Partida Rol por web

-¿Cómo podría comunicarme con él Kaldor? Dímelo si sabes por favor.

El misterioso anillo parecía contener la clave del destino de Ayla. Y de Zelene.

-No lo sé. Lo siento. Para su anterior dueña el anillo simbolizaba muchas cosas: poder, luz, fuerza, sacrificio, renuncia, amor perdido, muerte… Formó parte de su alma, y a la vez le condenó. Pero tú no eres ella.

-Hermano, dijiste que este lugar es seguro y que tú eres mi guarda y que siempre velas por mí, quiero que sepas que yo nunca te he olvidado pero también me he dado cuenta de que sé bien poco de tí, y me parece justo el tener respuestas. Tú has vivido muchísimo más que yo y tienes respuestas a muchas de mis preguntas, pero esas tal vez deba encontrar yo la respuesta, pero a las preguntas sobre ti, sólo tú me puedes contestar.

-La verdad es que no sé quién eres, sólo se quién eras conmigo, pero cuando en el sueño y la gente que te ha llegado a conocer, me da la impresión de hablar de una persona un tanto diferente a MI hermano Kaldor... No sé.

-Soy la misma persona, pero es cierto nunca revelé una parte de mí cuando estuve contigo… Porque esa parte dejó de tener sentido en el momento que tú naciste. Un ser radiante, hermoso… Y tan inesperado. Rompiste todos mis esquemas. Quise conocerte, entenderte, cuidar de ti… Quererte fue inevitable, eras tan diferente, todo te maravillaba, te asombraba. Devorabas el mundo con tus ojos, buscando siempre tus límites. Fueron años muy hermosos, pero creciste muy de prisa, mucho más de lo que me hubiera gustado. Cuando te fuiste en busca de respuestas, decidí volver con mi pueblo, y me fui a Imladris. Pase lo que pase, yo te querré siempre. Y sólo tú has conocido esa parte de mí. No lo olvides.

¿Sabes a qué recurro cuando estoy tensa, asustada...? Al abrigo que me dabas de pequeña, a tu protección, a tu cariño y a tu mirada, trato de notarte nuevamente.

-Kaldor, aunque no nos veamos te tengo muy presente en mi vida, solo quería que supieses eso...

-Cuando miro al Oeste, sé que me guarda un barco para cruzar el mar. Pero no lo hago, a pesar de todo. Porque cuando cierro los ojos veo el brillo en los tuyos. Tú me enseñaste a amar este mundo, estas tierras, esta gente… La eternidad tendrá que esperar.

-Bueno, Ayla. No deberías quedarte más tiempo aquí. No es seguro. Nos volveremos a encontrar, algún día, cuando sea el momento. Ahora te dejo, a no ser que me quieras hacer una última pregunta... sólo una, añadió mostrándole un dedo.

Le sonreía, y ya no le veía tan distante Ayla.

-¿Cómo podría evitar o dificultar el ser detectada al entrar en este mundo, bastaría con el simbolo? Kaldor, algo me dice que pronto nos veremos, pronto... Te quiero Kaldor...

-Me temo que mis poderes y conocimientos se limitan a este mundo, sólo soy tu Guía aquí. No sé cómo has entrado… Pero una vez aquí, debes aprender a formar parte de la energía que nos rodea, dejarte llevar, guiarla suavemente hacia donde tú quieras… No trates de forzar las visiones, deja que fluyan y simplemente prepara un nuevo cauce para ellas si lo consideras necesario.

-Ayla, hermana… Ha llegado el momento del adiós. Aquí el tiempo carece de sentido, o se vive de otra manera. Pero volveremos a encontrarnos, en algún momento, en algún lugar…

Con esto, el sueño se desvaneció y Ayla se encontraba de nuevo en la habitación de la posada.

EL DEMIURGO

El día amaneció demasiado temprano para Alam, y los ruidos de la calle le resultaban incómodos después de la borrachera. Abrió los ojos para ver a Ayla sentada en una silla, observándole.

Alguien tocó la puerta, y Ayla sin pensárselo dos veces la abrió. Había un soldado. Decía que Aldurin, el líder de las Lanzas Rojas y lugarteniente de Thuin Boid, quería hablar con ellos.

