Partida Rol por web

Mientras que estaba charlando en susurros con Dai y Alex, levantaba de vez en cuando la mirada para ver quién más ya había llegado. Reparé a Kyrt, con quien ya había topado en el pasillo, cerca del escenario. Los demás, sin embargo, aún no conocía, salvo por haberlos ya visto brevemente al llegar a la academia.

De entre todas las salas de la planta baja, el impresionante salón de actos era sin duda la más grande, con capacidad para todo el alumnado, profesorado y personal de la academia Midnight Rose. Los asientos eran plegables, como los de los cines y teatros, amplios y cómodos para que cualquier evento organizado en ese salón fuera un espectáculo agradable en lugar de una tortura del averno.

Con la llegada del mediodía, el enorme salón estaba empezando a llenarse de alumnos de todos los cursos que acudían a la ceremonia de inicio de curso. Mientras los asientos iban ocupándose, se podía ver a la directora charlando con el subdirector en el escenario del salón de actos.

Poco a poco iban llegando el resto de profesores y también el resto de miembros del personal de la academia, como el conserje o el encargado de la minidisco, todos ellos ocupando los asientos que tenían designados en el escenario. ¡Todo estaba listo para empezar la ceremonia casi de inmediato!

Para cuando llegaste al salón, casi todas las butacas estaban ocupadas y el discurso de la directora parecía haber comenzado y terminado, viendo que el vicedirector hablaba con ella y luego ocupaba el atril central.

Tras terminar de hablar acaloradamente con la directora, el profesor Witchward se acercó al atril y carraspeó un par de veces antes de dirigirse a los alumnos.

 -Como ya ha dicho nuestra apreciada directora, sed bienvenidos a este curso que comienza. Para muchos es la primera vez que estáis aquí, otros ya conocen esta buena academia y todo lo que puede ofreceros a vosotros, jóvenes magos en formación. Durante los próximos meses viviréis con y para la magia, aprendiendo todos sus entresijos y dominando una a una todas las disciplinas que componen este maravilloso arte.

Tras decir aquello, el vicedirector cogió su bastón y lo movió en el aire, haciendo círculos con el extremo del mismo. Destellos de luz surgieron de la punta del bastón y viajaron hacia el techo del salón de actos, desplegando una gran y colorida pancarta en la que ponía "¡Bienvenidos!" y haciendo que multitud de globos y confeti cayeran al suelo. Todos los presentes aplaudieron emocionados, con la única excepción del conserje, probablemente porque le iba a tocar recoger todo aquello más tarde.

Cuando los aplausos terminaron, el profesor Witchward continuó.

 -Se os enviará un horario de las clases correspondientes al curso del que están matriculados directamente a sus habitaciones. Si no lo encuentran pasen por mi despacho para que les proporcione otro. ¡Es importante que conozcan tanto sus asignaturas como las horas a las que se imparten, los retrasos no son admisibles! Así mismo, junto con el horario recibirán un impreso con las normas de convivencia de la academia. Léanlas y aplíquenlas, por favor. Todo alumno que infrinja las normas será castigado de acuerdo a su falta. En Midnight Rose la disciplina se aplica sin titubeos de ninguna clase.

De repente el médico de la academia se levantó y fue derecho al atril para darle un par de toquecitos en el hombro al profesor.

 -Córtate un poco hermanito, empiezas a asustar al íncubo.

Y dicho esto, señaló hacia atrás, donde el profesor Beleem estaba algo encogido en su silla con los ojos empezando a ponerse acuosos. Los más observadores también notaron que las personas sentadas a su alrededor se sonrojaban y comenzaban a abanicarse un poco.

Los veteranos ya sabíais qué estaba pasando. Cada vez que el profesor Beleem se estresaba o se sentía agredido, comenzaba a generar feromonas de íncubo como mecanismo de defensa automático, lo cual hacía que sus posibles amenazas dejaran de considerarle un objetivo de agresión y más un objetivo amoroso y achuchable.

Lo bueno era que sus feromonas no eran especialmente potentes y en general la gente sólo sentía los típicos síntomas de un encaprichamiento menor, como eran aumento de la temperatura corporal, enrojecimiento de las mejillas y ver al profesor Beleem mucho más guapo de lo que era en realidad. Lo malo... Que este profesor se estresaba y se sentía agredido con demasiada facilidad...

De repente empezáis a notar que hay un ligero incremento en la temperatura ambiente, los de las filas anteriores lo notan más que las de las posteriores. ¿Y el profesor Beleem había sido siempre así de guapo y adorable? ¡Si es que daban ganas de achucharle hasta morir!

