Partida Rol por web

Agotada por su “Lapsus salvajus”, Renata opto por seguir a Hachi al manantial para beber.

Además tenía bastante curiosidad, Hachi se había quitado la ropa pero…

¿Esta desnuda o vestida? Su paleaje… entonces estoy viendo algo que no debo???

Indecisa sobre imitar las acciones de Hachi, miro a Sayaka.

-¿Nadamos?

Respondiéndose a sí misma, decidió quitarse su blusa, asegurándose de dejarla en un sitio seguro y quitarse sus pantaloncillos, revelando un cuerpo de fémina que ya dejaba esas curvas inocentes para convertirse en una flor que atraería a futuro a varios hombres, si bien sus proporciones en ciertas áreas distaban de ser exuberantes, Renata demostraba que no solo era buena con la magia.

Con un Top y conjunto a juego se metió a nadar de un salto salpicando hermosas perlas de agua mientras se zambullía en ese manantial.

-Ahh, que rica… y se puede beber.

-Sayaka, ven.

Mientras esperaba a su compañera disfruto de bucear un poco antes de preguntarle algo a ambas.

-Si no es mucha molestia, me gustaría saber ¿Por qué están en la academia? Pensaba que solo los humanos teníamos que aprender de esta manera.

Paré de nadar (a lo perrito) para ver como el guardián de flores arraigaba para alimentar su cuerpo, cosa que no había visto nunca pero entendía muy bien todo lo que significaba. Se capaz de nutrirse de los minerales que hubiese en la tierra y de “beber” utilizando las raíces era un proceso que todas las plantas podían hacer, salvo que el guardián de flores podía moverse y echar raíces donde quisiese. “Me pregunto cuántos años habrá vivido”. El hecho de que fuese como un árbol pero no tuviese sus limitaciones me hacía pensar que estábamos ante la entidad más anciana de la escuela, más incluso que la directora.

Luego presté atención a las palabras de la rubia. – El motivo de mi ingreso en la escuela no es un secreto ni nada por el estilo. Por lo general los guardianes del bosque solemos poder utilizar magia y aprendemos a manejarla en el árbol madre. Pero esta no suele ser muy poderosa y sirve para labores sencillas como mover algún tronco caído en un camino. Por algún motivo yo soy más compatible con la magia y he llegado a un punto en el que los ancianos no podían enseñarme más, así que pidieron a la directora que me admitiesen. – expliqué mientras me miraba las manos como si intentase entender que tenía de distinto a los otros guardianes. Para mí, lo que todos llamaban magia era una simple acción, hablar con la naturaleza y pedirle que hiciese algo por mí, a cambio yo la recompensaba cuidándola continuamente.

- No se lo he dicho a muchas personas, pero desde pequeño siempre he podido escuchar la voz de las plantas. Al principio pensaba que era normal, pero no tardé mucho tiempo en darme cuenta de que no era algo común. – Me puse cerca de la orilla y alargue mi mano hacia un pequeño brote de árbol, el cual giró sus ramas hasta ponerlas encima de mi mano para luego retomar su posición original. – No sé ni si se puede llamar magia a lo que hago.

- Por cierto, pensaba que las hembras de los humanos ibais a ser algo más raras en cuanto al tema de bañarse con gente del sexo contrario. Como soléis llevar ropa pensaba que tendríais alguna idea contraria, aunque ahora veo que no somos tan distintos. – le comenté a Renata.

Sayaka estaba observando el manantial y como Hachi se quitaba la ropa para nadar un poco en el estanque, Sayaka observa como también el Trent parecía querer disfrutar del agua en esos momentos, ella poco a poco iba quitándose el calzado cuando observa a Renata que se quita la ropa y se mete en el agua, ella mira sorprendida y dice:

¿Qué?, hay demasiadas personas alrededor mirando… yo no… mejor me quedo aquí

Decía mientras terminaba de quitarse el calzado y dejarlo a un lado, lo cierto era que le apetecía nadar en el manantial, sin embargo, no tenía la ropa adecuada para ella y allí seguro que había demasiada gente y no podía mostrar su cuerpo delante de la gente no estaba bien. Lo que sí que hizo fue responder a la pregunta de Renata sobre sobre el porqué entrar en la academia:

Bueno… yo estoy aquí porque mi madre me lo ha ordenado… no soy muy buena con mis poderes y bueno… no me gusta estar rodeada de gente… en especial con humanos… hombres

Los motivos de ambas eran similares al suyo por lo que se sintió mas contenta e identificada con sus nuevas amigas. Aunque Por un momento Renata se sintió desconcertada.

