Partida Rol por web

 Según iban entrando los alumnos de primer año en el aula, podían ver a un hombre con ojos azules, pelo largo y rubio y cicatrices cerca del ojo izquierdo apoyado en una de las columnas que les observaba con cara seria.En el hombro izquierdo llevaba un hurón que miraba en todas direcciones mientras olisqueaba el ambiente. El hombre, ataviado con una gabardina larga de cuero negro, les miraba con tanta fijación que parecía que intentaba leer el pensamiento de aquellos jóvenes mientras se sentaban en sus pupitres. No perdía detalle de todos sus movimientos, de quien hablaba con quien y de que pupitres escogía cada alumno.

Cuando por fin estuvieron todos los alumnos sentados y en silencio, el profesor se separó de la columna y con un leve movimiento de su varita hizo aparecer un nombre en la pizarra:

MELKER WESTERBERG. 

- ¡Buenos días clase! Como podéis leer en la pizarra, mi nombre es Melker Westerberg y seré su profesor de defensa contra las artes oscuras. A pesar de la frialdad de su mirada y sus movimientos, su voz era cálida y tranquila, y de vez en cuando mostraba una sonrisa amable. - Supongo que todos ustedes habrán comprado el libro que les mandé. Dijo mientras mostraba su ejemplar - Las fuerzas oscuras. Una guía para la autoprotección, escrito por Quentin Trimble. Volvió a bajar el libro y lo dejó en su escritorio con desgana - Apenas lo usaremos. Esta será una clase más práctica que teórica. Eso sí, no quiero que por eso os relajeis lo más mínimo.  Antes de continuar ¿Alguno podría decirme que es esta asignatura y para que sirve?

Defensa contra las artes oscuras. Era un nombre de por sí aterrador. Xabier aterraba la oscuridad y a pesar de que le gustaría buscar una forma de defenderse de ella prefería no ir a esa clase. Estaba apunto de saltársela cuando empezó a pensar en lo decepcionado que estaría su padre si le llegase una carta diciéndole que se estaba saltando las clases desde el primer día. Y lo último que quería era decepcionar a su primer profesor.

Supuso que sería igual que encantamientos y la verdad es que la clase era parecida. Buscó un asiento entre medias donde sentarse y espero a que el profesor hablara. Había reunido algo de confianza con la sucesión de clases al ver que pese a las dificultades, seguía vivo. Por lo que la idea de saltarse clases le empezaba a sonar estúpida.

Además, el profesor también era amable como el de pociones. El joven pensó que conforme iba pasando el día todos los adultos sonaban más calmados porque se habían levantado con el pie izquierdo y como la idea le había sonado lógica decidió tomarla como verdadera.

al.No se sentía para nada intimidado, por eso al igual que en pociones decidió intentar responder a la pregunta. Timidamente levantó la mano y contestó -¿Es para defendernos de las fuerzas oscuras? - Tanto el título de la clase como el del libro decían los mismo, por eso la respuesta le parecía tan evidente que dudaba si se le estaba escapando algo que no había pensado en su cabeza.

Ante la primera respuesta, el Profesor Westerberg hizo una pequeña mueca mientras asentía con la cabeza - Es una respuesta correcta, pero me gustaría que intentaras desarrollarlo más. ¿Qué son las artes oscuras? ¿Qué crees que te enseñaré para defenderte contra las artes oscuras? ¿Tienes algún conocimiento previo sobre esta materia? Sus preguntas no sólo iban dirigidas al alumno que había contestado primero, miraba a toda la clase a la vez que iba hablando.

De pociones a Defensas contra las Artes Oscuras, esto parecía un subibaja todo el día moviéndonos por los pasillos, era divertido, pero también cansado por lo que llegar al salón fue una especie de alivio.

Al igual que en encantamientos trate de tomar un lugar al frente de la clase para poder observar mejor la clase, la sorpresa fue grande el tipo se me hacia de lo mas conocido, pero fue un hecho revelador el hurón, era el mismo sujeto que había visto en el caldero chorreante.

