Partida Rol por web

El día siguiente pasó rápido. Ayla tenía que atender algunos asuntos menores a medio día, y Curudae estaba desaparecido preparando algunas cosas, mientras Khôradur aún no había regresado de Metraith.

Cuando llegó un nuevo día, Ayla se encontraba desayunando en la sala de reuniones, con las primeras luces del alba entrando por la ventana. Apareció Curudae, sonriente.

-Desayuna fuerte, y descansa bien… Los enanos ya tienen su forja, y mañana tenemos la inauguración. ¿Cómo has pensado hacer lo del pedido para el ejército? Esperamos a nuestro Lugarteniente para esta tarde, por si quieres que hablemos con él de las armas antes de acudir a la fiesta de los enanos. Por otra parte, si lo hablamos todo directamente con los enanos presentes, quizá avancemos más rápido. Te tienen en gran estima, pero no por eso van a ser menos duros a la hora de negociar.

-No obstante, son enanos. Y siempre serán justos. Si se les paga demasiado caro una herramienta o un trabajo, ellos se asegurarán de dedicarle el doble de tiempo o poner materiales de más calidad para compensar. Pero creo que has tratado con los enanos, incluso puede que más que yo, así que ya sabes lo que nos espera. Nunca terminarán en deuda contigo. Y nunca olvidarán una deuda contraída con ellos.

-Si que puedo conocer a los enanos, pero no el arte del comercio y del negocio tanto como tú. No soy experta de todo, y por eso me he rodeado de los mejores, contestó Ayla y sonrió. -No obstante daré lo mejor de mi, para intentar ajustarnos lo máximo posible a nuestras necesidades actuales y aplazar las armas excepcionales para mas adelante. Me gustaría hablar un poco antes con Khoradur, para que me indique cual es la necesidad mas apremiante, para tener un punto de partida simplemente, y a partir de ahí marcharemos a hablar con nuestros amigos enanos.

-Será una conversación agotadora, ya lo creo, pero sea cual sea el resultado, estaremos mejor que sin su habilidad... Que llamen a Khoradur y desayunemos juntos, mientras hablamos. Acto seguido hablaremos con los enanos. O tal vez sea mejor que... ¿Qué te parece si desayunamos todos juntos? Con nuestros amigos enanos también y así hablamos tranquilamente de todo. Si algo hay que ser con nuestros amigos es honesto. Ellos buscaban un lugar para establecerse y comerciar, y nosotros unos artífices como ellos. Que se sienten en nuestra mesa y hablemos tranquilamente de nuestros asuntos, preguntó Ayla a su senescal.

-Creo que aún no ha llegado Khôradur, pero estará para la primera hora de la tarde, contestó Curudae. -Nurg y Aeldric acompañan a los de la caravana que trae la forja, pero nuestro Lugarteniente llegará por su cuenta con otra patrulla. De todos modos, la invitación que nos han hecho llegar los naugrim pone que es para la tarde, y sabes lo tozudos que pueden ser los naugrim. No les gustan las sorpresas, y menos los cambios de planes cuando llevan tanto tiempo preparando una cosa.

Mientras continuaron desayunando, Curudae repasó con Ayla la situación del acuerdo económico con los naugrim. -Lo que he entendido de Khôradur es que quiere hacer una equipación o un conjunto de armas y armadura para tres clases de hombres de armas: los guardias, los soldados y la milicia. Más o menos tiene claro los hombres que necesita equipar, y ajustando el precio de cada conjunto al máximo, pues sacamos el precio total. Haré lo posible de mi parte, aunque recuerdo lo difícil que es regatear con los enanos…

-Una vez decidido el precio final de compra, es cuando sacaré el tema de lo que nos deben. Aunque ellos ya lo tienen bastante claro, como te dije lo anotan todo. Cada piedra, cada material, cada trozo de cuerda. Además, tendrán que decidir si quieren abrir un puesto en el mercado, o si se quedan en su taller. Sólo la licencia son treinta monedas de oro, y el edificio de la tienda son otras 120 monedas, que se descontarían del pedido.

