Partida Rol por web

Durante lo que había parecido un segundo, apenas un instante, Loth no respondió. Ni siquiera parecía ver a su amada Elendire. Miraba a través de ella, observando una escena que sólo él disfrutaba y que le dejó el cuerpo tenso como una vara de metal. Los tentáculos que adornaban su rostro se movían sinuosamente, al compás, realizando una compleja danza que recordaba a las de las serpientes.

- ¿Qué? - dijo, regresando a la realidad, mirando a su amada con los ojos muy abiertos - Lo siento, amor mío. ¿Me habías preguntado algo? ¿Cuánto tiempo he estado ausente?

Miró a su alrededor, y observó que todo seguía como hacía unos segundos, comprobando que su ausencia había sido muy corta.

- Lo sé... sé lo que significa el reloj... y sé que hay poderes que nos observan y nos manipulan, más allá de la guerra que nosotros mismos estamos librando - dijo, mirando a Elendire, con plena convicción.

Elendire observó a Loth, en un principio asustada, palpando su rostro como si temiese que fuese a desaparecer de un momento a otro. Angustiada, comenzó a pronunciar su nombre con desesperación justo cuando volvió a reaccionar. 

Lo miró, en un primer instante con reproche, suspirando y relajando poco a poco sus facciones al escucharle- Ya te lo dije, mi querido Loth. Ese reloj marca nuestras decisiones sobre el destino, o lo que el destino decide sobre nosotros- repitió, con una sonrisa, algo más apaciguada- Me lo dijo la anciana Yassela, en el sueño perdido al que tú también llegaste antes de que yo muriese.

Junto a vosotros aquel espejo parecía reaccionar una vez más, mostrándoos algo de lo que sucedía en aquella ciudad a la que todos habíais llegado unos días antes. La luz comenzaba a condensarse alrededor del cuerpo de la pequeña Jane mientras en este lugar la figura de Tarma comenzaba a deshacerse poco a poco. Su lugar ya no estaba entre vosotros.

Asintió, pero alzó la mano levemente.

- Sí, pero lo he vivido de una forma mucho más clara y libre de misterios - dijo, y luego miró a Aina - Y no soy el único que lo sabe. Ya muchos han pasado por el mismo trance que yo, y han preferido guardarse ese conocimiento. Aina, escúchame: visitar el reloj concede otro poder, aparte de lo que ya fuéramos capaces de hacer. Por eso hay algunos que parecen albergar varias habilidades. Tienes que informar a los demás, a aquellos que duden sobre la culpabilidad de otros y que no sepan de qué se esconde en el reloj.

Todas las preguntas que le hicieron sobre la relación que tenían Anastasia y Allegra, encendieron a Aina. Anastasia estaba con ella porque la quería, ¿tan difícil era de entender? Se mordió el labio y  negó con la cabeza. 

- No está con Allegra. Sólo son amigas. Ella es el ídolo de Annie y la admira mucho, por eso les ha unido esa amistad, pero no tiene nada que ver con lo que sentimos la una con la otra -. Les explicó, quizás de una forma un poco altiva. Miró hacia Vanya y pestañeó, incrédula. - Sigo siendo la misma y sigo pensando que enredas demasiado las cosas y las tergiversas. Ahora no vengas intentando hacerte mi amiga - . Le dijo con un tono de voz seco y cortante. 

En ese momento, la figura de Tarma empezó a desvanecerse. El rostro de Aina palideció y empezó a negar con la cabeza. - No... No... No... - Alargó la mano, como si de esa forma pudiera retenerla en aquel lugar. Pero sus dedos tan sólo acariciaron el aire, la fata ya no se encontraba entre ellos. - Aidane ha vuelto por su propia voluntad. Salió de las llamas, al igual que un fénix. En cambio, a Tarma la han resucitado. Quién sea no ha escuchado mis palabras o no le importa que os esclavicen a su voluntad - Miró hacia Loth con una pequeña mueca en sus labios. - Les dije que pensaran en Ivanna. Que le dieran una nueva oportunidad, pero creo que hacen más caso a Paul - Sus labios formaron una mueca. Suspiró y asintió con un suave gesto de cabeza. - Ahora les digo lo que acabas de decirme - .

