Partida Rol por web

Llegué al lugar con la escoba al hombro y una media sonrisa de confianza, iba a ser un juego de niños hacerme con una plaza como buscador de Ravenclaw y lo mejor es que nadie ajeno a mi clase de Vuelo y al profesor sabía como de bueno era por lo que si conseguía, esta vez si, concentrarme en lo que tenía que hacer dejaría por los suelos al resto de candidatos.

Entre toda la gente hubo uno especialmente ruidoso que me llamo la atención al parecer se llamaba Malfoy ¿el hijo de Lucius Malfoy? Por lo que con el fin de entretenerme un rato y dejar de comportarme como un niño bueno me acerque hasta el. Y sin decir nada le mire de los pies a la cabeza.

- Así que tu papaíto le ha pagado una escoba a su hijo para asegurarse de que los demás no barran el suelo con el  y no solo eso, también he escuchado que Slytherin va a tener escobas nuevas -me reí en su cara- Ni siquiera tu padre confía en que seas capaz de pasar las pruebas solo así que ha sobornado al equipo para asegurarse que entrabas al equipo... patético... espero que en el aire no des tanta pena como en el suelo.

Y una vez con lo que necesitaba decir fuera me gire sobre mi propio eje y me aleje con una sonrisa de ganador.

- Eh Thad, espera un momento, quería aclarar lo del otro día, yo sólo me acerqué a Ginevra para ayudarla, no pretendía nada con ella.

- Déjalo Ruben, no me interesa, ahora sólo he venido a entrar al equipo de Quidditch, me alegro por Daniel y no estoy para nada enfadado contigo.

¿Lo dejamos como estábamos, te invito a una rana de chocolate luego vale? 

- De acuerdo, pero si entro en el equipo te invito yo para celebrar que habré ganado una Saeta de fuego, señalo a drako. Y me la habrá dado él.

Oye Thad, la curiosidad me va a matar, ¿A que se refiere ese imbécil de Malfoy? ¿Qué has hecho para que te quiera dejar fuera del equipo? Miro a Thad con preocupación y luego a Malfoy con asco. 

- Me he apostado mi Nimbus2001 contra 300 galeones, si pierdo no entraré en el equipo y perderé la escoba, si gano posiblemente pueda entrar en el equipo de Slytherin y tendré una saeta de fuego de segunda mano, además de que ganaré la oportunidad de ver a Drako humillado, bien vale el riesgo ¿No crees?. Saludo al otro chico mencionado por Malfoy y me acerco hasta él.

- Hola, soy Thad Castle, Supongo que seas el que ha mencionado Drako, ¿Potter verdad? Veo a su lado a un pelirrojo y unos segundos después la belleza que aparece casi me ciega, aparece ante mi sonriente y con un semblante anodino la criatura más hermosa del colegio y del mundo, para mi sorpresa se pone a hablar de forma despreocupada con Potter y el chico pelirrojo. Debe ser también veela supongo.

- ¿Cómo se llama señorita? Digo mientras miro a la chica, extiendo mi mano para que ponga la suya encima, la beso en ella como si fuera mi costumbre. Para lo que usted quiera, Thad Castle, para servirla. Creo que este nuevo yo me está gustando cada vez más. Drako sigue pavoneándose encima de la escoba.

- Creo que es hora de enseñar a ese niño rico y "sangre pura" esto último lo digo con sorna, que los demás también podemos darle una paliza ¿No crees Potter? Extiendo mi mano para estrechársela.

A pesar de que moría de ganas de probarme como guardián, ya mi decisión estaba tomada, mi camino no era ese, por lo que me limité a  inscribirme a los otros clubs que tenia en mente y pensaba observar después, con cierto pesar, las pruebas con mi escoba a mano, al menos hasta que Malfoy empezó a lanzar bravatas.

¡Cierra la boca de una vez Malfoy y demuestra lo que sabes! Lo cual es muy poco por cierto. - le digo mientras me acerco hasta dónde se encuentran Castle y Ruben, quienes están conversando con Potter.

Castle si derrotas a ese engeído, te ofrezco veinte ranas de chocolate.

Me giro hacia Artemis, le conozco de alguna clase, no he hablado mucho con él pero de igual modo le sonrío y le hago una señal de "all right" con la mano.

De verdad no podía entender como esto del Quidditch volvía locos a todos, a pesar del jaleo y de todo lo que ocurría con Thad y Malfoy preferí quedarme aparte en mi opinión el Quodpot era mejor, y ese chico Malfoy me había parecido interesado o al menos eso había percibido en nuestra breve  charla que habíamos tenido en los pasillos pero por el momento no era tan relevante.

Me dediqué a terminar mi comida después de todo, las pruebas serían pronto y no quería fallar por ir hambriento o por ir demasiado lleno, así que comí lo suficiente y me preparé para la prueba, tampoco es que tuviera altas expectativas de quedar pero al menos el intento se haría.

