Partida Rol por web

Sil Auressë

[11.4] Prólogo Denelloth

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21/01/2014, 12:32
Director

- Vosotros sois Sil Auressë…. Ésas fueron las primeras palabras de Ayla en su despedida. -Habéis venido aquí voluntariamente, porque queríais creer, porque tenéis esperanza, y aquí se nos ha dado a todos una nueva de oportunidad. He intentado poner todos los medios a disposición de una causa, de una forma de ser. Ahora os necesito a vosotros. Necesito que luchéis por todo esto, necesito que creáis en todo esto, necesito que la luz sea más fuerte que nunca en vuestros corazones. Sólo así podréis ayudarme. He de partir lo antes posible.
A aquella reunión en el Castillo habían sido convocados, además de los dos cofundadores de Sil Auressë  el Lugarteniente Khôradur y el Senescal Curudae, otros colaboradores. Entre ellos Denelloth, de los últimos en llegar. Ayla primero invitó al joven elfo Alderid para que le acompañe, y luego se dirigió a todos los presentes uno a uno.
- Finduilas, eres una Dama de la luz, pero el fuego de la vida de los hombres arde intensamente en ti. Khôradur, eres la espada, la ira y el custodio de Sil Auressë. Curtido en mil batallas, creo que nunca te has enfrentado a una como ésta. Denelloth, contigo trajiste la oportunidad de ver en todo momento qué ocurre en nuestras tierras. Nos has enseñado a ver. Tus heridas van sanando, y pronto llegará el día en que tendrás que decidir cómo quieres que siga tu camino. Recuerda que aquí siempre tendrás un hogar. Cerveth, representas el orgullo de Sil Aüresse, sois la forja de las futuras generaciones que vivan aquí. Nunca ceséis en vuestro esfuerzo... Curudae, viejo amigo... En mi ausencia te quedas al frente de Sil Aüresse, ahora deberás decidir sobre todas las cuestiones importantes. Habrá decisiones difíciles, y en ellas deberás escuchar tu corazón.

Y así sucesivamente. Denelloth le dio las gracias por la oportunidad brindada, y se comprometió a quedarse como mínimo hasta el verano siguiente. - Necesitaréis guías para explorar el camino hacia Sudúri, le dijo, y alguien que los entrene.

Mientras preparaba sus cosas para las tareas del día, Denelloth seguía dando vueltas a los recuerdos de aquella reunión del día anterior. En tan sólo unos meses, su vida había cambiado de forma radical. El día que Ayla entró en Bar Irlossiel…

Notas de juego

(voy a poner la historia previa de Denelloth por aquí por entregas, al final es un poco más largo de lo previsto pero no quería quitar cosas)

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21/01/2014, 12:34
Director

Ayla avanzó hacia la colina. La tormenta se le echaba encima, y se protegía como pudo de la intensa lluvia y el viento. Delante de ella estaban las estribaciones de la Marca Occidental de Cardolan, algo parecidas a las Quebradas de los Túmulos al otro lado de Baranduin. En un punto concreto entre las estribaciones se encontraba el valle que era su destino. Era casi imposible encontrar la entrada a aquel lugar salvo si uno llegaba justo de esta dirección. Subió la última cuesta, y entre la lluvia logró ver alguna edificación rodeada por un bosque antiguo. A medida que bajaba la ladera, los árboles le tapaban la vista. Por fin se adentró en el valle escondido entre las colinas, aún con dudas de qué lugar se trataba.

Ayla observó los árboles con detenimiento, tratando de intuir su antigüedad y las energías que canalizaban los mismos, su Esencia. Se paró junto a un árbol antiguo, lo tocó para sentir mejor su esencia, su fëa como algo vivo que es. La lluvia seguía, pero con menor intensidad. Notó una extraña energía o fuerza en este lugar, algo antiguo, armonioso… Como las notas de una bella canción. Caminaba hacia delante casi en trance. La lluvia había parado de repente, y una fina bruma se levantaba del suelo mojado y musgoso. Entonces se encontró frente a un hombre sentado en el suelo, con la espalda apoyada contra un árbol. Le sobresaltó la imagen, porque en un primer momento le confundió con Garrano, alguien de su pasado ya fallecido. Era de su estirpe, un dúnadan montaraz de Arthedain. De eso no había duda. No veía ningún tipo de arma, ni tampoco una actitud amenazadora. Le miraba sentado, con una pierna estirada en el suelo y la otra doblada, sirviendo de apoyo para su codo. Con su mano derecha se quitaba la capucha que le estaba protegiendo de la lluvia. Llevaba guantes, pero en la mano izquierda parecía que le faltaban unos cuantos dedos. Le observaba con atención y a continuación le saludó con una sonrisa tranquila sin levantarse:  - Saludos viajera, bienvenida a este refugio. ¡Bienvenida a Bar Irlossiel!

- Saludos noble montaraz. No esperaba encontraros por estas tierras, aunque, los montaraces te ven cuando a ellos nadie los puede ver..., contestó Ayla sonriente.  - Bar Irlossiel, este sitio es muy antiguo, refugio lo habéis llamado, y ciertamente lo es. Soy la Dama Lis, así se me conoce por estas tierras y mejor que así siga siendo. Vengo en busca de alguien que se encuentra aquí. ¿Se me ha permitido la entrada a este noble lugar?
 

El dúnadan se incorporó lentamente, apoyándose en el tronco del árbol. Erguido le sacaba varias cabezas a la mujer. - Aquí no soy montaraz. Los que somos huéspedes aquí dejamos atrás nuestras responsabilidades, nuestros cargos y otras muchas cosas... Aquí todo es más sencillo. Mi nombre es Denelloth, le dijo con voz pausada y tranquila. Ayla observó que la piel de su cuello presentaba unas cicatrices horribles, como si alguien le hubiera torturado despellejándole. - Bar Irlossiel no cierra sus puertas a los visitantes, aunque no todos son capaces de encontrarlo. Los que llegan suelen buscar la paz o el olvido. Tú dices que vienes en busca de alguien, ¿de quién se trata?

- Vengo en busca de una Dama, dijo Ayla, que llegó no hace más de uno o dos años, en busca de paz, atormentada, y vengo a ofrecerle ayuda. No es la primera vez, pero por discreción será mejor que no diga su nombre. Desconozco si aquí lo ha mantenido, o tal vez lo haya cambiado. Por ello prefiero ser prudente, encontrarla y mostrarme ante ella... Me hago una idea de lo que es este sitio, pero no soy capaz de concebir lo que te ha podido hacer tanto mal. Mientras le hablaba, Ayla avanzó un poco hacia él, haciendo un ritual purificador, mientras le seguía hablando: - Éste es un lugar antiguo, ha visto horrores así como grandes alegrías, tiene una energía que otros pocos lugares tienen, se puede como fluye la vida, como fluye el tiempo, se puede sentir el presente, el pasado, y el devenir de los tiempos. Cada vida que ha pisado este lugar, cada persona, humano, enano, elfo que ha estado aquí ha impregnado este sitio con su propia esencia. Es un lugar de paz, que cura el espíritu de los que están heridos.
 

