Partida Rol por web

ZONA CASTILLO - Turno 14

Belegund vio llegar al hijo de Gildur a toda velocidad. Alzó su mano para instarle a parar. –Hijo de Gildûr. Llegué a Sil Auressë con tu padre, que viajaba con varios amigos. De Tharbad si no me equivoco. Se encuentra en el castillo. Pero debemos ayudar a entrar primero a los heridos. Necesitan cuidados…

Por un momento, iba a decir algo más. Pero se calló y pensó un instante. Luego añadió. –Mejor coge una camilla y lleva a aquel herido, el tercero. Entra con él. Busca a tu padre una vez dentro.

Zona castillo - turno 14

La llegada de los jinetes dio nuevas fuerzas a Milzarâk que siguió atacando a los huargos sin descanso. Aunque el cansancio y el dolor empezaban a hacer mella en el corsario no pensaba parar hasta que los heridos estuvieran a salvo en el castillo.

Miró hacia el este y observó como Eärnill aparecía detrás de la torre sur. Y agradeció que no hubiera sufrido la suerte de los otros jinetes.

CAMINO DESDE METRAITH

El joven explorador se mantenía ocupado entre proteger a la niña y sortear el camino. La guerra le había cogido de improviso y la misión que le habían encargado parecía haberse complicado con el paso del tiempo. Aún con todo lo sucedido, o quizá por eso mismo, había cogido más cariño a la pequeña y sentía que debía cumplir su deber fuera como fuera.

CAMINO DESDE METRAITH

Anael siguió el camino que Aeldric marcaba. No tenía conocimientos del entorno en el que se movía, así que dejó qu el elfo lesguiara por donde él creía que era mejor.

De cuando en cuando miraba el cielo y loq ue veía le creaba cierta angustia por un lado, pero por otro dejaba claro que la contienda había acabado, si no los buitres no osarían acercarse. Lo malo era que no sabían quién había ganado.

Anael intentaba discernir algún detalle o pista que les dijera quién había ganado.

ZONA CASTILLO - turno 14

Había llegado el momento

Sin dudarlo el joven escudero se lanzó al ataque e intentó herir a un orco, pero sin mucho acierto. Antes de poder reaccionar el orco le intentó alcanzar con su cimitarra y solo la suerte de Bergil, o la mala suerte del orco, impidieron que acabase con su vida, pero le hirió en el rostro. El filo cortante de la cimitarra le alcanzó en la cara gritando de dolor.

-¡¡¡AAAAGGGGHHH!!!

Retrocedió, mientras notaba como la sangre recorría su rostro. A duras penas conseguía mantenerse en pie y la vista se le nublaba. Sabía que era una presa fácil pero no pensaba en huir, no lo haría.

Mientras se fije en mí no se fijará en nadie más

Con su espada intentó aguantar los ataques del orco, retrocediendo algunos pasos hacia el castillo, aunque se veía sentado pronto junto a su padre en la otra vida.

ZONA CASTILLO - Turno 14

Cuando Belegund habló a Girion pidiéndole ayuda para llevar a los heridos, fue cuando el joven se dio cuenta de que los heridos estaban ahí, con ellos. La carga y el hehco de solo pensar en que tenía que hacer su misión nublaron la mente...y la vista del joven que a penas vio lo que tenía en frente.

-Por supuesto -respondió el joven al instante.

Acto seguido bajó del caballo y ayudó a portar una de las camillas.

-En cuanto entre pediré que os ayuden con los heridos, por lo menos así será más rápida la entrada de los mismos -dijo el joven mientras cogía la camilla y al enfermo y lo ponía a lomos de viento.

Acto seguido se fue directo a la puerta.

ZONA LA CABAÑA - Ayla

Ayla tenía que hablar con aquel hombre. Tenía que saber qué tenía que decirle. No conocía a nadie por estas tierras con el poder de sanar heridas de tal magnitud. ¿Qué es lo que pasó?

Ayla buscó alguna bebida fuerte por la cabaña, no quiso tocar los vendajes ya que se había puesto con pericia y ella sabía que no podía mejorarlo. Así que intentó que recuperara la conciencia.

De pronto se paró frente a Otho.

Otho cuéntame que pasó junto a la piedra, quienes estabais y quien ha cuidado de sus heridas.

Y mientras escuchaba lo que decía Otho, siguió buscando una bebida fuerte con la que intentar despertar al herido.

