Partida Rol por web

 ¿Merodeadoras?..., eso suena a cotilleos...

Me eché a reír. ¡Qué ocurrencia!

Pues... no exactamente. Es que pensamos en explorar el castillo e investigar los pasadizos secretos que seguro que tiene. De ahí lo de merodeadoras. Pero supongo... -le dije finalmente, encongiéndome de hombros -qué si que somos un poco cotillas.

Chole seguía removiéndose. Era una revoltosilla. Todo lo contrario que la lechuza de Kayla... Queen, la había llamado. Estaba muuuy tranquila, tal y como decía su dueña.

Lo interesante llegó cuando se sorprendió al saber que era muggle y que usaba cosas de muggle.

Sí, sí. Bueno, hasta ahora. Espero que cuando regrese a casa pueda usar la magia. En realidad no es tan complicado. Es como todo... acostumbrarse. ¿Nunca habéis usado cosas muggle, como un teléfono o un coche? -les pregunté a las dos.

Siete enorme y hermosa lechuza blanca mensajeras, con un elegante sobre del mismo color y selladas con el símbolo de la familia Von Viaden, se posan en las ventanas de cada  joven alumno.

Por medio de este presente, el profesor y jefe de la gloriosa casa de Slytherin Albert Von Vianden invita a sus alumnos a ser partícipe de una agradable y privada ceremonia en su despacho con el objetivo único de conocer en mayor profundidad las ambiciones y proyectos de los futuros pilares intelectuales de la Escuela Hogwarts de Magia y Hechicería.

Saludas atentamente:

Yvonne de Béthune, jefa de seguridad y defensa de la familia Von Vianden

Segundos después, una de las cartas cae al suelo y se transforma en una bella e intrigante serpiente de color negro profundo  de más de cuatro metros de largo que, una vez completa la transformación, mira a los estudiantes por varios segundos para luego movilizarse hacia la salida, una vez allí vuelve a dirigir sus inertes ojos onix hacia los estudiantes y, mediante un profundo Siseo y movimiento de su cola, da entender que aquel animal será su guía.

Altair miró las lechuzas que se acababan de posar en las camas. Al estar en los calabozos, las pobres habrían tenido que recorrer medio castillo hasta encontrarles.

-Anda, ¿y esto? -dije, sorprendida. Cuando vi que cada una de ellas llevaba un mensaje atado en la pata, me acerqué a la que se había puesto a mi lado, cogí el mensaje, lo extendí y lo leí.

-E-es u-una invit-tación de nuestro Jefe de la Casa, el Profesor Vianden, para que vayamos a verle a su despacho.

Con un ligero temblor miré a las demás.

-Creo que deberíamos apresurarnos -dije, bajándome de la cama, sin poder disimular los nervios.

-¿Desde cuando un profesor quiere conocer a sus alumnos? -pregunté, totalmente confusa por el giro que estaba dando aquello. De estar cómodamente sentadas hablando, íbamos a pasar a tratar cara a cara con el Jefe de nuestra Casa.

Aquello era muy fuerte.

-Esto es muy fuerte -dije, dirigiéndome hacia la puerta -. Por cierto. ¿Alguien sabe dónde está su despacho?

Cuando el mensaje se transformó en una serpiente, di un pequeño salto hacia atrás, asustada. Pero fue solo un instante. El animal era hermoso, hipnótico, y no parecía tener malas intenciones, así que no pude hacer más que maravillarme con la transformación. Después de todo, yo no estaba acostumbrada a ver magia.

-¡Ooooooh! ¡Qué guay! -exclamé.

La serpiente reptó con elegancia hacia la salida y justo antes de atravesar la puerta se giró hacia nosotras, como indicándonos que la siguiéramos.

-¡Claroooo! ¡Quiere que la sigamos hasta el despacho! ¡Y yo preguntando como una tonta si alguien sabía en dónde se encontraba! -comenté riéndome.

Así que me acerqué a la serpiente y le hablé educadamente.

-¡Adelante! ¡Te seguimos!

