Partida Rol por web

Sil Auressë

[18.6.3] ¡Garan Gwalorn!

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13/04/2018, 15:37
[Gi] Melechtor

-Un séquito pequeño que pueda ir veloz, asintió Melechtor. Luego buscó a dos de sus hombres de mayor confianza para la tarea. -Tarbrand. Agnor. Creo que debéis ser los que llevéis a Lord Khôradur hasta allí. No se me ocurre mejor escolta para el comandante. Agnor, por ti estamos aquí, pues fuiste enviado por Khôradur para pedir auxilio. Es justo que vuelvas con él a dar la nueva. Y Tarbrand, has demostrado tu valor y tu lealtad durante estos días. Irás en nombre y representación de Lord Echorion.

Era lo que Melechtor consideraba la mejor opción. Aunque no era una orden, una vez más confiaba en que no le iban a fallar. luego a miró a los dos que acompañaban al Lugarteniente herido. -Si queréis acompañar, podéis. Veo que no os queréis separar de vuestro señor.

Además reconoció a uno de ellos como el joven jinete que se había unido a la carga portando una cabeza en una pica así como nuevas de otra victoria. El otro parecía ser el escudero del Lugarteniente.

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13/04/2018, 18:39
[SA-serv] Bergil

Bergil ayudó a preparar el transporte de su señor. Lo miraba preocupado por su salud, pero también por el camino a seguir, preocupado por si algún orco rezagado los atacaban. Afortunadamente no no vio ningún obstáculo en las inmediaciones.

Tras reunirse los demás jinetes y capitanes, se plantearon varias opciones. Una era llevar cuanto antes a su señor Khôradur a Sil Auressë para ser atendido con urgencia. Bergil miró al lugarteniente, sabía que no le gustaría dejar atrás el campo de batalla y especialmente a sus hombres, pero era primordial que sobreviviese.

-Si me permiten yo iré junto a mi señor, soy su escudero y mi lugar está junto a él, pero acataré cualquier orden que me den. Estoy a su disposición al igual que mi espada.

Notas de juego

DJ: editado ligeramente

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13/04/2018, 23:43
[SA-ej] Parthil

El sargento Parthil se incorporó a la reunión, no sin antes interesarse por el estado de su comandante. Luego observó con admiración la formación de los caballeros. Muchos portaban el ribete rojo que era el símbolo de los seguidores de Lord Echorion, el Príncipe Que Cabalga.

Si todos sus hombres son como estos treinta, tal vez logre conquistar el trono de Girithlin, pensó mientras limpiaba su espada y la envainó.

-Parthil, anunció a los presentes que no le conocían. -Coincido con vos, Barendil. Esas colinas son nuestra mejor opción ahora. Los orcos aún son numerosos, y pueden recibir refuerzos. Cada hora que pase nos acerca a un nuevo día, y bajo la luz del sol su fuerza mengúa.

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14/04/2018, 18:06
Tarbrand

El dúnedain no estaba seguro de que su intervención con la hierba hubiera sido satisfactoria, pero ya lo hecho, hecho estaba, ahora sólo podían esperar y ver si de verdad su alma seguía dentro de él, o había partido de forma irremediable...

Así pues, aliviando por última vez la conmoción superficial de su cuerpo, dejó su destino en manos de Mandos. No obstante, de repente parecía que la batalla, había cesado, Tarbrand estuvo tanto tiempo concentrado en sanar a Khoradur que había perdido la noción de lo acontecía a su alrededor, algo que podía ser letal en una batalla; por fortuna nada más le había sucedido al montaraz y a parte de la fea herida de su espalda, se encontraba repleto de vigor y de sed de sangre orca.

Así pues cuando vio a Melechtor, se alegró de verlo de una pieza y con casi todos sus compañeros tras una exitosa carga. Cuando este le interpeló, el dúnedain respondió:

-Vuestras palabras me honran capitán, pero si os soy sincero, aún me encuentro con fuerzas para seguir luchando, y aunque proteger el noble cuerpo del lugarteniente es una labor de gran importancia, creo que mi lugar está aquí, junto a vos y el resto de los míos, aún podemos diezmar a esos malditos orcos, y si conseguimos la victoria aquí la escolta de Khoradur podrá viajar mucho más tranquila, o al menos eso creo -dijo mirando a ambos lados por si alguien conocía la ubicación de algún ejército enemigo más en las inmediaciones, tenía el recuerdo del joven Milzarak advirtiéndoles de los huargos en la zona del castillo, pero esperaba que no supusieran un problema- no me queda mucha magia sanadora, pero estoy seguro que antes de que termine la noche tendré que usarla en alguien más y con Khoradur poco más puedo hacer -concluyó cada vez más entusiasmado en su poder de sanar heridas y de poder ayudar a los demás.

Finalmente miró a Agnor y con una mirada suplicante le pidió que también se quedara, sin el bravo norteño tenía claro que su retaguardia estaba muy expuesta. Por último, miró a Aaren que acababa de llegar y le dijo a su superior:

-Además mi señor, tengo una apuesta que ganar, matar a su líder no es bastante para mí -concluyó con un poco de fanfarronería en tono bromista, pues el júbilo que había en el ambiente le incitaba a relajarse un poco.

