Partida Rol por web

En la segunda planta de la academia, luego de recorrer un largo pasillo que se encuentra iluminado con una suave luz que solo pretende invocar la más apacible comodidad en el visitante, se encuentra una gruesa y pesada puerta de fina madera adornada, alrededor de su marco, por diferentes serpientes, sin embargo, lo que más llamaba la atención de la puerta, era el realismo que la aldaba con la forma de un obelisco miraba de forme inerte al invitado, como si estuviera listo para atacar ante cualquier movimiento en falso.

Una vez que la metálica sierpe es tocada, la puerta se abre con total facilidad dejando en evidencia un enorme y acogedor cuarto lleno de ostentosos muebles construidas a partir de exóticas maderas, el lugar es adornado por diferentes retratos de antiguos magos y criaturas mágicos, símbolos desconocidos que emiten un aura intrigante que se apoyan en diferentes mesas y repisas que, con los objetos mágicos provenientes de diferentes regiones del mundo, invocan, en el incauto observador, una irresistible curiosidad. Cientos de gruesos y limpios tomos se ven ordenados de forma perfectas en una majestuosa biblioteca personal, funcionan como inseparables amantes de un viejo piano que duerme debajo de ellos. Un soberbio escritorio de madera aún más fina se asoma en el centro de esta lujosa habitación en donde el aroma del fino té y el suave café hacen una mezcla perfecta de sensaciones que juguetean con los pergaminos, libros, apuntes y otros objetos que se apoyan ordenadamente en la superficie de aquel mueble, mirando hacia un escudo de armas que cuelga detrás de ellos. No obstante, lo que realmente vuelve encantador el enorme despacho no es toda esa marea de opulencia y clase sino, más bien, las hermosas sirvientas, vestidas con elegantes ternos masculinos, que se encuentran estáticas y en silencio en diferentes puntos del lugar, atentas a cualquier indicio de desorden, suciedad y, en el peor de los casos, a cualquier presencia desconocida que se atreva atentar con la paz de su señor que lee de forma apacible un viejo libro desgastado mientras la melodía de violines ahondan más en aquella serenidad.

Resultó que el despacho de nuestro Jefe estaba en la segunda planta. Yo pensaba que quizás estuviera también en la planta de abajo, junto a las mazmorras, pero nada de eso. 

Además, tampoco era un lugar lúgubre y terrible, sino todo lo contrario. Las serpientes que decoraban el marco ya dejaban claro que se trataba del Jefe de nuestra casa, pero sobre todo, daba la sensación de estar preparadas para saltar sobre cualquiera que quisiera entrar sin permiso. 

Supuse que eso podía hacerse. En este mundo, todo era posible.

El interior era súper elegante, con un montón de cosas que no tenían sentido para mí pero que me hacían sentir como si hubiese entrado en un mundo completamente distinto. Era Alicia en el País de las Maravillas... pero mucho más.

El sonido de los violines de fondo además daba una sentimiento de irrealidad a todo aquello y nada más cruzar el umbral, cogí instintivamente la mano de Ivy, asustada ante lo que podía encontrar.

Si ya estar delante del profesor me ponía nerviosa, aquel despacho conseguía que temblara de pies a cabeza.

-¿Hola? ¿P-profesor Vianden? -pregunté con timidez mientras entrábamos.

 Las tres niñas llegaron a la segunda planta del castillo. Altair tocó el picaporte metálico con forma de sierpe, provocando que la estancia se mostrara ante sus ojos. Yvaine la siguió y por último entró Kayla, retrasándose al observar las magníficas serpientes grabadas en el marco de la puerta. Un trabajo muy bien elaborado, probablemente a su madre le gustaría saber dónde encargó el profesor aquella pieza de acceso a la estancia, pues su elegancia iba muy acorde al de su propia familia.

Cuando la pelirroja entró y vio la estancia se quedó atónita. Jamás hubiera imaginado que pudiera tener un profesor tantas sirvientas a su disposición. En su casa, muy del estilo de aquel despacho, todo madera, objetos que refulgían aureolas de magia, libros antiguos y retratos de célebres magos, la limpieza y el orden dependía de los elfos domésticos. Eran feos a conciencia, pero tampoco les podía culpar de ello, también existían magos horribles y aún así, vivían.