Cuando los tres compañeros se pusieron a charlar juntos, la adorable araña que estaba acomodada en la cabeza de Aki se bajó hasta su hombro para quedarse mirando al muchacho moreno con los ojos brillando por la emoción.

Sin previo aviso, y emitiendo soniditos de alegría arácnida, Ofelia fue derecha hacia Alex, recorriéndole entero hasta acomodarse en su pelo. Nunca antes había estado en una cabeza con un pelo tan voluminoso y chachi. Allí escondida se sentía totalmente invisible òwó.

Eso es…

Sin esperar respuesta de Aethel, se giro para ver la fuente de aquel disturbio.

La había tomado por sorpresa ese repentino ambiente, y aunque una parte de su mente reconocía que era algún tipo de magia, estaba maravillada por el profesor.

-Usted puede tener todas mis galletitas…

Dijo en voz alta, aunque no lo suficiente para ser escuchada por todos.

Con un suspiro se quedo mirando al profesor que emanaba esa aura, en su mente quería preguntarle luego como se realizaba ese truco, pero ahora disfrutaba de ese estado de sopor tan cómodo y Kawaii que estaba teniendo.

La presentación no estuvo mal, aunque pensaba que nos iban a explicar un poco más, horas de comida y cena, o igual teníamos que preparárnosla nosotros. “Creo que he traído un par de semillas de árboles frutales, puede que en un mes tenga para comer fruta fresca” empecé a pensar sin darme cuenta de que era lo que pasaba a mi alrededor.

Aunque de pronto me vino un olor dulzón de la parte delantera de la sala. No estaba muy lejos así que podía notar como el olor era cada vez más intenso, tanto que me estaba entrando hambre. Mientras intentaba saber que era aquello que me llamaba tanto la atención escuché una chica gritar algo de unas galletas, y fue entonces cuando vi que a las personas de mi alrededor también les pasaba algo, algo que se asemejaba a cuando los animales del bosque estaban en celo.

Me miré las palmas de las patas y luego me las puse en la cara para descubrir que desprendía calor por todo mi cuerpo. “Así que esto es estar en celo” ya me habían avisado los Guardianes ancianos de que el haber adoptado una forma de conejo podría provocar algunos efectos a los que no estuviese acostumbrado, y eso que los Guardianes éramos seres que no nos reproducíamos como el resto de especies. Aunque eso no significaba que no pudiésemos.

Aki miró maravillado la lluvia de confeti y por unos instantes se sintió tan alegre como un chiquillo. No comprendía bien lo que estaba pasando con el profesor Beleem, el profesor de su curso, pero confío en que no se trataba de nada fuera de lo normal.

Por lo demás, notó con sorpresa que Ofelia le había quitado para buscarse un nuevo hogar en el pelo de Alex, seguramente más atrayente.

Sonrió y le habló en susurros al chico. “Veo que Ofelia...” Se cortó y continuó: “Ah, te explico. Es una araña que he encontrado en mi cuarto, pero mucho más que una araña. Es una criatura inteligente que puede comunicarse contigo, aunque no puede hablar. Pero conoce el alfabeta y si le enseñas las letras del mismo, recorriéndolas forma las frases que quiere decirte. Así es de lista. Si no me equivoco, te ha escogido como su nuevo dueño. Suerte, y seguro que no te arrepentirás.”

Se volvió otra vez hacia el escenario, creyendo notar une ligera subida de calor que parecía provenir… del escenario mismo, más concretamente, del profesor Beleem.

El iscurso continuo con un profesor que hablaba mucho mas serio. Sayaka escuchaba mientras Kitsu se movia por su regazo, cuando de un agil salto se coloca en su cabeza entre sus grandes orejas, uno de los sitios donde al pequeño zorro espiritual le encantaba ponerse. Las palabras de aquel hombre eran las que se cabria esperar, no como las de la anciana que estaba obsesionada con el dinero, para Sayaka el dinero no era algo importante, lo conocia porque su madre le explico que era algo muy importante para los humanos, pero en su aldea no lo usaban, solo tenian algo para cuando alguien tenia que interactuar con humanos, pero ella no era precisamente de esos.

Lo que sucedio entonces no se lo esperaba, de pronto sintio calor, y una sensacion extraña, notaba como las mejillas se le sonrosaban, era como cuando se avergonzaba pero de forma diferente, notaba tambien como la sangre le ardia, como si su corazon bombease con fuerza y se queda mirando al profesor, entonces un pensamiento recorre su cabeza, era la explicacion que su madre le dio sobre algo que ella podria hacer, su madre le habia llamado "habilidades de seduccion" o "eamorar a humanos" pero para ella eso era imposible, ¿como iba a ser capaz de eamorar y encantar a humanos si le aterraban?.