- Ciertamente es un lugar singular, le contestó Denelloth en voz baja. Ayla trataba de sentir la energía del sitio, creía entender cómo es, la forma en la que la fuerza de este lugar se adentraba en las personas que aquí habitaban para curarlas. Pero no podía controlarla, ni manipularla. Al menos no de la forma habitual.
- No son tan graves tus heridas físicas como las que puedas llevar en tu alma. Denelloth, siente la calma de este lugar, la paz que él mismo comporta, siente cada vida que ha pasado, y la que existe ahora, y deja fluir su energía purificadora por ti...
 Denelloth se emocionó al oír las palabras sobre las heridas de su alma. En sus ojos grises se reflejaba el recuerdo de un horror que sufrió hace mucho tiempo. Apretó los dientes con fuerza y respiró hondo. Durante un instante, había sentido algo que hacía mucho tiempo que no había sentido.  - Las heridas del alma no cicatrizan con facilidad, le contestó mientras le invitaba a seguirle. - No hay mucha gente de fuera en Bar Irlossiel, y llegan pocas visitas. Creo que sé a quién buscas, aunque no estoy seguro del tiempo que lleva aquí. La verdad tampoco sé el tiempo que llevo yo. En Bar Irlossiel el tiempo pierde su sentido, su significado. Los que vienen a pasar aquí unos días o unas semanas se quedan para muchos años, o para siempre. Aquí dentro no hay necesidad de ocultar nuestra identidad, lo que somos… Todos participamos de alguna forma en esa energía que has notado, todos le damos a ella una parte de nosotros mismos.
Avanzaron entre los árboles y se podían ver con más claridad un fuerte de piedra y unos cuantos caseríos aledaños. También vieron algún elfo nandor andando tranquilamente. El sol reapareció de entre las nubes. Denelloth se paró y le miró fijamente a los ojos: - ese claro es el corazón de Bar Irlossiel, la torre de Ost Dinen o “Castillo Silencioso”… Si te sientes preparada, podrás entrar y me encontrarás allí. Si tu camino es otro, que tengas suerte en el viaje. La persona a la que buscas suele pasar los días alejada de los demás, en la parte más antigua del bosque, le dijo mientras le indicaba.
- Agradezco tu ayuda Denelloth. Tal vez vuelvas a saber de mí antes de lo que pensamos, quién sabe.
Con esas palabras Ayla se marchó hacia la parte antigua del bosque en busca de la Dama Finduilas…
Las dos mujeres pasaron casi toda la noche hablando, y con la llegada del nuevo amanecer, Ayla estaba lista para partir. Pero antes volvió hasta el punto en el que se había despedido de Denelloth. A la vista de la torre del silencio. Susurró en una voz que muy pocos podrían escuchar: - Denelloth..., Denelloth... te convoco. Y se quedó escuchando el silencio. A sus pies, el rocío del amanecer hacía brillar el manto verde en Bar Irlossiel. Meditaba sobre el lugar, sobre lo que significaba. El nombre sindarin era “la morada de la doncella del susurro del deseo”… En las plantas, en los árboles, en el aire, en el agua… En todo se podía sentir una llamada al descanso, a la paz, a la sanación. Una llamada difícil de resistir para aquéllos que tenían heridas o estaban agotados. Entonces notó una presencia a su izquierda, entre los árboles. La sombra de Denelloth alcanzó sus pies mientras él avanzaba hacia ella. Sus pasos parecían dubitativos, inseguros, llenos de sufrimiento. Pero su rostro no reflejaba el dolor de las heridas. Ayla se fijó en como incluso en su tormento, pisaba el suelo con la misma mezcla de firmeza y cariño que los grandes dúnedain de Arthedain. Le llegaba el recuerdo de Thelran. Otro montaraz de Arthedain. Su orgullo, pero también su cercanía a la naturaleza. Como los dúnedain del Norte sentían toda esta tierra como si fuera suya, pero al mismo tiempo ellos le pertenecían a la tierra y la respetaban por encima de todo.
- Saludos de nuevo,  le dijo el montaraz con una mirada llena de nostalgia en sus ojos grises. - No vas a entrar en Ost Dinen. No era una pregunta. Su voz áspera y dura por todo lo sufrido, le resultó extrañamente cálida y reconfortante. En sus viajes, Ayla había conocido a muchos Hombres del Oeste. Muy distintos entre sí, pero en todos ellos había visto algo de su grandeza. De entre todos ellos, los auténticos dúnedain del Norte destacaban de una forma especial. Garrano, Thelran… Hombres valientes y sensibles, que luchaban en una guerra sin fin contra un enemigo implacable. Luchaban pero no eran guerreros. No habían nacido para la guerra. Luchaban porque para ellos esta tierra era sagrada. Y porque habían asumido el papel de protectores. En su interior no se sentían guerreros. Era su oficio, su obligación. Pero luchaban por su supervivencia, y la de todos. No luchaban para conquistar reinos ni para imponerse sobre los demás. Luchaban para preservar una cultura, unos ideales, una forma de entender la naturaleza, el mundo y la vida. Luchaban para que su recuerdo perdurara en la Historia. Era una pesada carga tratar de ser digno de una historia tan grandiosa. Pero ellos la asumían con naturalidad. Era su destino. Eran hombres de pocas palabras, pero de un honor y una capacidad de sacrificio enormes.
-Cierto Denelloth, no he venido a entrar en Ost Dinen, mi tiempo aquí expira. He de partir, pero antes quería hablar contigo... A lo largo de mi vida, he vivido rodeada de la noble gente de tu raza, alguno tal vez lo conozcas. Ellos han derramado su sangre por mí y yo por ellos. Perseguimos una idea, que defiendo con mi sangre con mi vida. Es el camino que he elegido, y siguiendo ese camino te encuentro a ti. Uno de los más nobles, roto por el enemigo, herido hasta lo inimaginable, abusado... Pero no son las heridas físicas las que duelen. No puedo imaginarlo, pero es tan patente que puedo sentir un reflejo de él. Éste es un lugar de descanso, de vida, de curación, es un refugio para el resto de tu alma. Pero esto no es lo que tu raza hace, quedáis pocos, y cada vez menos, pero por donde vais dejáis una huella difícil de borrar. Es por ello, por la huella que dejasteis en mí por lo que te he buscado. No puedo marcharme de aquí sin intentarlo. Para ello, te pido que me escuches. Hay un lugar, que lucha por hacerse hueco en este mundo roto por el mal, un lugar que trata de curar las heridas de una tierra y las almas que la habitan, desgastada y torturada por la guerra, pero que florece para traer una nueva esperanza, un rayo de luz en la oscuridad, una demostración de que cuando todo parece perdido, arrasado, desolado, siempre queda una semilla, que crece, florece y germina para dar lugar a otras y volver a traer a la tierra el resplandor que una vez tuvo. Es por ello por lo que vengo a buscarte, para ofrecerte una oportunidad de recuperar aquello que te ha sido arrebatado, para demostrar al enemigo que no puede con los dúnedain, que mientras caminéis por la tierra, mientras quede uno de vosotros, habrá esperanza para todas las razas. Porque sois los eslabones que mantenéis una fuerte cadena unida, pese a los embates a los que se pueda someter, he venido para que germines nuevamente y ayudes a que retorne el esplendor, la devoción, los valores de antaño de los que sois custodios, he venido… mientras hablaba, Ayla puso su mano a la altura del corazón del montaraz para llenarte el corazón de vida, de fuerza y que vuelvas. Éste es un lugar de olvido, de paz, pero fuera el mundo lucha por que cada vida tenga una oportunidad, porque no haya más gente que sufra los tormentos a los que te expusieron. Cardolan ha caído, pero el Señor de la Guerra Dagorhir fue eliminado y ahora de las cenizas está resurgiendo la vida, buscando lo mejor del pasado y del presente. Pero aún es frágil, y necesita de todo lo que sois, lo que representáis y lo que defendéis. Esa nueva tierra tiene poder de curación, distinto del que hay aquí, pero cada persona día a día, recupera la esperanza, el amor, la vida... Ven y participa de ello, disfruta ahora de aquello que has defendido y si alguna vez estás listo, vuelve a defenderlo. Te ofrezco la oportunidad de recuperar aquello que el enemigo te arrebató, la oportunidad de devolverle el golpe...
A continuación, Denelloth le cogió la mano y lo apretó fuerte contra su pecho. Al estar tan cerca de ella, se acentuaba su gran altura. Le miró, y sus ojos grises parecían tener una profundidad infinita. -El olvido y la huida nunca ha sido el camino de un dúnadan… Te acompañaré para ver con mis propios ojos lo que me cuentas. No necesito recoger nada, ya que vine aquí con lo puesto. Su corazón latía con fuerza, y su mirada se dirigía hacia el norte, por encima de su cabeza. Tragó saliva, y una fuerte emoción se apoderó de él. -En marcha pues, Dama Lis. Ya me contarás quiénes son aquéllos dúnedain a los que has conocido.

En silencio se despidieron de Bar Irlossiel. Un lugar extraño, sin duda mágico, que significaba algo distinto para cada uno de sus habitantes y visitantes. Para muchos era el final de un camino, y para otros como Finduilas y Denelloth marcaba un antes y un después. Cada uno participaba en crear un aura mágico, atemporal. Nutría las almas sufridas, pero al mismo tiempo las adormecía, las apaciguaba, las sumía en un letargo eterno. Un dulce sueño, pero no era tiempo de sueños ni de huir. Era tiempo de levantarse y enfrentarse al mundo de allá fuera. Para Denelloth el lugar le había valido para reconstruir su alma, tratar de pasar página tras unos horrores indescriptibles. También para Finduilas Bar Irlossiel podía haber supuesto el final de un camino complicado. Pero ella era de otra clase. Su espíritu no era fácil de domar. Bar Irlossiel seguirá existiendo, apartado de todo a pesar de no hallarse lejos. Un lugar para escaparse. Para perderse. Y en algunos casos muy especiales, para encontrarse a sí mismo de nuevo.

