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Dhaeva 2: El Caballero de las Tinieblas.

Transilvania: 1) Alba Iulia: Castillo de Balgrad. - Estancias de invitados.

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24/09/2013, 00:44
[...] Dubieta Szantovich.

¿Esperaba que su prima fuera capaz de aclarar lo que sucedía? ¿Alguien podría antes de encontrarse entre la espada y la pared? ¿Cuántas preguntas era capaz de hacerse sin obtener respuestas? Comenzaba a percibir el sentimiento de frustración en el horizonte, o mejor aún agazapado y expectante para insertarse e su alma. Y no, no pensaba permitir que la desesperación nublara su juicio.

- Radovina... -Se adelantó para posar su mano sobre la suya. Francamente detestaba que aquellos a los que estimaba lo pasaran mal, por mucho que creyeran algunos que su alma era un pozo oscuro. Sí, era manipuladora y calculadora, cruel si era necesario; pero protectora a más no poder con los que amaba. ¿Amaba a Radovina? No, eso era tan cierto como el día y la noche, pero la estimaba demasiado como para dejar que nada malo le sucediera.

- Prima, no siempre podemos tener lo que deseamos, lo que nuestro corazón anhela -Hizo un alto necesario, ¿estaba dispuesta a sincerarse?- Mi matrimonio anterior fue un auténtico fracaso emocionalmente, una tortura en varios sentidos. Creí en varias ocasiones que la mejor manera de salir de aquello era simplemente renunciar, pero no podía, no iba a permitirlo -Sonrió levemente, tanto para darle ánimo como por resumir en tan poco parte de su vida- Te preguntarás a qué vienen mis palabras, y es que mujeres como nosotras captamos más de lo que hay a simple vista. Tiberiu y yo estamos a tu lado, por poco que tu corazón anhele algo más. Creo comprender lo que sientes...

Con un apretón de mano retomó de nuevo su posición en la silla.

- Volviendo a lo que me ha traído aquí... He de hablar con Iacobus, que me diga en persona qué sucede. Por eso te pido tu estimable ayuda para que así sea, no puedo alargarlo más porque cada día que pasa las paredes de éste castillo se tiñen más y más de sangre -Cierto que había mucho que explicar, pero había tantos detalles que debía ocultar por el bien de su hijo y el de ella que lamentaba no poder confiar plenamente en ella. Sin embargo, ¿acaso no podía ir allanando el camino?- Tienes razón sobre nuestro apellido, pero ser un Szantovich es algo más que una palabra. Es una actitud, un dominio inherente sobre las vicisitudes que el destino nos ofrece. Debemos estar unidas más que nunca, porque lo que acabamos de presenciar ha sido una declaración de intenciones. La muerte de Stolnic fue un movimiento serpentino, pero eso... -Señaló hacia la puerta que ocultaba sangre y vísceras- Eso, Radovina, es un desastre.

Hasta aquel momento no había sentido el deseo de contar con ella plenamente, pero debía llevarlo con sumo cuidado. Tenía que ser muy cuidadosa y observadora.

- Estimo tu intuición, lo que me ayuda a comprender ciertas cosas. Voy a hablar con tu esposo a pesar de que no creo que los Dravescu asesinaran a Stolnic, es demasiado fácil el haber encontrado la lengua en sus aposentos. Sin duda una prueba acusatoria definitiva y muy conveniente -Sí, las palabras de Dubieta eran firmes, no era momento de medias tintas- Pero lo haré, pese a mis sospechas hablaré con Iacobus. ¿Sabes por qué? Pues porque aunque crea que él sabe más de lo que dice en el fondo no me importa. Así es Radovina, por cruel que suene no me importa la muerte de Stolnic. Stolnic era una imposición, un medio para una vida mejor, porque francamente no hemos tenido un camino cubierto de pétalos de rosa... -Se permitió un par de segundos de introspección, pero no había tiempo para ello- Creo que en apariencia hay dos claras facciones: los aliados del Duque y los de Durius. Farkas tenía las ideas claras, ya lo oíste, pero nuevamente mi interés debe ser mantener a mis seres queridos a salvo. Además, son simples suposiciones y aún no sé qué hacer...

