Partida Rol por web

Denelloth inclina la cabeza, respetuoso y serio.

-Mi dama, bien sé que las fuerzas de la Oscuridad se mueven. Y como bien decís, se parecen a las ondas que en un lago afectan a toda la superficie. Hace una pequeña pausa. -A la superficie, fijáos bien, no al fondo. E incluso en la superficie, las ondas harán temblar el agua, y también algunas hierbas y ramitas; pero siempre habrá grandes piedras que notarán el roce de un agua que puede incluso cubrirlas momentáneamente, pero no las moverá de su sitio. -Levanta los ojos hacia Finduilas. -Salvo que las ondas se conviertan en un torrente incontrolable.

Y simulando un aire y un espíritu más leve, concluye: -Pero quién soy yo para divagar sobre el destino de los Hombres con vacías y tramposas metáforas. Vos conocéis mejor sus corazones, tal vez.

Denelloth aguarda unos instantes la respuesta de la dama. Y, tras despedirse gestualmente, se dirige a la salida, cavilando. Piedras en el agua. ¿Cómo se decía "piedra" en sindarin? Gond, ¿puede ser?

-No conozco demasiado los corazones de los hombres, contesta Finduilas. -No obstante, sí conozco la oscuridad y las profundidades del Abismo. Expectante, ese Abismo aguarda a aquéllos incautos que quieren ver lo que hay por debajo de la superficie. Mas no tiene sentido seguir tratando el tema, el tiempo os apremia. La torrente reunirá su fuerza para arrasar con lo que haya en su paso. Y Sil Auressë se encuentra en su camino.

Dando la reunión por terminada, la soberana de Dol Caladir se da la vuelta y saca un libro de la estantería para centrarse en su contenido.

Los pasos de Denelloth le llevan de regreso a la aldea, y al Salón Común donde están Ragi, Russef y Eärnil (Eben se ha ido a descansar).

-Con los enanos es difícil acertar, señor. Lo importante es escucharles y mostrarles que valoramos su trabajo y su tiempo. La reunión de hoy no tiene por qué significar nada más que cumplir lo pactado, que para ellos es sagrado. Siempre cumplen los tratos. Y siempre ajustan las cuentas llegado el momento, para bien o para mal.

Los dos siguen caminando hacia la forja junto al río.

-Si surge la oportunidad, quizá se les podría invitar a los festejos de esta tarde, para que reciban de primera mano los halagos por su artesanía si procede. Y para que puedan comprobar los avances en la construcción de las tiendas que van a tener en la plaza. A pesar de todo el formalismo y protocolo de los enanos, y su impecable dedicación al trabajo, también les gustan ese tipo de festejos sencillos.

Llegan hasta la forja, y se detienen. Pronto aparece Kranz, con su martillo de guerra colgando en el cinto y la ballesta asomando por la espalda. A pesar de estar bajo la protección de Sil Auressë, suele llevar las armas encima. De los cinco enanos que llegaron, Kranz y Nurg no trabajan directamente en la forja. Kranz es minero y un enano que ha viajado bastante, y actúa de portavoz. Y Nurg uno de los guerreros más completos que había visto Khôradur nunca, y durante un tiempo estuvo probando todas las armas que preparaban sus compañeros en el campo de entrenamiento, donde coincidió bastante con el Lugarteniente. Posteriormente formó parte de la unidad de acción rápida, hasta que recientemente partió de Sil Auressë a petición de Ayla para ayudar a un grupo de personas que se dirigían hacia el Norte.

Esta bien Russef,no te preocupes, a esta invito yo, mientras intento mostrar una sonrisa afable, Me hacía gracia este tipo siempre curioso y algo candido, tal vez me conduzca fabulosos tesoros o a una muerte prematura, quien sabe a pesar de que parecia más mayor que yo, notaba claramente que le podia doblar en edad facilmente, tal era la longevidad de los dunedain como yo.