¿Que me pasa? Porque me da miedo y quiero... estr con ese profesor... es muy guapo... ah... ¿que me pasa?

Notaba como su cola se movia inquieta en el asiento y como las orejas se movian, incluso Kitsu parecia querer acercarse al profesor.

No es la primera vez que huelo el aroma del profesor Beleem aunque para mi desgracia lo note demasiado tarde. Por todo mi cuerpo recorrió un escalofrío y ya empecé a sentir las ganas de ir a acostarlo pero he tenido tiempo suficiente para entrenar y resistir su aroma estos años.

Miro a Hachi y le veo bastante ensimismado y haciendo cosas raras. "Quizás para su especie el aroma haga más efecto?" me pregunto a mi misma así que le cojo por una pata y le arrastro fuera del salón de actos hacia el jardín para ver si el aire fresco y la naturaleza le consiguen hacer entrar en razón.

- Aguanta Hachi, si es tu primer encuentro con el profesor Beleem lo vas a pasar mal - le digo mientras le saco de la sala.

Álex no pudo evitar desconectar de la conversación que estaban manteniendo sus dos compañeros. Chasqueó la lengua ligeramente molesto al darse cuenta que se había ido a juntar con dos de los empollones de la Academia. Aquello estaba bien, porque si necesitaba ayuda con los deberes podría pedírselo a cualquiera de los dos. Por eso era una amistad más bien interesante, aunque hasta el momento no había logrado encontrar un tema de conversación suficientemente interesante con ninguno de ellos.

Después, el exquarterback se quedó mirando impresionado al profesor Beleem, había algo en él que no podía dejar de mirar. Era impresionante y su belleza rivalizaba con la suya propia. Por suerte él no era tan joven, así que podría estar tranquilo.

A continuación echó un ojo a todos los que estaban a su alrededor, y a parte del elfo de cabellos claros, no reconocía a nadie, así que ninguno de sus amigos era mágico, por lo que en el fondo estaría solo en esa academia y tendría que conocer a todos sus amigos desde cero. Dai y Aki no habían sido malas elecciones, pero querría encontrar a alguien más que le fuera la marcha. Quizá en la discoteca... pensó.

Por último sintió como la araña de Aki se posaba sobre su cabeza y no pudo evitar sonreír por culpa de las cosquillas. Iba a preguntarle sobre su procedencia, pues hasta donde él sabía, no estaban permitidas las mascotas, pero parecía que Ofelia había estado en esa Academia antes que ellos. Así que, no parecía suponer ningún problema que les acompañase. Y cuando dijo que le habían elegido como nuevo amigo se quedó impresionado. ¿Estás seguro de que quiere quedarse conmigo, y no que solo esté descansando? Tiendo a emitir cierto calor, más de lo normal, a lo mejor ha considerado que en mi cabeza se está más agustito que en la tuya, pero puede que luego regrese a ti.

Robert tiene una sensación de lo más extraña. Sea cual sea el origen, le hace sentir de lo más incómodo por experimentarla en público.

En todo caso, se agarra a los posabrazos de su asiento para no levantarse ni por casualidad... mientras ve cómo Alice y (Hachi?) salen de la sala.

Otra vez el profesor Beleem haciendo de las suyas, Dai estaba tan a gusto conversando con los dos chicos de primero que no se percató del alboroto causado por el incubo hasta que escuchó gritar por galletas y uno que otro suspiro de los estudiantes de primera fila, recordó la primera vez que escuchó del asunto del profesor Beleem y de su risa incrédula que cambió con rapidez al ver como dos chicos que de manera estúpida tentaron a la directora, la expulsión no es nada agradable cuando está en manos de la comandante en jefe del colegio.

Respiró profundo y pensó en otras cosas diferentes a cualquier acaloramiento que pudiera provocar el incubo. Miró a sus dos nuevos compañeros con cierta incomodidad. Lo bueno de la magia son las grandes cosas que provoca, lo malo es exactamente lo mismo, les recomiendo que siempre que se acerquen al profesor Beleem lo hagan de manera cortés y eviten darle sorpresas, puede ser confuso y hasta peligroso si se altera como en este momento.  Lo dijo en voz alta aunque sin gritar, había estado cuchicheando con Aki y Alex un buen rato pero viendo la cantidad de estudiantes de primer año que lo rodeaban prefirió eso último decirlo de manera audible para el que quisiera escuchar. 

