Partida Rol por web

-Había pensado en tomar nota de todos los aspirantes, tengan o no experiencia y luego, en base a nuestras necesidades y posibilidades, hacer una selección, dando prioridad a los que ya han servido en el ejército, y dejando a los no seleccionados en una lista de reserva, para cuando se vuelva a ampliar el ejército. Aunque tu sugerencia no me parece una mala idea, así adelantaríamos, pero podría ocasionar que haya cierto desencanto entre los aspirantes. -Medito unos segundos- Ahora mismo voy a redactar un manifiesto aclarando mejor esto y más adelante lo anunciaremos durante la fiesta y lo colgaremos en la misma. Haré unas cuantas copias. Tendré presente tu sugerencia y la incluiré. Antes de anunciar nada, lo comentaré contigo, si el brandy te lo permite -le guiño un ojo-

Y si quieres enrolarte, no habrá problema, tendrías un puesto como intendente de suministros -sonrío

-Hmm, algo así podría funcionar. Como todos tienen que pasar tarde o temprano por la milicia, podríamos meter a todos los candidatos nuevos que no estemos seguros a la milicia, donde se podrá evaluar mejor lo que saben y lo que no. De allí luego podrías sacar efectivos para las distintas unidades del ejército y para guardias según sus cualidades, y otros pasarían a la construcción. No tiene que suponer un desencanto, pero no entrarían de primeras al ejército, salvo aquéllos que ya cuenten con una experiencia o puedan cumplir funciones concretas que necesites.

Curudae vuelve a llenar su copa de brandy, su aguante es realmente admirable, seguramente fruto de su pasado como tabernero en Tharbad.

-Nos esperan grandes desafíos, Khôradur. A nadie se le escapa el detalle que si necesitamos aumentar los efectivos, es porque pronto los podemos necesitar. Hemos gozado de un tiempo largo de paz en estas tierras, algo insólito en Cardolan. Espero que todos recuerden este día, y los otros días buenos, en el día que tengamos que defendernos.

Le da un buen trago al brandy y vuelve a llenar la copa, y la de Khôradur. -Es mejor que uses la sala de reuniones de la Casa del Comercio para preparar los escritos. Hay pergaminos y tinta en el cajón. Subir hasta el castillo es una buena caminata, y a tu regreso muchos estarían ya en sus casas durmiendo. Te espero por aquí, a ver si logro emborracharme esta noche.

El Lugarteniente baja de la tarima, y los presentes comienzan a hablar entre ellos todos a la vez sobre el anuncio. Muchos tienen a familiares y amigos que necesitan ser avisados, otros están ilusionados por cambiar el arado o la vara del pastor por una espada forjada por los enanos, que como algunos señalan, están presentes en la plaza, algo apartados de los demás, pero orgullosos por la atención recibida y por los halagos de algunos que se les acercan.

Algunos de los más mayores en la plaza les recuerdan a los jóvenes que Sil Auressë ha disfrutado de un tiempo de paz, pero si los señores aumentan ahora el ejército, puede significar que están por llegar tiempos de guerra. Y por muy bonitas que sean las armaduras y las armas, su mera presencia no suele augurar nada bueno. Han visto demasiadas guerras, demasiadas luchas por el poder y por la riqueza, o para mantener la paz.

Khôradur se toma un tiempo a solas, con una copa en la mano, lejos del ruido y de la gente, dentro del perímetro formado por sus sargentos. Curudae se le acerca y los dos se quedan hablando en voz baja junto a uno de los grandes barriles de cerveza, pero para entonces ya se ha anunciado la reanudación de los juegos de azar, la música vuelve a sonar, y se vuelve a preguntar por más valientes para el concurso de tiro con arco.

-Eso haré y de nuevo, gracias por tus sugerencias. Las voy a tener presentes a la hora de redactar las normas y haré caso de las mismas. Si tienes algún sello oficial, también haré uso del mismo, para oficializar las normas. También haré varias copias para que se cuelguen en Sil Auressë. Estoy pensando que habrá dos días para que los aspirantes se presenten, mañana como he anunciado y después dentro de una semana, para que si alguien se entera de los alrededores le de tiempo a venir. Después de eso quien quiera entrar podrá comunicarlo en el castillo pero tendrá que esperar.

