Partida Rol por web

Por el Dios Emperador Inmortal de toda la humanidad. Al abrir los ojos, había matado al cabrón ese y ni había rozado a Nicodemus. De no ser alguien que por regla general, no hablaba nunca, seguramente se habría puesto a gritar de la alegría, lanzar sus bendiciones al aire al Emperador, o directamente disparar con su arma hacia el techo mientras zarandeaba el razo libre.

Por suerte, él era más paradito. Así que con unas sinceras gracias al comisario anónimo que le dio tal consejo y a que el Emperador había obrado a través de su arma y brazo, se quedó unos segundos quieto mirando a su alrededor. Cuando vió a los borrachos aplaudir, levantó el dedo pulgar como toda celebración a la proeza de haber hacertado un par de disparos en todo el combate.

Ahora podrían volver a sus quehaceres médicos. O no. Si aquello había aparecido allí, quizás en otros sitios la cosa estaba más jodida aún. Así que, con un fuerte acento de su mundo natal, y haciendo algo que no solía ocurrir, habló. - Quisás mais ariba estien siendo atahados. Dibiriamos aiudarles, pudría iaber hiridoss. - informó a los demás, mientras señalaba la escalera por donde habían bajado los zombis.

El oficial al mando en aquellos momentos pudo darse por contento de no haber visto como el otro medicae había cerrado los ojos para disparar en sus inmediaciones: todo lo que vio fue como los disparos atravesaban limpiamente el casco del krieger mientras forcejeaba con él arma contra arma, dos líneas de luz súpercalentada que atravesaron con sendos zumbidos de ziiiiim, por delante de sus ojos. Y el ex-krieger cayó a sus pies, heridas cauterizadas y ninguna suciedad que tuviera que lamentar.

Apagó la sierra.

-Buen trabajo, señores: podrían haberlo hecho un tanto más rápido pero hemos contenido a los patógenos en un único pasillo y comprometido menos de un quinto de la enfermería. ¡Buen trabajo! -señaló a los cuerpos con la sierra, enfundada de nuevo- Oficial Mitchell, ordene a algunos de sus hombres que se lleven los cadáveres arriba y que limpien todo esto, hágame el favor, necesitamos higienizar la zona cuanto antes.

"Quisás mais ariba estien siendo atahados. Dibiriamos aiudarles, pudría iaber hiridoss"

-No.

Sentenció.

-Que algunos de los penales que estén menos borrachos suban para reconocimiento: si la zona está comprometida que dejen allí los cadáveres apartados y que vuelvan. Los camilleros designados, que vuelvan a ponerse en acción -se giró hacia Khaled- Ninguno de nosotros sube ahí arriba, ¿entendido? Estamos lejos de la cadena de mando, somos todo el refuerzo médico de que disponen nuestros compañeros: todos nosotros hemos ascendido de "soldado" a "pack de munición de rifle de plasma" en la escala de valor del ejército, así que felicidades caballeros, y no quiero a nadie asomando siquiera la cabeza ahí fuera. ¿Entendido?

Sacó un trapo para limpiarse de la armadura las posibles contaminaciones y se separó de los cadáveres, señalando con la cabeza hacia los cuerpos de los krieger que permanecían allí, recordando las órdenes que se habían transmitido en aquellos momentos: limpiar, eliminar (y quemar arriba) e informar, o en el caso de que fuera el infierno, dejar apartados en algún lado y moverse con las camillas para rescatar a cuantos más soldados posibles trayéndolos hasta acá.

-Ni que decir tiene que quiero a todos con las pistolas en la mano en caso de que alguna persona haya mutado en el trasnscurso de sus heridas, cuerpo médico.

Asentí al Progena, salir ahora mismo podía acabar con todos ellos muertos, y sin refuerzos a la vista nuestro trabajo era necesario para mantener como fuerza de combate a las tropas. Comprobando que la pistola láser estuviese cargada, gruñí levemente y señalé con un cabeceo los cadáveres.

- A ser posible lo mejor será que utilicen prometio para quemarlos. Cada uno de esos es un foco de infección que no nos podemos permitir... Y tal vez habría que montar algún tipo de control para los heridos que entran. - Tragué saliva levemente, asqueada por aquella situación. Que las enfermedades matasen a los soldados era una cosa. Que los hiciese volverse contra nosotros era muy distinto, sobretodo tan rápido. - No creo que tengamos tanta suerte con un segundo intento de infección en la enfermería. Un foco aquí pone en peligro a todas las tropas.

No me hacía especial ilusión la idea de tener que revisar a todos los heridos que entrasen en busca de señales de infección, pero menos aún que un cadáver tratase de morderme mientras operaba.

Mitchells, que vete tu a saber donde estaba durante todo aquello *, asintió, y los ebrios penales empezaron a avanzar hacia los cuerpos, aunque era evidente que, con lo que les costaba mantenerse de pie, la subida de los cadáveres se les iba a hacer larga y difícil, si es que era posible. 