Antes de que lleguen los enanos, respondo a las palabras de Gaerel

-Contaba con invitarles, si hemos de convivir juntos no podemos dejarles de lado en nuestras celebraciones, aunque al final las rechacen. Esperemos que no. Gracias por tus palabras y consejos Gaerel. Si durante nuestras conversaciones ves que me equivoco no dudes en señalármelo. Aunque no se trata de ninguna negociación diplomática de alto nivel, no quiero que mi falta de tacto o de conocimiento de las costumbres enanas provoque algún tipo de conflicto o malestar.

Al ver a los dos enanos que se acercan, espero unos segundos y tras llegar les saludo inclinándome levemente.

-¡Saludos mis buenos señores enanos!, saludos y disculpas por hacerles esperar.

¿Mi historia? - dice Ragi, divertido porque piensen que alguien tan joven como él pueda tener algo que contar. - No hay mucha historia, la verdad. Llegué hace unos pocos meses, desde Tharbad, donde vivía en una granja. Desde los años de la plaga no es un lugar fácil donde vivir, y las últimas cosechas no han sido buenas. Me propusieron acompañar a un grupo de colonos hasta aquí, y los rumores que oí sobre este sitio - dice, haciendo un signo con la cabeza. - sonaban mejor que lo corriente.  - Después, retomando el tema, prosigue. - Pasamos por Metraith de camino a aquí, aunque no tuve tiempo de ver el ambiente de la ciudad. La caravana de colonos se detuvo lo justo para que se nos uniese un grupo de viajeros hacia aquí. - tras una pausa añade -  Espero que esa guerra de la que hablas no pase por aquí. - termina, quizá haciendo demasiado incapié en la palabra guerra.

Tras un momento de silencio da un bostezo. La comida y el cansancio empiezan a hacer demasiado efecto. - Umpf, creo que necesito dormir un rato. Hoy es día de feria y no quiero estar durmiéndome por las esquinas. Y también tengo que hablar con el lugarteniente. - dice, hablando consigo mismo, mientras se pasa la mano por la cara. - En fin.

-Disculpas aceptadas, Lugarteniente Korrazur, dice Kranz y hace una leve reverencia. -Entendemos que tiene muchas responsabilidades y asuntos que atender.

Inclina la cabeza levemente para saludar a Gaerel. Lo cierto es que el aspecto y la vestimenta de Kranz, y el de los demás enanos, es de un estilo más bien sencillo, sin grandes ostentaciones.

-El motivo de este encuentro es presentar la mercancía ya terminada de la primera entrega del pedido, según lo acordado. Los maestros herreros Khizag y Ginbald os esperan, así que entremos en la forja.

-Gracias por su consideración maese Kranz. Por desgracia a veces mi labor se ve alterada por imprevistos que hacen que se retrasen otras tareas, no menos dignas. Entremos pues.

Claro, claro Ragi, pareces joven, este es tu primer "trabajo" como quien dice, bien, bien pareces motivado, te vendra bien ese entusiasmo cuando enfrentes la crueldad de la batalla.Este Ragi parece aún más bisoño que Russef maldita sea. No se si afectara esa "pequeña guerra" a este lugar espero que no, pero-doy un pequeño resoplido-las guerras sin sentido abundan en estas tierras olvidadas desde que los Reyes del Mar, mis antepasados, dejaron estas tierras.
Por supuesto Ragi, ve a descansar, yo creo que tomare una cerveza antes de irme a descansar, me hace dormir mejor.

Mientras terminan de servirles la comida, les indican a Eärnil y Russef que hay una cama preparada para cada uno en la posada detrás del Salón Común. Es en una habitación de cuatro, pero las otras dos camas están desocupadas de momento. También pueden llevar el caballo de Eärnil al establo.

Justo cuando Ragi se levanta para irse a descansar un poco, entra el montaraz Denelloth. Su aparición en cualquier lugar suele provocar un incómodo silencio cuando la gente se percata de las horribles cicatrices que porta el dúnadan en el cuello y en una parte de su cara. Se dirige a la mesa, y por el camino le sirven un cuenco con algo de estofado.

