no fui capaz. Kay también era amiga mía, mi compañera, y no iba a dejar que alguien le hablase de aquella manera, incluyendo al terrible Severus Snape.

Sabía que seguramente eso supondría, no solo limpiar letrinas, sino también perder puntos para la Casa, pero... y qué. ¿Qué era más importante, defender a mi amiga o la maldita copa de la Casa?

Así que me fui para ellos dos y me encaré con el profesor, reteniendo las lágrimas.

-U-usted no puede... no debe hablarle así. Ella ha saludado. E-es verdad que... no debió bajarse así, pero no t-tiene derecho a a tratarla tan mal. P-puede castigarnos, pero no maltratarnos. ¡Es injusto!

Ya está. La había fastidiado seguro. 50 puntos menos para Slytherin y adiós a las actividades. Pero... a la porra las actividades si no podía decir lo que pensaba.

Kayla se quedó asombrada cuando su compañera de casa dio un paso hacia ella para defender al menos lo obvio. Había saludado, Victoria era mejor que ella y punto, y la pelirroja no sentía una pizca de seguridad en si misma con respecto sus habilidades mágicas, cosa que solucionaría por su cuenta, no necesitaba exponerse en un club a demostrarle a todo el mundo lo patética que era como bruja.

La niña levantó el mentón y quiso minimizar la ira de Snape hacia su compañera de casa, así que le provocó.

- Y por cierto, aunque me mande noticias suyas quizás esté haciendo otras cosas interesantes como leer el corazón de bruja..., debería usted probarlo, quizás aprenda algo....

Harold quedó fuertemente impactado al ver a la joven Silver dejar el combate a medias, sin justificación aparente. ¿No podía terminar el combate y una vez terminado el horario del Club, hablar tranquilamente con Flitwick y pedirle amablemente que le permitiese abandonar el club? Las formas no habían sido las correctas y entendió de inmediato que Severus Snape tomase la palabra, aunque las medidas le parecieron desproporcionadas, y sabía que el director no estaría de acuerdo.

- Severus, entiendo su descontento, más siendo la joven Silver una aprendiz de su propia casa, pero.. ¿No cree que privarla de cualquier otra actividad o Club es demasiado excesivo castigo? Quizá debería reconsiderar su decisión... Él era consciente de que en todos los años que llevaba como docente, jamás había visto algo similar, desde luego había que reprender a la muchacha. Un duelo no era algo que podías abandonar por desgana, infravalorando una tradición centenaria, y además abandonar el Club frente a todos, eso dejaba una muy mala imagen aunque quizá esa no hubiese sido su intención, pero desde luego, las medidas tomadas por Snape era demasiado absolutas, muy excesivas...

No obstante, no pudo defenderla después de la réplica de la muchacha. Aquello era un desacato a la autoridad, y la soberbia y orgullo de la joven fueron demasiado lejos. 

- Joven Silver, eso no es tolerable,... Si no está de acuerdo con alguna medida, se puede debatir ante el director, estando presentes otros docentes para juzgar el caso. Pero esa actitud de desacato no puede permitirse...

Después escuchó a Altair, entendia su impotencia, pero debía entender que la actitud de su amiga había estado muy mal. Sobretodo después de enviar al cuerno al profesor de pociones y de amenazarle con hacer intervenir a su familia.

- Altair, no es el momento no las formas. Si hay algo en lo que no estés de acuerdo, siempre puedes presentar una queja y hablar con el director. La actitud de Silver no se puede admitir y hay que cortarla de raíz...

Las palabras de Snape me helaron la sangre, ya estaba en bastantes líos como para buscarme más.

Cada palabra que el profesor soltaba era como una puñalada ardiente, Snape era un tipo incapaz de sentir empatía por nadie, era casi una fuerza de la naturaleza capaz de despedazarlo todo a su paso sin importar de quien se tratase.

El tipo parecía odiar a todo el mundo, pues era incapaz de mostrar algo de humanidad.

Al final del discurso del docente, fije mis ojos en él y lo observé con cierta rabia, pues me parecía que el castigo impuesto a mi novia era totalmente desmesurado.

Daba gracias a Merlín de que Altair hubiera hablado a favor de Kayla pues sabía perfectamente que mi intervención no le haría ningún bien, pues para Snape yo no era más que un insecto indigno de estar en su presencia.

Profesor, lo que mis compañeras pretenden decir es que la sanción impuesta a la señorita Silver es un tanto excesiva para la infracción cometida y agradeceríamos que muestre un poco más de indulgencia. - digo mientras aparto mi mirada de Snape y busco entre los demás docentes alguna clase de ayuda con rostro suplicante.

Melker estaba disfrutando del Club de duelos observando a los jóvenes combatir usando hechizos que él mismo les había enseñado y sobre todo viendo la deportividad que demostraban tanto los ganadores cómo los perdedores. Incluso Draco Malfoy, al perder, había saludado caballerosamente a su rival.

La tarde se torció cuando la joven Silver perdió su duelo y se bajó bastante enfadada consigo mismo. Conocía el genio de la chica, pero nunca imaginó que llegara hasta el punto de enfrentarse al jefe de propia casa, el Profesor Severus Snape. la primera reacción de Melker fué ir a hablar con Kayla para que se replanteara el no dejar el Club de Duelos, pero Snape se le adelantó y él sólo pudo quedarse mirando la escena sorprendido por el valor de la joven y de su amiga Altair.

El Profesor Westerberg se colocó al lado de las alumnas de Slytherin y guiñando un ojo a Kayla sin que Snape lo viera, habló intentando poner un tono autoritario - Señoritas, no pueden hablar así a un Profesor de Hogwarts, así que por favor, discúlpense con el Profesor Snape.