El sonido de violines era encantador, y el hombre, situado al fondo de la estancia, totalmente misterioso. Altair coge la mano de Ivaine, nerviosa... Kayla quería decirle que no debía de temblar tanto, ya que nada malo habían hecho y el profesor probablemente les tratara con cortesía, pues habían sido invitadas con una ceremonia digna de elogio y buen gusto.

Altair llama la atención del profesor, pero observando su miedo Kayla decide hacer de portavoz del grupo.

- Buenas noches, estimado profesor Von Vianden... - dijo Kayla con voz clara y firme, desde la entrada de la puerta, haciendo una graciosa y femenina reverencia -... ¿nos permite el acceso a su despacho?.... - La voz de la pelirroja era suave, educada y sobre todo muy segura de sí misma, acostumbrada a moverse en ambientes sociales mágicos no dudaba del contexto donde se encontraba, ni de lo que debía de hacer para ser correcta para así, dejar bien alto el apellido Silver, del cual su familia estaba muy orgullosa.

Una delicada música sonaba en el ambiente tal como lo haría las más soberbias de las ninfas en su sagrado bosque, un olor a miel y a café era lo que el ambiente resoplaba a las nuevas visitas que llegaban a este pequeño reino de nobleza y clase.

-. Bienvenidas señoritas-. Es lo que indica una bella sirviente que aparece por sorpresa en la entrada como si se hubiese traslado instantáneamente hacia donde las tímidas niñas se encontraban, todo esto, mientras hacia una educada reverencia y sonreía de forma amistosa, amplificando aún más su encanto y sus finas facciones asiáticas.

-. Síganme por favor, el amo Albert las espera-. Es lo que indica al mismo tiempo que hace un pequeño gesto que las invita a pasar hacia aquel ostentoso despacho.

Mientras caminaban, siguiendo a la alegre sirviente, se podía notar como una suave iluminación acobijaba el lugar como si fuese una bella tarde de primavera. De vez en cuando, se podía ver pequeños pájaros multicolores revoloteando por el techo e incluso acompañando y jugando coquetamente con cada una de las invitadas para luego seguir su vuelo y desaparecer de la nada dejando atrás una estela de bellos brillos. El resto de las sirvientas, se mantenían serias y en una postura dignas de una guardia real en su posición, pero, cuando las herederas de la casa de Slytherin pasaban, las bellas mujeres aumentaban la solemnidad de su formación, un signo claro de respeto hacia los invitados de su señor.

Al momento que ya estaban a pocos metros del opulento escritorio del dueño de aquel lugar, la muchacha vestida de traje se aparta a un lado haciendo una reverencia para luego volver a invitar a que siguieran el corto trayecto ellas solas.

-. Buen trabajo señorita Akiyama-. Responde con un acento con pequeños rastros de un idioma germánico, su rostro solo mostraba expresiones de amabilidad y tranquilidad, acciones que solo hizo que la joven japonesa sonriera aún más y se posicionara detrás de Albert, al lado de una seria e inexpresiva mujer.

-. Bienvenidas mis bellas damas-. Sus claros ojos comenzaron su travesía hacia las estudiantes, levantándose de su asiento y haciendo una leve reverencia digna de los caballeros de la era victoriana al momento de conocer a una sublime musa-. Mi nombre es Albert Von Vianden y por cosas del impredecible destino he sido seleccionado por su honorable director para ser parte y guía de los herederos de la inmortal serpiente, es un honor conocer a tan bellas magas de tan poderoso potencial, espero que nos llevemos bien y que este a la altura de sus expectativas-. Su voz era apacible, su sonrisa coqueta, pero, al mismo tiempo, cálida y serena-. Espero que mi sorpresiva invitación no les hubiese incomodado, en caso de que haya sido así pido mis más sinceras disculpas-. Lentamente vuelve a una postura recta, digna de un seguro e implacable noble-. Señorita Akiyama-. Mira a sus dos sirvientas sin mostrar la espalda a sus invitados-. Señorita de Béthune ¿nos podrían guiar hacia la terraza? -. Solo un respetuoso gesto las sirvientas comenzaron a guiar el camino hacia un alegre pasillo en donde los retratos, de pintores, magos e incluso elfos nórdicos se movían saludando a los invitados para posteriormente ver hadas de diferentes colores que reían y jugaban, delicadamente, con las prendas y cabellos de las niñas-. No se preocupen por la formalidad, me pueden llamar solo Albert-. Su agradable sonrisa volvió aun más amplificada, quizás era una forma de apaciguar los notorios nervios que expresaban las jóvenes magas.

