Partida Rol por web

-Hmf, sí, saludos, refunfuña el enano mientras mete prisa a su mula cargada de mercancía. Por un momento se queda mirando el camino que conduce a Sil Auressë, sorprendido por ver que está en uso de nuevo al parecer. Cuando ya estaba a punto de seguir su camino hacia Metraith, se gira y pregunta: -Jóvenes, ¿sabéis si acaso han reabierto la posada que antaño había en esa dirección?

Escudriña a los dos jóvenes que están cargando un eje de carro, y luego mira otra vez hacia Sil Auressë. Cuando se comenzó a construir la aldea, solamente había unas ruinas de una posada, y granjas dispersas por los alrededores.

La capa del enano está empapada, y su cara es de pocos amigos después de que le sorprendiera la tormenta de anoche, y encima tan cerca de una cama y una cena caliente.

Ragi tarda un poco en responder, sorprendido porque el enano se dirija a ellos. - Si, aunque ahora no se utiliza como posada. - Inconscientemente se frota la cara con la mano. Al darse cuenta de que esa respuesta no es de mucha ayuda, prosigue. - Alrededor de la antigua posada se ha instalado bastante gente en los últimos tiempos. Si buscáis un lugar donde pasar la noche, allí podréis encontrarlo. -

Después se pone en pie, sacudiéndose las migas de la ropa y pensando en que les toca seguir camino hasta el carro.

El enano mira desconfiado a Ragi. -Una posada que se ha reabierto pero ya no es una posada... Hmf, tengo prisa para llegar a Metraith con mi mercancía, pero es posible que visite el sitio a mi regreso. Gratitud, dice mientras avanza aún más rápido si cabe por el camino. -Que pasen un buen día, añade sin darse la vuelta. La mula va cargada con dos cajas a ambos lados, y por el ruido y el peso parece que lleva piezas de acero.

Ragi y Eben cogen el eje, y siguen la estela del enano, aunque éste cada vez tiene les lleva más ventaja. Realmente le urge llegar a algún sitio. Cuando llegan al punto donde el camino comienza a rodear la colina, pueden ver el carromato custodiado por dos guardias a caballo. Se encuentra al otro lado del camino de un grupo de árboles y lo que parecen las ruinas de una antigua muralla.

También hay dos personas más junto al carromato. Uno parece estar trabajando con una de las ruedas, mientras el otro está sentado en el suelo. Parece herido. Hay cuerpos tumbados y ensangrentados, la mayoría boca abajo.

Cargados como burros de carga, resoplando y sudando, llegamos, al fin, donde está el carromato -"Menos mal, Ragi, esto ya empieza a pesarme demasiado"- digo a mi compañero de fatigas mientras nos acercamos despacio haciael carromago.

Mientras avanzamos, oteo la zona de los arboles, deformación profesional, a ver si veo algo raro. Entiendo que no hay nada, si n los guardias lo hubieran visto con el tiempo que llevan aquí, peo no puedo evitarlo.

Una vez estamos suficientemente cerca para que nos puedan oir, si no es que los guardias ya se han acercado, grito en dirección a la gente del carromato -"Buenos días, pueden ayudarnos con el eje?"-

- Y que lo digas. - responde Ragi, haciendo un último esfuerzo, ahora que ya se ve el carromato.

Al ver los cuerpos tedidos en el suelo se alarma. - Ha habido más combate que el que me esperaba. - Piensa. - Hay que estar desesperado para atacar un carromato con escolta armada. -

Los guardias se miran entre ellos, y uno baja del caballo y le deja las riendas al otro que también se baja de su montura pero se queda junto al carromato. Se acerca rápidamente hasta Ragi y Eben. -¿Un eje? De acuerdo, os echaré una mano. Tenemos a uno de los conductores herido que está siendo atendido por el otro.

Entre los tres avanzan hasta llegar a la posición del carro. –No nos han enviado refuerzos, le comenta al otro guardia que observa a los dos recién llegados con indiferencia. Al ver la expresión de Ragi al observar los cuerpos, contesta a la pregunta que se intuye en el rostro del joven: -Nos atacaron una veintena. Desesperados y mal equipados, aunque habían preparado unas trampas para el carro y tenían un plan de atar los caballos con las cuerdas. Pero recibimos ayuda de otra unidad de cuatro compañeros y pudimos ahuyentarlos, y los cuatro refuerzos más uno de nuestra unidad están persiguiendo a los asaltantes que se dispersaron a todas las direcciones. No queremos matarlos tampoco, parecían hambrientos y medio locos los pobres. Pero nos gustaría coger a uno como prisionero para llevar al Lugarteniente.