ZONA LA CABAÑA - Norión

El reino de Irmo no tenía límites, la imaginación le daba forma y no conocía ni el tiempo ni la distancia. Pero diferencia del de Namo, de éste se podía regresar. La experiencia, sin embargo, fue extenuante y Norión necesitó de varias horas para lograr ordenar su cabeza y ponerse de pie. Había logrado contactar a Benaldamat, se habían reconocido en aquél mundo onírico y las palabras del Guardián resultaban alentadoras y reconfortantes para el Custodio. -Me has entendido, hermano, gracias... aún tenemos mucho por hacer juntos - fue su respuesta en aquél momento, y si bien ignoraba si Irmo le concedería o no el privilegio de que el elfo la escuchase, al menos se había escuchado a sí mismo, tenía una misión por delante y estaría comprometido con ella hasta el fin de sus días. 

El mundo real clamaba su presencia, la voz de Otho se escuchaba al otro lado de la puerta, parecía estar hablando con alguien pero estaba demasiado confundido como para saber de quién se trataba. El discípulo ha despertado? se preguntó con entusiasmo y se asomó por la rendija a ver si podía observar de quién se trataba.

ZONA CASTILLO - Turno 14

Theon había logrado herir a uno de los orcos durante el ataque. Eso no había impedido que Bergil fuese herido gravemente, así que guió a su caballo para combatir a su lado y evitar que le diesen muerte al fiel escudero de Khoradur. Miró hacia sus costados,  Faelimir y Milzarak habían preferido enfrentar a los huargos, pero enviaron al resto de los guardias para darle soporte. A su vez, Ungail y Ginawr lo habían acompañado en la carga. Cuando uno de los milicianos murió ante un ataque orco, Theon supo que debía sacarlos de allí o todos ellos morirían inutilmente - Retiráos, proteged a Bergil y llevad a los heridos hasta la entrada ahora mismo! Dejadnos esto a nosotros!- les dijo a al grupo de milicianos que intentaba defenderse de los orcos, no dándoles opción de que sigan peleando.

Confiado en que los guardias no tardarían en llegar y que los caballos le daban ventaja, alzó su espada y atacó sin piedad al orco que estaba luchando con Bergil^Ofe5 

Luego, entornó su rostro hacia los muros - Arqueros! Aquí! - gritó. Dónde demonios están Gaerel y los suyos? Los orcos tenían el flanco hacia el castillo descubierto, disparar era peligroso pero un arquero experimentado podía lograrlo, si iban a hacerlo, ése era el momento. 

ZONA FORJA - Turno 14

Eben seguía avanzando con el arco tenso y la flecha cargada hacia sus compañeros mientras calibraba sus opciones.

Tres orcos estaban ya envueltos en la batalla, pero detrás de ellos dos más intentaban entrar en la pelea, siendo obstaculizados únicamente por sus compañeros que estaban en vanguardia.

Eben se movió hacia el sur⁽¹⁾ y centró su disparo en el que quedaba más a tiro^Oce13 desde esa dirección

ZONA CASTILLO - turno 14

La explanada que daba a las puertas del Castillo era un verdadero caos.

Siguiendo la estela de mis compañeros, alcancé a uno de los Huargos hundiendo mi martillo en su cabeza.
Aquella bestia no volvería a hacer daño a nadie. Por mi izquierda, Theon se precipitó sobre el grupo de Orcos que acorralaban a unos cuantos milicianos. La situación era dantesca. Allá donde mirase solo veia muerte y sangre. Pero a pesar de los estragos que estaban causando los Orcos, no era aquello lo que mas me preocupaba.
Los primeros Huargos habían caído sorprendidos ante el empuje de nuestra carga. En aquel momento sólo uno de ellos parecía resistir en nuestro lado de la contienda, y dos hombres lo rodeaban ya, dispuestos a terminar cuanto antes la amenaza que suponía.

Pero más allá de donde Theon y los milicianos se encontraban un nuevo grupo de Huargos regresaban ya, con promesas de muerte e infortunios. Dos se encontraban muy cerca y otros tres no tardarian en llegar.

THEON ALLÍ! Grité para señalarle los lobos que amenazaban desde su costado izquierdo.
Sin perder un segundo, aproveché la inercia de la carga para adelantarme hacia donde se encontraban e interponerme entre ellos y los milicianos. Pero necesitaba que alguien hiciese um frente común conmigo. De otro modo, mi bravuconada no serviría para mucho más que retrasar a aquellos monstruos el tiempo justo que necesitasen para devorar mis entrañas.

ZONA FORJA – turno 14

Intentaba seguir lo que ocurría en el resto del campo mientras no cejaba en su empeño. Ir a caballo se lo facilitaba bastante. Los enanos parecían desenvolverse con temible eficacia, y algunos chasquidos de huesos y alaridos se habían oído a buena distancia. El apoyo de Arthondir y Celegund, así como el que en breve prestarían Ferrim y Acero Rojo sería seguramente definitivo; pero quedaba una segunda oleada de orcos que caería sobre ellos. Denelloth quería deshacerse cuanto antes de los orcos que tenían delante el desconocido, Eben y él para desbandar a los demás.

