Partida Rol por web

-¡Silencio!, gritó de nuevo el Capitán Uruk. Era imposible distinguir algún ruido desde el exterior. Maldecía las escasas defensas de la base. Nunca había sido pensada para un eventual ataque, solamente para ocultarse de los ojos indiscretos.

-Avanzad con cuidado, indicó desde la retaguardia a sus soldados que se tapaban del sol lo mejor que podían. Eran tres orcos protegiéndose con escudo y lanza formando un triángulo, y detrás de ellos había dos de mayor tamaño, con cota de malla y portando grandes mazos. Se dirigían al establo.

Turno 4: General

En el tejado, Aaren y Tarbrand entraron en la segunda planta del edificio por lugares distintos. Mientras tanto, en el patio, Hasgon estaba con la flecha incendiaria preparada y disparó a la puerta de los establos. Dio en el blanco, y se dispuso a preparar otra flecha. Aelloth había dejado la antorcha sujeta en la valla, para así poder seguir disparando. Los cinco orcos salieron con paso firme hacia los establos, pero tapándose del sol en los primeros instantes.

Los orcos vieron primero a Aelloth, quien se anteponía ahora entre los establos y los orcos. Unos pasos más atrás de Aelloth estaba Theon armado con escudo y espada, y detrás de los orcos Agnor a quien no habían visto aún. Detrás, Egnadan se preparó para disparar al primero orco.

Turno 4: Exterior

El joven guerrero soltó la flecha, y dio en el orco que lideraba al grupo. Pero la flecha no atravesó el peto de cuero. Rápidamente sacó otra flecha...

Parecía que el subterfugio había funcionado. Los orcos salían directos al establo, quien sabe si para salvar a los huargos o huir con ellos. O ambas cosas. Daba igual, los orcos habían salido como esperaba y deseaba Agnor, y él no había sido detectado. Podía aprovechar la oportunidad y asestar un buen golpe por detrás. No esperó, se movió un paso para interceptar la puerta y ponerse entre la entrada y los orcos. Levantó su arma y atacó con su espadón al orco más grande.

Turno 4: Interior

Aaren entró por la ventana a la segunda planta, y nada más poner sus pies en el suelo, en medio de la penumbra, pudo ver a dos orcos que acababan de subir. Detrás de ellos, pudo vislumbrar la silueta del montaraz. Como una sombra más, se movía hasta ponerse detrás del orco más alejado, y le atacó con fuerza.

El golpe de la espada bastarda cortó músculos y tendones del brazo del orco, dejándolo aturdido y casi fuera de combate.

Aaren se preparó para luchar contra el otro, cuando escuchó ruidos de alguien más subiendo por las escaleras. Alguien más grande que los dos orcos contra los que luchaban ahora.

La aparición de los orcos era algo esperable pero no deseable, hubiese preferido que fuesen menos o estuviesen mas dispersos, pero no fue así. Escuchó el impacto de la flecha incendiaria en las puertas del establo mientras avanzaba. Bien. Lo cinco orcos caminaban , tres de ellos mas ocupados en el sol que en defenderse, mientras que los dos de atrás eran verdaderos desafíos. La flecha de Egnadar impactó sobre el que tenía de frente. Parálisis. Esperaba que su compañero hubiese usado una de las tres flechas, si así era no faltaría mucho para que se desplomase el primer orco. Mientras decidía a quien atacar, vio el reflejo del espadón de uno de los hombres caer de sorpresa sobre la espalda de uno de los grandes orcos.  Todo parecía avanzar rápido pero con esperanzas de poder ganar la contienda. 

Se acercó a Aelloth, de modo de dejar el flanco descubierto para la otra ronda de flechas de Egnadar. Se dirigió a uno de los tres primeros orcos, uno sano y contiguo al que había sido impactado por la flecha, y atacó con su espada sin titubear.

Turno 4

Tarbrand esbozó una sonrisa cuando vio como aquellos inmundos orcos caían en su plan; se fueron directos hacia Aaren y eso le permitió atacar al segundo con un poderoso golpe totalmente por sorpresa que le dejó inhabilitado el brazo y bastante aturdido. El dúnedain satisfecho con su trabajo se posicionó para acabar lo que había empezado, mientras el otro orco encaraba a su improvisado aliado, probablemente sin conocer bien el aciago destino de su compañero.