-Sirve para protegernos de la magia tenebrosa y de sus practicantes-me atreví a responder -¿Profesor disculpe cómo se llama su hurón?- pregunte curioso.

La segunda respuesta se acercaba más a lo que Melker quería como respuesta, pero tampoco quería alargarse demasiado en su primera clase - Muy bien, en esta clase aprendereis distintas técnicas para protegeros de los magos que practican las artes oscuras y criaturas mágicamente hostiles. También os enseñaré cuales son estas criaturas y sus puntos débiles. Quiero que quede bien claro, que todo lo que se enseñe en esta clase es para defenderse, nunca para atacar.

De vez en cuando, los alumnos podían notar un ligero acento en el habla del profesor que indicaba que no era oriundo de Inglaterra. -Respondiendo a tu segunda pregunta, el hurón se llama Nyfiken. Lo compré el otro día en el callejón Diagon y aún nos estamos acostumbrando el uno al otro. Dijo mientras Nyfiken mordia el pelo de Melker y tiraba de él para jugar.
-¡Bueno, vamos a empezar! Imagino que más de uno estará deseando usar la varita. Empezaremos con algo divertido: cosquillas. Divertido siempre y cuando se haga en su justa medida, ya que si se alarga, puede ser una sensación muy desagradable. ¿Alguien sabe de que hechizo estoy hablando?

Defensa contra las artes oscuras era una de las materias a las que más ganas tenía de asistir, porque sonaba todo tan misterioso...

Como siempre, al entrar me senté con mis compañeras de Slytherin, pero ya me fijé en que el profesor era muy particular. Hasta ese momento, ninguno de ellos se había presentado con un hurón (precioso, por cierto) sobre su hombro. Algo muy peculiar.

Aquello le hizo ganar puntos en mi diario personal.

Cuando todos nos hubimos sentado, escribió su nombre (mágicamente, como no podía ser de otra manera) en la pizarra. Su apellido, Westerberg, desafiaba toda la lógica de consonantes y vocales, pero hice lo que pude por pronunciarlo bien repitiéndolo varias veces en voz baja.

-Wester... westreber... no, Werter.... no, no.... WESTERBERG. 

- ¡Buenos días clase! Como podéis leer en la pizarra, mi nombre es Melker Westerberg y seré su profesor de defensa contra las artes oscuras.  Supongo que todos ustedes habrán comprado el libro que les mandé. Apenas lo usaremos. Esta será una clase más práctica que teórica. Eso sí, no quiero que por eso os relajeis lo más mínimo.  Antes de continuar ¿Alguno podría decirme que es esta asignatura y para que sirve?

Por supuesto, una mano se levantó antes que la mía, y después otra.

Muy bien, en esta clase aprendereis distintas técnicas para protegeros de los magos que practican las artes oscuras y criaturas mágicamente hostiles. También os enseñaré cuales son estas criaturas y sus puntos débiles. Quiero que quede bien claro, que todo lo que se enseñe en esta clase es para defenderse, nunca para atacar. 

Yo levanté la mano rápidamente.

-Pero profesor, si hay criaturas y magos hostiles, no solo tendremos que defendernos, sino también contraatacar, ¿no? Quiero decir, que aunque no sea lo indicado... también deberíamos aprender eso para poder... _{decidir lo que es mejor.} 

A medida que iba hablando, fui bajando el tono de voz al darme cuenta de que todos me miraban. ¡Qué vergüenza! Yo nunca había sido de esas de hablar delante de todos.

El profesor presentó a su hurón, lo que me hizo mucha gracia y me recordó que tenía que visitar a Chloe, que había dejado en la lechucería, y a continuación, empezó la clase de verdad.

-¡Bueno, vamos a empezar! Imagino que más de uno estará deseando usar la varita. Empezaremos con algo divertido: cosquillas. Divertido siempre y cuando se haga en su justa medida, ya que si se alarga, puede ser una sensación muy desagradable. ¿Alguien sabe de que hechizo estoy hablando?

