Partida Rol por web

Un chico muy joven, apenas un niño vestido con ropas de monaguillo, mira a Innya un momento y sonríe. Después agacha la cabeza.

- El Ama de Llaves Mariana sale del ala de invitados a través del pasillo y llega al Patio del Castillo.

Una breve mirada le alcanzó a Iacobus para definir cómo estaba el patio. No cambió de expresión al ver a nadie, y de hecho no hubiera tampoco cambiado el rumbo de sus pasos, si no fuera porque el senescal asaltó su camino. Lo cierto es que los anillos no le podían importar menos, pero la petición le hizo arquear una ceja.

- ¿Y para qué los necesita ahora? ¿Acaso quiere purificarlos?

Miró al sacerdote más allá, y encaminó sus pasos hacia el lugar.

- Acaba de serme dicho que buscáis los anillos - comentó, observando a Adelmus - ¿Acaso queréis hacer algo con ellos, además de custodiarlos?

- Dagu y Visany llegan al Patio, procedentes del Salón Principal.

- Otra vez ese siniestro carruaje. - susurro a mi hermano fuera del alcance de los oidos de todos los presentes. Maldito sea.

Luego me encamino en busca de mi tía Innya.

- ¿Que le pasara? - me pregunto mientras me acerco a ella.

- Tía, ¿estais bien? - le pregunto una vez he llegado a su altura.

Dagu sigue a su hermano hacia donde está su tía, pero en vez de preguntarla a ella, le dirige una pregunta a su hermano.

-Visany, has estado mucho tiempo en la habitación de Zarkas, ¿qué ha pasado? ¿estás bien?

Esa pregunta se la hacía en lo que llegaban a donde estaba su tía... pero no pudo evitar cruzar una mirada con la criada de Ojos Rojos.

- ¿Eh? - digo mirando a Dagu. Si, si. Todo bien. Tan sólo quería que permaneciese allí hasta que terminara de asearse y desayunar para que no le molestara nadie más. - añado. Ya sabes. Manías. ¿Quienes somos nosotros para opinar lo correcto o incorrecto?

- Los guardias del castillo dejan pasar a la madre y a la tía del Paje de la Corte Lindor de Slobozia, ya conocen a ambas mujeres de vista por sus anteriores visitas al Castillo.

- ¿A que habrán venido nuestra madre y la tía Pavetta? - pregunto a Dagu al verlas aparecer en el Patio.

- Entonces veis a Dagu y a Visany que acaban de salir del Salón Principal, entrando al Patio del Castillo por su otro extremo. ¡Hay que ver qué mayores se han hecho ya!

al ver el carruaje, solo puedo hacer una cosa y es hacer el simbolo de la cruz. No he visto nada mas grotesco en toda mi vida. Camino hacia las puertas de la cocina donde esta Innya asi como esos dos criados.

Buenas podriamos decir que tardes, venia a ver si seguiais necesitando  ayuda para la comida de la boda.

Por los clavos de Nuestro Señor Jesucristo... Innya no podía camuflar el horror en su rostro al contemplar el aberrante carro, que le producían escalofríos como si se sumergiera en agua helada. La mirada clara de la sirvienta se cruzó por un instante con un niño de rostro dulce y ropas de monaguillo que le sonrió para inmediatamente inclinar la cabeza, dejando a la mujer con la sensación desorientada de si realmente le había sonreído o no.

¡No te duerma Innya! Se riñó saliendo del extraño trance mas cuando iba a ponerse en marcha de nuevo aparecieron sus sobrinos.

-¡Visany!- Innya corrió a su encuentro y abrazó al joven obligándole a inclinarse un poco hacia ella- por todo lo sagrado, pensé que te había pasado algo...-miró a Dagu- ¿tú estás bien?-soltó a Visany y se giró para regresar a las cocinas, encontrando a la señora Mariana, que , sin duda iba a cumplir con su palabra y ayudarla con los preparativos. ¡Eso es ser un alma caritativa!

Procuró no prestar mayor atención a los nobles (y no nobles pero sí superiores a ella) que trataban sus asuntos al aire libre a los ojos de todos cuando sus hermanas por fin llegaron, tal y como Otto le avisó. Sonrió alborozada y suspiró, sintiendo que al final las cosas no iban a salir tan mal.

