Partida Rol por web

-Recuerdo una perturbación, pero por otro motivo…, intervino Huinen y luego le dejó continuar a Ayla, atento a cada palabra.

-Sí creo saber a qué te refieres, tal vez. Yo también lo noté y aquello ocurrió en Cardolan a un hechicero cuya naturaleza ignoraba, pero ese esfuerzo dio a conocer un objeto cuya tenencia le costó la vida¹. Hoy día soy yo su custodia y estoy buscando a su creador.

-Bueno, como te decía, lo dejé gravemente herido y tuvo que retirarse. En esa época, fue cuando nos encontramos Huinen y ahí aún no tenía el orbe o por lo menos yo no lo vi.

-No, aún no lo tenía, asintió Huinen.

-Posteriormente en la zona de Cardolan, fue donde me enteré que ya no gozaba del favor de Angmar, así era depuesto y sustituido por alguien a quién tú también conoces Huinen.

-¿Por quién?, le preguntó el noldo.

-Si antes por pensar un nombre poderoso me has advertido del peligro, no creo que sea conveniente nombrar a éste ya que goza de la protección de gente poderosa, yo ya me enfrenté a él una vez, y tú lo llevaste conmigo a Umbar en nuestro primer encuentro... ¿Sabes ya quién puede ser?

-Como iba diciendo, Después de un tiempo sin tener noticias del sacerdote, en una misión de rescate de una niña fué donde introduciéndome en éste mundo, pude espiarlo y ver por primera vez al orbe y al sacerdote nuevamente negociando con un Maeg que fue derrotado en un combate desesperado por uno de los más grandes guerreros que jamás he visto y amigo mío, Alam.

-¿Qué viste exactamente, Ayla?, interrogó Huinen

-Lo que vi ya te lo he dicho, el maeg, el orbe y su portador. Y estaban acumulando esencia para invocar a alguien...

-Y descubrimos que estaba secuestrando gente con cierta afinidad a la esencia para alimentar al orbe. Una vez más Alam y yo le desbaratamos los planes liberando a toda la gente secuestrada y causando grandes disturbios en su fortaleza, la casa de justicia de los dunlendinos. Después de aquellos hechos, hace un mes a lo sumo, huimos de aquellas tierras esperando a que se calmasen y volver para acabar un trabajo no terminado... Y esto es todo cuanto puedo contarte Huinen.

-¿Hay algo que te impide contarme más? Ya que lo que más importa en este momento es averiguar quién tiene el orbe en su poder, cómo es, qué planes podría tener, a dónde se dirige… Y ni siquiera me has dado su nombre.

-Tal vez tengas razón, pero no me corresponde a mí revelártelas, pondría a más gente en peligro. En cuanto a su nombre, prefiero no decírtelo, pero no te prohibiré escrutar en mi mente para que veas quién es. Todos los encuentros que hemos tenido han sido intensos y algo me dice que algo importante ha de pasar en el siguiente encuentro y el último...

-Espero haber podido contestar a todas tus preguntas, ¿si deseas saber algo más?

-Agradezco tus respuestas, me has confirmado muchas cosas que ya suponía, otras han sido nuevas para mí. Y muchas otras me ocultas, bien de forma involuntaria o bien por desconfianza, promesa o por otro motivo.

-Posees un gran instinto para prever acontecimientos futuros, destinos… Nuestro tiempo ahora se acaba, pronto nos diremos adiós hasta nuestro próximo encuentro. Pronto se definirán y se entrelazarán de forma irremediable muchos destinos. Las Profecías separadas desde hace mucho se harán una, y el pasado, presente y futuro quedarán marcados. En cuanto a ti, … Ayla …, tendrás que enfrentarte con el Emisario Oscuro que tiene el orbe en su poder. Pero esta vez él no estará solo, ni tú tampoco debes estarlo. Ese enfrentamiento es inevitable, y … determinante. No puedo revelarte más, debes andar tú el camino.

Había veces que parecía estar hablando para sí mismo. -El Emisario Oscuro aparece en las dos profecías… y ahora parece ser que el dunlendino quiere ofrecerse, quiere hacer que se cumpla la profecía… ¿La habrá visto?. Luego estás tú, la Guardiana de la Luz… Y otros muchos… todos sus destinos convergen…, parecía estar intentando visionar algo. Ayla pudo notar un gran flujo de energía que emanaba Huinen,  -en un punto, donde sólo una profecía quedará, sólo una puede ser verdadera….

De repente Ayla sintió algo. Una presencia. Alguien que había detectado algo. Se estaba moviendo fuera del círculo protegido, buscando, olisqueando… Kaldor lo había notado también, y se acercó con gesto de preocupación a los dos. Huinen estaba en una especia de trance. Aunque le seguía mirando a Ayla, parecía que no la estaba viendo.

-¿Qué es lo que ocurre hermano? ¿Lo has notado tú también? ¿Qué le pasa a Huinen? Debo preguntarle quién me ayudará, y quién le ayuda al emisario....

-Por favor contéstame, mi tiempo aquí termina y debo volver a mi mundo. Por favor, contéstame...

-Huinen está en trance meditativo, miles de futuros, destinos, vidas, sucesos y visiones pasan por su mente, y está tratando de conducirlas para ver los caminos a elegir. No te va a oír, no hasta que termine. Y normalmente se despierta lejos de este mundo, en su mansión en el Bosqueverde. Allí es un anciano invadido por la locura. Me temo que tarde o temprano la locura le consumirá en este mundo también. Ha visto demasiado, ha mirado demasiado lejos…

-Este mundo lo controlan cada vez más los Señores Espectros, cuyo poder aquí es casi incontestable. Y parece que alguien nos ha detectado. Aunque no se atreva a entrar más allá de las voces, no podemos permitir que nos encierre.  No podemos esperar a Huinen, debemos irnos, hermana, le dijo Kaldor.

