Día 6: Vida y Muerte

Había pasado casi una semana, al menos para vosotros. Había pasado casi una semana desde que habíais recuperado vuestros recuerdos, y no parecíais más próximos a volver a Fäe que el primer día. Más bien al contrario.

Amanecer tras amanecer, la esperanza había ido desgranándose, convirtiéndose en una mezcla entre miedo, desconfianza y determinación. Y atardecer tras atardecer vuestras manos habían acabado con la vida de algunos pobres diablos, sin que eso supusiera una garantía de estar más cerca de vuestro objetivo.

Hoy no iba a ser distinto. Cuando la claridad empezó a inundar el ambiente muchos erais ya conscientes de que podíais encontrar casi cualquier cosa al despertar. El número de ataques había ido variando cada noche sin que pareciera seguir un patrón lógico, y ahora a estas alturas ya era pedir bastante poder contar por uno mismo los cadáveres un día más.

Esta vez el aroma a muerte impregnaba el ambiente de una forma tan clara que uno podría preguntarse si llegaría a pegarse a la ropa. Y parecía venir de todas partes.

Sin embargo no hizo falta buscar demasiado para encontrar el primer cuerpo. Como si de una broma del destino se tratase Kammy se encontraba muerta ante vosotros, con el cuello abierto de la misma manera en que horas atrás se había abierto Seth. Alrededor de ella un enorme charco de sangre reseca dejaba claro que llevaba varias horas en ese estado. Su pelo se encontraba desmadejado, y en su mano había un objeto brillante. Media moneda. Media libra. La misma media libra con la que Seth se había quitado la vida.

Algunos aún os encontrabais observando el cuerpo cuando otros encontraron el siguiente cadáver. Se trataba de Aubin. El francés se encontraba tendido, pálido, con una clara marca en el cuello de haber sido estrangulado. Su mirada permanecía aún con los ojos abiertos, y estos estaban perdidos en algún punto del cielo.

Algo más sucedió. Aún os encontrabais rodeando su cuerpo cuando el chico de repente comenzó a toser, retorciéndose sobre sí mismo y llevándose una mano al lugar donde le habían herido. Ahora era difícil asegurar si realmente estaba muerto un momento antes. Lo que era seguro era que ahora estaba vivo.

Sin embargo la celebración no duró demasiado, pues el siguiente cuerpo era algo para lo que ninguno de vosotros estaba preparado. Desfigurada, casi irreconocible, Ivanna se encontraba tendida sobre la acera. Quien quiera que hubiera hecho eso con ella se había tomado su tiempo, pues se encontraba desnuda y en toda la piel de su cuerpo se hallaban grabados los números X, V y VII. El tamaño de cada carácter era pequeño, de no más de una uña, y aún así toda su piel estaba plagada de señales y señales. Pero aquello sólo era el principio. Llamar ensañamiento a lo que habían hecho con ella sería quedarse corto, pero estaba claro el mensaje que querían enviar. Los labios de la chica se encontraban cortados y arrancados, de forma que hasta las encías eran visibles, y dentro de su boca descansaban sus propios ojos, ausentes en sus cuencas vacías. La chica además había sido despojada de todo su cuero cabelludo, dejando en su lugar una superficie lisa y sanguinolenta. Pero aún había más: ambos senos habían sido amputados y bajo su vientre, en su sexo, había un signo de interrogación dibujado con cortes tan profundos que llegaban a sus entrañas. Además la postura de la chica había sido claramente escogida: una mano en la entrepierna y otra en el lugar donde deberían estar sus pechos. Como si se estuviera masturbando.

Era difícil encontrar adjetivos para aquel cuadro de horror, y sostener la mirada en ella más de cinco segundos era un ejercicio de resistencia. Aquella era, posiblemente, la visión más terrible que habíais presenciado en todos esos días, y era difícil pensar que algún día pudiera borrarse de vuestras memorias.

Por asociación de ideas fueron varios los que no tardaron en buscar en Samuel, en parte para dejar de ver el estado de la chica. En esta ocasión no costó demasiado dar con él: se encontraba en el edificio más cercano al lugar donde se había encontrado a Ivanna, durmiendo sobre lo que quedaba de una cama de matrimonio. O al menos parecía estar dormido.

