Partida Rol por web

Sil Auressë

[15.2] Las ruinas de Ost-in-Edhil

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09/06/2014, 18:18
Director

Los pies de Ayla estaban cansados. Llevaba muchas horas avanzando por Eregion. Había optado por ir paralelo al camino, pero sin usarlo por precaución. Recordó brevemente a Thelran, y lo precavido que era con este tipo de cosas. Aunque el avance era lento, Ayla no estaba preocupada por eso. El final le aguardaba en las ruinas que pronto vería. Su enemigo seguramente había llegado ya.

La hermosa música de Arkyn seguía sonando en su corazón, y los recuerdos de Sil Auressë le infundían valor y fuerza para afrontar cualquier cosa. Recordó las palabras del poema de Khôradur: "Tengo el corazón acelerado y la mente tranquila... Iré a combate por mí, iré a combate por mi pueblo", y por un momento la idea de que quizá no volvería a verle nunca más en esta vida apareció en su mente. Era una posibilidad. Aún derrotando a Khathog, era posible que la muerte le halle al Lugarteniente cualquier día. La muerte era el camino para las personas como él. Y como ella. Pero no poseía el don de la clarividencia. El destino final le estaba vedado. Pero no el encuentro con Khathog...

También recordó las palabras de Girion. El joven que reunía muchas de las cosas por las que luchaba Sil Auressë. Ilusión, esperanza, nobleza, conocimiento... Futuro.

¡He aquí! la esperanza de los elfos,

el fuego de Fëanor,

Luz de la Mañana,
antes que el sol y la luna nacieran

(...)

Tu amor me sacó de la triste esclavitud,
pero no de aquel temor exterior,
La mansión más oscura de todo temor,
será tu luz más maravillosa la que se lo lleve

La verdad oculta en la poesía podía ser una fuente de poder, pero más lo era la sensación de que cientos de personas, en este momento, estaban pensando en ella. Sin saber lo que le esperaba, a lo que se enfrentaba, pero rezando por ella. Porque entendían que si los había abandonado era por algo importante. Y si había ido sola, era porque se trataba de algo peligroso. En un mundo donde todo se desmoronaba a su alrededor, donde las antiguas alianzas se habían perdido para siempre, donde los hermanos luchaban contra hermanos, y las tierras se quedaban yermas y muertas... En un tiempo tan aciago, la gente de Sil Auressë confiaba en la bondad de una mujer extranjera y elfa. Confiaban en su Luz.

Un poco antes de caer la noche, Ayla vio una estructura en lo alto de la colina por donde avanzaba ella. Parecía un puesto de vigía que miraba hacia el camino, pero seguramente desde allí se podrá ver ya partes de Ost-in-Edhil. Y podría ofrecer protección adicional para la noche.

Cada vez que cerraba los ojos, sentía la fría presencia de los espíritus que habitaban en estas tierras. Espíritus de los que murieron en las guerras contra Sauron. Confundidos, perdidos, agresivos, torturados por el Mal. También espíritus del otro bando, mantenidos en la no-vida por una magia tan poderosa como ancestral.

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13/07/2014, 01:17
Ayla

En mitad de la noche, Ayla despierta intranquila. El ambiente es difícil, demasiado dolor queda aún en esta tierra. El horror aquí presenciado, la sangre aquí vertida, dejó su huella para varias edades que quedan por venir. Ayla se pone en pie, y avanza hacia la balaustrada del puesto de vijía, y observa en silencio el cielo estrellado que hay como techo.

Suspira, mientras escruta el horizonte intentando encontrar algo, o a alguien. Al cabo de unos segundos, vuelve sobre sus pasos y saca de entre sus fardos la espada rescatada de la cámara enana de Mithrill, una espada élfica. Ayla sentada sostiene la hermosa arma entre sus manos, recordando la instrucción recibida en su juventud. La deposita suavemente en el suelo, bajo el influjo de la luz de la luna, bajo el mismo cielo que vio caer la última gran ciudad de los elfos…

- ¿En qué batallas habrás luchado? ¿Quiénes te habrán portado? ¿Cuántas batallas te quedan por librar…? No tengo respuestas a tales preguntas, y no sabría por dónde empezar a buscar. Las grandes armas tienen grandes nombres, pero ¿y tú? Ahora yo soy tu portadora, tu compañera de batalla… ¿Qué es más importante una buena arma, o un buen guerrero…? Iguales, ambos son uno, el guerrero y su arma, compañeros inseparables hasta el fin. Yo soy Hilde Sikelion...