Aetheldryd apenas iba a contestarle a Renata cuando el Vicedirector tomó la palabra y lo escuchó con la atención merecida hasta que su hermano dijo "empiezas a asustar al íncubo". Fue ahí cuando la joven tuvo una especie de regresión que se confirmó con las reacciones alrededor incluyéndola a ella que percibió la temperatura de su cuerpo elevarse y una necesidad de proteger al profesor Beleem. Escuchar a Renata la turbó temiendo que algo malo le pasara, pues la rubia era bastante inocente y no querría que su primer día en la Academia se arruinase al tratar de acercarse al podio para dar galletas y que ésto lo tomara su profesor como una represalia o surgiesen celos para ver quién se acercaba primero. 

Miró a Alice llevarse a un guardían del bosque, lo cual fue una muy buena medida que ella hubiese querido hacer llevándose a Robert y Renata, mas confiaba en que los profesores lograrían terminar con eso rápido. Entonces... se quitó uno de sus guantes y se tocó la nuca con su palma, provocando que sus mejillas disminuyeran un poco de esa calidez sin perderla por completo. Luego, al percatarse que Robert se estaba controlando mejor que Renata, con esa misma mano tocó su frente y susurró algo para que la ojirojiza solo escuchara. Después tragó saliva y retiró su mano para colocarse el guante. Escuchó a su compañero Dai explicar un poco de lo sucedido y aprovechó para complementar la información para cualquiera que quisiera escuchar.

-El profesor Beleem es una buena persona, pero se altera con facilidad. Por ser un íncubo, libera feromonas como defensa si se siente en peligro. Lo que estamos experimentando es su instinto de "no me ataquen, cuídenme y quiéranme"-tragó saliva y se abanicó con sus manos-... así que, por favor, cuando lo traten sean cordiales y no lo asusten bajo ninguna circunstancia. 

Sin poder evitarlo, se embelesó mirando al profesor Beleem por unos segundos hasta que agitó su cabeza y comenzó a realizar ejercicios de respiración para controlarse.

Cuando tocó la frente de Renata, la rubia pudo sentir que aquella mano era la más fría que podría haber sentido en su vida. No había nada de calor y por más que el rostro estuviese sonrojado no lograba calentar la palma. Las palabras que susurró Aethel fueron:

-No digas nada de mi mano. Te explico luego-para luego removerla y colocarse el guante. Con esto, la peli-lila estaba tratando de calmar a la rubia para que, aún con los efectos de las feromonas, lograra concentrarse un poco por ser la primera vez que experimentaba eso.

A Alex dije en voz baja: “Apenas acabo de conocer a Ofelia, desde luego, por el momento sé casi nada de ella, pero ya me ha parecido un temperamento bastante voluble. Desde luego, no me sorprendería si fueras tú su nuevo dueño de predilección.”

Sonreí, pero sin malicia. Tal vez la perspectiva de tener una mascota, y incluso si solo era una mascota intermitente, no le encantaba nada a Alex. “Ofelia es compañía agradable”, le dije en modo alentador.

Escuché la explicación de lo que estaba pasando con el profesor Beleem, y sobre todo con los representantes del sexo femenino en la sala, de la boca de Dai y también de otra estudiante con antigüedad, quien no se dirigió a todos, pero de la que captó las palabras. “Gracias por avisarnos. Tendré cuidado con mi profe”, aseguré a Dai.

Pude notar que a mi alrededor la gente empezó a reaccionar a algo.No sabía a que, hasta que una estudiante explicó que sucedía. Me pareció extraño no sentir efectos, quizá se debía al frío a mi alrededor o a que mi magia era lo contrario a la del profesor. Calculaba que la primera tenía más sentido, ninguna feromona sobreviviría a un frío intenso, y yo siempre iba rodeado por una fría capa que se generaba automáticamente (de la cual era normal perder el control, como cuando enfríe el ambiente en la cafetería).

Lionel había llegado al salón de actos cuando el discurso de bienvenida estaba a punto de comenzar. Por respetó tomó el primer asiento libre que encontró en la parte trasera y prestó atención como todos. Los profesores allí subidos parecían una especie de anuncio de Benetton en su versión mágica pero la apreciación tiene mucha menos gracia si no sabes qué es Benettom, como es el caso… así que únicamente se sorprendió porque hubiera incluso un… ¿zorro? No sabía bien cómo llamar a eso. Y él que había pensado que ver humanos sería exótico… Si había un tipo rojo sin nariz y otro tenía pico.

Sacudió la cabeza para quitarse la idea de un zoológico humanoide porque daba bastante mal rollo justo para percatarse de y sorprenderse por la situación que había empezado a desarrollarse en las primeras filas.