Sayaka era una chica muy bonita, pero sobre todo, su pelaje suave era un imán para la rubia, además de que era fan de los peluches por lo que abrazarla por siempre y acariciarla era una tentación palpable en sus inquietas manos.

Pero Hachi fue la que dijo esa inquietud…

Si se refería al guardabosque, Renata no podía evitar sentirse mal, ella sentía que por no ser un humano no había que preocuparse, eso era algo racista, pero no podía cambiar tan fácil muchos años de su cultura aunque ella misma quisiera.

-Lo siento Hachi, pero según yo, los arboles no tienen sexo –Trato de no dejarse escuchar por el jardinero. Sería diferente si hubiera un chico.

Como la conejita era la única en el agua, nado hacia ella para rodearla entre sus brazos, ya que no podía evitar ver a Hachi y pensar en tiernos conejitos que necesitaban ser abrazados.

-¡Hachi!

Intento sorprenderla para sujetarla entre sus brazos, pensaba que eso seria incluso como abrazar a una linda mascota mientras se bañaba.

-¿Acaso piensas que las chicas humanas no se bañarían al aire libre? –Rodeo todo su pequeño cuerpo. Es hora de que pagues por estirarme los cachetitos.

Comenzo a disfrutar de esa sensación única de un terso pelaje mojado.

-¿Sayaka, segura que no te metes? 

Veo que Sayaka no se ha decidido por meterse a nadar en el manantial, según ella no tiene ropa para bañarse pero yo creo que es más por timidez que otra cosa, así que le propongo lo siguiente.

- Siempre puedes cambiar de forma para darte un baño, así no tendrías que tener ningún problema.

Nadé un poco por el lugar hasta que Renata se acercó a mí a darme uno de esos abrazos que tanto le gustaban. No que por que le gustaban tanto, pero la verdad es que no estaban nada mal. En el bosque no teníamos esas costumbres, lo más parecido que hacíamos era dormir todos juntos para darnos calor los unos a otros. Dormir con lobos o zorros era muy cómodo, y hasta con los osos, aunque terminaban dando demasiado calor.

- Bueno, es cierto que dependiendo de qué árbol puede que sean de ambos sexos a la vez, pero no solo lo decía por el guardián de flores. Al igual que los árboles, los guardianes del bosque tenemos un método de reproducción algo complejo, aunque al adoptar la forma de un mamífero el género se suele marcar más. En mi caso soy macho. – Expliqué a la rubia mientras esperaba también la respuesta de la chica zorro.

Sayaka se queda observando a sus compañeros, en su mirada se veía que realmente quería entrar en el agua, pero no podía hacerlo, entonces la idea de Hachi le pareció muy buena, su mirada cambio a una de alegría mientras dice:

Es cierto… tenéis razón

Decía mientras sonríe, camina hacia delante mientras su forma va cambiando de nuevo hasta tomar de nuevo la forma de un zorro de color blanco que con rapidez se mete en el agua y empieza a dar saltos y a chapotear jugando con el agua, para poco a poco moverse hacia donde están las demás

Alrededor del viejo edificio de la acedemia se extiende un terreno ajardinado perfectamente cuidado. Lleno de verde césped, árboles exhuberantes y flores de todas clases, es un lugar ideal para pasear y respirar aire fresco.

Hay varios caminos de tierra y piedras por los que caminar sin pisar los macizos de flores, pero pisar el césped está permitido.

Dentro de estos terrenos se encuentra la acogedora casita del jardinero de la academia y la zona de la piscina, que tiene también un par de pistas para deportes de exterior.

El límite externo de este jardín tan grande es el bosque que protege a la academia de visitantes indeseables.

Al salir a la calle, el cálido sol y la fresca y agradable brisa veraniega te acarician, haciendo que te sientas tremendamente a gusto. Ofelia parecía disfrutar del clima también, ya que rodó sobre tu cabeza perezosamente sin llegar a caerse. Estaba disfrutando de su siesta plenamente, la muy pilla.

Al avanzar por los jardines te encontraste con algún que otro alumno que también había decidido pasear por allí, pero lo que más llamó tu atención fue encontrarte a un grupo de tres alumnas bañándose en uan charca cristalina. Bueno, una era una alumna, los otros dos eran un zorrito blanco y lo que parecía una especie de conejo humanoide.