-Vamos a la cocina, allí nos reuniremos todos, ¡vamos vamos!-apremió a sus sobrinos con ligereza para emprender el camino a paso presuroso hacia las cocinas.

-No tengo ni idea -le contestó Dagu a Visany. La verdad es que entre el carro y la aparición de su madre y su otra tía se había quedado algo paralizado.

Su tía Innya parecía volver a las cocinas a preparar todo y Dagu tenía sentimientos encontrados. Quería hablar con su madre; pero tenía que ayudar en la cocina.

Tras unos segundos el deber se impuso, podría hablar con su madre más tarde.

-Vamos Visany, luego hablamos con madre, ahora tenemos mucho trabajo y muy poco tiempo.

En ese momento apareció Innya para apremiarles y preguntando a Visany- venga, que aún tenemos mucho que hacer.

Niziya y yo llegamos al castillo todo lo rápido que pudimos. Mi cuñada me había alcanzado corriendo pocos minutos después de que saliera en dirección al castillo para ver a Lindor e Innya. Me informó de que un sirviente del castillo nos había reclamado como ayuda de cocina para la boda. El patio estaba bastante ajetreado aquella mañana, oteé el lugar en busca de mi niño pero solo pude ver de lejos a Inya y a los pequeños Dagu y Visany. Intenté acercarme para hablar con ellos pero entraron rápidamente al castillo. Fue entonces cuando me fijé en el extraño carruaje que se encontraba atendido con un par de lacayos. No pude apartar la mirada durante varios minutos, pude ver varias reacciones de temor hacia él y un ligero escalofrío me recorrió la espalda, tras el cual retiré la mirada del carruaje y busqué a Niziya con la mirada.
-Vamos a las cocinas que creo que necesitan ayuda, además seguro que los pequeños estarán allí- dije con una sonrisa y comencé a caminar hacia la entrada.

- ¿Eh? Si, si. Claro que estoy bien. - respondo a mi tía Innya mientras la acompaño a la cocina y veo de reojo como nuestra madre y la tía Pavetta se aproximan hacia nuestra posición. ¿Por qué no iba a estarlo?

- Farkas Deli sale del Salón Principal al Patio del Castillo.

- Los criados Dagu y Visany se dirigen hacia las cocinas, ante cuya puerta está su tía Innya.

- Los guardias del castillo acaban de dejar entrar al patio a dos mujeres, la madre del Paje Lindor y la madre de los criados Dagu y Visany.

Farkas salió al patio y cerró instintivamente los ojos molesto por la cantidad de luz del exterior. Entre unas cosas y otras se le había pasado ya casi toda la mañana entera y debían faltar menos de dos horas para la boda. Tampoco es que tuviera nada que hacer en aquel momento, todo lo necesario ya estaba listo. Cuando sus ojos se adaptaron a la claridad echó un vistazo a todo el patio desde su posición. Lo que vio le llenó de sensaciones, en la mayoría de casos contrapuestas entre si.
El extraño carruaje eclesiástico le producía una sensación de aversión, no había visto nada parecido en su vida.

Así que el maldito cura ha llegado.

Todavía recordaba su anterior visita para consagrar la capilla. Farkas escupió al suelo con rabia. Uno de sus monaguillos estaba al lado del carro junto a dos de los perros falderos de Durius y más allá, justo delante de la capilla se encontraba aquel cura Basarab, el Padre Adelmus, con el Senescal y Iacobus, seguramente ultimando detalles antes de la ceremonia.
Varios criados recorrían el patio de un lado a otro e incluso alguna visita. Vio a Visany y a Dagu dirigiéndose a las cocinas y a la puerta de ellas reconoció la figura de su tía Innya que hablaba con una de las criadas de Radovina con la que apenas se había cruzado.

Así que tenías demasiado trabajo... Ya veo, ya veo.

Farkas se dirigió hacia el Capitán Zarak, que tambien se encontraba en el patio pero sin perder de vista la conversación que se mantenía a las puertas de la cocina mientras mantenía un gesto serio.

-Buenos días Capitán Zarak. Veo que hoy se os multiplica el trabajo. Demasiado movimiento y demasiada gente, eso siempre es un problema para tenerlo todo bajo control. Si necesitáis que os ayude con algo no tenéis más que pedírmelo.

Y si no le necesitaba iría a pedir ciertas explicaciones.