Partida Rol por web

Tras el discurso, vitoreo con el resto de la gente, sonrío imaginandome con esta nueva indumentaria que parede fantástica, todo y que las armas que llevo tienen un valor sentimental, a parte de ser de factura excepcional.

Una vez baja el tono de los aplausos y el parloteo, veo que se reanudan los juegos, y esto me hace venir a la mente que todavía no he participado en la prueba de tiro con arco.

-"Yo también voy a participar, mi nombre es Eben"- digo de repente. No estoy acostumbrado a las multitudes y el simple hecho de pensar que la gente se va a fijar en mi, hace que me corra un sudor frío por la frente y la espalda.
Tiendo mi lanza y escudo a Ragi -"Aguantamelas un momento, por favor compañero"-, me descuelgo el arco despacio, y mientras me dirijo hacia el punto de tiro, voy respirando hondo para intentar tranquilizar los nervios que me estan invadiendo en estos momentos. Me situo en posición, levanto el arco despacio tensando a su vez la cuerda. Cuando mi mano derecha llega a la altura de mi oreja, vuelvo a respirar hondo, contengo el aliento y dejo la flecha para que se dirija, si los designios son favorables y los nervios no me traicionan, directa a la diana.

El primer tiro lanzado sale desviado y no da en la diana por poco -"Vaya mi mala suerte."- susurro al ver la flecha volar sin control.

Vuelvo a respirar hondo, cojo una nueva flecha de mi carcaj y la coloco en el arco. -"Segunda y última oportunidad."- piensa para mi. Me concentro mientras levanto y tenso mi arco, y vuelvo a soltar la flecha, rezando en silencio.

La segunda flecha también ha pasado rozando la diana. En esta ocasión los nervios me han traicionado y han hecho que me tiemblen las manos. Bajo la cabeza decepcionado, haciendo un gesto negativo con la cabeza, y con una sonrisa de resignación, me giro hacia mis compañeros y me dirijo hacia ellos. -"Bueno, no ha podido ser en esta ocasión..."- digo cuando llego al lado de Ragi y el resto de compañeros.

Dicho esto, miro directamente a Dellenoth y le digo -"Creo que puedo aportar mucho a la milicia, provablemente mañana vaya al castillo a alistarme..."- Me quedo esperando una respuesta, ya sea verbalo o gesticular de mi mentor.

Eben se une al pequeño grupo, recuperando sus armas de Ragi. Hemos visto cómo ha fallado por muy poco ambas tiradas, y los parroquianos de un puesto improvisado de usquebaigh (extraño que el lugarteniente no lo haya confiscado) así se lo dicen, palmeándole la espalda y felicitándole, contando luego historias de cacerías y milicias, tirando a muy exageradas.

Mientras Sir y Ragi tiran, Denelloth se retrasa un par de pasos para ponerse al lado de Eben, y se rasca la barbilla, reflexionando ante su palabras. -Puedes hacer como mejor te plazca; un hombre debe buscar su camino siguiendo sus propios deseos. Sin embargo, yo no me precipitaría en la decisión. Existen otras formas de servir a Sil Auressë, al lugar que es y a la idea que encarna. Y creemos que tus aptitudes estarían mejor empleadas en otros menesteres para los que ya has demostrado valía. ¿Qué te parecería formar parte de los Cazadores de Sil Auressë?

Miro al joven dúnadan directamente a los ojos. -Ya sabes, mucho paseo al aire libre, traer algo de carne de vez en cuando, algunas patrullas por los alrededores y, bueno, ser un poco los ojos y los oídos de Sil auressë. Y podremos proseguir con tu entrenamiento con la canalización de la energía, lo poco que pueda enseñarte.

Hace una pequeña pausa, mirando de nuevo a los tiradores de bolas. Parecen pasarlo bien. -El Lugartenente Khôradur también cree que es una buena idea. Así me lo ha dicho; no obstante, luego iremos a hablar con él. En cuanto estos chicos terminen de tirar -termina en voz muy alta, sonriendo.

-Oh, qué pena... No ha ganado tu amigo Eben, le dice Sir a Ragi. Denelloth habla con Eben, pero Sir reclama toda la atención de Ragi para su lanzamiento en el juego de las bolas dunlendinas.

Logra hacer caer la mitad de los objetivos, y se ríe y aplaude a sí misma. No es habitual escuchar su risa, habitualmente está melancólica o triste, aunque siempre muestra una gran endereza.

