Partida Rol por web

Espero pacientemente a que todos los sargentos se sienten y acomoden. A medida que entran les voy saludando con un gesto de la cabeza.

-Bien, esta será la primera reunión del Othrind, el consejo militar de Sil Auressë. En dicho consejo trataremos aspectos de la organización militar del ejército y la milicia de Sil Auressë y todo aquello que pueda tener que ver con su seguridad y defensa. En principio tengo pensado en que haya unos miembros fijos en dicho consejo y, según los temas a tratar, estéis presentes el resto, por lo que es posible que no siempre os encontréis presentes todos. Es algo que, he de confesaros, aún no he acabado de organizar, pero que espero dejarlo listo en breve.

Coloco de nuevo el mapa de la región sobre la mesa

-Eliver, Halbered y Faelimir están ausentes, y por lo que veo aún no ha llegado Parthil. Bien, igualmente comenzaremos, pondré al corriente a los ausentes en cuanto regresen, aunque Denelloth, por favor, dado que Eliver está con tu grupo de cazadores, infórmale de todo lo que hablemos en cuanto te reúnas con ellos.

-Quería que en nuestra primera reunión tratásemos de cómo había ido el reclutamiento de voluntarios y de otros aspectos militares relacionados con Sil Auressë de cara a su futura organización militar. Confío en que seréis sinceros y si tenéis que discrepar de algo de lo que os plantee lo hagáis, respetando eso sí la cadena de mando –sonrío-, vosotros, al tener más contacto con los soldados, podéis ver detalles que a mí se me pueden escapar, de ahí que no dudéis en plantearme vuestras dudas o discrepancias. Pero, por desgracia, otro tipo de acontecimientos han cambiado esa idea inicial. –Miro a todos de uno en uno mientras guardo silencio- Es muy posible que Sil Auressë se enfrente a una peligrosa oscuridad.

-Ni que deciros que todo lo que tratemos aquí es confidencial y ha de ser llevado con la máxima discreción y secreto, especialmente por su posible gravedad. Curudae, Denelloth, de nuevo os pido que si me dejo algo no dudéis en interrumpirme para completar la información que falte o corregirme si fuese el caso.

-Bien, como todos sabéis, hace dos días una de nuestras caravanas, que se dirigía hacia el sur, sufrió un ataque por parte de una banda de antiguos esclavos del “Señor de la Guerra”, con consecuencias mínimas. No tendría mucha más importancia si no fuese por un motivo que nos puso en alerta, los esclavos llevaban un cofre con la insignia del “Señor de la Guerra”. Dicho cofre fue dejado en el lugar por los esclavos en cuanto huían, siendo traído a Sil Auressë por el grupo que enviamos de ayuda a la caravana, siendo custodiado.

Me detengo unos segundos para mirar a mis interlocutores

-Otro suceso, que aparentemente no tenía nada que ver con el anterior, tuvo lugar con poca diferencia de tiempo. Denelloth me informó recientemente de que había sido testigo de un posible ritual en un bosque a unas horas de aquí. En el bosque encontró un extraño símbolo, que aquí os muestro. De inmediato se pensó en enviar una misión de exploración pero antes necesitábamos recabar más información.

-Ante estos hechos, pedimos consejo al maestro Cerveth, tanto sobre el símbolo como sobre el cofre, y nos comentó que el símbolo indica lugares que tienen una gran fuerza mágica ancestral, y que el cofre podría tener algo que ver dado que lo llevaban hacia allí. Esto nos preocupó, ya que era posible que ambos hechos estuviesen relacionado entre sí de alguna manera que, por el momento, nos era desconocida. Por que decidimos abrir de inmediato el cofre para averiguar cual era su contenido. Tras examinarlo procedimos a su apertura y allí encontramos varios saquitos de polvo de oro, y varios pergaminos enrollados en forma de cartas, uno estaba abierto y pudimos leerlo, tenía palabras escritas en lengua negra, y decía lo siguiente:

“Fieles esclavos,

Soy los ojos, la voz y el poder.