Mi rostro se ensombrece

-Sí, creo que los tiempos de paz se van a acabar dentro de poco. Están surgiendo nuevos desafíos y tarde o temprano tendremos que hacer uso de las armas. Espero que para entonces tengamos las defensas de la aldea lista, o al menos lo suficientemente avanzadas como para que puedan defender a toda nuestra gente. -Miro a mi alrededor- Nuestra gente, quien me iba a decir a mí, un orgullo corsario de Umbar, quienes reclamamos el trono de Gondor, que aquí en el norte llamaría a aquellos a los cuales he combatido y a quienes consideraría meros súbditos en otro lugar y circunstancia mi gente. Creo que Sil Auressë ya ha hecho mella en mí, mi buen amigo. En fin, voy a redactar las normas, luego te busco.

-Que así sea, comenta Curudae mientras frunce el ceño. Cada cierto tiempo mira hacia la entrada. Está esperando a alguien quien no ha llegado aún. -Ah, no te preocupes por las copias, para eso tenemos a Adhellin y sus escribas. Bueno, ahora sólo tiene a uno, pero es muy bueno. Luego hablamos.

Khôradur entra en la Casa del Comercio, y se sienta en la mesa de reuniones. Encuentro las hojas, la tinta y la pluma en el cajón, así como un sello de cera con el escudo de Sil Auressë.

Enciende una linterna, y se pone a redactar el texto. Fuera se escuchan los ruidos de la fiesta.

Khôradur maneja bien las palabras y la entonación, y los soldados en las nuevas armaduras resultan impresionantes. Al terminar Ragi aplaude junto a los demás, pensando por un momento cómo se desenvolvería él dentro de una de esas armaduras. - Ni siquiera se utilizar una lanza. - reflexiona - Aunque seguro que a las chicas les gusta. - concluye, al ver cómo miran las muchachas a los hombres en armadura. Después mira a Sir, que aplaude también, dejándose llevar por el alboroto general. - Espero que Khoradur se equivoque y no tengamos que utilizar esas armas pronto. -

Cuando los aplausos se acallan se vuelve hacia Denelloth - Khôradur tenía entre manos algo más importante que el cofre. - le dice - Esas armaduras son impresionantes. -

Procedo a redactar las normas y en cuanto tengo listo el documento, le pongo el sello y voy a buscar a Curudae.

RECLUTAMIENTO DE HOMBRES PARA EL EJÉRCITO DE SIL AURESSË

De forma inmediata se procede al reclutamiento de hombres para el ejército de  Sil Auressë.

Todos aquellos que estén interesados tendrán que ceñirse a las siguientes condiciones y normas:

1. Ser mayor de edad

2. Facilitarán su nombre, edad, profesión actual, y si disponen de formación militar. En tal caso han de indicar a que cuerpo o cuerpos han pertenecido, a que ejército, su experiencia, rango máximo que ostentaron y experiencia en combate. Asimismo también ha de citar cualesquiera otras habilidades que consideren que puedan ser útiles al ejército de Sil Auressë.

3. Se dará prioridad a todos aquellos que dispongan de experiencia militar.

4. Aquellos que no dispongan de experiencia militar pero quieran pertenecer al ejército de Sil Auressë entrarán a formar parte de la milicia, compaginándola con su oficio actual, para que así cojan experiencia y en el futuro tengan opciones de entrar en el ejército de Sil Auressë, para lo cual tendrían prioridad sobre futuros aspirantes.

5. Todos aquellos que quieran entrar a formar parte del ejército de Sil Auressë se tendrán que presentar en el castillo y tendrán dos oportunidades para inscribirse. Mañana, tras la fiesta de Ioendë, o dentro de una semana comenzando a contar a partir de mañana. Pasado este plazo, independientemente de la experiencia que puedan tener, su solicitud será atendida, pero no se tendrá en cuenta hasta que se realice un nuevo procedimiento de reclutamiento.

