Partida Rol por web

Aún concentrado en el trabajo que le habían encomendado, se acercó a la puerta arrastrando su pierna izquierda. La capucha de la túnica le había tapado el rostro, y continuó ensimismado hasta que la silueta de un desconocido se le apareció. La visita del músico lo tomó por sorpresa

- Si sabía que venías acompañado hubiese preparado algo de comer - le dice a su anfitrión mientras le dedica una mirada al recién llegado - supongo que eres otro de los entusiastas a los que le gusta festejar que esta aldea tendrá una sala de lectura mas grande... no se puede negar que se regocijan en las pequeñas cosas...- dice con un tono difícil de descifrar -... y eso es bueno, mas en estos tiempos... por cierto, soy Norión-  

- No te preocupes - responde el bardo con un ademán, quitándole importancia. Después hace la reverencia que suele dedicar a saludos informales y añade - Encantado. Soy Arkyn el bardo, de Bree.

Arkyn echa un breve vistazo a su interlocutor y una parte de su mente ya comienza a hacer conjeturas acerca de ese hombre y su pasado.

- ¿Entusiasta? - replica. - Bueno, yo no diría tanto. Intrigado más bien. En todo esto - añade señalando a su alrededor. - ¿Enseñáis en la Academia?

Podría hacerlo, si tuviera el alumno apropiado...pero no es el caso. Simplemente colaboro con Adhellin, el conocimiento plasmado en los libros es mi aporte a esta Academia... ¿Vienes de Bree?... ¿qué noticias traes del norte?...he estado mucho tiempo en Metraith, algo aislado podríamos decir, y poco sé de esas tierras hoy por hoy.

-Así es, interviene Adhellin, Norión es un excelente escriba, y además llegó en el momento más oportuno hace pocos días, justo cuando más lo necesitaba. Como una bendición de los valar

El artista busca algo para cenar en la despensa y saca una mesa plegable y tres taburetes mientras sus dos invitados siguen charlando.

Arkyn observa de pasada al ayudante de Adhellin mientras sigue hablando. Hay algo en su forma de hablar, en su vestimenta, en él, que le hace pensar que no es un simple escriba, pero no sabe qué es exactamente lo que le causa esa impresión. Su piel pálida le da un aire casi enfermizo, y su voz resulta extrañamente fría independientemente de las palabras que pronuncia.

Norión asintió con la cabeza ante el comentario ... hay un Valar que guía mis pasos, si, pero pocos quieren saber de él... se acomoda en la silla y deja colgando la pierna, mientras continúa mirando atentamente al bardo. En los cantos de estos músicos había gran parte de verdad revestida de fantasía, al igual que en sus poesías, así que respetaba a ese hombre, que a juzgar por sus palabras era otro recién llegado.

- ¿Y qué enseñáis? Si me permitís el atrevimiento de preguntároslo - responde el bardo permaneciendo de pie y cerca de la puerta.

De vez en cuando echa un vistazo hacia afuera pero al no hallar lo que busca sus miradas al exterior van espaciándose cada vez más.

- Yo por mi parte estaría muy interesado en cualquier tema de índole musical, claro está - se explica haciendo un gesto con la mano que provoca que su capa haga unas ondulaciones. - Pero también me interesa la historia. Supongo que siendo un escriba algo sabréis del tema, ¿me equivoco?

Arkyn sigue de pie junto a la ventana. Adhellin le pide a Norión que le ayude a colocar una mesa. -Vamos Arkyn, ven y saca tu laúd, insiste Adhellin y se va a por otra barra de pan a la despensa. Está terminando de calentar un puré de verduras, y ya ha puesto una garrafa de vino y tres copas más o menos limpias en la pequeña mesa redonda. También hay un cuenco de frutas exóticas. – Tengo algunos caprichos que me traen desde Tharbad, comenta. No hay sillas, sólo cómodos cojines para sentarse en el suelo. Fuera, ya se ha hecho la noche. Arkyn observa cómo la plaza se vacía de gente, aunque dejan las puertas abiertas. Siguen llegando constructores y carpinteros desde la obra, y se dirigen al Salón Común. Otros terminan de desmontar puestos en el mercado. Adhellin ha servido los platos, y se sienta con las piernas cruzadas a espera que se sienten los otros, y que toque algo el bardo para amenizar.  – Una historia de viajes y descubrimiento sería lo apropiado creo, opina el artista mientras bebe vino. - O una canción de amor, pero nada triste que la noche es para disfrutarla.

