Partida Rol por web

“Oh oh… perdón… no sabía que ...estaba hacie...ndo magia...”, tartamudeé confuso como al despertar de un largo ensueño, tan ensimismado estaba en el texto que me resultaba interesantísimo y atrozmente claro, de forma que comprendía todo, todo, y nada más que en un vuelo fugaz del pensamiento…

Sacudí la cabeza para desperezarme. “No sé qué es, hacer magia, cómo se hace… no sé que me pasa, de verdad… no sé cómo hacerlo parar y...”

Estaba a este punto en mis excusas susurradas – nunca debía alzarse la voz en una biblioteca, mucho menos delante de un bibliotecario, custodiando este centro de la sabiduría – cuando el hombre me quitó Ofelia de la cabeza y de pronto cesó el recorrido de energía vigorizante en mi espíritu. “Whoah…. oh…. ha terminado”, noté.

Luego, tras escuchar las palabras del bibliotecario, caé en la explicación sin embargo obvia, que Ofelia, aunque durmiendo, había sido por algo, mucho o todo en el extraño efecto que acababa de experimentar.

“No.. no sé nada de esto”, contesté a la pregunta del hombre. Familiar… sí, esto, desde luego, podría describir mucho mejor a Ofelia que ‘mascota’. “Ni siquiera tengo claro aún si Ofelia es mi familiar o si me sigue por un capricho pasajero… Por lo que creo ya haber averiguado sobre su temperamento, aún me inclino a creer que sus inclinaciones son más bien volátiles y que pronto elegirá otro amo.” En esta idea, sin duda, influía fuertemente mi desconfianza acerca de la fidelidad de los demás seres sensibles, pero por supuesto me callé esto. “Y bueno.. lo dicho… no sé nada de esto. ¿Cómo, entonces, los familiares funcionan por un mago, señor?”

El bibliotecario siguió acariciando a la dormida araña y se sentó cerca de Aki para explicarle:

 -Ofelia es un familiar. Los familiares son criaturas que usan su poder para amplificar la magia que un mago posee naturalmente. Son compañeros inestimables.

Mientras seguía acariciando a Ofelia, pudiste ver que el señor Kurosawa empezaba a brillar como con luz azul.

 -En el caso de Ofelia... Ella elige con quién quiere estar. Y si está a gusto, se queda. Si no, se va a buscar a otro mago que la trate mejor. En tu caso, parece que la estás cuidando lo bastante bien como para que elija quedarse contigo una temporada.

El bibliotecario se levantó y volvió a dejar a la araña sobre la cabeza de Aki.

 -No eres el primero ni serás el último que elige como compañero. Pero mientras te encargues de ella, no te abandonará. Así que piensa detenidamente si estás dispuesto a aceptar esa resposabilidad.

Ofelia… vaya, qué caja de sorpresa eres… un amplificador mágico...

“Eh.. gracias por la explicación, señor bibliotecario. Si no le importa, tendría más preguntas que hacerle sobre los familiares. Por ejemplo, las implicaciones de encargarse de un familiar, qué clase de responsabilidades conlleva. Hasta la hora presente, ni siquiera hice nada para cuidar activamente de Ofelia, sólo la llevé conmigo. Además, me interesa qué es… la naturaleza de los familiares. ¿Son animales? O… algo diferente? Porque noto a Ofelia bastante inteligente. Me parece un ser inteligente, sí...”

Me di cuenta que con tanta conversación con un bibliotecario dentro del reino del silencio, una biblioteca, quizá me estaba pasando, por ende añadí rápidamente: “O si no tiene tiempo para responder y podría indicarme un libro explicándome todo sobre los familiares y qué significa cuidar de ellos… le agradecería mucho.”

El bibliotecario asintió y volvió a sentarse.

 -No hay nadie en la biblioteca, así que podemos hablar un poco más. En cuanto a la naturaleza de los familiares... No vas muy desencaminado. Son animales, pero con una afinidad por la magia especial y dotados de inteligencia humana o casi humana. Ofelia no es que sea sólo inteligente, también es lista. Sabe a quién arrimarse para estar siempre bien alimentada y feliz. En cuanto a los cuidados...

Señaló a la araña que dormía plácidamente.

