Partida Rol por web

Junto a la mesa estaba hablando un hombre de elevada estatura con una cota de malla. Estaba esperándole a Ayla. Era obvio que por sus venas corría algo de sangre dúnadan, ya que medía más de 2 metros. Aparentaba tan sólo 30 años, pero sus ojos eran el reflejo de una vida que ya había visto muchos más años que esos.

Ayla estaba algo desconcertada, parecía que su última visión le había apartado de la realidad. Le costaba concentrarse en la estrategia militar para preparar una batalla que parecía perdida de antemano. Entonces se acordó de Alam, que fue llevado a la enfermería para que estuviera en condiciones de luchar. A Ayla le llevaron ante este señor llamado Talathain, el comandante de la fortaleza. Después de asegurarse de que no era una espía, él le entregó una nota que había recibido aquella misma noche. En la nota se podía leer:

¡Cuidado! No todo es lo que parece. La invasión es sólo para despistar. Hay una operación importante de Angmar que se está llevando a cabo en otra parte. Ejércitos de camino en el norte. Hakknash en Herubar-Gular. Broggha reuniendo hombres de los clanes. Durkarian esperando en Buhr Calden con un contingente importante de Angmar, compuesto por orcos y hombres. Agente enemigo en Fennas Drunin en contacto con Ermegil, posiblemente conozca la ubicación de la base secreta. Lleva esta información a Aldurin.

El Gato Nocturno

-Debes llevar este mensaje a Fennas Drúnin, Ayla, dijo Talathain. -No sé qué significa todo esto, pero deben prepararse y reunir allí un ejército para un posible ataque. El camino estará vigilado, así que ve con cuidado. Nuestras esperanzas y oraciones van contigo.

Ayla asintió. Cuando estaba todo listo iba a salir en cuanto le fuera posible. Antes iba a despedirse de Alam, con lagrimas en los ojos le dio un beso en la frente y le dijo que aquí tenía su oportunidad de demostrar el héroe que era.

-Volveremos a vernos...

Ayla se despidió de su amigo Alam, confiando en que iban a volver a encontrarse. Él había nacido para librar batallas como ésta, y Harnalda necesitaba de su arco y de su hacha. La presencia de Khathog le preocupaba a Ayla, aunque parecía obvio que sus planes nada tenían que ver con Harnalda.

Abandonando el pueblo también Ayla se aseguraba de que él fuera a seguir su camino, que no se paraba aquí a ayudar a los invasores. Cada vez estaba más claro que los destinos del brujo negro y el de Ayla se cruzaban y cada vez estaba más cerca el desenlace. Uno de los dos debía desaparecer.

Antes de partir Ayla solicitó un mapa de la situación para enseñar a donde iba, como estaban sitiados y las posiciones de los enemigos.

-Que las bendiciones de los Valar vayan con todos vosotros.

En cuanto al contenido de la nota, Talathain le explicó lo que sabía. Dijo que Hakknash era un señor de la guerra orco contratado por Ermegil, y Herubar-Gular era un castillo antiguo y abandonado en la parte occidental de Rhudaur. Si la información de la nota era verdad, parecía que el señor de la guerra Hakknash y sus tropas orcas estaban relativamente cerca y esperando órdenes para avanzar hacia el sur. Broggha era el Targ-Arm de los clanes dunlendinos unidos. Su ausencia en esta campaña hasta el momento había sido un misterio para Talathain. Sin embargo, saber que estaban reuniendo sus clanes para un ataque tenía sentido. Fácilmente podía reunir miles de dunlendinos para ayudar en la campaña. Durkarian era un general de Angmar que controlaba la frontera meridional de Angmar. Residía en Buhr Calden, que estaba situado en la frontera de Rhudaur, y administraba los asuntos de la región.

-Ayla, le dijo el comandante, -no pienses en los que dejas atrás. La rendición no es una opción, y tampoco contemplamos la huida. Todos hemos elegido hacer frente a los invasores aquí. Cada espada cuenta, y más el hacha de tu amigo Alam. Lo está viendo nuestro curandero, y contamos con su ayuda. Pase lo que pase en esta guerra, no debes dejar que nuestros nombres se queden en el olvido. Aquí, en Harnalda, unos pocos valientes se enfrentaron a muchos. Ermegil no lo tendrá fácil. Le haremos frente, y venderemos muy cara nuestra vida. El tiempo juega a nuestro favor, porque con cada hora que pasa está más próxima ayuda. Cada hora que ganamos es un tiempo precioso para preparar la defensa del Ángulo.

-Ahora, cada segundo cuenta. Debes salir dirección este antes del amanecer, aprovechando las últimas horas de oscuridad para pasar el perímetro. No te detengas pase lo que pase. Nosotros trataremos de distraer a las tropas de Rhudaur.

Antes de partir, Ayla decidió hacer un último favor a los valientes defensores de Harnalda. La situación era como seguía:

Al oeste de Harnalda, entre el campamento de Ermegil en el noroeste y el de los dunlendinos en el suroeste, se encontraban las dos torres de asedio y el ariete. Ayla comentó su plan por encima al comandante Talathain, y él dio órdenes a sus hombres de estar preparados a disparar flechas hacia el norte para disimular en caso de que fuera necesario.

Apoyándose en sus hechizos, Ayla salió a pie de Harnalda y se acercó a las torres. Estaban casi listas, pero la paja que cubría la parte frontal aún no se había mojado, y por lo tanto había una posibilidad que ardiera.

La elfa consiguió acercarse con éxito y lanzó los dos hechizos de fuego, y salió corriendo hacia el escondite donde habían dejado los caballos anteriormente. Al montar su fiel caballo, miró atrás y vio al menos una de las torres ardiendo. Sonrió. Había hecho todo lo que había en su mano.