Partida Rol por web

El profesor Beleem miró extrañado a Aki cuando éste tiró de su brazo.

 -¿Sí? ¿Estás bien?

Al alzar la mirada hacia donde el muchacho señalaba, se quedó paralizado durante unos eternos instantes. Y en cuanto pudo reaccionar, lo primero que se activó en él fueron sus feromonas defensoras, haciendo que volviera a pasar algo parecido a lo sucedido durante la ceremonia de apertura de curso.

El profesor retrocedió unos pasos y llamó la atención de sus compañeros, que ya notaban los efectos de las feromonas y estaban algo cabreados con el pobre Azazel (aunque no mucho, nadie puede cabrearse demasiado con un íncubo de aspecto taaaaan adorable).

 -Azazel, relájate, aquí estamos seguros, ¿no recuerdas lo que dijo ¡Santa Madre Divina!

La profesora Falivene fue la segunda en fijarse en el soggoth, noticia que compartió rápidamente con sus compañeros.

 -¡Auriel, ayúdame a coger a esa cosa!

Juntas y sin perder un instante, ambas profesoras realizaron una serie de conjuros con los que crearon una red de pura energía mágica, con la que cazaron al soggoth y le dejaron apresado. Hubo gritos asustados entre los alumnos, pero nada que no pudiera ser controlado por el resto de profesores.

 -Emergencia contenida. Pero así no podemos seguir, si esas cosas pueden entrar no estamos seguros aquí.

Luego la pñrofesora miró a Aki para decirle:

 -¿Has sido tú el que lo ha visto? Bien hecho, muchacho. Has evitado una catástrofe.

Encontrar el camino al sótano no era difícil, el resto de compañeros sabían perfectamente a dónde dirigirse. Con la profesora yendo justo detrás de vosotros, no tardasteis en alcanzar la sala estanca. Unos cuantos golpes y gritos para que os abrieran, consiguieron que los que ya estaban dentro os dejaran pasar.

Dentro de la sala estanca debían de estar prácticamente el resto de los alumnos de la academia, junto con la mayoría de los profesores. Y parecía que habíais llegado a tiempo de presenciar algo interesante, ya que los profesores acababan de atrapar a uno de aquellos cienos que se había colado en la sala.

Mientras contemplabais cómo los profesores terminaban de atrapar al trozo de soggoth, unos golpes en la puerta os pusieron a todos en guardia. Al reconocer las voces del grupo de alumnos que faltaba, el profesor Beleem abrió la puerta para dejar pasar a los alumnos de segundo curso junto con la profesora Copperpuff.

Los alumnos del segundo curso entraron atropelladamente en la sala estanca, buscando refugio del soggoth. La profesora Copperpuff se dirigió directamente hacia los otros profesores para intercambiar información sobre la situación. Pero la entrada tan atropellada de la clase de segundo en la cámara hizo que la puerta se quedara abierta algo más de lo estrictamente necesario, provocando quie otro soggoth se colara dentro.

El pánico cundió, con los alumnos corriendo al otro lado de la sala, alejándose del cieno. Al ver aquello, las profesoras Auriel y Falivene soltaron la red el instante justo para que el pedazo de soggoth se escapara y se lanzara derecho hacia Aki. No hubo tiempo de reacción antes de que el muchacho acabara con la cabeza envuelta por la viscosa criatura.

Un instante antes Aki se había sonrojado ante el cumplido de la profesora, porque de verdad creía no haber hecho nada especial aparte de vagar con la mirada por la sala y así ver algo que los demás, más ocupados, no habían visto.

Pero de rojo de pronto su cabeza cambió a un color enfermizo y viscoso – sólo algunos instantes después se dio cuenta de lo que había sucedido, y, horrorizado, trató de liberarse de la cosa.

Todo había sucedido tan rápido que no había habido tiempo para él para alejarse, para defenderse, en breve, para hacer cualquier cosa.

Y no pudo hacer nada...

Pues no, la verd... ¡AKI!- Solté mi alfil rápido y fui corriendo a ver a mi compañero, con una impotencia enorme al no poder hacer literalmente nada, no tenía habilidades mágicas para el momento y tampoco sabía como detener esa cosa, ni siquiera estaba preparado físicamente. solo me quedé a una distancia prudencial dispuesto y alistado a obedecer las ordenes de los profesores si es que requerían su ayuda.