Khôradur regresa a la sala de reuniones para preparar copias de las normas. La tarea avanza con lentitud, y los ruidos de la fiesta que llegan desde fuera no ayudan a concentrarse. Cuando va por cuarta copia, escucha unos pasos y unos golpes en la puerta abierta. Es Adhellin, el que lleva el taller de encuadernación de la Academia aunque al parecer en Tharbad era un joven artista de cierto renombre. Khôradur ha tenido contacto indirectamente con él, porque le ha encargado mapas en detalle de la región.

-Sal-saludosss, Lugarteniente. M-me ha di-dicho el S-Senescal..., el joven respira hondo, y vuelve a empezar. -Me han di-dicho que necesita ayuda para preparar al-algunos documentos. Aunque esta noche he acabado c-con más vino de lo que me gustaría re-recordar, y aún no he tenido tiempo de es-estar con suficientes mujeres de las que poder presumir, l-le puedo echar una mano.

Adhellin mira al suelo sonriente, contento consigo mismo por la ocurrencia y se apoya en la puerta, entonces mira de nuevo al Lugarteniente. Su rostro se vuelve pálido al darse cuenta de lo que ha soltado por su boca y en presencia de quién. Sin saber si huir o dar un paso al frente, el joven traga saliva.

Khôradur sale de la Casa del Comercio, habla brevemente con Curudae, y vuelve a entrar.

Se da por concluido el torneo de tiro con arco, y se declara vencedor a Faelimir y le entregan la flecha fabricada por los enanos, que ya se han acomodado en una de mesas exteriores de la mejor taberna.

Denelloth, Eben, Ragi y la joven niña Sir se encuentran junto a un puesto de juego en la plaza.

Eärnil y Russef regresan de la competición de tiro con arco al centro de la plaza.

Terminan las competiciones, pero no la fiesta. La cerveza fluye, y los bailes continúan. Los pequeños ya se han retirado, pero siguen llegando algunos jóvenes a disfrutar de los bailes, como los molineros y sus ayudantes, aunque sea para tomar una última cerveza. El día siguiente, la jornada empieza más tarde de lo habitual, salvo para aquéllos que han decidido acudir a la convocatoria de Khôradur y subir hasta el castillo.

Le miro muy seriamente, antes de soltar una sonora carcajada.

-Tranquilo mi buen Adhellin, disfruta de la fiesta. Tengo esto casi listo y seguramente acabaré en un rato. Además, dado tu estado tengo mis dudas de que puedas concentrarte en la tarea, con todo ese vino que has probado, y especialmente si no has estado con suficientes mujeres -le comento irónicamente guiñandole un ojo.- Buenas noches Adhellin.

Cuando oigo las palabras de Dellenoth, se me iluminan los ojos, abiertos como platos, -"Cazador de Sil Auressë"- pienso para mis adentros, es lo que he deseado desde mi infáncia. -"Bu... bueno... Para mi sería un placer seguir la senda del cazador"-digo con la cara enrojecida por la emoción, atragantandose las palabras que salen de mi boca.

Cuando reparten el premio del tiro con arco, pienso por un instante "-Ese premio debería haber sido mío, y algún dia lo será..."- Miro a mi mentor con una sonrisa socarrona en los labios y acabo diciendo -"Será un placer"-

Termina la competición y tras un par de cervezas me retiro a descansar, quería estar sobrio para presentarme al dia siguiente en el castillo y alistarme entre los voluntarios que demandaba Khoradur.

- Creo que ya está bien por hoy, le digo a mi compañero Earnil. Mañana acudiré al castillo. Solo espero que no tenga en cuenta el torneo de hoy, no soy muy bueno con el arco, pero con otras armas me defiendo mejor, digo sonriendo.

Supongo que tambien acudirás, pregunto.

Caballeros, ha sido un dia largo. Me retiro, nos vemos mañana, tras lo cual voy hasta la posada a descansar.

Tras mi desastrosa competición de arco, voy a tomar las cervezas con Russef, no me cabe duda Russef, los clanes son famosos por...confrontaciones más directas que un arco, añado con una sonrisa.Claro Russef ire al castillo,tengo interes en descubrir cual puede ser el uso que quiera darme Khoradur, y si realmente merece la pena trabajar aquí.
Nos veremos mañana Russef, yo tambien me retirare a descansar.