Partida Rol por web

-¿Otra vez va a pasarse de curioso? - Cualquier cosa que fueran a querer contarnos los profesores, lo contarían después de haberlo discutido bien, o al menos eso pensaba.

El olor de la comida lo saciaba, ya había comido antes y la cantidad de compañeros que habían haciendo lo que querían, sin un protocolo establecido lo ponían nervioso, le iba a costar acostumbrarse...

Solo fue a sentarse a una mesa con un juego de ajedrez y agarró el pequeño folleto que había explicando las reglas del juego, quizás si lo comprendía rápido, pudiera jugar un rato.

Tus talentos mágicos innatos habían sabido aflorar en el momento justo, dándote la capacidad de escuchar la susurrada conversación como si los profesores estuvieran a tu lado.

 -No hay soggoths en los jardines, Morgana lo sabría y no se le habría ocurrido traer alumnos de haber alguno.

 -Eso lo tenemos claro, ahora, ¿quién soltaría un soggoth aquí y por qué?

 -¿Sebastian tiene uno en su colección de criaturas?

 -Imposible, sólo colecciona insectos.

 -¿El sótano tiene portales abiertos?

 -No, el último lo cerramos ayer y teleportaba a la dimensión del caramelo.

 -Entonces, ¿cómo puede haber llegado? Porque esto no es una entrada casual, los soggoth son más discretos en terreno desconocido. Alguien ha tenido que guiarlo.

Hubo un momento de silencio hasta que uno de los profesores finalmente dijo:

 -Justine Delacroix.

 -Es la opción que tiene más sentido. Conoce el lugar y detesta a Morgana.

 -Pero sus jugarretas siempre han sido eso... Jugarretas. Mandar un soggoth es demasiado extremo.

 -Lo averiguaremos más tarde, ¿alguno ha tenido bajas entre sus alumnos?

 -No. Todos están a salvo.

 -Bien, descansemos. Y luego decidiremos nuestro siguiente paso a dar.

Cuando Arathidas se sentó a intentar aprender a jugar al ajedrez, el chico demonio, Ismael, se sentó en la mesa con él.

 -Vale, tú, pareces más calmado que los otros. ¿Me puedes explicar qué está pasando? Estábamos en clase y ahora estamos aquí, resguardados de... No sé qué cosas de barro negro.

El chico suspiró, intentando calmarse. Ponerse nervioso nunca, nunca funcionaba y tenía que empezar a poner en práctica los consejos que su amiga Gaea le había dado. Así que, tras una honda respiración, en el tono más tranquilo que podía, dijo:

 -¿Qué estás haciendo?

Arathidas bajó el folleto y miró al individuo que tenia delante. Un demonio, no los conocía y todas las religiones y leyendas los bifurcaban, así que lo mejor sería empezar de cero para no meter la pata.

Sinceramente no se que es lo que nos interrumpió, únicamente comprendí que por el destrozo de vidrios y desorden que hicieron, seguramente no eran amigables, no deberían de demorar mucho en dejarnos salir de nuevo... creo. Los profesores se dividieron en dos grupos, un grupo está arreglando el problema y el otro se asegura de que estemos bien, al menos eso sería lo obvio.- Poco después su compañero respiró profundo, el mismo método de relajación usado por los maestros del hielo. 

-Leo las reglas del ajedrez, no parece algo complicado. Me llamo Arathidas, es mi primer año, y tengo un primer día de clases algo movido- Terminó de decir sonriendo.

Aki escuchó atento lo que se dijo, al par que se movía con mucha distracción aparente para no despertar la atención de los profesores a ellos, y se preguntó quién podría ser esta persona, Justine Delacroix, de la que se hablaba. ¿Por qué sería el enemigo de la directora?

Al menos tenían un nombre a quien atribuir el ataque. Nada era peor que los ataques que, aparentemente, venían de ninguna parte.

Aki no quiso extremar su suerte y desde luego se decidió por alejarse paulatinamente.

Por fin tomó el libro sobre magia que había avistado antes y que tenía el título prometedor de “Los secretos hondos del proceso” - ¿qué proceso?

Bueno, Aki iba a averiguarlo, hundiendo la nariz en los secretos hondos…

 -¿Sólo tú tienes un día de clases movido?

El chico respiró hondo intentando concentrarse en no ser un borde miserable.