Nuestra hora se aproxima. La hora de nuestra victoria sobre el enemigo. La hora de la oscuridad. La hora de la venganza. Fha-Burzum. Aquí os doy mi kista de presentes para que podáis prepararos y uniros a la Ushatarak.

Llevad kista al Gothdush sin demora. Para que prepare el Kaushatar y la liberación del Dagul. Así lo ordeno.  Yo soy los ojos, la voz y el poder. Soy Khathog, el Inmortal, el Violador, el Destructor y el Deshacedor. Khathog el Vengador. Mi nombre perdurará en la eternidad. La hora está próxima.”

-Las otras dos cartas estaban selladas con un sello con las runas S-V-K, escritos en runas y en Lengua Negra, pero no pudimos leerla, pero en uno de ellos aparecía un símbolo, el mismo que había visto Denelloth, y que demostraba una relación entre el cofre y el ritual que había presenciado.

Vuelvo a detenerme unos segundos y miro a mis interlocutores. Mi gesto muestra cierta preocupación.

-Curudae había oído hablar de Khathog, un hechicero oscuro y enemigo de la dama Ayla desde hace tiempo, cuya mente sufre algún tipo de locura. Pero eso no es todo, disponìamos de la sabiduría de Norión, un miembro de los Annatar, quien nos dijo que este cofre iba destinado a otro mago para convocar a un demonio, valiéndose del culto primitivo que pudo ver Denelloth. Y no sólo eso, en una de las cartas nombraban claramente a Sil Auressë, y estos pergaminos eran copias, por lo que los originales habrían llegado a su destino y los rituales para convocar al demonio estarán en marcha.

-Pero esto no era todo, nuevas informaciones han aumentado nuestra preocupación. Por un lado, Arkyn, un bardo que viaja mucho por Eriador, pero que está muy relacionado con nosotros (1), nos ha informado de que una granja que se encontraba a treinta millas al sur de Sil Auressë, en el cruce de caminos, ha sido destruida. –Señalo en el mapa su posición- Arkyn no encontró a nadie, sólo la granja calcinada y una punta de flecha orca. La granja era propiedad de Broud, que se instaló allí tras la guerra. Su granja se encontraba en un punto estratégico, ya que era ideal para controlar lo que pasaba al sur de esa posición, las tierras de Minhiriath. Con su caída, un enemigo puede acercarse hasta Sil Auressë, a diez millas, sin ser visto. Ahora bien, con este ataque nos han puesto sobre aviso, lo que indica que, o ha sido un ataque aislado y sin planificar, o si tiene alguna intención, puede tener dos posibles explicaciones, una que en breve tengamos un ataque desde el sur, otra….que sea una maniobra de distracción y el posible ataque provenga de otro punto.

Miro a mis interlocutores

-Pero, esto no es todo. Como sabéis hace un tiempo capturamos a un espía de Echorion, el legítimo pretendiente a la baronía de Girithlin. Lo liberamos para que regresase con su señor, pero fue capturado por los orcos, siendo liberado por nuestras fuerzas. Temiendo que todos estos hechos pudiesen tener relación con los orcos que le capturaron, hablamos con él. Y de nuevo, todo está entrelazado.

-Según nos dijo Aelloth, el espía o enviando como él afirma ser, la banda que lo capturó era un grupo organizado, compuesto por varios uruk, y bien equipados. En total eran más de veinte en el escondite, con dos trolls de las cavernas, encadenados y hambrientos. Él fue capturado en el camino por cinco miembros de esa banda, incluyendo a dos jinetes de huargo. Según Aelloth su escondite estaba bastante al sur de aquí, a dos días más o menos, yendo a caballo, en una casa en ruinas. –Señalo en el mapa- Como podéis ver está a unas treinta millas al sur-suroeste de la granja de Broud, a sesenta millas en total de Sil Auressë. Pero según su impresión parecía tratarse de un puesto de avanzadilla. Estos orcos recibían órdenes desde otro lugar, y su estandarte era la imagen de un enano desmembrado. Esta banda de orcos se hacían llamar Skator-Vok-Koptog- -Hago una pausa- Nombre que, curiosamente, coincide con las siglas de los sellos de las cartas selladas que hemos encontrado en el cofre, S, V, K.