 -Has hablado con ella. Le has dado de comer. Le has dejado dormir en tu cabeza. Eso son cosas que cuentan como cuidados. Y realmente, poco más vas a tener que hacer. Asegurarte de que come bien y recibe cariño. Como un gato, pero sin garras, mordiscos o exceso de pelo.

Sonreí levemente. “La verdad es que siempre creía las arañas muy feas y habría, desde luego, preferido que un gato se arrimara a mí, pero la falta de pelos y mordiscos es una gran ventaja de Ofelia, además, es todo salvo fea por su cara bonita y en la que luce su inteligencia. Y bueno, las responsabilidades que enumera, a mi me parecen muy básicas y de ellas puedo encargarme, sí. Además, lista que es, Ofelia me dirá lo que necesita. Creo que, si tuviera una mascota corriente, la dejaría desgradarse simplemente por siempre andar tan despistado… la cabeza por las nubes… apenas sé cuidar de mi mismo, creo”, sonreí de nuevo.

Pero me di cuenta que estaba haciendo un exceso de confianzas a una persona que no conocía de nada y que seguramente tenía mejores cosas que hacer que escucharlas. Carraspeé y le pregunté al hombre: “¿Los familiares, desde luego, son una especie a parte, especial? Porque de verdad por un momento creía que Ofelia era una chica transformada mágicamente en araña. Como en este cuento de hadas sobre un príncipe convertido en sapo... Mh… ¿y hay familiares de todas las especies del reino animal? ¿Gatos, perros, sapos, arañas…? ¿Qué clase de relación tienen con los animales corrientes de sus especies?”

El bibliotecario asintió a tu pregunta.

 -Hay familiares de todo tipo. Una vez conocí a una bruja cuyo familiar eran un grupo de larvas de mosca. Cuando tenía que hacer magia, las larvas aceleraban su metamorfosis y usaba a su pequeño enjambre de moscas para amplificar su magia. En cuanto terminaba, las moscas revertían a su estado de larvas para ser alimentadas y mimadas.

El señor Kurosawa se recolocó las gafas antes de seguir.

 -Normalmente un familiar puede comunicarse con animales de la especie a la que pertenece biológicamente. Pero nunca va a comportarse igual que uno de ellos. Porque los familiares son criaturas tan imbuídas de energía mágica que aunque sean de especies diferentes, forman su propio grupo dentro de la naturaleza. Ofelia tiene más probabilidades de ver en ti a un amigo que en otras arañas. Tal vez por eso desarrollara ese aspecto, para que los humanos no la rechacen.

“Oh, prefiero el apego de una araña a el de un enjambre de moscas”, dije sofocando la risa que de pronto me cosquillaba la garganta.

Tras estar seguro de haber recuperado la seriedad, seguí: “Y sí, su cara bonita me ayuda mucha a superar el hecho que sea una araña. Ehem… en cuanto a darle a comer… ¿también le gusta algo del reino floral?” pregunté con cierta esperanza… si podía alimentar a Ofelia de forma vegana, o mayoritariamente vegana, no tendría que convertime yo mismo en cazador, aunque sea sólo en cazador de insectos... “¿O sólo come del reino de la fauna, como las polillas? En el segunda caso: ¿cómo usted las consiga? … Y qué más le gusta a Ofelia? … Mh… Por lo demás... Ofelia está a menudo aquí? ¿Le gusta entonces este lugar? En este caso, no me resultará difícil complaciéndola viniendo aquí...” Ah… amaba tanto los libros…

 -Ofelia es muy capaz de cazar bichos por su cuenta. Sólo ten cuidado de no quitarle las telas que hace para cazar a sus presas. Y aunque los insectos le gustan mucho, también puedes darle comida humana. Pero que no abuse de los dulces, hace tres años el profesor Witchward tuvo que cuidar de ella y ponerla a dieta porque había engordado demasiado. Seguro que el propio Witchward puede ayudarte a desarrollar una buena dieta para Ofelia. La entomología es su hobby preferido. La mayoría de libros que tenemos aquí los encargó él.

Señaló una de las estanterías a tu derecha.

 -Y puedes traer a Ofelia siempre que quieras. Las polillas comelibros son una plaga que ella me ayuda a controlar, así que lógicamente le suele gustar mucho venir aquí. Yo las polillas las suelo cazar con una red para insectos con un pequeño encantamiento de atracción para que se metan solas en ella. Luego las meto en un tarro y o bien se las doy a esta pequeña o las echo a la calle.