En la orilla de la charca se encontraba también el jardinero de la academia, sentado en el suelo y con los pies aparentemente convertidos en raíces de árbol y metidos en la tierra. No sabías exactamente qué estaba pasando, pero algo se cocía en esa charca con ese grupo.

Cuando Renata se despelotó alegremente quedó en ropa interior para bañarse, el jardinero cerró los ojos pudorosamente. Una cosa era pasar tiempo con los alumnos y otra muy diferente era mirar a las muchachas adolescentes mientras se bañaban en ropa interior.

 -Si el manantial se os queda pequeño, hay también una piscina localizada en la zona suroeste de los jardines. Es grande y tiene casetas donde la ropa se os cambia por uno de esos trajes de baño que se suelen usar en esas instalaciones. Es práctico.

Y mientras el jardinero hablaba y vosotros os bañábais, un muchacho de pelo castaño y gafas se acercaba dando un tranquilo paseo.

Renata escucho al jardinero, y aunque vio algo raro en la forma que se comportaba, unas palabras de Hachi la hicieron reflexionar…

…todo sonaba lejando, se concentraba en algo que estaba mal en las palabras de Hachi…

…Sayaka se trasformó, eso la emocionaba, pero había algo mal en todo eso, era como escuchar que dos más dos era igual a una manzana…

Pasos a lo lejos…

¿Un chico…?

¡Un chico!

¡¿Un chico?!

De un salto se alejó de Hachi.

-¡¡¿Qué eres qué?!!

“Tranquilo, tranquilo”, dije en voz cansada, ya que nunca había comprendido bien los tejemanejes entre los sexos, y tampoco quería comprenderlos.

Tras recoger con una mirada no muy pudorosa, pero indiferente, la escena de la chica en ropa interior y de sus dos mascotas bañándose en el charco, mi mirada en seguida cayó sobre él quien tenía que ser el jardinero – desde luego, me concentré sobre el … hombre… ¿cómo Ofelia lo había llamado? Un trent. Tal como antes lo había visto desaparecer en un tronco de árbol, ahora sus piernas se habían convertido en raíces.

“Curioso, curioso”, murmuré y me senté a su lado, tratando de llamar su atención con un silencioso: “Buenos días, señor...” Y luego añadí: “Mi familiar”, señalé con un dedo la criatura sobre mi cabeza, “o más bien, mi amiga Ofelia me ha dicho que usted es un trent. Me recuerdo un poco ese nombre los Ents del Señor de los Anillos. No sé si sabe de lo que está hablando...”

Ai… la torpeza social de siempre...

Al ver que Sayaka aceptaba mi idea para meterse al manantial me alegro, sentía la necesidad de ayudarla, me recordaba a los compañeros que tenía en el bosque.

Luego vi como a Renata le pasaba algo raro, de pronto se había quedado muy parada y cuando volvió a reaccionar fue para dejar sus caricias y alejarse unos cuantos metros de mí. “¿Tendrá algo que ver con que le haya dicho que soy un chico y no una chica?”.

- No tienes que preocuparte por eso, como ya he dicho mi especie es más parecida a una planta que a un animal. El tema del género es una de los añadidos que vienen cuando adoptamos la forma animal, junto con la necesidad de comer y beber de forma distinta. – expliqué a la chica. Por alguna razón todo esto me parecía bastante gracioso, así que decidí actuar de una forma que no lo haría normalmente. Imitando a algunos animales cuando se disponen a cazar sumergí mi cabeza hasta la altura de la nariz y me aproximé a ella para ver como reaccionaba.

Aunque las bromas no duraron mucho, pues en cuanto noté que una nueva persona había aparecido mi actitud seria volvió y me puse alerta. - ¿Quién anda ahí, y que es lo que tramas? No me gusta la gente que espía a gente bañarse. – mi tono, como de costumbre, no era muy amigable.

Aki, mientras esperaba la respuesta del alma reposada del jardinero, volvió brevemente la cabeza hacia una de las… mascotas ? Familiares? Pero no la he visto aún en la sala de actuación ? … y le respondió un poco molesto: « Descuida, no acostumbro espiar a la gente bañarse. Además, esto es un lugar público y no precisamente la piscina, así que déjame en paz.”

Luego apartó de nuevo la mirada para volverla atento hacia el jardinero.

