Partida Rol por web

Como si la respuesta hubiese caído del cielo, un libro bastante grande se cayó de una estantería. Aida pegó un salto y se abrazó a Renata por puros reflejos. Cuando se dio cuenta de eso se ruborizó mucho y todo el porte determinado que había ganado momentos antes, ahora se había esfumado con el manojo de vergüenza que sentía.

-Lo siento, Renata -dijo despegándose de la chica. Aún toda ruborizada miró el libro que había caído cerca de ellas-. ¿Q-q-ué ha pasado?

Aida miraba el libro curiosa, pero no se hacía con la valentía para tocarlo; ¡¿y si tenía una maldición?!

 -Yo te diré qué ha pasado. ¡Que ese libro casi me mata de un infarto múltiple!

La arañita llevaba un buen rato bastante indignada. Primero el susto que había pasado con el ataque súbito de los soggoths y ahora el libro ese que se atrevía a perturbar la paz del aparentemente único lugar seguro que habían encontrado. Sin embargo, al leer el título del libro que había caído, la actitud de la araña cambió por completo.

 -Espera, espera... Coge el libro, Aida. Creo que ahí está la solución a nuestros problemas. No sé por qué, es una corazonada, pero me suena que cuando... aparecí aquí, ese libro estaba presente. Piénsalo, si llamamos a otros miles de millones como yo, ¡acabaremos con esos soggoths!

Al acercaros a mirar el libro, visteis que el título era "Demonios y familiares, tratado completo de invocación y domesticación". Un curioso tomo, que era grueso y pesado como una pared blindada.

Y aunque Renata no podía oírla, sí que podía ver a la arañita dando indicaciones a Aida para que cogiera el libro. Quizás esa fuera la clave para ayudar a todo el mundo...

Renata miro curiosa aquella escena tratando de distraerse de sus problemas además de intentar saber cómo podrían ser ellas de ayuda.

-Aida ¿Ese libro nos ayudara?

Aunque todavía se sentía triste, estar en la pista de hacer algo tal vez fuese el primer paso que la alejaría de no hacer nada.

Aida escuchó lo que la arañita decía un poco desconcertada.

-¿Llamar a otras miles de millones como tú? ¿No crees que es un poco exagerado? E-eso también creo que sería un problema. P-pero está bien, te haré caso.

Cuando Renata le habló, Aida asintió con timidez.

-Ella dijo que sí -refiriéndose a la arañita.

Se agachó para coger el libro un poco recelosa y se puso de pie con este aún cerrado, poniéndose al lado de la rubia con algo de nervios.

-Supongo... que podemos darle una mirada.

Renata trato de imaginarse de que estaba platicando Aida, aunque entre sus preocupaciones se distraía levemente viendo aquellas orejas…

Sacudió su cabeza y volvió a secar esas lágrimas de frustración.

-Aida… pero el libro es sobre invocación y domesticación. Salvo que queramos domesticarlo, no sé cómo podría ayudar.

Con una duda en su faz, miro lo que sostenía Aida.

-¿A no sé qué invocáramos algo?

-Supongo que tienes razón -dijo Aida, con sus orejas un poco caídas, cuando Renata recalcó para qué les serviría el libro. ¿Quizá no les serviría? Sin embargo, cuando dijo aquello otro las orejas de Aida volvieron a levantarse y se movieron un poco; a ella también le entró la duda, pero eso sonaba razonable-. ¿Invocar algo? ¿Algo que pueda contra esas criaturas? -Aida tragó saliva y miró el libro de nuevo- ¿Lo... Lo abrimos? 

Renata asintió, no tenía experiencia con familiares, solo la teoría, así que salvo que invocaran algún familiar de pelea, no sabía como podía ayudarlas ese libro.

Sin quitarle de las manos a Aida el libro, lo abrió esperando ver alguna especie de respuesta mágica o serendipia que les diese un camino a seguir.

-Aida… Me gustaría invocar un familiar en mejores condiciones…

Seguiste el rastro de Renata, el cual te llevó hasta la biblioteca. Allí no sólo la encontraste a ella, sino también a Aida. Las dos estaban discutiendo algo que parecía importante, delante de un enorme libraco que renata acababa de abrir. No había soggoths a la vista, ¿estarían al tanto de que la amenaza había acabado?

En cuanto Renata abrió el libro, la puerta de la biblioteca se abrió, dejando entrar a vuerstra compañera Sayaka, la cual parecía estar bastante aliviada de haberos encontrado.

 -Las invocaciones son seguras siempre que se hagan bien. Y si invocar os da miedo, ¡siempre podéis fortalecerme a mí! Yo os protegeré, siempre y cuando no tenga que exponerme mucho al dolor. No me gusta nada el dolor...