Cuando los chicos salieron en dirección al campo de Quidditch, también los seguí pero a la distancia, estaba nervioso, estaba seguro que habría chicos muy talentosos, solo esperaba hacerlo bien y agradar un poco a Gin.

¿Me desearía suerte señorita? Estoy deseando callar a Drako Malfoy, y si usted me desea suerte creo que lo conseguiré.

Tras las clases, Victoria fue a comer no sin antes pasarse a recoger su escoba a su dormitorio. Entró y vio que había un gran revuelo, al parecer varios chicos estaban retándose con el Quidditch, vaya parecía que si que los magos se tomaban aquello en serio, le recordaba al fútbol de los muggles... Para ella solo era un deporte y pensaba disfrutarlo al máximo por ahora no quería entrar en disputas (por ahora...).

Pudo escuchar como un niño muy engreido vacilaba de sus grandes habilidades mientras retaba e insultaba a Thad y a otro chico, Harry Potter del que todo el mundo hablaba. Pudo escuchar que era Malfoy, vaya... ¿sería ese el hijo de Lucius? pues era igual de idiota que su padre.

Llegó a la mesa de Ravenclaw y se sentó, quería comer rápido y salir al campo de Quidditch para no llegar tarde a las pruebas, entonces vio que su amigo Alen tambien estaba enfrentando a Malfoy, "espero que no se meta en problemas por ese malnacido..."

Harry Potter estaba charlando animádamente con Ron Weasley y Hermione Granger, sentado en la mesa de Gryffindor, tratando de inspirar a su compañero. Ya muchos sabían que Harry tenía mucho talento en la escoba y que probablemente tuviese posibilidades de lograr el tan ansiado puesto de buscador, pero el que lo tenía realmente complicado era el joven Weasley, quién dudaba mucho que tuviese opciones contra Oliver Wood, el mejor guardián de la competición en los últimos años.

- No te preocupes, Ron. Tú sal con confianza e intenta hacerlo lo mejor que puedas... Incluso en el caso de que no lo consigas, quizá te tengan en consideración si hay alguna lesión, que no suele ser tan raro en este deporte ¡Fíjate, hasta el anuncio de esta Saeta de Fuego del Profeta es por una lesión de un profesional! Comentó el muchacho de la cicatriz en la ceja tratando de animar a su compañero aunque no sabía si estaba logrando eso o todo lo contrario. 

Entonces la gente se arremolinó entorno a la mesa de Slytherin, donde se solían sentar Malfoy, Crabbe y Goyle, y dirigió la mirada hacia aquel lugar. No tardó en comprobar que el padre de Malfoy le había hecho llegar, con carácter urgente, una Saeta de Fuego increíble y aquello le dió un poco de rabia. ¿Por qué no competían todos en las mismas condiciones, sobre la misma escoba? Ahí se podía ver el peso que tenía el Consejo en el Colegio de Hogwarts, y en especial la influencia de Lucius Malfoy. Tenían suerte denque no hubiesen expulsado al director y a muchos de los docentes actuales que tan bien le caían...

Cuando el jovencito rubio de Slytherin se dirigió a él y a un chico nuevo de primer año que todavía no conocía llamado Thad, no tardó en replicarle.

- Me alegro por tu escoba nueva, Malfoy. No dudaba de que para lograr el puesto necesitarías una escoba mejor que el resto... Comentó un tanto molesto por las burlas y actitud de prepotencia de Draco. Pero no creas que te será tan fácil, se que hay buscadores muy buenos y experimentados que con una barredora podrían humillarte. Y no pudo evitar mirar a la mesa de Hufflepuff, aunque no estaba allí en aquel instante a quien buscaba. Sea como sea, hablaremos en el campo, sobre la escoba.

La actitud de Potter mostraba determinación y no tardó en ver que otros se metían con Draco en vez de apoyarle por su estatus social, aunque no todos. No obstante, Harry se sorprendió de que el tal Thad se le presentase y hablase después con Hermione. ¿Por qué actuaría así ese chico?

- Esto... claro... Soy Harry, Harry Potter, encantado. Y aunque no entendió bien por qué se llevaba mal con alguien de su misma casa, no tardó en estrecharle la mano cuando senos tendió. Suerte en las pruebas de selección de Quidditch.

Ron era apenas incapaz de comer algo, y ya había ido tres veces al baño en los escasos diez minutos que llevaban en el comedor. Escuchar hablarle a Harry de que debía competir con Oliver Wood por el puesto de Guardián, y posteriormente ser consciente de que ese deporte provocaba muchas veces lesiones, le atemorizaba sobremanera. 

