Partida Rol por web

1ª Clase. Presentaciones. Historia del dulce

Un mago apuesto, vestido con unas túnicas de dos siglos de antigüedad entró en la habitación de manera imponente. Aquello provocó un silencio súbito en la sala. Mientras se acercaba al atril, iba cerrando las ventanas con su varita convirtiendo la clase en un lugar más y más oscuro. Durante unos instantes la oscuridad invadió la clase por completo hasta que varios flashes de luz leve, provenientes de una cantidad enorme de velas colocadas en todas partes se encendieron iluminando por completo la sala de luz artificial..

El profesor parecía haber corrido durante ese instante de oscuridad, pues pasó de estar  cerca de la puerta a estar en el atril delante de todos los alumnos. Tras quitarse el sombrero de copa y las gafas de sol con forma media luna se presentó ante sus pupilos. - Buenos días. Me llamo Damian Flamel, mis amigos me llaman Damian pero vosotros simplemente llamadme Profesor Flamel - Bromeó sin cambiar su tono de voz serio ni sus facciones, lo cual podía malentenderse fácilmente.

-Dado que el profesor Binns ha decidido retirarse y pasar el resto de su no-vida descansando, seré yo quien imparta las clases de Historia de la magia. Está claro que es una pérdida enorme no poder contar con aquella enciclopedia semi-viviente de cuatrocientos siglos de historia… Pero al menos yo no me dormiré durante las clases.- Tras hacer las presentaciones, el discurso de inicio de clases comenzó:

-La historia es uno de los pilares de la humanidad, junto con el idioma o las matemáticas. Pilares que nos hacen superiores al resto de bestias. ¿La magia? Hasta un duendecillo puede practicarla y un troll puede conjurar si ha practicado. La historia, es importante para el ser humano porque está en todas partes y tiene una parte fundamental en nuestro porvenir. Porque una de las leyes de la historia y algo que quiero que se os grabe a fuego en vuestras cabecitas es que “Aquellos que no conozcan la historia, están condenados a repetirla”.- Dijo señalando al letrero que había encima de la puerta de entrada en la que ponía esa misma frase grabada en madera. -Cuanto más aprendáis de mis clases, más seguro estaré de no necesitar a la profesora Trelawney para saber que os irá bien en vuestro porvenir.

-Ahora bien, basta de cháchara- El profesor cambió su actitud severa y la cambió por una más calmada y jovial. Abandonó el atril y tras coger un ajado cuaderno grande de forma cuadrada se sentó en una silla delante de sus alumnos. - ¿Alguno de vosotros me podría decir que es esto?-  Dijo expectante sujetando el cuaderno con una rana grabada sobre la cubierta de cuero, esperando a que algunos de los alumnos lo reconociera.

La primera clase del año y Xabier se había sentado delante. Sus abuelos querían que se aplicase el que más en las clases asegurando que así acabaría antes y podría volver con sus padres y con ellos durante las vacaciones. Era una razón de peso para sacar buenas notas, pero era el primero que se había sentado en primera fila y parecía que nadie iba a hacer lo mismo.

El tiempo iba pasando y todos hablaban entre sí menos Xabier. Se preguntaba si al final habría clase de Historia de la magia cuando entonces se fijo en que se habían callado todos y estaban mirando a la entrada de la clase. El profesor había venido, perfilando su silueta en el portal,  y emanaba unas vibraciones aterradoras.

Se iba acercando con paso decidido al pupitre donde el pobre joven estaba sentado, acompañado de estruendos sonidos provenientes del cerrar de las ventanas. Cuando todo estuvo en plena oscuridad, el corazón se le saltó un latido. El resto del discurso del profesor se lo pasó clavado al asiento. No sabía como reaccionar a aquella situación y más aún cuando el profesor cambió por completo de personalidad.

Xabier reconoció el libro de verlo en el callejón Diagon, pues lo dos gemelos pelirrojos le habían recomendado que se comprase uno para guardar todos cromos de las ranas de chocolate que había comprado.