Mientras estaba en el agua en su forma de Zorro Sayaka disfrutaba del frescor del agua, fue cuando escucho la reaccion de Renata sobre el sexo de Hachi que se quedo mirandola sorprendida, lo cierto era que lla no sabia que sexo tenia, pero tenia entendido que no era algo immportante para los guardianes asi que no le mostro mucho interes, cosa que la explicacion de Hachi corroboro. Ya lo que sucedio despues si fue algo que hizo que se centrara mas. Un chico y Hachi estaban discutiendo, ella se acerca un poco donde esta Hachi observando al hombre humano y a Hachi, para decir con cierto temor

Ten cuidado es un macho humano... son peligrosos

Renata trataba de aceptar las palabras de Hachi como algo cierto, no debía importar su sexo ¿Cierto? Solo debía saber que era su amiga… o amigo y que había estado abrazado y mimando a un chico…

Sin presentarse, sin avisar, llegaba un mirón que no parecía siquiera interesado en voltear a otro lado. La mirada de Hachi y la reacción de Sayaka despertaron un instinto protector en ella, aunque mezclado con todo lo que acababa de pasar solo pudo responder de una forma posible.

-¡¡¡Pervertido!!!

Sacando toda su emoción en un arranque de ira por ese mirón, sujeto lo primero que tuvo a la mano…

Una enorme langosta roja.

…sus pequeñas manos alzaron como una profesional del béisbol aquella roja langosta que agitaba sus patitas al aire sin saber muy bien que pasaba.

La lanzadora Renata buscaba un strike, su lanzamiento era una bola rápida, que tomaba curvas como si estuviera viva, directo a la zona de la cabeza.

Aki, quien de ninguna forma estaba mirando a Renata bañándose, pero sí al jardinero esperando atento su respuesta, fue tomado de sorpresa, para decir lo menos, por el ataque repente de la chica. Sólo vio un movimiento en el rabillo del ojo, y luego…

un fuerte dolor se hizo sentir en su cabeza,

y cayó de espaldas.

Algo grotesco, enorme, duro y blando a la vez, y rojo, muy rojo, rebotó de su cabeza, acabando no se sabía dónde…

y el pobre Aki se quedó allí en la hierba, de espaldas, cogiendo con una mano la cabeza dolida. “Oh no… ¿a qué ha venido esto?”

Preguntó en una voz entre la irritación y el fastidio – lo cierto es que no se pudo explicar por qué la chica le había agredido así.

No pude evitar sonreír cuando vi al chico recibir el langostazo con toda la cara, aunque más me había sorprendido que Renata hubiese sido capaz de cogerla, ya que se trataba de un animal bastante rápido. Puede que fuese más dotada de lo que ella pensaba con el elemento de agua.

- Tranquila, parece que Renata ya se ha encargado de el – respondí a la chica zorro.

Luego me moví hasta la orilla para salir del manantial y dirigirme hacia donde estaba el chico, aun en el suelo. Lo miré desde mi posición y le sonreí de forma burlona como diciéndole “no tienes nada que no te merezcas”. Cogí la langosta que había lanzado Renata y me dirigí de vuelta hasta el manantial para depositarla suavemente en el agua, y luego fui hasta donde estaba la rubia.

Al estar lo suficientemente cerca como para darle un golpe karate en el centro de la cabeza. – No lo vuelvas a hacer, la pobre estaba asustada. – dije refiriéndome a la langosta, aunque luego añadí un – Buen lanzamiento – de forma que solo me pudiese escuchar ella.

Luego empecé a pensar como podíamos hacer del lugar un sitio mejor, no me gustaba mucho estar en interiores, así que me gustaría hacer de este lugar un sitio que pudiésemos usar.

Cuando aquella langosta voló por el aire directa hacia la cabeza de Aki, la araña que dormitaba acurrucada en su pelo despertó de repente por el impacto del crustáceo contra su improvisada cama. La pequeña Ofelia voló por los aires siendo milagrosamente rescatada por una rama llena de confortables hojas que el jardinero había creado justo a tiempo.

Eso sí, el susto que se había llevado, junto con el hecho de que su nuevo amigo Aki estaba tumbado en el suelo, hicieron que se pusiera a lloriquear como un niño pequeño que se ha perdido.

 -Basta, por favor. El jardín es un lugar pacífico, no un ring de pelea.

