Partida Rol por web

En ese momento aprovechó Girion para acercarse a las cuadras. La excusa era clara, buscar un caballo con el que acomañar a la cuadrilla que seguiría a Denelloth. Pero el joven dunadan tenía otros planes.

Quería encontrar a un chico que trabajaba en Sil Auressë para él, un chico para todo que le ayudaba de vez en cuando pero que era más de lo que parecía.

Se llamaba Lian, pero Girion le llamaba sombra, por lo escurridizo que era.

Khôradur asiente ante las explicaciones y acciones de Gaerel

-Has hecho bien

Saludo al maestro Ionell y le explico rápidamente lo sucedido, tras lo cual escucho las explicaciones del mediano.

-Entonces llegasteis a entrar....-Khôradur se muestra pensativo -¿cuando fue eso?, ¿y cuando salisteis de la aldea? ¿como iban vestidos?

Han entrado, ¡y no nos hemos percatado! -pienso mientras aprieto los puños con rabia, a la vez que intento mantener una postura seria

Girion halló al joven Lian en la parte de atrás de las cuadras, emparejando las herraduras. -Saludos, Girion, dijo mirando furtivamente a su alrededor para asegurarse de que estaban solos. -Me ha llegado que te encontraste con orcos en la misión de exploración, ¿es cierto?

Resultaba perturbador cómo Lian siempre parecía estar al tanto de los rumores.

-Hace tres días, contestó el mediano con la boca llena. A continuación describió por encima a los hombres. Iban vestidos con túnica y capucha, y armados con cimitarras pequeñas. Por su acento y por algunas prendas parecían de origen oriental. -Uno de ellos se quedó con migo en la Casa Común, y los dos se ausentaron. Tardaron en volver, y finalmente salí con el que se había quedado conmigo. Encontramos los hallamos, y tenían a una persona de baja estatura, ¡con mi capa! Pero para entonces ya habíamos salido de la aldea. Tenían prisa, de eso no hay duda. Entramos y salimos en una misma tarde-noche.
 

- Así es- contestó el joven mientras le sonreía-. Lo peor es que he perdido a Viento. Montaba Norión en él así que la pérdida es doble.

- ¿No sabrás nada de Viento o de Norion, verdad?- le preguntó al muchacho.

- Y otra cosa, cuéntame quién ha entrado y ha salido últimamente de Sil Auressë- le pidió.

-Tres días... -musito para mí- necesitamos hablar con la gente de la Casa Común por si recuerdan algo, maese Otho, ¿recordáis alguna cosa más que pueda servirnos para identificarlos o sobre lo que tenían planeado?, cualquier dato, por muy insignificante que pueda parecer, nos puede ser de gran ayuda.

-En la Casa Común dudo que halléis nada, contestó pensativo mientras agarraba otro trozo de queso que habían servido. Recordaba que aquella noche había poca gente y buscaron una mesa privada. -Pero hay algo. Una cosa más, dijo Otho mirando al gigante a los ojos y apurando su jarra. -Cuando los rufianes me entregaron a esos trasgos que tenían la intención de ahogarme, allí junto al río... Me asaltaron por sorpresa, y en un primer momento me pusieron un saco en la cabeza. Olía a hierbas, pero no de las que se usan para cocinar. Escuché a uno de los trasgos dirigirse a Raku por su nombre. Y le dijo que "Gostus la esperaba". Y que la hora estaba próxima, o algo así. Creo que se referían a la persona que se llevaron con mi capa.

Hizo un esfuerzo por recordar algo más, y disimuladamente miraba si desde la cocina sacaban alguna cosa más. Unos dulces, quizá. Pero no se acordaba de nada más, y tampoco parecía que iba a tener más suerte con la comida.

Lian le miró y una ligera sonrisa se dibujó en su rostro. -¿Viento? Entonces tengo buenas nuevas, o eso creo. Tengo un amigo en los establos de la aldea, y fue quien me avisó que tu caballo había regresado esta mañana. Yo apenas puedo bajar a la aldea, llevo semanas con mucho trabajo aquí arriba. Así que no sé mucho de los que entran o salen, excepto si suben hasta el castillo, claro.

