Partida Rol por web

Al ver la situación Zort entra detrás del Caballero loco. No le daría ninguna chance a los guardias, sin dudas. Por lo que toma una antorcha y decide entrar también y gritar con vos firme:

- GUARDIAS DE LA CASA BASARAB! QUEDÁIS ARRESTADOS EN NOMBRE DEL DUQUE GYULA KADAR!!! DEPONED VUESTRAS ARMAS ANTE LOS CABALLEROS DEL CASTILLO Y NO RESULTAREIS HERIDOS!!!

No me hará falta que lo hagáis, yo ya puedo hacerlo sola!! Seguro que puedo!! cada vez estaba mas enfurruñada, y ya apenas podía contener las lagrimas. Pese a que ella creía en ello, tras ver la muerte de su tía todo carecía de sentido. Quería quedarse sola y llorar sin que nadie la oyese, quería estar con su hermano pues no tenía mas que ese. Pero ella no le iba a decir que se quedase, no, claro que no.

Iacobus vio rápidamente la escena. Y lo que vio, si es que le sorprendió, no cambió en absoluto su actuar. Joder, cosas más inexplicables había visto, por no decir que ya pocas cosas le asombraban como para que lo hiciera el ver que alguien atacase a otro con un mordisco. Pero la falta de sangre... Los ojos oscuros del caballero de los Cárpatos se reflejaron en su espada en alto. Cruzaron por un momento con los ojos amarillos del mayordomo, que más allá gruñía como una bestia. Se clavaron como dos dagas en las pupilas de Valru, lanzando una no tan vedada advertencia. Pero pareció considerar que ése no era el mayor de los asuntos. Giró hacia los Basarab que acababan de despertar. Su rostro, que repentinamente estaba serio, adoptó una expresión tan indescifrable que se volvió una máscara terrible, sumiendo sus pensamientos en tinieblas y volviéndose, de pronto, indescifrable de predecir para un observador. No dijo nada. ¿Por qué lo haría? Clavó los ojos en ellos, y con la espada giró para cortar al que tenía más cerca suyo.

Al escuchar los berrinches de mi hermano tenia ganas de ir a darle una cachetada y luego abrazarla, sin embargo apreté los dientes y seguí caminando hasta salir de la habitación, después de todo si pasaba la noche sola y llorando seria por orgullosa, yo era un hombre y no volvería a ella pidiendo perdón... 

El Senescal no iba a intervenir en un asunto que solo concernía a la guardia. Tenía otras preocupaciones en mente. En primer lugar, buscó al mayordomo para hablar con él en referencia al asunto de las habitaciones de los invitados.

Otto, ¿tenéis un momento?- le pregunta- te quería preguntar sobre la mansión de Durius... ¿vas a poder utilizarla para que alí descansen nuestros invitados?

IAKOV:

- Tirada de Precisión (15 dados) con espada.

- Tirada de Apariencia (5) + Presencia (5).

La puerta del salón se cerró a sus espaldas separándole de la truculenta escena que allí había vivido, pero por mucho que ahora un montón de madera se interpusiera los recuerdos seguían muy presentes en su cabeza. Sí, la sangre seguía allí esperando que alguien la limpiase. Y ese alguien, como no, iba a ser el mismo mayordomo.

- No… No lo sé- respondió.- Todavía no he encontrado tiempo para hablar con el caballero Durius y después de lo ocurrido hoy…- Negó con la cabeza.- No creo que se muestre muy cooperativo conmigo. O con vos. Quizá con el tiempo…

Pero Otto no confiaba en el tiempo. Podía ser el mejor de los aliados o el peor de los enemigos, pues con su erosión podía tanto ayudar a aliviar la gravedad de una rencilla entre dos personas como volverla aun más enconada.

- O mediante el Duque- Confiaba más en él que en el tiempo, aunque no sabría decir cuál de los dos era más caprichoso.- ¿Creéis que hoy le ha gustado la actuación de su secretario?

No lo se, la verdad- responde- en cualquier caso, no puedo sacar este tema con el Duque. Para él sería un insulto que le tratásemos un tema tan menor como es el alojamiento de los invitados. No, hay que intentar hablar con Durius, y cuanto antes mejor- mira a Otto- voy a serte sincero, Otto, las cuentas financieras no están para poder ampliar nuestro castillo. Es algo que quiero comentarle al Duque en la próxima reunión y en privado. Aunque tendré que ver si está de buen humor para ello.