Una vez que Albert y compañía llegan a la terraza, lo primero que se puede notar es la hermosa vista que presenta el lago Negro con los bosques lejanos, esto, acompañado de una fresca tarde que da la sensación de estar en la más perfecta primavera. Sin embargo, algo más resaltaba, aparte de esto, el paisaje y las decenas de sirvientas que estaban formadas en línea recta esperando la orden de iniciar su trabajo, y eso era dos enormes y elegantes mesas que en su superficie apoyaban una cantidad abrumadora de finos postres, pasteles, dulces y todo tipo de manjares que la más profesional repostería europea podría crear.

Al frente de aquellas mesas, se podía ver una más pequeña que albergaba antiguas tazas de porcelana, platos de una calidad indescriptible y servicios que fácilmente podrían ser intercambiados por varias monedas de oro. Pero esto no era todo, al lado de la mesa en donde los comensales iban a disfrutar los placeres del dulce, se encontraba un pequeño carro manejado por dos sirvientas que contenía diferentes implementos para servir todo tipo de elixires.

El heredero de los Von Vianden sigue su camino hacia la mesa como si todo esto fuese lo más normal y al momento de estar a un segundo de sentarse sirvientas le preparan el asiento y lo acomodan a una perfecta distancia de la mesa, lo mismo pasa con los invitados.

-. Ya que estamos aquí comencemos, espero que disfruten estos humildes postres y, por favor, no se contengan-. Declara casi al mismo tiempo que las criadas comienzan a moverse de forma sublime, cortando, repartiendo, sirviendo los postres y los líquidos que las niñas pedían-. Entonces…-. Vuelve a mirar a sus pupilas, alegre al ver las expresiones que estas formaban con cada probada que hacían a los diferentes manjares mientras bebía un té recien servido-. Cuéntenme de ustedes, de su familia, de su hogar, que cosas esperan de este lugar, la academia y, lo más importante, sus sueños y ambiciones-. Las últimas palabras enmarcan una sonrisa curiosa bastante parecida como lo haría un astuta serpiente evaluando sus tesoros.

Aun sujeta a la mano de Altair Yvaine se preguntó por qué el profesor Von Vianden (que en su mente sonaba a viandas y eso le hacía pensar un poco en su casa) usaba a brujas como si fueran elfos domésticos con trajes a medida, relegando en ellas tareas demasiado humildes para cualquier mago o bruja de buena cuna. Era como haber vuelto a la casa de su abuela. Y no de su abuela la divertida, la que olía a rayos de sol y la que daba abrazos sino a la vieja arpía de aquel caserón de su familia materna.

Con la otra mano agarró a Kayla, como tres huérfanas que vagan en un bosque de rostros solemnes y fríos siguiendo una luz a lo lejos que esperaban que fuese un sitio donde pasar la noche, y las tres niñas avanzaron por aquel lugar siguiendo los pasos de su profesor y anfitrión hasta una terraza donde les aguardaba una extensa colección de dulces. Incluso pese a haber cenado hasta saciarse no hacía ni una hora a la pequeña escocesa le brillaron los ojos cuando vio todo aquello pero no tocó nada.

-Mi madre dice que es mejor no hablar de la familia porque no se sabe qué oídos estarán escuchando-pese a que El Que No Debe Ser Nombrado había caído antes de que Yvaine tuviese recuerdos, en su casa siempre había quedado el temor de que sus seguidores, esos que jamás fueron revelados o que nunca pisaron Azkaban, pudiesen descubrirse y tomarse por su mano una suerte de cruzada para terminar lo que El Señor Tenebroso comenzó empezando por aquellos que no comulgasen con su credo. Yvaine no le daba mucho crédito porque no había vivido esa época pero el miedo de sus padres había calado de alguna forma en ella y su desconfianza hacia los adultos era abierta.

Suerte que Yvaine tuviese 11 años y no se hubiese planteado jamás que lo mismo que pudiese escuchar un niño mago de su edad podría usarlo contra ella y su familia como lo habría hecho un adulto.