Por ello, enarbolando una vez más su poderosa espada bastarda con una destreza mortal, aprovechó el aturdimiento de aquel ser y descargó su arma sobre la vil criatura, con una fuerza y una precisión que esperaba fuera letal; pues parecía que otro orco aún más pesado ascendía y tenía que acabar con el que tenía entre manos para que la situación no se volviera aún más peligrosa...

Turno 4

La acción no esperó por mi. Mientras el montaraz daba cuenta de uno de los Orcos, el otro ya me había visto entrar por la ventana. Me preparé para recibirlo, con mi escudo levantado y asiendo mi maza con fuerza. La luz del sol, se filtraba por la ventana animando mi corazón, abajo esperaba la negrura.

La fiesta acababa de empezar.

Turno 4. Exterior

Los cinco orcos se adentraron en el patio. Agnor fue el primero en atacar, y su espada bastarda impactó en el más cercano de los orcos grandes de la retaguardia, quien se tambaleó ante la acometida. Detrás de él, su compañero agarró su mazo y se lanzó a por el intruso con furia. Le impactó en las costillas a Agnor, levantándolo del suelo.

Los tres orcos que iban delante recibieron ataques. La flecha de Egnadan había impactado al del centro, y aunque apenas había penetrado la armadura, la herida fue suficiente para que el veneno causara efecto. El orco cayó al suelo paralizado, tratando de respirar. A su izquierda, Theon golpeó el abdomen de un orco obligándole a retroceder, y Aelloth trató de rematarlo con una maniobra que le salió horriblemente mal. El orco restante se defendía de los posibles ataques de Theon, quien ahora tenía a dos orcos junto a él, ambos en posición defensiva.

Turno 4. Interior

Tarbrand dio buena cuenta del orco herido, y con varios golpes consecutivos lo remató dejándolo inconsciente y sangrando profusamente de la pierna. Ya pudo ver a otro orco, de mayor tamaño, llegando hacia su posición. El dúnadan se preparó con el escudo y dio unos pasos hacia atrás.

En el otro lado, Aaren cargó con su maza de guerra contra el otro orco quien trató de evitar la embestida, pero tarde. Recibió un duro golpe en el costado, y perdió la iniciativa mientras trataba de recuperar el aliento.

Turno 5. Interior.

El montaraz sonrió cuando acabó con la vida de aquel orco desgraciado que tener que enfrentarse al filo letal de su espada. Así que tras hendir su mandoble en la pierna del servidor de melkor lo sacó causando un mayor daño aún, y contemplando con satisfacción como la vida se le escapaba a aquel ser...

Pero no había tiempo para congratulaciones, al parecer su improvisado compañero mantenía la línea contra el enemigo y ahora a él le tocaba medir su acero contra un enemigo más poderoso. El aliciente de enfrentarse a un enemigo mayor le hacía sentir más vivo, pero no por ello pecaría de temerario, por lo que se mantuvo un tanto más a la defensiva y le realizó un potente tajo lateral esperando dañar al nuevo enemigo y le permitiera permanecer él sin un rasguño.

Turno 5. Interior.

El Montaraz se deshizo del primero de los Orcos con una facilidad pasmosa. Al menos en aquello, el plan había funcionado.

Mientras yo lidiaba con el segundo, pude observar como se encaraba ya hacia las escaleras, donde un Orco de gran tamaño le cerraba el paso.

Era posible que pronto necesitase de mi ayuda, así que procuré no demorar en demasía mi contienda.
Mi primer golpe había penetrado su guardia y hecho mella en su centro de Gravedad. En cuanto se desequilibró, aproveché para dejar caer mi maza sobre él con toda la fuerza de mi brazo.

El sol seguía irradiando a mi espalda, a través de la ventana, pero el ambiente del interior de la cabaña estaba enrarecido, las ventanas habían sido tapiadas y una creciente penumbra se extendía hacia el final de las escaleras...una inquietud se apoderó de mi por unos instantes...
...pero entonces, sentí como una gran luz se proyectaba desde abajo. Alguien había abierto la puerta principal y las sombras retrocedían ante el empuje del astro rey, un gran haz de formas cónicas inundó la estancia devolviendo la firmeza a mis brazos...el día nos acompañaba y los Orcos gemían temerosos, no había nada que temer.