Eben deja caer por fin el eje, y observa con atención lo que ha estado mirando. Los restos de la muralla parecen el escondite de los asaltantes, y hay un cofre tirado en el suelo cerca. Pero el grueso de los asaltantes se habían ocultado entre los árboles. No era un mal sitio para preparar una emboscada. Incluso tenían preparada la ruta de huida hacia el noroeste, dejando trampas para los perseguidores que les dificultarían el paso. Pero las cosas no salieron según lo esperado.

-Basta de charla, interrumpe el otro guardia mientras vuelve a subir al caballo. -Nos atacaron, y parecían organizados. Pueden volver a intentarlo. Hay que reparar el carromato, mientras tanto seguimos siendo un objetivo apetecible para gente desesperada.

-"Está bien ese hombre?"- digo acercandome a los conductores que estan a un lado del carro. -"La verdad es que deberíamos salir de aquí rápidamente."- Cuando llego a la altura de los dos hombres, me agacho al lado del que está herido y lo examino, mis conocimientos médicos no son muy buenos, pero igual puedo aplicar alguna hierba para ayudar al hombre.

Mientras me agacho, digo -"Ragi, voy a ver si puedo ayudar a este hombre herido, si puedes ayuda a montar el eje, para así largarnos lo más rápidamente posible"- esto lo digo sin tono de orden, solo de petición.

- Bien. Aunque me parece que poco vamos a poder hacer aquí aparte de limpiarle y vendarle. Será mejor llevarlo a la academia cuanto antes y que le vea alguno de los maestres. - Le contesta, tras echarle un vistazo al herido. Después se pone a seguir las instrucciones del otro hombre para cambiar el eje del carro e intenta ayudarle en lo que puede. El carro es pesado y un cambio de eje no es tarea sencilla. Utilizan una palanca hecha con una roca cercana y un tronco para intentar elevar la parte dañada.

En un momento dado su vista se posa en el cofre abandonado. - Por ahora eso va a tener que esperar. - y vuelve a concentrarse en el carro. - Quizá haya que descargarlo para poder elevarlo. - piensa, pesaroso, ante la pérdida de tiempo que eso puede suponer. Así que echa un ojo a lo que lleva el carro y calcula lo que podría costarles sacarlo.

- Eben, igual te necesitamos aquí. Esto pesa un quintal.-

El herido tiene un golpe en la sien, parece que fue alcanzado por una piedra o algo contundente. No sangra demasiado, pero se le ve desorientado y le duele bastante. Su compañero le ha aplicado un vendaje e intenta tener inmovilizada la cabeza mientras le da agua de una cantimplora. Necesita cuidados médicos. No es factible buscar hierbas en los alrededores, y menos al estar cerca de un camino transitado.

Los guardias reconocen no saber nada de ejes de carros, pero se ofrecen a levantarlo con la ayuda de las monturas y de Eben, para que otros puedan cambiar el eje. -Yo he visto cómo se cambia uno, dice el conductor que está cuidando al herido. -Necesito que tú me ayudes, le dice a Ragi. -Necesitamos arreglar el carro para llevar a mi amigo hasta la aldea.  

Los guardias se colocan junto al eje principal y se escupen en las manos mientras se preparan. Los caballos que tiran del carro están sueltos, pero le piden al conductor que prepare los collarines y las almohadillas. Su idea es volver a levantar el carro para engancharlo a los caballos y así no tener que sujetar todo el peso mientras se arregla el eje.

Ok, me acerco al carro y me preparo en mi posición. iguiendo el ejemplo de los guardias, me escupo en las manos, la apoyo en un refuerzo de la parte en la que me encuentro, abro un poco las piernas para afianzarme y con un gruñido de esfuerzo tenso las piernas, los brazos y las lumbares y empujo hacia arriba para que Ragi y el conductor puedan cambiar el eje y así largarnos rápidamente de aquí.

-"Gggrrrrrr, apresuraos que esto pesa mucho, aún con la ayuda de los cballos"- digo a Ragi y al conductor.

El carro cruje al levantarse. Ragi, que ha atendido a las indicaciones del carretero, se ha situado en el lado opuesto del carro, preparado para desbloquear el eje roto y quitarlo, y poner el nuevo. A una señal suya tira con fuerza, mientras el carretero hace palanca, y consiguen sacar el eje roto. - ¡Vale, ahora a poner el nuevo! - dice, echando el madero roto a un lado.

Escucha bufidos de los caballos y las expresiones de esfuerzo de Eben, pero el carro está estable y parece que entre todos pueden mantenerlo izado, al menos por ahora. Meter el eje nuevo no les resulta tan sencillo como quitar el anterior, y el carretero y él tienen que meterse debajo del carro, sudando mientras intentan encajar la pesada pieza. Después de unos minutos de tensión parece que han conseguido colocarlo correctamente, aunque todavía no han bajado el carro de forma que el peso descanse sobre el nuevo eje. - Espero que aguante. - Piensa Ragi, a punto de apartarse a un lado.