-...Yo quiero inventar hechizos-había elegido no hablar de sus padres con el jefe de su casa porque era una norma familiar pero ni su madre ni su padre habían dicho jamás que no pudiese hablar de lo que quería hacer en un futuro. Apretó un poco las manos de sus dos compañeras, lamentando los nervios que le producían aquel lugar y que hacía que le sudasen las manos.

Kayla se lanzó por delante de ellas y yo dejé que lo hiciera porque a mí me daba mucha fatiga entrar en el despacho y hablar como si fuese lo más normal del mundo.

Pero lo cierto es que el profesor no parecía ser demasiado estirado.

Bienvenidas mis bellas damas. Mi nombre es Albert Von Vianden y por cosas del impredecible destino he sido seleccionado por su honorable director para ser parte y guía de los herederos de la inmortal serpiente, es un honor conocer a tan bellas magas de tan poderoso potencial, espero que nos llevemos bien y que este a la altura de sus expectativas.

Hablaba bien, pausado, remarcando cada sílaba de forma excepcional y por supuesto, con mucha elegancia. Después de darnos la bienvenida, le dijo a sus sirvientas (algo de lo más extraño, la verdad) que nos condujeran a la terraza. Yo seguía sin soltar a Ivy como una tonta, porque seguía estando muy nerviosa.

No se preocupen por la formalidad, me pueden llamar solo Albert.

Desde luego, el profesor parecía esforzarse por hacernos sentir cómodos, pero a mi entender, toda aquella demostración de cordialidad lo empeoraba todo más, porque... de ninguna manera iba a llamar Albert a un profesor, y mucho menos aún al jefe de la casa en la que estaba.

No, no.

La mesa que había dispuesto estaba llena de dulces y claro, sin poder evitarlo, mis ojos se fueron hacia ellos. Quizás no tenía mucha hambre después de haber cenado, pero estaba tan excitada por todo aquello que aunque fuese más por gula que otra cosa, estaba deseando probarlos.

Nos sentamos y casi al instante, tenía en mis manos una taza de un té delicioso y dos pastas que procuré que duraran más tiempo del que yo les vaticinaba, aunque estábamos las tres tan juntas, que las manos de Ivy y las mías se volvieron a unir segundos más tarde. Me sentía mucho más tranquila sabiendo que ella también estaba incómoda.

Cuéntenme de ustedes, de su familia, de su hogar, que cosas esperan de este lugar, la academia y, lo más importante, sus sueños y ambiciones.

Las palabras sueños y ambiciones no iban demasiado bien conmigo. Miré a mis amigas y vi que Ivy se adelantó a responder antes que yo ante aquello.

Mi madre dice que es mejor no hablar de la familia porque no se sabe qué oídos estarán escuchando.

Aquel era un buen consejo, pero en el fondo, IVy asolo estaba citando solo a la familia. Estaba tan nerviosa (o más) como yo, y me apretó la mano de manera inconsciente. Le sonreí, intentando relajarla, aunque yo misma me vi envuelta en mis propios pensamientos. Mi familia... bueno, mi madre, era todo cuanto tenía y sabía de los sufrimientos que había pasado. Eso pesaba en mi interior como una losa. Por eso quizás me decidí a responder, a pesar de lo que había dicho Ivy.

-Yo ni siquiera sabía que era una bruja así que lo único que quiero es aprender mucho para demostrarle a mi madre todo lo que puedo hacer y ayudarla. Ella siempre lo ha hecho todo por mí, así que me gustaría empezar a hacer algo por ella.

-...Yo quiero inventar hechizos.

Su mano volvió a apretarme y yo decidí, esta vez sí, seguirle.

-Eso también estaría bien.

Kayla escuchó a una de las sirvientas de su profesor el darles la bienvenida. Primera cosa que le chirriaba, la frase "el amo Albert les espera"... ¿amo? ¿cómo que amo?... Kayla no estaba acostumbrada a inclinarse así ante sus superiores. Sus padres, magos de buena cuna, le habían enseñado que su posición social implicaba levantar la cabeza, no agacharla y por profesor que éste fuera jamás le diría amo... A no ser que le hechizara, claro... La pelirroja permaneció pensativa...

Von Vianden tenía exceso de edulcorante en sus palabras, mala cosa..., tratarlas de bellas damas, hablarles coquetamente, disculparse sin motivo, sonrisas excesivas y la gota que colma el vaso... el banquete de comida que pone a disposición de las invitadas.... Kayla no era imbécil, su abuela cuando quería conseguir algo de alguien actuaba igual que él... Una persona que mostraba tanta amabilidad era por un claro motivo, intenciones futuras...

