Partida Rol por web

Encontrar las almas no te costó esfuerzo alguno. Y teniendo tantas tan al alcance de la mano, tiempo te faltó para empezar a cazarlas para devorarlas de inmediato. Alma que caía en sus garras, alma que te tragabas. ¡Aquello parecía no tener fin! ¡Era tu paraíso personal! Hasta que un agudo dolor en tu vientre te hizo parar. Era un retortijón, uno bastante fuerte. Un mortal común identificaría esa sensación como el paso previo a una tarde de indigestión y diarrea, ¡pero en tu caso no tenías ni idea de qué era! Y eso te puso nerviosa. ¿La reina de las dríadas te había engañado? ¿Y si las almas estaban envenenadas? ¡Maldía arpía leñosa!

El dolor y los retortijones fueron a más. Afortunadamente las almas no eran alimento sólido, por lo que te ibas a ahorrar la parte más escatológica de aquel cuadro, pero de lo que no te ibas a librar era de la expulsión de gases que amenazaba con tener lugar en cualquier momento.

La chica pelilavanda asintió a la pregunta de Sayaka.

 -La valla no sólo está hecha de un metal extremadamente fuerte, sino que está encantada para repeler a las criaturas con intenciones hostiles que quieran acercarse. Mientras estemos a este lado de la valla, no nos pasará nada.

En cuanto a la pregunta del cambio de forma, ahí Aethel tuvo que negar con la cabeza.

 -No, efectivamente los humanos no cambiamos de forma, a no ser que sea mediante el uso de un conjuro. Por desgracia, aún no conozco hechizos de nivel suficiente como para transformarme entera.

Renata habia estado inusualmente callada, observándolo todo por donde pasaban con profunda admiración. Sin embargo, la convrsación sobre las transformaciones hizo que dejara de prestar atención al paisaje para prestárselo de nuevo a sus amigas.

 -Como dice Aethel, los humanos no podemos transformarnos sin la ayuda de la magia. ¡Pero vosotras sí que podéis! ¡Es increíble!

Renata se acercó a Aída con los ojos brillando de la emoción.

 -Cuando haya luna llena tienes que enseñarnos tu transformación, ¿vale? Y te prometo que cuando aprenda a transformarme con magia, tú serás la primera a quien se lo enseñe.

Aquello era todo un festin, Etna estaba absorviendo almas sin parar hasta que sintió aquel dolor en el estomago, no sabia lo que era, ¿quizas esas almas estaban malditas? No, aquello no podía ser, ademas las almas malditas estaban buenas, quizás un poco fuertes pero estaban buenas en cierta forma. Sin embargo, aun le dolía un poco el estomago, por lo que pensó que era mejor dejarlo por el momento, no se encontraba muy bien.

¿Que pasa? ¿Me habrán envenenado con algo? No puede ser… ummm espera, creo que había un curandero o algo en la academia, creo que seria buena idea ir… si, y como me hayan envenenado…

Pensaba mientras se dirigía a la academia, con pensamientos de quemar todo el bosque si es que le habían envenenado.

Sayaka mira a Aida y dice tras lo dicho por Renata:

Claro, yo también quiero verlo, seguro que es impresionante y súper chulo

Comentaba mientras daba vueltas de un lado a otro, entonces se para y se queda mirando a las dos humanas y dice:

Vaya… entonces los humanos tenéis muchas desventajas jo pobrecitas

Dice meintras se acerca a Renata y da un salto para quedarse en sus brazos

Ver que estaban mostrando tanto interés en su transformación, hizo que Aida se pusiese aun más nerviosa. ¿Cómo podía decirles que no si se mostraban tan emocionadas al respecto? Además, queriendo o no, ya había visto la transformación de Sayaka... y Renata quería mostrarle la suya cuando aprendiese. Aida cerró los ojos por un momento, avergonzada, cerrando las manos. Estaba en muchos problemas.

-Es-está bien. C-c-con luna llena l-l-les mostraré m-mi transformación -muy avergonzada, y con las palabras volviéndose un lío en la cabeza, eso fue lo que les respondió Aida, sin darse cuenta de que... ahora había accedido, y le sería difícil retractarse. Cuando cayó en cuenta de eso, se puso más pálida de lo que era ya. Por un momento, parecía que su alma se le fuese a salir del cuerpo.

Apenas escuchó que el tema pasaba a la transformación de los humanos, Aida vio una oportunidad para escapar.

-V-v-vaya, ¿en-en serio no p-p-pueden transformarse s-sin magia? N-n-no debe de ser muy có-cómodo, ¿e-eh?

Mientras Renata casi explotaba de la felicidad por tener a un zorrete tan sumamente adorable en brazos, Aethel se fijó en la reacción de Aida.

 -Si no quieres, no tienes por qué hacerlo. O si prefieres dejarlo para otro día o lo que haga falta. Parece que el tema te inquieta un poco. Bueno, bastante más bien. No queremos obligarte a nada que no quieras hacer.

Renata asintió mientras le rascaba la cabecita a Sayaka, justo por detrás de las orejas.

 -Después de todo, el tener un talento especial no implica que tengas que mostrarlo a todo el mundo.

Sayaka permanecía bastante agusto en los brazos de Renata, mas incluso cuando le rasco, con una amplia sonrisa dice:

Si, no te preocupes… ya nos lo enseñaras si quieres… pero es una parte de ti y todo lo que es parte de ti es bueno… o eso creo yo

Decía en un tono bastante animado, se notaba que estaba a gusto en esos momentos

La verdad es que Aida no era mentirosa... y tampoco era muy buena ocultando sus nervios. Estaba más que claro que sus amigas notarían su incomodidad con respecto a mostrarles su forma, y así fue. Cuando vio que no la presionaban más con respecto a eso, se llevó una mano al pecho y suspiró.