También sirven la cerveza que ha pedido Eärnil, y otras dos para Denelloth y Russef.

El montaraz agradece el cuenco con una inclinacion de cabeza, se dirige a la mesa y se sienta en un taburete vacío.

-Salud, Ragi. Saludos, Russef, Eärnil. No nos hemos presentado todavía. Mi nombre es Denelloth. ¿Os importa si me uno a vosotros?

Denelloth empieza a comer, sin mirar en ningún momento al grupo más que de reojo, desde debajo la capucha que no se ha quitado.

-Bien, ¿qué os parece Sil Auressë? Sed bienvenidos. ¿Estáis de paso o tal vez pretendéis quedaros por los alrededores? Aquí podréis encontrar tal vez lo que buscan vuestros espíritus, si está escrito que así debe ocurrir.

¡Por la sangre de mis ancestros!, que individuo mas feo, pienso mientras avanza hasta sentarse con nosotros el montaraz. Por supuesto, puedes sentarte Denelloth. Este pueblo?, hmmm, parece que esta lleno de buenas intenciones e ilusión, pero sólo el tiempo dira si es cierto y en el caso de que sea así si eso sirve de algo ene stos tiempos oscuros. He venido aquí buscando llenar mi bolsa...a ser posible con un trabajo que sirva de algo, -mientras muestro una sonnrisa de amargura-la verdad es que estoy deseando pelear contra el enemigo indicado. Vaya Denelloth!, no creo que nada este escrito salvo el pasado, el futuro de los hombres es incierto, así lo decreto Eru en el principio de los tiempos.

Era un tipo feo, pero eso no era problema para Russef, conocía a tipos que asustarían al mismo diablo y eran buenas personas. Eso lo tenía claro.

Y bien, qué tiene Sil Auresse para ofrecer a dos viajante como nosotros? pregunté directamente a nuestro nuevo amigo.

No sé lo que busca mi espíritu, pero por ahora me conformo con algún trabajo que me permita una comida caliente todos los dias y un buen lecho donde descansar, agregué de forma casual. Siendo una ciudad nueva, habrá mucho que hacer, y quizá también defender de posibles ataques, nunca se sabe...

Kranz acompaña a Khôradur y Gaerel hasta la forja, donde les esperan los otros enanos, sentados formando un semicírculo. El más veterano, Khizag, hace un gesto con la mano invitándole al Lugarteniente a sentarse. El sargento Gaerel se queda de pie en un segundo plano.

-Según lo pactado, comienza Kranz, en este día hacemos entrega de las primeras armas y armaduras para el ejército de Sil Auressë. A continuación, saca varios pergaminos y hojas, y las coloca con cuidado encima de la mesa.

-Se nos encomendó la tarea de preparar el equipamiento completo para tres tipos diferentes de tropas. Empezamos con la milicia. Cada conjunto de miliciano está formado por: armadura cuero endurecido, yelmo de cuero, Espada corta o hacha (mitad y mitad) y ballesta ligera. El encargo era equipar 160 milicianos, y se ha completado.

A continuación, presentan algunas armaduras y espadas. La calidad es alta, incluso por encima del equipamiento de muchos soldados profesionales de Cardolan.

-Luego están los 32 soldados, continúa Kranz y echa una mirada hacia Khôradur como subrayando la cantidad exacta. Cada soldado tendrá: lanza, ballesta ligera ,espada ancha, cota de malla, brazaletes/grebas, yelmo acero con visera, escudo grande, sobrevesta, carcaj, 20 flechas, mochila, botas y 2 cantimploras. El coste son 70 monedas de plata por hombre, y podemos cambiar en alguna unidad las ballestas ligeras por arcos compuestos, y la espada ancha por una corta sin modificar el coste final por hombre.

Los enanos presentan el equipo completo de un soldado de Sil Auressë...