Ordenó con un agudo grito a Hopta que se ensañase ahora con el orco más atrasado del grupo^Oce9 mientras él pasaba a acometer al que la rapaz venía de herir^Ocm11; era algo arriesgado, pues dejaba un orco a su espalda^Ocm10, pero parecía demasiado magullado como para reaccionar con presteza. Se aproximó mal que bien a su objetivo y le asestó un duro golpe que le pareció mortal de necesidad.

ZONA CASTILLO - turno 14

Los defensores a cada instante que pasaba vivían una situación más precaria, pese a que sus únicos deseos eran los de ayudar a los demás, los Valar no los recompensaban por ello, no obstante, esto fuera de descorazonarlos, les daba más fuerzas, pues ni con el abandono de los dioses iban a permitir que sus semejantes padecieran si pudiesen hacer algo.

Así pues, el valeroso montaraz, dejándose llevar por este espíritu de unión y de ayuda al prójimo, siguió luchando con ahínco, en este caso contra el huargo que había intentado acabar con el más joven del grupo, asestándole otro brutal golpe de su espada bastarda, deseando que fuera suficiente esta vez. No obstante, la situación era precaria, por lo que aunque le hubiese gustado responder de manera mordaz a Bakar, le habló al hijo de Caldrim diciendo:

-¡Cathael, ayuda a Bakar con el suyo! ¡Caldrim, no te enfrentes a los orcos, retrocede y ayuda en el centro! ¡tenemos que despejar la zona lo antes posible y luego formar un frente firme hasta que entren todos! -exclamó esperando que los demás estuvieran de acuerdo con sus palabras.

Desde la hora de nuestro nacimiento nuestra vida fue regulada
Nadie puede evitar el juicio del destino.

Se definirán y se entrelazarán de forma irremediable muchos destinos. Las Profecías separadas desde hace mucho se harán una, y el pasado, presente y futuro quedarán marcados.

Tulintë i quettar

ZONA LA CABAÑA - Ayla

La mirada de Ayla recorría la pequeña cabaña en busca de una bebida o algo que podría servir para despertar a aquel hombre herido. La mesa, la zona del fuego… y entonces vio la puerta de la despensa.

Por algún motivo, sintió por un fugaz instante aquella fuerza del destino. Era esa energía que le había acompañado desde el Ángulo, pasando por Tharbad, en Amon Lind y finalmente en Sil Auressë. Era aquello que le había hecho partir en busca de Finduilas, y cuando había llegado la hora del enfrentamiento final con Khathog hlo había sentido con una intensidad diferente. Después, cuando los círculos se habían cerrado, cuando todo había terminado, había dejado de sentir ese latido, de escuchar el eco de los pasados y de los futuros que ya no iban a ser para ella. Su vida y su destino se abrían ahora ante ella como un horizonte sin explorar, como un camino sin recorrer, como un lienzo sin pintar.

No obstante, ahora de repente Ayla había sentido cómo los tejidos que le habían rodeado desde su nacimiento volvieron a moverse una vez más. Una última vez…

Extendió su mano para tocar el pomo de la puerta, y notó cómo su pulso se aceleraba y aguantó la respiración.

Has elegido tu camino. Tu destino. Ahora debes afrontarlo.

I lúme utúlie

ZONA LA CABAÑA - Norion

La mano del anamarta se apoyó en la pared de la despensa, y su pálido rostro se acercó a la rendija de la puerta. Estaba agotado, y su mente aún no había asimilado lo que había vivido en el Mundo de Irmo y divagaba entre profecías y recuerdos.

Has elegido tu camino. Tu destino. Ahora debes afrontarlo.

Por la rendija vio a alguien moverse hacia la puerta. Un trozo de capa, una figura alta y esbelta. Una mano, dedos delicados, piel de porcelana…

Norión suspiró.

I lúme utúlie

ZONA LA CABAÑA

O môr henion i dhû. Tulintë i quettar

La puerta de la despensa se abrió, y el silencio de la cabaña fue roto por un instante por el chirrido de las bisagras oxidadas. Una figura sombría y encorvada emergió de entre la oscuridad de aquel diminuto cuarto. Su rostro oculto bajo la capucha, y desde la profundidad sus ojos no perdían detalle.

–Uno puede salir de la oscuridad, pero nunca dejarla atrás. Te acompañará siempre, el resto de tu vida. Como gotas de aceite que van cayendo en un estanque, la mácula se hace cada vez más presente en el espíritu.

