Partida Rol por web

Tarbrand desapareció del campo de visión de Agnor encima del tejado. El guerrero miró a su alrededor y vio a Aelloth y a Hasgon en posición a su derecha. Aelloth estaba pendiente de lo que sucedía en el tejado, pero Hasgon había fijado su vista en unas colinas detrás de Agnor.

Tarbrand veía como todo el sigilo conseguido en el inicio de la operación se iba yendo al traste, pero al menos el orco aún parecía bastante centrado en él y no había pedido auxilio a sus compañeros, por lo que debía acabar con él lo antes posible. Así que de esta forma, volvió ha manejar sus espada con notable habilidad realizó un golpe ascendente y frontal, golpeando duramente a la inmunda criatura y esperando que esta vez fuera suficiente para que no volviera a levantarse ...

No se podía negar el valor de Tarbrand entrando así en la casa y arriesgándose por completo a quedar descubierto y atrapado en territorio enemigo. Llegó el momento en el que Agnor lo perdió de vista y, entonces, se planteó qué hacer. Si Tarbrand había sido descubierto no podría saberlo sin moverse de su escondite. De hecho, no podía hacer nada sin moverse, pero la situación era arriesgada y no podía quedarse ahí esperando una señal. ¿Y si lo habían prendido y no podía avisarles?

El orco, en cualquier caso, no estaba a la vista y por lo tanto tampoco él estaba a la vista del orco. Agnor ya no podía hacer de cobertura de Tarbrand y quizá había llegado el momento de que él se acercara al edificio. Miró a sus compañeros buscnado respuestas y se fijó en el nuevo recluta, que miraba hacia otro lado. Agnor se giró para ver qué era lo que estaba mirando Hasgon.

El orco se apresuró a atacar al intruso dúnadan antes de que le golpeara de nuevo, pero sus ataques no pudieron pasaron la defensa del montaraz. Y entonces el orco recibió un durísimo golpe en el pecho que le hizo tambalear hacia atrás. Comenzó a sangrar de la herida, y se acercaba peligrosamente al borde del tejado... 

El rubio Agnor se acercaba con cuidado para tener mejor ángulo de visión. Entonces, vio como desde el otro lado del edificio venían otros tres hombres. Uno más adelantado, con aspecto de cazador y armado con un mazo. Y sus dos compañeros que tensaron sus arcos y dispararon al vigilante orco.

Tarbrand había atestado un fuerte golpe a la vil criatura, y después dos flechas le impactaron con mortal precisión. Una se quedó clavada en el brazo que sujetaba la cimitarra, y la otra en el costado. Lo que resultó extraño fue cómo el orco se quedó rígido como una estatua, paralizado por el impacto de los proyectiles.

Aaren alcanzó el edificio de madera en el lado opuesto a Agnor, y los dos asaltantes se vieron brevemente. Estaban en el mismo bando, aún sin conocerse.

Finalmente, desde otro ángulo, Aelloth y Hasgon comenzaron a rodear el edificio para llegar a la entrada principal. El asalto había comenzado, y aunque de momento no habían sido descubiertons, ya era cuestión de tiempo que los orcos se percataran de su presencia.

Tuno 1

-Buen disparo- susurró a su compañero al ver como el orco había sido impactado por su flecha, sin duda era mejor arquero que él, aunque en ese momento todo sumaba -Vamos, sígueme- Ambos avanzaron de acuerdo a lo planeado, de modo de continuar cubriendo a Aaren y quedar a una distancia apropiada para dar alcance a cualquier orco que saliese por ese frente. Estimaba que aún no habían sido vistos, pero era consciente que pronto debería dejar el arco atrás y sumarse al combate cuerpo a cuerpo espera Theon, aún no. Sabía moverse en situación de desventaja y tenía claro que el manejo de los tiempos y los puntos débiles era la clave para tener una oportunidad.

Repasó rápidamente su precario plan, había dos grupos que avanzaban desde el sur , desde ambos lados, eso habían visto desde la colina, había un hombre al acecho en los tejados y Aaren estaba ya pronto a alcanzar la edificación y haría señales de cuantos enemigos había a la visa, mientras Egnadán y él cubrían ese frente. A estas alturas al menos el hombre del tejado sabría que no estaban solos... puede funcionar después de todo, pensó.