Llegó al lugar que técnicamente era seguro para los alumnos. Pero lo que vio cuando puso un pie en su interior le heló la sangre e hizo que se sobresaltara. -¡WAH!- corrió a intentar socorrer al muchacho cuya cabeza estaba siendo devorada por esa viscosidad, pero no sabía por dónde debía coger a esa masa para tratar de quitársela de encima.

Guiados por el profesor Refur, conseguisteis atravesar los pasillos que empezaban a llenarse de esas criaturas gelatinosas, hasta llegar finalmente al sótano, al interior de la cámara estanca junto al resto de compañeros. Y al llegar pudisteis comprobar que no érais los únicos que lo habíais conseguido, prácticamente el resto de las clases había conseguido llegar también al sótano.

Al echar un vistazo rápido, te fijaste en que faltaban varias de tus amigas, como Aetheldryd y Renata, lo que hizo que te preocuparas un poco. Sin embargo, esos sentimientos fueron rápidamente dejados a un segundo plano cuando reparaste en el revuelo que se había formado alrededor de un alumno concreto. Se trataba de Aki Goro, el cual estaba luchando por su vida contra un soggoth que tenía enganchado en la cabeza.

Los profesores se habían colocado alrededor de Aki, empezando a conjurar magia para alejar al soggoth sin hacer daño al alumno. Había gritos de terror y llantos histéricos entre los alumnos que contemplaron la escena y varios compañeros, entre ellos Sarah y Arathidas, se habían acercado a intentar socorrer a Aki. Ismael Aestendor, que había estado jugando al ajedrez con Arathidas, salió detrás de él para ver lo que pasaba y si podía ayudar también.

Por su parte, Aki estaba con la cabeza sumergida en aquella sustancia gelatinoide, sin poder respirar y empezando a ponerse rojo como un tomate. Realmente apenas había pasado un momento desde que Aki fuera atacado hasta que un rayo de luz golpeó al soggoth, pero a todo el mundo se le había hecho eterno.

Con una especie de quejido, la masa gelatinosa soltó la cabeza del muchacho, moviéndose con rapidez hacia el techo, intentando escapar del alcance de los profesores.

Mientras tu cabeza había estado sumergida en el interior del soggoth, habías notado algo muy extraño. Algo que no se correspondía en absoluto con la idea que tenías tú de lo que era una de esas criaturas. Y es que no sólo no te había hecho daño alguno, sino que habías podido escuchar su voz. O lo que te pareció, que era su voz, vaya.

"Limpio, limpio. Vamos a dejarlo todo limpio"

Esa cantinela no abandonaba tu cabeza. Eso y el hecho de que no tenías ni una sola quemadura en la piel ni marcas de corrosión, te hicieron pensar que quizás... Quizás no estabais en un peligro tan gordo como parecía.

Mientras el resto d eprofesores intentaban recapturar al gelatinoide, la profesora Auriel examinó a Aki a conciencia. Su mirada cambió de preocupada a sorprendida al encontrar... Nada. No había heridas, ni quemaduras ni ninguna lesión típicamente asociada a una criatura que disolvía toda la materia orgánica que tocaba.

 -¿Qué tal te encuentras, muchacho? ¿Te duele algo, ves y oyes bien?

Por supuesto Aki estaba más que aliviado por ser por fin liberado de la masa de gelatina que había cubierto su cabeza, pero al mismo tiempo se sentía inseguro – había estado convencido que los soggoths, en este momento, eran sus enemigos, que estaban por atacar la Academia y poniendo en riesgo la integridad física y mental de todos sus habitantes.

Sin embargo, tras convivir esta extraña experiencia de contacto íntimo – para decirlo de alguna forma – con un soggoth, Aki se preguntó se no se equivocaban todos, él, los demás alumnos y incluso los profesores.

Tras el examen por la profesora Auriel, quien le contó lo que él ya sentía él mismo – que todo iba bien – Aki le contestó a su pregunta: “Todo está bien. Todo. Profesora… he escuchado… he escuchado la voz de la criatura en mi cabeza. Y lo que ha dicho me hace preguntar si no nos equivocamos acerca de las intenciones de estas criaturas. Ha dicho: "Limpio, limpio. Vamos a dejarlo todo limpio". ¿Lo comprende usted? Tal vez hay una manera de comunicarse con ellos, y quizá sus intenciones no son dañosas de todo.”