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21/01/2014, 12:39
Director

El viaje hacia de regreso a Sil Auressë era cruzando Baranduin por el Vado de Sarn. Denelloth adoptó el papel de montaraz, se colocaba primero y observaba las señales invisibles para muchos pero claros para él que le llegaban de la naturaleza que les rodeaba. -Lobos… pero son huellas antiguas, informó. El camino elegido le importaba poco a Denelloth, simplemente disfrutaba de respirar la naturaleza, del viaje, de los paisajes, de los animales y de la compañía y de la conversación con Ayla.
Otro día, Denelloth se alejó un poco del sendero, para evitar encuentros indeseados. En un momento de la tarde se quedó observando el suelo largo tiempo. - Por aquí ha pasado una compañía errante de los Primeros Nacidos. No hace tanto. Es muy raro que dejen huella, salvo que sea una señal para otro grupo. Por mucho que Ayla miraba el suelo, no conseguía ver con claridad a lo qué él se refería. A pesar de su aparente juventud, no había duda de que se trataba en efecto de uno de los montaraces reales de Arthedain.
Al llegar hasta el río, se encontraron brevemente con Muryelle, un espadachín y guardaespaldas que había acompañado a Ayla durante una parte de su viaje hasta Bar Irlossiel. Ahora les iba a acompañar hacia el norte, pero luego él se quedaría esperando a Finduilas en el Vado de Sarn, mientras Ayla y Denelloth seguirían el viaje hacia Sil Auressë. Muryelle le devolvió la espada a Ayla, y ella se la entrega a Denelloth quien no iba armado. Denelloth la cogió con gesto solemne la espada y la miró con admiración. -Es una gran espada. Será un honor portarla hasta nuestro destino.
Durante el camino, vieron una pequeña aldea hobbit, con sus típicas casas excavadas en la ladera de la montaña. -¡Medianos!, comentó Denelloth, poco se sabía de esta raza hasta la Plaga, y ahora se habla de ellos en la Corte de Fornost. Hace pocos años, el Rey les ha entregado un gran territorio junto al Bosque Viejo, para se asienten allí.
-¿Ese territorio no lo reclamaba la familia Tarmëa?, preguntó Muryelle, muy interesado en temas de cortes. -Así es, le contestó Denelloth. -No me gusta mucho la política, lo único que sé es que, cuando era montaraz, a los Faradrim Aran se nos ha encomendado la protección de aquel territorio. En Denelloth se observaba una cierta nostalgia. Pero también determinación. No hacía mucho era un montaraz del norte al servicio del Rey. Cuando estuviera preparado, algún día, quizá vuelva a portar la Estrella. - Un dúnadan siempre lo es… Un Faradrim Aran no es un oficio, es una forma de vida. Necesitaba alejarme de todo eso, de la guerra… Pero no dejaré de ser quién soy.
- Tú decidirás el momento de tu regreso, mientras serás uno más entre la gente de Sil Aüresse, y tendrás la vida que desees llevar, le contestó Ayla. - En cuanto a los medianos, los dejaremos tranquilos pues en sus tierras, ya habrá tiempo de saber más de ellos. Pero... ¿por qué el Rey tendría interés en los medianos y su territorio?
-No destacan por ser grandes guerreros, es cierto. Pero sí son capaces de sobreponerse a grandes dificultades, reflexionó Denelloth mientras siguieron el camino hacia el norte. -Llevan mucho tiempo emigrando de un lugar a otro, los hay por todo Eriador. Algo ha visto en ellos el Rey Argeleb II, para concederles aquel territorio cerca de Bree. Los reyes a veces ven más allá de lo evidente. Un territorio que consideraba suyo una de las familias más importantes de Arthedain. En estos tiempos oscuros, quizá ese sencillo pueblo sin hogar se merezca una oportunidad bajo el manto de protección de los dúnedain. Lo que sí sé es que en el poco tiempo que llevan en su nuevo hogar, al otro lado de Baranduin más allá del Bosque Viejo, se han puesto a cultivar los campos y se les da extraordinariamente bien.
Al llegar al Vado, Muryelle se despidió con la promesa de encontrarse en breve de nuevo con ellos. Denelloth le entregó una carta sellada para que la haga llegar a las tropas arthedainii bajo las órdenes de Minastir. Se quedó mirando la bandera alzada en lo alto de la torre, y coloca su puño derecho encima del corazón. Luego respiró hondo, y dijo: -Ayla, aún nos queda camino por delante.
Ya en el camino que recorrían las caravanas desde Metraith a Sil Auressë, a los dos les sorprendió una tormenta inesperada y muy intensa. Buscaron en las rocas de una colina. Mientras Ayla se acomodaba con la manta, Denelloth observó unas huellas antes de que fueran borradas por la lluvia. -Hay una manada de lobos que considera este territorio como suyo. No es especialmente numeroso, pero son grandes. Han estado por aquí no hace más de 6 horas, y se dirigían hacia lo alto de la meseta. Dudo que nos molesten ahora, pero debemos tenerlos en cuenta. Pero algún día, cuando les falte la comida allí arriba, pueden causar problemas.
-Podremos hacer guardias, ofreció Ayla. -Pese a que si encendemos un fuego a la entrada de la cueva, dudo que se acercaran lobos normales, por estas tierras hasta hace poco campaban los ejércitos del Señor de la Guerra. Aunque no creo que sean huargos de las huestes del Señor de la Guerra, no obstante están cerca del camino y habrá que tener en cuenta sus movimientos en un futuro. Intentaremos no existir por esta noche, y mañana al alba partiremos a Sil Aüresse. Yo haré la primera guardia, descansa Denelloth, mañana nos espera un duro día...
- Vale, haremos guardias, le dijo el montaraz mientras se acomodaba con la espalda apoyada en la fría pared de roca. Mientras Ayla montaba guardia, vio como Denelloth se relajaba y respiraba hondo para aprovechar el descanso. -Es extraño lo de los lobos. Se multiplican en tiempos aciagos. Manadas cada vez más grandes, por todas las tierras altas de Eriador. No son criaturas malvadas en sí, pero a menudo lobos de Angmar o incluso huargos se hacen con el control de las manadas. También se alían con las Fuerzas Oscuras en muchas ocasiones. Son una amenaza a tener en cuenta. Los lobos son temidos y temibles, pero previsibles. Dicen algunos que hay algo de nobleza en ese animal tan peculiar. En la frontera, conocí a un joven montaraz en mi unidad. Nos hicimos amigos, Khelroc y yo, decía mientras tragaba saliva. -Khelroc, de niño, había tenido el honor de conocer al montaraz más grande de esta época. Una leyenda, aunque muchos han querido menospreciar su legado. Haldamir era el nombre de aquel montaraz. Líder de la unidad de montaraces más temida. Y un auténtico experto en el tema de lobos. Me contó muchas cosas antes de que nos capturasen… Denelloth cerró los ojos y respiró profundo.
Ayla le cogió la mano ante su pena y le dijo: -No he tenido el honor de conocer a Haldamir, pero sé de alguien que sabe bastante de lobos, tal vez aprendió de él. Thelran, de quien ya me has oido hablar, sabe bastante de lobos, aunque nunca se lo reconocimos los compañeros directamente, pero sabíamos que es bueno. Ahora lo hecho de menos, hemos pasado muchas cosas juntos, y nos hemos separado demasiadas veces. Hace un año que no lo veo, y no sé donde puede estar. Intentaré buscarlo, le gustaría bastante lo que vas a ver en breve.