La clase del profesor Flamel era entre tétrica y misteriosa, la luz de las velas proyectaba sombras sobre la pared y el ambiente parecía algo cargado

El profesor era elegante desde un punto de vista algo anticuado, hace varios siglos su ropa seguramente era la vanguardia de la moda

Empezó la lección hablando de la historia y su importancia, pero me sorprendió cuando sacó un cuaderno como el que compré en la tienda de Sortilegios Weasley en el Callejón Diagon y pregunto si sabíamos lo que era, inmediatamente alcé la mano y contesté - ¡Es un álbum para guardar los cromos de las ranas de chocolate, los cromos representan magos y brujas famosos de la historia!

Como de costumbre, Aedan se había levantado algo tarde. Y eso que las voces y sonidos de otros alumnos le habían echo dar un par de vueltas sobre la cama. Era una pena que todavía no hubiese tenido tiempo para hacer amigos que podían levantarlo y mandarlo derechito a desayunar. Pero ya en su primer día, Aedan cogió las cosas que necesitaba para clases y salió de la sala común a toda prisa, desayunando lo primero que cogió en el gran comedor.

Corrió por los pasillos hasta que finalmente dio con la clase indicada, por suerte aún no habían empezado, y por suerte también no había llegado tarde a la primera clase de su vida ¿Como se podía ser tan cenutrio? Estaba claro que necesitaba espabilar un poco o al final le iban a mandar derechito a casa.

Se sentó al lado de un chico que reconocía de la habitación de la sala común, aunque no tenía ni idea de como se llamaba. Se acercó un poco a él y se sentó a su lado. Prefería tener alguna cara conocida cerca en su primer día de clase, puesto que estaba seguro que en una materia como "Historia de la Magia", él tendría muy poco que decir.

-Hey hola, soy Aedan, te he visto antes en la sala común y...- se dirigió directamente al chico que tenía al lado, Xabier. Pero justo antes de poder continuar, una inmensa oscuridad se hizo presente en el aula. Por suerte, Aedan ya estaba sentado y no podía tropezarse y caer.

Escuchó pacientemente todo el discurso del profesor. Aunque Aedan tenía mucha facilidad para distraerse esto era algo totalmente distinto ¡Era magia! Y como había deseado de pequeño que todo esto fuera de verdad. Pues bien, finalmente lo era, y no iba a desperdiciar una oportunidad como esa para aprender cosas de este mundo.

En el primer momento que vio el Álbum sabía lo que era. Había comprado uno con las monedas extra que le había dado su abuelo el día que habían comprado las cosas de clase. Levantó la mano sin vergüenza ninguna y esperó pacientemente su turno.

Pero otro de los alumnos se adelanto a él. Sonrió de medio lado y se encogió de hombros. Había perdido su oportunidad y lo más seguro es que no supiera responder nada más, así que simplemente adelantó un poco el cuerpo al pupitre y escuchó con atención.

Llegó a la clase sin mucha dificultad, y no lo hizo solo, sino acompañado por algunos de sus compañeros de cuarto, todos eligieron su asiento, Alex decidió la 3º fila por el centro. Pronto se hizo el silencio, y algo misterioso ocurrió, cuando el profesor Flamel entró, y no fue que cerrara las ventanas de la clase sino lo rápido que atravesó el pasillo hasta el atril.

-Ropas de otra época, la oscuridad, y luz artificial, y esa vertiginosa velocidad..- En su mente no paraba de darle vueltas, y entonces preguntó, acto seguido de sacar un libro, fuimos varios los que levantamos la mano, pero solo uno se adelanto a hablar antes de que el profesor le diera permiso para hacerlo, algo que no pudo pasar por alto, y decidió completar los argumentos de ese chico.

-No solo magos y brujas conocidos, también hay cromos de criaturas como Dragones o Vampiros, incluido Vlad Drácula-, hizo una pequeña pausa antes de continuar, - Hay mas de 100 cromos distintos y cada uno tiene una categoría, oro, plata, bronce, etc-

La clase empezaba y me encontraba emocionado, todo el espacio del aula inspiraba algo increíble como si algo espectacular fuera a pasar, no fue hasta que el profesor entro he hizo si presentación fue que realmente empezaba todo.