 -Perdón, perdón. Está siendo un día movido para todos. Yo estoy en cuarto curso y nunca antes había pasado algo como esto. Es... No se me ocurre una palabra para definirlo.

Miró de reojo el tablero de ajedrez y tras unos instantes de mirarlo, empezó a colocar las piezas.

 -¿Quieres aprender a jugar al ajedrez? Yo te puedo enseñar. Mi padre adora este juego y siempre juego con él cuando voy a casa en vacaciones.

El libro que habías recogido era un manual de magia viejo, con ese olor que tenían los libros antiguos encerrados en estanterías durante largos años. Al abrirlo y ojear sus páginas, viste que no hablaba de ningún proceso en particular, sino de "el proceso", los cambios y pasos que un mago debía afrontar para pasar de un aprendiz dependiente de su magia innata a mago de pleno derecho dedicado a una especialidad. Era un libro eminentemente teórico, enfocado en la parte más espiritual de dicho "proceso" y en todo lo que suponía para el mago y su ambiente más cercano el trascender de un mero principiante a un experto.

Desgraciadamente, de lo primero que pudiste leer en las primeras páginas era que en aquel libro no encontrarías truco alguno para acelerar dicho proceso, ya que era algo que de forma natural duraba años y que acelerarlo sólo conllevaba fracasos y desgracias.

Aki encontró el libro interesante, pero no reconoció su uso inmediato, así que lo repuso en la estantería y esta vez buscó para otro libro. Tal vez aquí encontraría una especie de lista con todos los magos famosos… entre los cuales, quién sabía, habría un tal Justine Delacroix…

Estaba tan pegado a los dorsos de los lomos que casi los tocaba con su nariz. 

Como si un hado del destino guiara tus pasos, tras una exhaustiva búsqueda entre los libros conseguiste encontrar un arcaico tomo, con un título en letras doradas que decía "Magos famosos en la historia reciente". Y menos mal que lo habías encontrado. Un minuto más de husmear profundamente en la estantería y tus compañeros te habrían acusado de ser un híbrido de hombre y sabueso.

Viendo lo viejo que era el libro, no pudiste evitar preguntarte cómo de "reciente" sería la historia que albergaban sus páginas. Nada más abrirlo esa duda se disipó, ya que, casualidades de la vida, habías abierto el tomo justo en el capítulo de la Academia Midnight Rose. Había una foto antigua, con una joven Directora Morgana al lado de un lozano profesor Witchward. Había más personas, pero no conseguiste reconocer a ninguno, ¿sería una foto de la inauguación de la academia? Como mínimo lo parecía.

Al pasar al siguiente capítulo, encontraste el nombre que habías estado buscando. Justine Delacroix... Sin embargo, no era para nada como te lo habías imaginado. Empezando porque era una mujer y seguido del hecho de que era la directora de otra academia de magia. Grimoire Du Verentia, situada en la más recóndita y oculta campiña Belga. La foto que acompañaba al capítulo era la de una bella mujer joven, vestida de manera algo anticuada aunque muy elegante, portando una sombrilla que realzaba su elegancia natural. A diferencia de la foto de la Academia Midnight Rose, Justine aparecía ella sola.

Aunque las páginas esaban ya viejas y deterioradas, pudiste devorarte ambos capítulos en un tiempo récord, asimilando todo el contenido que había en ambos. Ahora ya sabías quién era esa misteriosa mujer: la rival acérrima de la Directora Morgana. Y al parecer lo habían sido desde niñas, compitiendo ferozmente entre ellas para ver quién se llevaba más logros. Y cuando ya lo habían conseguido todo, abrieron sus respectivas academias, para ver quién educaba a más brujos y brujas de éxito. ¿De verdad a tanto llegaría esa mujer como para querer destruir la academia de su rival?

Para su infortunio, el rubio no comprendía el sarcasmo ni los comentarios retóricos, aunque agraciadamente el demonio siguió hablando y no tubo que responder las primeras lineas de la conversación.

-Yo diría que es un día fuera del libreto, intento tomarlo con algo de optimismo, no es nada grave, al menos nadie ha muerto o perdido un brazo todavía.- Hablar de sangre o heridas le disgustaba, pero salían las palabras de una forma casi inconsciente.