Ayla acaricaba el anillo mientras hablaba. -Guardiana de la luz, la última Dama de la Señora Galadriel, pero...

ahora Ayla acaricaba la hoja de la espada, -tú me has acompañado desde hace tiempo, y sin darme cuenta has sido mi última defensa, siempre a mi lado, mordiendo la carne del enemigo cuando la situación era más desesperada. Desde que has estado a mi lado, has servido a la luz, has sido la espada de la luz, y ese va a ser tu nombre, “Calmacil”.

Al pronunciar el nombre de la espada, un mundo de recuerdos de historias pasadas se agolpan en la mente de Ayla, a toda prisa, pero van ralentizándose hasta un momento… Laurefin caía inconsciente bajo un oscuro hechizo de un  sacerdote oscuro, acompañado de dos orcos. Ayla sin poder, exhausta, no tenía más opción que su espada, la recién bautizada Calmacil, sin embargo, consciente de que esa batalla estaba perdida incluso antes de iniciarla, optó por una decisión imposible, llevar la magia más allá de los límites que ningún mago debería cruzar. Así fue como Ayla, exhausta, agotada y sin poder, con la última imagen de su amigo rendido en el frío suelo reunió todo el amor por el amigo caído, la fuerza, la ira, la rabia que había en su corazón y lanzó contra toda probabilidad un último hechizo. Dicha acción no pasaría desapercibida para Khatog, quien en un intento desesperado cegó a Ayla con una cruel energía oscura, pero la hechicera ya había fijado su objetivo, y el desenlace de dicho encuentro ya estaba escrito. A continuación se hizo la oscuridad para la hechicera, y sintió un frío agudo, la bola de frío había estallado. Días más tarde, Ayla abría los ojos en la cabaña de Fram, junto a su amigo Laurelfin, quien le contaría que el último hechizo lanzado logró acabar con los dos orcos y herir gravemente al sacerdote oscuro, obligándolo a huir. También, le contaría que el hechizo también golpeó a ambos amigos, sacándole a él de su inconsciencia y sumiéndo a Ayla en un profundo trance…

Ayla abre los ojos y observa a Calmacil. – Lo he entendido, mi última defensa soy yo misma…

La hechicera se ciñe la antigua arma, mientras el anillo comienza a brillar con relativa intensidad.

- Como apreció Turukulom, yo soy Hilde Sikelion, y voy por ti Cazador Oscuro.

Ayla vuelve a escudriñar el horizonte buscando a su enemigo, sabe que él está ahí fuera en algún lugar. Quedan horas para el inminente encuentro, y esta vez la hechicera no dará cuartel.

Notas de juego

El nombre de Calmacil parece de medicamento, pero es el que he encontrado en Quenya que signifique espada de la luz...

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30/07/2014, 18:40
Director

Una extraña niebla envolvía el destino de Ayla, las ruinas de Ost-in-Edhil. Aún quedaba camino, pero ya había llegado a las orillas del río. La espada Calmacil estaba enfundada, pero su peso le daba confianza. La presencia de los espectros era mayor, pero aún no se acercaban. El poder se intuía en cada piedra, en cada árbol, en el aire y en el agua. En su cabeza, los recuerdos de lo vivido se agolpaban… Tenía la sensación de que cada paso ahora le acercaba a su destino, y al mismo tiempo, cada paso dado hasta este momento había valido para llegar a este punto. A esta encrucijada.

En medio de la niebla, el frío y la oscuridad, de repente Ayla encontró un lugar de descanso. Unas sencillas columnas, unos escalones de piedra junto al río, y un par de árboles que desafiaban la devastación y la destrucción del lugar. Desafiaban la energía mágica oscura y tenebrosa.