Aún estaba tratando de tranquilizarse y rebajar los nervios cuando presenció lo de Malfoy. Y aunque fue leve y casi un susurro, trató de defender a su amigo ante las palabras de Malfoy.

- No sabes lo que pueda ocurrir, Malfoy. Harry es mejor que tú con la escoba...

Y agachó la cabeza temeroso por sus palabras, pero justo entonces intervino Alen Ryder y suspiró aliviado viendo que la atención no reparaba en él. 

Hermione había sido la que más interés había mostrado por ayudar a sus dos compañeros de Gryffindor, Harry y Ron. Ella era consciente de que no tenía talento ennla escoba, y aunque sabía que las posibilidades de que Con lograse una plaza eran casi nulas, no por ello dejó de ayudarles y darles consejos. Había logrado un libro de Quidditch con normas, consejos de profesionales de ese deporte, estadísticas y demás, y en la medida de lo posible trataba de ayudar a sus dos amigos.

Cuando Draco se jactó por su nueva Saeta de Fuego y se volvió a meter con ellos, no tardó en levantar su varita y plantarle cara. Ella era valiente y leal, y ya habiendo visto como Malfoy y sus secuaces habían humillado a Neville Longbottom, no iba a permitir que senrepitiese la escena. Ron a su lado parecía asustado y sin saber que hacer, aunque Harry parecía mantener el temple y responder con confianza.

- Malfoy, lo que tengas que decir, demuéstralo en el campo de Quidditch. Yo confío en Harry y Ron, y los apoyaré sin reservas ¿Quién confía en tu talento de tu propia casa? Si necesitas usar una escoba mejor para ganar, ya lo dices todo...

Tras escuchar la respuesta de Draco, y viendo que el joven rubio abandonaba el lugar tras aquello, suspiró aliviada y no pudo evitar sonreír.

- No creí que fuese capaz de decir lo que dije. Ha sido...¿Reconfortante? Y sonrió divertida.

Cuando se presentó Thad arrugó la nariz un tanto confundida por el proceder del chico y solo pudo decir, antes de instar a Harry y Ron de salir de allí.

- Esto... Yo soy Hermione Granger... Y puso los ojos como platos al ver que le besaba la mano como si fuese una princesa o algo similar. No es que le resultase desagradable, pero verse el centro de atención le estaba poniendo nerviosa y no tardó en retirar la mano. Ejem... No te conozco pero... Suerte. No me agrada Malfoy y a la gente prepotente...

- Draco, no hagas caso a los comentarios de estos ineptos. Camentó con una mueca de desagrado ante la situación que se estaba gestando. Si han nacido pobres, mestizos e hijos de muggles, es su problema y no el tuyo. Tú te puedes permitir lo mejor y ellos no, tus padres son gente importante en el Ministerio de Magia, los suyos son gente de tres al cuarto, o incluso están muertos. Miró con frialdad a Harry Potter, a quién no tenía reparos de demostrar que le caía mal. Ahí radica parte de la diferencia, pero además tienes mucho talento con la escoba, no hay nada más que hablar...

Y con aire de superioridad, se levantó de su asiento y tiró de la túnica del joven Draco para hacerle salir del Gran Salón. 

- Me apetece ver esa Saeta de Fuego en manos del mejor. ¡Larguémonos!

A duras penas Draco podía contener su ira al ver que muchos le enfrentaban, a él, a un Malfoy de sangre pura. Sin embargo logró controlarse y mantener una mirada impasible, y apoyado por la joven Parkinson y de sus dos escuderos, decidió que no valía la pena responder a aquella gente inferior y que lo mejor era practicar con su nueva escoba para habituarse a ella. No disponía de tanto tiempo antes de la competencia y debía tratar de habituarse o podría pasarme factura.

- Hablaremos en el campo, no tengo nada que añadir. ¿Alen Ryder, no? Recordaré tus palabras, no creas que pasaré por alto tu desfachatez. ¡Nos vemos perdedores! Y con su siempre aire de grandeza y superioridad, hizo mover la túnica como un lord, y se encaminó rápidamente con su Saeta hacia los campos de entrenamiento.

- Lo dicho señorita Granger, para lo que usted quiera sólo tiene que mandarme una lechuza. Sonrío a la vez que miro a Harry y Ron ¿Dispuestos a demostrar que somos mejores que ese idiota de Malfoy? No creo que nos cueste demasiado. 

Miro a Ron, Tu eres el pelirrojo del que se cachondeaba Drako el otro día ¿No?, anímate tus amigos están aquí apoyándote, puedes conseguirlo. Aunque no lo conozco intento animarle.

Al escuchar a Parkinson no puedo evitar soltar una risotada luego paso de ella no sin antes soltar un comentario mordaz.

Sin duda hay cosas que el dinero no puede comprar, como algo de clase por ejemplo. Aunque la troll se vista de seda, troll se queda. - dicho esto me acerco a la mesa de Gryffindor y observo a los amigos de Potter.