Yvaine le había cogido la mano, se la soltó con delicadez cuando el varón, muy interesado en que comiesen, cogió un plato con dulces y se acomodó en uno de los asientos que destinaba para ellas.

- Estimado profesor Von Vianden.... - decidió seguirle el juego, al fin y al cabo se trataba de eso -... oh..., disculpe Albert..., llámeme Kayla, ya que dejamos las formalidades a un lado que sea en igualdad de condiciones... - le sonríe -.... le agradezco su amabilidad, entre Slytherins debemos cuidarnos, y deseo hacerle saber que cualquier cosa que precise de mi persona pues solo tiene que pedirla... - hace un gesto de niña buena con la cara -.... Mi familia porta el honorable apellido Silver.... Mi padre trabaja en el Ministerio de Magia, en el departamento de seguridad mágica..., es el jefe... Y mi madre medimaga...., ambos de prestigio en la zona de Oxford...., donde nos desenvolvemos en un ambiente social distinguido, muy similar al suyo, a decir verdad, quizás quisiera tomar un cocktail estas Navidades en casa de mis padres, ellos suelen celebrar grandes acontecimientos sociales...

En ningún momento prueba el pastel que tenía en el plato, estaba más que concentrada en la conversación y hasta la disfrutaba, al fin y al cabo, muchos conocían a su familia, no sería raro que hubiese escuchado hablar de ellos. La línea de su padre había sido defensor del que no debía ser nombrado, y la de su madre, justo en el bando contrario. Sus padres permanecieron al margen, o eso le dijeron a Kayla, pero la verdad era algo que con su corta edad, no pensaba.

- Mi mayor deseo es ser prefecta de la honorable casa Slytherin, me voy a esforzar mucho para intentar conseguirlo.... Sobre el futuro..., no lo tengo muy claro aún, me gusta la defensa contra las artes oscuras y sobre todo, las pociones, pero aún desconozco muchos conocimientos mágicos, y supongo que cuando los adquiera podré decidir mejor qué hacer con mi vida..., pero sí tengo algo claro..., ser al final del día mejor bruja de como me levanté.... - un brillo de orgullo se muestra en sus ojos, ella quería aprender y ser poderosa, y obstinada era para poder conseguirlo... -... y permítame ahora una pregunta Albert..., ¿qué espera usted de nosotras?... - si él quería jugar a sacar información, ella también quería participar de la partida.

El profesor se mantuvo en silencio escuchando las palabras de cada niña, manteniendo su cordial sonrisa mientras bebía calmadamente té y degustaba uno de los tantos postres que había a su alrededor-. Interesante-. Es lo que su mente le dijo al momento que las tres personalidades de sus pupilas se diferenciaban a un ritmo sublime.