El chico parecía haber estado descansando cuando la muerte le alcanzó, y ni siquiera debió luchar contra ella. Tranquilo, calmado, su aspecto era el de alguien que asume su destino. Una mano en su pecho, como si tratara de agarrarse el corazón, era todo lo que parecía haber intentado antes de que la muerte se lo llevase. No había pasado mucho tiempo desde su vuelta la tarde anterior, y ahora era inevitable preguntarse si le habría merecido la pena.

Por suerte no todo iba a ser muerte aquella mañana. Además del extraño retorno de Aubin hubo otro que os pilló a casi todos por sorpresa. Habíais terminado de revisar los cuerpos cuando visteis a alguien que suponíais muerto levantarse como si nada. Con naturalidad colocó su vestimenta, asegurándose de estar lo más presentable posible, y acto seguido sacó un cigarro, como si volver a la vida no hubiera supuesto esfuerzo alguno. De su cuello habían desaparecido los nombres de aquellos dos pequeños que, años atrás, Míriel había asesinado. Durante un instante el hombre ni siquiera se dirigió a vosotros, inhalando con calma esa primera calada que tanto debía haber echado de menos.

Cuando Chris se levantó sin ningún dado en mano, sabía que algo malo había ocurrido. Y no le costó mucho encontrar el cadáver de Kammy. Resopló. Por confiar en los demás lo que sólo dependía realmente de uno mismo. Y encima, habían perdido su don. ¿Podía ponerse peor el día?

Entonces Chris se percató del cadáver de Aubin y palideció. Pero cuando este recuperó el aliento, Chris hizo lo mismo. - La madre que te... - llegó a salir de su boca, antes de callar y recuperarse del susto. Aunque quizás hubiera sido mejor no hacerlo, puesto que la escena que descubrió instantes después con el cuerpo de Ivanna era terrorífica y repulsiva.

Sabía que los que mataban de noche estaban mal, pero no había palabras para describir tal atrocidad. Y con su muerte, Samuel apenas había tenido unas horas de vida antes de regresar al otro lado. Pero parecía que la no-muerte de Aubin no era la única sorpresa. Roger también volvía a estar por allí. Que ilusión...

Entonces Chris se quedó parado unos instantes. Miró para un lado y otro, buscando... Finalmente se sacudió la cabeza, y se acercó hacia Zaira. - Dile a Elendire que recuerdo el ofrecimiento que hizo a otra Fata. Y por ello, entenderé que mantenga su prioridad. Pero, dado como ha transcurrido todo, agradecería que se lo replanteara. Aunque es sólo su decisión, y la respetaré sea cual sea.

Una mañana más el olor a muerte impregnaba esa ciudad oscura y Anastasia lo inspiró con solemnidad, como una constatación de su vida y lo exhaló con pesar, sintiendo como la abrasaba el saber de unas muertes aun desconocidas. Salió a buscar a los vivos, a descartar en primer lugar aquellos nombres que le oprimían el corazón y cuando sus ojos no encontraron a Aubin sintió como su respiración se trababa en su garganta, colapsándose, sintiendo, sino la misma, una asfixia muy similar a la que él debía haber vivido. Se llevó las manos a su propio cuello, e intentó separarse la ropa que ni siquiera la oprimía, buscó cuanto podía ocasionarle aquella presión fantasma sin encontrar como librarse de ella. Se apresuró a llegar a él y con manos temblorosas titubeó en alargarlas hacia el francés, muda por el colapso de su respiración, ni siquiera llegó a rozarle con un murmuro cuando éste tosió y el aire encontró la brecha para llenar a su vez los pulmones de Anastasia.

- Quel enculé ! Ne pas le faire à nouveau , connard. - protestó sin respetar su tiempo de recuperación, dedicándole una mirada mosqueada aunque ambos sabían que tras esa ira mal enfocada solo habitaba un deseo no escuchado de abalanzarse sobre él y prometerle con ese abrazo que alguien pagaría por aquello.

Y, en vez de sus brazos, le tendió su mano para ayudarle a levantarse antes de posar sus ojos en los demás fallecidos.

La muerte de Kammy no la sorprendió, prácticamente la había pedido el día anterior, la de Ivanna, en cambio, le regiró las tripas y necesitó volver a Aubin para detener un inicio de arcadas.