-Según Aelloth, en el sótano donde estuvo prisionero guardaban provisiones, y especialmente cajas de equipo, armas, y otro material para ser transportado a su base o a otros lugares. Durante la liberación de Aelloth todos fueron muertos, y durante su cautiverio no vio a nadie que no fuese orco.

-Lo curioso es que parece ser que recibían órdenes de varios lugares, y tal y como se referían a sus amos, parece ser que no eran orcos. En una ocasión pudo observar a dos orcos gesticular y parece ser que se referían a dos amos, uno en el este, el otro en el oeste.

-Como he dicho era un puesto de avanzadilla, y por lo que pudo averiguar Aelloth durante su cautiverio, su base estaría en las cavernas de Minhtiriath. Y nos confirmó que había escuchado el nombre de Khathog, el Gothdush del este.

Me detengo unos segundos y miro a los sargentos, esperando algún tipo de reacción, y cruzo miradas con Curudae y Denelloth

-Bien, por lo tanto tenemos varios hechos que, aparentemente eran independientes los unos de los otros pero no lo son. Un poder oscuro se ha refugiado en Minhiriath, tal vez resurgiendo de las cenizas de los dominios del “Señor de la Guerra”, y entre sus planes ha puesto el ojo en Sil Auressë, así que conviene que nos preparemos. Va a resultar que el reclutamiento de hombres no se ha hecho pronto y será necesario que estén listos cuanto antes. Señores, estamos en situación de guerra y a partir de ahora se tendrá que reforzar las patrullas y la vigilancia.

-Para comenzar a combatir esta posible amenaza y reunir más información los hombres de Denelloth han partido de inmediato para inspeccionar el bosque donde tuvo lugar el ritual que Denelloth ha visto, él mismo se les unirá en cuanto acabemos esta reunión, aunque tal vez sería conveniente que se le una un pequeño contingente de caballería, si es posible, como apoyo. Por otro lado hemos de enviar dos grupos de exploración a la zona del ataque de la caravana y a la granja de Broud, sin olvidar que hemos de organizar, cuanto antes, patrullas en los alrededores de Sil Auressë por si nos atacan desde otro punto. Había pensado en montar puestos de aviso a cierta distancia para que diesen la alarma si aparecían enemigos y así, al menos, que nos diese tiempo a prepararnos. Y no olvidemos a Aelloth, será de nuevo enviado de vuelta junto a su señor, pero en esta ocasión con una pequeña escolta, no muy grande para no llamar la atención. Había pensado en un par de hombres y tal vez uno de vosotros, junto a Arkyn, ya que ha tratado con muchos nobles de Eriador. Tal vez podamos negociar algún tipo de alianza con Echorion, o al menos ponerlo sobre aviso. Necesitaremos aliados en estas circunstancias. Mientras tanto, los demás tenéis que entrenar a los nuevos reclutas a marchas forzadas. La organización de dicho entrenamiento lo dejo en vuestras expertas manos. Intentaremos obtener más equipo lo antes posible, y que las obras del castillo también avancen. Será difícil, nuestros recursos son limitados. También será conveniente que guardemos provisiones y agua suficiente por si sufrimos un largo asedio.

-Son momentos oscuros, rodeados de mucha incertidumbre, y aún quedan muchas dudas por resolver. Ignoramos donde se encuentra nuestro enemigo, si ha pactado con otros pueblos de Eriador, si se ha infiltrado entre nosotros, quien es y donde se encuentra el Gothdush del oeste. Hemos de movernos rápido, pero también de forma discreta, sin llamar la atención, porque si se dan cuenta que nos estamos preparando, pueden golpearnos antes de que estemos del todo listos. El tiempo corre en contra nuestra amigos míos.

