Partida Rol por web

Exceptuando las escaleras que bajan desde la primera planta y el pasillo que conduce al laboratorio de alquimia, el resto de los sótanos consiste en un sinfín de viejos y polvorientos pasillos que conforman un laberinto en el que cualquiera se perdería.

El laboratorio de alquimia es la única instalación del sótano a la que se permite pasar a los alumnos. El resto de áreas están vedadas, pero sólo por las normas.

Exceptuando las escaleras que bajan desde la primera planta y el pasillo que conduce al laboratorio de alquimia, el resto de los sótanos consiste en un sinfín de viejos y polvorientos pasillos que conforman un laberinto en el que cualquiera se perdería.

El laboratorio de alquimia es la única instalación del sótano a la que se permite pasar a los alumnos. El resto de áreas están vedadas, pero sólo por las normas.

En uno de los pasillos que iban hacia el interior del sótano, había una gran puerta de hierro con un yunque y un martillo grabados encima. No había más letreros ni indicaciones, pero aquellas dos herramientas eran los símbolos universales de la forja, por lo que no era descabellado pensar que pudiera ser aquella la puerta que buscabais.

 -Bueno, aquí estamos. El sótano del instituto, con el aula de alquimia por allí y... más cosas por allá que no sé que son porque no nos suelen dejar ir por allí.

El demonio se fijó en la gran puerta de hierro con el yunque.

 -Mira esto, ¿crees que la forja puede estar aquí? La puerta parece forjada a mano al menos...

Jejeje, aquello iba a ser una enorme aventura. Aquel tetrico lugar daba para mas de una historia de miedo, y aunque no era dada a contarlas muy a menudo, sabía disfrutarlas cuando eran contadas en un buen lugar. Me acerqué a la puerta del yunque y apoyando las manos la puerta sonreí a Ismael.

-Solo hay una manera de saberlo-dije, abriendo la puerta con ganas de ver el interior.

La vieja puerta crujió, como si se quejara por tener que abrirse después de pasar tanto tiempo cerrada. Sin embargo, aunque se movía con lentitud, la pesada puerta de metal acabó por abrirse, revelando la estancia que se encontraba al otro lado del umbral.

Aunque estaba vieja y polvorienta, la forja de la academia seguía siendo impresionante. Llena de instrumentos de hierro y acero, con una inmensa forja de carbón de las de antes y con multitud de yunques, superficies de trabajo y herramientas para realizar las más variadas tareas de herrería que cualquiera pudiera imaginarse.

Claro que antes de que pudiera usarse necesitaría una buena limpieza, ¡pero merecería la pena sólo por ver aquella magnífica instalación de nuevo en funcionamiento!

 -Wow...

Ismael se había acercado a echar un ojo al interior después de que tú abrieras y se había quedado mudo de la impresión al ver el interior de la forja.

 -Este sitio está que da pena verlo.

... Bueno, tal vez estuviera menos impresionado de lo que parecía.

 -¿De verdad vas a poder trabajar en esta pocilga? Suerte tendrás si no pillas algo con tanta mugre.

 -Yo creo que no está tan mal, un poco de limpieza y como nuevo.

Sam se asomó también para mirar mejor el interior de la forja.

 -Un poco de mucha limpieza. Pero se puede hacer, si colaboramos todos para ponerla en marcha.

Sonreí de oreja a oreja. Bajo toda esta basura se encontraba sin duda una preciosa forja, y no permitiría que la mierda se la comiera mas de lo necesario. Me remangué y me preparé para la limpieza, impulsada por las palabras de Sam y con la sonrisa inmutable en mi cara.

-Bien dicho Sam, si lo hacemos entre todos lo haremos en un periquete-agarré una de las cajas de madera y la vacié en un barril y la puse a un lado de una de las mesas, después lo repetí con otra caja-. Bien, la basura al barril, lo que no sepais lo que es a esta caja y las herramientas a esta otra. Aunque estén rotas, siempre se les puede dar otra vida. Ismael, ¿puedes ir al laboratorio de alquimia y pedirle unos trapos para limpiar esto mientras Sam y yo ordenamos las herramientas? Gracias-dicho esto comencé a mirar las herramientas que había en la sala para evaluar cuales eran utiles o podían darseles una nueva vida.

 -Claro, dame un momento.

Y dicho aquello, el demonio fue hacia el laboratorio de alquimia a coger algo para limpiar.

Un acelerado ruido de pasos a la carrera llamo vuestra atención. Al giraros, pudisteis ver al profesor Refur viniendo a la carrera. Llevaba en las manos una botella de cristal llena de un líquido azul y un par de paños gruesos.

 -¡Ya estoy aquí! ¿Dónde está lo que hay que limpiar? Mi detergente casero especial puede con lo que le echéis.

Mostró la botella con orgullo mientras Ismael os miraba con cara de circunstancias.

Me giré sorprendida al oir una nueva voz. Tenía un martillo carcomido por termitas en una mano y unas tenazas en un estado aceptable cuando vi al profesor traer un bote extraño, al parecer de invencion suya. Seguro que era extremadamente seguro para el uso normal, pero no es lo mismo el uso normal que el de una industria.

-Gracias profesor, tenemos que limpiar todo esto-dije con una sonrisa-. Pero antes de que limpie nada, ¿es corrosivo o inflamable? Lo primero pondría en riesgo tanto herramientas como el producto final, y lo segundo me pondría en peligro a mi cuando trabajara. Ademas, ¿en caso de evaporación por calor los gases son peligrosos para el humano medio? Mi tio Tom una vez se desmayó mientras trabajaba en una espada por que se evaporó un producto de limpieza que usó y desde entonces le llamamos Tom Ojotuerto.

