Partida Rol por web

Girion cruzó con su caballo Viento el riachuelo, y siguió en dirección al castillo. Alrededor pudo ver cómo los milicianos se reunían en grupos. Habían sido convocados todos los hombres para defender Sil Auressë...

Eärnil avanzó con las armas desenvainadas sin dejar de mirar el cielo. Dos murciélagos le seguían desde la distancia, sin atacar pero sin dejar de dar vueltas encima de la cabeza del dúnadan. Resultaba extraño su comportamiento, como si estuvieran marcando la posición de Eärnil para otros más alejados.

Aquellas malditas bestias estaban volando en circulos alrededor de mi como si fueran buitres, no me daba buena espina, debia darme prisa u otros amiguitos de estos bichos se acercarian. Acelere el paso hasta una verdadera carrera echando un ojo de vez en cuando hacia arriba.

Eärnil corría rápido campo a través, y la distancia a Sil Auressë se reducía. De vez en cuando escuchó algún ruido de las criaturas aladas que le perseguían, pero desde la distancia. Entonces vio algunas granjas a lo lejos, y un grupo de lugareños cargando con sacos y bultos. Se dirigían hacia la aldea.

¡Estaban evacuando los asentamientos más alejados de la protección del ejército!

Y encima de los lugareños, vio más murciélagos planeando, indicando la posición a las huestes que sin duda estaban ya de camino.

Enfrente, desde la dirección del río, se acercaba un jinete hacia la posición de Eärnil.

-Eärnil, ¡sube al caballo!, le dijo el sargento mientras desenveinaba su espada mirando desafiante a los murciélagos. -Te llevo hasta el castillo, órdenes de Khôradur. Ya me he encontrado con Girion, fue quien me indicó tu posición.

Miró a su alrededor, visiblemente tenso. -El enemigo se acerca, ahora nos ponemos al día. Pero se están evacuando las casas de la zona, y se ha convocado la milicia. Esta mañana ha habido combates ya en las mismas puertas del castillo.

Gracias a Erú, esto se estaba poniendo feo sargento!. Hay que prepararse para la defensa...espero que que sea un asalto...si es un asedio con unos cuantos hombres hare estragos en sus suministros,dije mientras esbozaba una sonrisa maliciosa.

-De momento, hemos abatido a los enemigos. Pero vendrán más, me temo, dijo oteando el horizonte en el oeste. -Nos alegra poder contar contigo en la contienda que se avecina, añadió el sargento.

Luego le ayudó a subirse detrás en el caballo, y los dos se dirigían hacia el castillo de Sil Auressë para unirse a los defensores.