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                                      +                                Th    Eg  (posición original)

                                       +                                                       Th   Eg   (nueva posición)

                                       +                                  Aa                  

                                       +                                   Granja  Ta (arriba)

                                     +                            Ag                                   Ae

                                   +                                                              Hs

                                 +                               

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Turno 1

Esos hombres habían tomado por sorpresa totalmente a Agnor. La primera reacción fue ponerse en guardia y apuntar al más cercano. Pero se contuvo un segundo, el tiempo suficiente como para pensar en la situación. Aquellos desconocidos no estaban saliendo de la granja, por lo tanto no eran parte de esos enemigos. Tampoco se estaban acercando libremente a la granja, sino intentando ser sigilosos y cautos. Por lo tanto, no estaban en terreno amigo y los ocupantes de la granja no los conocían. De lo contrario, habrían entrado en la granja con tranquilidad y sin precauciones, porque la sentirían suya.

No eran orcos, pero no era la primera vez que orcos y humanos mercenarios compartían bando. Pero, sin duda, no eran aliados de esos orcos que había en la granja.

Agnor no tenía ni idea de quiénes eran aquellos hombres, pero su experiencia le decía que, en esos minutos, eran unos aliado potenciales. Unos amigos con un objetivo común reunidos, los valar sabrán cómo, en el mismo sitio en el mismo instante. Agnor hacía valer su visión de campo. No pensaba como un miliciano ni como un soldado raso. Pensaba como lo que parecía que estaba empezando a ser.

Hizo un gesto a Aelloth y Hasgon cuando se movieron, iban a tomar posiciones en la entrada. Luego miró a aquel gigantón del mazo y sus miradas se cruzaron. Agnor le hizo un gesto de cabeza, esperando establecer una alianza inmediata, silenciosa y anónima con él. La granja estaba rodeada y la posición de Agnor parecía la más segura, en el lado contrario a la entrada. Con el vigía eliminado, Agnor podía acercarse a la pared trasera con mayor libertad. Y lo próximo no sería trabajo del arco. Guardó la flecha, y sacó su escudo y su espadón. Tocaba llegar a la pared.

Turno 1

Mientras avanzaba, Theon y Egnadan dieron buena cuenta del Orco del Tejado antes de que los sonidos de la batalla pudiesen alertar al resto de la patrulla.
El forastero se debatía por evitar que el Orco cayese al patio, me mantuve en vilo un instante mientras lo observaba, conteniendo la respiración.

Antes de cubrirme en la pared norte de la pequeña construcción de madera, hice un leve gesto con la mano al asaltante rubio, indicándole que yo iniciaría mi incursión al patio desde allí, e invitándole a que hiciese lo propio rodeando la pared sur hacia el Este. Si todo salia bien, yo esperaría a que se encontrase en posición e intentaría coordinarme con el forastero del tejado para saltar los tres a un tiempo al patio, y rodear así a los Orcos que pudieran encontrarse allí.

Después de un rápido movimiento para pegar mi espalda a la pared de tablas, miré de nuevo hacia mis compañeros e hice un gesto a Theon y a Egnadan para que avanzasen hasta mi posición...todavía había algo que me mantenía inquieto, y era posible que las flechas paralizantes fueran nuevamente de ayuda.

Me asomé con cuidado por uno de los resquicios que dejaban los tablones apuntalados en las ventanas y traté de confirmar mis sospechas. Esos perros del demonio deben estar ahí...si pudiésemos encerrarlos o ponerlos a dormir antes de que todo estallase, la Victoria estaría asegurada. Acto seguido me asomé al patio, con mucho cuidado, solo para comprobar cuantos Orcos podía haber allí.

-Turno 1:

El montaraz acababa de hendir su espada en el pecho del orco con satisfacción, mientras para su sorpresa vio como era asaeteado por la espalda, aquello pilló totalmente desprevenido a Tarbrand que apenas pudo coger al orco, que rápidamente se deslizaba hacia el filo del tejado, y seguramente pondría fin a cualquier intento de sigilo, "Maldita sea, debería haber estado más atento..".

Pero poco podía hacerse ya ante aquello, el joven vio con cierta alegría como tres nuevos hombres se acercaban hacia ellos, no los conocía de nada, pero habían atacado al explorador y eso para él era justificación suficiente como para considerarlos aliados, al menos de momento. 

No pudo ponerles en situación dado que no quería desvelar su posición en el tejado, esperaba que Agnor los pusiera al corriente, al igual que él hizo lo mismo con el guerrero instantes antes. El dúnedain asintió levemente con la cabeza a sus nuevos aliados en gesto de gratitud, y se giró para echar un vistazo por la zona destruida del tejado y ver cómo estaba la situación en la granja. Con un poco de suerte los orcos saldrían para ver que había pasado y el podría colarse en el interior y conseguir evitar aquello que empezaba a temer...