La hechicera se sentó un momento junto a las flores, observando la niebla. En el aire se presagiaba tormenta. En su interior, Ayla era consciente de que el Ost-in-Edhil con que se iba a encontrar nada tenía que ver con lo que una vez fue. La visión que había compartido con Ringlin no era más que un espejismo. Un recuerdo de lo que una vez fue. Lo sabía, porque ya lo había visto. Lo había presagiado…

“Una ciudad en ruinas en medio de una tormenta, formas de edificios difuminados, destrucción causada por una guerra. Toda la ciudad está rodeada de energía mágica. Edificios y puentes destruidos. Y apareces Ayla, radiante, blanca… Y enfrente tiene a una figura oscura, de sobra conocida para ella. Khathog.  Lleva un bastón. Su mano sujeta un orbe, y esa mano está consumida por el poder de la magia. Se ven los tendones de su mano casi esquelética. El resto de la visión es dolorosa y tormentosa, y no consigue distinguir más. Pero hay duda, se trata de una premonición, como las de los Hombres de Númenor. Una visión de un encuentro inevitable.”

Eso lo había soñado Ayla poco después de salir de Fennas Drúnin en el barco camino a Tharbad, después de la charla con Andalyn. Aunque no fue la primera vez que tuvo ese sueño, fue cuando vio Ost-in-Edhil con más claridad. Porque incluso ahora, a bastante distancia, las formas que intuía dentro de la niebla eran las de la ciudad que vio en el sueño. Las dos Profecías estaban a punto de converger.

Ayla respiró hondo. Su vida había sido parte de una profecía, igual que la de Khathog. Ambos, a su manera, se habían rebelado contra lo que el destino les había preparado. Pero aquí se encontraban ambos. Los dos entrarán en Ost-in-Edhil, las dos profecías así lo habían pronosticado. Pero después del enfrentamiento, solamente una de las Profecías seguirá siendo válida. La vuelta de Zelene, o la vuelta de Goth Kuldokar. Luz u Oscuridad. Las dos profecías habían sido reales y ciertas hasta ahora, pero en este punto seguían su propio camino hacia finales muy diferentes. Era el momento en el cual una de las dos profecías será definitivamente falsa, que todo lo que había previsto, pasado, presente y futuro, será un error. Porque, aunque las dos eran ciertas según la perspectiva de cada bando, al final una debe derrotar a la otra. No cabía otra posibilidad. Los acontecimientos desembocarán en la llegada de una Oscuridad eterna, o en la victoria de la Luz. Una de las dos Profecías, y sólo una, será válida. Ese momento, por fin, había llegado.

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20/12/2014, 18:37
[AL] Feamirë

-Ayla, me entristece que te sientas sola. Aún rodeado de amigos y maestros, en última instancia tendrás que enfrentarte sola a un mal. Si te derrota, será tu fin. Y el fin de Zelene. Y si consigues derrotarlo, perderás a muchos de los que te han acompañado…

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20/12/2014, 18:38
Director

El eco de las palabras de Feämire se entremezclaba con los latidos del corazón de Ayla. Sus pasos le habían llevado hasta los primeros edificios en ruinas de lo que antaño fue la gran ciudad de los noldor.

Y así fue como Ayla cruzó el umbral hacia el interior de Ost-in-Edhil para enfrentarse a su destino. Sola. Cargando con los sueños y las esperanzas de muchos. Y con su fuerza. En ese momento, los cielos se abrieron de nuevo y una intensa lluvia cayó sobre ella. Un viento fuerte parecía chocar contra los edificios en una especia de danza macabra. La oscuridad y la tormenta no le asustaban a Ayla, pero una extraña preocupación crecía en su interior. El lugar escogido para el enfrentamiento decisivo parecía corrompido, manchado… La oscuridad había adentrado en lo más sagrado de los noldor.

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20/12/2014, 18:38
[AL] Morannar

- Has venido a averiguar más acerca del mundo de las sombras.