Sin embargo, todos se pusieron alerta cuando llegó un ruido de pasos que descendían de nuevo, aunque estos tenían una cadencia distinta para el oído aguzado, y pronto se encontraron con un acechadunas al que apuntaron varias armas, así como otros pies que bajaban por la escalera.

Ante la negativa de Nicodemus de ayudar a los demás soldados de la parte superior, Khaled abandonó la cercanía para buscar algo útil que hacer. Colocar las camillas en su sitio, para comenzar, era una buena tarea. Aun así, como no había hecho antes, esta vez tampoco abandonó la compañía de su rifle. Y en esta ocasión, parecía más atento a las escaleras por si algo ocurría.

Descartó todo lo que había estado en contacto con aquellos seres, incluido todo lo que podía ser dudoso. Y estaba comprobando que podía y lo que no, cuando escuchó a alguien bajar por las escaleras. Podían ser más de aquellos seres, más hostiles o quien sabía el Emperador que fueran. Corrió hacia una columna y tomó posición de disparo, esperando ver que asomaba.

Hasta que asomó Ahmed.

- ¡Ahmed! - lo llamó, para ver como reaccionaba. - Dijanos vir tu cara. - movió la mano por delante de la cabeza, para que le quedara más claro que debía hacer. Debían descartar que estuviera infectado.

No le podían preocupar menos los penales: ahí arriba se les pasaría la melopea rápido, si lo sabía él. Si también se llevara las resacas la adrenalina sería el remedio perfecto, pero no se puede tener todo. Dios no querría que se acostumbrara uno rápido a lo bueno, suponía, y...

-...

Empezó a recaargar la escopeta conforme escuchó los pasos, y se situó como los demás cercano a la puerta. Si lo que venían eran más mutantes, sabían como encargarse de esta caterva a partir de ahora.

-¡NI UN PASO MÁS!

Gritó el progena de la armadura de caparazón azul, con la escopeta apuntando hacia las escaleras.

-Graduación y escuadra, y máscaras fuera, o abrimos fuego.

Y dudaba que ninguno de ellos tuviera demasiado problema en abrir fuego si no se cumplían las exigencias: cuando el enemigo no parecía capaz de articular palabra era difícil confundir a unos con otros, y habían resistido ya una avenida de mutantes.

Al ver bajar al acechadunas desenfundé a toda velocidad el rifle láser, apuntando a la puerta. Tras un par de segundos le metí un codazo a Friedrich para que sacase el suyo. Maldito zoquete. Apuntando al hueco de la puerta detrás del acechadunas, asentí a las palabras de Nicodemus. Más valía que se identificase rápido.

Tras esto le dí un leve golpe en el pecho a Friedrich y me posicioné para tener un buen arco de tiro. Con un poco de suerte no sería nada, pero no nos podíamos arriesgar.

Ahmed se detuvo en seco cuando escuchó la voz de su compañera de escuadra. Había reaccionado casi por instinto apuntando muy bien en aquella dirección, pero inmediatamente bajó el arma y se llevó la mano libre a la máscara que le ocultaba el rostro.

Retiró la tela y dejó ver su cara en perfecto estado de salud.

- Ahmed Assir. - Dijo en voz alta para que todos pudieran escucharle. - 64º de Infantería ligera Acechadunas. - Añadió indicando el regimiento al que pertenecía. 

- Vienen más conmigo. - Añadió indicando con la cabeza a su espalda. - El piso superior está limpio de enemigos, veníamos para apoyaros. ¿Todo bien por aquí? -

Me giré para mirar a Nicodemus, esperando una respuesta del progena, pero ante el reconocimiento entre sí de los acechadunas decidí que parecía que las cosas estaban de momento en orden, aunque me mantuve apuntando el rifle hacía la puerta.

- Hemos tenido algún problema. - Dije cabeceando a los restos de los infectados - Vamos a necesitar que se descubran todos los que bajen. Ya hemos tenido problemas con varios kriegers infectados.

Suspiré debajo del casco tras decir eso. Al final íbamos a tener que establecer una cuarentena, puede que incluso entre todos los soldados.

Tras la identificación del recién llegado, relajo el brazo que sostiene el arma, pero no dejo de apuntar completamente, esperando la decisión de Nicodemus.

Podría ser algún tipo de engaño.

Reprimiendo un suspiro mental de alivio, levantó la mano derecha con el dedo índice extendido y lo empezó a girar dando vueltas en la misma posición, dando señal a los soldados de que se relajasen y fuesen separando pero no perdiesen posición ni se pusiesen en descanso. Todo parecía estar libre, pero prefería comprobarlo.