Mientras le entregan alguna ballesta para que pueda observar la calidad, al Lugarteniente le da la sensación de que Curudae ya les ha avisado de que habrá un nuevo pedido.

-Por último, y haciendo honor al acuerdo firmado, equiparemos la guardia de Sil Auressë con armaduras y armas de una calidad superior. Llevarán alabarda, arco largo, espada ancha, cota de malla larga, brazaletes/grebas, yelmo acero, escudo grande, sobrevesta, carcaj, 20 flechas, cuerno y botas. Total 20 hombres que son a cambio de las tiendas y la exclusiva en el mercado. A partir de esta entrega, el coste para este equipamiento se fija en 100 monedas de plata por hombre que sigue siendo a precio de coste.

Examino con detenimiento las armas que los enanos me muestran, aunque no me hace falta mucho tiempo para llegar a la conclusión que, como siempre, el trabajo de los enanos es de una calidad impecable.

-¡Magnífico!, ¡un excelente trabajo!. Mis felicitaciones. Las fuerzas de Sil Auressë ahora tienen más posibilidades de salir victoriosas si se presenta un combate con este equipamiento de tan alta calidad. -Contemplo con detenimiento una de las espadas- Ignoro si Curudae les ha puesto al corriente, pero queremos aumentar el número de efectivos de la milicia y del ejército, así que si nuestros planes se cumplen, necesitaremos equiparlos, para lo cual contaríamos de nuevo con ustedes.
 

Ragi se despide para ir a descansar un rato, mientras Eärnil, Denelloth y Russef siguen en el Salón Común escuchando historias para luego dar una vuelta por los puestos de mercado que se están abriendo para la fiesta de la tarde.

- Sil Auressë es, de momento y por fortuna, un lugar pacífico, Russef. Sin embargo, tiene la extraña virtud de... acoger, diría yo, sí, de acoger a quienes pasan por aquí. No a todo el mundo, claro, aunque la bienvenida suele ser cálida; pero no es lugar para quien busca un descanso, sino para quienes quieren emprender un nuevo futuro.  Y tras una pequeña pausa, añade: -Por eso digo que cada cual encuentra en Sil Auressë lo que busca: pasar o quedarse.

Levanta la mirada hacia el viajero cardolani, y añade con complicidad, -Pero seguro que hay sitio para desarrollar tus talentos.

Entonces dirije sus ojos hacia Eärnil, y una sonrisa poco ensayada aflora en su rostro mientras sus miradas se encuentran. -Y no sé lo que decidió el padre Ilúvatar en el principio de los tiempos, pero te aseguro que el futuro de todos los hombres es cierto. Cierto y conocido. Tienes aspecto de haberlo visto de cerca alguna vez, maese Eärnil.

Vuelve su atención al cuenco, y pregunta distraído:

-Russef, por tu acento pareces del sur de Cardolan. De los... de los señoríos de Saralainn? Nunca he viajad hasta allí, dicen que prosperan en hombres y riquezas de día en día.

Me gusta que este sea un lugar en construcción, no me gusta la inactividad. Es probabla que pueda servir de algo a Khoradur, ya veremos si lo que me propone me acomoda.
Miro a Denelloth algo extrañado-lo que hay tras el llamado "Don de Iluvatar"...es algo incierto aún para los dunedain de larga vida,por tanto el destino de los hombres también lo es...o al menos es lo que que mi preceptor me enseño hace ya muchos años.

Ragi se dirige a la academia deseando echarse en la cama. Los pocos minutos hasta el castillo se le hacen largos, mientras se cruza con algunos de los habitantes, que se dirigen a la feria. - Impaciente juventud! No pueden esperar al día de la feria para beber un poco. - Escucha comentar entre risas a dos mamposteros que van en dirección contraria.

Con la cabeza embotada, ni se acuerda de hablar con Ionell, pero antes de dormir busca a Sir para ver que esté bien y cómo ha pasado el día.