No era una pregunta, sino  una afirmación de algo evidente. Ayla estaba temblando, apenas podía controlar sus nervios. Es como si la constatación de algo tan evidente hubiera supuesto la aceptación de que ya había elegido su camino.

-La diferencia entre el recuerdo y el sueño, o el sueño y la realidad, es un sentimiento humano, impuesto desde el punto de vista del mundo físico donde están atrapados hasta el momento de su muerte. Los seres inmortales guardamos en nuestro interior todos los recuerdos de nuestra vida milenaria, y en algunos casos también los de otras vidas.

Pero hay más. El mundo interior que uno desarrolla con la meditación se conecta con el de otros seres, ya que el espíritu o “fëa” de cada uno vaga por estos mundos, más allá del tiempo y espacio tal y como se entienden en el mundo físico. Seguimos dentro de los círculos del mundo, sólo que ya no estamos en el mundo físico. Nuestro espíritu es inmortal, pero, nuestro cuerpo puede ser mutilado hasta el punto de no poder albergarlo más. En ese caso, el fëa del elfo es guiado hasta las Salas de Mandos. No te puedo decir si se les debe considerar parte de este mundo de las sombras o no, pero en el sentido amplio de la palabra me imagino que sí. Eso no es tan diferente en el caso de los hombres, con la salvedad que su cuerpo se marchita muy rápido con el paso de los años, hasta el punto de no poder albergar su espíritu. Cuando el espíritu de un hombre abandona su cuerpo, su fëa viaja más allá de nuestra comprensión y de los círculos del mundo, a un propósito que les tiene reservado Eru. Pero no siempre…

En ocasiones los poderes oscuros, u otras fuerzas, impiden que un espíritu haga su viaje normal. La mayoría de los espectros viven en este mundo de las sombras, y sólo se proyectan al mundo físico. Aún les ata algo al mundo físico. En otras ocasiones, un dolor insoportable, una injusticia, o la cólera puede hacer que el alma grite con tanta fuerza que el Universo le haga caso…

Por lo tanto en este mundo  puedes encontrarte con fuerzas que han hecho de este lugar su hogar. Y llaman a los fëa… si los buscas, te encontrarán. Y si no tienes un propósito claro, un Refugio o un Guía, posiblemente también.

En tu caso es importante que andes con cuidado. Tu espíritu es capaz de viajar por estos mundos, pero a la vez no está condenado a pasar la eternidad entre los círculos del mundo. Mitad elfa mitad humana…

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20/12/2014, 18:39
Director

Ayla seguía avanzando con cuidado por las calles desiertas de la ciudad. Recordaba la imagen de esplendor de Ost-in-Edhil, los niveles en forma de pétalos, que casi asemejaban un barco visto desde arriba.

Era difícil orientarse en medio de la lluvia y la oscuridad, rodeado de ruinas con formas grotescas y sombras que parecían moverse constantemente. Y había algo más. Una desconexión con el mundo físico. Los edificios eran como formas proyectadas más que físicos, y una poderosa energía mágica estaba presente en cada rincón de este lugar.

Otro rayo iluminó las calles desiertas. Y entonces Ayla vio las formas fantasmales. Espectros atrapados y condenados para la eternidad, proyectando su presencia, su fuerza, su angustia… El miedo que generaban era sobrenatural, y muy real aunque invisible para la mayoría. No para la hechicera. Como una niebla traslúcida y mágica que Ayla era capaz de percibir, esa energía comenzó a rodearla. E introducirla en el mundo de los espectros. Cada paso de Ayla le adentraba más en el Mundo de las Sombras.

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30/12/2014, 22:56
Ayla

Ayla recuerda con inquietud las palabras de sus Maestros... Observa a los espectros, sujetando con firmeza el medallón que le dio Pelewen, mientras observa a su alrededor. Él ya está aquí, lo siente.