Aldurin les invitó a vino con especias, y mientras se relajaban les iba preguntando sobre ellos, sobre su pasado, historias y noticias de otras tierras. Poco a poco la conversación se centró en los sucesos del Ángulo. Tras una hora de charla amistosa, Aldurin se levantó y les dijo lo siguiente:

Ahora, tenemos asuntos más urgentes. Como ya sabéis, hemos localizado un ejército de Rhudaur de camino al sur. Los informes más recientes nos indican que el ejército ha alcanzado nuestra fortaleza hermana, Harnalda. Al parecer han forzado la marcha las últimas semanas y ahora se están acampando cerca de los muros. Nos han informado que la hueste consiste e un contingente de las tribus dunlendinas de considerable tamaño, así como de caballería tanto de orientales y como de nórdicos disidentes. Además, sabemos que hay varios grupos de infantería pesada de mercenarios en el ejército. Desgraciadamente, necesito saber más sobre el campamento enemigo y no dispongo de tropas para explorar ni para misiones de reconocimiento. Todos mis hombres están ocupados patrullando los alrededores. Estamos esperando tropas de refuerzo de Fennas Drunin en una semana más o menos, y entonces tendré libertad para llevar a cabo operaciones ofensivas. Hasta entonces, no tengo medios para averiguar qué planes tiene Brazo de Piedra para Harnalda. Teniendo en cuenta que es crucial que yo sepa a qué nos enfrentamos, me gustaría contratar vuestros servicios de momento para que consigáis información y quizá también para alguna misión secreta si se presenta la oportunidad. Os propongo una recompensa por cada misión aceptada y completada, además de un precio por cada Rhudaurim asesinado o capturado. Vuestro grupo tiene un buen equilibrio de habilidades y capacidades que aumentaría sin duda nuestras posibilidades de éxito. Creo que sois ideales para lo que tengo en mente. ¿Estáis dispuestos a ayudar al pueblo del Ángulo en este momento de necesidad?

-Alam, ya hemos acompañado la caravana de víveres, parece que nuestro tiempo en esta zona se agota, yo he de ir a buscar a sacerdote oscuro del templo e imponerme a él de una vez por todas. A estas gentes les espera algo peor si logra despertar al señor de los dragones, no obstante aún me puedo demorar un poco más en mi tarea. Tal vez podríamos quedarnos por aquí para ayudar un poco a estas gentes.

Luego se dirigió a Alam. -Necesitarán un líder y tú eres de los mejores que he visto, eres noble, sabes dar órdenes sin altanería, no descuidas a tus hombres y tampoco eres cobarde, luchas en primera línea siempre y te expones a los mismos riesgos de aquellos a quienes acompañas. Yo te vi luchar en Metraith desde las almenas, cuando dirigía el flanco izquierdo y vi como te enfrentabas a trolls y huargos sin miedo a nada, seguro de ti. Irradiabas confianza, sabía que mientras tú estuvieses allí el enemigo tendría las cosas muy difíciles. Tal vez esta gente esté esperando a alguien como tú.

En su interior, Ayla pensó: Lo dejo en tu decisión, además querría pedirte una última cosa, si me acompañarías después de que esto terminase a enfrentarme con mi enemigo, te necesito a mi lado, es algo que debo hacer y que tal vez no pueda hacer sola...

Les encomendaron una primera misión. Averiguar la situación y la distribución del campamento enemigo, y el número y tipo de tropas que traía Ermegil.

Mientras Ayla iba preparando los pergaminos para el cometido, su mente divagaba por una idea que había ido cogiendo forma: la de crear una sociedad organizada para combatir las fuerzas del Enemigo.

Una vez terminado, decidió meditar. Consigues entrar en un trance, y en su interior resonaban las palabras de un juramento:

Yo, Ayla, juro por los Valar y La luz de Elbereth, a quienes pongo por testigos de la observancia de este voto, que me obligo con toda mi voluntad servir fielmente a la Luz, ya sea en mar, en tierra o en cualquier lugar hasta rendir la vida si fuere necesario.

Ayla dudó en si pronunciarlo o no en voz alta, ya que los juramentos de ese tipo definían el destino de una persona para siempre.

Poco poco, iba adentrándose en el mundo que estaba descubriendo… Una parte de ella decía que debería descansar, que había una misión muy peligrosa y urgente que les espera allá fuera… Pero sin embargo dirigió tu mente hacia ese lugar tranquilo, pacífico, sereno… En medio de la tormenta y de la oscuridad.

Avanzó cautelosa hacia la luz, y de repente consiguió ver la figura de su hermano Kaldor. A pesar de su anterior encuentro con él, a pesar de saber que era como una proyección de su espíritu, un Guía… a pesar de eso, no podía evitar emocionarse. Notó su rostro sereno. Serio. Concentrado.