Vió a Roger levantarse y encenderse el primer cigarrillo de su nueva vida y le pareció irónico que no hubiese tenido suficiente trato con el veneno como para inhalar más como primer gesto tras su vuelta. Sonrió en su dirección, con una de sus sonrisas forzadas que pretendían hacerla parecer amable, y quizás se hubiese acercado a saludar al actor, reírse de ese día en el que ambos se quejaron de sus ataques e incluso lo creyeron personal, y luego compararse con Ivanna y alegrarse de no ser ella; pero no pensaba separarse de Aubin hasta que él mismo la echara.

Aquella noche, Zaira había buscado la casa más alejada de toda la ciudad. Aunque en el fondo sabía que aquello no impediría a que fueran a por ella, deseaba poner la máxima distancia posible. 

No recordaba cuando se quedó dormida, pero al despertar, el olor a muerte flotaba por toda la ciudad. Se levantó como una autómata y, tras calzarse las botas, caminó en dirección al puente. Sabía quienes habían muerto y se negaba a ver sus cuerpos.

Buscó a Roger con la mirada y arqueó levemente una ceja, mientras le saludaba con un pequeño gesto de cabeza. Sentía una presión en el pecho y las palabras se hacían un nudo en su garganta. Dirigió su mirada rosada hacia donde se encontraba Anya, esperando verla levantada. Pero su cuerpo seguía inmóvil y destrozado. Qué extraño...

En ese momento escuchó la voz de Chris y se volvió a mirarle. De soslayo vio a Aubin que se estaba recuperando y como Anastasia se dirigía hacia él. El arqueo de su ceja se acentuó, escéptico y un pequeño suspiro salió de sus labios. Volvió a centrar su atención en el joven del pelo verde y se encogió de hombros. - Ahora se lo digo - . Murmuró y volvió a dirigir su mirada hacia donde se encontraba Anya. 

Durante unos minutos se quedó en silencio, contemplando el cuerpo inmóvil y sin entender qué era lo que estaba ocurriendo. 

- Vanya ha desaparecido en el otro lado. Creía que se levantaría, pero... Sigue muerta... - 

Niba paseaba la vista por los cadáveres con mirada perdida y el rostro pálido como la muerte. Kammy, Ivanna, Samuel... Algunos regresaron, se levantaron, otros no. 

¿Cuándo se va a terminar esta locura? Se preguntó abrazándose a sí misma. Entonces las palabras de Zaira la golpearon como un mazo.

- ¿Qui-quieres decir que... Vanya no está allí, pero ta-tampoco está aquí? - Los ojos claros de Niba buscaron el cuerpo de la mujer, seguía tan muerta como antes, pero entonces... - ¿Cómo es posible? 

Zaira miró a Niba y negó con la cabeza. - No lo sé... - Murmuró y entonces buscó el cuerpo de Ivanna. Se había negado a mirarlo, sabía lo que le había ocurrido y no quería contemplar su cuerpo destrozado. Pero tenía que hacerlo, ella se lo había pedido...

- Chris, Elendire dice que hará lo que pueda, pero que no se encuentra en posición de prometer nada - . Se mordió el labio y se acercó al cuerpo de la pelirroja. Cuando sus ojos rosados se detuvieron en la carnicería que le habían hecho, ahogó un gemido y se tapó la boca, mientras las lágrimas empezaban a correr por su rostro. ¿Por qué? ¿Por qué tanto odio y tanto salvajismo? Respiró profundamente, buscando el valor que necesitaba para poder hacer lo que ella deseaba. Buscó con la mirada el abrigo que le dejó el otro día. Lo cogió y se arrodilló junto al cuerpo. - Lo siento... - Musitó mientras cerraba sus párpados sobre las cuencas vacías y la cubría con la prenda, tapando de esa manera su desnudez. Tras eso se apartó rápidamente y corrió hacia el río. Se sentó en el borde y abrazó sus piernas, mientras su mirada se perdía en el fluir del agua. 

Para Roger aquel despertar a la vida había sido una sorpresa, pensaba que no iba a volver. Su presencia no era grata para la mayoría de los presentes, no podía culparlos, Roger no podía dejar de ser Roger y su carácter no casaba con las generaciones humanas más jóvenes, para los humanos de los años 70 con los que había compartido su vida como actor era un caballero, para la nueva generación alguien insufrible... que combinado con el fata que llevaba en su interior lo hacían alguien realmente especial... para su propia desdicha.