Quedaban dos cuestiones necesarias e importantes.

- Prima... Te creo cuando dices que Iacobus no está loco, pero sí es muy peligroso. Te ruego que tengas mucho cuidado con él, pero mantente firme porque no le gustaría tener a su lado a una mujer paralizada por el miedo -Por fin había llegado el momento oportuno para allanar el terreno, y no se perdería detalle alguno de su reacción- ¿Hasta qué punto te incomoda que Iacobus no sea un simple humano?

La semilla había sido plantada y era momento de observar y valorar.

- No es desconocido que nuestra familia, los Szantovich, contaban con hombres y mujeres excepcionales. ¿Te asusta el descubrir que tu esposo es excepcional? ¿Crees que lo que has visto de él se debe a que es un... demonio?

Excepto por las suaves e íntimas palabras dedicadas a consolarla el resto estaban repletas de firmeza. No habló en alto, no se podía en aquel castillo, pero no había cabida a vacilaciones cuando asuntos tan graves estaban en juego.

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25/09/2013, 21:44
Tiberiu Radomir Szantovich.

Tras pensar durante unos momentos, poniendo cara de concentración, el niño esbozó una sonrisa.

-Sin duda, el valor es lo más importante. Un buen caballero debe ser valiente, para poder plantar cara a los monstruos y rescatar a las princesas. Éso es lo que hace un caballero-dijo Tiberiu convencido, asintiendo. 

Notas de juego

pnjotizado. 

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25/09/2013, 21:47
T01: CASTILLO DE BALGRAD: Estancias de Invitados.

Tras algunas discusiones, finalmente arrastráis el cuerpo de Farkas, y también su cabeza, a la capilla. Allí, Elena adecenta un poco el cadáver, para que esté listo para que alguien se haga cargo de él y de su entierro, aunque no está claro quién podría hacerlo ahora mismo. 

Poco después, una vez terminado todo ello, volvéis a las estancias de invitados. 

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25/09/2013, 21:49
T01: CASTILLO DE BALGRAD: Estancias de Invitados.

El guardia Hakir y la sirvienta Elena salen de allí cargando los restos del guerrero de sangre Farkas Deli. Tras un tiempo, ambos regresan al pasillo de las estancias de invitados. 

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25/09/2013, 22:38
TEMPUS FUGIT.

PRIMERO DE MAYO DEL AÑO DE NUESTRO SEÑOR DE NOVECIENTOS CINCUENTA Y OCHO.

NOVENA HORA DE LA NOCHE.

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25/09/2013, 22:38
T01: CASTILLO DE BALGRAD: Estancias de Invitados.

- El hombre de armas Schaar Dvy regresa al corredor de las estancias de invitados, iluminado por algunas antorchas sujetas de soportes en las grises paredes de piedras y argamasa, tan solo adornadas por el ocasional tapiz.

- Ve al guardia Hakir y la sirvienta Elena, a los guardias feudales Boru y Tomescu, a las Damas Dubieta y Radovina, y al joven Tiberiu.

Notas de juego

// Entra en escena: Schaar Dvy. - Procede de: Patio del Castillo.

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26/09/2013, 07:57
Schaar Dvy.

Schaar tiene el gesto serio, y aun viste la pesada armadura, si bien su arma está ahora envainada. Al observar que en el lugar se encuentran la criada y los guardias se acerca a la habitación de la dama Dubieta y llama a la misma

 

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26/09/2013, 12:41
Guardia ducal Hakir.

Joder como pesa el cuerpo este... Encima me toca cargarlo a mi, que no he hecho nada... Tu Hakir mantente calladito, mejor no abras la boca y pasa inadvertido, gañan, que mira como acaban los que destacan un poco en este castillo...

El guardia entró a las estancias, y miró hacia los lados con la cabeza colocada a modo de saludo respetuoso, y se despidió de los presentes:

- Señores, he de volver a mi puesto de guardia. Si ninguno de los aquí presentes requiere mis servicios volveré a mi puesto.