6. En cuanto se haga una selección, se colgará la lista de admitidos en la plaza de Sil Auressë en el plazo de una semana, a contar tras finalizar la admisión de solicitudes. Los que no sean admitidos podrán incorporarse a la milicia o que su solicitud se considere en una futura ampliación del ejército.

7. Si se descubre que se ha mentido en la solicitud, esta será automáticamente denegada y se tomarán las medidas legales oportunas contra el infractor.

Denelloth asiente a las palabras de Ragi, sin mirarlo directamente; parece que observa ausente al gentío con una sonrisa desvaída en la cara, o tal vez está más atento de lo que parece a los movimientos en la plaza.

-Pero creo que son un poco pesadas para tí o para mí, Ragi. En cualquier caso, no quisiera verlos en acción.

-Bueno -continúa en voz más alta, estirándose y esforzándose claramente por mostrar un espíritu leve,- puede que Sir quiera hacer algo más divertido que ver a los soldados -se dirige directamente a la niña: -¿Qué tal puntería tienes, pequeña? He visto un tenderete para derribar muñecos a bolazos allá atrás. ¿Qué te parece, Ragi?

Y añade, sólo para los oídos de Ragi -Luego podríamos buscar a Khôradur, cuando esté menos ocupado, si lo crees conveniente.

Mientras voy a buscar a Curudae pienso en las tareas que tengo pendientes.

A primera hora pienso ir a ver a Cerverth, junto con Denelloth para que nos explique que ha averiguado del extraño símbolo y para pedirle que examine el cofre del "Señor de la Guerra" antes de intentar abrirlo. Necesitaré a Ragi ya que parece que sabe forzar cerraduras. Si todo va bien y según lo que haya en el cofre, mandaré a Denelloth y a un grupo de hombres a que busquen a los atacantes. Antes tendré que hablar de nuevo con Russell y Eärnil por si pueden aportar nueva información, y tal vez con Eben. Luego los enviaré a investigar el extraño ritual, al no ser que la información de Cerverth me haga replantearme las prioridades.

También va siendo hora de que hable con el espía de Echorion. Quiero dejar zanjado ese asunto cuanto antes, demasiado tiempo ha quedado pendiente.

Todo esto mientras dura el reclutamiento. Mañana será un día ajetreado, cuando pase todo avisaré a los sargentos preseleccionados para un ascenso de que quiero hablar con ellos al día siguiente del reclutamiento. Hablaré uno a uno con ellos y luego tomaré una decisión al respecto. De todas formas, creo que incluiré a los cuatro en mis reuniones semanales con mi futuro consejo militar, consejo que tendría que poner en marcha de inmediato.

Mucho para hacer y poco tiempo...¡para fiestas estoy yo!

Las formas de hablar de Denelloth, especialmente la atención que le presta a la niña, hacen pensar a Ragi. - Ciertamente el aspecto no es el mejor factor para juzgar a los hombres, - reflexiona - aunque esto no debería ser una sorpresa. - Su tío le viene a la memoria y se le ocurre que quizá alguno de los mercaderes haya venido desde Tharbad o desde Mitraith y pueda darle alguna noticia de él. - No, Tharbad está demasiado lejos. No creo que nadie haya venido hasta aquí. Pero alguien que lleve esa ruta podría llevarle un mensaje. - piensa.

- Me parece bien. Ahora mismo no vamos a conseguir que nos preste atención. - contesta. Y, dirigiéndose a Sir, dice: - ¿Vamos? -

El trío se abre paso hacia el puestecillo en el que un dunlendino itinerante juguetea con las bolas forradas de cuero apoyado en el mostrador, con las pirámides de muñecos de madera y tela perfectamente colocados a su espalda, sin clientela. Por unas pocas monedas, los tres prueban suerte.

Pues allá va mi observación. Y otra para Sir.

Nostamal, podía haberme salido el 100 de los monigotes aquí...

Pregunta, por qué tengo -10 por objeto/especial en espadón? Acaso porque es usar una espada ancha a dos manos?