El discurso se podía considerar magistral, tal y cómo mamá acostumbraba hablar de los profesores de Ilvermorny, pero esto era Hogwarts y estaba aquí para aprender, seguidamente el profesor saco un álbum de cromos de magos, muy parecido al que tenia en casa, aunque claro yo tenía la versión americana que mi tío Rodolph me había obsequiado.

-Un álbum de cromos- me atreví a decir después – Pero no solo aparecen magos y brujas, también personajes celebres como vampiros famosos, incluso algunos muggles y criaturas- agregue al comentario de otro chico, todos estábamos emocionados -Magos como Percival Graves, Gondulphus Graves, Artemisa Lufkin, Merlín, Isolt Sayre, incluso hay un cromo de James Steward el muggle que junto con Isolt fundaron Ilvermorny- la verdad es que tenía varios cromas y hablar de historia era divertido, aparte del terrible mal habito de mamá de contar historias y obligarme a aprenderlas.

Había tardado un poco más que el resto ya que me entretuve un poco por el camino, intentando memorizar el camino hasta la clase. En cuanto llegué, miré a mi alrededor y vi a Andy sentado ya en su sitio. Me acerqué a él y le pregunté: ¿Puedo? - mientras señalaba la silla a su lado.

En cuanto me senté, coloqué mis herramientas para la clase encima de la mesa, algo preocupada mientras esperaba que llegaran los demás alumnos, la historia no era uno de mis fuertes. Tenía un conocimiento básico pero nada más así que le pregunté a Andy sin rodeos: ¿Cómo crees que será esta clase? o ¿sabes quien es el profesor?

No tardé demasiado en averiguarlo cuando entró el profesor en cuanto se nombró lo primero que me vino a la mente fue su apellido ¿Flamel?¿Será algún familiar de Artemis? pensé mientras miraba alrededor buscándole. 

Una cosa que me encantaba de magos como el profesor Flamel era que su forma de ver la magia en cada uno era única y extraordinaria. Escuchaba atenta cada palabra que decía, hasta que nos hizo ya la primera pregunta. Levanté la mano a la espera de alguna señal que me indicara que pudiera hablar y respondí: Opino lo mismo que mi compañero, Andrew, es el álbum para guardar los cromos de diferentes magos y brujas famosos, actualmente solo se conocen que hayan aproximadamente 101 cromos. 

Aedan alzó ambas cejas al oir hablar a Daniel y Anastasia, para luego mirar al muchacho y hacer algunas preguntas, aún con la mano levantada. Tenía una curiosidad enorme por saber si las leyendas y libros del mundo muggle eran totalmente inventadas o realmente era algo que había pasado.

-Perdone, tengo un par de preguntas profesor Flamel ¿Es cierto que existió Arturo? ¿O Merlín?- preguntó, aún seguía con la mano levantada, sin darse cuenta de que ya había acabado la pregunta. Una vez acabó simplemente la bajó al rato y esperó la respuesta de su profesor.

¡Primer día de clase! Victoria estaba como loca, estaba deseosa de aprender ya tenía activado el modo esponja en su cerebrito. El día anterior fue genial, con la llegada al colegio, el sombrero y todo eso pero ya por fin ¡iba a aprender magia!. Miro su horario y vio que la primera clase era la de Historia de la Magia, bueno, no sabía si allí usarían la varita, se temía que no, pero por algo había que empezar ¿no? Y seguro que iba a ser muy interesante.

Llegó a clase acompañada de Lenia y se sentaron juntas en el centro de la sala para no perderse detalle.

- ¿Y qué tal es este profesor? – le preguntó a Lenia, Victoria quería aplicarse al máximo y seguro que su compañera sabía algo del profesor.