Dicho esto, se dirigió hacia la puerta que daba al patio del castillo, con la intención de volver a su rincón tranquilo.

Notas de juego

// Hakir se mueve a: Patio del Castillo.

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26/09/2013, 17:15
Dama Radovina Radoslav de los Cárpatos.

Encontrarse con la mano de Dubieta sobre la suya la sorprendió, y, sin poder evitarlo, dio un respingo. Radovina no estaba acostumbrada a las muestras de cariño. Ni de pequeña, ni ahora, ni durante los largos años de juventud en los que había tenido que sobrevivir a costa de no confiar en nadie, de no querer a nadie. Y no ser querida. Tampoco desde que había llegado al Castillo había recibido la más mínima muestra de dulzura por parte de nadie. Ni de su ahora esposo, desde luego, quien más bien había tenido con ella una relación cáustica y corrosiva, ni de siquiera Mariana, a quien ella apreciaba sin embargo. El gesto de Dubieta la sorprendió. Pero no apartó la mano, sino que clavó sus ojos en los de su prima, quizá con un punto de duda en sus pupilas.

Lo que vio pareció convencerla, porque al momento relajó la tensión de sus hombros y de su espalda, y su mano se movió ligeramente para provocar una caricia de la otra. No respondió enseguida, dejó que ella hablara, escuchando con la cabeza ladeada, pensativa.

Su cabello rubio se deslizó por su hombro, y cayó suave junto al otro, negro como el azabache. No podían ser más distintas. Y, sin embargo...

El apretón finalizó, y Dubieta se reclinó de nuevo en su silla, la cabeza oscura regresó a su lugar. La dorada siguió en el suyo, aún ladeada, aún escuchando. Y meditando.

Dubieta habló de su hijo, de su matrimonio, de ser Szantovich. Y de Iacobus. Radovina apretó los labios y dirigió de nuevo sus pupilas de rojo rutilante a su prima. Su silencio seguía entre ambas, pero no era incómodo. De hecho, Radovina había sido así siempre, callada, y Dubieta lo sabía. Eso le había costado la mitad de su mote, "Endemoniada", aunque la otra mitad se lo debía a sus ojos, claro está. Pero ante las palabras de Dubieta, rogándole que no se mostrara como una mujer paralizada por el miedo ante el que ahora era su marido, por imposición insoslayable como lo había sido el Senescal para su prima, Radovina se irguió. Y se tensó ante lo que Dubieta sugería, esa... excepcionalidad de Iacobus. Y entonces sí, desató su lengua y su mente, y vertió entre ambas sus sospechas.

-Sé que no debo, no me mostraré temerosa. Pero, Dubieta, lo estoy. Le temo. No creía que los rumores acerca de Iacobus fueran ciertos, no hace un tiempo... un hombre difícil, cruel. Pero nada más. También de mi se dicen muchas cosas, y... ya ves. Sin embargo, tampoco creía que los vampyrs o los licántropos fueran más que leyendas, hervores en las mentes calenturientas de pobres gentes atemorizadas y pusilánimes. - La voz de Radovina no era presa del temblor, ni tampoco su gesto daba entender que estuviera asustada. Si lo estaba, como decían sus palabras, controlaba perfectamente sus reacciones, mesuraba sus actitudes. O, quizá, aunque temiera, no temía lo suficiente como para no aceptar, como para no saber adaptarse.- Pero los hay, existen, y hoy han muerto ante mis ojos uno de cada, el Basarab primero, y Farkas después.

Se levantó, y se acercó a la ventana, mirando a lo lejos, a un horizonte que apenas se perfilaba bajo la mortecina luz de una luna evanescente.

-Mi esposo... excepcional... un... demonio.

No titubeaba. Al contrario, iba afianzando. Cada palabra era pronunciada como si al hacerlo estuviera descendiendo un peldaño, como si debiera tantear su paso, al darlo, pero dándolo. Giró los ojos hacia ella, arrancándolos de la luna, del horizonte. La mirada era sorprendentemente dura. Estable.