Mira hacia atrás, comprendiendo que esta batalla no va a tener lugar en este plano, mientras la Dama Blanca se prepara para el gran salto. Zelene, y Ayla (Hilde Sikelion), Goth Kuldokar y el Cazador Oscuro. Hilde Sikelion comienza a brillar con destellos de pura luz, que le van envolviendo, mientras mira hacia el cielo sintiendo como la lluvia cae sobre su cara, se siento fuerte. En un momento, su mente se llena de recuerdos, de Sil Aüresse, de su primer encuentro con Khoradur, con Curudae, Denelloth, Finduilas, del enano Gynn, Aeldric, Thelran, mi hermano, Amon Lind, Morannar, de sus amigos, vivos y caidos, todos aquellos que presentes o ausentes la acompañan en este momento, porque no está sola...

Ayla traza unos símbolos en el aire, desconocidos para muchos pero con un profundo significado para ella, su círculo de meditación, de protección... Éste comienza a brillar en el aire, como si de un portal se tratara y sin pensarlo mas, avanza hacia el encuentro de Khatog, a terminar con él de una vez por todas. Ayla sabe que no puede fallar, aún hay mucho que hacer las tierras de los hombres, en SU tierra.

Notas de juego

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03/02/2015, 14:43
Director

En el Mundo de las Sombras se proyectaban las formas etéreas de espíritus de seres atrapados, muertos en vida, y su dolor, su lamento y su odio generaban corrientes de tonos de diferente luminosidad. Las almas de los que perecieron en las guerras de Eregion, y la propia magia de los Altos Elfos, su grandeza… Todo había contribuido para crear este nodo de energía, un umbral entre el mundo físico y el otro. Entre el pasado y el presente. Entre la Luz y la Oscuridad.

Ayla era consciente de que Khathog ya había llegado. Que le estaba esperando. Era una verdad tan evidente que resonaba en la caótica semi-oscuridad que le rodeaba.

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03/02/2015, 14:43
Director

“Tu amiga Ayla… ella tiene un don especial, no sé hasta qué punto es consciente de ello. Su espíritu se encuentra a mitad de camino entre dos mundos, con poderes sobre lo visible e invisible. Yo he visto algunos de los horrores del mundo de los espectros, cuando se hacen visibles aquí… Pero donde realmente tienen su poder, su esencia, es en otro mundo, como si fuera de un sueño, pero es muy real. Aquel mundo en sí no es maligno, pero está repleto de peligros, sobre todo ahora cuando el poder de la Oscuridad está creciendo.

“Toma, esto es para ella. Es de la Isla Sepultada, muy antiguo y valioso. Protegerá al que lo lleve del miedo que propagan esos seres, y le dará fuerza para resistir su presencia. Ella lo necesitará más que yo a partir de ahora”

La joya de Pelewen generaba un círculo invisible que era capaz de repeler algunas de las formas que se acercaban. Otras simplemente ignoraban a Ayla. Ella no había acudido a luchar contra los espectros. Ni pretendía cambiar Ost-in-Edhil. Había acudido a matar a Khathog.

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03/02/2015, 14:45
[OI] Kaldor

Tú debes elegir tu propio camino, tienes libertad para hacerlo, algo que la mayoría de los Primeros Nacidos no tenemos. Pero cada vez tengo más claro que ya lo has elegido, ¿no es así? Cada paso que des, cada decisión, cada elección, te está llevando un destino concreto. Lo que te hace diferente, mi querida hermana, es que lo para otros ha sido impuesto, tú eliges libremente. Y en esa libertad reside tu poder, tu fuerza. Has elegido tu destino, aunque quizá no lo hayas asumido aún del todo. El mío, sin embargo, fue sellado hace mucho tiempo.

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03/02/2015, 14:46
[OI] Kaldor

Aquí, en este reino, se palpa la presencia del mal. Además del mal, hay huellas o ecos de cosas por terminar, vidas dedicadas a un propósito, almas suspendidas en busca de una salida, vivos y muertos...

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03/02/2015, 14:49
Director

Las palabras de su hermano le reconfortaban a Ayla de algún modo. Todo lo vivido, todo el camino recorrido, lo llevaba consigo. Formaba parte de ella. Pero ahora, se abría ante ella un nuevo horizonte desconocido. Su destino yacía aquí, en estas ruinas. De una u otra forma, nada volvería a ser igual mañana.