-¿Qué quieres decir?- preguntó con curiosidad.

Se había lanzado a intentar ayudar al chico de forma infructuosa porque no sabía hacer gran cosa y los profesores ya se encargaban de la situación. Soltó un suspiro de alivio al ver que el chico seguía de una pieza, pero le sorprendía lo que decía en esos momentos sobre el hecho de que las criaturas podrían no ser hostiles. -¡Pero hemos visto cómo se lanzaban a los alumnos y los engullían en sus cuerpos gelatinosos!- trató de explicar con nerviosismo. Pero, ¿qué le iba a decir a él, si hasta hacía unos segundos tenía una de esas cosas cubriéndole la cabeza?

Sayaka había permanecido asustada pero ya no era momento de eso, escuchando lo que decían sus compañeros camina y se acerca a ellos para decir:

Tal vez… eso de limpiar… si se refieren a limpiar, pero a limpiarlo todo de la gente… atacan a la gente ¿no? A lo mejor lo que realmente quieren es eso… limpiar las salas de la escuela de gente

Decía seria, no sabía muy bien que pensar, pero su madre siempre le había dicho que tenía que pensar con lógica con lo que tenía delante, así que para ella, el que atacaran a alumnos y profesores, es decir, a personas quería decir que querían limpiarles

“Lo dudo”, contestó Aki a la teoría de Sayaka, aunque sólo tenía una especie de presentimiento sobre el cual basarse. “Al fin y al cabo, el contacto tan… intensivo… con la criatura no me ha hecho daño. Yo tenía como la impresión que la criatura quería decir: que tiene que limpiarme de algo. Claro, la pregunta es: habiendo sido limpiado de lo que quería limpiarme, ¿esto habría sido bueno o malo para mí?”

La profesora terminó de examinar a Aki y no pudo sino sorprenderse de encontrar... Nada.

 -No tienes heridas ni quemaduras. Pero sí que tienes el pelo impecable... Croe que oíste bien cuando la criatura dijo que iba a dejarlo todo limpio. A ti te ha dejado como nuevo.

Aquello era francamente interesante. Un soggoth que no se había comido a una víctima y que en su lugar le había dado una limpieza en seco... La profesora empezaba a pensar que sus sospechas acerca del culpable de aquel incidente eran ciertas.

 -¡No toquéis al soggoth! Dejadle moverse. El alumno que fue atacado no está herido. Y dice que el soggoth ha hablado sobre limpieza.

Los otros profesores pararon de inmediato su persecución del gelatinoide, lanzándose miradas significativas.

 -Un soggoth limpiador, ¿estás segura?

 -Bueno, el alumno está sano y salvo.

 -Esto empieza a tener sentido.

 -Sí, empieza a parecerse más a una novatada de Justine que a un verdadero ataque terrorista.

 -Habrá que hablar con la directora. Pero antes vigilemos a esa cosa. Por si acaso.

Dicho esto, se quedaron observando a la masa gelatinosa mientras resptaba por el techo, llevándose el polvo y las manchas de humedad. Parecía una fregona autónoma de color alquitrán. Y por descontado que no se abalanzó sobre nadie con intenciones malignas. De hecho, el sótano estaba empezando a coger un agradable olor a limoncillo.

Sayaka observaba aquel ser, mira a su compañero y dice:

Pues… parece que es así… pero, ¿Por qué vendrían aquí a solo limpiar? Qué cosa más extraña ¿no?

Aunque estaba viendo que aquel ser estaba limpiando, realmente no terminaba de creérselo, que hubieran aparecido allí solo para limpiar y mas con el caos que habían generado. Aparentemente no eran peligrosos, pero aun así ella estaba preocupada por sus amigas, por lo que se acerca a la puerta con disimulo tratando que nadie o al menos ningún profesor le vea

Aki observaba con curiosidad el fenómeno del soggoth limpiador – o al menos creía estar en lo cierto habiéndolo identificado como tal. Si su intuición resultaría ser correcta, pronto podrían salir del sótano.

Pero el fenómeno en sí mismo era curioso. Aki preguntó a un profe, indistintamente, al quien tenía más cerca: “Los soggoth normalmente son dañosos, ¿no? Ya se sabe de soggoths beneficiosos?”