-En cuanto a los lobos, ¿sabes de algún modo de que se acostumbren a nosotros? Thelran me transmitió parte del amor por ese noble animal, y yo hice el resto. Siempre que me he encontrado con ellos, ha terminado en conflicto, porque tenían hambre. En una ocasión vi a Thelran cómo se le acercó un lobo de una manada, se reconocieron en cierto modo, y se marcharon.
Con la mano de Denelloth aún entre las suyas, Ayla le seguía hablando mientras Denelloth le escuchaba con los ojos cerrados. Ella podía notar como sus músculos se relajaban poco a poco, aprovechando el momento de descanso. -Veo que le tienes en gran estima a Thelran hijo de Haldor. Me alegro. Me hubiera gustado compartir esta batalla con él. Pero no fue así. Mi destino se unió al suyo de la forma más cruel. Khelroc y Thelran eran los mejores amigos desde niños. Aprendieron juntos, y fue precisamente Thelran el que más claro tenía su vocación. Había nacido para ser un montaraz. No obstante, Thelran no ingresó en los Faradrim Aran junto a su amigo en aquel entonces. Fue una sorpresa para todos. Su puesto me lo dieron a mí. La vida de Thelran tomó otro camino, y él forjó su propia leyenda, lejos de Fornost. Creo que en su interior siempre se sintió como un montaraz, y me alegro mucho de que por fin se le haya reconocido como tal. Khelroc le echaba mucho en falta en las frías tierras de la frontera Angmar. Cada permiso, cada oportunidad, Khelroc averiguó cosas de Thelran, de lo que estaba haciendo, por dónde viajaba. Parece que trajo honor a su espada, y a su familia. Y a los montaraces, incluso cuando había sido injustamente excluido. Cualquier noticia era suficiente para darle ánimos a Khelroc. Creo que se sentía como si estuviera viviendo el sueño de otra persona. Un sueño que luego se convirtió en la peor de las pesadillas. A veces me pregunto qué hubiera pasado allí, si en vez de Denelloth hijo de Denethur hubiera estado Thelran hijo de Haldor. Y su espada. Cuentan que es hábil y feroz en la lucha, anteponiendo la vida de los demás a la suya propia.
Mientras él le iba contando, seguía con los ojos cerrados y frunciendo el ceño. Ayla notaba que tenía ganas de hablar con alguien del tema. Abrió los ojos y le miraba. -Sobre tu pregunta, necesitaría tiempo para averiguar más sobre los animales de la zona. Las presas, los depredadores. Otros peligros. La parte alta de esta colina y otros tantos lugares que he visto desde lejos no están controlados. Los lobos de distinta clase abundan en estos lugares, donde hay rebaños de ovejas y otras presas fáciles, y se multiplican. No es fácil satisfacer sus necesidades alimentándolos. Si lo haces, lo único que consigues es que la manada se haga más grande. Tienen un código, unas leyes, que desde fuera parecen complejas o crueles, pero viven y mueren de acuerdo a esas normas. Para poder convivir con ellos, primero debes hacerte respetar. Y evitar que otras fuerzas se hagan con el control de las manadas. Te ayudaré.
-En algunos aspectos, los Faradrim Aran nos parecemos un poco a los lobos. Vivimos rodeados por nuestros enemigos y por los enemigos del Rey en todas partes. Soportamos una pesada carga, pero sacamos fuerza de nuestra unidad. Por separado no somos tan fuertes. Todos conocemos las fuerzas y las debilidades de nuestros compañeros. Su historia, su vida. Somos una familia. Una manada. Y como unidad podemos ser decisivos. No podemos flaquear, porque de cada uno de nosotros dependen las vidas de nuestros compañeros. Todos los montaraces tenemos una sensibilidad especial hacia la Naturaleza. Algunos tienen un don especial. Lo que crees de Thelran es cierto. Comparte ese don hacia los lobos, aunque me imagino que no lo dirá abiertamente. Y según cuentan, llegó a coincidir con Haldamir y aprender de él, y muchos veían en Thelran aquel montaraz que iba a seguir con el legado, con la tradición de la unidad fundada por Haldamir. Pero las cosas no salieron cómo se esperaba. Y el nombre de Haldamir cayó en desgracia, y se pronunciaba sólo en susurros alrededor de nuestras hogueras por las noches, lejos de los oídos indiscretos de los demás, incluso de otros dúnedain.
De nuevo cerró los ojos, aprovechando para descansar un poco. Pasaron los minutos mientras Ayla vigilaba los alrededores. Luego las horas. Mientras tanto, recordaba a Thelran. Denelloth abrió los ojos con cuidado, sin moverse. Una vez comprobado que todo estaba bien, se incorporó y continuó la charla como si no hubiera pasado ni un minuto: -el regreso de Thelran al cuerpo del que nunca se tenía que haber separado nos hace un poco más fuertes. Y lo que ha vivido, su experiencia, sus conocimientos… No sería el mismo sin haber tomado ese camino que en su día fue sin duda muy difícil para él. Fue un castigo injusto por algo que él no hizo ni pudo evitar. Una injusticia, pero todo sucede por un motivo. Y quizá esté más cerca la hora el regreso de los Lobos. La historia de Haldamir es larga, y pocos la conocen al completo. Un día quizá te cuente la parte que sé. Pero esta noche no. Ahora descansa, Ayla. Me toca esta guardia.
Antes de tumbarse a descansar, Ayla contó un poco más de Thelran. -Hay cosas que Thelran no me contó, a pesar de haber pasado mucho tiempo juntos. Supongo que él también tiene heridas que aún sangran... Cuando nos conocimos, yo acababa de abandonar el destino que me habían "preparado" y anduvimos juntos. Combatí con él con mi espada, antes de convertirme en lo que ahora soy. Lo he visto combatir, y es temible, en ocasiones temerario, puede incluso dar la impresión de que tiene en poca estima su vida, dado que se adentra allá donde pocos pueden llegar. Está hecho de otra materia, en cierto modo. Pocos guerreros llegarían donde él ha llegado. Pero también cabe decir que el orgullo, está muy arraigado en él, por eso cuando anduvimos juntos, pocas veces reconocíamos sus méritos, aunque todos sabíamos, e incluso él, que su temeridad pudo decantar el combate a nuestro favor. Hemos compartido mucho, hemos sangrado juntos, y ahora anhelo volver a encontrarlo, y volver a caminar juntos. Pero quien sabe lo que habrá ocurrido en éste último año. Yo misma he cambiado, más incluso de lo que sería normal... Thelran es más que un compañero, es un amigo, y Arthedain ganará mucho con él...

El día siguiente por la mañana temprano partieron para recorrer el último tramo que les separaba de Sil Auressë. A medida que avanzaban, ante ellos se abría el panorama del mercado, de las tiendas y casas que se habían construido o se estaban construyendo, y los molinos de agua junto al río. La colina cercana tenía una cantera de la cuál extraían piedra, y un poco más lejos, encima de la colina, se veía el esqueleto de los andamios y estructuras de la torre de Sil Auressë. Denelloth miraba con interés lo que estaba sucediendo a su alrededor, pero prefería esconder su rostro debajo de la capucha y levantó el cuello de la capa para protegerse de las miradas indiscretas. Se quedaba en un segundo plano mientras el Senescal Curudae salía de la Casa del Comercio. -¡Dama Aylarien ha regresado! Hoy es un gran día. ¡Vamos, entremos y tomemos algo!

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21/01/2014, 12:44
Director

Curudae y Ayla tenían que tratar muchos asuntos que habían sucedido durante la ausencia de ella. Denelloth no escuchó toda la conversación, pero luego fue invitado a acercarse. -Por lo demás, encontré aquello que fui a buscar, y en breve recibiremos una visita de alguien que ha vuelto a nacer, alguien que después de mucho tiempo ha vuelto a escuchar una voz dormida que ayudé a despertar, y vendrá para gritar al unísono con el coro de voces que gritan la esperanza en Sil Aüresse... Y como en todo viaje, una va haciendo más grande su equipaje, y así encontré a un noble dúnadan que decidió acompañarme hasta aquí para estar un tiempo con nosotros... El que él precise. Maese Denelloth, os presento al Senescal de Sil Aüresse, el arquitecto que ha plasmado el sueño de una nueva tierra, un lugar para la luz y la esperanza...

-Saludos Denelloth, y bienvenido a Sil Auresse, dijo Curudae y le observó con atención mientras el dúnadan le saludaba con la cabeza. Les trajeron algo de comida y vino. -Como siempre, Ayla consigue sumar nuevas fuerzas para este proyecto. Gente distinta que aporta cosas distintas, pero todos sumamos. Lo que buscamos es la esperanza para estas tierras y para sus gentes. Una esperanza, un nuevo comienzo. Entre todos. Me incomodan tus elogios Ayla. No soy el arquitecto, todo esto no lo he logrado yo. No soy más que un tabernero que tuvo que dejar su oficio. Mi vida ha dado algunos giros inesperados, y ahora sólo intento hacer cuadrar los números y las cuentas de todo esto. Pero Sil Auressë es mucho más que la gente que lo compone. Es una nueva oportunidad que hace poco parecía un imposible, les dijo mientras levantaba su copa de vino. Lo más grande que la vida te puede dar es una segunda oportunidad, y aquí tratamos de hacer justamente eso. Lo que fuimos en el pasado no importa, aquí todos son bienvenidos. Y todos aportan algo.

De allí, Denelloth se fue hasta la torre donde el Lugarteniente Khôradur tenía el lugar de entrenamiento de la milicia. Él le podía indicar sus aposentos y enseñarle un poco cómo estaba todo aquello, y evaluar si había tareas en las que podría ayudar. Pero no sin antes devolverle su espada a Ayla.

En pocas semanas, Denelloth encontró su sitio entre la unidad de cazadores y como apoyo al grupo de acción rápida que actuaba en caso de amenazas puntuales, formada por el elfo Aeldric y el enano Nurg. Ambos habían partido de Sil Auressë ahora, igual que Ayla.

-En cuanto a Denelloth, poco te puedo añadir más que mi gratitud, le dijo Khôradur a Ayla. Es un montaraz entrenado en Fornost, y a pesar de su juventud tiene unos conocimientos que nos serán muy valiosos. Ha sufrido los horrores de la guerra, así que debo ir con cuidado para no obligarle a enfrentarse a situaciones límite antes de tiempo. De momento creo que su lugar está entre la unidad de cazadores y exploradores, y puede prestarnos una ayuda valiosísima para que saquemos el mayor partido a esa unidad. Algunos cazadores aún no han asimilado su papel como parte activa del ejército, y en Denelloth se combinan esas dos facetas. Con su sola presencia les puede enseñar lo que yo quiero de ellos. Debemos prepararnos para la guerra y para el conflicto, añadió el Lugarteniente umbareano. Debemos prepararnos para la guerra para lograr mantener la paz. El camino para la paz pasa por equipar el ejército, y ampliarlo, para disuadir posibles ataques de pillaje o asaltos a las caravanas.

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21/01/2014, 12:46
Director

La rutina de Sil Auressë siguió, y Denelloth no volvió a coincidir con Ayla. Hasta que una noche, de regreso a la aldea de una cacería, notó algo extraño. Ayla le estaba esperando, escondida cerca del sendero. De nuevo Denelloth le recordaba a Thelran cuando avanzaba entre los árboles. A pesar de su estatura y tamaño, sus largas zancadas eran respetuosas con el suelo que pisaban, y apenas hacía ruido. Cada cierto tiempo se paraba a escuchar el silencio. De repente vio cómo él giraba la cabeza y su mirada se dirigía hacia ella. Era imposible verla, estaba bien oculta, y la distancia era demasiado larga para unos ojos humanos. No obstante, algún tipo de sexto sentido o instinto le había alertado de que le estaban observando. Denelloth cambió ligeramente de rumbo y se despidió de sus compañeros dándoles una palmada en el hombro. Resultaba curioso para Ayla el gesto paternal y cariñoso de alguien que podría ser el hijo de cualquiera de los otros dos cazadores. Tras despedirse de ellos, subió la colina hasta donde se encontraba Ayla. No se le veía preocupado, aunque una vez arriba se quedó quieto, tratando de verla a la luz de las estrellas.