 Por eso, se tomó su tiempo su apariencia y sus modales eran importantes y el sabor a hierro que tenía en su boca, era lo suficientemente desagradable para que tratase de quitárselo con su veneno favorito, parecía que el tabaco al fin y al cabo no sería el causante de su muerte... o al menos no lo había sido de las dos anteriores. Tras el pequeño paréntesis y tras tomar nuevamente consciencia de quien era, en ese plano, miró a su alrededor inalando el reconfortante humo de su cigarrillo.

- Good morning my dears, have you missed me?- saludó con una sonrisa dejando escapar el humo del cigarrillo, correspondiendo así al saludo de los fatas que lo miraron en un primer momento.

Entonces comenzó a tomar conciencia de lo que había pasado y su rostro se ensombreció, para su horror se encontró con una escena realmente dantesca. Sus pasos lo condujeron primero hacia el francés, que parecía que al menos se había podido librar de la muerte, como no había tenido oportunidad de conocerlo se congratuló porque siguiera vivo pero siguió avanzando hacia donde yacían los cadáveres, Kammy, Samuel... e Ivanna. Roger no pudo contener un estremecimiento al ver el estado de la muchacha, no sólo no la habían asesinado sino que se habían ensañado de la forma más cruel y sangrienta que había visto jamás... ¿en verdad era necesario tal ensañamiento?

- Bárbaros...- dijo asqueado por todo aquello, los responsables no tenían sentido alguno de la decencia.

Entonces Zaira comentó lo de Anya y se giró para comprobar como efectivamente el cuerpo de la rubia seguía inmóvil, el actor frunció el ceño totalmente descolocado. Entonces se giró nuevamente hacia Zaira, vio como cubría el maltrecho cuerpo de Ivanna y se retiraba para tratar de sosegarse. Era mucha la responsabilidad que aquella mujer estaba cargando sobre sus hombros, hacer de puente entre ambos mundos tenía que ser una tarea bastante complicada, además de tener que estar soportando las continuas críticas sobre su proceder, de manera que la dejó estar, respetando su momento de soledad.
 

- Bueno... hora de ponerse serios... Hablar es sumamente peligroso, pero callar nos condena a que los asesinos lo sigan haciendo. Yo no os gusto, pero mi lealtad hacia Fae es sincera... de manera que trataré de hacerlo lo mejor posible, pero me he perdido muchas cosas y soy cortito de entendederas. Vayamos por partes, parece ser que Vanya se ha ido a un sitio que no es este mundo... y ya no se si es bueno o es malo. Creo que tenemos problemas muy serios, por un lado están los traidores, por otro alguien que envenena, se desconoce si es un traidor o actua por su cuenta...- le dió una nueva calada al cigarrillo, realmente lo había echado de menos- O aprendemos a soportarnos olvidando nuestros prejuicios o moriremos todos. ¿Sugerencias?- expulsó el humo por la boca esperando a que alguien más se pronunciase.

Al amanecer Shawn se levantó con normalidad, como cualquier otro día sabía que habría muertos esperando ser descubiertos. A pesar de ello trató de evitar toda aquella muerte y violencia que había dejado la noche. La mortalidad se había hecho un hueco tan grande entre ellos que ya poco afectaba despertar entre atrocidades. Cada día era la misma historia, y todo lo que podía hacerse era rezar para que al atardecer acertasen con los culpables.

No era una guerra justa.

Ohtar miró a Zaira y no pudo evitar enarcar una ceja. ¿Qué significa que Vanya ha desaparecido? Si incluso los muertos podían traspasar ese tipo de fronteras, ¿qué nos quedaba? —Vanya está siendo un hueso duro de roer, habría sido más sensato por su parte que buscara la paz en lugar de alzarse entre los muertos.

Tras meditar unos segundos el asunto de Vanya, se acercó a Niba y permaneció junto a ella. Si Ohtar tenía que morir en aquella ciudad, prefería hacerlo rodeado de sus fatas más queridos. —Ojalá fuera de diferente manera pero seguro que está planeando algo desde ultratumba. Tomó aire profundamente y lo liberó casi de manera involuntaria cuando se cruzó con la mirada los cadáveres. Aquel había sido sin duda un acto atroz.

