Partida Rol por web

- En realidad, lo más sencillo que he encontrado es lo de perder el cabello. - Respondí a Tracy tras pensar un par de segundos. - Pero no creo que nadie que no supiera de qué se trata pudiera sospechar de algo así, que parecería más una broma pesada que otra cosa. De todas formas, si puedes consultar con ellos o encuentras algo mejor, sería maravilloso. - Asentí a su oferta. - Por ahora yo me centraré en lo de los espejos. 

Miré a todos y finalmente posé mis ojos en Charlotte. Me moría de ganas de hablar con ella desde hacía horas, pero no había conseguido que nos quedáramos a solas. Por suerte parecía que la reunión ya había llegado a su fin y podríamos intercambiar nuestras impresiones. - Nos veremos entonces el día del partido en el despacho del profesor. - Añadí mientras me ponía en pie y esperaba a mi gemela para salir.

Sin embargo, antes de dirigirme a la puerta me giré y miré a Tracy e Ingo. Me costaba controlar la punzada de responsabilidad que me pedía que me quedase hasta el final para comprobar que la sala quedaba correctamente cerrada. Pero sabía que podía confiar en ellos así que solté el aire despacio antes de hacerles una petición. - Aseguraos muy bien de cerrar la puerta, por favor. - Tras estas palabras esperé a Charlotte en la puerta para salir junto a ella.

Lo del objeto no tengo muy claro si le pasaría algo, pero creo que no, de todas formas con una sola de las tres cosas me sirve. Cabellos es lo más sencillo supongo. En caso de ser sangre sería sólo una gota que te pediría que pusieras sobre un espejito^^.

El objeto por desgracia ha de sufrir daños, pero no tienen porque ser graves. Por ejemplo, en el caso de un libro basta con un cachito de pagina o en un peluche quitarle algo del relleno. La cosa es que la Conexión Arcana debe estar en permanente contacto con el espejo para que el hechizo no se rompa.

Contad con Alan, pero no contéis con que a él se le ocurra ir a un catálogo de espejos. Más bien ir a los vestuarios de quidditch y cargarse un espejo XDDDD

Por mi encantado, a ver si me sale una buena tirada y os pillan con las manos en la masa xDDD, tengo ganas de probar los látigos de las mazmorras.

Por cierto Alice, las chicas tenéis espejos propios ya de base, me cuesta creer que una chica de esa época (y ya puestos, en la nuestra) no lo tuviera. Son de este estilo.

Ohhh, qué mono :3. Bueno, si los chicos no los consiguen a tiempo, ya romperé el mío... u.u (O el de Charlotte muajajaja XD)

¡¿¡¿Que hay que romper un espejo?!?! No contéis conmigo que son siete años de mala suerte   TWT

P.D. Creo que yo no debería haber visto eso...  ^_^

Había muchas cosas que me gustaban de Tracy. Algunas eran compartidas, y de los dos había otras que sólo poseía ella. El no tomarse las cosas importantes a broma era una de las primeras, y algo que sin pararme a pensarlo consideraba imprescindible en alguien con quien compartir tantas cosas.

Por eso al ver su media sonrisa en ningún momento pensé que estuviera restando gravedad a lo que teníamos entre manos. Su expresión hablaba de otras cosas. De expectación, de ganas y también de complicidad. De cómo íbamos a mantener secretos dentro del grupo secreto. De investigar por nuestra cuenta y no tomar por ciertas las verdades que allí se expusieran hasta que nosotros mismos no las considerásemos válidas.

- Vamos. - Dije entonces, pasando la mirada por la habitación para asegurarme de que todo estaba tal y como se encontraba cuando llegamos. Sin embargo antes de salir me detuve, queriendo puntualizar algo. Una vez en el pasillo no íbamos a hablar de esto, o al menos no de manera abierta. - Pero no hemos fracasado. - Aseguré. - Hemos avanzado menos de lo ideal. Pero sabemos con certeza que en esta aula ocurre algo. - Expuse dejándole a ella la oportunidad de abrir la puerta en lugar de hacerlo yo, por si quería añadir algo más antes de marcharnos.

Una vez que todos dieron su opinión no cabía añadir mucho más, al fin y al cabo habían aceptado realizar la maldición. Consideraba que no era una cuestión de confianza, incluso las mejores personas podían cometer errores, para mí era una cuestión de seguridad. Lo que no entendía era por qué eran tan sensibles al respecto, algunos no habíamos intercambiado más que unas pocas palabras en clase, era lógico que no confiáramos en los demás. Tan solo me parecía un elemento disuasorio, no era como si fuera a ser algo horrible y permanente.

Me acerqué a mi hermana junto a la puerta preparada para irnos de la sala, seguro que tendría algo interesante que decir. Se lo notaba en la cara.

Una vez estuvimos en el pasillo esperé a estar a una distancia prudente de la sala y comencé el interrogatorio, o más bien lo que consideré un interrogatorio. Es decir, básicamente le pregunté.

-Venga, suéltalo. Has descubierto algo más, ¿no?

Sabía perfectamente por la mirada de Charlotte que ella sabía que tenía algo que contarle. Lo sabía tan bien como sabía que no le iba a gustar nada lo que iba a decirle. Pero desde luego no tenía ninguna intención de guardarle secretos a la persona que consideraba una extensión de mí misma. 

- De acuerdo, pero... No pongas el grito en el cielo, ¿vale? - Avisé, haciendo una mueca con la boca y buscando la mejor manera de explicarlo. Comencé a hablar en susurros. - Verás, antes en el club de Ajedrez apareció el señor Riddle, diciendo que quería apuntarse a pesar de estar ya comenzado el curso. Yo estaba jugando con el señor Black y el señor Riddle se acercó para decirnos que quería competir contra nosotros en alguna ocasión.

Hice una pausa para mirar a nuestro alrededor y asegurarme de que nadie pudiera estar escuchando. - Un rato después cuando terminé de jugar contra el señor Black, se acercó de nuevo y me pidió que jugase con él. - No pude evitar sonrojarme al recordar las miradas del señor Riddle durante la partida y moví una mano en un gesto suave. - Le gané y bueno, aproveché para intentar sonsacarle un poco. No averigüé demasiado, más bien casi nada. Tan sólo que tiene una conversación ineludible un rato antes del partido del lunes. A la misma hora más o menos que nosotros estaremos reunidos en el despacho de Dumbledore. 

Detuve mis palabras de nuevo y agradecí la tenue luz del pasillo, pues escondería mis mejillas sonrojándose de nuevo mientras terminaba de contar la última parte, hablando rápidamente. - Y bueno, me pidió que lo acompañase a ver el partido. Y acepté. Tal vez pueda averiguar algo más sobre él. - En realidad había más que eso, como el cosquilleo de curiosidad que me provocaba ese muchacho o el hecho de que fuera lo más parecido a una cita que había tenido nunca, pero no quería reconocerlo en voz alta. 

Me callé, esperando la respuesta de Charlotte y suponiendo que no le gustaría ni pizca lo que acababa de contarle.