-¿Dama Ayla? ¿Eres tú?, preguntó el dúnadan. Ayla se presentó ante él, y se quedaron charlando, con Sil Auressë a sus pies. -¿Qué te parece todo, Denelloth? ¿Qué ves a tu alrededor?

- Me gusta lo que veo, le dijo mientras se quitaba los guantes y la capucha. En su mano izquierda faltaban el dedo meñique y anular, y el corazón e índice estaban unidos por un trozo de cuero. Ayla no pudo evitar suspirar al ver de nuevo las cicatrices de su cuello. Bebía agua de su cantimplora. -Estáis construyendo algo muy sólido aquí. Es un buen lugar en un mundo lleno de lugares malos. Un refugio. Me gustaría comentarte algo sobre los refugios de los montaraces llegado el momento. Pero aún es pronto.

- Cuando nos encontramos necesitabas que se te mostrara la luz en tu camino, un camino del que te habías desviado, o tal vez estabas descansando, recuperando fuerzas...., le dijo ella. -El caso es que no creo que fuera fruto de la fortuna el que nos encontráramos, los Valar tienen un propósito para todos, y hoy he visto la razón de por qué estás aquí. Hay alguien que necesita ahora de tu luz, que seas su guía, su mentor. Hay un alumno en la Academia que podría entender los signos de la naturaleza o el cuerpo como puedes hacer tú. He pensado que tal vez, si te encuentras con ánimo, podrías ser la luz de su camino y servirle de guía en un camino que para él empieza. Se llama Eben y he observado que tiene ciertas aptitudes que necesitan ser potenciadas y tú estás capacitado para ello. Tal vez además te sirva dar otro paso para reencontrarte contigo mismo. ¿Qué te parece? ¿Quieres conocerlo?

Denelloth cogió alguna piedra del suelo y jugaba con ellas mientras ella le hablaba de Eben. -Cada vez salgo con más frecuencia con los cazadores de aquí. Hoy hemos traído un ninfiara, un ciervo de los que antes cazaba la nobleza dúnadan. Todo un reto para cazarlo. Una buena pieza para un gran banquete, su carne es muy jugosa. No quedan muchos de esos animales, los dúnedain los cazamos a consciencia. Pero ahora quedan tan pocos de nosotros, que otra vez ha aumentado su población, se rió. -Me gusta estar aquí, con los cazadores, y les gusta a ellos que vaya. Uno de ellos ha formado una familia, y a menudo se queda ayudando en la construcción, y yo ocupo su lugar. Quizá el arreglo se haga permanente pronto. No me importaría, creo. Estoy recuperando mis fuerzas cada día. Si sus maestros se lo permiten, el joven Eben podría acompañarnos en algún viaje de los que hacemos. Le podré enseñar cosas de la Naturaleza, de lo que nos ha dado Oromë el Cazador, y Yavanna. Y también le podré hablar de contra quién nos enfrentamos. Pero sólo si tú le ves preparado. No le pasará nada malo con nosotros, sabemos evitar los peligros. No obstante, vivimos en un mundo repleto de maldad, y a veces soy un recordatorio demasiado evidente de lo que es capaz el Enemigo, le dijo y se apretaba la mandíbula y se quedaba pensativo mirándole a Ayla.

-La decisión es vuestra, añadió el montaraz. -Si te parece, le enseño. Pero… ¿cuánto quieres que sepa? ¿Y si hace preguntas sobre mí? En la Academia los chavales están protegidos, aislados. Allí, en los libros, las batallas se libran por una buena causa, los que luchan son los protagonistas de las baladas, y los perdedores se rinden con honor ante los justos vencedores. No hay trampas. No hay torturas. Siempre dices que no importa el pasado, sólo lo que hacemos a partir de ahora. Mi pasado me persigue a todas partes. Nunca podré dejarlo atrás, y basta con mirarme para saber qué he sufrido. Tampoco sé si quiero pasar página. Estas cicatrices me hacen más fuerte. Soy la prueba de que el espíritu de los dúnedain es más fuerte que el hierro ardiente, más fuerte que los grilletes y los cuchillos. Nunca nos doblegarán. Nunca nos esclavizarán. Tendrán que matar al último de nosotros. Porque mientras viva un dúnadan del Norte, seguirá viva la cultura de Oesternesse. El lazo que nos une a esta tierra, a los animales, a las montañas y a los ríos. De eso puedo hablar. Y puedo hacerle ver cómo se canaliza el poder para moldear el entorno.

-En cuanto al espíritu de Sil Auressë, sólo discrepo en una cosa. Todos nosotros llevamos dentro la grandeza del Hombre, y también su debilidad. Para nosotros el pasado, las obras que uno ha hecho, y las de sus antepasados, no son algo que podamos dejar atrás y comenzar una nueva vida. Eso lo dejamos para los pueblos menores. Pero los dúnedain no ignoramos el pasado, somos guardianes de un legado, ya sea bueno o malo, pero un legado nuestro. Sin ese legado, esta lucha milenaria carece de sentido.

-Tal vez me hayas interpretado mal, o yo no me haya explicado lo suficiente, replicó Ayla. -Cierto es lo que dices. Aquí no se juzgará a nadie por su pasado, sino por lo que haga con su vida el tiempo que le resta. No obstante el pasado forma parte de nosotros tanto como nuestro presente y futuro. Los errores y aciertos que hemos cometido en el pasado nos configuran como ahora somos con todas nuestras virtudes y defectos, nos ha hecho aquello que ahora somos, y nos ha proporcionado el conocimiento y fuerza necesarios para afrontar lo que nos queda por venir. Lo que te pasó no fue en vano. Eres un ejemplo de la fuerza de la esperanza, del honor del guerrero, de lo que significa un montaraz, eres el mejor ejemplo de lo que es un dúnedain... Y esas heridas, no debes esconderlas, forman parte de ti, y te han hecho más fuerte hasta donde no puedes imaginarte. Los horrores que hayas podido afrontar y que has superado, te han hecho como ahora eres, y demuestran la fortaleza de los hombres. El triunfo de la fuerza y la voluntad del hombre. Denelloth, intentaron doblegarte y no lo consiguieron. Aquí estás otra vez, preparándote para lo que el destino te depare, haciendo honor a los grandes hombres del pasado. Eso es lo que tienes que enseñar no solo a Eben, sino a todo Sil Aüresse. Yo no veo en ti el horror de lo que pueda hacer el enemigo, veo la fortaleza del hombre de sobreponerse a todo aquello que afronte, y eso es lo que debes enseñar querido Denelloth. No escondas tu fortaleza en lo que te hizo el enemigo y muestrala como la estrella de Elendil en la noche, se una luz guía para Eben y para aquellos que te vean. Muéstrales a todos lo que veo en ti, muéstrales a todos la grandeza de los hombres...

-La grandeza de los hombres…, le dijo Denelloth pensativo. A pesar de su juventud, la vida le había hecho envejecer muy pronto, como a tantos otros. -Trataré de estar a la altura de Sil Auressë, y de sus ideales.. Sus ojos grises miraban el horizonte en el norte. -Mientras tanto, en el Norte se está librando una guerra. En Cardolan la guerra ha sido de luchas mezquinas entre pequeños principados, salvo cuando Arthedain ha pedido auxilio. Porque el enemigo es común. De las ruinas de este reino perdido, quizá surja una nueva luz de la esperanza, y de fuerza. Le enseñaré a Eben, y a quien me pidáis que lo haga. Les mostraré lo que sé, y juntos trataremos de mejorar. Aprender las Sendas de la Naturaleza es algo más que conocer las plantas y los animales. Se trata de alcanzar una conexión sagrada con esta tierra. Eso lleva tiempo, pero estoy a gusto aquí. El tiempo que pasé en Bar Irlossiel me ayudó, pero necesitaba volver a sentir… vida. Ahora estoy mejor, aunque me queda aún camino por recorrer. La guerra sigue imparable, desde hace ya demasiadas generaciones. Pero no se lucha sólo en la frontera. También en las granjas de los campesinos que tratan de sacar cosechas y salvar los inviernos cada vez más crudos, o ahuyentar las manadas de lobos… Y en los corazones de aquellos que optan por seguir aquí en el Norte en vez de abandonar y dirigirse al Reino del Sur. Sil Auressë ya forma parte de esa lucha. Y creo que puedo ayudar desde aquí.