Artemis intentaba suavizar el asunto. Rowle indicaba que no debía permitirse esa salida de tono. Snape con cara de haber comido chumbos sin pelar. Y Melker se dirige hacia la posición donde ella se encontraba para hacerle una leve señal con el rostro, ¿quizás de alguna manera le apoyaba?... Kayla ya había estallado con su genio en otra ocasión, y tras hablar con Melker encontró un apoyo en el docente. Le prometió en su momento que no debía volver a estallar, ero...¿cómo controlarlo?....

- Disculpe mis palabras, profesor Snape... - dijo la niña casi sintiendo como el ácido corroía sus entrañas, pero el profesor de DCAO era el docente con el que más había chocado y con el que tenía mayor empatía. La última vez se libró del castigo por él, y aunque de esta era seguro de que no se libraba, no iba a tirar por tierra su autoridad ignorándole -...no hace falta que compre el corazón de bruja..., se lo presto yo.... - maldito fuera su mal genio, le costaba contener la lengua -... quiero decir..., puffff....., de verdad mejor me callo..., lo siento....

- Mocosa impertinente, debería hacer que la expulsen de inmediato. No crea que esto quedará así, eso no es ni una disculpa no es nada. Es una falta de respeto que pagará muuuuy caro. Respondió Snape impasible y con malicia en sus ojos. Cualquiera que le viese, sabía que la jovencita se había granjeado al peor enemigo posible y que su vida en Hogwarts ya no iba a ser la misma. Sin embargo, los combates debían continuar, y viendo que Melker había mediado en el asunto, le sugirió que fuese él el que llevase a Kayla frente al director. Profesor Westerberg, quizá podría hacerme el favor de acompañar a la joven Silver hasta el despacho del director y explicarle lo ocurrido, yo iré en cuanto finalicen los duelos, no podemos retrasar más los combates. Este año, si la jovencita sigue aquí, cosa de la que tengo mis serías dudas, lo pasaremos realmente bien...

Y se giró sobre sus propios pies para apremiar al joven Harry Potter y el joven Andrew Beaufort para proseguir con el siguiente duelo.

- Harry Potter, Andrew Beaufort... Pueden subir para continuar los enfrentamientos... Profesor Flitwick, de la señal cuando estén listos...

- Por supuesto, prosigamos. Yo no tengo nada que objetar... Enunció el profesor de Encantamientos, que comprobó los nombres en la pizarra, y suspiró ante la tensión del momento. Sabía que debería hablar posteriormente con el director sobre el incidente, pero ahora su deber era moderar y evaluar al resto de aprendices.

- Joven Potter, si es tan amable. Señorito Beaufort, por favor, prosigamos... Es su turno... Indicó visiblemente apesadumbrado, pero hablando con calma.

Harry no tardó en asentir y subir a la plataforma, dispuesto a enfrentar a la jovencito de Hufflepuff. No sabía si era buena duelista o no, pero intentaría hacerlo lo mejor posible y olvidar lo que acababa de ocurrir. Observó maravillado como Flitwick retiraba toda el agua de la tarima con un hechizo "Evanesco" y se dispuso a realizar correctamente el protocolo. Se acercó al muchacho y al llegar frente a él le susurró.

- Buena suerte, que sea un buen combate. Y le sonrió amablemente, levantando la varita en plan de respeto y realizando una leve reverencia. Después dió los pasos de rigor y tomó una posición de ataque, esperando la señal.

- Vamos Señorita Silver Le dijo Melker a Kayla con tono suave mientras hacía un gesto con el brazo invitándola a salir de la sala - Y mejor no digas nada más Le recomendó el Profesor para que no se metiera en más líos. Al escuchar a los próximos duelistas, Melker dejó escapar una mueca de decepción por perderse ver al Joven Potter peleando. Le hubiera gustado ver de lo que era capaz, pero ya le preguntaría al Profesor Rowle o lo vería otro día.

Profesor y alumna salieron de la clase en dirección al despacho del Director Dumbledore, donde le comentarían lo que había pasado y esperarían a ver cómo reaccionaba el anciano mago.

Kayla escucha las palabras de Snape y hubiera respondido algo más si no llega a ser por la rápida intervención de Melker, que le invitaba a salir de allí dándole un consejo. Se mordió la lengua como nunca y sin mirar a nadie salió del club de duelos, era la última vez que pisaría aquel lugar, a no ser que le comprase una poción a Cyllene que envenenara al grasiento docente.

- Ya voy, profesor... - dijo sumisamente caminando cual oveja llevada al matadero

Me quedo perplejo con la escena, Kayla y Thad eran jodidamente iguales... La verdad es que sería raro que no acabaran juntos.

A pesar de todo, de la opinión de los profesores Westerberg y... Rowle, que sabía tenían parte de razón, no me arrepentía de nada. Miré a Kayla mientras se retiraba, y le sonreí, marcando en los labios un "ánimo" que esperé fuese suficiente para darle fuerzas.

Kayla no había actuado así por una falta de respeto hacia Victoria, sino hacia ella misma, y por eso no podía sentirme mal con ella. Pero si alguien debía enseñarle las formas, no éramos niños de cinco años. Se podía hablar con nosotros, porras.

Después me giré y seguí mirando a Snape. Esta mocosa impertinente estuvo a punto de mandarlo a hacerle una visita de cortesía a Hades, pero me contuve, recordando las tranquilas pero severas palabras de Rowle, y regresé junto a Victoria. Porque lo que no iba a hacer era disculparme. Ah, no. ¡Hasta ahí podíamos llegar!

-Si creen que voy a dejar que alguien haga daño a una amiga mía van listas, por muy profesor que sea -murmuré entre dientes mientras volvía a mi sitio, sin dejar de mirar directamente a los ojos a "Stupidus Snake".