—Roger —dijo a modo de saludo hacia el actor.

Chris asintió con la cabeza tras las palabras de Zaira.

Lo entiendo perfectamente. Ressspetaré lo que desssida.

No añadió nada más, viendo que el efecto momentáneo de los dados que había hecho estallar momentos antes* al ver la crueldad cometida en Ivanna había desaparecido.

Luego estaba el misterio de Anya. Eso y poner al día a Roger. Algo que, sinceramente, le daba demasiada pereza hacer. Había otras cosas con mayor prioridad en su agenda.

Niba se giró hacia Roger cuando empezó a hablar, le escuchó con toda la atención que fue capaz de fijar dado su estado alterado, estaba nerviosa y asustada, sintió que alguien se acercaba y vio que se trataba de Shawn, agradeció internamente su compañía, le reconfortaba sentirle cerca, le hacía sentir protegida, a salvo. 

Cuando el actor terminó de hablar y Shawn y Chris hicieron lo propio, ella asintió en dirección a Roger ofreciéndole con el gesto una bienvenida silenciosa.

- Estoy de acuerdo contigo en que tenemos que olvidar los prejuicios y comenzar a colaborar - Dijo, su voz no temblaba pero era débil y algo insegura, su mirada abandonó a Roger y se centró en Shawn - Shawn... yo... Realmente creo que desconfiar de todo lo que sucede no es el camino... - A duras penas lograba mantener sus ojos en los del hombre- ¿Creéis que cabe alguna posibilidad de que estos asesinatos no sean obra de ninguno de nosotros sino de alguien ajeno al grupo? 

Dejó la pregunta en el aire y paseó la mirada alrededor en espera de alguna respuesta. 

Lyman, que había pasado las últimas horas ajeno a lo que ocurría a su alrededor, se levantó lentamente, sintiendo el ambiente cargado con la esencia de la muerte.

Una vez en la calle dejó llevar su cara hacia el lugar donde el resto conversaba, como si tratara de identificar a través del resto de sus hermanos cuales de ellos habían caído.

Un nuevo amanecer teñido de carmesí y barbarie. ¿Cuántos más deberíamos soportar para acabar con esta locura? Lo hecho con Ivanna era indescriptible, inenarrable. Tuve que contener una arcada y me acerqué al río, tanto por la necesidad de recibir una brisa fresca como por estar cerca de algún logar más apropiado donde poder echar la pota.

Finalmente no fue necesario, pero me quedé allí, observando a los demás en la distancia. Aubin había burlado a la muerte. Kammy, la que había sido señalada como traidora por algún lugar entre los sueños perdidos, había perdido la vida. Samuel había seguido a Ivanna, otra vez.

Si alguna buena noticia había que celebrar, a parte de la no-muerte del francés, era que Roger regresaba a nosotros con aliento renovado.

- ¿Y ahora qué? - Pensé mirando en derredor, en parte hastiado por la situación, en parte saturado por no saber qué hacer.

Adam se levantó de nuevo al amanecer. La boca seca le resultaba molesta, como si la saliva hubiese dado paso a una incómoda resina que impedía con malintención, el movimiento de sus facciones inferiores. Como cada día, alguien habría muerto, otros resucitado. Algo que sin duda le restaba dramatismo a eso que tanto temor despertaba, como era la muerte, pues las idas y venidas demostraban que no todo estaba perdido llegado el momento. Pero aquella compostura se derrumbó al ver el cuerpo de Ivanna. Como si de un platos amargo e incomible, su gesto se torció con asco, con cierto horror. Su humor se desvaneció com la llama de una vela ante aquella imagen. Cerró lo ojos y se giró. -Me cago en la puta virgen...- susurró mirando al suelo y dando pataditas con la puntera al mismo, sin querer levantar la vista. Como si estuviese digiriendo aquella visión. Poco se fijó en los demás cuerpos. El plato fuerte fue de primeras y no cabía nada más. Se mantuvo así un tiempo, mientras unos y otros hablaban. Ni siquiera se giró al escuchar a Roger. Solo pudo elevar la voz con desagrado. -¡Que alguien la tape, me cago en Dios!.- Buscó con la mirada a Lera. Era el momento de una pastilla, sí o sí. O de dos...o de cien.