El profesor sacó pecho, orgulloso de lo que iba a decir a continaución.

 -Muchacha, este producto es tan eficaz limpiando cualqueir superficie como una combinación de lejía con ácido clorhídrico y bórax concentrado. Y es tan seguro que podrías beberte un trago y te haría el mismo efecto que un zumo de arándanos.

Y para demostrar lo que decía, el profesor descorchó la botella y se tomó un sorbito. Y no se volvió azul, ni le salió espuma por la boca, ni cayó al suelo sacudido por una miriada de convulsiones.

 -¿Lo ves? Perfectamente seguro. Además deja un agradable aroma marino. ¡Tomad un trapo y empecemos a limpiar!

Y dicho esto, el profesor Refur repartió un trapo a cada alumno y les echó un poco de su fórmula mágica para que pudierais empezar a limpiar. ¡Y cómo limpiaba aquello, señoras y señores! Era pasarlo por una superficie mugrienta y se despejaba de años de hollín y polvo como si acabara de ser construída. Claro que aún así la forja era grande y tardaríais un rato en limpiarla, ¡pero qué magnífica ayuda la que os había prestado el profesor!

¡Aquello iba viento en popa! Al ver la forja no creía poder terminar aquel día, pero con la ayuda del profesor y su fabuloso producto de limpieza esto sería pan comido. La verdad, tenía ganas de terminar para empezar, pero estaba disfrutando de estos momentos con mis nuevos amigos y el profesor. Me sequé el sudor de la frente con el brazo, dejando una marcada mancha de suciedad en ella.

-Esto esta quedando genial! Gracias a todos!-dije para intentar dar animos a todos con una sonrisa.

 -Sí, está quedando estupendo. Creo que con esto ya podréis vosotros perfectamente, si no hoy, mañana. Recordad que dentro de poco es la fiesta. Y eso me recuerda que tengo unos rollitos de canela que terminar. ¡Os veo luego, muchachos!

Y dejando la botella de limpiador y su paño, el profesor se marchó a la carrera de la herrería.

Me despedí del profesor agitando la mano sonriente. Le debía mucho al habernos ayudado a limpiarlo casi todo, y como dijo apenas quedaba un poco que limpiar para terminar de dejarlo todo bien para poder usarlo. Aunque la ultima frase del profesor me dejo algo trastocada.

-Oye, ¿de que fiesta habla? ¿A que hora es esa fiesta? Y aun mas importante, ¿que hora es?

 -¿Eh, no te has enterado? ¡De la fiesta de bienvenida de esta noche, por supuesto! Se organizará una cena y un baile, para celebrar que vamos a estar aquí metidos un año más. Es divertido. Te apuntarás, ¿no?

El diablo había dejado de limpiar en cuanto lanzaste aquella pregunta al aire. No es que hubiera estado haciendo el vago, porque había estado dando el callo como el que más, pero tenía ya unas ganas terribles de librarse de aquella tediosa tarea para ir a hacer otra cosa. Como prepararse para una fiesta, por ejemplo.

 -Ahora son las siete y diez pasadas, la fiesta no empezará hasta dentro de una hora. ¿Quieres que vayamos yendo? Por si tienes que arreglarte o algo.

¡Que guay, una fiesta! Tenía ganas de conocer a mas gente, sobretodo después de haber visto lo agradable que podía ser la gente aquí. Cada vez me gustaba mas este lugar y todo lo que lo rodeaba.

-¡Claro que me apunto! ¿Tu también, verdad Sam?-dije girándome a la muchacha. Después me miré un poco de arriba abajo. Estaba algo muy sucia por estar limpiando, pero tampoco me parecía que fuera a necesitar mucho-. Bueno, yo no voy a prepararme mucho, con 10 minutos de ducha y 5 para vestirme me vale. Así que me quedaré un rato mas limpiando y después iré a preparme. Si quereis ir vosotros a prepararos iros-les respondí con una sonrisa antes de seguir limpiando.

 -¡Claro que me apunto también! Una fiesta es siempre algo estupendo, especialmente en una academia de magia, con platos de canapés que se rellenan solos y esas cosas. Y creo que iré a prepararme ya, así que os veo luego en el salón de actos. ¡Hasta ahora!

Y dejando las cosas de limpiar junto a las del profesor Refur, Sam se marchó de la fragua hacia su cuarto.

 -Yo me puedo quedar un poco más. Duchado estoy de esta mañana y en cambiarme tardo lo mismo que tú, cinco minutos, así que puedo estar listo en nada de tiempo. Además, me gusta este lugar, se está bien aquí. El olor que tiene me recuerda a mi casa en el inframundo.

Miró a Gaea antes de aclarar.

 -Ya sabes, lo que muchos de vosotros conocéis como infierno.

Me quedé pensando un momento cuando Ismael me habló del infierno. La verdad, nunca me había parado en pensar en cosas como la religión o demases, sobretodo teniendo un mundo lleno de magia. Simplemente me resultaba algo innecesario pensar en que podía pasar despues de morir pudiendo disfrutar de la vida.

-Bueno, pues si se parece a esto espero terminar allí-le dije sonriendo mientras seguía limpiando-. Y por cierto, deberías volver a ducharte. Has estado rodeado de suciedad y sudando mientras limpiabas. ¿No querras espantar a todas las damas?-le dije con tono burlon.