Sin embargo antes de que la niña pudiera contestarle el profesor entró en la sala de forma espectacular, cerrando las ventanas con su varita y encendiendo velas, Victoria se quedó boquiabierta pero no se atrevió a mover un músculo. El profesor se presentó y habló de un tal profesor Binns que ella no tenía ni idea de quién era. Después les soltó el discurso de a importancia de su asignatura como era habitual pero de repente, su actitud cambió y les mostró un cuaderno con una rana en la portada, preguntándoles si sabían lo que era. Victoria recordaba haberlo visto en la sala común a alguien pero no tenía ni idea de lo que era así que comenzó a ponerse nerviosa, no le gustaba no saber nada.

Entonces varios niños levantaron la mano, y uno de ellos respondió que era un álbum para guardar cromos de ranas de chocolate y que esos cromos eran de magos y brujas famosos de la historia. Ummm, tenia que probar esas ranas tan listas.

Más compañeros contestaron la pregunta pero después otro niño hizo otra  ¿Es cierto que existió Arturo? ¿O Merlín?

Victoria aguardó expectante la respuesta del profesor.

Al llegar a la clase, vi que Andy y Anastasia ya estaban sentados en su sitio, me senté justo detrás de ellos.

-Os juro que casi me pierdo, menos mal que todavía no ha lle...- de repente la puerta sonó fuerte al abrirse, me giré y vi como el profesor Flamel entraba en clase, parecía muy decidido, obviamente me callé, tanto por el susto como por el profesor allí presente.

Tras su discurso me sentí con ganas de estudiar esa asignatura, sus palabras me había llegado, sobretodo la frase "Aquellos que no conozcan la historia, están condenados a repetirla", me gustó mucho.

Momentos después de eso nos hizo la primera pregunta del curso, me dejó sorprendido, no me esperaba algo así, era un álbum de cromos de ranas de chocolate. Levanté la mano para responder, pero Andy se me adelantó, luego, un muchacho de Gryffindor aclaró más sobre el álbum, al momento Anastasia también respondió.

- Es verdad, es el álbum de los cromos en los que sus fotografías desaparecen al cabo de un tiempo- intenté aportar algo.

Escuché que Daniel, un chico de Griffindor empezaba a enumerar varios de los cromos, era cierto, en mi respuesta solo había dicho que podían salir Brujas y Magos y me había olvidado del resto - ¡También pueden salir Arpias famosas, Gigantes y otras criaturas!, por ejemplo yo tengo al Ridgeback Noruego, pero el más raro de mi colección es Rowena Ravenclaw, que es un cromo Dorado!

Escuché como un chico preguntaba si Merlín o Arturo habían sido reales, inmediatamente di por hecho que era hijo de Muggles, cualquier hijo de magos sabía esa respuesta - ¡pues claro que existieron!, lo que pasa es que a los Muggles les decimos que no para que no se asusten

Muchos alumnos que habían hecho una visitilla rápida a “Sortilegios Weasley” alzaron la mano y empezaron a responder. Algunos añadían más información y otros simplemente escuchaban. Flamel estaba contento de que sus alumnos se mostraran tan participativos así que decidió premiar a uno de ellos que le había dado una respuesta curiosa.  -¡Correcto, Señorito Anderson! 10 puntos para Gryffindor. Veo que su acento le delata. Pero está más que claro por los nombres de sus cromos que al igual que usted vienen de Estados unidos ¿No es así?-  Preguntó aún sabiéndose la respuesta.

El albúm que sostenía era diferente al de los alumnos. Pues este estaba completo. El profesor estuvo apunto de explicar lo que tenía en sus manos. Pero otro alumno de Gryffindor le asaltó con una duda. - Sí, es cierto, las leyendas artúricas son ciertas. Y mucha de la mitología de la gente no mágica lo es. Pero no quiero empezar con algo tan aburrido. Al fin y al cabo quiero enseñaros una de mis objetos más preciados.-

- Esto es una de las muestras más claras de que la historia está por todas partes. Las descripciones de estos cromos me hicieron levantar mi pasión por la Historia y... También es la culpable de llevarse mi paga todas las semanas y la de estar cerca de provocarme la enfermedad del azúcar- El profesor comentaba con fascinación mientras iba enseñando todos los cromos de magos famosos, algunos estaban ahí saludando a los alumnos otros simplemente estarían descansando en otra parte del cromo.