 -. Primero que nada, disculpe por incomodarla señorita McCalish, mi intención solo era que me contaran más de ustedes, no de sus secretos personales-. Nuevamente sus finos labios besan la porcelana de su taza, con el relajo que lo caracterizaba, manteniendo un silencio respetuoso y una atención tal como si las niñas hablaran del mismo secreto de inmoralidad, deleitándose de las personalidades de las futuras hechiceras. Sin embargo, cuando Kayla, le pregunto de forma directa sus intenciones su el arqueo de sus labios se amplifico aún más, era como si eso era lo que andaba esperando-. ¿Qué espero de ustedes? -. replica la pregunta de la gallarda pelirroja-. Ambición-. Una palabra precisa y concisa evoca de sus cuerdas vocales antes de dar otro sorbo a su aromático té-. Ambición al conocimiento, sed al poder y, lo más importante, tenacidad al soportar las trampas que nos ofrece el misterioso camino de la magia con el fin de cumplir sus ambiciones... como proteger a sus seres queridos o hacerse respetar ante sus adversarios e incluso destruir demonios de acontecimientos pasados-. Sus ojos claros recorren las pupilas de las niñas tal como lo haría una serpiente con sus presas para luego volver a la misma mirada calida y llena de jovialidad-. No me malinterpreten, no me interesa el estatus de sus familias y quizás tampoco conocerlas, ni sus actividades y tampoco el pasado que acarrean estas, ni su sangre ni otros de esos detalles improductivos que solo vician el potencial mágico-. Un nuevo trozo de pastel cae con total elegancia en la boca del profesor, tomando su tiempo para degustar el sabor mientras, como si nada, un aura fría y desprovista de empatía envuelve al agradable mago-. Como líder de la casa y como buen mago perfeccionista que soy, quiero saber si están dispuestas a recorrer dicho camino ¿Por qué hago esto? Es simple, no es por sentimentalismo, ni por filantropía, ni nada parecido, siempre me he tomado muy serio mi trabajo, por ende, no estimare costos para volver a vuestra casa a su antigua gloria, quiero sean la elite de esta academia-. Un pañuelo de la más exquisita seda toca suavemente los pálidos labios de Albert-. Sus proyectos a largo plazo me complacen…-. Mira a Altair y luego McCalish-. La creación de hechizos, las pociones y la defensa contra las artes oscuras son un arte maravilloso lleno de trampas y peligros, pero también de satisfacción y poder-. Su visión bordea a Silver-. Por ello, les ofrezco mis recursos para que puedan avanzar lo más rápido posible ¿el requisito? Que sean conscientes que este camino será difícil y que cada acción tendrá su repercusión y lo más importante, no hay espacio para el error ni para la debilidad ¿aceptan este camino de sacrificios por la perfección o prefieren el sendero de la mediocridad? -. Lentamente una oscura serpiente comienza a subir por el asiento de Albert, hasta alojarse en su hombro, no era un reptil que generaba repulsión ni nada por el estilo, por el contrario, emitía un aura intrigante y misteriosa como si aquella sierpe estuviera también evaluando a las pequeñas niñas, tal como lo haría un demonio al ofrecer un pacto a un desalmado mortal-. Piénsenlo mientras seguimos disfrutando de esta deliciosa merienda-. Su aura vuelve a ser la misma de siempre-. Si tienen otro paradigma díganlo a destajo, quiero que mis futuras colegas sacien cualquier tipo de duda y curiosidad-. Vuelve a sonreír, acariciando, con uno de sus dedos, la cabeza de la serpiente que acepta, tal como si fuera un cachorro, los mimos de su dueño.

El profesor dijo rápidamente lo que esperaba de ellas y Kayla sonrió abiertamente. ¿Ambición?, por supuesto era algo que podía obtener de su persona. ¿Quién no estaría dispuesto a saber más magia? ¿a tener el poder suficiente como para ser considerado digno adversario y no un mequetrefe de tres al cuarto?... Kayla era orgullosa y obstinada, dos defectos que bien mirados podían ser virtudes.

- Por mi parte Albert, la ambición por el conocimiento ya lo tengo y por supuesto aprendemos magia para incrementar nuestro poder.... Creo hablar por todas cuando digo que representaremos dignamente a Slytherin y que lucharemos por su buen nombre.... - le hablaba con claridad, sin titubeos, era una digna hija de la magia y no temía a los adultos, sabía que con respeto podía llegar muy lejos -... Ahora bien..., nos ofrece sus recursos para avanzar más rápidamente..., ¿de qué recursos se trata?... ¿un giratiempos quizás? ¿pociones para concentrarse?... En cualquier caso yo siempre elijo el camino del éxito, la mediocridad prefiero mantenerla alejada de mi... - le responde con una sonrisa encantadora.

La serpiente recorría al profesor y a Kayla no le daba miedo. Su seguridad para ser tan joven podía ser pasmosa, la sierpe podía denotar que la mayor fuerza de Kayla estaba en lo obstinada que era, lucharía en cualquier caso para lograr sus objetivos.

- No debo pensar nada más, tengo mi decisión tomada, señor... - le mira con fijeza a los ojos, dejando los suyos verdes impregnados en las pupilas masculinas -...haga de mi un instrumento de poder...., deseo que pueda guiarme para mejorar y aprender del mejor.... - no cabía duda de que se refería a él.

Fue entonces cuando la niña probó por primera vez un bocado de pastel, estaba delicioso, sabía a moka y chocolate, una combinación digna de paladear. Si seguir los pasos de Von Viander implicaba ese contexto, lo quería para ella.

Miré a Kayla, que parecía hablar con naturalidad y después al profesor. Yo seguía sintiéndome cohibida, pero no iba a dejar de hablar por eso. Si deseaba conocer nuestra voluntad... quería dejarle claro cómo me sentía.