Los dedos de Ayla dibujaban formas y símbolos mágicos a su paso, y ella notaba como el poder fluía a través de ella. Se sentía desnuda como nunca antes. Su alma, su esencia, su fëa, se proyectaba en este Mundo de las Sombras, ante la atenta e invisible mirada de las fuerzas que allí habitaban.

Comenzó a llover con más intensidad, y el sol se ocultaba. Entonces lo vio…

El puente que cruzaba hasta el hogar de Celebrimbor, el más grande de los herreros elfos.

 

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03/02/2015, 21:39
Ringlin

- Trata de recordar la distribución. Porque pronto cruzarás el umbral y entrarás en las ruinas de lo que ahora ves delante. Allí abajo, Celebrimbor defendió la puerta ante las hordas enemigas. Allí, fue abatido. Y todo se perdió. Pero tu destino, efectivamente, te llevará a uno de los pocos sitios que no fue arrasado. El lugar donde todo comenzó y donde todo terminará, el lugar donde las lágrimas fueron atrapadas en el tiempo para toda eternidad. El lugar donde se consumirá tu destino.  ¿Por qué esta casa? Porque sigue en pie, desafiando, esperando.

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03/02/2015, 21:40
Director

Ayla siguió avanzando con paso seguro y firme, como si este lugar le fuera conocido. Y de alguna forma lo era. Lo había visitado antes. No sólo en la visión con Ringlin. Su espíritu, y el de Zelene, habían estado aquí. En otro momento, pero en el Mundo de las Sombras, el pasado, presente y futuro formaban un todo. Un todo donde convergían los pasados y los futuros, los posibles desenlaces de cada giro del destino.

Y en medio estaba Ayla. De alguna forma insólita, fuera de lo previsto, era ella. No era la reencarnación de Zelene. Era una nueva Guardiana, y en ella estaba el poder de su parte eldar, pero también la fuerza del libre albedrío de su parte humana. Ella había acudido por su propia decisión. No había otra salida que la victoria, y aún en la victoria, ella era consciente de que de algún modo, tendría que pagar un precio muy elevado.

Mientras subía por las calles hacia el comienzo del gran puente, en su dedo, Hilde Sikelion brillaba con luz tenue pero intensa. Ayla lo había despertado en este lugar. En el final de tantos caminos, y en el principio de uno. Hasta ahora, el anillo había estado casi expectante. La luz que emanaba parecía latir al unísono con el corazón de Ayla, canalizándole energía desde otro mundo. Y a su vez, el corazón de Ayla latía con la fuerza de todos los que ella había traído consigo.

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03/02/2015, 21:40
Huinen

-Para su anterior dueña el anillo simbolizaba muchas cosas: poder, luz, fuerza, sacrificio, renuncia, amor perdido, muerte… Formó parte de su alma, y a la vez le condenó. Pero tú no eres ella.

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03/02/2015, 21:41
Director

De repente, Hilde Sikelion proyectó una esfera de luz blanca que duró unos segundos, y después volvió a atenuarse, hasta casi desaparecer. La lluvia le mojaba la cara y la ropa a Ayla, y le dificultaba la visión. Tenía delante el inmenso puente de casi tres cientos metros, derrumbado en algunas partes pero aún se podía cruzar. Todo estaba a oscuras, pero en el otro lado, casi al final, notaba algo. No era capaz de verlo. Era como una sombra más oscura que el resto de la oscuridad. Una mancha negra y poderosa formada por la oscuridad cuando es algo más que la falta de luz, cuando es una sustancia casi viscosa que se proyectaba absorbiendo la luz de alrededor. Lo sentía. Lo notaba. No tenía duda. Allí, al otro lado del largo puente, estaba él. En medio de esa esfera impía estaba el Cazador Oscuro. Allí estaba Khathog.