-Tendré que aceptar algo así. Aunque, no lo entiendo. Y... desde luego... no sé qué comporta eso. Para los demás... Y para mi.

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26/09/2013, 20:08
Guardia Tomescu.

Tomescu abrió la puerta cuando Schaar llamó.

Señor dijo mientras se cuadraba. En el interior de la habitación, sólo se encontraba Tiberiu. La Dama Dubieta ha salido, señor. Me pidió que permaneciera junto a Tiberiu.

Con cara de preocupación, comenzó a susurrar.

¿Ha ocurrido algo... otra vez?

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27/09/2013, 09:35
T01: CASTILLO DE BALGRAD: Estancias de Invitados.

- Schaar pasa junto a los guardias y llama a la puerta de la habitación de su señora. Tomescu le informa de que la Dama Dubieta no está en su dormitorio, donde duerme plácidamente el pequeño Tiberiu, sino en el de su prima, la Dama Radovina.

- La criada Elena y el guardia Hakir se llevaron el cuerpo de Farkas a la Capilla. Después regresaron y ahora Hakir se despide y marcha de nuevo al patio del castillo.

- Boru permanece callado, montando guardia.

Notas de juego

// Sale de escena: Hakir. - Sigue en: Patio del Castillo.

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02/10/2013, 11:32
Schaar Dvy.

Schaar asiente al guardia Tomescu

- ¿Algo? Siempre ocurre algo. Vigilad la puerta. No la abrais si no es a mi, o a la dama Dubieta - ordena el caballero- Pero aun seguimos vivos. En este castillo mortal decir eso, es decir mucho. Os lo aseguro - tras las palabras se acerca al cuarto de la dama Radovina y llama al mismo 

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03/10/2013, 13:36
Dama Radovina Radoslav de los Cárpatos.

Los toques en la puerta la sorprendieron, ensimismada como estaba, o mejor, concentrada en aquello de lo que estaba hablando. Asumiendo.

Desvió la mirada de su prima para posarla en la firme y oscura madera, el ceño fruncido. No se movió. Quizá esperando que Dubieta acabara, diera broche final a los pensamientos que la habían traído hasta ella, hasta su habitación.

Pero podía tratarse de su esposo, y no debería demorarse en contestar si así era. De modo que su voz se alzó, firme y escueta.

-¿Quién llama...?

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03/10/2013, 14:12
Schaar Dvy.

Reconoce la voz de la dama Radovina y una ligera sonrisa, levemente irónica, aparece en sus labios, aun cuando nadie pueda verla. En todo caso su tono muestra ese punto de ligera diversión, aun sin abandonar la cortesía

- Saludos nuevamente, dama Radovina. Soy el caballero Schaar Dvy - explica- Buscaba a mi señora la dama Dubieta

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03/10/2013, 17:51
TRANSILVANIA.

RADOVINA:

- ¡Qué pretencioso! El Duque le despojó de su título de Caballero, otorgado por el anterior príncipe de Transilvania. ¿Y ahora se presenta como Caballero?

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03/10/2013, 23:56
[...] Dubieta Szantovich.

Hasta que su prima no se acercó a la ventana no tuvo el placer de contemplar la Luna, siempre tan hermosa, pálida y meramente observadora de las acciones de los hombres. Pero no sólo humanos moraban la tierra, ella sabía mucho de eso... No había necesidad de apartara su Radovina de sus cavilaciones, de hecho era lo que esperaba y necesitaba. No quería a una mujer temerosa más allá de lo irracional, sino a una capaz de aunque tener miedo ser consciente de lo que sucedía a su alrededor, y estaba por suceder...

- Piensa que estás en el camino adecuado para lograr entenderlo, si es que así puede resultar más... ¿fácil? -Se permitió una media sonrisa- Pero no nos engañemos, ésto es todo menos fácil.

¿Realmente estaba dispuesta a desvelar la verdad? Iba a depender principalmente de Iacobus, y estaba más que ansiosa por hablar con él de una maldita vez. De momento se conformaba con poner sobre aviso a su prima, a allanar un terreno sumamente peligroso. Sabía que era una mujer más que capaz, y para demostrarlo se mantenía erguida ante la posibilidad de que su esposo fuese un demonio, lo cuál resultaba muy interesante a su juicio.