IAKOV:

- Por suerte para ti, los 1 se ignoran si en la misma tirada hay al menos un 7 o más. Recuerda que en este juego la dificultad es 7. Los 10 valen doble.

- Partes en dos al guardia Basarab número 3 con insultante facilidad (8 éxitos, no lleva armadura y es PNJ menor por lo que se lleva un daño neto de 16 heridas, mientras que el máximo de un humano son 7 heridas), e intimidas a los otros tres (el 4, 5 y 6) hasta la sumisión abyecta (5 éxitos en intimidación).

VALRU:

- Por desgracia para ti, en las tiradas de Virtud por lo general no se permite el gasto de Fuerza de Voluntad.

- Además, es tu tercera pifia consecutiva.

- Tienes un ataque de pánico y huyes a toda velocidad.

BARRACONES DEL CASTILLO:

- El Capitán y el Sargento se han quedado fuera, paralizados como dos pasmarotes.

- Valru ha entrado el primero, ha roto una tabla, ha atrapado al primer guardia de la Casa Basarab, le ha clavado los colmillos y lo ha desangrado entero, arrojando después el cadáver al suelo mientras sisea y gruñe como una bestia y sus ojos brillan amarillos.

- Flaviu camina sigiloso hasta la segunda cama y atrapa e inmoviliza al segundo guardia, logrando que se rinda. Después observa con pavor todo lo que sucede a su alrededor.

- Zort entra gritando histérico, causando la alarma general en el barracón.

- Los cuatro guardias de la Casa Basarab restantes se levantan alarmados y echan mano de cuchillos y dagas.

- El Caballero de los Cárpatos entra con parsimoniosa solemnidad. En un movimiento tan rápido que apenas es percibido como un borrón de movimiento, su espada es desenvainada y divide por la mitad al tercer guardia de la Casa Basarab, desde la coronilla hasta las gónadas. Lo ha partido como si estuviese hecho de mantequilla fundida.

La facilidad pasmosa de su ataque y su total desprecio por la vida humana, hacen que los otros tres guardias de los Basarab caigan de rodillas, suplicando abyectamente por sus miserables vidas, presas del terror.

- Los guardias de los Szantovich y los guardias a las órdenes del Capitán Zarak se han levantado y ya cogen lanzas y cuchillos. Pero la actitud del Caballero de los Cárpatos les mantiene amilanados y a raya.

- Valru reacciona bufando como un gato acorralado y entonces sale corriendo hacia la puerta, una vez allí salta dos metros en vertical hacia el tejado de los Barracones y huye por los tejados del Castillo saltando como un felino.

Un segundo, o algo, o parecido. Las dos mitades de cuerpo todavía no habían tenido ocasión de caer cuando Iacobus giró en su eje dispuesto a  continuar. La sangre nueva, opaca, tan común, se mezcló en su armadura con Basarab que sólo minutos antes se derramara en el suelo del salón principal. Sus ojos recorrieron en arco rápido toda la estancia, esperando un mero latido para volver a actuar, pero todo se dio tal cual lo había esperado. Los guardias Basarab estaban de rodillas, los demás guardias estaban quietos y su mayor preocupación, si podía llamarse así, había captado el mensaje perfectamente y no había osado ni intentarlo. El caballero de los Cárpatos observó, sin moverse, cómo Valru retrocedía y huía del lugar, de un modo que era difícil calificar con un adjetivo.

Inhumano. Eso es. ¿Qué mierda ha sido eso?

Iacobus permaneció con la mirada puesta fuera, como si se cerciorase que Valru no iba a volver, y luego giró hacia la gente en el interior de los barracones.

- No intentéis hacer nada. El que estaba fuera de control ya no está aquí – dijo, impávido, señalando con la mirada las armas en manos de los hombres – ¿Este está vivo? – Iacobus miró al desgraciado que había caído en manos de Valru – ¿Qué es lo que ha sucedido aquí adentro, joder?

Miró a Flaviu, único testigo, junto con su guardia apresado.

- Vosotros, no os mováis – advirtió a los otros Basarab.

