Partida Rol por web

- ¡Por fin!, te dice tu acompañante al ver a lo lejos las luces de Metraith. El viaje por Minhiriath había sido largo con las dos mulas cargadas de barriles de usquebaigh, y en la aldea de Dinach los negocios no habían salido según lo esperado. Metraith en el cruce entre el Viejo Camino del Norte, el Camino Verde y el Camino Rojo era una aldea conocida ahora por ser el punto de encuentro para los numerosos mercenarios en busca de una compañía, y algunos hombres de los Clanes se habían establecido allí. La demanda de la bebida destilada de Saralainn era cada vez mayor, pero el viaje desde las tierras altas del centro de Cardolan era peligroso.

Un dique de unos 1,80 metros con espinos en algunas partes rodeaba la aldea, y entrando desde el sur se podía ver el antiguo palacio real de Thalion. Las secuelas de los combates del año anterior son aún evidentes en distintas partes de Metraith. Entráis y camináis por la avenida Rath Arnor pasando por la Plaza de los Comerciantes, que se ha convertido en lugar de reunión de los mercenarios. Recientemente se han abierto muchas posadas y tabernas nuevas, así como burdeles. La gente es de una mezcla extraña. Hay un barrio de hombres brunos conocido como "la Colina", así como smials de los medianos con los que has trabado amistad en anteriores visitas. Cada vez son menos numerosos, ya que el mismísimo rey de Arthedain les ha concedido recientemente un territorio propio al que llaman "La Comarca".

Vuestros pasos os llevan hasta la Oveja Cebada, una de las tabernas más reconocidas de Metraith, y que se ha hecho aún más popular desde que su bodega tiene reserva de usquebaigh. Dejáis la mercancía, y os invitan algo para cenar. Entonces el posadero comenta que uno de los barriles es para llevárselo a Belegund, el líder la compañía de mercenarios que protege la entrada Noroeste. - ¿Puedes llevarlo?

No había hecho más que llegar y pensaba que era hora de comer y descansar. Quién sabe, incluso dentro de un par de horas estuviese listo para dar un paseo y "explorar" alguno de los nuevos burdeles que habían construido.

Pero el posadero aún quería que llevase un barril hasta un tal Belegund.

- ¿y porqué no lo llevas tú? dije bruscamente. Tras unos segundos me calmé un poco y tras suspirar. Está bien, permiteme al menos que termine la cena. Luego se lo llevo.

Al cabo de unos minutos cogí con desgana el barril y salgo para cargarlo en una de las mulas.

Posadero?? En la entrada noroeste dijiste, cierto?? Y sin esperar la respuesta salgo rumbo a encontrar al mercenario.

Te comes de forma apresurada el pequeño plato de comida caliente que te sirve el posadero mientras observa a los demás clientes de la taberna que está prácticamente llena. Lo acompaña tan sólo un vaso de leche. No te apetece gastar monedas aquí, y parece que sólo la comida es gratis.

Miras de reojo a tu compañero de viaje. Se llama Arrol, del clan Kerrat. Un clan aliado con el tuyo. Parece estar algo incómodo en tu presencia. Desde que tu hermano se convirtió en el jefe del clan Wrings, muchos en Saralainn tratan de evitar entablar amistad contigo. Tus trifulcas con tu hermano mayor eran conocidas, e iban más allá de simples discusiones entre hermanos.

- Russef, voy a ver cómo está la mula y a dar una vuelta por si encuentro a algunos hombres del clan por aquí. ¿Puedes llevar el barril hasta ese tal Belegund?, te dice Arrol cuando ya te estabas levantando para irte.

Sales de la Oveja Cebada, consciente de que en tu ausencia Arrol arreglará cuentas con el posadero. De este negocio de usquebaigh no te llevas nada, salvo poder alejarte un poco de Saralainn. Aunque también llevas en tu mochila algunos pequeños artilugios hechos a mano en cobre y plata, muy apreciados por su artesanal factura. Y alguna muestra de lana de las ovejas de Minhiriath. Difícil mercancía para vender en Metraith, pero hace unos meses visitaste de pasada la aldea de Sil Auressë al suroeste de aquí. Recién refundada, estaban construyendo tiendas y talleres, y un mercado. Parecía un lugar que respiraba vida, y te apetecía visitarlo de nuevo.