-Acabo de leer las reglas, me gustaría ponerlas en practicas, ¡me gustaría aprender! -Sus ojos se tornaron celestes, un color bien acentuado, no recordaba la ultima vez que alguien quiso enseñarle algo por simple empatía. -¿Blancas o... Bueno, parece que seré blancas -Dijo sonriendo cuando vio que empezó a acomodar las piezas negras, y copiando la simetría del tablero, el empezó a acomodar las suyas.

¿Tu magia está ligada a las emociones?- El sabía la respuesta, acababa de recordar que ese demonio fue el que subió la temperatura del salón a un grado peligroso para su salud, pero no lo miró con miedo o algún sentimiento similar, no era el mas indicado para hablar de pifias con la magia.

Aki leyó atento lo que estaba escrito sobre Justine Delacroix, contempló la idea que ella podría ser la causante de este ataque despiadado contra la Academia, y la rechazó. Por todo lo que leía sobre la rivalidad entre las dos mujeres, le parecía más bien, por muy feroz y apasionada que era, una rivalidad civilizada. Emplear medidas tales como ataques con soggoths podría más bien ser percibido, por ambas, como algo que iba a deshonorar la imagen sin duda exaltada que tenían de ellas mismas y de su competencia.

Soggoths… de pronto Aki cayó en la cuenta de que en realidad no sabía de qué seres se trataba.

Devolvió el libro a su sitio en la estantería y buscó otro que podría darle informaciones sobre criaturas mágicas, o sea un libro sobre maleficios, porque ni siquiera tenía claro a qué fenómeno se enfrentaba aquí. 

Ismael empezó a colocar las fochas negras en su lado del tablero.

 -Al menos te lo estás tomando bien. Ya es más de lo que puedo decir de la mayoría de mis compañeros de clase.

Suspiró mientras colocaba la última pieza en el tablero.

 -Espero que tengas razón y esto sea algo puntual. Blancas empiezan. Recuerda, los peones mueven primero, siempre hacia adelante y siempre una casilla. Excepto en el primer movimiento, que pueden mover dos, pero creo que eso lo dejaremos para cuando tengas más práctica.

Mientras esperaba a que realizaras el primer movimiento, el muchacho escuchó tu pregunta y asintió.

 -Sí que está relacionada con las emociones, pero es un poco más complicado que eso. Soy un demonio del círculo infernal de la ira, por lo que esa es la emoción que predomina en mí y la que más me cuesta controlar. También es la que me permite liberar toda mi fuerza destructiva, por lo que realmente me interesa aprender a controlarla por más de un motivo.

Cuando moviste tu primer peón, él movió el suyo.

 -¿Y tú? ¿Tu magia está ligada también a lo emocional?

Otra ronda de búsqueda en la librería te llevó a un libro bastante más nuevo que la media de tomos que había por allí. Era un trataso sobre biología de criaturas mágicas, genérico y grueso, pero que contenía información sobre multitud de bestias y criaturas. Y entre ellas, se encontraban los soggoths.

Listados como criaturas extraplanares, el libro descibía a los soggoths como criaturas amorfas, provenientes de una dimensión de oscuridad perpetua cuya única misión en la vida consistía en devorar toda materia viva con la que se cruzaban, asimilándola para mantenerse o para desarrollarse. Algunos soggoths podían crecer hasta tamaños gargantuescos, pero la mayoría prefería tener una masa comprimida, similar en volumen al tamaño de un humano, cuando no estaban cazando o alimentándose, ya que les facilitaba el traslado.

En general, son criaturas que detestan la luz intensa, siendo terriblemente vulnerables a cualquier tipo de energía radiante. Este tipo de energía mágica podía desde simplemente espantarlos a dañarlos e incluso destruirlos permanentemente. Sin embargo, el libro advertía que entablar combate con un soggoth era algo increíblemente peligroso que debía ser evitado a toda costa.

No demoró mucho en mover un peón a E3. Comprendió rápido que las piezas que estaban atrás eran tapadas por los peones, asó que decidió mover los peones que le permitiesen liberar mas movimientos.

Vaya... Interesante -¿Todos los tipos de magia elemental estará relacionada con alguna emoción?- Estaba tratando de imaginar lo que sería controlar la magia a través de las emociones.-Pues nop, la verdad aún ni siquiera se como controlar mi magia, quizás si esté relacionada con las emociones, pero de forma indirecta, nada mas comprendo que está ligada al plano onírico. - Si bien no le gustaba hablar de sus poderes, tendría que acostumbrarse a eso, estaba en una escuela de magia y tendría que acostumbrarse.