Weasley tengo algo que quizá pueda servirte, pero es sólo un préstamo, pues lo voy a necesitar de vuelta para las clases. ¿Te interesa o no? 

Responde sólo con un sí o un no. - digo mientras me paro frente a él y lo observo con seriedad. El hecho de que yo no fuera a presentar la prueba, no quería decir que mi escoba se quedaría en tierra.

Al escuchar las palabras de aquella niña mi rostro se torció de rabia, tuve que meter la mano en mi bolsillo para poder calmarme y no hacer nada de lo que en un futuro me arrepienta. Al estar mas tranquilo ladeo la cabeza todavía con esa sonrisa de mal ganador.

- Un cosa importante... ehhh ¿quien eres tu? Bueno, da igual te llamare fangirl #1, solo para que lo sepas aquí la persona que ha plantado cara a tu novio es alguien rico, de sangre pura y con familia en el Ministerio de la Magia -mas o menos- Así que mejor quédate calladita porque no eres rival para este halcón -abro un poco los ojos tras la contestación de Malfoy- Ohh, vaya su eminencia me conoce es un halago para mi persona. Te espero allí Malfoy, no me decepciones.

Y ya una vez la rubia salio de escena me dirigí hacía la mesa de mi casa aprovechando el camino para sonreír y asentir a los dos chicos de Griffyndor que también lo pusieron en su lugar, no es que fuera para tanto como lo mío pero ya era algo.

Raven observaba lo que estaba sucediendo en el gran comedor, no entendía porque esa necesidad que tenían los chicos de ser superiores a los demás y sobretodo de humillar a todos. Lo que no término de entender muy bien era a lo que se referían algunos miembros de su casa sobre la sangre, ¿Qué más daba quienes eran tus padres? Lo importaba realmente era quien eras tú, por lo que veía los magos eran muy clasistas con esas cosas y no le gustaba demasiado.

Mientras seguían peleándose y discutiendo ella termina de comer con tranquilidad con intención de ir a su habitación y coger su escoba, le llamaba la atención eso del Quidicht y quería probar suerte, quien sabe, quizás no se le diera tan mal después de todo.

Miercoles 25- Noche

LLegó la hora de cenar, y Daniel estaba cabizbajo, y sus ojos delataban que había llorado, supuse que la charla con Gin no obtuvo el resultado que él esperaba, -¿Estás bien tío? Si quieres podemos hablar de lo que te ha pasado, dicen que eso ayuda, para desahogarse- Comente encogiéndome de hombros.

Miercoles 25 de septiembre de 1991 durante la cena en el gran Comedor

Contesté la pregunta de Alex -Estoy bien, o al menos eso creo- tenía los ojos enrojecidos por las lágrimas y por haberme frotado con la manga de la túnica para secarlas –Viejo sé que es tonto preguntar esto, pero soy feo o no soy agradable- le pregunte directamente – Gin quiere estar alejada de mí, dice que estoy encantado por ella, pero no creo que eso sea cierto,  ella es tan linda, su cabello se ve bien, huele muy bien, pero no se por qué cada vez que alguien se le acerca me dan ganas de golpearlo o alejarlo, por eso he llegado a creer que no le agrado por ser mala persona- me deje caer sobre la mesa y comencé a jugar con las verduras.

-De verdad no entiendo nada- le confesé – incluso hice lo que papá me recomendó, llévale una flor, elegí la más bonita y aun así se alejó- solté un fuerte suspiro, la verdad es que no tenía mucho apetito, de haber podido escapar lo hubiera hecho y verla sentada en su mesa solo me daban ganas de ir con ella, pero sabía que la enojaría y no quería eso.

-¿Qué debo hacer alejarme de ella o insistir?- dije sin mucho interés mientras el guisante con el que jugaba fue a dar hasta la mesa de Ravenclaw.

-¿Qué debo hacer alejarme de ella o insistir?-

-Creo que tú ya sabes cual es la respuesta, ¿ O a caso el sombrero seleccionador se equivocó al ponerte en Griffindor?- dijo el chico para animar a su compañero.

-Aunque creo que sé como puedo ayudarte, debes comprar a Cyllene una poción que haga desaparecer los efectos de las veelas por un tiempo, así sabrás si lo que sientes por ella es real o no. Si aceptas, deberás comprarla diciendo que vas de mi parte.-

-Tienes razón pero la profesora Foxier me da miedo  pero si no hay mas solución estaría bien, igual lo había pensado- conteste mientras volvía a lanzar en nuevo guisante, - Quizás debería ir a su mesa ahora mismo y decirle que no pienso alejarme de ella- pensé en voz alta, parecía estar convencido que hablando se solucionaría algo, aunque verla partir tan seria y triste me hacía dudar, no quería enfadarla.