A medida que ella se acercaba, la figura de él parecía absorber la luz que había alrededor, dejándoles en el centro de un pequeño círculo de luz, rodeados de sombras que parecían moverse como agitados por un viento.

-Saludos de nuevo Ayla. Hay alguien que necesita hablar contigo. Y parece urgente.

-¡¡Hermano!! Otra vez volvemos a vernos, exclamó Ayla. Intentaba controlarse, pero su voz temblaba de la emoción. Le dio un tierno abrazo.

-¿Qué ocurre? ¿Me has convocado tú? ¿Quién necesita hablar conmigo? ¿He hecho algo…?

Su cabeza daba vueltas intentando averiguar quién podía querer verle, pero le resultaba difícil hacerse una idea. Entre la preparación de los próximos días y el volver a ver a su hermano, se sintió un poco turbada.  

Él le sonrió, pero su rostro se mantuvo sereno. Se notaba cierta preocupación en su mirada. -Ayla, tu entrada en este mundo ha puesto en marcha una serie de sucesos que no pude anticipar. Hay fuerzas que están actuando aquí y también fuera, en el mundo físico. Y tú, en tu interior, has comenzado andar un camino que quizá no deberías haber iniciado. Tienes delante de ti dos mundos por descubrir: los misterios del mundo espiritual, donde nos encontramos ahora. Y los del de tu interior, tu propio espíritu, ser, fëa… Y los dos te aguardan un gran poder, pero también grandes peligros. Para mí es difícil dejar de ver en ti aquella niña de ojos verdes que se maravillaba con todo lo que le rodeaba… Quizá me niegue a ver lo que tengo delante, pero ruego que me perdones mis ansias de protegerte.

-Tú debes elegir tu propio camino, tienes libertad para hacerlo, algo que la mayoría de los Primeros Nacidos no tenemos. Pero cada vez tengo más claro que ya lo has elegido, ¿no es así? Cada paso que des, cada decisión, cada elección, te está llevando un destino concreto. Lo que te hace diferente, mi querida hermana, es que lo para otros ha sido impuesto, tú eliges libremente. Y en esa libertad reside tu poder, tu fuerza. Has elegido tu destino, aunque quizá no lo hayas asumido aún del todo. El mío, sin embargo, fue sellado hace mucho tiempo.

Hubo una tristeza enorme en su mirada, como si estuviera recordando una pérdida que sufrió hace mucho.

Ayla miró al suelo, mientras pensaba en Zelene. Ésa fue la pérdida de su hermano, pero era mejor no preguntar por ello ahora. Le miró a los ojos y le dijo:

-Tal vez tengas razón hermano, no sé si he elegido mi destino, pero me parece que he encontrado mi camino, un camino que seguro será difícil, será peligroso, pero no será ingrato, todo lo que ahora tenemos y podemos disfrutar, todo aquello que aún no se ha ensuciado por la corrupción de la oscuridad, se debe al esfuerzo de unos pocos y que en muchas ocasiones mueren por su causa y caen en el olvido, pero tal vez unos pocos los recuerden eternamente...

Volvió a mirar al suelo intentando evitar su mirada, como si le pareciera que sus palabras le hubieran causado daño y así poder evitarlo.

-Siempre será mayor el resultado de sus acciones que su nombre y su pobre vida, a veces éstas personas aman demasiado a este mundo y a su gente como para permitir que se destruya y eso les empuja a combatir, sí, de ahí saco mis fuerzas, de la gente que quiero, para protegerles. Por ello no te culpo hermano por tu buena intención de protegerme, solo que el amor que me profesas tal vez yo lo sienta mucho más intenso por ti y por este mundo, y este sentimiento tal vez proceda de mi parte humana y sea lo que me empuja a actuar tal y como hago…

Le cogió de la mano mientras le miraba a los ojos y espera su respuesta.

En mi corazón siento una alegría enorme por tenerte aquí conmigo, en este lugar, le dijo. -Han sido muchos ciclos, mucho tiempo de soledad en este lugar… Más de lo que te imaginas.

-En cuanto a la urgencia de este encuentro, tiene que ver con algo que ha sucedido allá fuera, y necesitamos información. Al parecer algún individuo logró apoderarse de un orbe muy poderoso, y existe un peligro real para el equilibrio de las cosas. Pero nos falta información acerca de qué sucedió realmente. Nos tendrás que contar lo que sabes.

-Ahora, sígueme. Yo te guiaré, pero no te desvíes del camino.