Partida Rol por web

Eärnil siguió el sendero que bajaba, pasando de largo el bonito caballo de Girion. El tiempo apremiaba, y trató de aminorar la marcha todo lo que pudo.

Mientras tanto, Girion comenzó a subir. Con sumo cuidado, para no tropezarse y para no hacer ruido. Y para no ser visto...

Girion buscó una forma de subir más en vertical, ya que la senda seguía hacia delante elevándose poco a poco para luego serpentear ligeramente y alcanzar la meseta a más distancia. Encontró un lugar con arbustos que servirían de apoyo, y trepó intentando no hacer ruido...

Desde lo alto escuchaba ruidos con más nitidez. Voces. A su derecha, tal vez a cuarenta pasos. Aún no había terminado de subir, así que no podían verlo de momento. ¡Eran voces de orcos!

Sonidos guturales, desagradables. Pero hablaban en lengua común. Pudo escuchar a dos discutiento, quejándose del sol que les quemaba los ojos. Intentaban ver algo.

-¿Ves algo Zaka? No allí no, estúpido. -Ah, me quema los ojos. -La aldea está hacia el Sol. ¿Pero ves algo allí, detrás? ¿No ves al resto? -Tú también tienes ojos, Dugar, ¿no? -Si quieres tener los tuyos para la batalla en su sitio, mira otra vez.

Los pasos del dúnadan eran ágiles y rápidos al bajar la senda. Pronto ya podía ver el río que fluía desde la aldea. Aún quedaba un camino para llegar hasta Sil Auressë, pero no dejaba de ser preocupante lo cerca que estaban los enemigos.

Sin duda eran voces de orcos y lo peor es que estaban hablando de una aldea. Girion estaba en tensión pues estaba en una posición precaria y podían descubrirle. Pero sabía que si descubría algo más sobre lo que los orcos estaban hablando podría llevar esa información a Sil Aurësse.

Incluso si uno de ellos se quedaba solo y se descuidaba quizás pudiera noquearlo y llevarlo a Sil Aurësse para que lo interrogaran...

Si no se hubiera ido Eärnil seguro que los dos podíamos con uno de esos orcos para llevárnoslo a Sil Aurësse y que le sacaran toda la información que tenía.

Girion buscó un lugar donde ocultarse y esperó. Arriba, los orcos seguían hablando. Ahora parecía que uno se iba, pero el otro de nombre Zaka había visto algo. -Aquí, una senda, vamos. -No, volvemos con los jinetes. Los huargos ya están reunidos. Tenemos que salir. Yo me voy.

El joven esperó un rato, pensando ya que se había ido. Pero entonceso, se escuchó la voz de Zaka.

-Puede ser un camino hacia la aldea. A Gothdush le interesa. Zaka va a explorar.

Parece que estaba hablando solo, y estaba buscando una forma para bajar. Si la encontraba, le traería hasta la posición de Girion, literalmente a sus pies. El dúnadan no sabía si había sido un golpe de buena o mala suerte...

Debía intentarlo. Era posible que el plan saliera muy mal y que acabara siendo apresado por los orcos, o muerto. Pero si lograba conseguir noquearlo y llevarlo a Sil Aurësse quizás pudieran sacarle una información que a todas luces sería muy útil.

Por esto Girion se preparó. Se preparó para abatir a su contrincante. Intentó ocultarse lo mejor que pudo para que el orco no le viera y tener ganada la iniciativa. Luego sacó su arma muy despacio y le dio la vuelta para pegarle con la parte roma del pomo y así noquearlo sin matarlo.

Tenía que salir todo a la perfección o estaría en serios problemas.

Girion esperó desde su posición elevada a que el orco pasara por debajo suyo. Cuando éste le sobrepasó el joven dunadan se lanzó a la espalda de su contrincante con las armas en sus manos dispuesto a noquearlo sin dejar siquiera que respirase.

El salto no fue todo lo ortodoxo que le hubiera gustado a Girión, pero realmente lo que quería es tener al orco de espaldas y ganar la acción inicial pillandole desprevenido. Si lo hacía bien, ese orco estaría en su caballo camino de Sir Auressë en poco tiempo.

Eärnil trató de avanzar lo más rápido posible hacia la aldea. Miraba atrás cada poco tiempo por si veía algún movimiento desde lo alto de la meseta, hacia dónde se había dirigido Girion. En una de esas, se tropezó y acabó tumbado en el suelo, boca arriba. Entonces vio a dos murciélagos volando en círculos justo encima. Planeaban oteando y buscando algo, como si estuvieran de patrulla. Uno estaba más cerca de Eärnil, y el otro entre el dúnadan y la aldea.

El que tenía encima estaba en una posición ventajosa para ver también a Girion y al caballo, aunque en este momento estaba centrado en Eärnil.