Sí, parece que tenemos a Ragi impresionado... Mmuajuajuajaua, me gusta dar miedo.

Denelloth observa disimuladamente a Ragi. El joven parece tener sangre dunlendina, es de poca estatura y de piel un poco morena. Su ropa y aspecto denota orígenes humildes, y su forma de moverse en el mercado parece confirmar lo que dice: procede de Tharbad. No obstante, llevo algunas prendas más típicas de los dunlendinos.

Su supuesta prima, Sir, desde luego no parece tener ninguna relación de parentesco con Ragi, pero podría no ser de la misma sangre. La niña parece dúnadan, pero Denelloth no logra averiguar más. Algo en ella le desconcentra, y cada vez que intenta mirarla con atención, ella se percata y le saca la lengua y le mira con esos ojos enormes. La piel de la niña, sus manos suaves... Todo indica que ha vivido en un hogar donde no ha tenido que trabajar con sus manos ni pasar frío ni hambre.

Escucho atento el largo discurso del lugarteniente, tras lo que pienso para mí que será una oportunidad de ganar algo de dinero, no se me dá mal el uso de armas, sonrio para mí, tras lo cual voy donde Earnil:

- Hola compañero, ¿quieres para tí toda la gloria del torneo de arco, verdad?, colocándome a los preceptivos 40 pies de distancia y apuntando al centro de la diana con mi pequeño arco.

El primer disparo se acerca a la diana pero pasa rozándola sin acertar. En el segundo, la flecha sale más desviada y no acierta a su objetivo.

- Pues sí compañero, apostaré por tí, digo sonriendo.

Khôradur termina de redactar las normas de reclutamiento, y las revisa rápidamente. Su mente ya trabaja en todo lo que conlleva la ampliación del ejército: turnos de guardia y de patrulla, las comidas, el alojamiento, la cadena de mando, el mantenimiento del equipo, las acciones disciplinarias, las responsabilidades de cada puesto, el día a día...

Está acostumbrado a manejar la tripulación de un barco corsario, pero el tamaño del ejército de Sil Auressë ya supera en número de efectivos el de cualquier barco, sin hablar de los caballos, de la comunicación entre unidades separadas entre sí... Elementos de la guerra en tierra. Hay cosas que deberían implementarse ya, como perfeccionar un sistema de señales entre la aldea y el castillo. Allí sí podrían valer las banderas que se usan en el mar. Pero en general, Khôradur se está dando cuenta de que está aplicando soluciones pensadas para este tipo de guerra, y no tratando de convertir el ejército en algo parecido a marineros en tierra. Contento con los avances, busca el sello...

Pero antes de usarlo, sale fuera a comentar el texto con Curudae. A él también le parece bien tanto el contenido como la forma. Se ofrece de encargar las copias y la difusión.

Khôradur entra en la Casa de Comercio pensativo, y una luz se enciende en la primera planta indicando que está trabajando. El capitán de guardia Walec se posiciona junto a la entrada del edificio, para tener una buena visión de toda la plaza. Curudae vuelve a llenar su copa de brandy y participa con poco acierto en distintos juegos de azar.

Denelloth, Sir y Ragi participan en un juego de bolos dunlendino, cerca de la calle donde se disputa el torneo de tiro con arco. 

Russef y Eärnil están participando en el torneo. Eben también lleva su arco, pero no ha tirado aún.

En el torneo del arco, uno de los soldados se anima. Estuvo en la milicia de Tyrn Gorthad, conocidos por su buena puntería. Pero falla ambos disparos, y se retira cabizbajo. Parece que la victoria se la va a llevar Faelimir.

Agradezco a Curudae su ofrecimiento, pero necesitaría las copias para ahora, varias para colgarlas ya en la plaza y que los asistentes a la festividad puedan leerlas, y otras dos o tres para llevarlas al castillo y estén disponibles para al día siguiente. Por lo que regreso a la Casa de Comercio a redactar las copias.

-En cuanto acabe me vuelvo a unir a la fiesta-comento a Curudae antes de partir.