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29/03/2015, 23:23
Ayla

Ayla mira al frente, notando las corrientes mágicas. De repente el puente empieza a mostrarse como algo borroso, algo etéreo, y la forma de Khatog se va haciendo evidente. Una mancha oscura que se agita a su alrededor, y el centro se encuentra él…

Ayla ve como una luz inmensamente brillante se hace presente, desafiando a la oscuridad. Zelene se manifiesta, por un segundo Ayla está segura de haberla visto, con el cabello color plata, llena de poder. Hilde Sikelion , no está sola, está preparada…

Avanza hacía Khatog, mientras se prepara para el duelo…

- Es la tercera vez que nos enfrentamos Khatog, y a la vez la primera. Has tenido más de una oportunidad para redimirte pero la oscuridad está tan dentro de tí que no las has visto. Has llegado demasiado lejos, y no puedo permitirte que avances más en tu oscuro juego. Tu tiempo ha terminado Cazador Oscuro, aquí y para siempre.

Hilde Sikelion (Ayla) se ve rodeada de una inmensa esfera de luz, que paulatinamente comienza a bailar como si de fuego se tratara. Es Ayla, luz y fuego, meditación y pasión… Ayla comienza a manejarla como si pudiera tocar las llamas de luz blanca y pura. Ayla está preparada para derrocar al Cazador Oscuro…

Notas de juego

Te pido que no quiero ver ni hacer tiradas. Quiero hacerlo narrativo, porque sino sufriré demasiado, y ya estoy bastante nervioso...

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25/04/2015, 12:48
Director

La forma de Khathog se proyectaba como una estatua negra e inmensa en medio de una tormenta mágica. La lluvia era incesante pero iba perdiendo intensidad. Alrededor del puente, aparecían fugazmente visiones fugaces de Zelene, Kaldor, y otras más oscuras y tenebrosas. Pero la atención de Ayla se centraba en la forma oscura que poco a poco se hacía más nítida.

- Tiradas (5)
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25/04/2015, 13:07
[OI] Khathog

Khathog era un poco más alto de lo que le recordaba. Y en su cabeza rapada llevaba un extraño amuleto. No alzaba la vista, como si soportara un gran peso.

-¿Redimirme? ¡¿REDIMIRME?!, la voz de Khathog era potente pero estridente, casi agónica. Algún oscuro poder la aumentaba de intensidad, pero a la vez parecía consumirle por dentro. -¡Necia furcia! No me hagas reír. ¿Es que no has entendido nada? El poder que veo ahora en el horizonte es mayor de lo esperado. Puedo verlos. Decenas y decenas de ellos. Con sus alas desplegadas. Majestuosos. Nada nos detendrá. Masacraremos a todo aquel que ose oponerse al nuevo poder. Y el mundo arderá en llamas.

Khathog seguía hablando, y mientras tanto parecía alzarse aún más. Tomaba aire.

-¿Redimirme? Soy Khathog. Soy la Voz. Los Ojos. Soy el Poder. Y soy el Cazador Oscuro que te someterá. Tú no eres nadie. Una simple nota en la profecía de Goth Kuldokar. Todo esto te viene grande, bastarda. Estás aquí por un giro del destino, pero no por derecho. No te correspondía este lugar, pero ahora, serás la que me ayuda a cumplir lo que está escrito.

Su voz se resquebrajaba. Y seguía gritando por encima del viento y de la tormenta que aumentaba de intensidad. -Antes nos hemos enfrentado, pero entonces yo era un simple mortal. Ahora soy mucho más. Mitad dios mitad hombre, y mi poder no tiene límites. Acabaré contigo pero antes quiero que sufras. Quiero que veas y sientas hasta el último grito de dolor. Hasta la última lágrima vertida por tu culpa. Te dejo contemplar el sol por última vez antes de que esa luz se apague para ti para siempre. Y entonces sabrás que lo que dice Khathog es cierto. Tu pequeña aldea caerá. Una horda oscura ya ha comenzado su ataque. Pero hay más. Demonios de la Edad Antigua se han despertado, y nada habrá allí para hacerles frente… El fuego que dominará el mundo ha comenzado allí, en tu hogar. Todo ha terminado para ti, furcia. Tu derrota será completa. ¿Y me hablas de redención?