Rápidamente, levanté la mano. Me acordaba muy bien de ese.

¡Rictusempra! Produce cosquillas y un debilitamiento general -dije en voz alta, muy contenta por haberme acordado.

 - ¡Exacto! 5 puntos para Slytherin, si no me equivoco. Aún no me sé todos vuestros nombres y a qué casa perteneceis, pero prometo que para la próxima clase lo tendré estudiado, esos serán mis deberes. Dijo sonriendo a la clase. - Antes de continuar con el hechizo, me gustaría contestar a la señorita Edevane, ya que ha planteado un dilema moral interesante. Esta vez se puso más serio para que sus alumnos le tomaran en serio.- Por lo menos a mí me parece interesante. Usted dice que estos hechizos servirían para contraatacar. ¡Por supuesto! hay hechizos que pueden ser usados prefectamente como contraataque, pero hay que saber elegir cuál. Si utilizaramos un hechizo imperdonable en forma de contraataque, ¿Qué nos diferenciaría eso de un mago oscuro?   Se estaba adelantando varios cusos al nombrar los hechizos imperdonables, pero Melker creía que era necesario explicar esto. - En un duelo mágico serio, como en la guerra que vivímos hace diez años, era difícil escoger bien que hechizos usar. Poder contrarrestar risas contra tortura cuando tu amigo ha fallecido hace un segundo por un hechizo enemigo, es lo que hacía que define tu alma. Quizá se había pasado de dramatismo o al hablar de un tema tabú, pero a Melker le gustaba tratar a esos chicos como personas adultas.

Eh... sí, sí. Slytherin -le confirmé.  Estaba exultante por haber conseguido puntos para mi casa.

Cuando a continuación, el profesor me respondió a la duda que había planteado, escuché atentamente y entendí lo que quería decir. La venganza, el odio, el querer provocar dolor... era lo que diferenciaba a un mago oscuro de cualquier otro.

Asentí, como si hubiese vivido una mala experiencia, pero a pesar de no ser así, comprendiendo a la perfección la idea que estaba intentando transmitirme.

-E-entiendo, profesor.

La clase de Defensa contra las artes oscuras prometía ser interesante, el profesor era muy interesante de hecho, tenía cicatrices y un aire muy misterioso, Victoria no podía imaginar a que peligros se debía haber enfrentado.

El comenzó a hacer preguntas y como siempre sus compañeros a responderlas. Les contó que en su clase aprenderían a defenderse y Altair preguntó por que no aprenderían también a contraatacar. Victoria estaba de acuerdo, era importante saber también hechizos de ataque a su parecer.

- … hay hechizos que pueden ser usados perfectamente como contraataque, pero hay que saber elegir cuál. Si utilizaramos un hechizo imperdonable en forma de contraataque, ¿Qué nos diferenciaría eso de un mago oscuro?... – explicó el profesor

- Profesor, ¿Qué es un hechizo imperdonable? – dijo Victoria alzando tímidamente la mano.

- ¿Maleficio imperdonable? - pregunte también intrigado –¿Por qué reciben ese nombre?- continúe con la pregunta, algunos de mis tíos trabajaban en MACUSA pero nunca había oído mencionar nada de eso, incluso el primo Dylan  había dicho que la magia en toda la extensión de la palabra era algo hermoso, aunque claro sabia que Dylan era un artista y no un Auror.

- “Espero que nunca veas de cerca, los horrores de una guerra”- había dicho el Tío Prince, en nuestra ultima charla mientras contaba sobre las historias de la familia, ese recuerdo estaba confuso sin embargo, las guerras mágicas podían ser igual o peor de crueles que las muggles.