- Eso cambia las cosas- suspiró- Voy a ser honesta con vosotros, porque dadas las circunstancias es necesario- dijo, tomando la mano de Loth- Desde hace dos noches soy capaz de volver por mí misma al otro lado. Pero he estado esperando, porque si permanezco una noche más aquí, seré capaz de traer a alguien de vuelta comigo. -le dedicó a su amado una mirada significativa- Pero ahora no sé si debo esperar. No quiero que Tarma me esclavice antes de que pueda traer a Loth de vuelta conmigo. 

Miró entonces a Aina- Por eso te pedí que dijeras que ayudasen a otros. A mí no me hacía falta. Tan sólo esperaba el momento adecuado. Pero ahora... - suspiró, apesadumbrada- Loth, ¿serías capaz de perdonarme si pongo nuestra libertad por encima de todo? ¿Comprendes lo perjudicial que sería para mí que Tarma me esclavizase? 

Volvió a posar su atención sobre Aina- Sé que tus intenciones son buenas.-suspiró- Así que, por favor, no comentes nada de esto al otro lado, hasta que haya decidido qué hacer. 

Aina se sorprendió ante la revelación de Elendire. La miró con los ojos como platos. 

- ¿Puedes regresar? - Una suave sonrisa se dibujó en sus labios, aunque su mirada se entristeció. Se alegraba por ella. Le caía bien y quería lo mejor para la fata. Pero la echaría muchísimo de menos en aquel sitio.

- Entonces hazlo, no lo pienses. Porque sí, sería horrible que Tarma te esclavizara - .

Observo nuevamente perpleja lo que ocurre. La información de Loth es realmente útil y explica muchas cosas, siendo una fuente de ayuda de gran valor. Aina sigue en sus trece de odiarme, pese a mi más que demostrada inocencia, pero no voy a entrar de nuevo en su juego. 

No trato de ser tu amiga, Aina, solo quiero volver a Fäe algún día y tu, junto a Miriel, has tratado de impedir que volvamos. Pero si estás atada a Anastasia ahora puedes ayudarnos -respondo, evitando volver a decirle lo estúpida que es por confiar ciegamente en Miriel e ir en contra del resto -No entiendo el problema que tenéis con Tarma, ella no ha traído la guerra y su habilidad para obligar a aquellos que reviva a servir sus órdenes puede ser realmente útil. Si logra atar a uno de los asesinos podrá obligarle a cantar todo lo que sepa, algo que podrá sernos de gran utilidad. No entiendo tu miedo, Elendire, creo que tu don puede ser de gran utilidad para que volváis al otro lado. Y, si lo hacéis, las cuentas saldrán a nuestro favor, con un asesino y su ayudante encerrados aquí -digo mirando a Falmari y a Miriel -con su cómplice enamorada de Annie y con un solo daño colateral, yo misma, que sin habilidades no puede ser útil al otro lado.

Reflexiono unos segundos antes de hablar, con una sincera sonrisa en el rostro -Pero estoy de acuerdo con Elendire, cuanto menos sepan los del otro lado más segura estará ella, ya sabemos que los que han traído la guerra pueden asesinar durante el día, como le ocurrió a Chris, o alguno de los nuestros puede optar por ejercer la justicia por su propia mano.

Una punzada de dolor recorrió el rostro de Loth, pero luego sus facciones se suavizaron.

- Decirte que no querría regresar junto a ti sería mentir, amor mío - confesó - y decir que no me gustaría plantar cara a esos asesinos y desvelar sus intenciones también lo sería.

Se giró, mirando el escenario que se había forjado para ellos.

- Pero no soportaría saber que otro te ha utilizado para sus fines macabros. Si tienes miedo de que ella te utilice, regresa. Yo te esperaré - tenía los puños apretados, y el cuerpo tenso. Era evidente que deseaba volver a respirar, pero se debatía entre ese deseo y la felicidad de su amada.