-Si no es comestible ya te digo yo que no he usado nada de eso-contestó negando con la cabeza. ¿Para qué iba ella a usar un coche? Eran esos trastos ruidosos que echaban humo que los pobres muggles usaban dios-sabe-cómo para viajar-los magos usamos otras formas de transporte. Como los polvos flu.-no añadió nada sobre el teléfono. ¿Teléfono? Sonaba raro de narices, ¡seguro que era hasta peligroso!

Siete enorme y hermosa lechuza blanca mensajeras, con un elegante sobre del mismo color y selladas con el símbolo de la familia Von Viaden, se posan en las ventanas de cada  joven alumno.

Por medio de este presente, el profesor y jefe de la gloriosa casa de Slytherin Albert Von Vianden invita a sus alumnos a ser partícipe de una agradable y privada ceremonia en su despacho con el objetivo único de conocer en mayor profundidad las ambiciones y proyectos de los futuros pilares intelectuales de la Escuela Hogwarts de Magia y Hechicería.

Saludas atentamente:

Yvonne de Béthune, jefa de seguridad y defensa de la familia Von Vianden

Segundos después, una de las cartas cae al suelo y se transforma en una bella e intrigante serpiente de color negro profundo  de más de cuatro metros de largo que, una vez completa la transformación, mira a los estudiantes por varios segundos para luego movilizarse hacia la salida, una vez allí vuelve a dirigir sus inertes ojos onix hacia los estudiantes y, mediante un profundo Siseo y movimiento de su cola, da entender que aquel animal será su guía.

Si Yvaine hubiese sido uno de esos perrillos raquíticos que estaban tan de moda en las ciudades al ver aquella invitación se habría meado de pura emoción. Por fortuna era una niña y cuando una de las cartas se convirtió en una serpiente lanzó un gritito de emoción. ¿Y eso cuando iban a aprenderlo? 

¡Espabila! Altair está preguntando algo. Algo del profe. Ah, pues ni idea.

-Ah, pues ni idea-respondió encogiéndose de hombros-¡pero si no vamos jamás lo descubriremos!-saltó de la cama y retrocedió varios pasos por si a la carta-serpiente le daba por  picar o hacer algo más que ser inquietante y oscura.-vamos, Kayla, ¡no podemos perdernos!-más allá de toda emoción la idea de perderse por los pasillos de Hogwarts por la noche no le hacía gracia, ¡y menos después de haber visto todos esos fantasmas! Si ella veía al fantasma cubierto de sangre plateada (cielos, hasta le habían dicho que era de Slytherin) en un corredor oscuro se moría ahí mismo y pasaría a ser del club de los no muy vivos.

Altair le preguntó si nunca había usado cosas muggles, como teléfonos o coches... ¿qué demonios eran esas cosas de las que hablaba?... Kayla negó con la cabeza como si aquella idea fuera la más loca y extraña del mundo... Iba a responder algo, pero un ruido de batir de alas se apoderó de la sala común de Slytherin, alterando el silencio y la conversación que las tres niñas mantenían.

Altair se dirigió a una de ellas y leyó lo que ponía. Kayla, extrañada por la concentración con la que leía su compañera de casa se dirigió a la lechuza que estaba situada en su lado de ventana, la cuál tenía una misiva dirigida con su nombre. Leyó en silencio, sorprendida cuando el mensaje se transformó en una enorme serpiente que le mira con ojos hipnotizantes.

- Adoro Slytherin... - le salió del alma, si alguna vez dudó entre Ravenclaw o Slytherin, era un mero recuerdo que prefería olvidar.

Yvaine le animaba a que le siguiera, ambas muchachas ya estaban por la puerta y ella no quería quedarse atrás. No tenía miedo de la oscuridad ni tampoco de los fantasmas. Según su padre debía tener más miedo de los vivos que los muertos, y ella, acostumbrada a los sucesos raros por ser hija de padres de sangre limpia, fue con porte seguro y siempre elegante hacia el pasillo, siguiendo al reptil en su deambular por la escuela.

Estaba intrigada, conocer al profesor Von Vianden antes de tiempo era un honor que no dejaría pasar. Quizás debiera pedirle a su padre, Logan Silver, que le invitara al cocktail navideño que anualmente celebraban con los magos y brujas de la región. Un evento social donde solo las familias más distinguidas se reunían.