-Profesor, en todo caso ¿Por qué pelear no todos podríamos ser amigos? – dije algo tímido - Tengo parientes que son Aurores y se que hay magos que rompen las leyes, pero …- el pensamiento resultaba algo vago ahora que lo exponía, en toda sociedad hay problemas pero quizás la solución se pudiera ser mas pacifica, antes en la clase de encantamientos me había atrevido a decir que mi sueño era Auror, después de escuchar la breve historia del profesor ya no me sentía tan seguro  - …no es necesario matarles, se pueden encerrar en prisiones, ¿cierto?

- Profesor, ¿Qué es un hechizo imperdonable?

 El Profesor Westerberg suspiró resignado al haber mencionado las maldiciones imperdonables, aunque ya no tenía sentido dejar la pregunta sin respuesta - Son tres hechizos muy poderosos, los más poderosos del mundo mágico. Pero también los más siniestros. No debería daros esta información hasta el sexto curso más o menos, pero dado que he sido yo quién los ha nombrado primero, os los resumiré. La maldición Cruciatus genera un dolor intenso y agónico, muy efectivo para sonsacar información. Maldición Imperius: Bien lanzado, pondría a tu enemigo bajo tu control total, ¡Abominable! Hizo una pequeña pausa mientras apretaba fuerte la mandíbula. Tuvo que respirar un par de veces profundamente para continuar con el último hechizo. Y por último, la maldición asesina. Creo que su nombre lo dice todo, ¿No?

- ¿Por qué reciben ese nombre?

- Reciben ese nombre por que quién los usa, se gana una celda en Azkaban. No hay perdón ninguno. Y antes de que nadie pregunte  Dijo esta vez adelantándose a posibles preguntas Azkaban es una prisión mágica horrible, dónde no hay posibilidad de escapatoria.

¿Por qué pelear? ¿No todos podríamos ser amigos?

La pregunta consiguió relajar notablemente al Profesor Westerberg, e incluso le sacó una sonrisa. - Eso sería un mundo perfecto, y hay magos quienes luchan para conseguir eso. Por desgracia, otros sólo ansían poder y someter a los que consideran más débiles.

¡En fin! Sigamos con el hechizo. ¡Rictusempra! Quizá antiguos profesores enseñaban este hechizo en 2º curso, pero a mí, personalmente, me gusta darlo en primero y en la primera clase. Unas cuantas risas harán que nos soltemos los nervios. Dicho esto, el profesor Westerberg dio una sonora palmada y realizó un gesto a los alumnos para que se pusieran en pie. - ¡Vamos allá! Lo primero, fuera las mesas. Con otro movimiento de varita apartó las mesas hacia los lados del aula para dejar el centro vacío. - Poneros en parejas, uno en frente del otro con la varita preparada. Antes de nada, quiero que miréis bien el movimiento que hago con la varita. Es muy importante que prestéis atención y que no lo uséis hasta que estéis totalmente seguros de que lo habéis aprendido ¿Queda claro? Su voz dejó de sonar cálida en este instante, ya que era muy importante que en este punto le tomaran en serio. Realizó muy lentamente el movimiento de varita varias veces para que a todo el mundo le quedara claro.

- No quiero que nadie acabe hoy en la enfermería, así que recordad muy bien el movimiento: de izquierda a derecha haciendo fluir los giros, sin brusquedad. Comenzad los que estais a mi izquierda y luego probad los de mi derecha. Recordad pronunciar el hechizo con voz clara y potente ¡RICTUSEMPRA!

El profesor había aclarado las dudas, aunque la verdad hechizos así erizaban los vellos en la nuca y podían poner la piel de gallina, la persona que los usará debería ser muy malvada o disfrutar de hacer sufrir a los demás.

En todo caso era hora de aprender un hechizo algo que logro relajarme un poco, - ¿Te gustaría ser mi pareja? - me acerque a Xavier. después de todo le tenía junto con Tabby y Seth mucha mas confianza que a los otros chicos y Altair seguramente preferiría trabajar con alguien de Slytherin – si quieres puedes probar primero tu y luego yo- mencione animado – Descuida soy resistente- una mentirilla inocente si había alguien más quebradizo que yo lo dudo.

