Tomescu se inclina un poco hacia la niña, pretendiendo parecer menos amenazador y más afable. Aunque nunca ha tenido buen tino con los niños y sabe que siendo noble no debería inmiscuirse en sus asuntos. Aquella debe ser una noche muy larga para los Basarab.
- Esa habitación es de los señores Dravescu. ¿Estáis segura de haber escuchado a vuestra madre ahí?
Cuando ve acercarse a Vikos, saluda al joven con una escueta reverencia.
Apenas vi a mi hermana corrí hacia ella, mirando al guardia con desconfianza pero sin dejar de correr, una vez llegue a ella la abrace para luego mirar hacia donde señalaba, para luego hacerle una reverencia con la cabeza al guardia, aparentemente era un buen hombre...
La niña dio un paso atrás al primer contacto con su hermano, pero luego se dejo hacer.
Si, creo haberla escuchado...asiente muy convencida, mirando de reojo a su hermano, para luego volver el guardia, el cual, portaba un arma que le resultaba casi curiosa a primera vista: un hacha ¿podría si es tan..amable por favor decirnos si nuestra madre se encuentra dentro?
- Visany sale de la habitación de los Dravescu y se topa con dos niños pequeños de cuatro años, niño y niña, ambos nobles pertenecientes a la Gran Casa Basarab.
- Cerca está el Guardia Tomescu, guardia feudal al servicio de la Gran Casa Szantovich.
- El Chambelán sale en ese momento de la habitación de los Dravescu.
Siendo la única dama entre tantos hombres, me comencé a sentir incómoda. Parecía que el caballero Dravescu iba a estar muy bien atendido, de manera que decidí aceptar la oferta de Zort Dravescu-veo que vuestro hijo queda en buenas manos. Si no os importuna, aceptaré gustosa vuestro ofrecimiento para volver a velar el sueño de mis hijos.
Cuando me dispongo a salir corriendo para cumplir el encargo del Chambelán Otto me topo con un par de niños nobles que parecen ir acompañados por un Guardia.
Me aparto para dejarlos pasar mientras hago una ligera inclinación de cabeza y salgo corriendo de la estancia a cumplir mi cometido.
- La dama Svitlana Basarab de Polonia sale de la habitación de los Dravescu y se encuentra en el pasillo a sus dos hijos hablando con un guardia al servicio de la Casa Szantovich, una gran casa noble rival.
- El joven sirviente Visany esquiva ágilmente a los dos retoños Basarab y sale corriendo hacia el patio.
- El Chambelán también está en el pasillo.
// Sale de escena: Visany. - Sigue en: Patio del Castillo.
HABITACION DE LOS DRAVESCU:
- Zuyla ya se encuentra mucho mejor, puede que todo haya sido un mal sueño.
- Unos lacayos han dejado en la habitación dos ollas, una mediana con agua tibia y una pequeña con vino caliente.
El guardia se cuadra cuando empiezan a aparecer los nobles en el pasillo. Cuando sale Svitlana, Tomescu sonríe a los niños y les indica a su madre.
- Parece que se ha resuelto el misterio, ahí está vuestra madre.
Luego vuelve a su posición firme frente a la puerta de su señora.
El mayordomo ignoró por completo las veladas acusaciones del afamado diplomático. No merecían respuesta pues las había realizado en muy peculiares circunstancias: con su hijo en la cama y afligido por el incierto destino que le esperaba. Además su labor no era dar pábulo a sinsentidos. Debía mantener la cabeza fría, más aun ahora que había escuchado lo que le había ocurrido a Zuyla.
- ¿Una afección?- preguntó, más para sí mismo que para los que le rodeaban.
De nuevo el hedor del lugar le abofeteó con violencia y entonces obtuvo su respuesta. No olía a sangre y aquel era un olor muy peculiar que le habían obligado a recordar aquella noche. No, el olor era muy diferente. Olía a enfermedad.
- ¿Pero cómo...?
Miró el vino humeante y el agua, y también los paños que habían traído. Se preguntó si aquellos remedios en los que había pensado creyendo que el mal del caballero eran unas heridas servirían en aquel caso. Si no era así no sería más que otro ejemplo más en el que se demostraba que no importaba cuánto se esforzase en proveer soluciones, siempre estaba a merced de las jugarretas de un macabro destino.
Os agradezco vuestras atenciones, Chambelán acertó a decir Zuyla, en medio de un mar de sudores, pero con algo más de color que cuando todos ellos habían entrado.
El caballero miró a todos los presentes, y después, a su padre. El silencio resultaba casi tan cargante como el fétido olor a vómito que impregnaba la habitación.