-Sobra decir que nos interesa que lo acepten por muchas razones, pero sobre todo para rebajar la deuda que vamos a contraer con ellos.

Terminaron el desayuno y siguieron hablando de las necesidades del ejército y del dinero disponible.

-Esta compra les dará trabajo a los enanos durante un tiempo, y les dará un empujón importante para su futuro. Creo que les podrá ir muy bien aquí. Será un desafío abierto a los Gremios de Tharbad, pero ese asunto lo trataremos cuando sea el momento.

Mirando las opciones que ya se hablaron con Khôradur en su momento, segúna las cuentas de Curudae salía un mínimo de 200 monedas de oro pero con la situación actual seguramente iban a ser más.

Guardias (20 hombres): Alabarda, Arco largo, Espada ancha, Cota de malla larga, Brazaletes/grebas, Yelmo acero, Escudo grande, Sobrevesta, carcaj, 20 flechas, cuerno, botas.  Costaba alrededor de 100 monedas de plata por hombre.

Soldados (32 hombres): lanza, arco compuesto, espada ancha, cota de malla, brazaletes/grebas, yelmo acero con visera, escudo grande, sobrevesta, carcaj, 20 flechas, mochila, botas, 2 cantimploras. Coste 70 monedas de plata por hombre

Milicia (mínimo 160): Lanza, Armadura cuero endurecido, Yelmo cuero, Espada corta/hacha, Ballesta ligera. Coste 28 monedas de plata por miliciano.

-Aunque quedamos en que estas cifras iniciales se podían reducir bastante sacrificando un poco el equipamiento..., comentó Curudae y sacó más hojas de pergamino para hacer números, cuando por fin llegó Khôradur.

-Ya tienen la forja los enanos. ¿Cuándo van a comenzar a equipar mi ejército?, les preguntó sonriente el Lugarteniente.

-Te esperábamos. Estábamos recordando las armas y armaduras que precisaríamos para el ejército, su número, y estimación inicial de cálculos. Es mucho trabajo el que espera a los enanos, y nuestros costes se reducen a cada día conforme vamos terminando construcciones en Sil Auressë, y los ingresos aumentan levemente, por eso el tiempo juega a nuestro favor. El coste estimado del armamento, es de 200 monedas de oro, aunque parece que puede que sea superior. Veremos entre los impuestos que no habran de abonar y que nos lo descontarán de las armas, así como el puesto en el mercado, que aún no han confirmado, seguramente el crédito inicial que podríamos tener sería suficiente para una primera remesa de armas, luego conforme vayamos generando ingresos y vayan terminando de fabricar el armamento, podremos seguir haciendo nuevos pedidos. Mi idea es hacer pedidos por paquetes, o grupos, para no saturar a nuestros amigos enanos, y así si los ingresos que vamos generando de cara al futuro podemos mejorar el pedido, la calidad...

-Pero nuestros amigos enanos han de tener claras nuestras intenciones, necesidades, y cantidades. Luego tenemos a nuestro favor que las armas hechas por los enanos, serán vistas rápidamente en Metraith, y aldeas de alrededores, lo que puede reportarles nuevos clientes, por lo que no les interesa hacer armas de mala calidad. Ellos pueden tener un beneficio indirecto resultante de dar a conocer su habilidad, y eso se hace poniendo su trabajo a la vista de todos, y el armamento en pocos sitios esta mas a la vista que en un ejército... Y esa es nuestra oportunidad de conseguir un buen precio, o buena calidad de las armas.

-¿Qué os parece? Khoradur, ya queda menos para que tu ejército esté en condiciones debidas. Si los veis conveniente, a primera hora de la tarde, nos acercaremos a ver a nuestros amigos enanos, que nos estarán esperando. Y ya de cara a la noche, podemos cenar nuevamente juntos, y nos pones al día de tus reuniones con los mercenarios en Metraith.