-Para mí todo esto es nuevo, y por eso no sé casi ni por dónde empezar. Pero algo sí que sé. Voy a estudiar mucho y a intentar hacerlo lo mejor que pueda, porque quiero aprender. Quiero ser una bruja, no la mejor bruja, sino simplemente, una bruja, capaz de llegar lo más lejos que pueda.

Me pareció que Kayla quizás fuese muy ambiciosa. Yo no tenía ninguna ambición, salvo aprender y demostrar lo que valía... y encontrar amigos, algo que hasta entonces no había conseguido.

-Creo que en Hogwarts estaré bien. Aún no hemos empezado las clases... y ya me siento como una más, y eso es mucho.

DOMINGO, MAÑANA

El domingo por la mañana me levanté con algo de nervios por la semana que estaba por comenzar, así que me decidí a hacer algo parecido a lo que había hecho con herbología. Me vestí y me dirigí hacia el despacho del profesor Vianden. Llamé a la puerta y entré con timidez, sin querer molestar, pero con la idea de mejorar en mis habilidades, algo que supuse a él, precisamente, por tratarse del jefe de mi casa y también el profesor de pociones, no le molestaría.

-Esto... profesor. Yo... venía a ver si podía practicar o investigar en la realización de algunas pociones que vayamos a ver durante este curso -dije, entrando muy lentamente.

Albert escuchaba atentamente las palabras de las niñas, sin emitir algún tipo de juicio o comentario-. ¿Estas dispuesta a obtener poder sin importar los costos? Debe recordar que cada movimiento, cada acto tiene una repercusión en el mundo tanto de lo real como lo “irreal” señorita Silver-. Nuevamente besa su taza-. ¿Sobre los recursos? Pueden ser libros, recetas e incluso hechizos que yo mismo he creado, sin embargo, primero necesito resultados… además-. Agrega mirando a la pelirroja-. Alcancen la gloria por su propio nombre y ambición, ese apego a los símbolos y personas es bastante ineficiente ¿es aquello, el desapego de las estructuras sociales en pos de la gloria, el espíritu de la gran serpiente? -. pregunta con suprema calma para luego dirigirse a la otra muchacha, ignorando, de momento, a la tímida maga que aún no hablaba-. En este mundo o eres la mejor o no eres nadie, el resto es solo una excusa que tienen los mediocres y débiles para justificar su existencia-. Palabras cortantes, pero eficientes se desprenden de su boca-. Pero no te preocupes, acepta mi trato y conoce este maravilloso mundo-. Una picara sonrisa se enmarca en su bello rostros-. En caso de que encuentres tu razón de ser no tendré problemas en aceptarte como alumna, en caso contrario, simplemente serás un simple e insignificante grano de polvo en esta academia que vivirá su vida con tranquilidad-. Finaliza mientras parte un pedazo de un postre para catarlo.

-. Que agradable sorpresa señorita Edevane, entre por favor-. Es lo que indica el agradable hombre mientras bebe café y come algún tipo de sándwich bastante apetitoso al mismo tiempo que las sirvientas comienzan a preparar un asiento, té y pequeños refrigerios a la joven-. ¿pociones? Interesante propuesta-. Indica mientras cierra un viejo libro que estaba leyendo desde mucho antes que llegara Altair-. ¿Tienes alguna preferencia en alguna preparación en particular señorita Edevane?-. pregunta al momento que forma su característica y armoniosa sonrisa.

Kayla tomaba el pastel de su plato con delicadeza, sus modales eran refinados, comía pequeños mordiscos y los paladeaba pensativa, como si aquel encuentro tuviera mucho para hacerle reflexionar. El poder, la ambición, ser una de las mejores brujas de la escuela, escapar de la mediocridad, que su nombre significase algo para el mundo... ¿A quien no le gustaba eso?... Kayla era ambiciosa, pero a su manera, actuaba por propios principios pero siempre tenía objetivos en mente, unos más nobles desde el punto de vista social, otros más ocultos y que solo demostraría llegado el momento.