-Bien, estos son los hechos, por favor, hablar vosotros, necesito de vuestra experiencia y sabiduría. ¿Cuál es vuestra opinión ante lo que os he contado?, ¿cómo creéis que debemos de actuar?, hablar sin ataduras, os lo ruego.

El discurso de Khôradur sobre la situación de Sil Auressë es largo, pero es una exposición correcta y clarificadora, que denota el buen juicio del Lugarteniente, como dan a entender los continuos gestos de aquiescencia por parte de los presentes. Denelloth asiente intensamente cuando el numenoreano habla de puestos de vigilancia y aviso en torno al enclave que todos quieres proteger, y parece tomar nota mental de ello para más adelante. Pero cuando Khôradur interpela a los presentes, al final de su parlamento, el montaraz mira ostensivamente a los sargentos, aguardando sus intervenciones.

Durante todo el tiempo no deja de mover nerviosamente una pierna bajo la mesa.

Curudae está en un segundo plano, de pie, atento a las palabras de Khôradur, pero con la mirada centrada en los sargentos. Son hombres de confianza del Lugarteniente, y en sus manos está gran parte del futuro de Sil Auressë.

Cuando Khôradur menciona a Arkyn, el Senescal le confirma con asintiendo con la cabeza su relación con Sil Auressë.

Es lo que necesitan saber de momento los presentes sobre el bardo.

Los sargentos, sentados, escuchan en silencio y con atención las palabras del Lugarteniente. La presencia del Senescal Curudae pasa casi desapercibido, tal es el porte y la autoridad de Khôradur. Por otra parte, ya se han acostumbrado a la presencia de Denelloth junto al comandante, y a su rostro desfigurado y su presencia sombría.

Una vez terminado el discurso, el silencio se prolonga. La situación es más grave de lo que se pensaba, y amenzaba con arrebatarles un sueño que estaban construyendo entre todos en medio de la pesadilla que había sido Cardolan. Los sargentos eran de distintos orígenes, y de distintas edades. Pero compartían esa ilusión, y la lealtad a Khôradur. Estaban dispuestos a luchar hasta el final.

De nuevo, Gaerel, el más veterano, habla primero.

-Señores, debemos hacer frente a esta amenaza. De eso no cabe duda. Ha sido una bendición habernos enterado a tiempo de esos sucesos que parecen guardar relación. Y la convocatoria del ejército fortalecerá nuestras defensas...

Casi sin darse cuenta, se había levantado de la silla. No por elevarse por encima de sus compañeros, sino como muestra de respeto ante la autoridad. Un sargento no hablaba sentado. Gaerel no era un gran orador, y su presencia no intimidaba. Pero además de veterano, se le consideraba un hombre sensato y práctico.

-Tenemos muy pocos efectivos, señor. Podemos replegarnos aquí a esperar a que llegue el enemigo, o ir a buscarle para averiguar más. Me convence más la segunda opción para saber a qué nos enfrentamos y para que estar preparados. Pero somos muy pocos hombres. Tan solo cuatro unidades de ocho hombres si no contamos la milicia, los guardias permanentes del castillo o la aldea, y los nuevos reclutas. No tenemos caballería, sólo diez caballos para desplazarnos en las patrullas. Cuando hablamos de unidades, puestos avanzados y patrullas, no podrían ser de más tres hombres.

-Soy consciente de ello Gaerel. Por desgracia nuestro principal problema es la falta de hombres, de ahí que una de nuestras prioridades será el entrenamiento de los reclutas a marchas forzadas. Respecto a los puestos avanzados no sería necesario que dispuese de muchos hombres, uno o dos a lo sumo. En cuanto viesen algo raro, prendrían fuego a un montón de leña antes de salir a caballo hacia aquí. Pero si sólo disponemos de diez caballos -me quedo en silencio unos segundos- necesitamos más caballos -dicho lo cual miro a Curudae-, aunque tal vez por el momento no sea posible, nuestros recursos son limitados.