- Comprobar y aceptar que hay más que humanos en este mundo es aterrador, pero estamos en ventaja con respecto a muchos. Tal vez por ello considero que pasar lo más desapercibidas posibles es necesario, al menos esa es la idea -¿Podrían? Lo dudaba. Radovina era la esposa de Iacobus, y ella...- Prima, por esta noche es suficiente. Hay mucho que asimilar, hablaremos mañana. Ahora sólo preocúpate de mantenerte a salvo, pero sé fuerte. Tu esposo es lo que es, pero tengo la esperanza de que si no somos una amenaza nos irá bien. Sin embargo... no es el único del que hay que guardarse la espalda.

Dubieta se levantó, pero no hizo por acercarse a su prima pues entendía que necesitaba su espacio, tiempo.

- Existe la maldad, así como la bondad; pero te aseguro que hasta un demonio es capaz de amar.

Sonrió. Dulce. Sabedora.

Llamaron a la puerta y fue casi un alivio. Realmente ya no quería hablar más del tema, era tan delicado y comprometedor que sentía no ser sincera, pero no iba a poner en riesgo la vida de su hijo entre otros.

- Vaya, Schaar es muy oportuno -dijo.

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04/10/2013, 00:02
[...] Dubieta Szantovich.

Dubieta se mantuvo en el mismo lugar, sin decir palabra aún. Sería irrespetuoso por su parte hacer de aquella estancia la suya, era su prima la que tenía voz entre aquellas paredes.

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06/10/2013, 11:57
Dama Radovina Radoslav de los Cárpatos.

No respondió enseguida, esperó a la reacción de su prima. La miró, pero ella no iba a decir nada, por respeto.

-Tu señora está aquí, guerrero Dvy. -El nombre, al ser pronunciado sin el título, se tiñó de una ironía demasiado parecida a la que había habido en el tono de la frase de Schaar. Pero tampoco abandonó la cortesía. Todos, sin excepción, eran víctimas, muñecos en manos de terceros. -Supongo que deseas hablar con ella...

De nuevo su mirada interrogante se posó en Dubieta. Mientras, se acercó a esa puerta cerrada que había preservado quizá, y sólo quizá, sus respectivos pensamientos, y la abrió. Si la dama deseaba ver a su paladín a solas, saldría. Si no le importaba que Radovina estuviera presente en lo que tuvieran que decirse, permitiría que él entrara.

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07/10/2013, 07:30
Schaar Dvy.

No era exactamente decir que podía pasar pero se asemejaba lo suficiente para que el acto de abrir la puerta no resultara ofensivo. Así que en efecto, abrió la puerta, y pasó al interior de la misma, tras hacer una reverencia tanto a la dama Radovina como a la dama Dubieta. Luego pareció pensar algo

- Dama Radovina, vuestro esposo se encuentra aun hablando con el capitán, el chambelán y el primer caballero. Todos parecían estar bien - se queda pensando unos instantes y luego mira a la dama Dubieta- ¿Deseáis que me retire dama? No pretendía interrumpir vuestra conversación con la dama Radovina, sólo que supiérais que he regresado y que estoy a vuestra disposición

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07/10/2013, 19:06
[...] Dubieta Szantovich.

No estaba muy segura, a esas alturas, lo que significaba "estar bien" entre las paredes de aquel castillo. Un mañana podías estar hablando con un invitado o miembro del castillo y al anochecer enterarte de que está muerto. Casi se permitió una sonrisa al pensar de forma macabra, lo reconocía, que al enviar invitaciones debían especificar que se trajeran su propia mortaja.

- No te preocupes, Schaar. Habíamos terminado...

Se acercó a su prima.

- Descansa, Radovina. Mañana será un nuevo día, tendremos tiempo de conversar -Dicho eso, y con una sutil reverencia de despedida, abandonó la estancia junto a Schaar.