-Nicodemus Pius, 13º de Asedio. Todo bien por aquí -bajó la escopeta de posición, apuntando en diagonal hacia el suelo- Hemos podido librar sin bajas la enfermería conteniendo las zonas contaminadas -explicó- pero vamos a necesitar evacuar los cadáveres y eliminarlos de la forma más rápida y crematística posible. Necesitamos que lo comuniquéis y empezar a movilizar para recoger a los heridos y comprobar si necesitan cuidado urgente o transfusión láser según su grado de infección.

Explicó de forma resumida.

-¿Qué porcentaje de los krieger han sido comprometidos?

Su preocupación fue doble durante los segundos que Ahmed tardó en destaparse. Por un lado, le preocupaba que pudiera haber más infectados además de los Krieg. Por otro, le preocupaba que sus camaradas de regimiento pudieran estar comprometidos. Así que cuando se destapó y presentó, suspiró de alivio mientras bajaba el arma.

Curioso ante lo que estaba ocurriendo, se acercó hasta la posición de Ahmed para comprobar como estaba, aunque al comenzar la conversación, se quedó a un segundo plano en silencio, esperando.

La acción se desarrolló rápidamente, con más pasos que llegaron por detrás de Ahmed. Entraron como un equipo de asalto que se esperara lo peor, al menos la mitad de ellos. Pues Albius, a pesar de sus esfuerzos, parecía algo agotado por el combate, y Arthur... Arthur entró sin mucha marcialidad.

Abajo, varios cuerpos de infectados, diseminados en su camino desde la escalera hasta cerca de las posiciones donde habían aguantado los médicos, el cadete Mitchells, y cinco legionarios penales que parecían tener problemas para tenerse en pie. Y allí, las botellas que le habían sido confiscadas a Arthur, VACÍAS.

-¡Arthur, amigggo!-exclamaron pletóricos los penales, siendo acallados por una dura mirada de Mitchells.

-¡McKnife, ¿qué coño haces aquí?! ¡Tendrías que estar ahí fuera dando tu vida por el Emperador! ¡Informe, ya!

Al ver entrar a Paul, bajé el arma. Me tranquilicé al ver a mi compañero de escuadra, y saludé con una leve inclinación de cabeza mientras me echaba el rifle de nuevo al hombro por la correa, y me acerqué al grupo que entraba, haciéndole un gesto a Friedrich para que me siguiese.

- Tenemos un foco de infección confirmado entre los krieger. Es posible que haya más infectados entre aquellos que hayan entrado en contacto directo con el Enemigo. - Procedí a repetir y completar un poco la explicación anterior de Nicodemus, me imaginaba que el progena estaría cansado de repetir lo mismo. - Todos los heridos que entren deben ser examinados al llegar para comprobar si hay infección... Y administrar la paz del Emperador en caso afirmativo. Y por supuesto necesitamos más gente a parte de a estos... - Quería decir despojos, pero me contenté con dejar que mis compañeros se imaginasen que seguía, mientras señalaba a los penales borrachos. - Para sacar los cadáveres infectados de aquí y hacerlos arder si es posible.

Tras dar el informe suspiré dentro del casco, y mirando más hacia Paul que hacia el resto de los recién llegados, dije lo que creía que pensaban el resto de mis compañeros.

- ¿Qué tal van las cosas arriba?

Arthur bajó la escalera con cuidado, siguiendo a la tropa que corría pasillo abajo. Incluso ayudó a Albius a cargar el pesado bolter en un par de tramos. Llego a abajo para encontrarse los restos de una buena juerga. Se habían bebido su puto vino y encima  estaban ahí de fiesta.

- Joder, que bien se lo montan algunos, cago en la puta- exclamó, antes de ser interrumpido por Mitchaels.- Claro jefe- respondió.- Arriba ya esta todo mas o menos controlado y oímos disparos aquí abajo y veníamos a ver que tal. ¿Todo bien?- añadió.- Ya que estamos ¿Podriamos al menos separar los muertos de su equipo? Si vuelven a levantarse al menos que no tengan putas armas para dispararnos

El penal se atrevió a tocar su arma, al parecer, queriendo ayudarle. Albius se giró y lo miró sin decir nada, y aunque el penal no podía verle la cara por el casco que llevaba, la intensidad de la mirada del progena fue suficiente para que aquella rata infecta quitara las manos de su preciosidad. Reprimió el impulso de darle un golpe, aún no sabía porqué. 

- Ni te atrevas a tocármela de nuevo, bazofia. A la próxima te daré un correctivo que no olvidarás. Primer y único aviso. - le dijo al punky de pelo naranja. - 

Dio varios pasos dentro de la sala respirando pesadamente e intentando acompasar los latidos del corazón, mientras observaba la pelea que había tenido lugar allí dentro. - Joder Nico, y yo que venía corriendo por si necesitabas ayuda...¿todo bien? ¿No tendrás algo para "recuperarme"*, verdad? - le dijo a su compañero. 