Agnor escucha atentamente todo el discurso desde la esquina más oscura de la sala. Observa a Khôradur mientras habla, impresionado todavía por la abrumadora presencia física de "el jefe", como el le llama, que contrasta con esa sorprendente camaradería con la que trata a sus hombres. Semanas después de llegar a Sil Auressë aún le daba la impresión de que su mirada fiera y perfil noble iría acompañado por un gesto hosco y órdenes dadas a gritos. Pero no era así. "Al menos con sus hombres", se dijo Agnor.

Llevaba días impaciente, con un humor de perros y difícil de tratar. Más de lo normal en él. No sabía muy bien el motivo, pero Agnor empezaba a sentirse atrapado, metido en una camisa un tanto estrecha. Pero las duras noticias que "el jefe" les estaba dando captaron inmediatamente su atención. Por fin algo que le interesaba. Algo que olfatear. Y una oportunidad de montar a caballo y respirar aire fresco.

Se puso en pie y carraspeó.

-Señores, todos sabéis que soy hombre de pocas palabras. Creo que todos tenemos claro que nos enfrentamos a tiempos oscuros. No puedo decir mucho sobre la organización de las tropas, pero una cosa tengo clara: Sil Auressë es pequeña y frágil. Y esto os digo: necesitamos apoyos para los días soleados pero mucho más para las noches. Es por ello que, con el permiso del señor Khôradur, me presento para acompañar al buen Arkyn en su viaje, pues el señor Echorion no me es desconocido y menos aún sus hombres.

Sintiéndose observado por todos, Agnor se sentó de nuevo con cierto incomodo.

Khôradur miró a Agnor y escucho sus palabras, tras las cuales se incorporó, pareciendo aun mas alto de lo que era y sonrió.

-Si no hajy objeciones, Agnor irá con Arkyn, aunque dada nuestra carencia de hombres para tantas misiones, me estoy replanteando vuestra misión y tal vez vayáis vosotros dos solos con Aelloth, amigos, ¿que pensáis al respecto? -preguntó dirigiendose a sus hombres.

-Gratitud por tu ofrecimiento, Agnor, le contestó el Senescal Curudae observándole con atención. No había tenido ocasión de hablar con el joven sargento. Sabía que había servido en las fuerzas de Dol Tinare, y su aspecto parecía indicar que tenía sangre norteña. Algo bastante habitual en Cardolan. -Tomaremos buena nota de tu disposición, y el Lugarteniente tendrá la última palabra. Pero de mi parte tampoco hay objeción que vayan los dos solos.

Dirigiéndose a Khôradur, dijo: -nuestros recursos se agotan, es cierto. La adquisición de más caballos es algo costoso, y harto complicado en este momento. Y no solamente por el oro que requiere. También por nuestra posición delicada con los gremios de Tharbad, y por la convocatoria de Echorion. En tiempos de guerra, los caballos son un bien muy apreciado. Si todo sale bien, tendremos nuevos caballos antes del invierno.

Curudae era consciente de que no tenían el lujo de esperar meses. Como hombre pragmático que era, buscó alguna otra alternativa. -Podemos darles prioridad a los reclutas con caballo propio. Es todo un tesoro en estos tiempos aciagos. Puedo hablar con el chambelán Paddrec para hacer un llamamiento a los aldeanos con caballos que nos podrían valer. Aunque no sean monturas para la guerra, si son rápidos nos pueden servir para usarlos para los desplazamientos. Pero no quiero daros falsas esperanzas. Me temo que la mayoría de los que poseían un buen caballo ya abandonaron estas tierras hace tiempo. Para mañana tarde tendré algo más de información sobre este asunto.