Por descontado, en cuanto la puerta de la biblioteca se abrió, la araña dio un respingo que casi se cayó de tu hombro.

 -¡Maldita sea! Esa puerta me va a dar más de un disgusto...

Mientras Renata y Aida terminaban de decidir el próximo paso a dar para defenderse frente a la amenaza Soggoth, Sayaka llegaba a la biblioteca siguiendo el rastro de Renata gracias a la magia. Afortunadamente, las amigas pudieron reunirse sin complicaciones.

Y mientras Sayaka avanzaba hacia sus amigas, el libro que Renata tenía entre las manos había empezado a brillar con una luz tenue, emanando por sí solo energía mágica.

Renata miro a su compañera sorprendida.

-¿Sayaka?

Pero antes de que pudiera hacer una mejor pregunta, vio el libro que alzaban estaba brillando, entre tirar un valioso tomo de sabiduría o aventarlo, la chica se paralizo.
-¡Aida, el libro!

Tragó saliva y, con intriga, vio como Renata abría el libro que sostenía en sus manos. La licántropo escuchó a su amiga, así como a la arañita en su hombro. Ya se empezaba a sentir un poco nerviosa. 

-¿Siempre que se hagan bien? ¿Quieres decir que si hacemos algo más explotaremos? ¿Y qué quieres decir con fortalecerte, eso se puede? 

Al abrirse la puerta, Aida dio un respingo. Casi se le cae el libro de las manos. Sus orejas estaban caídas y por poco pega un grito. Al ver de quién se trataba, se permitió suspirar, sintiendo que sus manos temblaban. 

-N-no nos des esos sustos, por favor. P-por un momento creí que... -Renata le habló y la peliblanca se volvió a ella confundida- ¿El l-libro? ¿De qué hablas? -pero, cuando vio que el libro estaba brillando en sus manos, Aida lo tiró al aire, dando un pequeño grito y llevándose las manos a la boca. Se escondió detrás de la rubia, temblando- B-b-b-brilla... ¡va a explotar!

Sayaka llega corriendo a la biblioteca, la ver a Renata y a Aida allí no puede evitar sonreír, aparentemente las chicas no sabían nada de lo que había sucedido, ella suspira profundamente y dice:

Qué bien que os encuentro… todo está bien, no ha pasado nada… esos seres no son peligrosos, todo es una bro…

Entonces el libro que tenia Aida en las manos empieza a brillar, esta dice que va a explotar, Sayaka se alarma y grita:

Cuidado

Viendo la reacción que estaba teniendo el libro, os alejasteis rápidamente para salvaros de lo que sospechabais que sería una explosión mágica de proporciones espectaculares. Sin embargo, nada de eso ocurrió. El libro se elevó, flotando por encima del suelo sin dejar de brillar, y sus páginas empezaron a moverse, pasándose hasta quedarse en una página concreta.

 -Espera, ¡espera! ¡El libro n oestá emitiendo energía agresiva! Parece que se ha activado su índice guiado. Os ha seleccionado una página concreta, ¡echa un vistazo a ver de qué se trata!

La arañita estaba bastante emocionada con todo aquello. Y eso te parecía raro, porque normalmente no se ponía así por cosas no relacionadas con el estilo y la moda. Hmmmm...

Mientras observabais al misterioso libro, llegaron Aetheldryd y Etna de regreso a la biblioteca. Estaban sanas y salvas, lo cual significaba que si había amenazas, o no eran tan peligrosas en el fondo o habían sido neutralizadas ya.

Al llegar a la biblioteca os encontrasteis con una escena extraña. Sayaka, Renata y Aida estaban intentando refugiarse de un extraño libro que flotaba por encima del suelo de la biblioteca. Dicho libro brillaba con energía mágica y sus páginas se movían, deteniéndose en una concreta.

A ambas os sonaba de haber visto algo así alguna vez. Era un conjuro sencillo, de índice dirigido. Pedías lo que querías buscar y, si estaba en el libro, éste te llevaba a la página que querías. Así que la pregunta era, ¿qué habrían buscado ellas? ¿Y por qué se intentaban refugiar del libro?

Una O se dibujaba en el rostro de Renata, incluso la llegada de Aetheldryd no cambio su atención por el libro flotante, aunque sus manos buscaban los mangos de sus armas para seguridad, solo palpaban su cintura.

-Chicas… ¿Qué-qué esta pasando?

El libro podía explotar, o quizás algo más, pero era esa incertidumbre lo que la hacía sentir un poco perdida.