Turno 2

Theon pudo ver finalmente como dos hombres se acercaban por donde había visto los movimientos desde la colina. Dos mas, nada mal. La situación mejoraba, si ellos atacaban a la vez, probablemente sería una ventaja para caer de sorpresa. El pensamiento se esfumó cuando vio caer al orco. El sonido del cuerpo desplomado se propagó rápido, sin duda era el fin de la sorpresa, o tal vez no si actuaba rápido.

Puso su arco en su espalda y dijo a Egnadan - Cúbreme desde aquí- y se puso de pie. Alzó su mano he hizo una seña a lo dos que venían al sur, de que avancen rápido desde su posición, esperaba que esos hombres interpretasen al menos algo de la idea. Sus ojos buscaron a Aaren, aún se movía sin ser detectado, y el hombre del tejado tenía su arco apuntando al piso.

Theon comenzó a caminar con ambas manos libres y con firmeza hacia la cabaña. Me verán a mi, no a ellos. Esperaba distraer la atención hacia él, estaba lo suficientemente lejos como para que no hubiese un ataque cuerpo a cuerpo inminente, y si al no tener armas desenfundadas generaba un segundo de duda, eso sería suficiente para que las flechas de sus compañeros hicieran su trabajo. Sintió la adrenalina recorrer su cuerpo, estaba vulnerable pero era lo mejor para que el plan funcionase y la ventaja de cada grupo continuara. El olor a batalla podía percibirse, y una mueca de disfrute de dibujó en su rostro.

Turno 1 & 2 (orcos)

¡PLOFF!

El orco cayó como una losa desde lo alto del edificio, y su cuerpo inconsciente se quedó en una posición completamente antinatural en el patio de la granja. Se hizo un extraño silencio, y los asaltantes contuvieron la respiración.

-¡¿Qué ha sido eso?! - se escuchó desde dentro. Y luego ruidos de varias voces orcas.

La puerta doble que daba al patio estaba situada aproximadamente en el centro del edificio. Y estaba cerrada desde dentro, pero la estaban abriendo. No obstante, se escuchaba una voz autoritaria, profunda...

-¡QUIETOS! Escoria estúpida, abrid la puerta, pero ...

Estaba claro que tenían un líder, y ese líder era precavido.

Tarbrand observó la segunda planta. Había barriles y algunas cajas, así como armas apiladas. Y lo que parecía una silla de monta para un caballo. Una escalera subía desde la primera planta, pero estaba en bastante mal estado y el paso estaba bloqueado con barriles vacíos. Sin embargo, había una trampilla en el otro lado, y el montaraz pudo ver como un par de orcos la abrían lentamente. Las ventanas de la segunda planta tenían rendijas más grandes para vigilar hacia el norte y sur.

Turno 1 (PNJ)

Egnadan agarró las flechas que le ofreció Theon y le siguió. Vio a los dos nuevos aliados, Aelloth y Hasgon, acercarse hasta el edificio por el otro lado. Aelloth había sacado su espada, pero Hasgon aún tenía el arco preparado con una flecha incendiaria. En la otra mano, Aelloth sostenía ahora una antorcha.

Turno 2

Agnor no sabía cómo, pero la emboscada había sido descubierta por los orcos. Quizá Tarbrand o alguno de aquellos hombres habían hecho demasiado ruido. Supieran los orcos, o no, lo que estaba pasando, saldrían a observar. Entonces, habría combate. El factor sorpresa ya se había acabado, y aunque quizá siete hombres pudieran enfrentarse a los orcos que hubiera dentro, siempre cabía la posibilidad de que algo saliera mal.

Pero quizá no salieran de la casa. Sin embargo, Aelloth y Hasgon ya estaban preparados para prender el fuego. Si prendían la casa, los orcos saldrían de ella, sí o sí. Quizá alguno de ellos, por ejemplo el líder, quisiera huir en vez de combatir. Y Agnor, además, creía haber oído ruido de huargos...

Si algo no iba a permitir Agnor es que ninguno de aquellos monstruos consiguiera huir y dar la voz de alarma al grueso del ejército. No estaban allí de caza, ni para hacer alarde de heroísmo. Estaban allí para ganar una guerra y eso significaba cubrir todos los frentes posibles.

...es el momento... , pensó, ya pegado a la pared. Esperaría en su puesto, sin moverse. En cuando las llamas prendieran la madera, Agnor se pondría los dedos en la boca y silbaría con toda la fuerza posible. Si un jinete de huargo salía en estampida de allí, y los compañeros escuchaban el silbido, estarían mucho más cerca de abatirlo.