-Ayla…, le dijo bajando ligeramente su voz, -tú conoces a los Faradrim Aran, a los Montaraces del Norte. Sabéis lo que somos, y lo que hacemos. Incluso en tierras donde Arthedain no está presente, puedes encontrarnos. Dedicamos nuestra vida a salvaguardar las vidas de aquellos que a menudo desconocen nuestra existencia. En muchos lugares la gente nos mira con desdén o desprecio por nuestra vestimenta o por nuestro aspecto. O porque nos escondemos o aparecemos sin avisar, y evitamos las aldeas. Forma parte de nuestra misión. Somos leales a un legado, a una tradición. Vos nos conocéis, y de momento os pido sólo eso. Que nos entiendas. No puedo pediros más, aunque no os prometo que no lo haré... De momento sólo discreción en caso de que alguno de mis compañeros pase por Sil Auressë. Y quizá provisiones o agua para el caballo. No quiero poner en peligro Sil Auressë, más de lo que ya pueda estarlo. Pero no nos sobran lugares seguros en Cardolan desde que Hir Girithlin se enfrentó a Minastir en el Vado de Sarn.

-Los Faradrim Aran, defienden con sus vidas los ideales que aquí profesamos, contestó Ayla. -Sin saberlo, vosotros formais parte de Sil Aüresse, sois Sil Aüresse, por eso aquí siempre tendréis lo que precisais. Comida, alojamiento, un lugar donde dejar pacer los caballos y cuidarlos, discreción... Solo os pediría a los Faradrim Aran, que si alguno pasara por aquí, y hubiese visto algo que incumbiese o pudiese afectar a Sil Aüresse, nos avisaran inmediatamente. En cuanto a Eben, cuando consideres que ha llegado el momento adiéstralo. No quiero presionarte, pero Eben podría llegar lejos, y tenemos que aprovechar el potencial de todas las personas con las que contamos, o el enemigo podrá hacerse más fuerte que nosotros. También quiero recordarte que no estás a mi servicio Denelloth, sólo quise curar el daño que vi en ti y cuando quieras partir, eres libre de hacerlo. La sangre llama a la sangre, y tú eres un dúnadan, además un Faradrim Aran, y como me dijiste una vez, siempre lo serás. Veo que mejoras rápido, por eso me atrevido tal empresa porque Eben podrá tener una guía y tú podrías terminar de reencontrarte contigo mismo. Aunque eso pueda acelerar tu partida, lo que me duele, pero a su vez me alegra porque querrá decir que no he fracasado en lo que me propuse en cuanto te vi...

A continuación, Ayla le invitó a caminar por el bosque que tanto amaba. -¿Conoces la historia de Ëarendil? A él lo hicieron los Valar portador de la luz más pura que podremos ver. Mira al cielo, él está ahí, custodiando eternamente la pureza, velando por cada uno de nosotros, por nuestro mundo, por vuestro mundo ... El antiguo reino de Cardolan, está lleno de vida, aquí no ha terminado nada, sino que está empezando algo. Bar Irlossiel daba paz, pero pedía tu propia Esencia a cambio, tu fëa. Pero ahora no estamos en Bar Irlossiel, y aquí con la ayuda suficiente puedes notar la vida de esta tierra, la pasada, la presente, y la queda por trascurrir. Se puede sentir el flujo de la vida y dejar que entre en ti y te ayude a sanar.

- Los montaraces nos guiamos por las estrellas, para saber el rumbo qué tomar, para situarnos en tierras desconocidas, para ver en la oscuridad. También nos unen a la historia que compartimos con nuestros antepasados. Me resulta reconfortante ver su brillo. Mi padre Denethur solía decir que cuando las estrellas brillan con fuerza, era un buen presagio. Esa noche nada malo iba a suceder. Eché mucho en falta las estrellas en las tierras septentrionales de Angmar. Y de entre todas ellas, la de Eärendil es la que brilla con más fuerza. Aiya Eärendil, Elenion Ancalima… Salve Eärendil, la más brillante de las estrellas. Desconozco a qué se debe esa frase, ni a quién se atribuye. Pero cuando estás en las tierras septentrionales de Angmar, en territorio enemigo, donde las estrellas se apagan… Esa única luz que se podía ver en alguna noche en medio de aquel cielo oscuro, nos dio fuerzas.
 

Habían llegado a un claro, y Ayla se detuvo y empezó a hacer un círculo con los dos dentro. -En mi camino, he aprendido a sentir y tales energías, y a mostrarlas a aquellos a los que les es más complejo el "ver". Mira la luz de Ëarendil , siente la fuerza de Elbereth, del mismísimo Fëanor, aún están por esta tierra antigua, la luz de HIlde Sikelion, siente la vida de los antiguos hombres que caminaron por esta tierra Denelloth y abre tu fëa a ella como jamás has hecho. Desnúdate a la vida y deja que te llene con su energía, que te sane, y que te recupere, despierta completamente de la pesadilla que te atormenta y vive, ama, lucha, protege aquello que amas, evita que la oscuridad mancille vuestra tierra, que mancille tu tierra, y a que las almas que defiendes sonríen y amen como se ha hecho en tiempos mejores. Traigamos de vuelta la era de la gloria, empezando por traer la pureza a cada uno de nosotros, empezando ahora mismo por ti...
Denelloth se entregó al ritual. No había una ambición en este ritual. No buscaban el poder, ni el conocimiento… sólo hallar algo de paz y la comunión con lo que les rodeaba. Sentirse parte de todo. Primero sólo Ayla sintió la fuerza del ritual, pero pronto la presencia de Denelloth se hacía más fuerte a medida que su espíritu cobraba fuerza. Por sus venas corría la sangre de Númenor. Sus antepasados fueron honrados con unas tierras intermedias entre la Tierra Media y las Tierras Imperecederas. Disfrutaron de la Luz de Aman, y convivieron con los Altos Elfos. Los dúnedain eran más capaces que otros Hombres de ver lo que hay más allá de los cinco sentidos. Y a diferencia de la visión de los elfos, que con demasiada frecuencia se dirigía a cosas pasadas, los dúnedain vivían en el presente y alzaban su vista hacia el futuro inescudriñable para los Primeros Nacidos. En caso de Denelloth, su futuro le pertenecía, como a los hombres en general. Pero necesitaba primero encontrarse de nuevo a sí mismo. Terminado el ritual, volvieron a Sil Auressë en silencio. Sobraban las palabras. Sus almas estaban en paz. Durante unos instantes, los espíritus de ambos habían estado desnudos, compartiendo un mismo espacio, una misma luz. Denelloth se despidió de Ayla y regresó a sus aposentos.

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21/01/2014, 12:50
Director

En las siguientes semanas sucedieron muchas cosas. La Fiesta de la Academia, la llegada de personas influyentes y con nuevas ideas para Sil Auressë, y la llegada de otras personas importantes, entre ellos Thelran el montaraz. Su fugaz visita marcó la inminente partida de Ayla hacia un destino sin duda peligroso, aunque no el mismo que el del montaraz. Denelloth había localizado una granja abandonada, y estaba acondicionando la cabaña para servir como refugio en un futuro para los Faradrim Aran. Estaba a medio camino entre el bosque y el pueblo, al oeste. Tenía cerca el río, y fuera de los caminos. También tenía un poco más cerca el Vado de Sarn, el punto de Arthedain más cercano. Allí es donde se produjo el encuentro entre Ayla y Thelran. Denelloth le acompañó al veterano montaraz hasta la cabaña secreta, y luego se fue.

 

Notas de juego

Bueno, ya está :) Siento el volumen, pero así tienes los diálogos íntegros (falta el corto prólogo con Eben). Realmente leyendo ahora las escenas, está claro que tiene una relación especial con Ayla, pero sólo es con ella con quien Denelloth ha abierto su corazón. Espero que te sirva para meterte en el personaje, seguimos haciendo la ficha.

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22/01/2014, 00:41
Denelloth
Sólo para el director

Notas de juego

Estupendo. Excelente. Trabajazo, intentaré estar a la altura. Me sirve, claro que sí!!! Ahora debo ir asimilándolo...

Me readaptaré físicamente un poco, veo que soy muy alto, y algo más joven de lo que pensaba (y está lo de los ojos...). Psicológicamente, creo que me viene bien estar en Sil Auressë, me acerca más a la vida, mejora mi carácter, aunque seguiré sin ser muy locuaz, especialmente con los desconocidos.

Dudas. 1.- Supongo que conozco a los otros habitantes del lugar, dado que llevo aquí varios meses, parece. Nos llevamos bien, entiendo. Algo que deba saber de nuestras relaciones personales (lo pregunto porque parece que tienes todo esto bastante pensado)? 2.- Esas "heridas del alma" se plasman en algo concreto (en el PJ digo)? Son algo específico que ya tienes pensado o me las pergeño yo?

Por cierto, me encanta tu visión de la magia en Endor, que no es un asunto fácil. Sutil y bien integrada narrativamente.

Bueno, voy a darle la paliza a los otros jugadores, especialmente a Curudae. Puedo presentarme ya en el off-topic y demás?