Así que un demonio del circulo de la ira. ¿como es ese círculo? claro, si no te resulta molesto explicarme.

Aki leyó con interés las informaciones sobre los soggoths, y por más que leía, más estaba convencido de que Justine Delacroix no tenía nada que ver con este ataque. Habría sido, simplemente, demasiado gordo, demasiado brutal para el estilo de competencia que llevaban las dos mujeres.

Devolvió el libro a la estantería y, tras de esto, se sentó en el sofá simplemente dejando vagar la mirada por la sala, siguiendo el hilo fugaz de sus pensamientos.

 -¿Plano onírico? Ah, el de los sueños. Creo que en tercero empezamos con prácticas de portales extraplanarios. Y creo que uno de los planos es el de los sueños.

La partida iba avanzando mientras conversabais. Lejos quedaba el ataque del soggoth allí en el sótano, en medio del juego de ajedrez.

 -Los círculos infernales son como los celestiales, cada uno se ocupa de un elemento concreto. El círculo de la ira se encarga de esa emoción, la cual está ligada al elemento fuego. Somos los demonios más en sintonía con la energía de la destrucción, misión de los demonios en el mundo. Si voy muy deprisa me lo dices.

Echaste un vistazo por la sala, viendo lo que hacían los alumnos. Algunos estaban copando con la ansiedad comiendo algo, otros jugaban a los juegos de mesa, otros hablaban, otros lloraban... Pero en general se mantenía la compostura. Los profesores seguían hablando entre ellos y la cosa no parecía no avanzar. Hasta que lo viste.

Uno de aquellos cienos se había colado en la cámara estanca. No sabías como, pero ahí lo teníais, reptando por una esquinita y avanzando por la pared y el techo, llevándose todo el polvo y las telarañas, que era lo que encontraba a su paso. Seguramente estaría ganando masa antes de empezar a lanzarse sobre los alumnos. ¡Y sólo tú parecías haberlo visto! Tenías que avisar a los profesores, pero sin que cundiera el pánico. Eso o ponerte a gritar para que se salvara el más pintado, ¡que era un soggoth de lo que hablábamos!

-¿en tercero? es mucho tiempo...- No le agradaba mucho la idea de esperar tres años para poder empezar con sus poderes. -¿Entonces aprendes a controlar la ira para suprimir tu poder? no se mucho de demonios pero me parece que es algo inusual - Terminó de hablar y vio la oportunidad de comer un peón con un alfíl. La partida se seguía desarrollando y empezaron a caer los primeros peones.

¿La magia elemental de fuego es una rama de las habilidades de destrucción?

Aki saltó en sus pies como picado por una tarántula. Simplemente no podía creer lo que sus ojos estaban viendo. Esperaba que fuera alucinando, aunque mucha esperanza no tenía.

El ritmo de su corazón se aceleró. Comprendió que no debía gritar. Que debía hacer como si nada.

Así que se esforzó de no correr. No correr. Sobre todo no correr.

Pero sí marchó, con zancadas grandes, directamente donde fue el profesor Beleem. Se plantó delante de él, y, bruscamente, agarró su brazo. Con cara de ultratumba y por toda explicación, alzó un dedo hacia el techo donde estaba… la cosa.

 -No, más bien controlamos la ira para controlar el poder. Parecido pero no igual. Los demonios de los círculos infernales de los pecados capitales tenemos ese distintivo. La emoción que predomina en cada pecado, predomina en nuestras vidas. En mi caso, la ira. También hay demonios que no se rigen por esas normas, pero lo más frecuente es que te encuentres con demonios de esos círculos infernales.

Ismael sacó su caballo sin mover el peón que tenía delante, intentando cercar al alfil de Arathidas.

 -Destrucción y creación. Toda la magia puede meterse en uno de esos dos grandes grupos. La magia elemental del fuego es destructiva en su práctica totalidad, del mismo modo que la magia de la tierra o la del agua son creadoras en su mayoría. Si no lo has dado en clase, ya lo harás. Es un tema bastante interesante, si quieres saber mi opinión.