-Veréis, los cromos tienen diferentes rarezas como bien ha apostillado el señorito Beaufort. Lo que significa que hay cromos cuya probabilidad de que os toquen comprando una rana de chocolate es muy baja. Los llaman cromos de oro y daré uno de mi colección junto a un Extraordinario a quien me haga la mejor redacción sobre las personalidades que iremos estudiando. - El Profesor Flamel fue directo a las páginas que estaban en la mitad como si estuviera buscando uno en concreto. Cuando llegó al cromo número 69, el Profesor sacó con delicadeza el cromo de un señor regordete con un prominente mostacho cano que sujetaba una bolsita de cuero.

-¿Alguno me puede decir de que conocéis a Bertie Bott? -

-¡Sí, por las grageas de todos los sabores! Puedes encontrarte cualquier tipo de sabor- dije rápidamente con la mano levantada.

-Fue quien inventó las Grageas de todos los sabores-, dijo en voz alta al tiempo que levantó la mano

- Se que era un fabricante de dulces que vivió a mitad del siglo XX - Dijo Andy haciendo memoria - es el inventor de las grajeas Bertie Bott de todos los sabores, mi padre me contó que en un principio el tenía intención de hacer solo grajeas de sabores normales, chocolate, limón, etc, pero que por accidente metió sus calcetines sucios en la mezcla y las vendió sin darse cuenta, por lo visto a los niños les gustaron, así que siguió añadiendo otros sabores cada vez más raros

Le había desanimado algo que su primera respuesta fuera tan incompleta, así que se esforzó al máximo en esta

Vaya, los dos hablaron al mismo tiempo, sin duda en esta clase había gente competente, eso me gustaba, pues todos compartíamos pasión por los libros y el aprendizaje 

-Profesor, ¿Guarda usted alguna relación con Nicolás Flamel?-

Cuando escuché a uno de los alumnos preguntar por Arturo o Merlín, me pareció curioso y sonreí hasta que Andrew aclaró que solo haría ese tipo de preguntas un muggle, antes de que me diera cuenta le di un pequeño toque en el brazo y me quedé mirándole asombrada por el tipo de respuesta que había dado. No me parecía el típico mago que pareciera discriminar a los muggles, ¿o estaba equivocada?

Mientras la clase continuaba y volví a prestar atención al profesor quien iba aclarando poco a poco varios temas al respecto, en mi caso me soltó una pequeña risa al dar el comentario de las ''pagas'' y la ''enfermedad del azúcar''. Al haber ganado unos 10 puntos para su casa en cuanto realizó la siguiente pregunta, todos se lanzaron a responderla. Yo en cambio, me mantuve tomando apuntes ya que realmente no poseía mucha información al respecto. 

Al ser la primera clase, estaba muy nerviosa. No me perdí porque solo tuve que seguir a los demás y una vez dentro, me senté lo más cerca posible de mis compañeras de Slytherin, entre las cuales ya había conseguido sentirme segura y confiada. Pero había demasiada gente que sabía tanto... 

Al ser hija de muggles, como aquí decían, tenía una enorme desventaja. Había crecido alejada de todo este mundo de magia y maravilla y ahora debía estudiar no el doble sino el triple que los demás para alcanzarles.

Pero todo quedó en un suspiro cuando hizo su aparición el profesor. A medio camino entre un vampiro de película y un elegante caballero, avanzó entre la oscuridad hasta colocarse delante de todos nosotros y presentarse.

 Buenos días. Me llamo Damian Flamel, mis amigos me llaman Damian pero vosotros simplemente llamadme Profesor Flamel.

Sonreí. Aquello había sido una broma, aunque había demasiada tensión en el aula como para reaccionar ante aquello. Además, el apellido me resultaba vagamente familiar. Lo había leído en alguna parte, pero como había mirado tantas cosas era incapaz de recordarlo en aquel instante.

Atendí después a sus palabras como haría cualquier estudiante nuevo en una clase nueva. Por supuesto, era todo un intento de darle importancia a su asignatura, aunque debía reconocer que me intrigaba, porque tenía verdaderas ansias de conocimiento.