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22/01/2014, 09:38
Director

Notas de juego

Gracias por los comentarios. En un principio, Denelloth no tiene mucha relación con la gente de Sil Auressë, prefiere la soledad y en todo caso la compañía del grupo de cazadores. Hay que recordar que son eso, cazadores. Ni soldados ni exploradores. Algunos son mayores. La relación con Ayla es otra historia, pero es algo privado y personal entre los dos, y además la partida comienza con Ayla ausente. En una multitud suele estar callado en un segundo plano, pero en privado a veces baja la guardia, como ha pasado con el joven Eben.

La edad es relativa, entró a los Faradrim Aran siendo bastante joven, pero pasó mucho tiempo prisionero, y un tiempo indefinido en Bar Irlossiel. Podría simplemente aparentar ser más joven, o es joven en comparación con algunos cazadores. La idea es que se ha hecho "veterano" siendo aún joven.

Sobre la magia, le he dado muchas vueltas. El tocho que te he pasado estaba casi íntegramente desde el punto de vista de Ayla, y he quitado bastantes detalles de cómo funcionaba el ritual y las cosas que sentía, por razones obvias. La magia no suele estar muy presente en las partidas, al menos no en la forma "mecánica". Pero el personaje de Ayla es la excepción, y a través de ese personaje se explora la magia de otra forma.

Las "heridas en el alma" es una percepción de Ayla, bueno Denelloth también dijo que había heridas que cicatrizaban más lentamente que las físicas. Pero libertad total.

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06/02/2014, 21:11
Director

Después de dejar a Eben en la cabaña, Denelloth comenzó a caminar en plena noche hacia el pequeño bosque que había junto al afluente de Baranduin. Estaba relativamente cerca de Sil Auressë, pero fuera de su zona de influencia. Hacía tiempo que le interesaba visitarlo. A la Dama Aylarien también le interesaba, porque los árboles eran ancestrales, seguramente restos de algún bosque más grande de las edades pasadas.

A las pocas horas, una intensa lluvia cayó sobre Denelloth. Siguió avanzando un poco más hasta encontrar un buen refugio. Las tormentas de verano no solían durar mucho, pero eran intensas. Pasado media noche, pudo seguir avanzando y con la llegada del nuevo día vio los primeros árboles. Su intención era sólo establecer contacto visual, sin adentrarse en el bosque. Quería asegurarse de que no estaba ocupada por bandas de trols o de huargos.

Las botas de Denelloth se hundían en el barro mientras baja la ladera. Se apoyó con la mano en la ladera para bajar, y al llegar abajo, se dio cuenta de que estaba pisando una huellas que parecían recientes.

- Tiradas (4)
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07/02/2014, 01:53
Denelloth
Sólo para el director

Notas de juego

Sí, leídos todos los avisos. De las características de la hoja ya te iré preguntando cosas...

Estas cuatro tiradas las haces tú por mí, es eso?

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07/02/2014, 06:59
Director

Notas de juego

Las tiradas de las habilidades las hace el jugador normalmente. Pero de estas 4, tres son tiradas de encuentros, no de habilidad. Alerta es una habilidad especial, es "pasiva". El jugador no tiene que avisar de que esta "en alerta". Si tu declaras una acción para intentar ver algo, tiras Observacion

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10/02/2014, 02:28
Denelloth
Sólo para el director
- Tiradas (1)

Notas de juego

Sin ánimo de meter prisa ni nada, esto es una pausa dramática o estás esperando a que yo coja al personaje? Si es lo segundo, sí, me gustaría echar un vistazo a ver qué son esas huellas, y un vistazo alrededor, a ver si veo a alguien.

Por si acaso hasta te dejo echa una tirada de percepción, digo observación. No sé exactamente cómo va esto, si tú pones una dificultad y va por tablas (+de75 éxito parcial, +de90 casi éxito, +111 éxito y todo eso) o cómo...

Si me he colao y es simplemente que no has podido postear últimamente, ignórese.
 

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10/02/2014, 21:21
Director

Las huellas en el barro eran de tres personas adultas. Las manos del montaraz rozaron las marcas con cuidado. Habían cruzado por este sitio, de pie, un poco antes de comenzar la lluvia. Lo llamativo de las huellas es que las personas que las dejaron iban descalzas.

Las huellas desaparecen al pasar a tierra más dura, pero está claro que se dirigen al bosque, que se encuentra a unos 500 metros.

Notas de juego

He estado liado los últimos días como puse en Avisos, pero en esta escena en particular te estaba esperando. Como había comenzado la escena, y me habías hecho una pregunta, pues te contesté y me quedé esperando que siguieras cogiendo ya el personaje. Las escenas introductorias están para eso, para probar las habilidades y hacerte un poco con la mecánica, para que cuando se vayan juntando los personajes el funcionamiento de la partida esté más o menos claro.

 Desde luego está bien que hagas la tirada, describes lo que haces y tiras en el mismo post. No te preocupes por no usar la habilidad correcta, lo que cuenta es la tirada. En este caso, la habilidad es Rastrear (que se usa tanto para interpretar huellas como para seguirlas). Observación es lo más parecido a "Percepción" del SdlA, pero hay que declarar la acción y si posible definir un poco qué observa (el suelo, la pared, esa persona). Para una cosa imprevista (un reflejo en una ventana, un ruido), se tira Alerta que es mucho más difícil de mejorar. Además, Alerta la suele tirar el máster (porque es algo imprevisto).

Sobre la dificultad y las tablas, salvo que sea una cosa que al fallar podría causarte problemas (saltar un precipicio, abrir una cerradura que quizá tenga trampa), no suelo indicar la dificultad y pedir la tirada para no ralentizar demasiado. Simplemente el jugador tira y añade su modificador, y yo le resto o sumo la dificultad. Uso la tabla de éxito parcial (a partir de 90 porque el 75 es más que nada para repetir la tirada, algo que se me hace pesado). Por otro lado, y sobre todo en niveles más bajos, si pasas de 100 suelo darlo como éxito sin tener que llegar a 110.

Cargando editor
10/02/2014, 22:53
Denelloth
Sólo para el director

Denelloth mira hacia el bosque frunciendo el ceño, todavía agachado. Pies descalzos humanos, no demasiado grandes, sin rastro evidentes de garras... Hombres pûkel o beffraen de los bosques de Rast Vorn? Un poco lejos, Pueblos primitivos o salvajes. Extraño, pero no es imposible... Ojalá, hay opciones mucho peores, bastaría con dejarles seguir tranquilamente su camino. Hombres, mujeres, cargados o no? Es difícil de decir por estar en zona húmeda, pero parecen recientes, diría que pasaron el río hace pocas horas.

Quiero enterarme de quiénes son, piensa Denelloth. Me acercaré hasta la linde del bosque y echaré un vistazo sin adentrarme demasiado.

Antes de separarse del río observa los alrededores en busca de cualquier otro rastro o de presencia viva cercana. Luego se dirige al bosque, siguiendo la trayectoria de las huellas. En el borde, husmea el aire y pretende atravesar la penumbra con la mirada. Robles, hayas, algún abedul, puede que castaños silvestres, mucho arbusto... Parece que en el interior puede ser muy denso. Un bosque antiguo.

Sin dejar de poner todos los sentidos en su objetivo, Denelloth embraza el escudo y desenvaina. Suspirando, se mete en el bosque, avanzando tras el rastro unas docenas de metros.

- Tiradas (2)

Notas de juego

Aaahhh, jejeje, y yo mordiéndome las uñas... Oookkk!!!

Tiro Observación por si veo algún otro indicio interesante junto al río o a la entrada del bosque. Y Rastrear por si es necesario tirarla para seguir las huellas dentro del bosque, con otra dificultad diferente.

Tampoco sé si puedo avanzar acechando/escondiéndome...

Por hacerme una idea, el plano esquemático de esto sería(?):

 

Denelloth ->huellas->        BOSQUE        ->Sil Auressë

 

Por cierto, explícame también cómo funciona lo de los hechizos. Puedo hacerlos superiores a mi nivel?  Cuántos Puntos de Poder cuesta esto, 1xnivel del hechizo?

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12/02/2014, 23:36
Director

Denelloth husmea el aire húmedo junto a un árbol antiguo, de madera dura. Se encuentra en el linde del bosque denso, pero poco extenso. Un poco más adelante se puede ver donde comienza el bosque más grande, a ambos lados del afluente de Baranduin. Pero ahora le interesa este bosque pequeño, que es donde le han traído las huellas.

No resultó difícil seguirlas para el montaraz. Con la espada desenvainada, y el escudo redondo en la otra mano, se adentra con cuidado en la espesura tratando de hacer el mínimo ruido.

Como una sombra, Denelloth avanza por el bosque ancestral hasta llegar a un pequeño claro. El montaraz está escondido detrás de los árboles, y observa que hay un monolito en el centro con inscripciones extrañas. Alrededor de la piedra vertical hay flores y otras ofrendas, así como un par de tambores y otros objetos que no se distinguen con claridad desde la distancia. No se ve a nadie presente.

- Tiradas (1)

Notas de juego

En el mapa, el cuadrado negro es la cabaña. El otro punto negro a dónde va el camino es Sil Auressë. Te encuentras en el bosque más pequeño.