Notas de juego

Pues eso dire, a mi me gustaría quedarme en la batalla, esto no se vive todos los días XD. En cuanto a la maniobra para retirarnos me parece bien, lo que no entiendo es si ese lugar era tan seguro, ¿por qué se salieron? XD.

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15/04/2018, 15:40
[CM] Bakar

El corpulento mercenario se bajó del caballo y se mantuvo en un segundo plano. No era un oficial, y aunque Garan Gwalorn era una unidad con una cadena de mando un tanto peculiar, no quería entrometerse en las decisiones estratégicas.

Para estas cosas mejor Caldrim, pensó y se alegró de verle llegar con Theon desde el norte.

En cualquier caso, notó cómo las palabras de Tarbrand les incomodaron ligeramente a Barendil y a Melechtor, y creyó comprender el porqué.

Clavó su arma en el suelo, y miró desafiante hacia los orcos. Para un Jinete de Acero, la vida era más sencilla.

-Aún son muchos. Nos superan en número y queda noche por delante. Debemos mantener la formación y evitar entrar en una contienda salvaje y deorganizada, comentó a nadie en particular mientras se ajustaba los guanteletes manchados de sangre de los orcos. 

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16/04/2018, 13:18
Milzarâk

La idea de volver al castillo hizo que el corazón del corsario comenzase a latir con fuerza. Podría llevar a lugar seguro a su antiguo comandante y volver a ver a Eren. Pero la situación del castillo no era especialmente buena cuando salió portando el mensaje y no estaba seguro de que los hombres del castillo hubiesen sido capaces de repeler a los huargos.

- Cuando abandoné el castillo estaba rodeado de huargos y los pocos soldados que quedaban en el castillo resistían a duras penas. Si queremos tener alguna posibilidad de poner a Khoradur a salvo en el castillo deberíamos estar preparados para defenderlo y abrirnos paso entre esas inmundas bestias. Me ofrezco voluntario a acompañarlo y empeño mi vida en su defensa.

La oscuridad que podría haber sido de ayuda para introducirse en el castillo sin ser vistos, se volvía en su contra al tener que lidiar con la aguda vista de los huargos.

- Quizas con una maniobra de distracción en las cercanías del castillo podría desviar la atención de los huargos y permitir que el jinete que porte a Khoradur pueda llegar a las puertas del castillo sin luchar.

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17/04/2018, 17:49
Aaren

Cuando el grueso de las fuerzas se hubo reunido al fin, Mellechtor y Barendil comenzaron a gritar ordenes, y a medida que el resto de Sargentos y Cápitanes se unían a la reunión, las nuevas lineas de acción se iban definiendo sobre la marcha.

Barendil había propuesto retroceder en dirección a la villa y tomar posiciones tras una pequeña elevación del camino.
De hecho la batalla no había terminado y mientras hablaba ya había dado ordenes a algunos de los Jinetes de Mellechtor para actuar en ese sentido.

Por lo visto uno de los comandantes de Sil Auresse, de nombre Khoradur había resistido allí la primera ofensiva de los Orcos.
Para cuando pude finalmente descabalgar, Parthil ya se había sumado a la tertulia, prestando su apoyo a Barendil.
He de decir que su idea de postergar un nuevo enfrentamiento a la salida del sol me infundió nuevos ánimos. Luchar a plena luz del día no solo menguaría la fuerza y el animo de los Orcos, sino que aumentaría proporcionalmente las de nuestro bando. Al menos así lo creía y deseaba. Aunque dando por buenas las directrices de los Capitanes no dije nada y me quede en un segundo plano, evaluando con cuidado el pequeño trofeo que había obtenido de mi lucha contra Ulog PLak.

Era mi intención ofrecer la Cimitarra a Mellechtor, después de todo el era quien nos había llevado hasta allí. El sabría mejor que hacer con un arma que por demás, no parecía especialmente buena y con la que mi habilidad no era muy grande.

En esas me encontraba, cuando Tarbrand tomó la palabra. El y otros soldados habían sido elegidos para escoltar el cuerpo del maltrecho lugarteniente de Sil Auresse hasta la villa. Por lo visto, aquel gigante que habíamos visto caer cuando la carga de los Jinetes apenas comenzaba, era el mismísimo Khoradur. Un combatiente de reputada fama cuya importancia en la batalla sobrepasaba cualquier apreciación táctica o numérica. Se trataba de un símbolo, un baluarte ideológico sobre el que reposaban el valor y la fe de la mayoría de los combatientes de Sil Auresse.

Sin embargo el montaraz no parecía contento con tal asignación y lejos de aceptar su encargo, pidió quedarse con el resto a pesar de sus evidentes heridas. Es más, no viendo prudente la retirada, propuso perseguir a los Orcos para terminar con ellos ahora que se encontraban desordenados y sin una guiá firme.