Cogió a la araña para hacerle unas caricias e intentar tranquilizarla.

 -Por culpa de vuestras disputas dos criaturas inocentes han sufrido. Tanto la langosta como esta pequeña no tienen la culpa de los problemas que haya entre vosotros. Disculpáos y haced las paces, por favor.

Tras decir aquello, el jardinero recogió sus raíces y se levantó para acercarse a Aki y ayudarle a ponerse de pie. Sólo entonces le devolvió a Ofelia, la cual trepó por su amigo, haciendo ruiditos tristes y preocupados.

 -Tu familiar tiene razón, soy un trent. Somos una raza de gente del bosque, los tuyos nos conocen como los hombres-árbol. Supongo que los ents que mencionas son una buena comparación, probablemente el humano que los inventó se basara en las leyendas sobre nuestra raza.

Que ser un jardinero sobrenatural no te volvía ciego, sobre todo cuando había una hermosa y gigantesca biblioteca en el lugar en el que trabajabas...

Lo que Renata hizo no se lo esperaba para nada, sacó uno de los animales del estanque y lo lanzó contra aquel chico, como era de esperar el jardinero se enfado con ellos y les dijo que se disculparan, Sayaka aún algo alejada comienza a cambiar, el zorro blanco que era comienza a aumentar de tamaño y a cambiar de forma hasta tomar la forma de la chica medio zorro, que miraba compungida al jardinero y a Aki, se inclina y con un tono de voz nervioso dice mientras se inclina:

Lo… lo siento mucho… ni Renata ni Hachi ni yo deseábamos causar un escándalo ni causar daño a ninguna de las criaturas de aquí… lo siento mucho señor jardinero por causar este altercado

Se gira hacia Aki y ahora le mira algo temerosa, de nuevo se inclina y dice mientras sus orejas y cola permanecen bajas:

Siento nuestra brusquedad… y la agresión que has sufrido… no era nuestra intención dañarte

Me deje ayudar por el jardinero levantarme y le agradecí el gesto con una inclinación y palabras apropiadas.

Luego también le hice caricias a Ofelia y le susurré: “No te preocupes, amiga. Parece haber sido un malentendido, y no me atacarán más.” Me hizo más daño ver a esta criatura sufrir por mi que el ataque de la chica con su langosta jamás podría haberme causado. También fue para mi la ocasión de reconocer lo evidente: Ofelia sí era una amiga. ¿Cómo se podía reconocer a un amigo si no en el sufrimiento que tenía por tus penas? Sentir esto, por la conexión entre nosotros, verlo también en los temblores recorriendo su cuerpecito, esto minaba mucho mi teoría pesimista de la imposibilidad de la amistad en el mundo.

Escuché la explicación del jardinero, comprobando la identificación de Ofelia de su raza, y asentí de la cabeza.

Luego escuché la disculpa de la chica que sí era una chica y no un familiar, como Ofelia era el mío. Sí, ahora me recordaba bien haberla visto en la sala de actuación cuando la directora se había dirigido a nosotros. Aunque yo no era una persona para perdonar fácilmente, la chica zorrita de verdad no me había hecho ningún daño, pese a que no había encontrado su comentario sobre mí, “macho peligroso”, muy adecuado.

“No tienes que disculparte por nada”, le dije en tono tranquilo y nada rencoroso. “Tú no me has hecho nada. Desde luego, no ha sido tu intención dañarme, como no me dañaste. Más bien me disculpo de mi parte por no haber comprendido bien la situación. Soy… un poco torpe el en trato social, en general.”

Me volví con una mirada fría hacia la chica que me había lanzado la langosta: “Desgraciadamente, no puedo decir lo mismo de tu compañera.”

Yo hacía paces con nadie, sin más ni menos, que me había agredido injustamente. Además, el insulto de la chica – pervertido - me pesaba. Era una sexual, evidentemente, que sólo veía la relación entre los sexos en términos sexuales, y tal gente me disgustaba sobre manera. Había que reconocer a la gente incompatible contigo: a la gente enemiga. Hoy acababa de reconocer mi primer enemigo en la Academia. Pero tampoco iba a mostrar este reconocimiento.

“Sea”, me volví otra vez hacia el jardinero. “Espero poder hablarle otra vez en circunstancias más favorables. Gracias por interceder e intentar mediar. Hasta pronto.”

Y ya me alejé siguiendo darle caricias con el dedo a la araña, para que se calmara por completo.