“Gracias, señor, pronto trataré de hablar con el profesor Witchward para que me dé consejos sobre como optimizar la alimentación de Ofelia. Y sí, no le daré dulces. Pero ya me alivia bastante saber que, en general, ella sabe perfectamente buscarse su comida ella misma. Sólo le rogaría, señor, que no eche más a la calle las polillas comelibros, porque podría venir aquí para recogerlas para Ofelia. De todas formas, vengo muy a menudo a las bibliotecas, desde luego, nos veremos muchas veces de aquí en adelante y no habrá falta fijar unos datos de entrega de los tarros. Otra vez gracias por su tiempo.”

Por el momento, Aki no tiene más preguntas y tampoco quiere abusar de la paciencia del bibliotecario. Y, de todas formas, lo que más quiere ahora mismo es continuar estudiando este libro sumamente interesante que tiene delante...

Takahiro Kurosawa asintió al oír las palabras de Aki.

 -Bien. En ese caso te dejo leer tranquilo.

El bibliotecario se levantó listo para volver a su mostrador, pero antes de irse, te miró y dijo:

 -Me alegro de que Ofelia esté en tan buenas manos. Procuraré guardar todas las polillas comelibros para que se las des.

Y dicho esto, regresó a su puesto para seguir leyendo su novela mientras esperaba a que algún alumno más decidiera pasar por allí.

Tras volver a concentrarte en la lectura, esa sensación de energía volvió a apoderarse de ti. Cosa normal, ya que Ofelia seguía siesteando sobre tu cabeza. La energía mágica hacía que la comprensión de lo que leías fuera mucho más sencillo, pero también llamaba mucho la atención. Tendrías que aprender a controlar el aura para que se centrase en zonas clave, como tus ojos o tu cabeza. O eso o hacerle una cama a Ofelia para que no te encendiera la energía de manera tan visible.

Seguía leyendo aún durante un buen rato, y luego decidí desperezarme un poco los miembros entumecidos por quedar tanto tiempo sentado. Recogí cuidadosamente Ofelia de mi pelo y la puse en el bolsillo de mi camiseta.

Tomé el tarro cerrado en una mano, el libro en la otra, y me fue al mostrador. Carraspeé decentemente, tratando de llamar la atención del bibliotecario inmerso en su propia lectura, y luego le dije en voz baja – aunque había nadie más, era menester hablar en voz baja en bibliotecas: “Señor, ¿se pueden prestar los libros de la biblioteca? Me gustaría prestar este. ¿Cómo procedo si quiero prestarlo? Y...”, plantándole dos preguntas a la vez, “¿​le importaría si llevara el tarro conmigo? Una vez Ofelia haya comido todas las polillas, se lo devolveré limpiado.”

Tal vez era pedir demasiado - ¿quizá el bibliotecario estaba también alimentando a congéneres de Ofelia y preferiría tener siempre una buena ración de polillas? - pero yo lo había pedido… me mordí la lengua… ¿por qué siempre tenía que cuestionar todo lo que hacía en el contacto con los demás humanos? ¿Por qué yo me parecía a mi siempre con torpe en el trato con ellos? Y… humanos! Los llamo humanos! Cómo si yo fuera une especie diferente de ellos!

 -Sí, los libros de la biblioteca se pueden sacar en préstamo. Sólo tienes que darme tu nombre, tu curso y el título del libro.

El bibliotecario sacó un enorme libro lleno de hojas escritas con nombres, cursos y títulos de ejemplares prestados en años anteriores.

 -Tienes, incluyendo hoy, quince días para devolver el libro. Pasado ese tiempo, si no lo has devuelto o no has renovado el préstamo, se te penalizará por cada día extra que tardes en devolver el libro. Los castigos van desde permanecer unos días sin poder sacar libros en préstamo hasta la prohibición del uso de la biblioteca, así que no se despiste a la hora de devolver los libros.

Cuando Aki habló del tema del tarro, el señor Kurosawa hizo un gesto de "no le des importancia".

 -Llévatelo si quieres, no hace falta que me lo devuelvas pronto. Tengo otros tarros que puedo llenar con polillas y otros bichos para Ofelia, así que no me hace falta inmediatamente.

“Gracias, señor”, asentí de la cabeza a la explicación del bibliotecario. “El libro que quiere tomar en préstamo es este”, le puse sobre el mostrador, "‘Matemática Demente’ de Lewis Carroll. Me llamo Aki Goro y soy del primer ciclo.”