-Cla-claro... algún día se las mostraré.

Aida volvió a suspirar, más aliviada. No se sentía preparada aún para mostrarle a nadie más su transformación. Tenía miedo de que se burlasen de ella y se quisieran apartar de ella por eso. Al menos eso era lo que creía. Algo incómoda aún, jugó con la arañita usando uno de sus dedos.

La arañita se movió para recibir el máximo número de caricias posible.

 -Has sabido escoger a tus amigas muy bien. Estoy orgulloso de ti. ¡Ráscame un poco por detrás del cefalotórax! Ahí, peeeeerfecto...

Mientras charlabais animadamente, en un lado del camino pudisteis ver una enorme seta de sombrerillo blanco con puntos rojos. Era una Amanita muscaria, la famosísima seta de duendes, la falsa oronja. Sólo que esta era bastante más grande de lo normal. Y parecía que hacía ruiditos. Y, ¿eso eran brazos?

 -Anda, mirad, un esporalingo.

Aethel lo señaló mientras hablaba en voz baja. No quería asustar a la criatura.

 -Por el tamaño parece una cría. Son criaturas vegetales con conciencia de sí mismas, muy pacíficas. Viven en el bosque, aunque no sería la primera vez que veo al jardinero en compañía de alguno de ellos. El zumo de esporas que se usa en clase de pociones nos lo dan ellos. Creo que es un residuo que producen, algo así como el sudor o la... Orina en los humanos.

Y nunca había pensado en ello como tal hasta ahora, que tuvo que explicarlo a sus compañeras. No iba a volver a ver ese ingrediente con los mismos ojos nunca más.

Sayaka salta al suelo en donde tras un leve brillo blanco vuelva a su forma humanoide. Aquella criatura era realmente llamativa y curiosa y la explicación que daba Aeth lo era también, ella le mira ensimismada y dice:

Vaya… sabes un montón, podrías ser incluso una profesora…

Mira a la criatura con curiosidad y dice:

Entonces, usamos… ¿su pipi?

Por alguna razón, Aida se relajó un poco e incluso rió mientras jugaba con la arañita. ¿Tal vez le había dicho algo?

Cuando se encontraron con la seta, Aida no se sorprendió en lo más mínimo. De hecho, su expresión pareció suavizarse un poco más. ¡Es tan mona! Atenta a la explicación de Aethel sobre la criatura, Aida no pareció sorprendida en lo más mínimo, como si ya conociese aquellos datos sobre la seta.

Ante la curiosidad de Sayaka, y tratando de aportar un poco más, habló con algo de timidez.

-S-sería una forma de verlo, sí. A-aunque sería más acertado decir que utilizamos sus... toxinas. P-por eso mismo no se usan más que pocas gotas de su zumo... en algunas pociones.

Aethel asintió a la explicación de Aída, añadiendo lo siguiente:

 -El jugo que nosotros usamos en pociones lo producen cuando tienen los depósitos de toxinas llenos. Son toxinas que emplean para defenderse de depredadores y atacantes, que se producen constantemente en su organismo. Cuando sus depósitos están llenos, sueltan cierta cantidad, que es lo que recogemos para las pociones. De ahí que la profesora Deadeye lo comparara con orinar. La vegiga tiene un límite de capacidad también.

Dicho aquello, Aethel retomó la marcha hacia el lago, procurando esquivar al esporalingo para no molestarle.

 -Cuando des alquimia iniciada aprenderás a usar el jugo de esporalingo para hacer antivenenos y trampas para moscas, Sayaka.

Sayaka seguía caminando con las demás, ante aquella explicación no pudo evitar poner mala cara y finalmente decir:

Ummm no se si me apetece mucho dar esa clase la verdad

Decía mientra ponía cara como si tuviese que manipular la orina de unas plantas para poder hacer esas cosas, algo que no le llamaba precisamente la atención

Bastante conforme y de acuerdo con la explicación de Aethel, Aida asentía una y otra vez, muy seria al respecto. La verdad era que la alquimia era lo que mejor se le daba, y su pasión. Hablar de cosas así en verdad la emocionaban, y se tomaba todo con bastante seriedad. Era raro ver a Aida así.

-T-te gustará. Tienes que creernos -Aida volvió a asentir-. La alquimia es un tema apasionante, te permite hacer muchas cosas y curar muchas otras. Usándola para el bien, puedes ayudar a muchas personas a resolver problemas del día a día. Una vez conozca su grandeza, te enamorarás.

¿Eh? ¿Habían escuchado mal o Aida no había tartamudeado?

 -Esa es mi chica, ¡demuéstrales quién es la jefa en temas de alquimia!

La arañita se había puesto a hacer una compleja coreografía de animadora deportiva profesional, coreografía de la cual sólo notaste los pequeños saltitos que la araña daba en tu hombro. Pero bueno, la intención era lo que contaba.

Aethel sonrió al ver cómo Aida se tomaba tan en serio la asignatura. ¡Siempre era agradable ver a alguien mostrando tanta pasión por un tema!

 -Aparte de lo que ha dicho Aida, que tiene razón, los ingredientes poco agradables de manipular estarán en botellas y frascos y se manipularán con pipetas, cucharas y demás. No vas a tener que tocar "pis" de esporalingo, tranquila.

Dicho aquello, las chicas continuaron su avance por el bosque, hasta que llegaron a un estanque de tamaño considerable. No llegaba a ser tan grande como un lago, pero resultaba bastante impresionante. Además, los reflejos irisados del agua aumentaban esa sensación de "wow" que le daba a todo aquel que lo contemplaba.

 -Hemos llegado. Aquí es donde viven los peces hada. Si nos quedamos sin montar mucho escándalo por la orilla, deberíamos verlos.