- La noche esta hecha para dormir... lobos, serpientes y criaturas aún peores acechan en la oscuridad... solo la muerte habita tanto en la luz como en la penumbra por igual... - hace una pausa mientras bebe el vino, que por cierto le sabía bien  - pero adelante Arkyn, por favor, alégranos la noche... cántanos algo oriundo de Bree, dicen que en esa ciudad siempre pasan cosas interesantes - Cada uno de los tres venía de lugares diferentes, toda esa aldea parecía formada por sobrevivientes del antiguo reino, que se acercaban desde distintos lugares. Que los habrá motivado a venir aquí? será la promesa de Sikil Kaluva Tielyanna ? se preguntaba mientras observaba al bardo tocar su laúd, hacía tiempo que no escuchaba una melodía. Antes que comience a cantar, con la música de fondo, un súbito palpitar de vitalidad lo invadió y lo llevó a decir palabras sin medir las consecuencias, como si alguna emoción infantil se apoderase de él - ... hagamos un trato, hombre de Bree, yo te revelaré las verdades de la historia hasta hoy, y tu me ayudarás a escribir las páginas que han de venir...- quizás hasta esas páginas tengan nuestros nombres.... imposible, que tontería

El bardo asiente.

- ¿Algo de Bree? Vaya, eso es muy amplio.

Arkyn medita unos instantes antes de sacar el laud de su funda como si fuera su amante. Con delicadeza lo sostiene en su regazo y lo ajusta rápidamente hasta dar su aprobación.

- Veamos qué tal suena - comenta en voz alta antes de empezar a tocar algunas canciones de taberna.

Cuando, en mitad de una canción, Norión le hace esa proposición la mano del bardo se detiene en mitad del acorde durante un par de segundos y sus ojos se posan en el escriba, como intentando descifrar algún significado oculto.

En silencio asiente y sus manos vuelven a recorrer las cuerdas de manera rítmica y experta. Sin que se pueda precisar el momento su voz desaparece y sólo suena una melodía suave y melódica. Sus ojos se encuentran cerrados y la música que se oye debe de ser un reflejo de sus pensamientos. Tras unos minutos la música cambia y sus labios vuelven a moverse de nuevo aunque sin perder la expresión ausente.

La música de Arkyn suena por el taller, primero canciones más alegres que han sonado en Bree y en los alrededores en los últimos tiempos, aunque tocados con maestría y habilidad de un viejo maestro. Adhellin observa al bardo con una muestra de aprobación, y al pasar a una canción más íntima y emocional, se queda en silencio, emocionado, sin palabras, recordando con los ojos cerrados algo de su pasado.

El viento que dispersa las nubes para abrir el camino a nuestros sueños...

El bardo asintió con la cabeza. Ambos podían salir beneficiados de este encentro, quizás los Valar querían que así fuese. Se relajó y se dejó llevar por la música. Cuantas décadas sin un momento así, cuanto tiempo sin un acorde danzando en sus oídos, en las tumbas no había música, mas en la noche ...si. Debía admitir que el pintor no estaba tan desacertado después de todo.

Se sobresaltó al darse cuenta que su mano se movía al ritmo de la última melodía... que me esta pasando?... primero la detuvo y luego observó a los dos, a Arkyn con los ojos cerrados, embriagado por el embrujo de sus cuerdas, y a Adhellin, que parecía soñar despierto, sumido en sus propios pensamientos. Se olía a alegría... y sabiendo que no lo observaban, sonrió, y disfruto ese momento.

Unos segundos después de terminar la canción la última nota aún resuena en su cabeza. Como si no fuera consciente de estar acompañado, Arkyn se queda mirando por la ventana en dirección al castillo, aún cuando no puede verlo desde donde esta sentado.

Durante unos instantes se asemeja a una estatua si no fuera por la rítmica respiración que le delata. Al final parece despertar de su ensimismamiento y vuelve a mirar a sus anfitriones.

- Disculpad. A veces me dejo llevar un poco por el momento...