Enfrente de aquella siniestra y oscura figura había una dama que acababa de abrir la puerta de la despensa. Su rostro también estaba tapado en parte por la fina tela de su capa. Sus ojos brillaban con luz propia, mezclando compasión con fuerza, empatía con precaución…

Sikil Kaluva Tielyanna

Tardaron unos instantes en reconocerse, pues en realidad ambos eran ahora seres diferentes a lo que habían sido en su anterior encuentro. Ambos habían dado pasos hacia un destino nuevo, ambos cargaban ahora con algo nuevo. Y por el camino, ambos habían dejado atrás otras tantas cosas.

Así fue como La Guardiana de la Luz se encontró con el Guardián de los Muertos. Varda con Namo. La Dama de la Luz con el Custodio. La Luz con la Oscuridad.

-Para tu encuentro con el Cazador, nada puedo darte… No debo intervenir hasta que se haya resuelto la paradoja. Tu fuerza reside en tu propio libre albedrío. No estás obligada a ir, pero vas a hacerlo. Aún sabiendo que puedes no regresar. Y si regresas, no serás la misma después. No existe el Bien y el Mal en el sentido de qué destino tiene más derecho de prevalecer. Pero el Círculo debe cerrarse …

En aquella cabaña Ayla y Norion volvieron a verse las caras después de haber vivido tanto en tan poco tiempo. Y en cierto modo, alguien más presenció desde algún lugar entre el Abismo y la Oscuridad aquel encuentro. Si Ayla simbolizaba a Varda, y Norion servía a Namo, entre los dos cargaban con los tejidos de la mismísima Vairë…

El destino no es una línea que nos guía por una senda, sino una tormenta que se mueve sin control. Nos ha tocado estar en un momento crucial de una historia que viene de tiempo atrás, para presenciar el final.

Zona forja, turno 14

Ferrim avanzaba con ánimo y energía, deseoso de unirse a sus hermanos naugrim, con el paso firme y sólido que le caracterizaba. A poca distancia estaba Denelloth y otro humano combatiendo a unos orcos. A su izquierda, los enanos de la forja, que habían dado una fulminante lección a sus propios trasgos. Algo más al sur, un grupo de orcos timoratos.

Ferrim suponía que las hachas de los khazad mirarían entonces a ese grupo de trasgos, frescos pero dudosos, porque dirigirse a los que estaban con Denelloth suponía darles el flanco y provocar su carga.

Y él mismo no sabía a dónde dirigirse, si acompañar a unos o a otros. Sabiendo que todavía no le tocaba tomar la decisión, siguió marchando siguiendo el camino medio.

Zona Castillo, turno 14

Agnor había perdido su oportunidad y durante unos segundos el desconcierto se apoderó de él. Había perdido el control del campo y todo se le presentaba, a un lado y otro, como una confusa carnicería donde no podía saber qué flanco estaba más amenazado y en peligro.

Giró en Atreo, intentando encontrar una salida. No era capaz de decidirse en hacer nada concreto ni útil, a pesar de tener ahí, justo delante, un huargo que merecía el golpe de gracia. Cuando tomaba la decisión de golpearle, se negaba a sí mismo perder el tiempo de esa manera cuando era algo que podían hacer los guardias de Faelimir. Y por debatirse en dudas internas estaba, en realidad, perdiendo un tiempo en el que su brazo podía ser más valioso.

Intentó concentrarse. A un lado, Caldrim, con Bakar, Cathael y Tarbrand, intentaban contener a unos huargos. Más allá, un grupo de orcos sería una amenaza en breve. Al otro lado, la milicia estaba siendo masacrada y otros lobos se acercaban al trote. Theon y Aaren intentaban cerrar esa herida que no hacía sino abrirse más y más.

...ese flanco... ese, ahí...

Si los orcos de ese flanco consolidaban su posición y llegaban los huargos, todo estaría perdido.

—¡Vamos, Atreo! ¡Op! ¡Op! ¡Si hoy va a ser el día final, que acabe con gloria y sangre!

Azuzó al brioso caballo y salió a la carrera hacia el flanco donde Theon intentaba poner orden. Si Agnor era el Matahuargos, ahí veía venir a los dos que acabarían con su leyenda, o la leyenda con ellos.

ZONA FORJA - turno 14

-¡POR UMBAR!, gritó Belkazir y su cimitarra volvió a golpear al orco^Oce12 que ya estaba herido. La llegada de Denelloth y su ave le había dado un respiro al umbareano, y de reojo vio cómo el joven cazador también llegaba con el arco. El orco se tambaleaba hacia atrás ante las acometidas de Belkazir, y finalmente cayó inconsciente al suelo y se quedó boca abajo. -Uno menos, camaradas, dijo alzando su arma hacia el cielo de Sil Auressë.