Había algo en la actitud de aquel encapuchado que no terminaba de comprender. Sus ansias de sangre, su temeraria búsqueda de la lucha. Podía reconocer el innegable atractivo del frenesí de la batalla, yo mismo lo habia experimentado. el olor de la sangre, el entrechocar de los metales, la hipnótica danza de la muerte...sin embargo, esa sensación solo te gobernaba una vez que la lucha había comenzado.
Lo normal cuando uno se enfrentaba a la perspectiva de una contienda inminente, era sentir miedo y manifestarse con cautela. Sin embargo aquel hombre no parecía conocer el miedo, y desde luego la cautela, defecto o virtud, no entraba en su vocabulario.

Cita:

-Además mi señor, tengo una apuesta que ganar, matar a su líder no es bastante para mí

Al escuchar su alusión a nuestra pequeña apuesta, no pude sino sonreír...en efecto, habíamos banalizado sobre el terrorífico acto de la muerte. Para mi resultaba liberador trivializar los oscuros momentos a los que nos habríamos de enfrentar. de algún modo bromear sobre ello, me ayudaba a lidiar con la situación, pensaba que era algo mutuo, pero ahora empezaba a sospechar que quizás para Tarbrand aquella apuesta albergaba un significado diferente.

Entonces me adelanté unos pasos y ofrecí la Cimitarra a Mellechtor.

Señor.
Tal vez debería haber añadido que aquel arma pertenecía al líder de los Jinetes de Huangos, pero di por hecho que estaría al tanto de su origen, de modo que no dije nada más.
Entonces volví a girarme hacia Tarbrand y sonriendo nuevamente le respondí:

Deberías hacer caso a lo que te dicen y dejar alguno de esos Orcos para el resto...me temo que llevas ya suficiente ventaja en nuestra pequeña apuesta... si es verdad eso que dices, un Capitán Orco debería contar por al menos una decena de piezas...y yo apenas he podido asustar a un par de esas bestias.

Era cierto que el destino había guiado mis acciones por una senda diferente a la del montaraz desde el comienzo de la carga. Mi aportación a la hora de eliminar Orcos en la batalla no había sido realmente apreciable, pero creía firmemente que aquellas acciones habían sido importantes para el devenir de la misma. Theon me había enseñado aquello también. Muchas veces las acciones menos heroicas podían ser igual de trascendentes, aunque la gloria rara vez alcanzaba a los que vivian alejados de la batalla.

Mirate! Estas herido y cansado...non quisiera tener que derramar el precio de mi deuda sobre un cuerpo sin vida.

Mis palabras eran sinceras y cargadas de responsabilidad.

Ve y disfruta de un merecido descanso antes de afrontar nuevamente la sombra...si lo que Milzarak dice es cierto, es probable que tengas mas oportunidades de aumentar tus piezas antes de llegar a Sil Auresse...aunque sinceramente, no te deseo tal suerte amigo.

El encapuchado me caía bien y temía que por culpa de una estúpida apuesta forzase las escasas fuerzas que le quedaban para bañar con su sangre las rocas de las llanura. Bastantes vidas habia cargado ya en mi conciencia.

Notas de juego

xDD Al final el montaraz me ha obligado a hablar de más otra vez xDD

Al final pude arreglar parte como pensamiento, así no habla tanto ^^

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18/04/2018, 21:13
Director

A pesar de las largas jornadas de travesía y de contienda que llevaban a sus espaldas, los hombres de Echorion, los de Sil Auressë, los mercenarios y todos allí presentes estaban dispuestos a seguir luchando. Eran lo mejor de lo que quedaba en el reino perdido de Cardolan, y la llegada de los Garan Gwalorn les iba a permitir elegir el momento y el lugar en el que se iba decidir la Batalla del Eclipse, y tal vez la guerra.

Los orcos habían sufrido un duro golpe, pero seguían siendo numerosos. Cualquier movimiento precipitado podía significar la muerte y la destrucción de todos. La ausencia del Lugarteniente Khôradur el hirgon o comandante de todo el ejército de Sil Auressë se notaba en aquella reunión improvisada junto a su cuerpo. Era urgente establecer el alcance de la autoridad de cada uno de los oficiales allí presentes. Melechtor era el capitán de la unidad de jinetes de Echorion enviada para auxiliar a Sil Auressë en este momento de necesidad. Barendil era escudero y consejero de Lord Echorion, y por lo tanto de un rango superior a Melechtor. No obstante, su presencia en aquella batalla se debía a una casualidad. Luego Parthil era el más veterano de los sargentos de Sil Auressë, y por lo tanto en él recaía la responsabilidad de tomar decisiones en nombre de Khôradur.