- Antes de que lleguen.

Kaldor le guiaba de nuevo por la oscuridad. Su única compañía y referencia era el eco de las voces. Sin embargo, esta vez Ayla notaba que no había visto antes: debajo de sus pies, en la oscuridad que les rodeaba, había una serie de finos hilos rojos resplandecientes. Eran tan diminutos que eran casi imperceptibles, pero no había duda de que estaban allí. Parecía que su hermano los iba siguiendo para guiarse por este mundo, ya que cuando se detenía para elegir el camino, descartaba aquellos que terminaban en un punto muerto.

Por un momento a Ayla le entró la duda de que ocurriría si uno se saliese del camino marcado, adentrándose en el vacío. Quizá era mejor no saberlo. Kaldor iba mucho más rápido que la última vez, y se le notaba tenso, nervioso. Las voces se oían cada vez con menos fuerza, y ahora había algo… Como un vacío que absorbía la Luz. Un ser poderoso, dominante… Y profundamente malvado.

Kaldor se detuvo de nuevo, agitado por el esfuerzo. Le miraba fijamente a los ojos.

-Ayla, necesito que me escuches. Nos tenemos que separar, pero debes saber algunas cosas. Antes no te dije toda la verdad… Sé algo más de la Profecía. Son en realidad dos: una de la Luz y otra de la Oscuridad. Son antiguos, aparecen en versos difíciles de descifrar. Pero muchos chamanes de culturas primitivas y otros que han viajado por el mundo de los espíritus han escuchado partes de las Profecías, en tiempos diferentes y en lugares muy lejanos entre sí. Dos Profecías, completamente opuestas. Pero muchos piensan que las dos son ciertas. Y viven y mueren por la esperanza que la suya será la correcta. Civilizaciones, pueblos… miles de guerras… muertos, siglos de conflictos… Previstos desde hace siglos…

-Es la lucha constante, entre la Oscuridad y la Luz. Los versos describen la llegada de la Oscuridad, y su caída…La victoria de la Luz… y después la llegada de una Segunda Oscuridad. Hay miles y miles de versos dispersos por todo el mundo, pero hay elementos comunes, claves, personas que aparecen…

-Sé que Huinen conoce las dos Profecías. El Demiurgo aparece en las dos, y representa el Equilibrio, la neutralidad… Huinen se ve como el Demiurgo. No pretende ayudarte, ni es del bando de la Luz. Su única devoción, su única lealtad, es a las Profecías en sí, quiere evitar a toda costa que sean manipuladas, utilizadas, forzadas… Quiere mantenerlas válidas hasta el desenlace final.

-Es posible que tú entiendas más que yo de todo esto, Ayla. Simplemente recuerda que, según he entendido, para cada elemento de las profecías, existe su opuesto. Está el Príncipe Negro y la Dama de la Luz… Ellos siempre están. Luego hay otros elementos, como el Emisario Oscuro o la Guardiana de la Luz, que son “interpretados” como personas diferentes según la época. Tú y yo también aparecemos… ¿Entiendes lo que te estoy diciendo?

-Sí hermano, y ésta vez me ha tocado a mí ser la guardiana de la luz, como en otro tiempo fue Zelene, es la historia que se repite una y otra vez, y así será hasta el fin de los tiempos, y es en ésa lucha donde el universo encuentra el equilibrio, no en el dominio de la luz o la oscuridad, sino en la neutralidad.

-Por ello Huinen no interviene, para no perturbar ese equilibrio, y dejar que el río siga su curso. Pero ésta vez me preocupa quién me ayudará y será mi soporte. No puedo pedirle a nadie esa responsabilidad, ni mucho menos a Alam, que ya ha arriesgado su vida por mí en incontables ocasiones. Ha sufrido tanto que sólo merece descansar y no verse envuelto en otra batalla, una batalla desesperada de la que probablemente no pueda volver, y si regreso no seré la misma. 

-Tú lo sabes hermano, estoy sola, como eligió estarlo Zelene y tal vez su destino sea el mío, así lo siento, pero otra parte de mí me dice que no, que aún me queda mucho por ver y que cuando todo parezca perdido, aparecerá una mano que me ayudará a levantarme y luchar como jamás lo he hecho y que gracias a esa persona cumpliré mi designio y ésta vez será la luz la que domine a la oscuridad.

Kaldor asintió con la cabeza, su rostro serio. Tragó saliva y le miró visiblemente afectado, emocionado… Con la voz entrecortada le susurró: -Llegado el momento hallarás la fuerza que llevas dentro. Te levantarás y elegirás enfrentarte a tu enemigo. Pase lo que pase tu vida jamás serás la misma. Veo que eso lo entiendes… No sé si comprendes hasta qué punto es así, pero intuyo que te vas haciendo la idea.

-Nos tenemos que separar, este lugar ya no es seguro, le dijo y apuntó con el dedo a un punto detrás de ella. -Sigue en esa dirección, directo hacia aquel punto de luz azul. No te detengas, pase lo que pase, oigas lo que oigas, le dijo mientras le dio un abrazo.

-¡Debes irte, ahora!

Ayla sintió cómo la presencia maligna iba en aumento, y ya no se oían las voces. Sólo un silencio ensordecedor.

-No olvides jamás, hermano todo lo que te quiero, siempre has hecho mucho por mí. Lo abrazo y le beso la mejilla. No le tengas en cuenta a éste mundo lo que me pueda pasar y recuerda siempre los años que estuvimos juntos. Te quiero Kaldor...