-Por último, lo de los fuegos para dar la alarma me parece una buena idea. Creo que los cazadores de Denelloth estaban entrenando con un sistema de señales de humo que podríamos aprovechar también. Además, con la nueva convocotaria del ejército aumentamos el número de cazadores a seis sin contar a Denelloth. Bueno, cinco porque creo que Eben partió con el grupo. Podemos aprovechar su movilidad y conocimiento del terreno para usarlos como exploradores.

Gaerel esuchaba con atención, y le contestó a Khôradur.

-De acuerdo, señor. Agnor es una buena elección, y además cuenta con su propia montura y conoce el camino hasta el campamento de Echorion. En cuanto al adiestramiento de la milicia, contamos ahora con Domar. Es un hombre capaz, y tiene casi listos los nuevos instructores de la milicia. Esto también liberará a algunos soldados más. Para esos puestos de vigilancia, podríamos organizarlos en grupos de dos. Un soldado más veterano acompañado de un nuevo recluta. Y dando prioridad a los nuevos reclutas con caballos propios como sugiere Curudae. Hay que reorganizar las unidades, pero eso era necesario de todos modos con la ampliación.

-Los caballos de carga no nos valen para mucho, comentó Leaniach serio. Era un veterano de las guerras del Ángulo, y un excelente jinete quien habitualmente se encargaga de las patrullas a caballo. -Los diez caballos que adquirió la Dama son de guerra, y les estamos dando buen uso. Cargar con un hombre armado y ataviado con armadura por estas tierras altas no es fácil. Los puestos de vigilancia que proponéis, si están lejos de los caminos, serán de difícil acceso en las quebradas. Yo no prestaría mi caballo a otro jinete en otras tierras. Reclutas con caballo propio sí.  

Khôradur escuchó atentamente las palabras de sus hombres y de Curudae

-Estoy de acuerdo, dadas las circunstancias se les dará prioridad a los reclutas con caballo. Nuestros caballos serán reservados para aquellos de nosotros que ya llevamos un tiempo sirviendo en Sil Auressë. Respecto a los puestos, soy consciente de que los puestos lejos de los caminos serán de difícil acceso, pero precisamente, tal vez por eso, sea por donde pueda provenir un posible ataque. No hemos de dejar descuidado ningún flanco. La propuesta de Gaerel, dos hombres, uno de ellos veterano, me parece acertada. Será cuestión de ver de cuantos hombres disponemos para dicho servicio, construirlos y hacer turnos rotatorios, aunque estaría bien que todos, al menos una vez, sirvan en ese puesto. -Khôradur miró detenidamente el mapa- Dada nuestra limitación de recursos, de momento haría una primera línea de puestos de observación en torno a Sil Auressë. Lo suyo sería tener más pero me temo que no sería posible por ahora.

Desde su silla, Agnor acepta con la cabeza la propuesta de ser solo dos los acompañantes del espía.

Las observaciones de Gaerel y Leaniach son justas, como ya había podido observar Denelloth en el poco tiempo que habían pasado juntos. Al joven Agnor apenas lo había visto un par de veces, pero le ha llamado la atención su pronta disposición. Le mira atentamente. Parecía de esos hombres que han visto la guerra demasiadas veces, pero que aún no se encuentra saciado.

-Sargento Agnor, decís que conocéis bien a Echorion y a sus soldados? Espero que no tengáis ningún asunto pendiente en Girithlin que pueda poner en peligro vuestra misión.

-No conozco al señor Echorion más que a otros muchos hombres que se disputan hoy estas tierras. Pero quizá él sí reconozca mi cara de tiempos pasados, y quién sabe si eso le da alguna garantía, que es lo que necesitamos. Aunque no soy yo el que deba añadir nada en la reunión, todos aquí saben que si me ofrezco, es como escolta. Son otros los que deben hablar en nombre de Sil Auressë.

Denelloth se mantiene serio mientras escucha y asiente a las palabras de Agnor. -Si vuestras relaciones pasadas con Girithlin pueden ser beneficiosas para Sil Auressë, bienvenidas sean; de lo que quiero asegurarme es de que no sea al contrario.