Girion se dejó caer con cuidado, y antes de que el orco pudiera reaccionar, le atacó con fuerza blandiendo su espada ancha en una mano y su daga Main Gauche en la otra. El enemigo había sido sorprendido, y el primer golpe de espada le alcanzó la pierna con fuerza. Cuando intentó defenderse de la espalda, dejó al descubierto su espalda y Girion le atestó un golpe duro y fuerte que le dejó inconsciente pero sin heridas graves. Ni siquiera estaba sangrando. 

Girion miró alrededor, y se dispuso a cargar con el orco inconsciente hasta su caballo.

Con mala suerte y en contra de mis deseos me vi obligado a sacar el arco y tirar al murcielago mejor situado. No tenia otra opcion, maldita sea!

Tras el ataque, con el corazón a apunto de salirsele por la boca, el joven dunadan vio como su oponente caía al suelo sin sentido, lo que le sacó una leve sonrisa de triunfo a Girion.

Sin para a ver si alguien le había oído, pero siempre alerta por si alguien o algo se acercaba, Girion envainó las armas velozmente y arrastró a su adversario hasta su caballo. Sacó su cuerda y ató al orco que aun seguía inerte. Con el resto de cuerda lo sujetó bien a la grupa de Viento, que al ver que clocaban algo tan pestilente sobre él se movía inquieto.

- Cálmate, amigo mío, que solo será hasta llegar a Sil Auressë. Y cuando lleguemos te prometo un buen baño y posterior cepillado, con una buena ración de vena fresca y un par de manzanas- prometió Girion mientras lo acariciaba.

Una vez subido el orco al caballo, Girion, sudoroso por el esfuerzo miró a éste y sonrió. Tras esto le abrió la boca y le ató un pañuelo a la nuca pasando por su horrible y pestilente boca para que no pudiera hablar ni morder. 

Subió entonces al caballo y lo espoleó para salir de ahí y regresar por donde había venido. Esperaba encontrarse a Eärnil por el camino. Entre los dos cuidarían que ese orco no molestara demasiado.

Girion dejó atrás el sendero que conducía hasta la meseta, y dirigió su caballo hacia el río. Tenía la esperanza de encontrarse con Eärnil que había partido una hora antes, pero era fácil no verlo entre rocas, arbustos, pequeñas arboladas y vertientes de terreno viajando campo a través.

Cuando ya vio el río a menos de una milla, a su izquierda algo llamó su atención. Dos pastores y un perro dirigiendo con prisas a una veintena de ovejas en dirección a la zona de molinos de Sil Auressë. Era habitual verlos por los alrededores de la aldea, pero estos tenían claramente prisa, y entonces vio a un soldado dándoles instrucciones. Iba a pie, pero a su lado había otro montado a caballo. Vio a Girion, y alzó la mano y se dirigió hacia el joven.

-¡Alabados sean los dioses!, dijo el sargento Ethlor y frenó su caballo al llegar junto a Girion. -He salido en tu busca, amigo. Estamos replegando las tropas, el enemigo se acerca. Órdenes del Comandante Khôradur.

Miró un instante al orco inconsciente que iba en el caballo, y meneó la cabeza incrédulo. -¿Has visto a alguien más en esa dirección? Debes regresar al castillo, busca a Khôradur. Yo seguiré buscando...

La flecha erró, pero pareció enfurecer a la criatura alada. Dio un rodeo, y se preparó para atacar al dúnadan. Otro de los murciélagos también se interesó por Eärnil, pero más lejos.

Susurre una maldición por lo bajo y guarde mi arco, esas criaturas probaran mis filos si se acercan, pense. Por otro lado mis dos armas me permitirian defenderme mejor. Con gesto serio fui retrocediendo rapidamente sin perder de vista a las criaturas, cuando estuvuieron cerca me afiance y adopte la posición de combate y les aseste un golpe.

- ¡Ethlor!, ¡que alegría de verte!- dijo sinceramente el joven-. Voy directo hacia Sil Auressë a entregar este "regalito" al Comandante Khôradur. 

- En cuanto a la gente...sí, me he encontrado con Eärnil hace una hora, pero como estaba buscando a Denelloth me quedé un poco más para ver si lo encontraba. Eärnil me dijo que volvía a Sil Auressë, pero me dijo que él estaba con Ragi pero que se habían tenido que separar. Y tampoco sabía nada de Denelloth...no sé que habrás sido de ellos- dijo.

- Yo vuelvo a Sil Auressë- dijo-. Espero verte por allí dentro de poco.

-De acuerdo, regresa a Sil Auressë y busca al Lugarteniente en el castillo. Allí está también Denelloth, ha regresado esta mañana con un grupo en el que iban también Russef y las dos niñas desaparecidas Sir y Caäniza.

El gesto del sargento se torció ligeramente al recordar lo sucedido. -Ha habido una batalla. Manadas de huargos les perseguían hasta las mismas puertas del castillo. Hemos logrado ahuyentarlos de momento, pero hay heridos. Entre ellos Denelloth, pero el montaraz es duro. Saldrá de ésta.

El tiempo apremiaba, y el sargento se despidió de Girion y partió en busca de Eärnil.