Flaviu no podía comprender lo que veía, Valru, ¿Qué clase de monstruo era ese hombre?. El petimetre había actuado meticulosamente, como se esperaba de él. Había apresado a un guardia, e iba a pedir que se tiraran las armas. Mierda, por eso ese monstruo no quería un plan. Recordó las palabras de Valru cuando se refirió a él, antes de entrar. “De todos modos, me cuesta creer que alguien como vos, en la flor de la vida, sea tan... Prudente.” Gracias a esa prudencia el petimetre podía seguir respirando.

Miro la sala buscando a sus compañeros, vio al guardia partido en dos mitades. ¿Tanta brutalidad, era necesaria? La respuesta era si. Además aquel golpe tenía sello propio, hacia unos minutos que había presenciado un golpe similar, el sello era el del caballero de los Cárpatos. ¿Qué hacia su señor en los barracones?

Pero, aparte de él. Solo estaba Zort había entrado. Aunque su ayuda había sido poca, salvo que había acelerado la acción con sus gritos. Pero era el único de sus acompañantes con arrestos suficientes como para entra en el barracón.

De un golpe arrojo al guardia que sujetaba, mandándolo junto a los otros. Se incorporo, mantenía la daga en la mano, con la punta mirando hacia abajo, preparada para dar un tajo certero. Con una serenidad impropia del momento el petimetre se dirigió al caballero. Señor, no os esperaba tan pronto. Lo que ha pasado, ya lo ha visto usted, y a mí tampoco me ha agradado.  No puedo añadir nada mas. Pero los perros que han entrado en la casa del Duque, ya tienen la correa puesta. ¿Desea que los guarde en la perrera? O tal vez prefiera que le ayude a capturar al lobo con piel de cordero que acaba de escapar.  La sangre le hervía, pero se mantenía frio como el hielo.

Schar Dvy, recientemente desposeido de su título, tomó posiciones junto al resto de guardias a la espera de una orden del Capitán para apresar a los 'rebeldes' con la esperanza de que no corriera más allá la sangre.

Veronika esperó un buen rato...lo que sería cerca de media hora al menos hasta que viendo, que su madre no volvía decidió salir de su habitación para ir a la capilla que sabía había en ese castillo. Necesitaba ir allí tras lo acaecido esa noche.

Salio de su alcoba y fue silenciosamente hacía la misma, ya no podía llorar más.

La Corte nocturna de esta jornada termina y abandono el salón principal con aun la visión de la roja sangre adherida a mis retinas. La visión fue sumamente fuerte para mí, pero me ayudó a entender que en este mundo las palabras y el conocimiento no es todo. Cuando un hábil hombre armado intenta acabar con tu vida, poco importa más que tu capacidad para reaccionar y vencer. Es algo que debo meditar.

En este momento es entrada la noche y no puedo ir a mi casa a dormir. Debo quedarme en el Castillo y, como Paje de la Corte, es normal que tenga asignado un lugar en el que dormir decentemente. Busco al Mayordomo Otto de Sajonia hasta encontrarle, momento en el que le hablo:

 - "Mayordomo Otto de Sajonia, disculpeme pero quería preguntarle donde puedo dormir, mi señor. Es tarde y debería estar durmiendo. Mañana será un día largo y es preciso que descanse, si no es mucha la molestia."

Me quedo frente a él esperando una respuesta pues el sueño me asalta y a mi edad es normal que me quede dormido con facilidad. Estoy cansado después de un día de estudio y todo lo ocurrido esta noche también me ha agotado.

DURIUS DE SLOBOZIA:

- Estás en un estado de Ansia de Sangre muy cercano al Frenesí incontrolable.

- Necesitas seleccionar una víctima ya.

- Intuyes la cercanía de varias presas posibles: Schaar Dvy, el Capitán Zarak, el Guardia Tomescu, tu Chiquillo Valru (que sientes que está en tu mismo estado de ansiedad, aunque él ya se ha alimentado y ahora huye por los tejados del Castillo), el Sargento Dominik, y una niña pequeña de cuatro años cuya sangre huele de maravilla (sangre Basarab).

Tomescu, preocupado por el tumulto que se está levantando en el castillo, golpea con los nudillos la puerta de su señora.

- Mi señora, ¿estáis bien? ¿Deseáis que entre con vos y el joven señor?