Hechas las presentaciones oportunas, los tres conversaron brevemente para perfilar una estratega y también una cadena de mando. Todos sabían que en la batalla no podía haber ni un instante de duda en caso de órdenes contradictorias. Así que decidieron en primer lugar que Melechtor iba a dirigir a toda la caballería, incluyendo a los supervivientes de la unidad del sargento Leaniach. Pero para no someter a un oficial de Sil Auressë bajo el mando directo de un capitán de Echorion sin la autorización del Lugarteniente, se decidió que Leaniach iba a liderar el contingente del flanco izquierdo y Melechtor el derecho. Barendil seguía dirigiendo al grueso de la milicia, y coordinando desde la retaguardia. Parthil iba a asumir el mando general y la posición central, protegido por Faelimir y soldados de Sil Auressë. En esa zona también se iban a situar los heridos que eran numerosos, además de Khôradur y los que cuidaban de él. Eliver seguía en el frente con los guardias.

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18/04/2018, 21:14
[SA-ej] Faelimir

Faelimir había luchado entre los guardias y la milicia, al frente de los pocos soldados profesionales que aún quedaban del ejército de Sil Auressë. Esas tropas se habían llevado la peor parte de la contienda, pero su función para reforzar y tener organizada la milicia había sido clave.

-¡Curandero!, gritó al ver el estado del hirgon Khôradur. No contaban con sanadores expertos, pues ellos se encontraban en el castillo donde se había preparado una sala para recibir a los heridos. Pero recordaba haber visto a un veterinario entre la milicia. –Traed también una camilla para poder transportar al Lugarteniente.

Luego agarró el espadón de Zaboht del suelo y la depositó con cuidado a la izquierda de Khôradur. Y al otro lado en la camilla puso su cimitarra de acero númenoreano con la que había abatido a varios trolls en combate singular.

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18/04/2018, 21:15
[Gi] Melechtor

El capitán de los jinetes valoraba la situación. Era hora de tomar decisiones, y no podía obviar el cansancio de sus hombres y de las monturas. Habían luchado, cabalgado, vuelto a luchar una y otra vez durante interminables jornadas. Eran hombres de guerra, entrenados y preparados para aquel oficio. Aún así, habían sido llevado al límite de sus capacidades, y más allá. Y no eran los únicos. Los valientes defensores de Sil Auressë, en su mayoría milicianos, también habían combatido sin tregua desde el Oscurecimiento. De oficios variopintos, había carniceros, panaderos, toneleros, pastores, granjeros, molineros… Resultaba insólito ver a una milicia tan bien adiestrada y equipada en Cardolan, capaz de llevar a cabo maniobras en el campo de batalla.

¿Cuánto más se puede pedir de ellos?

Entonces llegó Aaren y le entregó el arma de Ulog-Plak. El capitán dudó un instante, y luego caminó hasta Khôradur y colocó con cuidado la cimitarra junto al corsario. –Lord Khôradur. Esta victoria os pertenece. Os pertenece a todos los que decidisteis no huir y enfrentaros a la oscuridad y la muerte con toda la rabia de vuestros corazones.

Algún día, cantarán canciones de lo sucedido, pensó y caminó hasta su caballo.

Me gustaría estar para oírlas.

-¡Jinetes de Garan Gwalorn! ¡Protejamos los flancos del noble ejército de Sil Auressë!

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18/04/2018, 21:16
Director

La formación propuesta era sencilla, y se basaba en la fortaleza de los guardias de Sil Auressë para mantener un frente fuerte. Estaban armados con alabardas, y bien equipados en general con armaduras de muy buena calidad. A ambos lados de los guardias se situaban caballeros. En el flanco izquierdo, bajo el mando de Leaniach, irían todos aquellos que no eran hombres de Echorion. Es decir, supervivientes de Sil Auressë, mercenarios, espadas libres… El capitán Melechtor reunía en el otro flanco a los que eran fieles a Echorion. En el centro, Faelimir protegía el grupo de mando de Parthil y detrás de ellos estaban los heridos. Y más atrás la milicia. Barendil había situado pequeños grupos de arqueros un poco más avanzados.

El plan era sencillo. Comenzar la retirada sin perder de vista a los orcos. Primero la milicia, luego los heridos. Después la guardia dando pasos hacia atrás. Si los orcos optaban por cargar, iban a recibir flechas y la contracarga de los dos grupos de jinetes. Era un proceso lento, y quedaba por ver cómo iban a reaccionar los orcos. De momento, se hallaban a casi cien pasos de distancia y no parecían tener intención de entablar nuevos combates. Aunque con la oscuridad de la noche resultaba imposible ver en detalle qué sucedía en aquella marea negra que se extendía delante de ellos.

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19/04/2018, 09:53
[SA-serv] Bergil

Bergil estuvo atento al resto de la conversación entre los capitanes. Acataría las órdenes que le diesen, no podía hacer otra cosa al ser un mero escudero, pero consideraba que su puesto estaba junto a su señor.

Ayudó a colocar el cuerpo de Khôradur en la camilla improvisada así como asistirle en lo que pudo. Recordó la montura de su señor y así lo planteó a los comandantes.

-Perdón mis señores, mi señor Khôradur tenía un caballo, tal vez nos pueda servir para transportarlo, ya que si pudo sorportar su peso cuando estaba bien, seguro que podrá ahora que está malherido.

Recordaba lo impresionante que era Khôradur encima de su montura, ya de por sí podía infundir miedo a sus enemigos, al menos a los menos decididos, solo con verle.