Esbocé una leve inclinación. “Gracias de nuevo por sus explicaciones pacientes sobre Ofelia y por su oferta de polillas y demás bichos cuando paso por aquí. Hasta pronto, señor, que tenga un buen día.”

Aunque siempre era muy formal con todos, muy cortés, lo era especialmente con los bibliotecarios y demás seres humanos cuidando del patrimonio de los seres inteligentes, el saber almacenado en los libros y registros digitales…

Con Ofelia haciendo la siesta sobre mi cabeza, me puse en camino hacia el jardín, con el libro bajo el brazo. Quería desperezarme un poco… y quién sabía, tal vez me tocaría incluso con el jardinero o vería otra cosa misteriosa como las personas desapareciendo en troncos de árboles… si no, siempre podría hundirme de nuevo en mi libro en un entorno ameno.

El registro de libros de la biblioteca era increíblemente amenazante y denso, pero de alguna manera Renata consiguió moverse por entre el océano de páginas y letras para encontrar exactamente lo que estaba buscando. Zoología de criaturas extraplanares, pasillo 16, sección A, libro número 16A-395.

Renata no podía poner la mano en el fuego acerca de la utilidad real de ese libro, pero viendo cómo actuaban los Soggoths, ser criaturas extraplanares era lo que mejor encajaba con ellos. O al menos quedaba mejor que ser criaturas del otro lado del arcoíris o del fondo del mar.

Ahora se habían separado. ¡Era cierto, debían buscar algo útil!

Mientras Renata y Etna buscaban algún material que fuese provechoso, Aida se quedó en su sitio, intentando hacer memoria. Había estado muchas veces en la biblioteca y, pese a eso, aún habían áreas desconocidas para la licántropo; eso decía por completo lo difícil que sería encontrar, en tan poco tiempo, algo específico en aquel mar de conocimiento.

Pero eso no abatió a Aida, quien agitó su cabeza de un lado a otro, moviendo sus orejas. Apretó sus puños y empezó a mirar hacia todas las direcciones. Tenía que haber algo que las pudiese ayudar. Las otras chicas estaban haciendo algo, y ella... ¡Ella por primera vez no quería quedarse atrás!

-¿Tienes alguna idea de qué podría sernos útil? -preguntó a la arañita sobre su hombro; el arácnido era tan pequeño que, desde la lejanía, cualquiera pensaría que Aida le hablaba al aire.

 -Una bomba nuclear, prenderle fuego a la academia... ¡Cualquier cosa que volatilice a esa criatura!

A la pequeña araña no le hacía ni pizca de gracia tener a ese bicho suelto por la academia. Pero lo que era ni pizca, ni pizca.

 -Aunque... Soggoths... Buf, ojalá hubiera atendido más cuando me colaba a espiar en las clases de 6º curso... Creo que son inmunes a la mayoría de las cosas excepto a un tipo concreto de magia... ¡Radiante, la magia radiante, eso es! Ya sabes, magia de la luz o similares. Les hace daño o como mínimo les espanta. Ahora, cómo hacer magia radiante, ahí ya me pillas. Yo sé como hacer que alguien esté radiante, pero me temo que no es lo mismo.

Mientras buscabais información acerca de los soggoths en diversas fuentes, la puerta de la biblioteca se abrió de repente dejando paso a vuestra compañera Aetheldryd, sana y salva.

Tus pasos te condujeron rápidamente hacia la biblioteca. La puerta no estaba cerrada del todo, por lo que pudiste abrirla, encontrándote con Aida y renata, las cuales estaban hablando sola (o al menos eso parecía) y buscando informacióne n un enorme libraco en el mostrador del bibliotecario respectivamente. Etna no se encontraba a la vista, pero viendo lo tranquilas que estaban tus compañeras, seguramente estaría buscando libros por entre los pasillos de la biblioteca.

-Creo que si tengo algo Aida…

Renata apenas había conseguido el libro cuando su amiga volvió.

-¿Aethel? ¿Qué paso?

No creía que aquel asunto fuese algo que se resolviese rápidamente.

Aunque tenía lo que creía, podía ser la información a la mano, se la tendió sin dudar a la peli morada, ella podría ser más asertiva sobre si aquello era útil o no.