Miró rápidamente a su alrededor, para asegurarse una vez más de que estaban solos, y baja la voz. -Está sucediendo algo, ¿verdad? Los guardias controlan a todo el que entra y sale, y el ejército se está preparando. La gente murmura, cree que nos estamos preparando... No quiso ni decirlo. Pero era una realidad.

-De Norión no sé nada, pensaba que eras tú quien llegó con Viento. Puedo averiguar si llegó el sacerdote con tu caballo.

Gostus....¿tal vez se refería al Godusth?, ¿o tal vez es una nueva pieza en este rompecabezas?, ¿y la bolsa?, Caäniza buscaba hierbas, ¿tendría algo que ver?, ¿o tal vez otra persona?

-Gracias maese Otho. Ordenaré que le den cobijo y alimento. Puede quedarse el tiempo que haga falta, hasta que se encuentre en condiciones de partir o de iniciar otros proyectos.

Ordeno a un soldado que le acompañen. Al quedarnos a solas me dirijo a Gaerel

-Igualmente iremos a la Casa Común, aunque no encontremos nada, pero hemos de intentarlo. Gostus....¿te suena ese nombre Gaerel?. Y preguntaremos en la Academia quien se ocupa de las hierbas y quien sale a buscarlas. También en la aldea. A lo mejor cuentan con un cómplice en Sil Auressë y por tanto...un espía.

El joven asintió ante las noticias de Liam. Era una mezcla entre buenas y malas. El hecho de que hubiera aparecido su caballo era cosa buena, pero que no supiera nada de Norion no lo era tanto. Podía haberse caído o algo peor.

Girion meditó unos segundos. No tenía tiempo de ir a por su caballo y tampoco quería que nadie saliera a por él, sobre todo viendo los peligros que rondaban Sil Auressë.

Pero por otro lado había una posibilidad de que Norion estuviera en el poblado. El muchacho apretó los dientes y luego se relajó.

- No salgas de Sil Auressë, Liam. Los caminos no son seguros y algo acecha en la oscuridad. No lo adviertas pues puede que corra el pánico y eso es lo último que queremos- le aconsejó-. Pero quiero que estés alerta de todo aquel que sale y entra. Y si puedes, sin que te vean, escucha las conversaciones importantes, si viene alguien con una carta o un emisario, quiero estar enterado de que tratan. Si pasase algo mándame a Roc, tu cuervo con un mensaje. Pero recuerda que hay murciélagos que siguen al oscuro y que intentarán acabar con él. Así que tenga cuidado él y tú escribe en clave muy secreta.

Girion se acercó al chico, le abrazó y al oído le susurró-. Confío en ti como si fueras mi hermano- tras separase le cogió por los hombros y le miró unos segundos a los ojos. Tras esto le dijo la frase que los hermanaba desde hacía más de un decenio, cuando sacó al muchacho de una muerte segura en las alcantarillas de Tharbad-. "Mi honor es mi vida, tu vida es mi honor".

Dicho esto se separó de él y le sonrió. Mientras se alejaba le dijo al muchacho-. Ensíllame un caballo, que es de lo que hemos estado hablando, ¿verdad?...Y, sobre todo, mantente alerta.

-No me suena, señor, dijo Gaerel observando de reojo cómo Otho y también el maestro Ionell se alejaron, dejandole a solas con Khôradur. -Pero he escuchado hablar a suficientes orcos para saber que a menudo las palabras son malsonantes y distintas a la forma original, y encima ahora se trata de lo escuchó o creyó escuchar el mediano con la cabeza metida en un saco de hierbas. Perfectamente podría ser que este "Gostus" sea en realidad "Goth-Dush". Los orcos obedecen a la fuerza bruta, y al poder. Conseguir que trabajen con mercenarios humanos en un plan elaborado resulta más difícil que convencerles para que ataquen sin más.

Gaerel sacó una pipa y algo de tabaco, pensativo. Estaba casi seguro de que el umbareano no fumaba, pero le ofreció de todos modos. -Las hierbas son cosa de Ionell, y desde hace unos meses también de Caäniza que le estaba ayudando en el huerto. Mañana podemos confirmarlo con el maestro Cerveth, pero creo que es así.

El veterano sargento se puso en pie. Si querían ir a la Casa Común hoy, era mejor partir ya que la tarde ya estaba avanzada. Podían seguir hablando de camino.