- No es preciso estar directamente implicado en la Guerra para tener malas intenciones- dijo, en respuesta a lo que decía Vanya- Me obligará a señalar a quien no quiera señalar, y a actuar en contra de mi voluntad. Y eso es horrible. Yo no he nacido para estar cautiva. Y nadie mejor que Loth sabe que ser un cautivo es súmamente mortificante- suspiró- En cualquier caso, existe otra opción. 

Miró entonces a Aina- Si ella me trajese de vuelta, vosotros podríais matarme, cuando caiga el sol. Prefiero eso a ser su esbirro- propuso, temblando ante la mera idea de verse envuelta en la sangre y el dolor que suponían los ajusticiamientos que tenían lugar a la hora del crepúsculo- Podrías decirlo en general allá arriba, si ocurre. Puedes pedírselo a Annie y que ella se lo pida a Allegra. Yo, si me es posible, me abstendré de señalar a nadie, me culpabilizaré a mí misma, reuniendo el coraje que necesite para ello. - agarró las manos de Loth, con fuerza- Si soporto eso, y muero de nuevo, volveré junto a Loth. Y con el tiempo, podremos regresar juntos. Pero nada me garantiza que vaya a salir del todo bien. 

Me llevo una mano a la barbilla, buscando una salida. Las palabras de Elendire tenían mucha razón pero debían tener una salida más simple -Usar el voto para liberarte, cuando puede que al otro lado hayan encontrado a uno de los que ha traído la guerra, puede no ser la mejor solución pues nuestra prioridad es dar caza a los asesinos. ¿Y si simplemente se lo pides a Jane delante de todos? No creo que se atreva a hacer algo así sin consenso pues se estaría ganando el odio del resto y, la verdad, no creo que Tarma sea estúpida.

- Aina declaró lo que era capaz de hacer Jane y sin embargo la han traido de vuelta. Nada garantiza que vayan a hacer caso de sus palabras- suspiró, apesadumbrada- Por otro lado, es cierto que quizá mientras he estado aquí, en este retiro espiritual, las sospechas sobre otros han crecido de tal modo que los demás no encuentren conveniente emplear su poder de decisión sobre mí. No sé- se llevó las manos al cabello, desesperada- Estoy confudida y tengo miedo. No sé qué hacer.

Me temo, Elendire, que la palabra de Aina ha perdido valor allí arriba. No creo que el resto la valore igual que antes pues defendió a capa y espada a Miriel, sin dar ni un solo argumento a su favor. Y no hablo solo de la pugna entre el asesino de niños y yo, hablo de su pelea con Adam cuando este reveló que Miriel era malvado, sus cambios de tema cuando se dio información nueva sobre otros de los de arriba y sus ataques contra de los que dudaban de Miriel -respondo a Elendire, que no ha visto nada de lo sucedido en los últimos días al otro lado -por eso me alegra saber que está unida a Anastasia, pues creo en su inocencia, lo que hace que Aina tenga que estar de nuestro bando si no lo estaba antes. Si te digo la verdad al otro lado es todo muy confuso, asesinatos, resurrecciones, palizas y vínculos de amor. Y también me escama el hecho de que parece que nadie ha sido poseído desde tu muerte, que únicamente ocuparon tu cuerpo y, tal vez, el de Chris, aunque eso no está demasiado claro.

- Pues yo he dicho todo lo que sé al respecto- se encogió de hombros- Loth puede confirmarlo. Estaba a su lado, como Elendire, y de repente lo perdí de vista, y aparecí en otro lugar mientras Ivanna seguía actuando movida por unas fuerzas que no eran las mias- se abrazó a si misma, temblorosa- Ni siquiera sabía quién era la princesa, ni que Aina era Aina. No tenía forma de saberlo, y en cambio esa persona la señaló. Así que quien me hizo eso, sabía que Aina era Zaira. 