-Ciertamente en algunas cosas el tiempo juega a nuestro favor, comentó Khôradur, -pero en otras no tanto. Necesitamos equipar nuestro ejército lo antes posible. Y nada más terminar de equipar los efectivos de los que disponemos ahora, hay que pensar en una nueva remesa y más hombres. Se avecinan tiempos difíciles, y tenemos que estar preparados. No quiero alarmaros, pero de nuevo se están contratando mercenarios para distintos bandos.

-Tenemos una ventaja importante al no depender de los Gremios, y gracias a los enanos, intervino Curudae, -y debemos aprovecharlo. Nuestros rivales o enemigos no se esperan que podamos equiparnos solos. Junto a los enanos, y con la ayuda de Khôradur, intentaremos hacer un plan para equipar el ejército por tandas o por remesas. Pero sin renunciar a la calidad, es decir, todas las armas que nos hagan serán utilizadas también a largo plazo, aunque el coste sea mayor por unidad.

-Me parece bien, dijo Khôradur y sonrió, -aunque los enanos tendrán que esperar un poco antes de ver sus armas expuestas en un campo de batalla. No creo que sean capaces de hacer algo de mala calidad, son muy metódicos y concienzudos en todo lo que hacen. Hablaremos de los mercenarios luego.

-¡Vámonos pues a ver a nuestros amigos herreros!, exclamó Curudae, -y apostaría que nos quedaremos en la fiesta hasta tarde… o incluso hasta el día siguiente, si los rumores que me han llegado de la hospitalidad de los enanos tienen algo de cierto.

Sin más preámbulos, los tres salieron de la Casa de Comercio y cruzaron la plaza dirección al río, hacia la forja de los enanos. Khôradur no se había quitado la armadura que había llevado en el viaje, pero se podía observar que la llevaba incluso más brillante y cuidada que de costumbre, y que se había quitado la sobrevesta para dejar al descubierto la fina artesanía de los coraceros umbareanos. También llevaba botas nuevas. El yelmo de Umbar se lo había dejado en sus aposentos. Parecía adecuado para él ir con su atuendo militar, como si fuera su uniforme de gala.

A medida que se acercaron a la forja, se escuchaba el sonido de tambores. Golpes contundentes y rítmicos acompañanando a una solemne y melancólica canción en sindarin. Hablaba de las montañas, de los tesoros que aguardaban en su interior, de las cristalinas aguas subterráneas, del resplandor de las joyas ocultas… Hablaba de su hogar en las Colinas de Hierro.

Dentro se encontraron con Skor, Ginbald, Khizag, Nurg y Kranz cantando. Al terminar, Kranz era el primero en saludarles como de costumbre. También estaban Alderic que está hablando con Skor y Nurg, y una docena de invitados de Sil Auressë. La forja estaba reluciente, y había varias mesas llenas de bandejas con carne, queso, setas y barriles de cerveza y botellas de licores. Los enanos habían arreglado sus barbas y parecían entusiasmados con su nueva forja.

-Bienvenidos a nuestra forja, dijo Kranz, -disfrutad de la comida y de la bebida, y cuando estéis listos, Ginbald os invita a sentaros con él para tratar vuestro pedido.

Kranz extendió su brazo para mostrarles cuatro sillones más grandes que el resto, tapizados con colores de Azan y de Sil Auressë.  

Ayla se emocionó al ver el bullicio, y los detalles con los que sus amigos enanos habían cuidado todo, y ver los colores de Azan y Sil Auressë juntos en las sillas. Agradeció a Kranz, y a todos los demás la celebración de un acontecimiento importante con tan sumo detalle y cuidado. Era difícil competir con los maestros enanos cuando estos ponían todo su mimo y cuidado en un evento o creación.

La elfa se acercó a Aeldric y a Nurg. No los había visto desde la pelea con el kraken en Sudúri. Les saludó efusivamente y les comentó que le gustaría saber cómo había sido el viaje de vuelta a Sil Auressë, también la escolta de la forja y si había ocurrido algo inesperado, pero para eso ya podían hablar el día siguiente. Ahora tocaba disfrutar.

Después de haber estado un tiempo prudente en la fiesta pasamos con Ginbald a tratar los asuntos del armamento.