Turno 5: exterior

Su golpe habia sido certero, el orco había retrocedido mientras que el veneno comenzaba a hacer efecto sobre el que había atacado Egnadan. Detrás pudo ver la maniobra del hombre que había atacado a los enemigos mas grandes, peleaba bien pero estaba rodeado por dos criaturas temibles. Primero esta molestia, después voy por él, se dijo y se concentró en el tercer orco. Su brazo se movió con destreza contra su contrincante, dispuesto a acabar con su vida de un solo golpe.

Agnor se dio cuenta de que el orco que le había atacado le iba a seguir pegando con toda su fuerza. También vio de reojo a Egnadan listo para disparar su segunda flecha, y a Aelloth pifiando su ataque.

Turno 5. Exterior

Agnor no pudo gritar al recibir el golpe: el impacto había sido tan tremendo que soltó todo el aire de los pulmones y no le quedó nada para gemir. No minusvaloraba el peligro que unos orcos de ese tamaño podrían suponer, pero sí se había confiado en su ataque. No había conseguido derribar a su primer enemigo, como deseaba, y el otro gran orco había reaccionado con tanta rapidez que él no pudo ni ver el golpe.

La fuerza de ese orco era sorprendente. Incluso pillado por sorpresa, en posición de desventaja y en una postura en principio incómoda, había rotado el brazo con la fuerza de un toro y levantado a Agnor del golpe.

Cayó sobre una rodilla y cuando recuperó el aire sintió que le costaba respirar, y entonces sí que gimió de dolor. Se sentía torpe y lento, pero se levantó de inmediato. Hubiera querido rematar a su primer contrincante, pero no podía permitir que el orco que le había herido quedara libre. Leyó en sus ojos que iba a por él, a cobrarse una víctima, y desistió de atacar al otro. Ahora el enemigo era esa bestia.

...debí haber silbado..., pensó un instante. Pero ya era tarde para buscar refuerzos. Tocaba resolver aquello como se pudiera.

El orco era fuerte pero Agnor no se quedaba atrás. No se podía decir que fuera un humano alto entre los suyos, pero sí era robusto y fuerte. Lo suficiente como para manejar con soltura una espada de ese tamaño y un escudo al mismo tiempo, maniobrando con cierta habilidad. Fintó, utilizó el arma y el escudo, y se enfrentó al monstruo.

Turno 5.Interior

El sol brillaba en el cielo, y la luz se filtraba por los numerosos agujeros del tejado creando zonas de luz y de sombra en el altillo donde luchaban los dos aliados que aún no se conocían contra los orcos. El arma de Aaren impactó con fuerza en la axila del orco, levantándolo en peso y destrozando costillas. El golpe lanzó al orco hasta la pared, y cayó inconsciente con daños en los órganos. Pronto expiraría.

Los dos orcos yacían muertos cuando el tercero subió las escaleras. Entonces vio cómo Tarbrand cargaba contra él desde un lado, y se defendió lo mejor que pudo, y dio un contragolpe con su maza. Sus armas se chocaron, y saltaron chispas. El orco era bastante más grande que los otros dos, y su mirada fiera cuando se preparó para un segundo asalto con el intruso dúnadan. No vio a Aaren a su izquierda.

Turno 5. Exterior

El orco que se enfrentaba a Agnor vio cómo el norteño se reincorporaba después del primer golpe. Se puso en postura defensiva para recibir el golpe y luego acabar con el miserable humano. Pero el ataque de Agnor le sorprendió por su ímpetu y fuerza, y le hizo un feo corte en el muslo. Por debajo de su tabardo de malla, comenzaba a sangrar. Trató de recompenerse moviendo su mazo de izquierda a derecha, pero estaba aturdido.

Egnadan soltó su flecha, y éste impactó en la cabeza del orco que había recibido el primer ataque de Agnor. El yelmo le salvó la vida de momento, aunque el disparo fue de tal fuerza que se lo quitó de la cabeza. Pero al rato el orco se llevó la mano a la sien. El corte había sido pequeño, apenas un rasguño. Pero se encontraba mareado... Notó una sustancia verdosa mezclada con su propia sangre oscura, y entonces todo comenzó a dar vueltas y se cayó al suelo en medio de extrañas convulsiones.

Uno de los orcos exploradores trató de atacar a Theon, pero su ataque fue flojo y sin convicción.