Girion salió de los establos y vio a Khôradur y al sargento Gaerel a punto de cruzar el puente de piedra para dirigirse a la aldea, dudando de si ir andando o usar caballos, que escaseaban y necesitaban también descanso. El joven dúnadan les alcanzó rápidamente.

Niego con la cabeza ante el ofrecimiento de Gaerel

-Sí, es lo que he pensado, que el nombre sea una deformación de los orcos. Corrompen las cosas incluso sin proponérselo. Vayamos a la Casa Común a ver si averiguamos algo.

Mientras se dirigen hacia su destino Khôradur sigue dándole vueltas a todo este asunto

-Hablaremos con Cerveth, pero también con Ionell. La desaparición de las dos alumnas parece tener ahora sentido. Me temo que el tiempo corre en contra nuestra y de ellas, hemos de darnos prisa.

-Orcos y humanos trabajando juntos, quien haya conseguido algo así ha de ser poderoso. Comienzo a temer que esta amenaza es más grande de lo que pensamos....esperemos que las negociaciones con Erchomion acaben bien, necesitaremos de su ayuda.

Al cruzar el puente les alcanza Girion. Khôradur al verle le saluda.

Al cruzar el puente les alcanza Girion. Khôradur al verle le saluda.

-Saludos de nuevo Girion, ¿ya has descansado?, si es así diría que has descansado muy poco. Te conviene recuperar fuerzas -afirma mientras se gira a continuar su camino, pero se detiene y se vuelve a dirigir a Girion- ahora bien, sospecho que serás como muchos otros hombres de armas, que su descanso consiste en acabar las tareas que tienen asignadas, o velar por la paz....nos dirigimos hacia la Casa Común en busca de nuevas pistas de los intrusos. Si quieres puedes acompañarnos.

- Me conocéis bien. El descanso llega al final de la vida- dijo el joven sonriendo a Khôrandur mientras le alcanzaba y seguía su paso.

- Sí, os acompañaré al pueblo. Es posible que allí esté mi montura y, si es así, puede que esté Norion con ella- dijo anhelando que fuera así.

- De todas formas, si me lo permitís, os aconsejaría que fueramos a caballo. Seguramente los necesitaremos más adelante y seguramente nos vedrá bien que estén descansados, pero ahora hay una variable que es mucho más poderosa y que no juega en nuestro favor: el tiempo.

Dicho esto el joven miró a Khôrandur esperando una respuesta.

Khôradur miró a Girion y luego a Gaerel

-Tenéis razón, vayamos a las caballerizas, ¡el tiempo apremia!

Los tres montaron en sus caballos y bajaron hasta la aldea. A media que se acercaban, podían ver cómo se apagaban una a una las luces de las tiendas y de los talleres. La plaza estaba desierta cuando llegaron, y únicamente se veía la luz de la Casa Común y la omnipresente luz que se filtraba de los aposentos de Curudae cada noche.

El Senescal se encontraba junto a la entrada del edificio de la Casa de Comercio, comentando algo con un guardia. Cuando les vio llegar, se despidió del guardia y avanzó a recibirles.

-Ah, saludos. Precisamente estaba pensando que tenía que subir la cuesta hasta el castillo. Me habéis ahorrado el viaje, dijo jovialmente pero su mirada era seria.

Ayudó a meter los caballos en el establo, y cuando los demás entraron, se quedó fuera y le pidió a Khôradur que se quedara también para intercambiar unas palabras en privado.

-Tengo en mi despacho a Norión. Ha llegado hoy, con muchas sospechas y pocas certezas me temo. Pero debe ponerse a investigar de inmediato para averiguar más sobre esta amenaza. Nos enfrentamos a las artes oscuras, como nos temíamos amigo. Él es nuestra mejor baza. Ha pedido la ayuda del joven Girion para buscar en la biblioteca.

Curudae miró a su alrededor disimuladamente. -Le he mencionado a Norión el nombre de la Dama Finduilas. En ausencia de Ayla, ella es la persona que más puede saber de la magia oscura. ¿Qué te parece?

Bajo de mi montura y la ato

-Gaerel, Girion, entrar en la Casa Común y comenzar las pesquisas mientras hablo con Curudae