Disfrutaron de la fiesta, y del buen ambiente. Aeldric y Nurg se mantuvieron en un discreto segundo plano, aunque al enano se le veía más animado. Quedaron para hablar en mejor momento con ellos y Khôradur sobre las nuevas de Metraith y de los alrededores.

Llegado el momento, se sentaron junto al Maestro Ginbald y Kranz para hablar de las necesidades del ejército.

-Maestro Ginbald, me impresiona la agradable velada que habéis preparado, la hospitalidad de los enanos con sus amigos es bien conocida, y habéis cuidado hasta el último detalle. Estamos impresionados. Hace unos días ya que nos vimos en Suduri, en unas circunstancias muy diferentes a estas, como ya os dije aquí necesitábamos a unos excelentes artesanos, y Aule nos mandó a sus nobles hijos. Vosotros buscábais un lugar en el que poder desarrollar vuestro arte, y este es vuestro lugar, espero que vuestra llegada a Sil Auressë haya sido de vuestro agrado. Sil Auressë, está muy emocionada con vuestra llegada, mi lugarteniente Khoradur no cabe de gozo, necesitábamos armar nuestro ejército y de repente entrábais en Sil Auressë con una carta de su Dama... 

Entonces Ayla le pidió a Curudae la copia de lamisiva. -Aquí está todo lo que se acordó en un lúgubre sótano de Suduri, en el que ninguno esperábamos que nuestros caminos se cruzarían. Desde que dejé el bosque verde, he tratado mucho con los Naugrim, he sangrado junto a un hermano vuestro de Azan, Gynn cuyos restos descansan cerca de esta tierra. Pero también he sangrado por vuestros primos de Khazad Dûm. Sois una noble raza, y en el mundo debería haber mas como vosotros. Valerosos guerreros y maestros artesanos. Por todos es conocida la pericia de los enanos en el arte de la forja de armas de gran calidad. Por eso, no puedo hablar de precio con vosotros, puesto que el precio que antes de conoceros teníamos pensado en poder gastar, sería un insulto si os ofrecieramos lo mismo. No queremos pagaros un precio injusto por vuestro arte, pero tampoco podemos permitirnos un gran precio por las armas, por eso os pido que consideréis nuestra necesidad y la oportunidad de dar a conocer vuestro arte. Vais a equipar a un ejército entero, y vuestras armas serán vistas en Metraith, en los caminos, habréis armado a cada soldado de Sil Auressë, y vuestro arte se conocerá mas allá de esta tierra. Considerar esa posibilidad de negocio. Habíamos pensado en hacer los pedidos en várias fases, así tendríais tiempo para forjar las armas.

-Nuestro ejército se compone de 20 Guardias, 32 Soldados y 160 milicianos, aunque esperamos aumentar el número de los efectivos, lo que se traducirá en mas pedidos futuros.

-El equipo ideal de los Guardias estaría formado por Alabarda, Arco largo, Espada ancha, Cota de malla larga (tabardo de mallas), Brazaletes/grebas, Yelmo acero, Escudo grande, carcaj, 20 flechas..., continuó Ayla omitiendo la parte de la equipación que sea de cuero o tela.

-El de los soldados sería lanza, arco compuesto, espada ancha, cota de malla (=camisa de malla), brazaletes/grebas, yelmo con visor, escudo grande y 20 flechas.

-Y el de la milicia estaría compuesto por espadas anchas, ballestas y sus saetas. Las armaduras sería de cuero, pero para eso deberemos buscar a un armero curtidor.

-Esta sería la equipación óptima, lo que deseamos para nuestro ejército. Pero nuestro presupuesto es limitado y se podían hacer ciertas modificaciones, pero bueno eso ya lo veremos sobre la marcha. También si nos proporcionárais alguna facilidad en el pago nos ayudaría a pedir mejores armas, ya que tendríamos de mas tiempo para obtener mayores ingresos.

-¿La pregunta es, qué consideraríais un precio ajustado para nuestras peticiones de armas?