Esperaba ansioso una respuesta, ¿le dejarían ir junto a su señor?, si era así necesitaría disponer de su caballo, ¿o tal vez montaría en la montura de su señor?. Al pensarlo le entraban escalofríos.

He de acompañarle, mi sitio está junto a él

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19/04/2018, 16:22
Theon

El joven jinete se acercó al área en dónde los líderes del ejército se reunían y el destino de esa batalla cobraba forma. Caldrim y Aaren lo acompañaban y el Capitán acababa de llegar. - Barendil, Melechtor, no hay duda que Lord Echorion elige bien a los suyos- dijo a modo de saludo y de reconocimiento a la vez. Conocía a Barendil por su cercanía a Echorión, y había estrechado lazos con Melechtor desde la batalla de la Loma, a tal punto que él mismo llevaba en su hombro un ribete rojo. Aprovechó la ocasión para saludar y conocer a cada uno de los que habían liderado los grupos y con quienes se había puesto la batalla dirección de las tropas al hombro, Eliver, Parthil, Faelimir e incluso Girion, el misterioso jinete. - Soy Theon Vilarion, sobrino de Lord Barahir de las tierras de Dol Tinaré, y emisario del príncipe Minastir de Arthedain. Es un honor haber peleado junto a todos ustedes defendiendo estas tierras libres del ataque de las bestias  - hasta ese momento había evitado exponer su linaje, salvo a Melechtor y a Aelloth quienes eran cercanos a su amigo Echorión, pero ahora formaba parte de ese grupo dispar que había dado la vida por defender esa aldea a la que ansiaba conocer.

Los dos líderes dieron indicaciones que sorprendieron a Theon, al parecer solo Tarbrand pensaba del mismo modo que él - Mi señor, tenemos el frente armado y en posición, hemos revertido la batalla y el ejército enemigo perdió a uno de sus líderes y el otro está mal herido, el golpe para ellos ha sido duro y están desorientados. Todo está preparado para una segunda carga, que de realizarse es éste el momento de hacerla - sintió la necesidad de expresar su punto de vista, como solía hacerlo ante sus superiores. Aaren y los jinetes de acero eran partidarios de retroceder, y Theon sentía como su propuesta se disolvía entre los presentes. Dio una mirada a Tarbrand asintiendo su postura, pero uno de los umbarianos dijo algo que lo sobresaltó, había huargos en torno a Sil auresse. Es eso cierto? de ser así, llevar a Khoradur hacia allí era suicida.

Los de mayor rango se reunieron para definir el curso de acción, dejando a un lado las opiniones de los demás. Era un consejo de guerra, todo tenía un orden y Theon conocía bien las organizaciones militares, sin embargo sintió cierto amargor dentro de sí por esa actitud. El Garan Gwalorn era algo diferente a todo, una unión de hombres libres que batallaban a unísono, Melechtor mismo había inculcado en ellos un sentimiento de igualdad y había escuchado a cada uno de sus colaboradores antes de tomar una decisión. Ahora, en cambio, solo tres de ellos decidían el destino de todos. Él había asumido la coordinación de las tropas en medio del desorden, evitando incluso que algunos grupos huyeran del combate, los había posicionado en el campo de batalla y había logrado que atacasen de modo coordinado, y el resultado estaba a la vista, sin embargo su voz no contaba en esas decisiones. Theon tuvo que aceptar que su juventud y sus tácticas audaces no eran valuadas para hombres de alto rango con experiencia y menos dispuestos a escuchar sugerencias. Su tarea como líder temporario de las tropas había llegado a su fin.


Se acercó a Agnor y a Tarbrand, con quienes quería hablar desde hacía rato - Amigos, habeis acabado con ese gigante y le habeis dado una buena paliza a los orcos! Nos han ganado, a nosotros se nos escapó el viejo- dijo, mirando a Aaren y sonriendo de la siutación, el líder del orco huyó con el brazo destrozado y lleno de terror, y junto con él los huargos, pero no habían logrado darle muerte.  Junto a ellos estaban los dos umbarianos - Parece que a ustedes no solo el mar los bendice, han protegido bien a su señor - dijo a Milzarak y a Belkazir, de éste último tomó el yelmo que le había dado antes. El jinete misterioso estaba cerca - Tu valor levantó la moral de las tropas, e incluso la nuestra, no podías llegar en un momento mas oportuno. Gracias por tu ayuda - dijo a Girion - Quién eres?... y de quien es esa cabeza?!- dijo, desviando la mirada de la grotesca figura.

Luego dio unos pasos hacia Khoradur, estaba mal herido pero había sobrevivido, el valor de esos guerreros lo había protegido y ahora tratarían sus heridas. Aún en ese estado emanaba una presencia que lo dejaba sin aliento Agnor tenía razón, éste hombre es un líder sin igual. Se inclinó junto a su escudero, Bergil, y puso el yelmo enano a un lado del yelmo umbariano, ambos ahora eran símbolos de victoria, la de años atrás y la que ahora se renovaba. - Lugarteniente, es un honor conocerlo - susurró, aún sabiendo que no recibiría respuesta.