Entre Eben y los dos guardias son capaces de sujetar el carro, con la ayuda también de los caballos. El conductor y Ragi sufren un poco con el cambio del eje, pero al final el cambio ha sido todo un éxito, y el carromato ya descansa sobre el nuevo eje. -Falta ajustar la rueda, y alguna cosa más. Pero lo peor ya está hecho, le dice a Ragi.

Uno de los guardias le ofrece un trago de agua de su cantimplora a Eben, quien ha sudado bastante para sujetar el carro. Entonces se percata que desde el noreste están llegando dos personas a pie. Uno es un hombre armado que va andando sujetando las riendas de un buen caballo, y el otro podría pertenecer a los clanes de Saralainn, por la vestimenta. Y por las hachas que porta.

Tras un largo camino me encuentro ante una escena más de la brutalidad de estos tiempos, nada raro, estoy acostumbrado. Me dirijo a Russef:
Compañero, no sabemos si son los que han atacado la caravana, adelantate con el caballo, y intenta saber cuales son sus intenciones. Yo te cubrire con mi arco, no temas y ten tus armas dispuestas, hoy en día los caminos no son seguros.
Desmonto, preparo mi arco rapidamente coloco una flecha en él y me desplazo fuera del camino hacia los arboles ocultandome y tomando posición de tiro.

Ragi se siente satisfecho con el resultado - Bueno, ya podemos irnos de aquí. - dice, sacudiéndose el polvo de la ropa. - Aunque antes habrá que echarle un ojo al co... - se interrumpe al ver a los dos hombres acercarse por el camino. - ¡Pues si que es transitado este camino! - piensa.

De pronto unos de los dos hombres se aparta del camino y se esconde detrás de unos árboles cercanos mientras prepara su arco. - ¡Cuidado!, ¡poneos a cubierto! - Avisa Ragi, metiéndose detrás del carro, para interponerlo entre los árboles y él. Busca con la mirada su arco, que está a unos pocos pasos, pero al cogerlo se da cuenta de que está sin tensar. - ¡Mierda! - maldice por lo bajo, y se pega al carro, sacando su espada corta y echando un rápido vistazo al hombre que se acerca, esperando a ver cómo evoluciona la situación.

Me adelanto con el caballo con cuidado y sin ocultarme ante los dos hombres. al llegar a su posición me dirijo a uno de ellos sin dejar de observar al otro que se intenta ocultar.

- Buen dia, viajeros. ¿Necesitan ayuda? yo y mi compañero que está ahí detras os hemos visto intentando arreglar vuestro carro.

Enfatizo la palabra compañero, para avisarles que si intentan alguna acción hostil, no estoy solo.

Uno de los guardias se apresura a coger las riendas de los dos caballos que están sueltos. El otro se pone a cubierto y carga su arco fuera de la vista del desconocido que se acerca por el camino, junto a Ragi.

Al escuchar las palabras del hombre, deja de tensar la cuerda, pero no quita la flecha aún.

Una vez cambiado el eje, dejo de hacer fuerza, controlando la bajada del carro por mi parte, y al ver que el eje aguanta resoplo descansado y sonriendo me limpio el sudor de la frente -"Por fin, este carro pesa como si estubiera cargado de piedras..., Gracias"- digo aceptando la cantimplora del guardia y bebiendo un largo trago.

Al levantar la mirada, veo a un par de caballeros (van a caballo), los cuales uno se acerca y el otro se interna en una arboleda que hay al otro lado del camino. En ese momento, veo a Ragi salir corriendo y ocultarse detrás del carro y yo, tan rápido como puedo, antes de que llegue el desconocido a nuestra altura, me cuelgo el escudo del brazo y cojo la lanza con la diestra, viendome sólo delante del carro, ya que un guardia ha desaparecido junto a Ragi y el otro está con los caballos, apoyo mi lanza vertical a m lado, sin aire amenazador, pero preparado para protegerme con el escudo y atacar, si las cosas se tuercen.

-"Buenos dias, si, ya nos hemos percatado de que soys dos..."- recalco esta última palabra, para que mi interlocutor vea que nos hemos dado cuenta de que no viene solo. -"Gracias por el ofrecimiento, pero ya hemos arreglado el carruaje, y ahora nos proponíamos continuar nuestro camino hacia la ciudadela de Sil Auressë, a donde pertenece..."- dejo la frase, y me quedo mirando al hombre, que está a pocos pasos de mi con curiosidad, intentando escrutar su reacción para poder percibir si tiene intenciones hostiles. -"Si sois meros viajeros, te agradeceríamos, tanto mis compañeros como yo, que le dijeras a tu amigo que saliera de entre los árboles, "- digo dirigiendo el mentón hacia la última posición del otro viajero, justo donde se ha metido entre los arboles.

Mientras hablo, voy echando ojeadas entre la arboleda para intentar divisar al otro viajero.