Un tal Mitchells pidió un  informe, y la rata de cloaca que le había tocado comenzó a balbucear. - Señor, la infección se ha prodigado por varias escuadras y sujetos al azar desperdigados por la mansión y alrededores, sin un aparente patrón. El resto de tropas han respondido como cabía esperar, destruyendo cualquier germen de Caos. Al bajar aquí abajo la situación arriba estaba controlada, aunque hemos escuchado movimiento de tropas fuera de la mansión, no sabemos qué sucede, debido sobretodo a la falta de aparatos de comunicación, Señor. Si lo desea, puedo ir arriba e informar al oficial de rango superior más cercano de lo que me ordene, y enviar ayuda para sacar a los muertos de aquí. -  dijo Albius, esperando una orden del oficial. 

No era un oficial de su escuadra, pero él, como progena, sabía que debía mantener una escrupulosa atención a los rangos, teniendo prioridad, obviamente, cualquier orden que sus propios superiores le dieran frente al resto, excepto a la que pudiera darle un oficial de la inquisición, claro. 

- Khaled. - Llamó Ahmed a su compañero de escuadra. - Algunos de los nuestros han caído. - Dijo haciendo referencia a otros miembros de su escuadrón. - Pero no demasiados. - Aclaró. - Si hay heridos les enviaré aquí, contigo. -

- Informaré a los oficiales del piso de arriba. - Dijo aprovechando las palabras de Albius. - Trataré de que envíen refuerzos para limpiar esto, aunque seguramente quieran asegurar la mansión como puesto defensivo. -

Volvió a pasar la mirada por la zona para asegurarse de que no había enemigos por ahí.

Luego echó a andar de nuevo hacia las escaleras. Debía informar en el piso de arriba que en la enfermería estaba todo controlado... y debía avisar para que enviaran algunos refuerzos abajo.

Atendió las palabras de Ahmed cuando este habló, pero solo la primera frase le cayó como un jarro de agua fría. Aunque no fueran demasiados se sentía culpable por no haber estado allí atendiendoles cuando ocurrió. - Invíalos aquí, si. Timbién tieneis qui incinirar lus cuaidos in il numbre del Impirador. - dijo con aquel acento tan peculiar suyo. - Istaré isperándo. - acabó por afirmar, mientras despedía a Ahmed y volvía la vista hacia los allí caidos.

Tras eso, el tipo de la cresta roja, el penal, dijo de las cosas más inteligentes que había escuchado. Separar aquellos tipos de sus armas. Sin decir nada -Khaled ya había gastado su ración de palabras por todo el mes- se dispuso a prepararse para poder manipular los cuerpos de forma segura, para después despojarles de las armas e intentar determinar el método de contagio de aquella plaga.

Se encogió de hombros en referencia a la llegada de la ayuda y toda la carnicería que había ocurrido en aquel sitio. Ante Albius le dedicó una mirada arriba y abago antes de acercarse y meterle una  puñalada rápida y fugaz con el diagnostor, comprobando las cifras.

-Mmmmmno, lo siento Albius. Tómate unos minutos de descanso si el sargento da venia y vuelve cuando tengas un boquete en el pecho o falta de simetría corporal. Estamos algo faltos de material -se encogió de hombros- Por lo demás, no establezcas contacto físico con tu piel desnuda con ninguna de las inmediaciones de los mutantes lentos o respires en sus inmediaciones, y recomiendo que sugieras a los mandos una prescripción de promethium o incineración rápida a los cadáveres... yo no puedo moverme a dar el informe, tengo que encargarme de la enfermería y en breve empezarán a llegar heridos.

Hablando de heridos...

-Manda a los heridos que puedan bajar por su propio pie y cuando veas a nuestros camilleros que llegarán en breves dirígelos hasta los heridos de gravedad. Da aviso al resto de unidades que encuentres para que hagan lo mismo, órdenes de enfermería, Albius, tú pasa la misma cadena con los nuestros hazmelfavor y- -se paró cuando su campo de visión llegó a ver al medicae acechadunas moviéndose, abandonando la conversación para cumplir sus deberes- ¡SOLDADO KHALED POR QUÉ COJONES ESTÁ MANIPULANDO FOCOS MUTANTES INFECCIOSOS SIN PERMISO! ¡SEPÁRESE DE ESE MALDITO CUERPO EN ESTE MISMO MOMENTO! ¡¡¡VOY A MANDAR A SU MALDITO E INDISCIPLINADO CULO A LIMPIAR CADA PALMO DE ESTA MALDITA SALAAAA!!!!

Gritó de forma concentrada e indiscriminada a Khaled por sus acciones, como era su responsabilidad actual dado su temporal grado y debido al pequeño detalle "no podemos arriesgar ningún medicae"