Tras la reunión de los líderes del ejército surgió una estrategia defensiva, que cubriría bien la retirada y buscaría un terreno ventajoso y combatir a la luz del día. Dejó atrás su plan de realizar un segundo ataque, eran órdenes y las seguiría sin oponerse. Sin embargo, había algo que lo inquietaba, la posición de la aldea era complicada - Si me permiten, señores, es un excelente plan de retirada hasta una posición ventajosa para definir la batalla. Sin embargo Sil Auresse sigue bajo amenaza, no solo está rodeada de huargos sino que mañana podría haber un ataque desde el Paso de la Loma con los orcos que hayan podido lograr superar los obstáculos que pusimos. No tienen máquinas de asedio ni líderes experimentados, nos encargamos de ellos ya, así que un pequeño contingente de guerreros y arqueros bastaría para defender las murallas del castillo hasta que esta batalla se defina - Aelloth le había comentado brevemente como era la aldea en el camino al paso de la loma, pero Theon no tenía idea si serían suficientes para resistir un ataque - Además, llevar a Khoradur protegido solo por unos pocos jinetes hacia un terreno con huargos es algo peligroso. Propongo que algunos de los hombres al mando de Barendil, en lugar de quedarse a la batalla, nos acompañen para reforzar las defensas de Sil Auresse, al igual que los jinetes de acero si así lo desean. El terreno en dónde se dará el combate es ventajoso y si el día no se oscurece nuevamente, entonces la ausencia de esos soldados será algo que podríamos soportar. Me ofrezco a conducir ese contingente si lo consideran oportuno- dijo para concluir. Le parecía mas importante acompañar a Agnor y a Tarbrand en la tarea de proteger al Lugarteniente y reforzar las defensas de la aldea, que quedarse como soldado en el ejército, su valía era mayor conduciendo que combatiendo, pero las tropas aliadas ya tenían sus líderes bien distribuidos y sentía que su misión allí había terminado.

Notas de juego

Quedó un post largo, dividido en 3 partes, porque son los tres tiempos que se dieron estos días (presentación, conversaciones entre nosotros, y nuevo plan de ataque). Master, espero no haber desarmado mucho la idea de Melechtor XD

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23/04/2018, 23:11
[CM] Caldrim

El Jinete de Acero se dejó caer del caballo, y sus pesadas botas se hundieron en la tierra. En la distancia había visto a su hijo Cathael, y más cerca tenía a su amigo Bakar. Le reconfortó volver a encontrarse con ambos, pero su mirada se perdía en el ejército orco que aguardaba tras el manto de la oscuridad.

A su lado, Theon se presentó ante los capitanes, y ante Barendil. Caldrim se lo agradeció, pues prefería que su presencia pasara desapercibida de momento.

el golpe para ellos ha sido duro y están desorientados. Todo está preparado para una segunda carga, que de realizarse es éste el momento de hacerla

Caldrim respiró hondo y se giró ligeramente, pero no dijo nada. Cuando Theon se acercó a Tarbrand y a Agnor, le acompañó y les comentó: -No creo que Barendil opte por una carga frontal. No tenemos los números ni la distancia ni la sorpresa. Theon, recuerda siempre que la caballería debe romper con la carga. Si nos trabamos en combate y nos rodean, estamos perdidos. Hasta ahora hemos cargado por el flanco o por la retaguardia, y por sorpresa.

Al mismo tiempo, bien era cierto que había argumentos de peso para decidir atacar ahora. El tiempo iba a ser juez, como era habitual, de lo acertado o equivocado de la decisión tomada.

-Una vez estemos en la posición defensiva, se verá qué hacemos. Pero desde luego hay que abrir el camino hasta Sil Auressë, y si es cierto que hay huargos allí es primordial habilitar esa ruta. Antes de que la hueste de la Loma llegue hasta aquí.

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23/04/2018, 23:23
Director

Melechtor y Leaniach tomaron sus posiciones en la formación, pero un grupo numeroso de los Garan Gwalorn se quedó en el centro esperando ver cómo se desarrolaban los acontecimientos.

La retirada era lenta pero segura. Paso a paso, las tropase retrocedían. Aunque no pudieron ver a los orcos, sí que escucharon sus gritos y gruñidos. Y notaron cómo se quedaban cada vez más lejos. Muy lentamente, con el paso de varias horas, las tropas de Sil Auressë iban aumentando la distancia hasta el enemigo, que se estaba reagrupando.

Entonces llegaron noticias de que habían enviado exploradores hacia el sur. Dos docenas de orcos snaga cruzaron no muy lejos de los jinetes de Leaniach, pero estos permanecieron en formación según las indicaciones de Barendil. Detrás de los exploradores iban dos jinetes de huargos. Sin duda eran de la unidad de Ulog-Plak, lo que hacía pensar que el anciano orco había regresado a liderar la hueste. El motivo de enviar a los exploradores era el mismo que les hacía mantener el fuego en la estructura de madera con forma de torre en lo alto de la colina: estaban esperando la llegada de la hueste de la Loma.