Allegra había terminado por retirarse a pasar la noche sola en algún lugar indefinido, sin preocuparse por buscar uno que ya hubiera usado más que por encontrar uno nuevo. No sentía apego por ninguno. Tras su pequeña ceremonia privada entregando los ojos de Seth a la corriente del río, no había vuelto a pronunciar palabra, embebida en sus pensamientos. Tampoco se escuchó el rasgueo de su guitarra esa noche en la ciudad. 

Cuando sus ojos se abrieron el ambiente denso y cargado, apestando a muerte, hizo que contuviese la respiración. Se puso los pantalones en silencio, obligándose a sí misma a salir de aquel edificio a regañadientes. Y con los zapatos colgando de la mano siguió el rastro, uniéndose a otros en aquel peregrinaje macabro. 

Contempló ladeando la cabeza el cuerpo de Kammy y sus ojos se posaron sobre la media libra de Seth. Casi podía imaginar una suerte de poesía en ello, una lúgubre balanza colocándose en el punto medio. Pero tan sólo se detuvo un instante antes de continuar. Al ver a Aubin recobrar el aliento que parecía haber perdido y a Anastasia acudiendo a su lado, una pequeña sonrisa se esbozó en sus labios. No todo era muerte, recordó con un atisbo de esperanza. 

Sin embargo, la sonrisa se heló cuando continuó hasta la siguiente estación del tren de los horrores y su respiración se detuvo durante un instante al ver el estado en el que estaba Ivanna. Parpadeó dos veces antes de girarse rápido, apartando sus ojos de esa visión. - Joder. - Murmuró para sí misma, sintiendo cómo algo se retorcía en un punto entre su estómago y su pecho. - Joder. - Repitió, tomando aire despacio antes de continuar caminando, sin querer volver a mirar atrás. 

No se detuvo a contemplar a Samuel, se dirigió directamente hacia la barandilla del puente para calmar su estómago y recibir en sus mejillas el aire que la impidiese vomitar. Dejó caer sin cuidado los zapatos a su lado y apoyó los antebrazos sobre la piedra, inclinando un poco el tronco hacia fuera. Desde allí hizo un gesto de saludo hacia Roger. 

- Bienvenido de vuelta. - Dijo lo más amablemente que pudo, sin poder quitarse todavía del fondo del cerebro la imagen de la pelirroja. 

Ingrata noche, si. Aubin aceptó lo que vino como tal, probablemente a causa de su voz transformada en palabras, presencia, quizá su puntual y atento silencio… o su simple flequillo, quien sabe. Parecía no estar gustándole a más de uno.
Unos pasos ajenos ...un lapso… y la bienvenida de la francesa ante el chico serpiente. Tose, una y otra vez antes de abrir los ojos y notar un nuevo respiro, profundo. Todavía no había llegado su momento. Algo aturdido, visión un poco borrosa y tos, mucha tos… - …Anastasia… Chris… – tose y aprieta sus consiguientes parpadeos. Pero no tarda en recoger la mano de Anastasia y ponerse en pie… - Buenos dias, ciudad oscura - piensa, muy molesto...

Tose un par de veces más, intentando recuperarse de esa bola de desazón que tenía en la garganta, asfixia… no era fácil dejarse llevar por algo así – Por la espalda... Ahá… - murmura, recuperando la voz, llevándose una mano al cuello, gesto fastidioso. Se deja unos segundos para asimilar que había estado clinicamente muerto, y deja escapar media sonrisa – No pueden con nosotros… Bubois- bromea su respuesta engruñando su cara, un poco dolido, con un ojo medio guiñado a causa de ello, y apretando a la francesa contra si mismo.
Le alegra la vuelta de Roger, asintiendo de pasada, antes de vislumbrar a aquellos que podría haber acompañado. Kammy a través de media libra, quizá no mintiera (del todo)... Ivanna brutal… muy brutal, y Samuel, quien se había pasado a saludar dejando claro a los demás que podían considerarse afortunados, aunque era mas aplicable a Ivanna...

– Vale… - se recompone, dolor de cervicales a un lado y todavía prendado a la francesa, dice - Me pregunto si quisieron sacarme de la película por despecho, o por resultar molesto- Por algo sería, tendría todo en cuenta. Tose Aubin, sin tardar en dirigirse a la muy simpática newyorquina, si... ¿era de New York?... ni puñetera idea, Alana – Oye… guapa ¿Quieres un aplauso, o algo? - pregunta en claro gesto de, `¿de que vas?´. Lenta pulsación... mala puntería.