Entro temeroso en la sala, por si acaso hay alguien intento ir discretamente sin que nadie me oiga, el ambiente no es el más acogedor pero me tengo que acostumbrar supongo, con todos los sentidos alerta me siento en un sofá mientras abro y comienzo a leer el libro "Las Fuerzas Oscuras. Una guía para la autoprotección", intento saber más de los nuevos peligros que me esperan pero a pesar de intentarlo con todas mis fuerzas no me concentro mucho así que al cabo de un rato miro todos los tapices de la sala y me empapo de la historia de mi nueva casa. 

Kayla acababa de entrar en la sala común. Estaba realmente agotada después de la clase de pociones, iba a suspender su primer trabajo, lo sabía, le había ido de pena, solo le consolaba haber conseguido hacer un trabajo medianamente decente para historia de la magia, la asignatura más insulsa del mundo. No podía creerlo, le iba mal en las asignaturas que le gustaban y bien en las que de base odiaba..., ¿sería Peeves el que ponía todo del revés o su propia suerte?....

La muchacha entró en la sala común de Slytherin y vio a un muchacho sentado en uno de los sillones mirando los tapices embobado. Eran hermosos pero tampoco hacía falta aprendérselos de memoria.

- Hola... - se dirige con elegancia hacia el sillón donde estaba el muchacho y se sentó a su lado -... me llamo Kayla Silver..., soy de Oxford... ¿y tú?... - le tiende la mano educadamente, los modales eran lo último que se perdían.

Raven entra en la Sala común cabizbaja, había sido un día horrible, por un lado había descubierto cosas que no conocía antes y había conocido a los que serian sus profesores, sin embargo, había fallado en prácticamente todo lo que había intentado. Al llegar hay dos compañeros de su curso mas hablando, ella saluda con la mano mientras dice:

Hola.

Para dejarse caer en uno de los sillones a descansar un poco

Dejo el libro sobre el sofá y me escondo detrás de él protegiéndome. 

Al cabo de unos segundos digo tartamudeando:

- Hola. Lo siento, es que me han asignado a Slytherin... Pero ya me iba, no quería molestaros.

- Hola Raven..., tienes mala cara..., si te digo como me fue en la clase de pociones quizás hasta te rías un poco..., he tenido un día horrible y parece que el tuyo no ha sido mejor... - comenta la Slytherin suspirando, sorprendida por la reacción del muchacho -... Ey..., no hace falta que te vayas..., no molestas..., eres un digno representante de Slytherin..., ¿por qué agachas la cabeza?.... No me lo digas..., ¿hijo de muggles?... Últimamente ya no se torturan a los hijos de muggles, no tiembles... - sonríe divertida hasta que se percata de que nadie estaba disfrutando el momento -... Perdona hombre... ya en serio, no te marches, me gustaría que nos conozcamos más..., al fin y al cabo somos compañeros y vamos a convivir juntos mucho tiempo... ¿Cómo te llamas?....

Aven escucha el comentario de Kayla y desde el sillón dice:

Son cosas muy difíciles… no se… no me imaginaba que ser bruja era asi de difícil… y los profesores son muy raros

El chico que estaba allí decía de irse, pero rápidamente Kayla le dijo que no debería irse y pregunto si era hijo de Muggles, ella mira al chico y dice:

Eso… no te vayas… yo soy Raven O´Conor… oye eso de Muggles son los no mágicos ¿verdad?...

Mira a Thad con cierta curiosidad y entonces cae en la cuenta de algo, mira a Kayla que parecía saber del tema y pregunta:

Si mis padres son no mágicos significa que mis padres… mis primeros padres, de los que nací, si son magos porque yo lo soy ¿no?

- Si te consuela de algo yo tampoco sabía que iban a ser tan difíciles las clases..., ahora los profesores no son raros..., son... profesores..., no sé..., bueno quizás el de Astronomía es algo raro... - dice la muchacha encogiéndose de hombros, al fin y al cabo ella era de procedencia mágica, todo lo de Hogwarts era lo habitual...

Kayla escucha a la tímida Raven y le sonríe con simpatía, era normal que los hijos de muggles no supieran nada de aquello, pero la chica parecía tener otro trasfondo en su historia familiar.