- que bueno que te sucede, alégrate de esas cosas, porque indican que estas vivo..- veía a cada persona que se paraba delante de él por la corta vida que tenían por delante, a veces solía sentir indiferencia y otras compasión...pero sus compañeros de esta noche le generaban otra cosa... sentido... como si momentos así hicieran que poco importara si había o no muchos días por delante.

-Adhellin, me llevará mas tiempo del que esperaba terminar con lo que me encomendaste. Pero mañana es la inauguración... - hizo un silencio, como si le costara sacar de sus labios las palabras - me gustaría participar... pudiste terminar con los preparativos? me imagino que Arkyn será parte de la celebración-

La mirada de Arkyn se dirige hacia la ventana. Por un momento cree haber visto el reflejo ... la silueta de... ella. Pero después nada, sólo la penumbra y las sombras de la noche. Entonces, ve cómo alguien está abriendo la puerta del taller.

Alguien está abriendo la puerta del taller de Adhellin para entrar, pero él se encuentra de espaldas y sigue conversando con Norión y sirve más vino. -Arkyn desde luego va a tocar. No es un evento formal tampoco, solamente una celebración de un nuevo comienzo aquí. Pocos invitados, aunque entre ellos algunos nombres ilustres me han dicho.

-De acuerdo, Norión, tú estarás a mi lado, como ayudante o asesor. No somos maestros, pero también formamos parte del proyecto de la Academia. Así tengo oportunidad de presentarte a la Dama Aylarien, y le podrás informar de tus progresos con esos textos.

Norión asintió conforme ante la idea de participar en el evento, pero al oír el comentario sobre la dama, su semblante cambió...quería conocer a esa mujer a toda costa, pero a la vez hubiera querido que eso nunca suceda...enwina lúmëthe...se sumergió en sus pensamientos, apenas notó que la puerta se había abierto. 

Era esa música que esas dos noches había deleitado y ahora seguía, por suerte de momento su presencia había pasado desapercibida y aprovecho para observar a los acompañantes de Arkin, y de paso esperó que terminara la canción.

Tampoco quería sorprender o asustar con mi repentina presencia y no hallaba el momento de dar un paso adelante y descubrir mi presencia. aunque el final salude a Arkin y espere que este me presentara.

0:00 - Arkyn había vuelto a tocar una canción tranquila, esta vez una balada de origen élfico que había escuchado tiempo atrás. Sus dedos volvían a recorrer las cuerdas del laud como si se deslizaran, acariciándolas más que pulsándolas.

0:34 - Su voz había adquirido un acento extraño ya que, aunque cantaba en oestron, lo hacía como si fuera un elfo hablando la lengua común. Además, cantaba en voz baja, permitiendo que sus dos acompañantes hablaran mientras tanto acerca de la celebración que iba a tener lugar próximamente.

1:12 - Los ojos del bardo vuelan de nuevo hacia la ventana, mirando hacia la negrura.

1:21 - Me pregunto si la habrán aceptado en esa Academia. ¿Se encontrará bien? A pesar de estar pensando en otra cosa sus dedos continuan, incansables, y su voz sigue entonando la balada sin apenas esfuerzo.

1:46 - El bardo vuelve a la habitación y continua con su canción susurrando las palabras mientras Norión habla con Adhellin.

2:05 - De pronto sus ojos se posan sobre la ventana y parpadean un par de veces, como si no creyera haber visto lo que ha visto. La puerta abriéndose confirma sus sospechas.

2:14 - Caäniza entró como un gato, sin apenas hacer ruido, y permaneció en la puerta entre las sombras, inmóvil. La voz de Arkyn continua recitando la balada con los ojos fijos en ella, como esperando a que ella haga algún movimiento.

2:44 - Al ver que parece que ella no se va a acercar se levanta y va hacia ella.

2:53 - Sin dejar de tocar, Arkyn se gira hacia Norión y Adhellin.

- Adhellion, Norión - dice mientras mira a los aludidos. - Os presento a Caäniza, quien me ha acompañado hasta aquí y creo que estudiará en vuestra Academia.

3:13 - Con un gesto le señala a la chica la silla en la que había estado antes y espera a que tome asiento.

3:19 - Él, mientras, vuelve a cantar posicionándose entre ella y la puerta y continua tocando un poco más hasta terminar la canción, tras lo cual realiza una leve reverencia.

- Hola Äni, ¿qué tal te ha ido?