Me desperté dispuesta a afrontar un nuevo día, con miedo de ver qué habían hecho los asesinos y con la esperanza de que, como ya había sucedido antes, hubieran errado.

Cuando vi lo sucedido casi no pude contener el vómito que subió por mi garganta, el estado de Ivanna era grotesco y realmente cruel. Busqué a Samuel con la mirada pero sabía que no estaría allí, se repetía igual que la primera vez y se habían ido juntos. Una vez más se me había acabado el tiempo con él y no había podido aclarar las cosas con mi viejo amigo. Las lágrimas quisieron brotar descontroladas pero no lo permití, tenía que ser fuerte para cazar a los que habían sido capaces de hacer algo tan horrible. Kammy también había muerto, en su obcecación por acusarme se había descubierto y le había costado la vida y todo para nada, porque se habría equivocado. Cuando vi a Aubin me sorprendí, no esperaba que le hubieran atacado. Esa noche no había podido reprimir más mi necesidad de justicia, así como Kammy había demostrado su poder, él solo insistía una y otra vez en mi culpabilidad sin argumentar nada más que su desconfianza. Bien, esa noche yo había desconfiado de sus verdaderos motivos para querer quitarme del medio. Había perdido la oportunidad de hacer justicia con otro, cuando se empezó a mover me sorprendía aún más. ¿Cómo estaba ahí sin Kammy estaba muerta? No tardó demasiado en atacarme de nuevo.

-No busco aplausos, busco justicia. Además según tú miento por tanto, ¿qué te hace pensar ahora que he sido yo? Solo encuentro un motivo para tu insistencia y es quitarme del medio. Por cierto, ¿estabas muerto, no lo estabas y si lo estabas cómo has vuelto? –Miré a Kammy dando a entender que estaba claro que ella no había sido.

Misty se levantó con una sonrisa en lo alto de un edificio que parecía ser un hotel. Se asomó al borde y contempló la ciudad unos segundos desde allí antes de bajar para afrontar lo inevitable. Sabía que aquella sensación no se iría hasta que contemplase con sus propios ojos los resultados de la noche, así que, pese a que quería disfrutar de la vista unos segundos más, dejó atrás aquella calma y comodidad y empezó a bajar las escaleras.

Predecible. Dijo, en un tono que demostraba poca lástima por la muerte de Kammy. No le dedicó más que un vistazo antes de seguir si camino tarareando hacia el siguiente cuerpo. Sin embargo, lo que se encontró en el siguiente hizo que abandonase la canción en medio de una nota.

Se agachó para contemplar lo que quedaba de Ivanna y, había dejado de sonreír de golpe. Su rostro, que habitualmente era ausente o sonreía, se tensó sin llegar a mostrar una sola sensación. Le costó alejarse de aquella sangría y ni siquiera entonces volvió a mostrarse normal. 

El que haya hecho esto lo va a pagar. Su tono era mordaz y claro, no dejaba lugar a dudas. No pararía hasta conseguir cumplir lo que había dicho. La oscuridad podrá cubrir vuestros actos, pero os encontraré. Os encontraré y os mataré.

Tras pasar una noche solitaria en el cine en el que habían compartido refugio ella y Lyman hacía tan solo unos días, Lera se encaminó al puente. El olor era tan fuerte que le producía nauseas, pero no se permitió dar siquiera señal de estas hasta llegar al lugar de encuentro. La primera que vio fue a Kammy, con el cuello abierto y con media moneda. ¿Sería eso una venganza por la muerte de Seth? No se imaginaba como, con tantas señales coincidentes, podría ser otra cosa. El siguiente cadáver era el de Aubin, pero su defunción pareció ser mucho menos permanente de lo que uno esperaría con esas cosas. Aunque claro, aves fénix, gente que va y viene... Era absurdo dar a alguien por muerto. La siguiente figura, sin embargo... no se imaginaba cómo alguien podría volver de eso. Apartó la vista de inmediato, conmovida por la crueldad del acto, las nauseas que antes permanecían fáciles de disimular ahora se convirtieron en mareos intensos que la obligaron a alejarse de la escena. Había visto muchas cosas en su vida, tanto humana como fata, pero ninguna como el cadáver de Ivanna. 