- Lo normal es que tu procedencia sea mágica por padre o madre, o ambos..., aunque puede ocurrir en casos más raros de que los padres sean no mágicos pero sí los abuelos... ¿No conociste a tus padres? ¿Eres adoptada?.... No pasa nada..., puedes preguntarme todo lo que quieras, debe de ser difícil para ti el cambio... Yo soy hija de magos, nieta, bisnieta, tataranieta y generaciones atrás de magos... No lo sé todo pero quizás pueda servirte de guía... Por cierto..., ¿cuál ha sido tu mejor clase? ¿Y la peor?.... - ya que estaban podrían conocerse más. Miró a Thad y comprobó si deseaba o no quedarse con ellos

Pufff. La clase de vuelo ha sido toda una locura -comenté en cuanto entré a la sala común. Vi que estaban dentro Kayla, y una chica y un chico que se habían unido a Slytherin casi al final, y a quienes había visto, pero con quienes todavía no recordaba haber hablado.

-Holaaa, soy Altair -me presenté -. ¿Qué os está pareciendo todo esto? Yo creo que es una locura. Además la mitad de los profesores están mandando un montón de trabajo así que me parece que vamos a pisar mucho la biblioteca y poco los jardines.

- Ehh, yoooo... Mis padres... Bueno, yo todavía no he ido a ninguna clase, acabo de llegar y me he perdido por el castillo, lo único que he encontrado es esta sala. ¿A qué te refieres con que ya no se torturan a los hijos de muggles?

- Hola Altair..., ¿tu día ha sido mejor que el nuestro o también te unes al muro de las lamentaciones?... - comenta Kayla con una sonrisa -... como el ritmo de clases siga así me veo lesionándome para pasar unos días en la enfermería y poder descansar... Por cierto... ¿os habéis fijado en la respuesta del Lowell al profesor en la clase de Astronomía?..., es súper valiente, yo pensaba lo mismo pero jamás lo hubiera dicho y menos en voz alta..., que loco es... - a pesar del comentario Kayla parecía divertida con la actuación del muchacho -... si yo hubiera dicho eso mi madre me hubiera puesto en órbita, literalmente hablando

Thad Castle decidió quedarse, estaba más perdido que un cervatillo en un lago de cocodrilos. ¿Cómo era posible que tuviera su edad y pareciera mucho más pequeño y tan inseguro?

- Era una broma..., aquí no se tortura a nadie..., bueno quizás en Astronomía cogiendo apuntes... - sonríe Kayla -... ¿cuál has dicho que es tu nombre? ¿de dónde vienes?

- Yo ... Mi nombre es Thad Castle, se pronuncia "Zad Casel" y vengo desde Londres. Yo... Intentaré hacerlo lo mejor posible o... Bueno, por lo menos intentaré no ser una carga.

Kyla le saludó y le preguntó qué tal le había ido. La verdad es que en conjunto, el día no había sido del todo malo, pero sí duro.

-No sé. Ha sido duro, la verdad. Otra cosa no, pero trabajar, vamos a tener que hacerlo. No sé si tendremos tiempo para relajarnos. Cuando no tenemos un trabajo, es otro. 

Os habéis fijado en la respuesta del Lowell al profesor en la clase de Astronomía?.

-¿Te refieres a si alguien se había tirado desde la torre? -me eché a reír -. Ha sido un pasón. Si yo llego a ser profesora, lo lanzo para ver si tiene el cerebro mágico. ¡Cómo se le ocurre decirle eso a un profesor! Es verdad que la clase ha sido un tostón, pero también ha explicado un buen montón de cosas que no sabía. 

- Yo ... Mi nombre es Thad Castle, se pronuncia "Zad Casel" y vengo desde Londres. Yo... Intentaré hacerlo lo mejor posible o... Bueno, por lo menos intentaré no ser una carga

-Me gusta "Zad". Suena muy bien -le dije a Thad, que parecía nervioso y bastante tímido -. No te preocupes, no lo serás. Además, aquí estamos los demás para ayudarte cuando haga falta... o al revés, claro. Al final, seguro que eres tú quien nos ayuda. Por cierto, ¿habéis visto el lío que se ha armado en la clase de vuelo? Os juro que la escoba de Ivy se había vuelto loca y estaba atacándonos como si estuviese viva. Menos mal que al final, el profesor la ha detenido.