Zuyla se levantó, apoyándose en su padre.
Necesito salir a tomar un poco de aire fresco, padre. ¿Nos acompañais, chambelán? Quisiera hablar con vos en privado... ¿creeis que alguien podría limpiar un poco la estancia entretanto?
Innya se mantuvo cerca de la puerta, procurando no respirar por la nariz y soportando a duras penas las arcadas que la convulsionaban cada poco.
-Señor Otto...-dijo por lo bajo tendiéndole de nuevo su capa, si saldría del cuarto sin duda la necesitaría. Bajo uno de los brazos mantenía los paños que había ayudado a llevar, dejando a sus sobrinos cargar con el agua caliente y el vino.
No quería ocuparse de limpiar el cuarto nauseabundo, pero una vocecita interior, probablemente su conciencia, parecía decirle que de esas no iba a irse de rositas, era su deber... y si terminaba sin desmayarse del puro asco ya pensaría que tenía que hacer.
Aunque no tenía muchas más opciones.
-Y-yo me ocu...-hizo una pausa en la que se obligó a tragar saliva-ocuparé, señor Zuyla, n-no se preocupe.
Al terminar de hablar se llevó el dorso de la mano bajo la nariz y giró el rostro sin poder evitarlo, como si con ese gesto pudiera reprimir las náuseas.
Tía, yo te asistiré en lo que necesites, me quedaré contigo en la habitación hasta que me digas que me marche...
Diciendo esto, Dagu acercó un paño humedecido a su tía, para que ella lo tomase y quedó esperando sus ordenes...
HABITACION DE LOS DRAVESCU:
- Innya y Dagu quedan limpiando la habitación.
- Zuyla, el Chambelán y Zort salen al pasillo.
- Fuera están la Dama Basarab y sus dos hijos, además de un guardia al servicio de los Szantovich.
- Se hace raro ver a tanta gente despierta a horas tan avanzadas de la noche. Es muy incongruente.
-Mi querido Dagu...-sonrió pese a todo agradecida a su sobrino, le dió un toque con la yema del dedo índice en la nariz- toma uno de los paños y limpia esa zona de ahí... yo limpiaré este lado y cuando termine con ella ayúdame a cambiarle la ropa de cama al caballero.
marco solo a Dagu que para eso es el único que se queda en el cuarto a parte de Innya
Claro, tía, dijo Dagu mientras cogía el trapo que le indicaban, y se disponía a limpiar...
Zort tomó su capa y le acercó a Zuyla la suya. El frío de afuera no podía hacer bien a nadie. Esperaba no salir hasta el patio, sus pulmones pasarían factura de aquello. Al salir vió la concurrencia del pasillo. Una movida noche en aquel lugar.
Hizo un gesto de agradecimiento a la dama Basarab y sonrió a los niños. Aquellos niños que horas atrás habían sido tan valientes, más que todos los presentes en el salón de la Corte. Se preguntaba qué tendría Zuyla que decirle al Chambelán...
Su madre había salido, y ella había sido pillada finalmente. Con un mohín totalmente infantil pensando de que iba a tener de nuevo lagrimas por parte de su madre se escondió ligeramente de ella. Detrás de su hermano, que era el mas cercano después del guardia, el cual ya había vuelto a su posición.
Cuando salieron mas caballeros aparte del joven que salio casi corriendo esta se fijó en cada uno de ellos. De los cuales solo tenía recuerdos claros recientes de dos; el chambelán y el hombre con extrañas cicatrices en la cabeza. Prefirió no hablar, teniendo en cuenta ya lo que había pasado esa noche.
Cubrí a mi hermana con mi cuerpo cuando note que busco mi protección, mientras me inclinaba en reverencia ante el anciano que había salido de la habitación acompañado por el gran hombre de las cicatrices.
Mire a mi madre esperando que nos dijera de ir a dormir, aunque la verdad es que estaba muy intrigado por lo que había escuchado y por ver a tanta gente, sin embargo no me atrevía a preguntarle a nadie que había pasado...
Zuyla agradeció la capa que su padre le tendió. El sudor le había dejado el cuerpo frío, más de lo normal, y aquella prenda le haría un buen servicio en ese momento.
Cuando hubieron dado unos cuantos pasos, y el caballero se hubo asegurado de que nadie más los escuchaba, se giró para hablar cara a cara con el Chambelán.
Decidme, Otto comenzó con familiaridad pero respeto, usando el nombre del hombre que estaba ante él. Ahora sois el chambelán del Duque, pero... temo que no conozco vuestra historia previa a su llegada. ¿Serviaís al anterior señor de estas tierras?