Siguiendo a la masa, se encontró con el cadáver de Samuel, dormido como hubiera estado Jane o tantos otros en ocasiones anteriores. ¿Cuanta gente podrían haber matado en una noche? ¿Que bien le hacía esto a Fäe? Pero si algo, además de la masa sanguinolenta en que se había transformado Ivanna obviamente, le molestaba y no le hacía ninguna gracia, era ver que a partir de aquella masacre renacía el famoso actorcito, y para colmo con una sonrisa en el rostro. ¡Bah, que decía! ¡Lo peor era que llegaba diciendo ser de fiar y dándoselas de líder! Lera podía perdonar una gran variedad de asuntos, pero el infanticidio no estaba dentro de ellos. 

Se acercó a Lyman y tomó su mano despacio, haciéndole saber que seguía allí. El grito de su hermano le llamó la atención, y antes de que pudiera usar la chaqueta que le había entregado el ciego hacía unos días, Zaira cubrió el cadáver con su abrigo, lo que probablemente era mejor. Al usar su propia camiseta como vendaje, o parte de ella, tras el ataque de Adam, necesitaba de la chaqueta para cubrirse y de todas maneras no cubriría tanto de Ivanna como el abrigo dispuesto. Lamentablemente, ni siquiera el abrigo podía cubrirlo todo. 

Soltando la mano del hombre de las sombras se acercó a Adam y le dio dos pastillas, que claramente necesitaba para pensar en calma. Un ataque de pánico de drogadicto en abstinencia no era lo mejor que podría pasarles ahora. Espero a que se las tomara y lo abrazó mientras acariciaba aquel largo pelo negro, esperando que encontrara refugio en ella hasta que las drogas hicieran efecto.

La mañana se alzaba, y con ella algunas dudas se despejaban por lo menos para mí... pues el ataque a Aubin de una manera o de otra hablaba bien de él. Un poco de confianza crecía hacia él... aunque aún pensaba que ocultaba algo, pues siempre iba contra Alana, y puede que supiera algo que aún no había compartido con los demás.

Luego fue Kammy también la que cayó... golpeada con curedad, al igual que Ivanna, algo que llevó a la muerte del corazón de su recién renacido amado.

La saliva se agolpaba en mi boca con sabor amargo por aquel espectáculo de odio y dolor haciéndome incluso escupir aquel sabor.

Pero no era lo único que había pasado, pues también estaba la vuelta de Roger... aunque algo había cambiado, pues los nombres grabados en su piel habían desaparecido... Si algo había aprendido en aquel lugar es que las cosas no ocurrían por que sí.

Era el momento de conocer lo que había pasado, antes de que la tarde cayera y de nuevo aquel reloj nos disparase con nuestro propio odio. Me dirigí a Aubin y dije.- ¿Alguna novedad esta noche? ¿Algo que nos ayude a avanzar?...

Los ojos de Allegra reflejaron una cierta ternura triste cuando se posaron sobre el abrazo entre Lera y Adam. Lo contempló durante algunos segundos en silencio, hasta que despacio sacudió la cabeza y apartó la mirada. No porque sintiese la necesidad de dejarles intimidad, pues sabía que a ellos sus ojos no le molestarían, sino porque al escuchar la voz de Paul, algo atrajo su mente y su mirada hacia Roger. Había pedido sugerencias y a ella se le estaba ocurriendo una.

- Decías que podías ver las intenciones de otros, ¿no es así? - Preguntó, haciendo memoria y tratando de recordar lo que se había hablado antes de que el hombre muriese envenenado. - Paul habló en tu contra cuando moriste la vez primera y por eso caíste la segunda. Pero no tenemos más confirmación sobre Paul que sus propias palabras. Hace dos noches Misty le pidió que se fijase en Ivanna, pues ella la conocía y podía corroborar así si decía la verdad o no. Pero Paul no lo hizo, tal vez porque no le dio tiempo. - Hizo una pequeña pausa y alternó una mirada dubitativa entre los dos hombres. - En general nos estamos fiando de él, pero creo que no soy la única a la que le gustaría confirmar que no estamos equivocándonos al hacerlo. Me parece que podría estar bien si tú te fijases en él. Así podríamos comprobar la inocencia o traición de ambos.