Había llegado por fin otra clase, pensaba que me estaba costando más de lo que creía sentía que me iba a morir con tanta información que iba recibiendo justo antes de entrar a la clase me golpeé ligeramente la cara para poder refrescarme y comenzar con una nueva actitud. 

En cuanto entré busqué alrededor a alguien familiar de mi misma casa o alguna otra persona que hubiera conocido en clases anteriores antes de comenzar la clase pero entró el profesor así que me puse en algún lugar neutro del salón y comencé a escuchar poco a poco al profesor. Al contrario de lo que aparentaba parecía ser alguien más gentil y comprensivo, fue una sorpresa la cual creo que no fui la única en reconocerlo. 

Su compañero deambulaba por donde podía cerca siempre del profesor. Cuando salió el tema de los hechizos imperdonable, la piel se me puso de gallina, ''¿De verdad íbamos a tratar ese tema en el primer año?'' Estaba segura de que nadie de esta clase había visto ni de cerca ninguna de esas maldiciones... menos alguien... y mi mirada se dirigió hacia alguna parte de la clase y cuando volvió a centrarse se volvió más seria, casi daba miedo si no fuera porque era una niña aún.

Por fin llegaba una clase en la que si era bueno, mi mamá me había enseñado mucho y aquí tenía la oportunidad de demostrarlo. El profesor Melker tenía una apariencia algo tétrica pero interesante, se notaba que era alguien que sabía del tema. Me sorprendió su voz cálida y amable, no me esperaba una actitud así, aunque debo admitir que fue una grata sorpresa. 

La clase comenzó con algunas preguntas, yo sabía las respuestas pero cuando dijo que nos enfocaríamos más en la práctica que en la teoría decidí no responderlas. No quería delatar mis conocimientos antes de tiempo. 

Con cada segundo que pasaba la clase se volvía más interesante, pero cuando el profesor comenzpo a hablar sobre las maldiciones imperdonables mis ojos se abrieron como platos. Definitivamente me gustaba mucho esta materia. 

Luego llegó el momento de comenzar la parte práctica, la parte que había estado esperando. Teníamos que ponernos en parejas y no sabía bien con quien juntarme. Así que se lo dije a quien tenía más cerca, un chico de Gryffindor llamado Daniel. -¿Quieres ir conmigo? Le dije señalando mi varita. Casi no le di tiempo a responder y ya me estaba colocando a la izquierda del profesor listo para empezar. Se podía notar que estaba emocionado. 

Escuché las instrucciones con atención y llegado el momento moví mi varita  de izquierda a derecha haciendo fluir los giros a la par que dije con fuerza y determinación. -¡RICTUSEMPRA!

Por fin llegó el día de mi primera clase de Defensa contra las Artes Oscuras, la verdad es que estaba bastante emocionado, la clase estaba a cargo de un profesor bastante cool, el profesor Westeberg parecía ser un hombre bastante ducho en el arte de la autodefensa y a diferencia de los otros profesores, nos trataba con mucho respeto y empatía.

El hombre era claro y directo para hablar y lo mejor de todo es que prometió darnos una clase principalmente practica lo que realmente me emocionó bastante, luego el profesor procedió a responder las preguntas de mis compañeros, haciendo incluso mención de las maldiciones imperdonables, eso se me  hizo algo raro, pues pese a que mi padre era un experimentado auror, él mismo tenía cierto recelo de mencionar el tema en casa.

Y claro que lo comprendía, pues sin lugar a dudas no es un tema agradable de tratar, una vez con las explicaciones terminadas el profesor nos pidió que hicieramos algo de espacio para la primera práctica del curso, por lo que rápidamente me puse de pie y procedí a ayudar mis compañeros a mover los pupitres para tener el campo libre para trabajar.

Cuando el profesor nos pidió que formemos equipos de dos para trabajar, me acerque a Anastasia.