Hechizos: puedes intentar lanzar cualquier hechizo siempre y cuando tengas el rango necesario en la lista (si tienes 3 rangos en una lista, puedes lanzar hasta el hechizo de nivel 3). El coste en puntos de poder es como dices. Si el hechizo es de tu nivel o menos, suele salir automático. Si es por encima de tu nivel, hay que hacer una "Tirada Estática de Lanzamiento de Hechizo". Lo bueno es que los hechizos de montaraz normalmente puedes prepararlos bien (9 asaltos), lo que reduce el riesgo de fallo. Pero si no los preparas bien, y son por encima de tu nivel, se aumenta la posibilidad de pifia (a un 20-30% o más). Y si fallas, a la pifia se suman los modificadores. Si quieres lanzar un hechizo concreto, dímelo y te desarrollo los modificadores.

Cargando editor
13/02/2014, 01:44
Denelloth
Sólo para el director

Denelloth observó por un momento la escena. Un monolito con caracteres y diseños extraños, pero desde aquí no ve nada... Las flores parecen frescas. Y los tambores... primitivos...?

El montaraz volvió a escrutar con los ojos los alrededores del claro y se lanzó, encogido y ligero, a recorrer el perímetro del claro, al borde de los árboles, buscando el lugar por el que las huellas abandonaban el claro.

Al completar el círculo, Denelloth se detiene un momento, satisfecho. No hay prisa, piensa. Retrocede unos quince metros por donde las huellas le trajeron, alejándose unos pasos a uno de los lados y manteniendo el claro a la vista en la medida que los árboles lo permiten. Se acuclilla y se dispone a esperar unos minutos. Al agacharse nota la noche en blanco en sus viejas heridas. Arruga la cara y se apoya en el grueso tronco caído, cubierto de musgo, que le sirve de parapeto. Apoya la espada y el escudo a mano y carga la ballesta. Vuelve a apoyar la mano en el tronco y, por un momento, palpa el musgo con deleite. Comienza a murmurarle suavemente, imperceptiblemente. Y espera. Sólo unos minutos. Si no aparece nadie, saldremos de aquí.

- Tiradas (2)

Notas de juego

Tiro Observacion para intentar averiguar algo sobre el monolito (cultura, antigüedad, uso?) y sobre los objetos circundantes, y Rastrear para reencontrar el rastro de huellas que salen del claro, si las hubiera.

Y luego quisiera esconderme, debo tirar? Para mayor seguridad, puedo concentrarme unos cuantos asaltos, estar digamos en oportunidad hasta que aparezca alguien? Y en ese caso, hacer un hechizo de matices, fundiéndome un poco con el musgo y eso...

PD: si me paso de pesao con las tiradas me lo dices ok? ;P

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14/02/2014, 17:27
Director

Los dibujos en la piedra parecen realmente antiguas, aunque recientemente han limpiado el musgo y se pueden observar algo mejor. Son formas geométricas que por un momento parecen formar una garra, aunque lo más probable es que no sean representaciones de nada en particular.

En distintos puntos de Eriador se pueden encontrar restos de las culturas prenúmenoreanadas que desaparecieron en la Edad pasada. Aunque hay rumores de criaturas extrañas y primitivas en las profundidades de los grandes bosques sin explorar que aún quedan. Estas culturas primitivas tenían un vínculo especial con los bosques. Sus monolitos marcaban lugares sagrados, conectados con la fuerza arcana de la Naturaleza.

Las flores y los tambores son recientes, y también hay unos palos de más o menos un metro de largo, colocados en el suelo junto a la piedra. Incluso desde la distancia, se puede ver multitud de pisadas alrededor del monolito. Varias personas han estado dando vueltas alrededor de la piedra, saltando, pisando con pies descalzos... ¿bailando al son de los tambores?

Las huellas abandonan el claro en dirección noroeste, siguiendo el curso del afluente que lleva hasta el río Baranduin. Curiosamente, muchas de las huellas que abandonan el lugar son de personas con botas o zapatos. Es decir, llegaron descalzos, saltaron y se movieron en el claro, y luego se pusieron calzado para regresar.

Notas de juego

Rast Vorn es un lugar sin explorar, y poco conocido incluso para los dúnedain de Cardolan. Es díficil que Denelloth conozca los hombres pûkel, de hecho los drúedain que podrían habitar allí no tienen ningún contacto con el mundo exterior. Los beffraen son una subcultura diferente, pero tampoco son conocidos salvo para los que habitan en los lindes del Bosque Oscuro.
 

Cargando editor
14/02/2014, 23:45
Denelloth
Sólo para el director

Denelloth se acerca cautelosamente el monolito, ballesta en mano, intentando no dejar rastro de su presencia. A primera vista, no le parece un lenguaje que él pueda descifrar, ni recuerda haber vito u oído hablar de algo semejante. No se entretiene, saca papel y lápiz y, apoyando el papel sobre la superficie del dibujo, frota la punta del lápiz sobre el papel.

Al terminar vuelve a guardarlo todo y revisa con la mirada el lugar, los tambores, las flores, los alrededores, intentando ver algo que todavía no haya visto. A continuación sigue las huellas en dirección noroeste, intentando hacerse a la idea de a cuánta gente está siguiendo, y atento a cualquier bifurcación, cualquier separación de las huellas.

Guarda la ballesta y saca de nuevo espada y escudo. En una vegetación tan espesa las flechas de poco sirven.

Notas de juego

Rast Vorn es un lugar sin explorar, y poco conocido incluso para los dúnedain de Cardolan. Es díficil que Denelloth conozca los hombres pûkel, de hecho los drúedain que podrían habitar allí no tienen ningún contacto con el mundo exterior. Los beffraen son una subcultura diferente, pero tampoco son conocidos salvo para los que habitan en los lindes del Bosque Oscuro.

Ahá... Pregunta técnica: y en un caso como este, qué se hace? Se corrige el post en honor a la buena coherencia y estética del relato, o se obvia el patinazo del PJ y se sigue tan campante? Ya te dije que soy casi nuevo en esto de umbría...

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16/02/2014, 20:13
Director

Denelloth copia la inscripción más llamativa del monolito en un papel. Las flores que han depositado son ramos muy elaborados, como ofrendas florales. Los colores son llamativos: rojo sangre y blanco, pero la composición es muy artística. Parecen recientes, seguramente los mismos que han dejado las huellas las han traído. Desde luego no se han preparado en este lugar, sino en un taller con herramientas, cuerdas... Los tambores y los demás objetos resultan más desconocidos para Denelloth, así que opta por seguir las huellas.

Cree que se trata de seis personas, como mucho siete. Parece que uno es un niño, pero el resto son adultos. Avanzaron por el bosque por un sendero que ya conocían, y que les llevó lo más rápidamente posible fuera del mismo. Una vez fuera, siguieron en grupo hacia el noroeste pero sin entrar en el bosque de mayor tamaño. En vez de eso, fueron a un pequeño vado. Más bien una piedra en medio del afluente, pero en verano la corriente no es muy intensa. Allí cruzaron al otro lado, y siguieron el camino en línea recta.

Denelloth se encuentra junto al río, en el punto donde cruzaron. Al otro lado, las huelles siguen ahora en dirección noroeste, y a lo lejos se ven algunas granjas. Y detrás de esas granjas, está el río Baranduin. Tierras de Girithlin, de los dúnedain, de granjeros y pastores. Cuesta entender qué podría llevar a un grupo de esas gentes acudir a un antiguo monolito ancestral para algún tipo de ritual.

 

 

- Tiradas (2)

Notas de juego

Yo también soy nuevo en Umbria, pero por lo que he visto la norma es ... que no hay normas :) Cada uno se lo guisa como quiere. Como no es algo que realmente afecte la historia, lo podíamos haber dejado. Pero bueno, he corregido un poco la frase.

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16/02/2014, 23:34
Denelloth
Sólo para el director

Denelloth parece pensárselo, frotándose la incipiente barba, mirando a un lado y al otro del río. Mira hacia el cielo. La mañana está avanzada. Bueno, gente muy peligrosa no puede ser, si llevan a un niño con ellos. Me pregunto si serán los habitantes de esas granjas. Y me pregunto qué demonios ocurrió esta noche en ese claro. Será mejor informar a Curudae y a Khôradur, y mostrarles la inscripción del monolito; tal vez alguien sepa más que yo al respecto. No pinto nada en tierras de Girithlin...

Sin embargo, no pudo evitar cruzar el vado siguiendo las huellas, mientras se ajustaba la ropa, las armas guardadas, como el tranquilo y respetable montaraz o cazador que era. Sólo quería segurarse de si las huellas se dispersaban en el momento de acercarse a las granjas.

Sólo hasta que las huellas se separen... Luego, media vuelta y a... sí, a casa.

Notas de juego

La idea es seguir tranquilamente las huellas, que he entendido que se dirigen a la zona de las granjas esas dispersas. En cuanto un par o más de huellas cojan otra trayectoria, me piro. Si todo esto puede ser sin arrimarme mucho a las granjas, mejor. Si por el contrario las huellas siguen agrupadas atravesand la zona de granjas y nada me parece inquietante al acercarme a ellas, continúo el rastreo.

Lo corregido, bien corregido ;)