- Tiradas (1)

Notas de juego

En el centro estáis todos:

Aaren, Agnor, Eärnil, Girion, Khôradur, Bergil, Tarbrand, Milzarak, Theon

Además de: Caldrim, Bakar

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25/04/2018, 10:10
[SA-serv] Bergil

Bergil se encontraba junto a su señor. No le habían dicho nada ni ordenado otra cosa, por lo que permaneció junto a él todo el tiempo, dejando paso y ayudando en lo que podía cuando le atendían.

Si no me dicen lo contrario iré a Sil Auressë junto a mi señor

Tenía la mano en la empuñadura de su espada. Notó el cuero de la misma así como el adorno de la empuñadura. La observó brevemente, recordando como su padre la empuñaba.

Espero hacer honor a mi familia y al recuerdo de mi padre

Por un instante rememoró recuerdos de la niñez, cuando su padre le enseñaba a manejar la espada. Recuerdos que cambiaron a su estancia en Sil Auressë, cuando se entrenaba en el patio del castillo.

Haré honor a mi familia y a mi señor, aunque me cueste la vida

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25/04/2018, 22:53
Tarbrand

Tarbrand se sintió un poco intimidado por la mirada reprobatoria de su capitán, era la figura que más respeto le inspiraba en aquel lugar, y observar su ceño fruncido sólo sirvió para sentir como si le fallara por primera vez...

Acto seguido, se le acercó Aaren, y aunque sus palabras desprendían una sincera preocupación por su vida, algo que le halagaba, respondió con cierta sorna:

-No te preocupes amigo, conociendo tu brazo, puedes dar la vuelta a ese marcador en cualquier momento -expuso animando al dúnedain- y en lo que respecta a mi, siempre que el valeroso Agnor ande cerca de mi, no temeré por mi vida -concluyó con una mirada de agradecimiento hacia este- no obstante, dado que la retirada no admite discusión, estate tranquilo pues no me jugaré el tipo aún- dijo finalmente esperando que Aaren se quedara más tranquilo.

Por último, aunque apoyaba totalmente a Theon, parecía que sus argumentos no bastaban para cambiar la idea del mando, por lo que se resignó a aceptar aquella idea, y rezó a los Valar por que tuvieran razón. Así pues, sólo pudo asentir a Caldrim, dando a entender que no se opondría, cuando de pronto un pequeño contingente de esa escoria se disponía a cruzar cerca de ellos, algo que Tarbrand no iba a tolerar, por lo que le habló a Melechtor diciendo:

-Mi capitán, debemos interceptar a esos orcos lo antes posible, si ven el derrumbe del paso, quizás guíen al resto de las huestes hacia esta posición, de forma más acelerada que si tuvieran que buscar el camino por ellos solos, me comprometo íntegramente a guiar el cuerpo de Lord Khoradur si es necesario, pero antes me gustaría asegurarme que los exploradores enemigos no deambulan libremente... -dijo finalmente esperando ser escuchado esta vez.

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26/04/2018, 11:22
Milzarâk

Milzarak habían escuchado todas las ordenes en silencio, preocupado por la salud de su comandante. Pensaba que los jinetes habían eliminado la horda del sur, pero por lo que decían sólo los habían retrasado. Con una horda acercándose hacia ellos la situación había empeorado. Entonces recordó una de las batallas que luchó junto Khoradur y se adelantó para hablar:

- Disculpadme mi intromisión. Pero la situación ha traído a mi mente una de las estrategias del comandante - dijo dirigiéndose a los oficiales - Habíamos saqueado una ciudad del sur y nos disponíamos a huir al amparo de la noche cuando aparecieron varios barcos de Gondor. Los barcos nos superaba en tamaño y velocidad pues gran parte de nuestras naves estaban dañadas. Entonces Khoradur decidió que todos los marineros se agrupasen en los dos navíos que mejor estaban, y bloqueo el timón de los navios dañados para que cada uno fuese a la deriva en una dirección diferente. Los gondorianos tuvieron que dividir sus fuerzas y la nave que siguió a los dos navíos con toda la tripulación fue derrotada al enfrentase a toda la tripulacion.

El recordar sus batallas con el comandante hicieron que su corazón se encogiese al pensar en que la carrera de un hombre tan grande acabase de esta manera. Entonces prosiguió:

- Podríamos mandar unos cuantos jinetes a las colinas de los alrededores a intentar encender hogueras como la de los orcos. Con prenderle fuego a un par de árboles en la cima podría ser suficiente para que los orcos no sepan a donde tienen que acudir.

 

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26/04/2018, 20:04
Girion

Girion acababa de ultimar la preparación de una tosca pero funcional camilla para llevar a Khôradur, cuando uno de los jinetes que le había acompañado alejándose de la carga inicial, se acercó a donde estaba y comenzo a habar con todos. Al fijarse en él le prengtó su nombre.