- Soy hija de mis padres, y ellos siempre me han remarcado que para obtener resultados hay que pagar un precio... - comenta la pelirroja a su profesor, mirándole a los ojos -... Si los costos son adecuados a los resultados que se pueden obtener obvio diría que sí..., pero no me gusta pagar un elevado precio por un beneficio que no lo vale... Pero yo supongo que el beneficio que nos ofrece y mostrará merecerá la pena en todo caso... ¿verdad?....

La muchacha sigue escuchando a su profesor con el rostro serio, comprendiendo las complicaciones de seguir el camino del espíritu de la gran serpiente. Permanece reflexiva mientras su profesor se dirige a Altair, y cuando acaba de hablar, Kayla se observa a su compañera de casa.

- Altair..., ¿no me digas que no te frustras cuando no te sale un hechizo en clase?..., y... ¿no te da alegría superar las dificultades?...., si es así es que no quieres ser mediocre... ¿a qué no?.... Además, si formamos un grupo selecto, ¿quien podría pararnos los pies?... tendríamos el poder de nuestra parte y seríamos las mejores brujas de cuantas Hogwarts ha conocido.... - los ojos verdes de Kayla se quedan fijos en ella para después mirar a los de su profesor.

- Albert, ha indicado que primero de todo usted quiere resultados..., ¿académicos? ¿actitudinales? ¿algún tipo de prueba?.... - espera que el profesor aclare el proceder para tener en cualquier caso, las cosas aún más claras de como ya las tenía

Miré el polvo levantado por el profesor al cerrar el libro y me quedé absorta unos instantes pensando en lo que me había preguntado. Alguna poción...

-N-no, la verdad es que no. Solo quería ir... adelantando materia en mi tiempo libre... si es que a usted le parece bien, profesor. Para mí sería suficiente con ir intentando hacer algunas pociones con las que vamos a-a trabajar, o investigando sobre ellas.

(conversación entre Kayla, el profesor, Ivy y yo)

En este mundo o eres la mejor o no eres nadie, el resto es solo una excusa que tienen los mediocres y débiles para justificar su existencia

Las palabras del profesor eran completamente excluyentes y me hicieron arrugar la nariz en desacuerdo. Los débiles y los mediocres... ¿qué iban a ser de ellos si nadie se preocupaba? No, no me gustaba aquello. Pero sus palabras, hicieron calado en Kayla.

- Altair..., ¿no me digas que no te frustras cuando no te sale un hechizo en clase?..., y... ¿no te da alegría superar las dificultades?...., si es así es que no quieres ser mediocre... ¿a qué no?.... Además, si formamos un grupo selecto, ¿quien podría pararnos los pies?... tendríamos el poder de nuestra parte y seríamos las mejores brujas de cuantas Hogwarts ha conocido.... 

-Pues... claro que me frustro, pero estoy aquí para aprender. Quiero que me salga lo mejor posible... pero siempre hay alguien mejor, así que mi objetivo es... hacer las cosas lo mejor que pueda.

Pero no te preocupes, acepta mi trato y conoce este maravilloso mundo. En caso de que encuentres tu razón de ser no tendré problemas en aceptarte como alumna, en caso contrario, simplemente serás un simple e insignificante grano de polvo en esta academia que vivirá su vida con tranquilidad.

El discurso del profesor me parecía demasiado selectivo. Sí, deseaba que fuésemos los mejores, pero me dio la sensación de que a costa de desarrollar una ambición sin límites, y yo no era ambiciosa en absoluto. Solo... trabajadora, que era algo diferente. La ambición era la otra cara de una moneda en la que podía verse el egoísmo, y eso no iba conmigo. A pesar de todo, no dije nada sobre aquello.

-Desde luego, quiero mejorar y trabajaré para ello. Si ese es el trato que me ofrece, acepto. Nunca me quejaré por tener que hacer más cosas -le respondí.

Transformaciones es una de las asignaturas que no consiguió pasar la semana pasada, así que, según tiene entendido, tiene que ir a hablar con el profesor de la asignatura. Así pues, llama a la puerta para pedir permiso para entrar y hablar con el profesor. Espera que no esté demasiado ocupado y pueda atenderla.

LUNES POR LA TARDE

El lúnes por la tarde, tras estar en los jardines con el profesor Rowle, me acerqué rápidamente a darle el frasco con escarabajos que habíamos cogido. Tras llamar a la puerta, entré.

-Eh, profesor Vianden, soy Altair. He venido a traerle el frasco con escarabajos que recogí con el Profesor Rowle.