Hola Anastasia, ¿Gustas trabajar conmigo en el presente ejercicio? Entenderé perfectamente si prefieres trabajar con Janus o Andy, aunque me haría muy feliz que aceptaras trabajar conmigo. - digo con una sonrisa un tanto nerviosa.

La verdad es que Anastasia y Janus me caían muy bien, pero como casi no habíamos tenido mucho tiempo libre para poder conversar largo y tendido, no sabía qué pensaban ellos de mi, sólo esperaba no caerles pesado.

Varita en mano, Liam escuchó con atención las palabras del profesor Westerberg. Algo que, dicho sea de paso, era muy extraño en él. Quizá se debía a que, después de clases centradas en leer, leer y algo mas de lectura, el chico agradecía un poco de acción.

Tras es clásico toma y daca de preguntas, el profesor Westerberg dio comienzo a la parte práctica de la asignatura, a lo que Liam respondió con un ¡Si! mientras apretaba su puño izquierdo, debidamente libre de sostener la madera de Serbal. Por fortuna, un chico de Hufflepuff accedió a servir de conejillo de indias. Ambos se colocaron uno en frente del otro, como si un duelo del oeste se tratara, mirándose fijamente con las manos a la altura de las caderas. No tenían ni pajolera idea de cómo realizar duelos, y aquello se notaba.

Anticipándose en un descuido, Liam alzó su varita de forma tosca y contundente contra su "formidable oponente", profiriendo las palabras que el profesor Westerberg les había indicado.

- ¡RICTUSEMPRA!

Instintivamente, me giré hacia Ivy y ambas asentimos.

-Venga, vamos. Yo primero, pero ten cuidado que no sé lo que me va a salir.

¡RICTUSEMPRA!

De la varita salió un chorro de luz que impactó contra el vientre de Ivy, que empezó a retorcerse de risa hasta tirarse al suelo. Yo al principio me reí, aunque después lo único que quería era que se detuviera.

-Profesor, ¿cómo lo paramos? -le pregunté en voz alta.

Después de perder su caldero y que la perspectiva de escribir a sus padres diciéndoles lo que había pasado ya podía estar el mismo Dumbledore en el aula que por muy serio que fuese el profesor no iba a intimidarle más que lo que se imaginaba (melodramáticamente) como reacción de sus padres. En contraste con la adusta figura del profesor Westerberg en su hombro se encontraba un hurón dándole un toque extrañamente simpático al ambiente, se sentó junto a Altair decidida a ser una pequeña sombra para no romper nada más por aquel día (y con lo voluntariosa que era su amiga podía contar con quedarse a su sombra y dejar que su emoción por todo aquello le contagiase un poco y le subiese el ánimo).

-Wester... westreber... no, Werter.... no, no.... WESTERBERG. 

-¿Se te está haciendo la lengua un lío?-murmuró inclinándose hacia la niña.-ya hay un hechizo para eso, no hace falta que lo hagas sola.

La clase no pintaba mal del todo, incluyendo aquella pequeña sección en la que tocaron las maldiciones imperdonables, temario que desde luego no iba a encontrar en su libro de primer año.
 

- Poneros en parejas, uno en frente del otro con la varita preparada. Antes de nada, quiero que miréis bien el movimiento que hago con la varita. Es muy importante que prestéis atención y que no lo uséis hasta que estéis totalmente seguros de que lo habéis aprendido ¿Queda claro? Su voz dejó de sonar cálida en este instante, ya que era muy importante que en este punto le tomaran en serio. Realizó muy lentamente el movimiento de varita varias veces para que a todo el mundo le quedara claro.

 

Con aquella conexión instintiva que se creaba en una amistad Yvaine giró la cabeza hacia Altair con las cejas arqueadas en una pregunta muda que se vio respondida al encontrar los ojos de ella. Asintió con la cabeza, sonriendo un poco más animada después de apocionalipsis.