Caminas con paso firme hacia los barracones en la entrada noroeste. Dos guardias ataviados con capas grises y armados con lanzas vigilan la entrada a lo que parece una granja fortificada. En los ojos de uno de ellos se refleja el temor que a veces inspiran los hombres de los clanes de Saralainn. Los clanes unificados son numerosos, y controlan las tierras altas de Minhiriath, en el corazón de Cardolan. Las pequeñas refriegas con el principado de Girithlin en el sur han escalado a hostilidad abierta, y en medio de la caída inevitable del poder dúnadan, cada vez más los clanes son una fuerza a tener en cuenta. Aunque no hay ninguna intención de conquistar nuevos territorios ni de someter a los demás.

El otro guardia observa el barril, y le indica a su compañero que será el usquebaigh que ha pedido el capitán a la Oveja Cebada.
- ¿Cuál es tu nombre?, te pregunta mientras baja la lanza ligeramente para colocar la punta cerca de tu cara. Con la otra mano acerca una linterna para verte mejor. - Debes dejar tus armas aquí si quieres entrar, añade.

Nada más llegar al destino, de nuevo, más hostilidades. No tenía un buen dia, estaba cansado, recien comido y para colmo me apuntan con una lanza.

- Mi nombre es Russel y, por si estás ciego, traigo una mercancia para Belegund. Así que hazle saber que traigo su licor; no tengo ningun interes en entrar y mucho menos en dejar mis armas a cualquiera.

Este hombre apuntaba con una lanza a alguien con una mula y un barril de buen licor, sonreí al pensar qué haría si en lugar del barril trajese la cabeza de su mujer o de su hijo. Supongo que son normas establecidas, no dejar pasar a nadie con armas.

El mercenario se te queda mirando un rato, y dice: - De acuerdo, puedes descargar la mercancía y llevar el barril hasta Belegund. La mula se queda aquí, y te acompañaré.

Parecía evidente que ninguno de los dos mercenarios iba a ayudarte con el barril, y tampoco pagar las monedas. Así que te lo echas al hombro y entras en el recinto cargando con el barril y con el guardia detrás. En tus anteriores visitas a Metraith no habías conocido en persona a Belegund, pero te habían dicho que era el capitán de la compañía de mercenarios a cargo de la seguridad en Metraith, y además una especie de portavoz o enlace para las distintas compañías de mercenarios que frecuentaban la aldea.

El mercenario te indica que esperes, y se queda a tu lado. Hay una hoguera de cierto tamaño, y están asando carne. Te sorprende ver que Belegund es en realidad un hombre muy joven, con el pelo corto arreglado y modales más bien refinados. Está hablando con un hombre que crees haber visto hace un rato en la posada de la Oveja Cebada mientras cenabas.

Capitan Belegund? Le traigo el licor que encargó de parte del posadero de la Oveja Cebada. Acabamos de traerlo hace un rato desde las tierras altas de Minhiriath. Espero que lo disfruten, y si me permite un consejo, no tomen mucha cantidad de una vez, es bastante fuerte y si no están suficientemente acostumbrados se les va a subir a la cabeza.

Mientras pregunto por el capitan, voy bajando el pesado barril y colocandolo en el suelo cerca de Belegung.

Al bajar el barril al suelo para agarrarlo mejor, escuchas algunas palabras de la conversación... "El umbareano, el gran Khôradur, milicia, Sil Auressë..."

Entonces Belegund se percata de tu presencia, y grita:  - Gorlin, ¿qué haces allí parado? Ayúdale con el barril y que se siente aquí con nosotros.

A regañadientes el mercenario que te estaba vigilando te ayuda a llevar el barril hasta Belegund, y regresa a su puesto. Belegund escucha tu consejo e insiste que te sientas y pruebes la carne, así como la bebida que acabas de traer.