Asiento ante las palabras de Elendire -Eso último que dices lo señalé yo al otro lado, que aquel que poseía tenía habilidades para ver en el interior de terceros. Por desgracia cuando lo dije ya iban a por mí y no me escucharon. Mira, voy a serte sincera, a Miriel no lo cree nadie pero a mí tampoco, se piensan que ambos estamos compinchados. No te digo que creas mi palabra pero creo que sería interesante ahondar en el tema de los poseídos, en quién está detrás de ello. Chris tuvo una actividad errática hasta que Tarma lo reveló y a continuación fue asesinado. Eso es muy extraño pero nadie se paró demasiado a pensar ello pues estaban ocupados buscando mi cuello. Y una de las que buscaron mi cuello con mayor fuerza el primer día cambió radicalmente su actitud al segundo día, algo muy sospechoso, aunque tan solo es una intuición. 

- Deja de decir mentiras - Siseó Aina, clavando su mirada enfurecida en los ojos de Vanya. - Te creces con ellas y crees que la gente te cree a ciegas. Yo no defendí a capa y espada a Míriel - . Resopló molesta y miró al nombrado. - Tuve dudas y así lo hice saber. No me gustó la actitud de Paul y no le creí por lo victimista que se había puesto. Es lo que dije y que estaba claro que a Míriel le habían envenenado. Pero de ahí a defenderle a capa y espada hay un camino muy largo -. 

Entonces se volvió a mirar a Elendire e intentó esbozar una sonrisa. Pero ésta salió temblorosa, Vanya podía sacarla de sus casillas. - No sé con qué intención han traído de vuelta a Tarma. Yo no me fío de ella, vuelve a comportarse como una niña pequeña y todos sabemos que eso es una fachada que utiliza. No creo que su cerebro sea tan inocente como nos quiere hacer creer. Pero quizás esté equivocada y prefiero no decir nada en el otro sitio, todos parecen contentos de volver a tenerla allí - . Le dijo y suspiró, relajando finalmente su postura.

- En fin...-suspiró, apesadumbrada- Yo tampoco lo comprendo. En cualquier caso, si decido volver finalmente por mi propia voluntad, lo avisaré. Si no digo nada, sabréis que posiblemente ha sido ella. Y en ese caso, prefiero estar muerta. No os guardaré rencor si me señaláis. 

Míriel había estado ausente unos instantes, los suficientes para perderse algunos de los soliloquios de Vanya, pero justo a tiempo para escuchar los temores de Elendire. Pestañeo y su rostro pareció más relajado, aunque cuando fue consciente de donde estaba y vió a Vanya, su ceño se arrugo. Sintió la mirada de Aina y se la devolvió a la vez que le dedicó una ligera afirmación, Aina se mostró crítica con él en varias ocasiones, sólo corroboró sus palabras cuando se dió cuenta de que decía la verdad en gran medida por las propias reacciones de Paul y Anya.

- Gracias por tus aportaciones Vanya, son de lo más esclarecedoras y fundamentadas. Yo soy el mal, voy a destruir a Fata y a todos sus habitantes... ¿Pongo risa de malvado?... en las pelis da muy buen resultado- ironizó para después centrarse en Elendire- Si Tarma es buena, podréis trabajar para descubrir a los traidores- le posó una mano en un hombro- cuando alguien te subyuga estás obligado a decirle la verdad, pero también puedes obtener información de ella... de todas formas no tiene por qué ser Tarma quien te resucite. Tu sitio está con los vivos Elendire, debes volver... y si no confías en Tarma, intentar volver lo antes posible por tí misma, me parece una buena opción.

- Pero también subyuga tu voluntad, y te obliga a señalar a quien considere oportuno y a usar tus propias capacidades sobre otros. Y tampoco serás capaz de actuar en su contra aunque te cause sufrimiento- dijo, mirando a Miriel, con la duda en el rostro- ¿No es así?

Miriel miró con gesto triste a Elendire y terminó por asentir.

- Sí, tienes que hacer lo que se te diga... es imposible negarse u oponerse. Cuando estaba bajo la voluntad de Lassa me pidió que mirase a Aubin, pero no pude hacerlo porque morí... si hubiera vivido tendría que haberlo hecho y habérselo dicho todo. Ciertamente es peligroso si las intenciones de quien te subyuga son perversas... lo malo es que no sabemos como es realmente Tarma. Comprendo tus dudas y tus temores... Y... lo que dijiste del destino y del reloj... ya lo he comprendido- le dedicó una sonrisa