Tu valor levantó la moral de las tropas, e incluso la nuestra, no podías llegar en un momento mas oportuno. Gracias por tu ayuda. Quién eres?... y de quien es esa cabeza?!

-Soy Girion, hijo Gildûr estudiante de Sil Auressë...o más bien, castigado a estar recluido en Sil Auressë, pero esa es otra historia- dijo rascándose la cabeza.

-La cabeza que porto en la pica pertenece a brujo oscuro Gothdust. Que era el encargado de realizar el ritual en el monolito para que se abriera un portal por el que salieran demonios que asolaran el mundo conocido. Al decir esto, Girion miró la cabeza y una sonrisa nació en sus labios. -Pero no lo logró.

Luego su mirada volvió al jinete y continuó hablando.

-Mi única misión era enseñara a comandante Khôradur la cabeza para que supiera de nuestro éxito, pero al observar el campo de batalla, con el comandante caído, con las tropas volviéndose hacia Sil Auressë y vosotros cargando, me dije que podía ser quien enalteciera nuestras tropas, haciendo que no se fueran y desmoralizara a nuestros enemigos y huyeran o no pelearan tan bien

Girion se encogió de hombros y luego miró a Theon. -Podía haber salido mal y haber hecho que nuestras tropas se hubieran quedado y hubieran sido aplastadas por los enemigos, pero como en el combate en el monolito, nos jugamos demasiado en esto como para no jugarse la vida y hacer lo que uno entiende que debe hacer.

-De todas formas, si no hubiera sido por tu ayuda, maese Theon -dijo titubeante pues había escuchado el nombre pero no estaba seguro de haberlo oído bien, - la milicia no me habría seguido, y aunque lo hubieran hecho, no habría organizado tan bien a los distintos grupos.


Luego, cuando hablaron de acompañar a Khôradur y que debían escoltarlo, Girion intervino escuetamente.

-Mis señores, no quiero ser una carga y sí una ayuda. Tengo caballo y tengo armas. Colóquenme en el lugar o mándenme a la misión que mejor les parezca o que vean que es más necesario, y allí haré todo lo que esté en mi mano y mi alma.

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28/04/2018, 17:12
Agnor

Agnor había permanecido largo tiempo ausente, limitándose a saludar con un gesto a los habitantes de Sil Auressë con los que se cruzaba, gente a la que conocía y a la que, en realidad, servía. Como sargento de las fuerzas defensivas de la ciudad, su labor era mantener la paz y resolver la guerra.

En las horas siguientes hubo muchos abrazos, felicitaciones y palabras de ánimo. Pero también caras preocupadas, un terrible cansancio y gestos derrotados. La batalla se había cobrado muchas víctimas y muchas mentes.

No había acabado. La llegada de Garan Gwalorn había sido una ráfaga, una tormenta que había cambiado las tornas de la batalla, pero no la había concluido. Los orcos eran numerosos y persistentes, a pesar de haber perdido a su principal comandante y a muchos de los mejores trasgos. Y a huargos. Y a troles. Pero ahí seguían, enojados e inquebrantables, aunque ciertamente escurridizos y cautelosos. Habían saboreado el acero de los pueblos libres y el insulto en su orgullo. Se creían vencedores sin remedio y habían perdido mucho sin conseguir nada.

Esa victoria era, sin embargo, insuficiente. Había muchos heridos y los orcos todavía superan en número a los defensores. Ya no cabía una carga de caballería por sorpresa y solo quedaba tomar posiciones para una retirada estratégica con la que cubrir los pasos de los hombres. La llegada del sol alejaría parte de la pesadumbre, pero también sería un recordatorio de que llevaban más horas en pie de las que se podía recordar, y además permitiría a todos ver los resultados de la batalla.

Los orcos estaban reticentes. Si no atacaban amparados en la cada vez menor oscuridad era porque tenían algo pendiente, se estaban reorganizando y, sin duda, esperaban refuerzos. Los restos del ejército del paso de la loma no tardarían en asomar por los flancos de las colinas. Llegarían tarde para la batalla, pero podrían sumarse al grueso del ejército. La diferencia numérica sería abrumadora.

Por lo tanto, los defensores de Sil Auressë debían prepararse para lo peor. La retirada no era la más horrible de las decisiones. Pero una retirada intelingente requería asegurar el camino que tenían a sus espaldas, porque llegado el momento, si todo iba mal, deberían buscar el refugio de las murallas. Y si los huargos campaban a sus anchas por los campos, los hombres quedarían atrapados entre dos frentes terribles.

Por eso aceptó de buen grado las instrucciones de adelantarse con el maltrecho Khôradur y otros heridos. Con suerte podrían escabullirse de los huargos e incluso eliminar a algunos o todos ellos. Llevar a salvo al comandante era un acto de estrategia militar y política. Liberar el camino y las murallas de Sil Auressë quizá también liberara manos que podrían ayudar al ejército principal.

Agnor obedecería. De hecho, consideraba un honor que se le permitiera acompañar al comandante en la que, quizá, podría ser su última cabalgada. Sería el heraldo de Khôradur, y su espada su trompeta.