Así que en cuanto hizo la primera pregunta al aire...

¿Alguno de vosotros me podría decir que es esto?

... señalando el libro que tenía entre las manos, levanté la mano incluso antes de conocer la respuesta... que ya sabía.

-Es el albumparaguardarloscromosquesalenenlasranasdechocolate -dije rápidamente y casi sin respirar, lo que hizo que unos cuantos se rieran y yo me pusiera colorada como un tomate -. _{Es que lo había leído.}

La clase continuó por otros derroteros, hablando sobre si era verdad las leyendas de la mitología o no. Yo nunca me las había creído del todo, pero en este mundo, en el que nada era lo que yo pensaba, estaba descubriendo que no era así.

Sí, es cierto, las leyendas artúricas son ciertas. Y mucha de la mitología de la gente no mágica lo es.

Me incliné hacia Ivy, sorprendida.

-Mi madre no me va a creer cuando le cuente todo esto -le dije en voz baja, sin poder dejar de escuchar.

 Esto es una de las muestras más claras de que la historia está por todas partes. Las descripciones de estos cromos me hicieron levantar mi pasión por la Historia y... También es la culpable de llevarse mi paga todas las semanas y la de estar cerca de provocarme la enfermedad del azúcar-

Me encantaba aquel profesor. Era como cualquiera de nosotros, porque hablaba de cosas que teníamos muy cerca.

Pero lo mejor estaba por llegar. A quien le hiciera la mejor redacción, le iba a dar un cromo de oro, uno de esos que salían en las ranas de chocolate... raro, raro, raro.

¿Alguno me puede decir de que conocéis a Bertie Bott? -

Y con la nueva pregunta, volví a levantar la mano... solo que esta vez no tenía ni idea, aunque me resultaba familiar, así que la bajé enseguida, antes de que se dieran cuenta.

Pero los alumnos más despiertos no tardaron en responder. El inventor de las grajeas de todos los sabores. En el tren me habían dado uno que me había sabido a puerros.... arjjjj. ¿Quién haría un caramelo con sabor a puerro? Claro que por lo que me habían dicho, podía ser peor.

Y entonces alguien dijo lo que yo llevaba media clase pensando. Nicolás Flamel. ¡ESe era el nombre que había leído y de lo que le sonaba el apellido del profesor.

¡pues claro que existieron!, lo que pasa es que a los Muggles les decimos que no para que no se asusten

Al escuchar esas palabras Victoria entristeció un poco, no sabía si el chico lo hizo con mala intención o simplemente era un comentario desafortunado pero parecía despreciar a la gente como ella... 

El profesor premió a uno de los niños que había contestado con 10 puntos para su casa y Victoria se puso seria de repente, y comenzó a tomar notas como loca, tenia que aprender lo máximo posible y ayudar a su casa, ¡no tenia ni idea de nada!

Uno de los niños le preguntó al profesor si tenia relación con Nicolás Flamel y Victoria puso toda su atención para escuchar la respuesta.

Estaba tan nervioso por la primera clase que apenas pude dormir de manera seguida pese a que me caia de sueño, por suerte,  no tuve problemas en despertarme y  rápidamente me cambié y traté de arreglar la estropeada túnica que tenia encima antes de bajar junto con el resto de compañeros, despues de desayunar nos dirigimos a la primera clase de todas donde logré encontrar un asiento entre mis compañeros.

La aparición del profesor hizo que diese comienzo la clase y de una manera bastante curiosa, ya que lo primero que hizo fue enseñar un libro que no tenia y cuando preguntó que era me quedé con cara de perplejidad, pese a ello, mis compañeros no tuvieron problemas en reconocerlo como un albun de cromos; la verdad era  una curiosa forma de enseñar historia dando a notar que toda la historia estaba en todas partes.

Como siguiente ejercicio sacó un cromo de un hombre regordete al que llamó Berttie Bott, al parecer era uno de los magos famosos por inventar unas chucherias, con cierto nerviosismo, saqué un trozo de papel y anoté la pequeña información que iban dando tratando de no perderme detalle de nada.